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No te conozco pero te amo por Ghost princess Perona

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Notas del capitulo:

Espero que les guste...

“Es un poco pequeño, pero no me gustan las cosas ostentosas” dijo Hashirama al abrir la puerta de su casa, dejando entrar al pelinegro. Madara observó el lugar, era mucho mejor que el que tenía en Rumania… aunque mucho menos limpio. Había empaques de comida instantánea, envoltorios de comida rápida y botellas tiradas por el suelo. Además estaba cubierto por una gruesa capa de polvo. “Lo siento, yo…”

“Sasuke-sensei tenía razón, eres un desastre viviendo por ti mismo” comentó el pelinegro aún un poco tímido, bajando la mirada. El Senju se rio, rascándose la parte de atrás de la cabeza. “No se preocupe, yo… limpiaré y cocinaré para usted. Eso es lo que acordamos, ¿no?”

“Tranquilo, puedes tutearme si quieres. De hecho es mejor si lo haces” le rumano asintió, todavía mirando al suelo. Caminó hacia el armario de la cocina, abriéndolo. “Sí… desde que Sasuke se fue no he comprado nuevos productos… perdón…”

“Supongo que… podemos salir a comprar”

“Y de paso podemos almorzar en algún sitio bonito” el moreno volvió a tomar sus llaves, saliendo del apartamento. Era si día libre, así que podía pasarlo completamente con su amado, tratando de hacerle ver lo mucho que lo quería. Fueron al supermercado, donde el Uchiha se mostró interesado por todo lo que había a su alrededor. Hashirama suspiró, dejándolo curiosear cada cosa antes de tomar todo lo que necesitaban. “¿Quieres un pastel o algo así para más tarde?”

“Yo… si usted… tú quieres” el castaño asintió, poniendo una tarta de chocolate en su carrito. Fueron a la caja, pagaron y se marcharon.  En medio del camino a casa, el moreno detuvo el auto. “¿Qué…?”

“Dije que te llevaría a un lugar bonito para comer” señaló un restaurante pequeño. “No es muy conocido, pero tiene los mejores platos vegetarianos de la ciudad.”

“¿Eres veget… vege…?”

“¿Tienes problemas con el idioma?” preguntó el fiscal algo preocupado. El otro simplemente bajó la cabeza. “Está bien, hay escuelas que te pueden ayudar con eso.” Le pasó una mano afectuosamente por el cabello. “Vamos a comer un rato, ¿sí? Luego vemos en las tiendas de ropa de por aquí si hay algo que te gusta.”

“No… no gastes tanto en… mí”

“Es un placer” sus mejillas comenzaron a arder de nuevo. ¿Por qué estaba tan avergonzado? ¡Sólo caminaba con un amigo! Antes de que se diera cuenta estaba sentado frente a él en una mesa del restaurante. Conversaron en lo que les traían la comida sobre lo que planeaban hacer a partir de ahora. “Danzo está tratando de mantener un bajo perfil por el momento, ni siquiera ha presentado su horrible cara en las fiestas.”

“Lo… ¿lo buscan todavía?”

“Claro, jamás debemos dejar a un malvado escapar” asintió Hashirama. En ese momento la orden llegó. Madara ni siquiera lo pensó, comenzó a devorar su comida tan pronto como la tuvo en frente. No era un plato que conociera, pero sabía al mejor manjar del mundo. “Parece que estás hambriento.”

“Trata de alimentarte de medio sándwich al día y luego de comida de hospital” ese comentario sarcástico se le salió y el otro se tapó la boca. El Senju se alegró mucho, su personalidad estaba volviendo lentamente. “Lo… lo siento…”

“Tranquilo, lo entiendo” estiró su propio plato hacia él. “Pero tienes que tomártelo con calma, apenas has salido del hospital” el pelinegro comenzó a comer eso también. “Sasuke me ha dicho que te ha ayudado a entrar a un programa de rehabilitación.” Le sonrió con sinceridad. “Suena muy bien, estás tratando de poner tu vida en orden.”

