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WOLF MOON por Himitsu furikou Akira

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Notas del capitulo:

Hola, comienzo con esta nueva historia que en verdad me tiene emocionada. 

Espero que les guste tanto como a mi. 

Sin nada mejor que decirles les dejo con la lectura... ah, todos los derechos son de Tadatoshi Fujimaki, yo solo los utilizo en mis locuras.

En medio de un esplendoroso y vivo bosque se encontraba una escena por demás triste y desesperanzadora.

Una hermosa loba de pelaje café exhalaba sus últimos alientos de vida víctima de una herida de muerte. A su lado un pequeño cachorro aullaba lleno de dolor al ver a su madre en tales condiciones y el, al no tener fuerza suficiente para salvarle lloraba  lleno de desesperación.

De un momento a otro un remolino de neblina los rodeo a ambos para mostrar a una bella mujer y a un niño.

—Mami, mami no me dejes por favor, no me dejes— repetía el niño una y otra vez, con el rostro cubierto de lágrimas, mientras en vano intentaba tapar la herida que no dejaba de manar sangre drenando en cada gota la vida de la mujer.

Ella con sus últimas fuerzas llevo su mano también ensangrentada a la mejilla de su pequeño cachorro, mirándole con infinita tristeza al saber que nada podía hacer por los dos, derramando lágrimas de impotencia al saber que dejara a su pequeño solo a su suerte y temiendo que terminara igual o peor que ella.

—Tra-tranquilo mi amor, qu-quiero que me prometas algo — con dificultad hablaba llenando de sangre sus labios pero sin perder la fuerza en sus palabras —Prométeme que no mostraras tu verdadera naturaleza a los humanos, pro-prométeme que no saldrás de este bosque, jamás confíes en un humano, ellos solo traen dolor y muerte, se bueno con tus compañeros, busca amigos, busca el amor, alguien que te ame y que amaras para formar una familia, quien te proteja y a quien proteger, te amo, mamá t-te a-ama—

Al decir las últimas palabras de amor para su pequeño cachorro la mujer le sonrío, intentando en vano acallar su dolor y los sollozos.

—Ma- mamá ma-mamá n-no… mami n-no me de-dejes pro-prometo comer todas mis verduras, me portare bien, mamá Kouki se portara bien, ya no se esconderá tras la puerta, mami, por favor despierta—

El pequeño niño lloraba desconsolado que no escucho a pesar de sus finos oídos las pisadas apresuradas de un par de lobos que al llegar se transformaron rápidamente, ambos veían con dolor la escena de un niño moviendo a su madre para que despertara de lo que creía un sueño, estaba cansada quizás y pronto despertaría, el niño estaba cubierto de sangre de pies a cabeza, el lugar donde le habían disparado a su madre estaba lejos de su actual posición y el con todas sus fuerzas aun siendo tan pequeño había intentado moverle a un lugar seguro cerca de su manada.

—Junpei, toma a Kouki y llévalo a casa, siempre les pedimos que se mudaran cerca y esto es lo que han obtenido—

El  niño al sentirse tocado y aun en shock lucho por instinto intentando morder a su captor, sin embargo al contrario de defenderse este solo le abrazo más a su cuerpo mientras lo arrullaba y transmitiéndole palabras de aliento hasta que se quedó sin fuerzas y acabo desmayado en sus brazos.

—Lo llevare a casa Teppei, le daré un baño, creo que sería bueno que se quedara con nosotros de ahora en adelante—

Al llegar a la pequeña comunidad vieron al niño cubierto de sangre comenzando a especular sobre lo sucedido más callaron al ver a su líder llegar bajando la cabeza ante su mirada amenazadora, si bien era tranquilo y de buen corazón, era sabido que a la hora de poner la ley y abogar por los más débiles se convertía en alguien implacable y de temer.

