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No te conozco pero te amo por Ghost princess Perona

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Notas del capitulo:

Espero que les guste...

“Muy bien, creo que ya podemos quitarte esto, ya estas casi recuperado” Sasuke le quitó a Madara la aguja intravenosa por la cual le habían estado pasando líquidos y nutrientes directamente a la vena. “Ya no tienes náuseas, así que espero que comas todo lo que te sirvan en el almuerzo. Además todavía tienes que beber el suero y…” miró su cuadro de nuevo. “Dentro de poco podrás salir de aquí”

“Si… la cuenta del hospital es lo que no me resulta tan bonito” bajó la cabeza. Después de tanto tiempo con el dinero justo, entregándole todo lo que ganaba a un explotador, no tenía nada. “Supongo que podré pagarla por partes…”

“No es necesario, Hashirama ha estado pagándola por ti” el Sarutobi rodó los ojos. “Hace poco metieron a su padre a la cárcel y su dinero fue repartido entre los de su familia” suspiró. Ahora que su amigo volvía a ser rico podía permitirse un par de cosas. “Pensó que podía devolverles a todos ustedes un poco de lo que el halcón de la guerra les robó, así que decidió invertir su nueva fortuna en ustedes.”

“¿Qué?” estaba sorprendido. Que le pagaran el tratamiento en el hospital era algo que nunca había imaginado que pasaría.

“¿No lo sabías? Él metió a la cárcel a su padre porque era uno de los principales socios de Danzo” el pelinegro se movió confuso. Su corazón comenzaba a acelerarse un poco… ¿acaso todavía estaba enfermo? El médico, por su parte, sonrió. Ese sonrojo le decía mucho. “¿Has pensado en algún lugar donde vivir?”

“Yo… no tengo nada en este país”

“Pues yo en tu caso le pediría a Hashirama quedarme con él” sus ojos se abrieron mucho. El Uchiha estuvo a punto de abrir la boca para decir que no era interesado, pero el otro continuó con su expresión feliz. “No me malentiendas, es que hace poco su compañero de piso se mudó y está buscando uno nuevo. Puede que sea capaz de pagárselo, pero es un completo inútil cuando se trata de cocinar, limpiar y ordenar. ¿Conoces a alguien que sepa?”

“¿Co… cómo sabes que sé?” bueno, tampoco era para tanto. La mayoría de rumanos tenían que saber para mantenerse a sí mismos. Y aún si no supieras al llegar, bajo el control de Danzo tenías que aprender muchas cosas a la fuerza para vivir con una mínima dignidad. “Bu… bueno… creo que puedo hacerle la limpieza… hasta que encuentre algo mejor.”

“Prepárale la comida también, no te olvides” Madara lo miró un poco raro. “Estás hablando con su antiguo compañero de piso. Me mudé cuando mi novia quedó embarazada” esto relajó al pelinegro. “Pero sí, sé que es peor que un niño de diez años viviendo solo.”

“Ssssssí… le haré la comida” en ese momento se escucharon unos pasos en el pasillo, muy deprisa. Sasuke se levantó para reñir a quien sea que estuviera corriendo entre los cuartos cuando su amigo se apareció en la puerta, resoplando. Levantó una ceja, en verdad era peor que un niño de diez años. “Hola…”

“Hola, chicos” el fiscal se sentó en la cama al costado del paciente, cogiéndole la mano a su amor y causando que se sonrojara. “Tengo una noticia muy buena, tu amigo Setsuna se ha recuperado estupendamente y Hikaku va a venir a visitarte más tarde” estaba bastante feliz. “Han hablado antes, creo que Hikaku va a encontrarle un trabajo a Setsuna…”

“Me alegra… yo también debería… y estaba pensando en…” titubeó, no sabiendo cómo abordar el tema. Normalmente no pediría algo así, pero tenía que. “Yo…”

“Ay, Dios, quiere pedirte que le dejes vivir contigo en el apartamento en lo que encuentra algo más permanente” le guiñó un ojo antes de volverse para salir de la habitación. Su amigo lo entendió, sonriéndole con una de las sonrisas más encantadoras del mundo. Esto hizo que el pelinegro volviera a sentir calor en las mejillas, mucho más fuerte que antes. “Estaré afuera por si me necesitan.”