“Yo… esto… no fue...” el Uchiha no sabía cómo ponerlo en palabras. Cuando era primerizo cada vez que un cliente terminaba con él en la estación uno lo inyectaban, poco a poco volviéndolo adicto. “Ellos me… hicieron tomarlas”

“Lo sé, es un truco de su oficio muy conocido. Volverlos adictos a menudo los hace dependientes de ellos y pueden controlarlos más fácilmente” agarró una de sus manos. “Te lo prometo, vas a salir de esto. Te ayudaré a hacerlo” y mucho más, añadió en su mente. “¿Cuándo empiezas?”

“Ma… mañana” contestó bajando la mirada con la cara muy caliente. “Setsuna y Hikaku vendrán a recogerme… Hikaku ha estado en el programa desde antes.”

“Qué bien” siguieron comiendo. Al terminar Hashirama pagó la cuenta, ofreciéndole una mano para levantarse. Madara vio con algo de envidia el dinero. Debía sentirse muy bien poder pagarse sus propias cosas. Entraron en la primera tienda, con él sin ganas de comprar nada. “¿Sucede algo?”

“Yo… quiero un trabajo… comprar mis propias cosas” apretó los dedos. “Podría enseñar otra vez, los niños…”

“Aprenden otras cosas ahora, pero si realmente quieres… ¿Qué te parece si probamos después de un par de semanas? Necesitas ropa nueva y con lo de la droga…” fulminó con su mirada al suelo. ¿No podía ser maestro? ¿Había otra cosa que Danzo le iba a quitar? ¿No había bastado con su virginidad, su dignidad y su libertad? “Lo siento, Madara”

“No es tu culpa” entró, forzándose a sí mismo a hacerlo. Tenía que ponerse un poco aceptable, era el primer paso para empezar de nuevo. Además necesitaba un par de conjuntos nuevos, quizás un pullover. Cosas para soportar el frio del invierno. Cuando ya no lo soportó más regresaron a la casa. El pelinegro inmediatamente cogió la esponja y comenzó a lavar la vajilla con ansias de distraerse un rato.

“Creo que… voy a poner estas en tu cuarto” Hashirama no supo de qué más hablar, tomando las bolsas de ropa. “¿Cuál juego de sabanas te gustaría? Sasuke me dejó algunas para su cuarto, pero no sé si te gustarán.”

“Cualquiera está bien” la perspectiva de volver a dormir sobre un colchón de verdad era lo que realmente lo animaba. Al terminar cogió un par de platos que frotó suavemente con el secador, poniéndolos sobre la mesa a continuación. Puso el pastel en medio de la mesa y tazas para terminar, junto con un poco de leche. “¿Dónde está la tetera?”

“No lo sé, Sasuke siempre se encargaba de eso” respondió el moreno, rascándose la nuca incómodo. “Pero si quieres calentar leche lo puedes hacer en el microondas… y hay un calentador de agua.”

“Claro” llenó el aparto de agua y lo conectó. Mientras lo hacía Hashirama partió el pastel y colocó generosas rebanadas del dulce en los platos de ambos. “Se ve rico”

“Es chocolate, claro que es rico” los dos comenzaron a comer. El Senju vio al Uchiha saborear con gusto todos los bocados, pasando la lengua por sus labios. Se preguntó por un momento si pondría una cara parecida cuando le besaban… y se imaginó a él besándolo. Sin duda sería la experiencia más increíble de su vida. Se contuvo. Por ahora no podía hacerlo, pero pronto…

-Al día siguiente-

“¡ME QUEDÉ DORMIDOOOOO!” el grito matutino de su compañero de cuarto despertó a Madara, que levantó la cabeza perezosamente de la almohada. Vio a Hashirama correr para tomar su ducha matutina, encerrándose en el baño, y se levantó. Desperezándose un poco, fue a la cocina y le sirvió el desayuno. Puso en una bolsa de papel el almuerzo que le había preparado el día anterior y lo dejó junto a sus papeles. “Tarde, tarde… oh, ya estás despierto”

“Tenía que…”

“Perdona si te levanté, mis gritos podrían despertar a los muertos” miró la mesa, donde lo esperaban dos tostadas a la francesa. “¿El desayuno? No tenías por qué, suelo irme sólo con una taza de café en el estómago.”

