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Cuando Solo Falta Uno por DanyNeko

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Luego de su entretenida tarde en el centro comercial, el grupo salió a pocos minutos de que cayera el sol, cuando el cielo se pintaba de colores cálidos.
La pandilla se separó en la estación. Yugi y Ryou se ofrecieron en acompañar a Malik a su casa, cosa que el egipcio agradeció ligeramente apenado.

En el camino, los dos menores expresaron su interés en aprender a manejar la magia de sus artículos recién recuperados, y por supuesto que ni Yami ni Bakura pudieron negarse a sus adorables caritas y accedieron a enseñarles.

Con esto asegurado, los tres hikaris entraron en la casa Ishtar, mientras que los dos ex-espíritus les esperaron fuera, un poco alejados de la casa. Yugi y Ryou saludaron a los dos egipcios mayores, y agradecieron a la pelinegra por sus artículos.
Ishizu respondió amablemente a sus agradecimientos, asegurando que había sido una simple intermediaria, que si los Dioses querían que ellos los tuvieran, llegarían a sus manos de un modo u otro.

Odion los invitó a quedarse un poco más y comer con ellos, pero sabiendo que sus yamis los esperaban afuera, posiblemente ya muy impacientes, ambos se excusaron, asegurando que tenían que llegar a casa para hacer los deberes del día siguiente, pero que en cualquier otro momento aceptarían gustosos la invitación.

Malik los despidió en la puerta de casa, con un cálido abrazo, el enésimo agradecimiento del día y la promesa de que los vería de nuevo al día siguiente.
Los otros dos estuvieron de acuerdo y se despidieron para volver con su respectiva pareja y encaminarse a sus casas.

— ¿Cuándo crees que nos lo diga? ­­—preguntó de pronto Ryou, provocando que Bakura soltara un sonido de interrogación, pero su pareja estaba mirando a Yugi.

El tricolor menor se lo pensó un poco —quizás mañana… no creo que más de dos días ¿no piensas lo mismo? —Yami también los miró, curioso.

—Sí… ya es evidente.

— ¿De qué están hablando? —preguntó finalmente Yami.

—De Malik, por supuesto —le respondieron a coro, llevando una mano a su respectivo colgante.

Bakura bufó por lo bajo al comprender — ¿No has vuelto a tener otra pesadilla desde que llegó Malik, Bakura? —preguntó suavemente Yugi.

El albino mayor simplemente negó con la cabeza —bueno, con un poco de suerte, en unos pocos días tendremos la certeza de que no volverás a tenerlas —Ryou se enganchó a su brazo y recostó la cabeza contra su hombro, dándole una de sus dulces sonrisas.

Bakura zumbó suavemente ante el afecto brindado, permitiéndose una pequeña sonrisa.

—Bien, nos vemos mañana en clase Yugi, Atem —se despidió el de ojos verdes, extendiendo un brazo.

Yugi se acercó para corresponder en un pequeño abrazo, mientras ambos tricolores se despedían por igual —que pasen buena noche.

 ~∆~
Desde que Yami y Bakura se habían integrado a la clase -a medias en el caso de Bakura- la hora de estudio se había vuelto mucho más relajada, y aunque el resto de sus compañeros evidentemente no lo sabía, Joey y el resto de la pandilla les estaban realmente agradecidos.

Gracias a la magia del par de ex-espíritus, ya no había ningún profesor ‘cuidándolos’ durante la hora de estudio, por lo que prácticamente se volvía un periodo libre, donde los adolescentes podían hacer lo que quisieran.

Joey y Tristán estaban tomando la merienda de media mañana, discutiendo sobre el partido de futbol que tendrían pronto contra otra escuela, mientras que Tea, Duke y Yami estaban leyendo un viejo cuento japonés que habían dejado de tarea en literatura; los asientos de Yugi y Yami estaban pegados, por lo que el de ojos vinos realmente estaba leyendo con la cabeza recostada en el hombro izquierdo de su luz, mientras que este estaba escribiendo algo en una hoja de papel.
Bakura y Ryou también tenían juntos sus asientos, la cabeza del mayor reposaba sobre sus brazos cruzados y tenía los ojos cerrados, relajándose, con un audífono blanco en una de sus orejas; el otro lo tenía Ryou, quien de vez en cuando movía la cabeza al ritmo de la música o tarareaba en voz baja mientras que, al igual que Yugi, escribía algo en una hoja de papel, con su lapicera favorita de color azul.

Fuera de la escuela, recostado cómodamente en las ramas del mismo árbol que el día anterior, Malik esperaba los diez o cinco minutos que faltaban para el receso, mientras que también escribía en un papel que apoyaba en un pequeño block de notas con el símbolo del museo.

