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Cuando Solo Falta Uno por DanyNeko

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Yugi se inclinó al lado de Malik, colocando una mano en su hombro justo antes de que la chica volviera a hablar.

 

—Su presencia me dejó salir de aquel lado de la casa y él quiere eso… quiere tu luz.

 

Malik tiritó, de pies a cabeza.

 

~∆~

 

Los ojos color lavanda se inundaron en cuestión de segundos. Yugi fue capaz de ver como pequeñas gotas empezaron a caer al suelo empolvado y sintió a Malik temblar, así que soltó sin pensar a su novio y se arrodilló junto al egipcio para abrazarlo.

 

Alertado, Yami se inclinó rápidamente, colocando ambas manos en los hombros de Yugi. No podía regañarlo, el pequeño estaba angustiado por su amigo, y si debía ser honesto, a él también le preocupaba que le hicieran daño a Malik.

 

Ryou no tardó en hacer lo mismo, se sentó junto a Malik y lo envolvió en sus brazos hasta persuadirlo para que se recargara en él. Bakura gruñó mientras Diabound se deslizaba de nuevo hasta el cabello de Ryou y él se sentaba justo detrás de su luz.

 

Tea, Tristán, Duke y Joey miraban desde sus lugares, sin saber qué podían hacer. La castaña aún tirada en el suelo.

 

Ustedes no pueden encubrir su luz como a los otros dos —continuó Nazuna, mirando a Yami y a Bakura, los cuales gruñeron con impotencia — ¿y tu alma gemela? —la chica se acuclilló de vuelta frente a Malik y Ryou, preguntando con aire inocente — ¿por qué no está aquí, cuidándote también? 

 

Malik se movió ligeramente del pecho de Ryou, para mirar a la fantasma —no está conmigo… intento alcanzarlo —explicó en voz baja, sorbiendo un par de veces su nariz.

 

Nazuna abrió su boquita en una 'O' en entendimiento —entiendo ese dolor —colocó una mano espectral sobre una de las de Malik, haciendo que el chico temblara de frío, pero no se apartó de ella.

 

"Me pregunto si hay alguna forma de ayudarla a recuperar a su bebé" se preguntó vagamente Yugi, aún en su tarea de confortar a Malik.

 

Y Yami captó ese pensamiento — /Aibou, sé que quieres ayudar, pero podría ser peligroso para ti, Ryou y Malik/ 

 

Yugi frunció los labios en un puchero — /Pero Yami ¿la oíste? Esa pobre chica… / 

 

Yami sonrió en resignación mientras le acariciaba la espalda con una mano — /Comprendo cómo te sientes, mi brillante y bondadosa luz, pero no puedes arreglar todas las injusticias de este mundo/ 

 

El oji-amatista resopló, sabiendo que Yami se preocupaba por su seguridad, pero sin poder luchar contra esa necesidad de hacer algo, de ayudar.

 

La voz de Malik interrumpió ese hilo de pensamientos. Sonaba tan bajo que apenas él y Ryou fueron capaces de oírlo.

 

Malik estaba llamando a Marik entre hipidos restantes del llanto y temblores.

 

— ¿Qué… qué le pasó a tu bebé? —Yugi se giró, realmente sorprendido​ de que Tea preguntase algo.

 

Nazuna la miró, y la castaña sintió como si un pequeño hilo de agua fría le bajara lentamente por la espalda. La fantasma negó con la cabeza —no lo sé… me dejó alimentarlo tan solo unos días… luego se la llevó —un suspiro tembloroso los llenó a todos de anticipación —en la semana siguiente… ya no podía oír su llanto en la casa.

 

Bakura​ notó que su Diabound se irguió sobre la cabeza de Ryou, mirando hacia otro lado, tal cual una serpiente apunto de morder a alguien que se acerca demasiado. Los ojos del yami albino se afiliaron hacia el piano, siguiendo la dirección de su criatura.

 

Con un escalofrío erizandole el cabello de la nuca, Ryou giró también — ¡Duke, cuidado!

