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No te conozco pero te amo por Ghost princess Perona

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Notas del capitulo:

Espero que les guste

“No lo sé” Hashirama tomó un sorbo de café después de decir estas palabras. “Solo me han dicho que todavía está vivo. Mientras lo esté tengo esperanzas” miró el líquido que quedaba dentro de su taza. “Pero siento que tengo que apresurarme.”

“Seguro, debe de quedarle poco tiempo de utilidad” Sasuke tomó su plato vacío y lo llevó al fregadero. Este escuchó a su amigo hablar durante todo el desayuno de cómo Hikaku le había confirmado que su amado, del que no sabía nada desde hace años, aún estaba con vida y esperando a que lo liberara de la esclavitud sexual. “¿Has hecho lo que te he pedido? Tu madre necesita saber de ti.”

“Aún no, es sólo que… mi padre siempre está chequeando su teléfono” negó con la cabeza. “Hoy tengo algo de tiempo a la hora del almuerzo, la llamaré desde un teléfono público. Supongo que así no tendrá problemas.”

“Butsuma realmente necesita dejar de hacer eso” el Sarutobi comenzó a lavar los platos con la esperanza de terminar antes de tener que regresar al hospital y tratar con pacientes quejicas que no paraban de molestarlo. En serio, Hikaku había sido el único caso reciente que tenía el derecho de quejarse y para su sorpresa no lo hizo, a diferencia de otro que sólo tenía un resfriado. El castaño terminó con su café y le dio la taza. “¿Hay algo que te preocupe?”

“Me preocupa… bueno… no es nada en realidad” se rascó la nuca. No sabía cómo ponerlo en palabras, pero tenía la ligera sospecha de que su hermanito Itama había pasado por algo que ningún niño debería experimentar. “Ya me las arreglaré yo sólo.”

“¿Tiene que ver con el trabajo?”

“En parte” Sasuke decidió no preguntar nada más y terminar de limpiar el agua que había salpicado del caño. Los dos salieron de la casa en ese momento, dejándola bien cerrada bajo llave. “Por cierto, no voy a poder venir a cenar hoy. ¿puedes arreglártelas tú solo?”

“Claro, soy yo el que debería estar preocupado por ti, que no cocinas ni para salvar tu vida” suspiró de cansancio. “En serio, uno de estos días te vas a morir por consumir demasiada chatarra y la culpa será solamente tuya”

“¿Alguien se puede morir por demasiada chatarra?”

“Te obstruye las arterias, ¿de qué otra manera se incrementan los índices de infarto por año?” el médico caminó hasta su auto y se puso en marcha al hospital. Pasó a revisar a todos los pacientes, incluido Hikaku. Este yacía en la cama, observando su recién recuperado pasaporte sin moverse mucho para no despertar el dolor en su abdomen. “Debe ser una sensación extraña para ti… ser libre otra vez.”

“No soy libre, yo… todavía la necesito” le mostró los brazos marcados por los rasguños que se había hecho, desesperado por las sensaciones que el síndrome de abstinencia le causaba a su cuerpo. “Aparte, aunque me haya salvado de mi película final, todavía queda mucho por hacer antes de poder ser libre.”

“¿Regresarás a Praga cuando eso pase?”

“No lo sé” dijo el otro, volteándose. Una mueca de dolor apareció en su rostro cuando lo hizo y su mano voló hasta el sitio donde las vendas cubrían su herida. “La verdad es que no tengo ningún lugar a donde regresar. Mis padres murieron… o al menor es lo que me han dicho. Y la universidad allá… me va a ser más que difícil reintegrarme.”

“¿Entonces?”

“Creo que regularizaré mi situación aquí o me iré a algún otro país de la unión europea… no lo sé, ya se me ocurrirá algo” Hikaku se recostó de espalda, pensándolo bien. Todavía tenía seguridad, era necesario ahora que tenía el grado de testigo protegido. “¿Qué tal están las universidades de leyes aquí?”

“Bien, tengo un par de amigos que son abogados y se las apañan muy bien” Sasuke terminó con su trabajo, escribiendo en una tablilla los diferentes aspectos que tenía que revisar. “Estás muy bien para haber sido apuñalado en el vientre.”