En realidad, gracias a un pequeño hechizo combinado los yamis y Malik, los tres hikaris se estaban comunicando a tiempo real a través de sus hojas. ¿Para qué celulares y apps de mensajería instantánea cuando se tenía magia?
Todo lo que uno escribía, aparecía en la hoja de los otros dos con un color particular, luego se hacía pequeñito en la parte superior para que no faltara el espacio. Estaban discutiendo qué comerían en el descanso cuando justamente sonó la campana que indicaba a todos los estudiantes que podían abandonar sus aulas e ir a comer.

La pandilla se encontró con Malik y luego de conseguir algunos bocadillos de la cafetería todos subieron a la azotea para comer en paz.
No pasaron por alto a las chicas del club de fans de los albinos, porque sí, desde que Bakura se había integrado con ellos el número de admiradoras parecía haber aumentado. Aunque era completamente evidente que Ryou y Bakura no tenían ojos para nadie más, después de una fuerte decepción las chicas habían vuelto con incluso más ánimos, al parecer encantadas con los momentos “románticos” de la pareja, que usualmente propiciaba Bakura, y quizás algunas con la secreta e insulsa esperanza de que la popular pareja estuvieran interesados en un trio amoroso-bisexual.

Malik se sorprendió a sí mismo, sintiéndose realmente cómodo de compartir con todos de manera constante, y no solo con Yugi y Ryou, aunque era evidente la unión más estrecha que había entre los tres.

Mientas charlaban y comían bocadillos, empezaron las primeras lecciones de magia para Yugi y Ryou. Yami explicaba muchos más detallada y claramente, mientras que Bakura interrumpía con comentarios, aclaraciones -menos técnicas, pero igual de comprensibles- y consejos de cuando en cuando.
Era evidente quien había aprendido a usar su magia con magos y sacerdotisas como instructores, y quien lo había hecho por el método de ensayo y error.

Yami se centraba en técnica, detalles y dominio. Bakura se iba más por la parte sentimientos, instintos y comprensión de las sensaciones.

Malik atendió a ambos tanto como puso su granito de arena para ayudar a sus amigos en un par de ocasiones. Muy seguramente los tres hikaris estarían pronto al mismo nivel, bajo la tutoría de sus guardianes más experimentados.

Con todo eso, el receso se fue volando y los estudiantes tuvieron que regresar a clases, mientras que Malik al museo, por las horas que quedaban hasta que terminaran las clases.

Era jueves, lo que significaba solo un día y medio más de clases para el fin de semana.

~∆~

Para cuando la pandilla salió de clases, Malik ya los estaba esperando justo afuera de la escuela. Simplemente habían quedado para ir a un parque cercano, pero para el egipcio recién llegado, cualquier momento al aire era maravilloso.
Sin embargo el pelicenizo estaba honestamente confundido cuando vio a Yugi saliendo cabizbajo, con un aura de incomodidad y con el brazo del ex-faraón alrededor de sus hombros consoladoramente. Tea y Tristán también lucían expresiones de incomodidad y desagrado. Ryou sin embargo parecía de bastante buen humor, y caminaba tomado del brazo de Bakura, quien lo miraba con una pequeña sonrisa divertida en sus labios.      

El egipcio decidió reservarse las preguntas para más tarde cuando Duke expresó que los invitaba a todos a almorzar en un restaurant cercano que pertenecía a unos amigos de su familia, donde “podrían ponerse de acuerdo”

Malik estaba cada vez más curioso, sin embargo, agradeció la invitación y se integró, caminando al lado contrario de Yugi, quien simplemente había expresado su acuerdo en un asentimiento de cabeza; le dio una dulce sonrisa a su amigo y luego miró al oji-vino con una interrogación en sus ojos, Yami le vocalizó que lo entendería en unos momentos.

Al llegar al restaurant, Duke tuvo un momentáneo intercambio cordial con una pareja adulta antes de que los guiarán al balcón del segundo piso, donde una mesa grande fue dispuesta para todos y los menús fueron repartidos.

Una vez vasos con bebidas de cortesía fueron repartidos y todos hubieran hecho sus pedidos, la conversación tomó el rumbo que Malik había estado esperando, sobre lo que había pasado en la escuela, en una de las ultimas clases del día.

— ¿Una tarea de campo? —repitió con curiosidad el de ojos liliáceos, lo que Joey había dicho.

La castaña asintió hacía él —en Cívica.

Malik arqueó una ceja, confundido —la clase de cívica o educación para la ciudadanía está dirigida a las relaciones sociales —le explicó amablemente Ryou, luego de dar un trago a su limonada —busca fortalecer los espacios de convivencia social entre las personas y su entorno.

—Suena como algo que amerita trabajo de campo, supongo —asintió Malik, enfocado en comprender la situación.

—Y supongo que es una suerte que nos permitan trabajar en grupos tan grandes —expresó Tristán en un suspiró.

—Eso se debe a que todos los salones del mismo año reciben la misma asignación —comentó finalmente Yugi, con su soda de uva en una mano, la otra entrelazada con la de Yami sobre los asientos, fuera de la vista de cualquiera —y, realmente, Dómino no es una ciudad tan grande.