“¿Eso es cierto?” el otro asintió, sin saber qué más hacer. No tenía nada, él era su única esperanza. “¡Claro que te dejo vivir conmigo!” quiso saltar con él, pero se detuvo, ya que su amor no estaba bien todavía. “A decir verdad, eres mi salvación. Soy un completo desastre, no puedo vivir sin alguien cuidando de mí.”

“Es… eso me dijo Sasuke-sensei” bajó la mirada.

“¿En serio?” vio a la puerta, donde estaba seguro de que alguien estaba carcajeándose. “Traidor” musitó antes de volverse de nuevo hacia él. “No te preocupes, claro que puedes vivir en mi casa. De hecho” levantó algo que había traído consigo. Era un conjunto de bolsas de regalo. “Ábrelas, son para ti.”

“¿Ehhhhh?” Madara lo hizo, encontrándose con un conjunto completo de ropa de uso diario, sumamente diferente a la que estaba acostumbrado a llevar. Incluso era abrigada en lugar de reveladora, algo que había extrañado bastante durante los fríos inviernos. Acarició el abrigo, del único conjunto que poseía ahora mismo. Los zapatos planos de cuero también le gustaban mucho, a diferencia de los tacón que le obligaba a llevar Shimura. “Gra… gracias… me gusta… pero… ¿no es demasiado?”

“Para nada, además vas a necesitarla, ¿no?” el Uchiha siguió mirando las cosas, sin querer levantar la vista. Sus mejillas estaban muy rojas. “No te compré más porque temí que no te quedaran, lo siento, más cuando salgas tendremos tiempo de…”

“Gracias” unos brazos muy débiles y delgados se pusieron alrededor de su cuello, apretándolo con toda la fuerza que su propietario era capaz de ejercer. El moreno se fijó en ellos, se veía desnutrido. Tenía que asegurarse de que comiera en abundancia. Finalmente lo soltó, sonriendo. Simplemente verlo así hacía que todo valiera la pena, incluso más que eso. “Muchísimas gracias”

“Me gustaría hacer algo más, no sabes la suerte que me has traído” acarició su espalda, formando círculos. “Gracias a ti empecé este camino y pude darme cuenta de muchas cosas” lo ayudó a recostarse de nuevo. “Hace poco conseguimos arrestar a uno de los principales socios de Danzo…”

“¿Tu papá?”

“Sí… bueno, no estoy orgulloso de eso” bajó la cabeza. “Él no sólo estuvo metido en ese negocio asqueroso, sino que vendió a mis hermanos a ese malnacido” Madara estuvo a punto de dar un grito. Sabía lo que eso significaba. “Tranquilo, pude enviarlos lejos antes de que les pusiera un dedo encima” se rio de buena gana. “Estaba furioso, Setsuna me lo dijo. Seguro que tú también lo escuchaste, lo de los lotes especiales que se le escaparon. Mis dos hermanos son albinos.”

“No dejará de buscarlos” se abrazó los brazos. Él mismo sabía que mientras mantuviera la boca cerrada, aunque estuviera libre el halcón de la guerra no lo volvería a perseguir. En cambio, si hablaba… pero tenía que, era la única manera de sentirse a salvo. “Hay que… hay que hacer algo… para que… para que…”

“Tranquilo, ya lo estamos haciendo” acarició su cabello, reprimiendo la necesidad de olerlo para absorber el dulce perfume natural que tenía. “Ahora sólo céntrate en recuperarte del todo o Sasuke me va a regañar.”

“Pareces tenerle miedo”

“Más que miedo, es lástima por quién tenga que tratar con él… de hecho, le tengo mucha pena a su hijito por tenerlo como padre. Seguro que el niño terminará por convertirse en un paranoico de primera antes de dejar los pañales.”