“Supongo que ese fiscal tiene razón, quiero vivir” miró a ambos lados. “¿Le puedo decir un secreto?” este asintió. “El lápiz” en la parte de atrás de la hoja en la que se apuntaban sus constantes vitales garabateó números y letras al azar. “Dígale a su amiguito que si sabe cómo utilizar esto, entonces podrá encontrar más testigos.”

“¿Es la dirección del halcón de guerra o algo así?”

“Es lo único que sé” El Sarutobi asintió sin saber muy bien qué hacer. Finalmente le pasó a Hashirama la foto de la hoja y se deshizo de la evidencia, pasando la información a otra limpia. Realmente esperaba que eso ayudara. De repente su celular sonó.

“Aló, ¿Tobirama? ¿Qué haces llamando a estas horas de la mañana?” el doctor frunció el ceño. A esa hora su otro amigo debía estar de camino al trabajo, leyendo los papeles de los diferentes casos. “¿Qué estás haciendo qué?” abrió los ojos mucho. No podía creerlo de él. “Es que es… tú no harías algo así”

“Doctor Sarutobi”

“Un momento, por favor” le pidió a quien fuera que estuviera hablándole para concentrarse en el teléfono. El albino estaba haciendo algo que simplemente no podía ser cierto. “¿Estás seguro de que vas a hacerlo? A ti nunca…”

“Doctor Sarutobi”

“Espere” siguió colgado de su celular. “Te digo que deberías llevarlo a un orfanato o algo así, pero no… está bien, está bien, no me escuches” suspiró cansado. En verdad los hermano Senju iban a sacarle canas verdes. “Ni siquiera sé por qué sigo siendo amigo de ustedes dos.”

“¡Doctor Sarutobi!”

“¡Que un momento, joder!” gritó, alarmando a la sala. “No a ti, a otra persona que me está fastidiando. Sí, puedes traerlo después, aunque no soy pediatra puedo hacerle una revisión básica… sí, no te cobraré nada, tacaño.”

“¡DOCTOR!”

“¡¿QUÉ?!” se dio la vuelta y vio a su jefe de área delante de él. Se puso completamente pálido. No podía creer que le hubiera hablado así a su jefe inmediato. “Tengo que irme… nos… nos vemos después.”

“¿Le gusta mucho hablar por teléfono, doctor?” este negó con la cabeza, asustado. “Supongo que le parecerá más interesante conversar con sus amigos que hacer sus rondas, ¿verdad?” este negó. “Supongo que desearía más tiempo para hacerlo.”

“De… de verdad, señor… no… no quiero… yo adoro mi trabajo… es sólo que…” Sasuke trató por todos los medios de librarse del problema. Mientras lo hacía, maldijo con todas sus fuerzas a los hermanos Senju, que le habían causado un sinfín de complicaciones. “Yo… en seguida me pongo a trabajar… no sucederá otra vez”

-En otra parte-

“Hummm, idiota” Tobirama colgó su teléfono. Era de mañana y si aún no estaba en el trabajo era por el niño que estaba aún en su casa, dormido profundamente en su sofá, con una manta encima y la cara manchada de chocolate. Aquella noche habían comido los dos del mismo plato, compartiendo la torta. El chiquillo todavía se negaba a tocarlo, pero al menos ahora no lloraba cuando estaba con él. En ese momento el pequeño abrió los ojos y se hizo un ovillo en su improvisada cama, tapándose completamente. “No te voy a hacer nada”

“Ahhhhh” seguido de palabras asustadas en un idioma que no entendía, ensuciando su sofá cuando agitaba. Agitó la cabeza, tenía que hacer algo con esas pintas.

“Necesitas un baño” se fue del cuarto y llenó la tina, luego regresó para agarrar de la mano al pequeño, pero este se encogió aún más. El Senju chasqueó los dientes. ¿Cómo debía hacer para que ese niño confiara en él? Sólo quería darle un baño. Entonces decidió ponerse firme. “Kagami, ven”

“Ummmm” él se agitó, pero lo hizo. Sabía por experiencia propia que era mejor no hacer enfadar a los adultos. Hacer su trabajo era ligeramente menos doloroso cuando obedecía a sus amos.  Dejó caer la manta.