 

 

                                                                                                                                                   &

 

 

—Mira, ahí va ese chico—

—Sabes lo que se dice—

—Sí, dicen que mato a su madre salvajemente en el bosque cuando niño—

—Es verdad, dicen que estaba cubierto de sangre de pies a cabeza y que le devoraba del vientre—

—Deberían expulsarlo, nuestro líder cree en que no hará daño, él es de buen corazón—

—El niño tiene cara de angelito, por eso le quieren, lastima, solo no dejes que tus hijos se acerquen—

—Tienes razón, tenemos que evitar que se empa…—

—Shhh es uno de e-eso ni-niños, ya sabes… de esos—

—Oh que pena, peor para el—

—Tú no perteneces aquí—

                                                                                                    

                                                                                                                                                     &

 

 

Esas mujeres creían que no las escuchaba, aunque bueno, creo más bien que lo hacían para que las escuchara, ya no les tomo importancia, hace años que deje de hacerlo.

Esta semana partiré al que fue mi hogar, pero no necesito decirle para que hagan una fiesta de felicidad por mi partida, tanto a Hyuga como a Kiyoshi no les parece mi decisión, me han criado por tantos años a pesar de tener ya un hijo que me consideran como tal, además de que puedo ver el anhelo de que por fin pueda ver con otros ojos a Hiroshi, cosa que no sucederá ya que le quiero como amigo y además de que su madre como otras tantas me mira con odio, hace mucho que renuncie a tener una pareja además de con mi peculiaridad hay muy pocos que me desearían de esa manera, el amor es para tontos.

Nunca conocí a mi padre, desde siempre y hasta ese fatídico día, éramos solo mamá y yo. Por alguna razón que nunca supe o sabré, vivíamos aislados de la comunidad y cuando veníamos a visitar a nuestros líderes veían a mamá de mala manera, aun me ven de mala manera pero eso es diferente, podía sentirlo.

Abrí la puerta con algo de miedo, cuando Hyuga se enojaba era de temer, no me equivoque, un libro paso peligrosamente cerca de mi rostro estrellándose en la pared, comencé a temblar solo un poco claro, viéndole con las manos en la cintura para después ajustarse sus lentes, oía intentos de esconder las risas de Kiyoshi y Hiroshi detrás suyo.

— ¿Dónde estabas? Casi se te pasa la hora de la comida, sabes que no debes de estar solo en el bosque, porque no estabas ahí ¿Verdad?—

En los comienzos de la historia de la humanidad los hombres como nosotros éramos cruelmente asesinados, despreciados y por sobre todo esclavizados para un uso poco moral, con el tiempo y la disminución de nuestra especie se desarrolló un instinto de supervivencia, de ahí nacieron las historias de hombres lobo, bestias que debían ser cazadas hasta extinguirles.

Nuestra especie desciende de un hombre que pudo dar a luz, de un hombre que podía embarazarse, la leyenda cuenta que;  este hombre era usado como tantos otros y una noche mientras miraba la luna llena deseo una mejor vida para el bebe que tenía en su vientre, lloraba amargamente por el futuro del pequeño ser que gestaba.

A la mañana siguiente encontraron a una loba acurrucada en la celda donde debía estar la diversión del amo de esas tierras, poco interés le encontraron a la bestia ya que temían mas por la furia de su señor por la pérdida de su juguete, dejándole la puerta abierta la loba que con esa acción encontró una salida al bosque y después de varios meses dio a luz a dos pequeños cachorros, un niño y una niña.

A la luna siguiente estos se transformaron y con el paso de los años controlaron su habilidad, cazaban sus propias presas y en algunas ocasiones iban al pueblo por algunos implementos que no podían conseguir en el bosque. Fueron creciendo en número hasta llegar a ser lo que hoy en día.

Si bien al pasar de los años y con la tecnología actual ya no se despreciaba su especie habian también algunos que pensaban que era extraña su existencia. Creían que si no emparentaban con ellos no mancharían su línea sanguínea, pero el error que cometían era justamente ese, creer; ya que un bebe varón con capacidad de dar a luz nacería aun sin tener un pariente con esa habilidad. Aunque casi nunca se veía que el gen del clan de los lobos apareciera, y cuando lo hacia nuestro líder, Kiyoshi Teppei aparecía y se llevaba al pequeño, les daba opciones a la familia pero casi siempre abandonaban al niño, tenía sus métodos que nadie preguntaba para enterarse, conexiones con algunos ciudadanos de las otras ciudades. Nuestro hogar Seirin se encontraba en medio de un bosque algo muy conveniente.   