“¿Qué diablos quieres decir con eso?” entró el aludido con una gran vena de anime en la cabeza. Sus ojos echaban chispas. Madara se escondió detrás de una manta mientras el moreno era objetivo de una de las famosas reprimendas del doctor Sasuke Sarutobi, tan grande que el paciente no sacó su cabeza de su cama. Cuando por fin el moreno pudo escapar se había acabado la hora de visita. Caminó hacia su trabajo, cargando con las grandes cantidades de papeleo en una mochila que cargaba.

“¿Está todo listo?” preguntó, entrando en la comisaría. Él estaría atento a toda la misión para tener todos los detalles de primera mano, en preparación para el juicio de las personas que caerían. “Espero que realmente funcione, Danzo tiene que caer. Nadie estará a salvo aquí hasta que ese hombre esté en prisión.”

“Eso lo sé” Reto le respondió. “Cálmate, no eres el único desesperado por acabar con él. Ya casi estamos listos” en ese momento Kagen salió de una de las habitaciones de interrogación, convertido en Inabi. Su largo cabello complementado con maquillaje suave ayudaban a darle un aspecto mucho más juvenil y la ropa acentuaba esto. “Vaya, vaya. Realmente lo has hecho esta vez.”

“¿Verdad?” el mencionado cambió su tono de voz, hablando en otro idioma que dominaba. Hashirama le respondió en el mismo, satisfecho de su rumano. Inmediatamente después fueron en autos al aeropuerto, donde el infiltrado se puso una cámara oculta en la ropa y un transmisor escondido.

“Ten esto” el jefe de policía le dio una pistola de precisión muy pequeña. “Átatela donde no puedan verla y sólo úsala cuando sea necesario” el oficial asintió y buscó un lugar donde hacerlo. “Rápido… y no tomes esto a la ligera. Sigue el plan.”

“Bien” Inabi terminó. Fue corriendo hacia la entrada de atrás del andén. Pasó por el control de inmigración, donde pasó su pasaporte falso y le dio las gracias al hombre en rumano. Mientras avanzaba, decidió comprar una dona para comer. Entonces un hombre uniformado que reconoció como uno de los policías de inmigración. “¿Pasa algo?”

“Sí… resulta que hay algo malo con su pasaporte. Por favor, acompáñeme” el joven lo hizo sin poner ninguna pega. El hombre lo sacó por otra puerta, donde esperaba un gran camión. Otro hombre que parecía un gorila se encontraba recostado contra el vehículo. “Aquí te traigo otro. Está bueno, ¿no?”

“¿Disculpen?” inquirió, tratando de parecer sorprendido. “¿Qué está pasando? Señor, me dijo que había algo…”

“¡Cállate, puta!” le dio un golpe fuerte en la cara que lo tiró al suelo. “Demonios, ahora tendré que explicarle al cliente lo de tu cara, ¿es que no sabes qué hacer nada bien?” se limpió las manos. “Súbelo de una vez al camión”

“Tengo que volver a trabajar” dijo tras meter al joven a la parte de atrás del camión, cerrando la puerta de metal. El policía palpó lo que había dentro en medio de la oscuridad. Estaba completamente sólo ahí adentro, ni siquiera había una fuente de luz. “Avísame cuando terminen con él, quiero un par de rondas.”

“Eso seguro, primo” golpeó un par de veces la puerta. “Tú. Dentro encontrarás unas ropas. Cámbiate. Y más te vale que obedezcas, porque si verás lo que te haremos a ti y a tu familia. Tú eliges.”

“Hummm” volvió a palpar en la oscuridad mientras el gorila conducía, encontrando una pequeña bolsa de tela. Utilizando sus manos logró adivinar lo que era cada cosa y ponerse la ropa que el proxeneta le había ordenado usar… aunque llamarlas ropas era demasiado. Más bien era lencería ligeramente grande, lo suficiente como para cubrir sus partes nobles. Y con ella la pistola de precisión que su superior le dio.

