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I am Justice por Dark Elf

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_Ryuuzaki... ¿Estás dormido?



Light-kun avanza lentamente, cubriendo milímetro a milímetro la escasa distancia que separa su cuerpo del mío en la amplia cama en la que yacemos juntos, la misma que Watari prepara para ambos cada noche. Mis ojos otean la oscuridad impenetrable que se agazapa en torno nuestro, pero decido no quebrantar el silencio, por ahora. Él, mejor que nadie, sabe lo absurdo que resulta el plantearme una pregunta como la que acaba de musitar.



Su voz es suave y queda, un murmullo que ni tan siquiera los micrófonos de alta tecnología, diseminados por la práctica totalidad de la estancia, podrían registrar.



Apenas duermo. Nunca he poseído hábitos de descanso ni alimenticios que pudieran considerarse saludables por ninguna confederación orientada a la salud pública. La probabilidad de que haya susurrado una pregunta cuya respuesta ya conoce con el único propósito de atraer mi atención asciende a un 93%, y sin embargo, no me incomoda en absoluto. Abrazo mis nudosas rodillas contra mi pecho, protegiéndome de modo semi-inconsciente, al tiempo que ladeo ligeramente la cabeza; reconociendo de este modo que su previa consulta había sido escuchada.



Light-kun sonríe entonces, encantadora y ladinamente. Puedo ver el débil brillo de sus ojos almendrados y de sus blancos dientes inclusive en la penumbra. En tan sólo un segundo, su rostro se aproxima a tan escasos centímetros del mío que me es imposible enfocar mis ojos en otra cosa que no sean los suyos. El joven castaño se amolda, sugestivo, contra mi espalda; rodeando con uno de sus brazos mi esbelta cintura. Desde la primera ocasión en que nos acostamos juntos, mi principal sospechoso muestra signos de desearme carnalmente, y yo me asombro noche tras noche de mí mismo, encontrándome incapaz de rechazarle a pesar de los gritos furibundos de mi cordura; de mi mejor raciocinio.



Sé que no debería... que este muchacho no es como los demás. Elementales reglas de la lógica más pura dictan que no debería permitirle acercarse tanto a mí, o mejor aún, en absoluto a mí. Tal vez sería más sensato mantenerle alejado del extraño equipo de investigación que constituimos en todo momento, excepto para lo irremediable; para lo más indispensable y necesario, con el propósito de mantenernos a salvo a todos. Si es que alguien puede estar seguro en una sociedad enloquecida, aterrorizada bajo el yugo de un asesino poseedor de poderes propios de un Dios impío y desalmado, conocido como Kira.



Pero en este preciso instante, también esto me es imposible. Mis sospechas son cada vez más acuciantes, y miles de porcentajes relativos a su culpabilidad, a la certeza de que a mi lado yace ese despiadado verdugo, inundan mi cabeza. No puedo dejarle en libertad ni por un minuto. Es posible que sea una amenaza constante para mi existencia... pero sería aún más peligroso dejarle libre y campando a sus anchas, sin restricción ni vigilancia alguna.



Por este motivo le encadené indefinidamente a mi lado.



Light-kun no parece extrañado por mi falta de expresividad, y considerando la forma en que oprime su cuerpo contra mi, de la misma manera parece decidido a seguir adelante. Atrapa mis labios con los suyos sin mediar palabra, entreabriéndolos hábilmente con la punta de su cálida lengua. Ninguno de los dos cerramos los ojos mientras nos besamos. Sus iris ambarinos, y los míos negros, se debaten en una lucha tan feroz como la de nuestras lenguas entrelazadas. Ninguno de los dos está dispuesto a ceder terreno, ya que el sexo, tal y como nosotros lo practicamos, nunca trató de asemejarse a un acto consumado por amor, ni a nada que pudiera asociársele.



Al menos, eso es lo que me repito constantemente a mi mismo, como si fuera una plegaria capaz de salvar mi alma. Y de igual modo, sé que todas las oraciones y rezos en todas las lenguas del mundo no me protegerían lo suficiente de la realidad a la que me encuentro expuesto.



El infalible L... el intocable L... seducido por su propia presa. Por el mismo hombre que otrora deseara llevar al patíbulo, conducido por sus propias manos.



Y es que ahora sólo soy capaz de pensar en lo mucho que me importas, Light-kun, y en lo mucho que alivias mi soledad. Que algún día recuperarás tus recuerdos, si es que no lo has hecho ya... que exactamente de la misma manera en que te permito tomarme, podría dejar que una cobra venenosa me hundiese sus afilados colmillos en la vena carótida.



Nunca sospeché que me hubiera vuelto tan temerario... tan irreflexivo. El recuerdo de un niño de cabellos rubios, pletórico de energía, se materializa en mi mente antes de poder bloquearlo. ¿Qué pensaría de su héroe mi atolondrado Mello, al ver a éste entre los brazos de su enemigo a muerte? ¿O el pequeño Near, siempre absorto en uno de sus intrincados puzzles?



Tu boca ávida y hambrienta se clava con crueldad en mis labios inflamados._ “¿En qué demonios estás pensando? No quiero que ahora te preocupes por ninguna otra cosa que no sea yo.”_ y a continuación, se desliza hasta mi cuello. Nos mordemos mutuamente, mezclamos nuestros alientos al tiempo que jadeamos al unísono. Nos retorcemos, deshaciendo por completo la cama, y nos marcamos con manos, uñas y dientes. Violencia calculada, pero muy excitante, en verdad.



Mi figura desnuda, trémula y pálida bajo la tuya, tu muslo separando mis piernas, y mi propia boca, apresando el tierno lóbulo de tu oído. Me sorprendo de mí mismo, porque yo creía sinceramente que me conocía. Que todo contacto íntimo y humano me provocaba repugnancia y rechazo; que nunca sabría apreciar la extraña sensación de un cuerpo diferente fundiéndose con el mío.



Qué equivocado estaba. Quizás sea porque además de inmaduro, soy un ser arrogante y demasiado seguro de sus capacidades, altanero y carente de empatía, incapaz de juzgarse con objetividad a sí mismo.



En mi cerebro, apenas dos sílabas y dos nombres se repiten tenazmente. Se alzan por encima de nosotros, en este instante que parece congelado en el tiempo.



“Light — Kira — Light — Kira... “



Se trata siempre del mismo mantra. Aquel que trasciende la divinidad, lo eterno y lo humano. En todas aquellas ocasiones en que me uno contigo como jamás hice con nadie, en cuerpo, alma y espíritu.



Y el mismo hombre que antaño se auto-proclamase como la Justicia... se siente como un niño desvalido, atrapado contra tu cuerpo, Kira...Yagami-kun... en el cerco embriagador de tus brazos. Siente que es capaz de querer, de anhelar y de amar intensamente. Como nunca antes osó imaginar.



Desea con todo su corazón que las circunstancias en las que ambos hombres se conocieron, hubieran sido diferentes. Mientras alza su rostro ensombrecido y derrotado, para depositar de nuevo un beso en tus mentirosos, traicioneros labios.





FIN


I breathe you in.

You ease my pain.

When you come falling down from grace,

just like summer rain.

~ Breathe you in ~


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