“Eso es, ven” se metieron al baño y el albino empezó a quitarle la ropa. El pequeño se quedó muy quieto, esperando una mordida, un beso o cualquier otra cosa que empezara el acto sexual que siempre lo hacía sentir tan horrible, pero no pasó. “A ver, ahora métete en la tina. Voy a ayudar a lavarte.”

“¿Eh?” le preguntó sin entender, aunque luego lo hizo. No era la primera vez que un hombre le hacía meterse en la tina para tener relaciones. Pero el otro no hizo lo que esperaba. Tobirama tomó un poco de agua y comenzó a mojarlo, haciéndole cerrar los ojos. A continuación el albino aplicó el shampoo con cuidado, como hacía con sus hermanos cuando eran más pequeños.

“Cierra los ojos” le miró sin no entender. El otro parpadeó. “Así” volvió a hacerlo. El pequeño lo imitó y le enjuago la cabeza. Su cabello dejó caer mucha espuma, junto con toneladas de suciedad y otras cosas que no había podido lavarse desde hace mucho. “Muy bien, Kagami. Estás portándote muy bien.”

“¿Muy… bien?” había escuchado esas palabras antes, pero nunca en ese contexto. Siempre era cuando estaban haciéndole daño y en el orfanato… nunca.

“Sí, muy bien” cogió la esponja y el jabón. Con suavidad comenzó a frotar su piel sin ningún motivo escondido, sólo con cariño. Tobirama recordaba cómo ayudaba a su madre a cuidar de sus hermanos pequeños, lo que le ayudaba a tratar con ese niño. “Eres un niño muy bueno”

“Hummm” Kagami todavía estaba renuente a dejar que lo tocara, pero se sentía tan bien el cariño que le estaba dando que no le pidió que parara. Había estado tan falto de esa clase de amor… desde hace tanto tiempo.

“Tranquilo, ya casi terminamos. Luego… ya le he pedido a alguien que te consiga ropa, estará aquí para la hora del almuerzo” terminó con su labor y eliminó todo el jabón de su piel. Bajo toda esa suciedad era pálida, tanto como la suya. “¿Ves? Está mucho mejor, ¿no?” el niño guardó silencio. De repente el celular volvió a sonar. “Espera un momento, ¿Aló?”

“Tobirama, ¿Dónde se supone que estás?” Kawarama estaba de malas. El albino maldijo cuando recordó que tenía que ir al buffette como todas las mañanas. Pero no quería… debía hacerlo. Por su familia al menos.

“Me sentí un poco mal tras comerme una torta yo mismo, creo que se me subió el azúcar. Después no pude dormir hasta las cuatro de la mañana y… supongo que me quedé dormido, perdón” mintió descaradamente. “Trabajaré desde casa hoy, envíame los expedientes por correo. Los revisaré ahora.”

“Más te vale, papá está furioso” se oyó un murmullo de hojas. “Aunque para ser sincero ya estaba molesto desde antes. Al parecer mamá ha estado tratando de ponerse en contacto con Hashirama” de repente su voz tomó otro tono. “¿No habrás tenido algo que ver?”

“¿Yo? Nunca” aseguró Tobirama. Estaba tan centrado en la conversación que no se fijó en que Kagami estaba escuchándolo con atención. No podía entender las palabras, pero sí reconocer las voces. Esa que estaba hablando desde el aparato no parecía ser muy amable, pero no se parecía a la de los malos que de seguro lo estaban buscando. “Dile a papá que…”

“¡KAWARAMA!” otra voz se pudo escuchar desde el teléfono, causándole al niño un ataque de nervios. Oportunamente, al albino se le cayó el aparato en el agua antes de que se escuchara el aterrador grito del pequeño, que cayó en el agua y se alejó de él. El otro lo miró sin entender su reacción. El llanto lo siguió.

“Kagami… ¿Qué te pasa?”