“Sal” le ordenó nada más detenerse. Inabi salió y se encontró conque estaba en un motel barato. Él obedeció. El otro le agarró del brazo fuerte, arrastrándolo hasta el interior, donde un hombre muy gordo con un traje barato le entregó un fajo de billetes al proxeneta. “Unas horas nada más” lo empujó al frente. “Complace al cliente”

“Yo… no sé qué…” el cerdo ese simplemente lo agarró del mismo brazo, arrastrándolo adentro. Cuando estuvieron en el cuarto el hombre comenzó a quitarse la camisa, acercándose a él con una sonrisa muy espeluznante. “Señor, que…”

“Abre las piernas, zorra” ordenó el otro, todavía acercándose. De repente se vio atrapado en una llave de cabeza, con una pistola apuntando justo hacia ella. Una muy pequeña, pero con la capacidad de hacer su trabajo. “¿Qué…?”

“Muévete un pelo y te vuelo los sesos” amenazó el joven, sintiéndose sorprendentemente bien. Sí, sin duda encañonar a un violador era una manera genial de pasar el tiempo. “Soy policía. Y usted está cometiendo un delito al comprar sexo de un joven que ha sido claramente secuestrado.”

“Espere, yo no sabía que…”

“Me pregunto a cuantos jóvenes ha hecho lo mismo… y a cuantos ha ultrajado” lo soltó, empujándolo contra la pared. “¿Qué le parece? ¿Lo arresto ahora mismo? ¿O prefiere ayudarme a arrestar a alguien más que cargue con su culpa?” el hombre asintió, muy asustado y temblando. “Bien, cuanto vuelva ese gorila vas a actuar como si te hubieras divertido conmigo” Inabi se desarregló la ropa. “Luego volverás a casa. No pondrás tus sucias manos cerca de otro jovencito en tu vida o verás.”

“Sí, señor” unas horas después el hombre regresó y se llevó al encubierto, que fingía llorar, cojeando un poco. Fue arrojado dentro del camión, donde se metió en uno de los rincones del pequeño lugar.

“¿Cómo está?” preguntó el policía de inmigraciones, apareciendo en ese momento. “Ya quiero divertirme un poco con este…”

“Tenemos que llevarlo al almacén de inmediato, uno de los grandes va a hacer rondas ahí dentro de una hora” el recién llegado parecía decepcionado. “No te preocupes, tan pronto lo vea tendrás tu diversión.”

“Muy bien” se lamió los labios antes de subirse con el otro a su camión. Manejaron hasta un lugar lleno de personas en ropas muy pequeñas, todas ellas llorando. En medio de ellos pudo distinguir una figura conocida, su primo Rai. Este levantó la vista cuando lo vio, asustado. Kagen rápidamente puso un dedo sobre su boca y lo bajó antes de que alguien más consiguiera verlo.

“… y para colmo ese viejo me hace ver las nuevas mercancías. ¿Es que no sabe que estoy ocupado?” Kawarama apareció en ese momento, quitándose la chaqueta. Los prostitutos rápidamente se alinearon, tratando de lucir bien, en frente de él. “Que se presenten los nuevos, no tengo mucho tiempo.”

“Ya lo escucharon” Inabi se vio empujado al frente. Kawarama revisó a cada uno, fijándose que no tuvieran imperfecciones o que fueran deseables para sus futuros clientes. El castaño claro lo revisó al final, chasqueando la lengua al ver su golpe.

“Dime, ¿Quién le hizo eso en la cara?”

“Yo, pero… al cliente le gustó mucho. Dijo que era muy bueno” se defendió el hombre que lo había traído. “Si quiere una demostración, el señor aquí puede hacérsela” señaló al de inmigraciones, que asintió, dispuesto a violarse al chico a plena vista de todos. “¿Desea hacerlo ahora mismo?”