 

Justo mientras Ryou suelta su advertencia, el pequeño temblor en el banquillo del piano se hizo más obvio y casi hace caer al pelinegro, quien trastabilló a los brazos de Tristán y Joey. Ambos lo apartaron con rapidez para que el taburete no le cayera en las piernas al oji-esmeralda.

 

Los ojos azules de Tea, y los castaños de Tristán, se desviaron rápidamente a la fantasma, esta sin embargo, miraba a Malik con compasión.

 

El egipcio estaba temblando entre los brazos de Ryou.

 

— ¿Malik? —preguntó Yugi, en un tono inseguro y dudoso.

 

Para cuando el peli-cenizo pudo contestar, su voz sonaba un poco agitada y sin aliento, como si hubiese caminado rápido y le faltase el aire —m-me cuesta un poco respirar… y me duele el pecho si trato de inhalar profundo —explicó lentamente. Sentía el aire más frío a cada segundo, irritándole la nariz al inhalar, enfriando y lastimándole el pecho, y raspándole la garganta al exhalar por la boca. 

 

La encantadora piel morena del adolescente también estaba palideciendo por momentos, el pobre sentía los labios secos y agrietados, trató de moverse más hacia Ryou y descubrió que le pesaba un poco el cuerpo.

El albino lo abrazó más por cuenta propia, confiando en el agarre de Bakura sobre sí, al igual que Yugi, quien se arrimó más a sus amigos.

 

Está tomando su energía… —Nazuna tembló, mirando al afectado peli-cenizo ser consolado por sus tiernos amigos —ya es muy fuerte ¿para qué más? —se quejó para sí, en voz baja.

 

—La ambición nunca se satisface —musitó Bakura, mirando tanto como sintiendo a Malik temblar contra su yadonushi. Notaba en su propio pecho, la necesidad de su pareja de hacer algo para ayudar al oji-lavanda —ya toma de ustedes toda la energía que puede, codiciará cualquier otra fuente que pueda obtener.

 

—Malik… —preocupado, Yugi acarició una mejilla de su amigo.

 

Hubo algunos quejidos ahogados. Ryou apretó los labios con disgusto cuando Malik se estremeció con fuerza a la vez que algunos cuadros se movían, haciendo ruido contra las paredes, lo que provocó los sonidos asustados de sus compañeros de clase.

El pequeño albino volvió la mirada a su yami, con determinación en sus esmeraldas.

 

—Kura, el libro, por favor.

 

Sin una palabra más, el ex-espíritu levantó una mano, haciendo que el antiguo tomo se materializara sobre esta. En cuanto su hikari lo recibió, Bakura le dirigió una significativa mirada a Yami.

 

Ryou tomó una mano de Malik, y la apretó cariñosa y alentadoramente —ánimo, Malik. Estamos contigo en esto y te vamos a ayudar —le recordó la promesa que había hecho más temprano en su casa.

 

—Yug… ¿qué está pasando, amigo? —Joey preguntó, lo que todos los demás se estaban cuestionando.

 

El tricolor se volvió a sus amigos, mirándolos con ojos de disculpas —lamentamos no haberles comentado esto antes, pero ahora mismo, tenemos una emergencia y solo hay alguien que puede ayudar a Malik —explicó, mientras tomaba con fuerza la pirámide que colgaba por su pecho.

 

Ryou y Bakura ayudaron a Malik a sentarse y mantenerse así mientras que Ryou sujetaba también su preciada sortija.

 

Joey y Tea, al parecer, fueron los primeros en hacer la conexión.

 

—Van a traer al otro lunático —expresó, en medio de una pregunta temerosa y un reclamo indignado.

 

Ryou apretó los dientes, obligándose a ignorar su comentario mientras que Diabound le siseaba, expresando el disgusto de sus maestros. Bakura solo le dirigió una mirada de desprecio venenosa. Por fortuna para ella, tenía las manos llenas manteniendo cerca a Ryou y ayudando a Malik, porque ganas no le faltaban de levantarle la mano a la aspirante a bailarina, importándole poco que fuese mujer; sin embargo, sabía perfectamente que era algo que Ryou nunca le dejaría hacer, por más molestia que fuera, su yadonushi era un perfecto caballero en cuanto a cualquier mujer se refería.