“Debes comer”

“Está bien, está bien, ya que insistes” se sentó a comer lo más rápido que podía. Tras terminar vio la bolsa que le esperaba junto a sus cosas. “¿Me empacaste el almuerzo?”

“Sí”

“Eso es muy dulce” el moreno se sonrojó un poco, cogiendo las cosas. Quería despedirse con un beso, como todas las parejas, pero era demasiado prematuro para eso. “Bien… te veo más tarde. Si quieres pueden ver televisión o hacer lo que quieras… pero no vayas a salir, puede no ser seguro.”

“Como…digas” el pelinegro cerró la puerta por dentro. Entonces echó un vistazo a la casa y suspiró. Mejor empezar con las tareas de limpieza cuanto antes. Mientras tanto, Hashirama se dirigía a su trabajo. Lo habían apartado del caso de su hermano por ser demasiado cercano con él, pero seguía muy ocupado encerrando a los secuaces de Danzo. Era una autentica pena que todos estuvieran demasiado asustados para hablar. “Buenos días, ¿a qué gorila toca interrogar hoy?”

“Buenos… creo que te están cuidando bien” dijo Reto al ver la bolsa encima de los papeles del asistente del fiscal. “No recuerdo cuando fue la última vez que comí algo hecho en casa, mi esposa no es muy de consentirme.”

“Será porque pasas demasiado tiempo en el trabajo” el moreno desvió la mirada, visualizando a Kagen en frente de su computadora, tecleando furiosamente para sacarse la frustración. “¿Y a él qué le pasa?”

“Rai tiene VIH” de repente toda la habitación pareció descender quince grados. “Se lo confirmaron en el hospital. Uno de los malditos que lo violó debe habérselo pasado”

“¿Y él…?”

“Le están dando anti retrovirales, pero no está muy bien. La cepa que le contagiaron es particularmente violenta.”

“Demonios” en ese momento el Senju se sintió como un inútil. Había tenido suerte, Madara no había cogido ningún virus letal en sus años en las calles. También se había librado de la meningitis bacteriana que casi lo mata… sin duda tenían suerte los dos. “¿Y? ¿Han arrestado a alguno de los clientes?”

“Y a muchos de los cerdos que pagaban extra por ser los primeros en tocar a los chicos recién llegados” hizo un gesto de asco. “Ninguno quiere hablar, por supuesto. Están demasiado asustados del halcón.”

“Para qué requieren sus servicios si no van a poder echarle la culpa luego” ambos caminaron hacia la sala de interrogatorios. Como siempre, el gorila se negó a hablar. Terminaron sólo obteniendo una confesión de a cuantos chicos y chicas había secuestrado del aeropuerto. “Está resultando ser una pérdida de tiempo, jamás podremos atraparlo si otros no testifican contra él.”

“Tenemos que ser pacientes, chico, ya caerá”

“Eso espero” Hashirama se retiró al juzgado. Fue un día fácil, pero estresante por la cantidad de juicios que tenía. Ni siquiera pudo comerse su almuerzo a tiempo, aunque eso pasaba muy a menudo. Cuando llegó a casa estaba muy agotado.

“Hola, ¿quieres cenar?” el Uchiha lo esperaba con la mesa puesta, incluso un omelette en su plato. El moreno bendijo, ya no tendría que comer sopa instantánea en soledad. Comenzó a comer. El otro le sirvió un poco de té, que se tomó de un solo trago. “¿Ha sido un día duro en el trabajo?”