“Hum, supongo que puedo verlo. Hazlo” señaló. El infiltrado se puso en pose defensiva. No le gustaba nada la situación, pero sabía que no iba a durar mucho. Tan pronto como su futuro violador comenzó a arrastrarlo hacia el Senju, los policías que habían estado siguiéndolo desde que salió del aeropuerto entraron. Los gorilas rápidamente trataron de huir, más estaban rodeados. Kawarama también intentó escapar. Una pistola en la parte de atrás de la cabeza lo hizo cambiar de idea.

“No te muevas” Kagen movió un poco el arma. “Tu juego se acabó”

-En la comisaría-

“Sabía que no eras muy moral, pero ¿esto?” Hashirama dejó caer un archivo en frente de su derrotado hermano. “Eres… eres asqueroso” el castaño claro simplemente se hundió más en sí mismo. “Ahora dime qué diablos estaba pasando ahí, pensé que eras mejor que eso.”

“¿Mejor que eso?” se levantó de golpe, riéndose. “¡¿Mejor que eso?! ¡Sólo sé lo que me conviene más que tú! ¡Lo que me va a dar más dinero!” se acercó mucho a la cara de su hermano. “No me importa a quien tenga que sacrificar o pisotear para conseguir lo que quiero, lo haré.”

“¿Ah, sí?” el mayor le sujetó la mirada, muy serio. “¿No te importa todo lo que tuvieron que pasar esos jovencitos por tu culpa? ¿Tampoco te importa lo que pasaron los Kimura o mamá cuando la secuestraron?”

“Eso es irrelevante, lo que le pase a la gente insignificante es… insignificante” dijo, cruzándose de brazos. Se mostraba duro, pero en el fondo sabía que estaba condenado. ¿Qué debería hacer? “¿Realmente crees que eres tan bueno? ¡Sólo conseguirás que te maten!”

“Prefiero morir a convertirme en ti… o en mi padre” levantó los papeles, saliendo de la habitación hecho una fiera. Había esperado que cayera Danzo, no otro se sus ayudantes. Al salir se encontró con Reto, que se apoyaba contra la pared seriamente. “Él… no creía que… demonios” le tiró un puñetazo a la pared. “No puedo creer que se haya siquiera atrevido a meterse en esta asquerosidad.”

“Hashirama, escúchame, no puedes controlar lo que los otros son. Sin importar lo mucho que quieras, no puedes cambiarlos si ellos no quieren ser cambiados. Y tu hermano… tu hermano ha elegido su destino por sí mismo. Tú no tienes la culpa.”

“Realmente pensé que esta vez íbamos a terminar con Danzo…”

“Lo haremos” le puso una mano en el hombro. “Quizás no ahora, pero muy pronto lo lograremos. Ese maldito tiene sus días contados”

“Eso espero”

-En el hospital-

“Gracias por venir, necesitaba ver a alguien familiar” dijo Madara, mientras Hikaku se sentaba en una silla a su costado. “Me han contado que estás ayudando a Setsuna a conseguir un trabajo en la cafetería.”

“Sí, lamento no poder hacer lo mismo contigo, ya tienen las plazas copadas” se disculpó el camarero, pasándose la mano por el cabello. “Dime… ¿has pensado en regresar a Rumania? Sé que no tienes nada que te quede allá, pero es mucho mejor que quedarse aquí si no te gusta o no te has acostumbrado.”

“No, creo que me voy a quedar aquí. Tengo…” se sonrojó un poco. “Tengo a alguien que me está ofreciendo trabajo… o algo así” bajó la mirada. “Además me gusta… alguien me… me gusta un…”

“¿Te has enamorado?” sonrió ladinamente el otro. “¿de verdad? ¿Acaso es el guapo fiscal ese?” su cara estaba muy roja. “Es muy bueno y está como el chocolate. Ya me gustaría a mí tener a alguien así” de repente se puso serio. “Pero recuerda… debes hacerte a respetar, sin importar lo que te haya pasado. Eres valioso y te deben tratar como tal”

“Gracias, amigo”

Notas finales:

¿Cómo debería ser su primer día siendo compañeros de cuarto? ¿Y qué debería hacer Hashirama para conquistar a Madara? Review!!


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