-En el hospital, mucho más tarde-

“No, no, vas a tener que preparar tú mismo las cosas para comer” decía Sasuke, cogiendo los papeles que estaban encima de su escritorio. Era más de las diez de la noche y recién salía del trabajo. Por desgracia todavía le quedaba una visita a domicilio que sin duda le tomaría un tiempo. Bueno, al menos podría exigirle a Tobirama una cena. “Tengo que ver a un paciente más… ¿Qué vas a salir a comer con alguien? Mejor” hizo una pausa para cerrar su maletín. “Sí, nos vemos en la mañana”

“¿Va a alguna parte, doctor?” preguntó una de las enfermeras, viéndolo dejar en su asiento la bata de médico que usualmente llevaba encima de la ropa.

“Mi turno terminó, haré una visita a domicilio” señaló él, retirando la alarma de su auto. Finalmente salió de su lugar de trabajo rumbo a la casa de su amigo peliblanco. Al llegar, las luces del estar estaban prendidas. Tocó el timbre. “Hola, Tobi, ¿todavía está vivo?”

“Muy gracioso” le dejó entrar. Ambos hombres caminaron hasta la sala del apartamento de lujo, donde un pequeño pelinegro pintaba con crayones. A pesar de su edad, los dibujos le salían muy bien. Parecía una zona de la ciudad donde había muchas bodegas, quizás un puerto pesquero. “Vaya, realmente lo hiciste. No lo creí propio de ti.”

“Deja de burlarte” el albino hizo un puchero.

“No me estaba burlando, sólo diciendo que… bueno, nunca has sido muy dado a cuidar de nadie, menos de niños. Pensé que jamás te ocuparías de uno” se acercó un poco, alertando al chiquillo y de paso a su nuevo tutor. El Sarutobi sonrió. “Me alegro de haberme equivocado” luego se dirigió al niño. “¿Cómo estás, jovencito?” este se retiró asustado, musitando algo en un idioma que el médico pudo entender a medias. “¿Qué le pasa?”

“No entiende muy bien nuestro idioma. Supongo que será extranjero” explicó el Senju, rascándose la cabeza. Nunca había sido especialmente ducho en los idiomas, esa era tarea de su hermano. “Aún no he podido descubrir…”

“Es rumano” lo cortó Sasuke, revisando el cuello del niño con el ceño fruncido. Si era lo que él creía que era… “He escuchado a Hashirama hablándolo y creo que reconozco un par de palabras. Hummmmm” por fin encontró las marcas que de seguro el peliblanco había pasado por alto. “Tobi, ven un minuto por favor”

“Sí, claro” dejaron a Kagami sólo en la sala, que se volvió a sentar en su silla a dibujar. “¿Qué pasa, amigo?”

“Tengo que hacer un examen más profundo, pero… sería mejor si lo hiciera estando él inconsciente” sacó unas pastillas de su maletín. “Las traje por si eran necesarias, son muy suaves, ideales para niños” sacó también unos guantes de plástico. “También te pido que hagas lo que yo te diga, opines lo que opines.”

“Yo…”

“¿Quieres que te diga por qué se comporta tan raro o no?” preguntó el doctor seriamente. Su amigo asintió, preocupado. Tras darle a Kagami un vaso de leche con píldoras, lo tumbaron en el piso y la examinación comenzó. “Sujétalo bien, que no se mueva”

“Como digas” Sasuke le retiró los pantalones y la ropa interior, fijándose en su intimidad. Habían unos cuantos chupetones ahí, lo que le pareció desagradable, también marcas de cortadas y quemaduras casi curadas. Comenzó a meter un dedo en su entrada para el examen rectal y el chiquillo se agitó, chillando en su idioma natal. “¡Sostenlo bien!”

“¡Eso hago!” finalmente la examinación terminó y pudieron dejar al pequeño, que seguía agitándose y llorando. Tobirama se quedó a su costado, tratando de calmarlo de todas las formas posibles. “Sasuke, ¿Qué…?”

“¿Piensas quedarte con él?” preguntó él seriamente. “Adoptarlo formalmente, quiero decir.”

“Sí… bueno, he hecho muchísimas cosas malas… puesto en libertad a tantos criminales… quisiera devolverle algo al mundo.”