En las comunidades humanas también se les podía encontrar, también eran víctimas abusos en contadas ocasiones pero estas eran penadas cruelmente por sus leyes, pero no poseían la capacidad de transformarse a lobo como nosotros, éramos una mutación  que lamentablemente aún era cazada. Incomprendidos, creyendo que éramos bestias sin sentimientos regidos por el deseo de la carne fresca y sanguinolenta, asco a decir verdad, muy alejado de la realidad.

—Deja tranquilo al niño, ya está aquí que es lo importante, anda Junpei vamos que se enfría la cena— baje la cabeza con una pequeña sonrisa en mis labios, extrañaría eso, la mirada tonta y llena de amor que ponía Kiyoshi al mirar a su esposo y madre de su hijo y el sonrojo que intentaba ocultarle con palabras fuertes, uno de los pocos amores en los que creía.

Hacia un mes que había hablado con Kiyoshi acerca de mi partida a el que fue mi antiguo hogar, al principio se molestó y claro le dolió que los dejara, pero a mi edad ahora entendía el peso de su decisión, su puesto como líder se tambaleaba al tener a un posible asesino en su propio hogar, así que le dije que era mi decisión y por nada cambiaria, como nunca creí verle lloro ese día sobre mi hombro prometiendo que aun así cuidaría de mis necesidades y que siempre estaría hi para mí, hoy en este día les diría mi actuar y partiría al día siguiente a mi hogar, al cual había estado yendo a limpiar y por eso mi llegada tarde a casa, al colegio no asistía, debido a mi dudoso pasado y a pesar de todos los intentos de Kiyoshi había dejado de ir al ver el rechazo de todos los niños a mi alrededor y termine por estudiar en casa, a cargo del esposo del comandante de bomberos de la comunidad, una persona de cabellera azul algo inexpresiva con una aterradora poca presencia pero excelente educador, gracias a sus esfuerzo podía decirse que sabía todo lo que un ser humano debía saber, él no era de nuestra especie más si podía dar a luz, se enamoró de un bombero grandote con obsesión a las hamburguesas y le acepto a pesar de lo que era, un amor más al cual le tenía respeto.

Comimos con una tensa tranquilidad, podía ver como Hyuga me lanzaba miradas intentando encontrar lo que escondía, al principio malinterpretaba sus acciones algo hostiles, pero solo era preocupación por mi seguridad, pronto entendí que no sabía cómo demostrar cariño de manera convencional, me quería muy a su peculiar manera, ahora podía leer la preocupación en sus ojos, el orgullo por mis buenas notas, la complicidad cuando entre los tres le hacíamos una broma a Kiyoshi.

Así que, levante la mirada bajando el cubierto que tenía en mi mano, bajo la mesa empuñe mi mano desocupada tomando mi pantalón algo nervioso.

—Me mudare a mi antigua casa— mejor rápido y de manera limpia sin titubeos, sentí de inmediato como el pequeño comedor de hasta ahora mi casa se tornaba en un ambiente frio. Escuche el sonido sordo que causo la caída de los cubiertos tanto de Hyuga como de Hiroshi ambos impactados por la noticia.

— ¡De ninguna manera vivirás solo en ese aislado lugar!—

—Junpei escucha al niño por favor—

—Tú lo has dicho ¡ES UN NIÑO AUN!—

—Furi ¿Por qué es que quieres mudarte? Si es por la locura de mi madre de que emparentemos de una vez te digo que te veo como a un hermano, no tienes que irte— La mirada entristecida que me dio me lleno los ojos de lágrimas.

—No se trata de eso, es solo que quiero vivir donde pasa la mayor parte de mi niñez, rodeado de recuerdos de…—

— ¡No mientas Kouki! Si es por las habladurías sabes muy bien lo poco que nos importa, nosotros sabemos la verdad, ¡Tú sabes la verdad!—

Baje la mirada una vez más, francamente era por eso, no quería entorpecer  el arduo trabajo que era llevar una gran comunidad de cambia formas como lo es Seirin, si  me iba las cosas mejorarían y yo estaría tranquilo, ya no más miedo de toparme con algunas personas que me agredían, de esos que golpean y corren, de las miradas, el desprecio y la soledad obligada.