“¿Cómo sabes?”

“Solía tenerlos en Rumania, en la escuela” se encogió de hombros. “Aquí también, pero… es mejor no hablar de eso” para volver a servirle tuvo que acercarse y el Senju pudo ver los rasguños que tenía en la piel. “Yo…”

“¿Te fue bien en la rehabilitación?” preguntó, sobresaltándolo un poco. “Tranquilo, no me voy a meter si no quieres, más…” señaló las marcas. “¿eso es síndrome de abstinencia?” el pelinegro estaba confundido. “Tu cuerpo te pide las drogas y tú no se las das. En la escuela nos enseñan que eso pasa” puso sus manos sobre las suyas, mirándolo a los ojos y dándole la más radiante sonrisa. “Tienes que pelear contra eso, sé que puedes derrotarlo.”

“Yo…” Madara estaba muy rojo. No sabía por qué, pero de repente se sentía capaz de superar lo que sea, incluso ese síndrome de abstinencia. Sólo esa sonrisa… era todo lo que necesitaba. “Hikaku y Setsuna fueron conmigo. Muchas personas estaban ahí… fue muy bonito. La terapia de grupo parece funcionar.”

“¿De verdad?” se interesó más. “¿Conociste a alguien?”

“A muchos… algunos llevaban sobrios muchos años. Me dijeron que tuviera fuerza” bajó la cabeza. “Aunque… ninguno lo hizo como tú”

“¿En serio?” mentalmente un grupo de pequeños Hashiramas bailaban, celebrando la expresión de total ternura y posiblemente amor que tenía en su rostro el menor. “Me alegra ser de ayuda”

“Aún más” el moreno vio un periódico en la mesa. Estaba abierto en la sección de empleos. “Espero que alguno de estos siga libre cuando lleve seis meses sobrio”

“Ya veremos, si no creo que puedo conseguirte algo…” no estaba muy seguro, pero seguro que encontraría un puesto en su edificio que no necesitara muchos estudios. “¿Qué te parece si primero pensamos en la escuela de idiomas? Para que consigas la ciudadanía.”

“Me parece bien”

-Unos seis meses más tarde-

“¿Qué te parece si cenamos fuera esta noche?” dijo Hashirama, que sorpresivamente llegó temprano ese día. En los meses que llevaban viviendo juntos se habían acercado cada vez más. El Senju se portaba muy bien con él, incluso lo consentía. Y no sólo eso, cuando estaba cansado lo ayudaba con la tarea de idiomas. Además poco a poco ese sentimiento que lograba que sus mejillas se pusieran calientes en su presencia se intensificara. “Para que no tengas que cocinar”

“Me… me parece bien” contestó el pelinegro, sintiendo mariposas en el estómago. ¿Sería acaso una… cita? ¿Una cita… de novios? Cogió sus llaves. “¿Vamos en el auto?”

“No, caminemos un rato” el moreno le tendió una mano y puso su brazo alrededor de él, guiándolo mientras el otro guardaba silencio, completamente sonrojado. Cuando caminaban pasaron por un callejón donde un joven estaba vendiendo una mercancía muy conocida para el menor. Su boca se le secó. Y si… ¿no podría… probar un poco? Sólo una vez más para decirle adiós… unos brazos se estrecharon alrededor de él y recordó por qué no lo hacía. Si volvía a ese pozo nunca saldría. “¿Estás bien?”

“Sí, gracias… por detenerme” bajó la mirada avergonzado. Estuvo a punto de cometer un mal paso en presencia de alguien que le importaba mucho… el más importante.

“Tranquilo, yo siempre te voy a cuidar” le aseguró. “Si tienes problemas resistiéndolo, sólo habla conmigo. Te ayudaré… como tú me ayudaste. Juntos vamos a sacarte de ese hoyo en el que los malditos te metieron.”