“No lo uses para limpiar tu consciencia”

“¡No es sólo eso! ¡Él me necesita! ¡Yo puedo cuidar de él como nadie más!” aseguró el albino, levantándose. El Sarutobi no lo podía creer, sólo unas pocas horas y el gran y frío Tobirama se había encariñado con ese pequeño. “Yo lo cuidaré”

“Pues te sugiero que le busques un buen psicólogo. Ha sido traficado” el peliblanco estuvo a punto de pararse para negarlo, pero recordó las marcas rojas en su cuerpo de cuando lo lavó. “Es común que los traigan a esa edad e incluso menores para sacarles provecho por más tiempo. El examen que le hice era para determinar si había habido actividad sexual. Sí la hubo” lo miró con pena. “Va a necesitar mucha ayuda para recuperarse.”

“Sí… lo entiendo…” Tobirama apretó las manos. Kagami… iba a recuperarse. “¿Puedes… pasarme el número de Hashirama? Tengo que… hablar con él sobre esto. Poner una denuncia y todo eso.”

-En una cafetería poco antes-

“Adiós, Sasuke” Hashirama colgó el teléfono, dirigiendo la vista hacia la persona que tenía en frente. Era un chico que vestía de manera casual, con el pelo de dos colores y la mirada más triste que podían imaginar. “Gracias por acceder a reunirte aquí conmigo, Itama. Tenía ganas de hablar contigo.”

“No sé por qué, últimamente no has hablado con nadie de la familia” comentó el jovencito, mirando por la ventana. Al otro lado de la calle habían bares abiertos, con muchas personas entrando y saliendo. “Debe regresar a la uni…”

“Conoces a Danzo Shimura, ¿verdad?” sus ojos se abrieron bastante y tembló ligeramente antes de recobrar el control de su cuerpo. “No intentes negarlo, sé que es así”

“Claro, tú también” asintió Itama. “Es uno de los socios de papá, venía a cenar casi todas las semanas a la casa” se estiró un poco. “Y si sólo me has citado aquí para preguntarme sobre los allegados de papá, entonces ya puedo…”

“¿Sabes que es uno de los principales sospechosos en un caso de trata de blancas?” el Senju menor realmente estaba sorprendido. No podía creer que le hubieran encontrado algo a ese tipo. “Se supone que no debería contarlo, es algo del trabajo y no tenemos suficientes pruebas para señalarlo como culpable, pero… Itama, por favor sé sincero, ¿te hizo algo?”

“A… ¿a mí?” respondió con una tembladera. “¿Qué podría haberme…?”

“No estás siendo sincero” el castaño le tendió una mano. “Sé que es muy doloroso y seguro que no puedo ni siquiera imaginar por lo que has pasado, pero habla conmigo. Habla… y juntos haremos que el maldito pague por todas sus víctimas” el joven siguió negándose, más su hermano persistió. Finalmente, tras casi una hora, el menor aceptó hablar. “¿Qué pasó?”

“Fue hace mucho tiempo, el delito ya habrá expirado… tenía seis años cuando empezó y casi catorce cuando por fin se cansó de mí” frunció el ceño. “Supongo que crecí demasiado para él. Bueno, el caso es que después de cenar mi padre me pidió que le hiciera un favor para cerrar un trato y me llevó con él. En ese entonces me imaginaba lo que me iba a hacer.”

“Espera, ¿papá te llevó con él?” un asentimiento. “¿De verdad?”

“¿Por qué te mentiría? Está metido hasta el cuello en ese negocio inmundo y saca una buena tajada de él. Encontrar evidencias tangibles será difícil” sonrió con un poco de picardía. “Pero el punto débil es...” se señaló a sí mismo. “Que yo sé cómo entró. Me utilizó a mí. No puedo darte más información que esta, excepto que: si cae Butsuma el siguiente en caer será Danzo.” Se levantó de la mesa. “Ya tengo que irme o sospecharán.”

“Itama” lo detuvo cuando estaba a punto de salir. “¿Cuánto tomaría… hacer caer a Danzo si cogemos a Butsuma?”

“Es su principal socio, no debe ser mucho” el menor sonrió. “Te deseo suerte”

Notas finales:

Hashi se está acercando poco a poco, ¿qué sucederá? ¿Qué quieren que suceda? Review!!!!


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