 

Los otros tres adolescentes intercambiaron miradas, fragmentos de Ciudad Batallas abordando fugazmente sus memorias, y aunque Joey particularmente tenía malos recuerdos al respecto, fue el siguiente en hablar.

 

—Chicos… ¿están seguros?

 

Hubo un pequeño quejido lastimero de Malik. Esta vez fue Yugi quien lo acunó cuidadosamente mientras Ryou se volvía para confrontar a sus amigos —miren… Marik significa, para la Malik, lo mismo que Atem y Bakura para nosotros —suspiró suavemente, tratando de buscar las mejores palabras para explicarse. El lazo yami-hikari era algo tan poderoso, íntimo y espiritual que no había forma de que alguien ajeno a eso pudiera comprenderlo por completo —sé que le dieron una segunda oportunidad a Kura, por lo que es él para mí —les ofreció una sonrisa de agradecimiento —solo podemos esperar que puedan hacer lo mismo por Malik.

 

El silencio frío se extendió unos segundos.

 

—Bueno, a fin de cuentas, supongo que es su decisión —había sido Duke el primero en hablar, acercándose a Malik a pesar de que la presencia de Nazuna le ponía los pelos de punta. Se quitó la bufanda que llevaba y se la colocó al egipcio, como lo haría un hermano.

 

—...Si es lo que lo hará feliz —concordó Tristán, con un tono un poco más dudoso.

 

El castaño y Joey se acercaron también —sí, por los amigos, cualquier cosa —sonrió el rubio, dispuesto.

 

A Malik se escaparon un par de lágrimas más de sus bonitos ojos claros —chicos… gracias.

 

Sonriendo, Ryou abrió el tomo antiguo en la página que necesitaban y se lo ofreció a su amigo —aquí.

 

Yugi se rió por lo bajo— tú tienes suerte de tener tu cetro a mano, a mí y a Ryou nos tocó de otro modo —comentó, para aligerar un poco.

 

Malik consiguió darle una sonrisa y tomó su artículo milenario para colocarlo en el suelo frente a él. Casi de inmediato, Yugi y Ryou jadearon al sentir a sus yamis soltarlos y alejarse un poco.

 

—De prisa, Atem —le gruñó Bakura, colocando ambas manos en el suelo.

 

—Ya lo sé, ya lo sé —replicó de igual modo, ejecutando la misma acción.

 

Una especie de cúpula semi-transparente, de color negro brillante, cubrió a todos los presentes en medio de la habitación.

 

Ouch —curiosa, Nazuna se había movido hasta un límite de la burbuja oscura y acercó su mano, sin embargo, fue incapaz de traspasarla y, de hecho, sintió algo como una descarga muy sutil.

 

—Debo pedirte que no hagas eso —pidió Yami en tono amable, pero se escuchaba el esfuerzo en su voz.

 

— ¿Yami? / ¿Kura? —preguntaron sus hikaris a la vez.

 

—Nuestro hechizo de protección para Malik se concentraba en el cetro —explicó el tricolor —si no lo tiene a mano, no sirve.

 

—Y como cereza del pastel, van a usar su magia, lo que sería el equivalente a lanzarle a-lo-que-sea-él una bengala junto con una invitación a un banquete—completó Bakura. 

 

Yami rodó los ojos ante su forma de expresarse, pero no acoto nada al respecto —así que, no es​ por presionarlos —añadió gentilmente —pero entre más rápido mejor.

 

Ryou y Yugi se tomaron muy en serio estas advertencias cuando notaron que las manos de sus parejas, aún pegadas al suelo de madera, empezaban a temblar ligeramente.

 

Intercambiando un asentimiento, Yugi y Ryou se sentaron de piernas cruzadas a cada lado de Malik, sujetando sus manos para poder brindarle un poco de su energía.