“Gracias” se recostó contra él. Entraron en un restaurante muy bonito, al que la luz baja de las velas le daba un ambiente muy romántico. Se sentaron el uno frente al otro, de repente sintiéndose algo incómodos por la cantidad de parejas acarameladas a su alrededor. “Yo… ya llevo como seis meses fuera de eso.”

“Me alegra haberte invitado entonces, es una fecha muy importante que celebrar” sonrió el Senju. “Además… también había otra cosa que quería decirte.”

“¿Ah, sí? ¿Qué?”

“Te he conseguido un trabajo” esto sorprendió a Madara. Desde su primer día como compañeros de cuarto no habían vuelto a hablar sobre ese tema, más que nada porque el menor lo dejó de lado para enfocarse más en sus clases y tratamiento. “En mi trabajo una de las chicas de limpieza ha renunciado y pensé…” de repente se sintió idiota. “¡No es que seas sólo bueno en la limpieza! ¡Es que… bueno…!”

“Jajajaja” se rio el otro, sorprendiendo a su compañero. “¡Te ves tan gracioso intentando explicarlo!” se tapó la boca, sintiendo un poco vergüenza. “No te preocupes, sé lo que quieres decir. Ganar un poco de dinero no me vendría tan mal”

“Y… ¿piensas llevar algún curso para volver a enseñar?”

“No sé, con mis antecedentes no creo que me dejen ser maestro de nuevo” suspiró cansado. “últimamente no pienso tanto en eso” bajó la mirada. “Me… me la paso pensando en otras…”

“¿Ohhh? ¿Y en qué clase de cosas piensas?” se acercó un poco, causando que su sonrojo creciera. “¿Acaso es en un apuesto joven al que quieres confesarte? ¿Alguien muy especial para ti?”

“¡¿Qué?! ¡Nooooo!” su manera de decirlo hacía más que obvio que le gustaba Hashirama, algo que hizo al moreno muy feliz. “Yo… simplemente no quiero pensar en eso y…”

“Porque estoy seguro de que a esa persona también le gustas” dijo con sinceridad, queriendo dejarle en claro sus sentimientos. El otro se le quedó mirando, atrapado por esos ojos verdes. Estaba a punto de decir que cómo le iba a gustar a alguien cuando continuó. “Con tus ojos negros tan bonitos, tu piel pálida, tu indescriptible belleza… sólo un idiota no se enamoraría de ti.”

“No sabes de qué…”

“Claro que lo sé… porque me atraparon a mí tan pronto te conocí” con esto lo dejó congelado otra vez. El Senju aprovechó ese momento para tomarlo de la mano, estrechándola entre las suyas. “Te amo desde hace tanto y con tal intensidad que gracias a eso encontré mi camino… que me llevaría directamente a ti”

“No bromees”

“No estoy bromeando, te lo digo muy en serio” le besó la mano con ternura. “Estoy enamorado de ti y no me da vergüenza repetirlo. Es más, lo haré hasta que entiendas que mis sentimientos por ti son verdaderos.”

“Yo…” y ahí estaban las mariposas en el estómago otra vez. ¿Cómo podría deshacerse de ellas? Su corazón iba a mil por hora también. “Me… me… me gustas… también”

“¿En serio?” y ahí estaba esa maldita sonrisa que lo derretía y lo dejaba más indefenso que un recién nacido. ¿Por qué tenía que ponerse tan alegre? El brillo de sus ojos lo cautivaba. “¿Qué te parecería si… lo intentamos? Ser pareja, quiero decir”

“Eso… estaría bien” apartó la mirada, sonriendo por lo bajo. No tenía ninguna duda ahora, con la ayuda de ese tonto de mirada dulce sin duda podría rehacer su vida. Era lo único que necesitaba. “¡Pero vamos lento, está bien! ¡Muy lento!”

“Como quieras” Hashirama accedió. Él tampoco quería apresurarse y espantarlo. Le daría el tiempo que necesitara.

 

Notas finales:

¿Qué les pareció? Review!!!


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