Si tenía que vivir en soledad seria en un lugar donde me sintiera a gusto, rodeado de paz y tranquilidad.

—Es una decisión que ya he tomado, no pienso cambiarla—

— ¡No volverás al lugar donde Riko murió! N-no lo harás, n-no po-por favor— sé muy bien de la estrecha amistad que tenían mamá y Hyuga, sé muy bien que por muchos años le rogo que viviera cerca de su familia, que no  le agradaba que viviese tan lejos en medio de la nada como solía decirle. Sentí la calidez de unos brazos pasar por mi cintura, moviéndome bruscamente de la silla en la que me encontraba sentado, unas lágrimas mojaron mi hombro, haciendo que las mías rodaran por mis mejillas sin poder contenerlas más.

—Eres el único recuerdo que me quedo de ella, la quería como a una hermana, no quiero que te pase nada en ese lugar tan solitario— su agarre se hacía más fuerte en torno a mi cuerpo negándose a dejarme ir, escuche los débiles sollozos de Hiroshi también a mi lado y no me atreví a ver a Kiyoshi, de él era de quien más temía sus lágrimas, incluso antes de mudarme con ellos ya le veía como a un padre, siempre al pendiente de mí, le recuerdo desde mis primeros pasos, las primeras palabras, siempre estando a mi alrededor, cuando supe que en verdad no era mi padre me dolió, deje de hablarle un tiempo pero pronto comprendí que el amor que me daba era sincero y que no era ni culpa de mi madre ni de el ese hecho, pero jamás me arme de valor para preguntarle a mi madre por mi verdadero padre.

—Lo sé, y sé que en todos estos años han visto por mí y me han dado la familia que necesitaba, le dieron la bienvenida a un cachorro roto y solitario, pero debo buscar mi camino, es hora de bu-buscar mi camino—

—Basta Junpei, sabes que tiene razón y que este momento  llegaría algún día, solo lo estábamos posponiendo— sus palabras se escuchaban determinadas pero habían en ellas un deje de tristeza que intentaba contener, sabía que él debía mantenerse fuerte para el resto de la familia, asentí dándole la razón ¿Qué más podía hacer? Era lo mejor para todos.

—Es-está bien, pero quiero que vengas por lo menos una vez a la semana, quiero inspeccionar la casa y si no puedes venir nos llamas, es más, nos llamaras todos los días de ser necesario y aunque te niegues aun te apoyaremos económicamente, también…—

—Ya, ya tranquilo, no podemos hacer tanto, lo asfixiaremos— Kiyoshi ya había ganado la batalla y que ahora tendría una más por delante para evitar que quisiera visitarme todos los días, podía ver como surgía una sonrisa cuando poco a poco Hyuga pedía cosas inusuales para mi protección.

Sonreí un poco desanimado al escucharles discutir amorosamente sobre todo lo que tenía que hacer para mantenerme en contacto con ellos, amaba eso de ellos, que podían decirse duras palabras pero que en realidad encerraban amor en cada una de ellas. Sentí a Hiroshi sentarse al lado mío mientras tomaba mi mano bajo la mesa.

—Aun no te has ido y ya te extraño, siento que he perdido a mi compañero de travesuras, eres una buena distracción cuando se trata de robarle galletas a la mamá de Koichi—

No pude evitar reír acabando con las lágrimas que caían de mis ojos —No me has perdido, asegúrate de cuando venga guardar un espacio en tu apretada agenda de conquista por Koichi para robar galletas—

 

                                                 &

 

Era entrada la noche cuando todos aun con los sentimientos algo revueltos fuimos a intentar dormir, a la mañana siguiente me acompañarían de vuelta a mi antigua casa.

Y ahí; sin aun saberlo, seria donde comenzaría todo.

Notas finales:

Si llegaron hasta aqui, muchas muchas gracias por leer.

*Datos de las fases de la luna*

Luna gibosa menguante: pasada ya la fase correspondiente a la Luna llena, la parte luminosa de la luna comenzará a *menguar* con el correr de los días, tomando así de nuevo una apariencia de una Luna cóncava (gibosa) esta vez en su fase decreciente.

 


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