 

— ¿Estás listo, Malik? —inició Yugi, obteniendo un asentimiento de cabeza por respuesta —Tienes que concentrarte.

 

—Piensa en él —guió Ryou.

 

Los tres cerraron sus ojos. Yugi y Ryou se inclinaron más cerca para que solo Malik los escuchara.

 

—Recuerda aquel sueño.

 

—Lo que sentiste entonces.

 

—Céntrate en esos sentimientos.

 

Amor —todos los demás fueron capaces de ver como una suave niebla empezó a levantarse justo cuando Yugi y Ryou coincidieron en medio de su discurso intercalado.

 

—Necesidad —continuó el albino.

 

—Pertenencia.

 

Ryou entrelazó suavemente los dedos con los de su amigo —Él es tuyo. Ha accedido voluntariamente a ser tuyo, por lo tanto, nadie más puede tenerlo.

 

El oji-amatista apretó suavemente la mano de Malik entre las suyas, más pequeñas, cuando pudo sentir más claramente la energía fluir, mezclarse y bullir frente a ellos, hacia el cetro —Ni el reino de las sombras, ni la propia muerte tienen más derecho sobre él que tú.

 

Bakura y Yami agradecieron mentalmente que nadie les estuviera poniendo atención cuando sintieron sus mejillas arder con fuerza, pues ellos sí que podían oír directamente en sus mentes lo que sus hikaris le estaban susurrando a Malik. Un poderoso sentimiento cálido los invadió al escuchar cuánto valoraban sus parejas el lazo místico que los unía y que comprendían cuan profundo era el amor que les profesaban sus mitades más oscuras.

 

Se abstuvieron de cualquier comentario para no desconcentrarlos, mientras Malik empezaba a recitar el hechizo que Ryou y Yugi utilizaron ni bien hace dos meses. Una mezcla de latín y algo más, muy antiguo, que se le dificultó ligeramente pronunciar.

El resto de los estudiantes no tuvieron esa consideración.

 

— ¿Esto no va a temblar y derrumbarse como después del duelo de Yugi y Atem? —bromeó Joey, en voz baja.

 

—Tú dinos —le regresó Duke, del mismo modo —tú y Tristán estaban cuando volvieron Atem y Bakura.

 

El castaño negó —nosotros no vimos nada esa noche. Nos desmayamos en algún momento antes de que hicieran su hocus pocus. 

 

Tea gimió — ¿desmayados?

 

Nos vemos de nuevo, angelitos —fueron interrumpidos por una voz picaresca y ronca que los hizo callarse inmediatamente y volver los ojos al origen de la misma —siempre es un placer saludaros —la deidad egipcia de la muerte se presentó como una figura etérea de tenue luz celeste y niebla, un poco más allá del libro y el cetro milenario.

 

Tea se desmayó de ver la figura con cabeza de chacal en cuerpo humano. Uno que estaba muy bueno, en honor a la verdad.

 

Ryou y Yugi se mordieron los labios para evitar soltar una risilla por la forma coqueta que Anubis tenía de dirigirse a ellos. 

Malik, completamente sorprendido, pero demasiado débil como inclinarse apropiadamente frente a la deidad, solamente pudo agachar la cabeza.

 

—Mi señor —murmuró en respeto.

 

El dios de la muerte se hincó frente a ellos y colocó sus manos sobre las manos unidas de los tres hikaris, disfrutando la sensación del vínculo afectivo, puro y sincero de amistad que hacía que sus energías se volvieran más poderosas.

 

Relájate, lindura —Anubis hizo que Malik levantara la cabeza, dándole un suave empujón debajo del mentón por la punta de su hocico —No hay necesidad de ser tan formal, pequeña luz.

 

Malik se sonrojó furiosamente. Si su hermana estuviera viendo eso…

 

Os dije que habría una próxima —sonrió socarronamente, enseñando parte de sus dientes con colmillos pronunciados.

 

—Lo hizo —asintió Ryou, ofreciendo una pequeña sonrisa.

 

— ¿Desde entonces sabía que esto pasaría? —no pudo evitar preguntar Yugi.

 

Desde antes incluso, angelito —respondió la deidad, rozando ahora la mejilla de Yugi con su hocico.

 

No se perdió la inmediata reacción de Yami, gruñendo desde su posición.

 

Oh, hijo de Ra —levantó la vista hacia ellos, ojos animales de una tonalidad azul brillante que sería imposible de encontrar en el mundo, mirándolo como si apenas se percatara de su presencia —veo que tenéis las manos ocupadas —comentó con ligereza.

 

Yami y Bakura gruñeron —me gustaría que cuidaras donde pones las tuyas —murmuró el tricolor.

 

Anubis lo desestimó con una sonrisa maliciosa que provocó escalofríos en Tristán, Duke y Joey, quiénes mantuvieron silencio por puro sentido común.

 

—Mi señor —Malik lo miró con profundo anhelo — ¿usted lo traerá...?

 

La deidad soltó algo que pareció un gruñido contemplativo —estás tan débil, lucecilla —mencionó —deja que tus compañeros te ayuden. Llámalo a tu manera, olvídate de hechizos escritos y deja que tu alma conecte con la suya. 

 

Malik asintió, cerrando los ojos. Sintió más energía de Yugi y Ryou correr hacia él, además, ahora que Anubis estaba presente, la barrera que Yami y Bakura habían levantado parecía mucho más eficaz, y esa fría sensación de que le estaban robando la energía se desvaneció lentamente.

 

El peli-cenizo se centró, sus oídos dejaron de captar cualquier sonido que hubiera a su alrededor y su mente se llenó de las palabras que Marik, afectuosamente, le había proferido en su sueño. Se empapó de esos sentimientos, dejó que el calor del amor correspondido llenará su alma y, en el fondo de su mente, formó una imagen mental donde su mano y la de Marik hacían contacto lentamente. Dedos rozándose antes de deslizarse para encajar unos con otros en un suave apretón.

 

Malik abrió la boca y dejó que salieran las palabras, tal cual le llegaban a la cabeza.

 

<<Ata de nuevo el lazo 

que la sombra ató 

Uno vuelve a ser uno

y no dos>>

 

Anubis se puso en pie, su icónico bastón en algún momento había sido convocado a sus manos y lo giró de modo que la pequeña cabeza de chacal chocada con la esfera en la parte superior del cetro milenario. 

 

El choque generó una chispa. Y esa chispa hizo que la niebla se volviera luz.

 

Joey, Tristán y Duke tuvieron que cubrirse los ojos y darse vuelta cuando la luz empezó a ser cegadora. Yugi y Ryou, ya sabiendo lo que vendría, simplemente cerraron los ojos y agacharon la cabeza, tal cual hicieron sus yamis y Malik.

 

La figura de Nazuna se perdió entre el brillo.

 

.

.

 

Para cuando fue seguro mirar sin quedarse ciego, Yami y Bakura estaban de vuelta con sus respectivos hikaris, confiando en la protección del dios de los muertos para evitar que cualquier amenaza se acercara incluso a esa habitación.

 

Yugi y Ryou observaron a Malik, quien de repente se sentía un poco más repuesto, y abrió sus ojos para barrer de inmediato la habitación con desespero.

 

Entonces, los ojos color lavanda se ensancharon cuando ubicaron una figura tirada inconsciente en el suelo.

 

No. No Tea. Una figura masculina.

 

Un doloroso jadeo de me escapó con fuerza del pecho cuando intentó ponerse en pie y correr hacia él. Ryou exclamó por lo bajo su nombre con tono de regaño, -aunque sabía que no podía culparlo por su desespero- mientras él y Yugi lo ayudaban a levantarse correctamente.

 

Malik se movió junto a su yami, pero este no dio señas de despertar.

 

— ¿Por qué está inconsciente? Ustedes estaban despiertos en aquel momento —preguntó Yugi.

 

—Nosotros habíamos estado con Anubis desde antes —evocó Yami.

 

Bakura asintió —y habíamos estado observando todo desde que ambos se acercaron a la escuela.

 

—No sabemos si fuese igual con él —se encogió ligeramente de hombros el tricolor.

 

Vosotros dos —los llamó Anubis, y solo por la forma de hacerlo, Yami y Bakura sabían que les habla a ellos —es vuestro turno de compartir un poco de sus sombras. Venid aquí, no seáis vagos —los molestó con esa sonrisa maliciosa de hiena, que a Bakura tantas ganas le daban de golpearlo.

 

Yami colocó un beso en la frente de su aibou antes de levantarse y atender a la petición de la deidad. Bakura solo le dio un apretón suave a una de las manos de Ryou, recibiendo en gesto de vuelta antes de levantarse y caminar hacia el moreno inerte.

 

El albino levantó su mano derecha, abierta, a la altura de sus hombros, y empujó su poder hacia ella hasta que la ilusión de una llama color violeta oscuro la cubrió, entonces la cerró en un puño, haciendo que se viera aún más potente.

El oji-vino igual levantó su mano en posición de chasquear los dedos, e hizo un movimiento circular con la muñeca mientras conseguía el mismo efecto de Bakura antes de cerrar el puño también.

 

Ambos se plantaron al lado contrario donde estaba Malik y se inclinaron para acercar sus manos al torso del yami inconsciente; abrieron los puños y soplaron, provocando que sus llamas sombrías se deslizaran en un barrido elegante por el pecho del mismo.

 

Fue cuestión de segundos para que el -muy- sutil movimiento del pecho de Marik se convirtiera en el subir y bajar de una respiración constante​ y saludable.

 

Malik sintió algo palpitar en su pecho justo antes de que los dos ex-espíritus lo miraran —es todo lo que podemos hacer por él —explicó Yami, pasando a su lado.

 

—Ahora depende de ti que quiera despertar —Bakura le guiñó un ojo, travieso, y le palmeó el pelo al pasar también, dejando que un rubor suave se extendiera por las mejillas del joven egipcio.

 

Queriendo darle un poco de espacio a Malik con Marik, Yugi les recordó a Joey y los demás que Tea seguía desmayada y que, o la despertaban o alguno la tendría que cargar para salir de allí.

 

Malik se inclinó para tomar el rostro de Marik con sus manos, dándole unas pequeñas caricias antes de arrastrarlo sobre su regazo —Marik...Mi yami —lo llamó suavemente, presionando sus labios en la frente del otro. 

 

Se separó lo justo para notar que las pestañas oscuras, que descansaban suavemente sobre las mejillas de Marik, revoloteaban un poco; también notó el temblor de los párpados y sabía que estaba tratando de despertar, porque podía sentir algo latiendo, pulsando, acumulándose entre los dos. Era lento, casi imperceptible, pero estaba allí, creciendo.

 

Malik no se lo pensó mucho e inclinó el rostro para juntar sus labios con los de Marik, acariciándolos en nada más que un roce casto e inocente, mientras repetía su nombre en su cabeza una y otra vez, tratando de sentir ese vínculo especial.

 

Hubo algún jadeo o expresión de sorpresa en el fondo, pero no se registraron en la cabeza de Malik cuando pudo sentir los labios de su yami separarse suavemente, dejando que el calor de sus bocas se mezclara.

Sintió también un poco de tensión en el cuerpo que estaba medio apoyando en su regazo, y de pronto…


/Mi luz.../

 

 

Notas finales:

Okey… espero sus amenazas e insultos xD
Solo quiero decir que el siguiente capítulo posiblemente ya se el ultimo, y que podría meter una mano al fuego diciendo que los voy a sorprender con el final que tendrá el asunto de la casa, Nazuna y ‘lo que sea ÉL’ 
Estoy queriendo escribirlo ya. Con un poco de suerte lo tendrán para el final de mes ^^/

Saludos, feliz inicio de año y muchos abrazos para todos.
Os amo.

Ja ne~nya


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