—Ni es tan histórica como Kioto, por ejemplo, y otros lugares de Japón —estuvo de acuerdo la aspirante a bailarina.

Malik ladeó un poco la cabeza — ¿Histórica? Pero ¿qué es lo que tienen que hacer?

Ryou colocó una mano sobre el brazo de Malik al oírlo, el egipcio estaba en medio de él y Yugi —oh, lo siento Malik, estamos siendo muy descorteces al no explicarte todo primero.

El egipcio le sonrió y negó con la cabeza, desestimando su preocupación.

—Verás, nos han indicado organizarnos por grupos y elegir un lugar muy antiguo y/o abandonado —Duke empezó a explicar —debemos hacer un poco de investigación al respecto, para presentar un pequeño reporte escrito, además debemos ir personalmente al lugar, tomar fotografías y videos de su estado y dar una sugerencia para que ese lugar se arreglado y/o convertido en otra cosa.

Joey retomó la explicación —dicen los maestros que es una especie de aporte a la ciudad, todas las propuestas se llevarán al… ¿Distrito de infraestructura? O algo así —trató de recordar lo que había escuchado. No había tomado notas, eso era más bien cosa se Tea.

—Tenemos que escoger hoy el sitio porque hay que entregarle la dirección al profesor a más tardar mañana a ultima hora —Ryou apoyó su cabeza en una mano —dijeron que apenas un grupo concretara un sitio, lo colgarían en la página de la escuela, para que así no se repitan.

Duke sacó su celular e hizo una búsqueda rápida —evidentemente, los barrios bajos de la ciudad ya fueron elegidos.

— ¿Qué hay del viejo orfanato? —propuso Tea, dejando su soda de manzana en la mesa para dar una palmada entusiasta —si la memoria no me falla, sufrió algunos derrumbes menores en el terremoto de hace tres años, pero mudaron el orfanato a otro edificio y nunca repararon ese.

Joey, Duke y Tristán zumbaron en acuerdo — ¿la dirección? —preguntó el pelinegro.

—Creo que estaba en el barrio Kiba pero no recuerdo la dirección exacta.

—Por la avenida 14 —complementó Ryou, robando un sorbo de la soda de naranja de su yami —recuerdo que estaba entre las opciones de voluntariado de mi escuela anterior.

Duke hizo otra exploración rápida, luego chasqueó la lengua —ya lo ocuparon, un grupo del salón B.

Varios suspiraron — ¿por qué no echamos un vistazo en las afueras de la ciudad? —propuso el pequeño peliblanco —los pueblos circundantes más cercanos, seguramente la mayoría no querrá moverse muy lejos de la ciudad hasta que no queden más opciones y, además, los pueblos suelen tener casonas familiares, grandes, que quedan abandonadas cuando las personas se mudan a la ciudad.

— ¿Tú qué opinas, Yug? —Joey pidió la opinión de su amiguito

Tea se volvió a mirarlo también —Has estado callado todo el rato —apoyó.

Yugi ni siquiera levantó la cabeza del hombro de Yami, dónde estaba recostado en silencio, dejando que el aura oscura de su pareja lo envolviera consoladoramente. Era casi la misma sensación de ser envuelto en un abrazo protector, pero más íntimo, como su lazo mental —creo que Ryou tiene la idea correcta. Deberíamos mirar un poco más lejos.

Malik se inclinó suavemente hacia el oji-amatista, colocando una mano en su brazo — ¿te encuentras bien, Yugi?

El tricolor le obsequió una suave sonrisa —lo estoy, no te preocupes, Malik. Simplemente estoy un poco inquieto con la tarea… no tengo buenas experiencias en lugares abandonados.

—Ouch —exclamó Yami, en voz baja, igual que los dos hikaris.

Yugi frunció los labios en un puchero que a Malik se le hizo tierno, pero que forzó a Yami a controlarse para no besarlo allí mismo —sabes que no lo digo por ti, koi, sino por lo que pasó después.

—Lo sé, Habibi* —Yami se inclinó para presionar sus frentes con cariño.

Malik no pudo evitar una risilla ante el término. Yugi frunció el ceño cuando Yami no le dio una explicación y solo sonrió, así que se la pidió a Malik con la mirada. El pelicenizo se inclinó hacia la oreja de su amigo y le susurró el significado de aquella palabra, lo que provocó que un rubor corriera por sus mejillas.

Mientras, la conversación sobre la tarea continuaba.

—Una búsqueda rápida en mapas por internet y deberíamos poder encontrar algo —le dijo Ryou a Duke.

—Sí, me encargaré de eso —aseguró el pelinegro.

—Me gustaría ayudar —se ofreció el albino.

—También debería haber registros impresos, ya saben, las noticias de los edificios deteriorados —añadió Tea.

Yugi atendió a ese último comentario, sacudiendo su cabeza para espantar el rubor —ese tipo de cosas deberían estar guardadas en la biblioteca principal o… —se detuvo antes de mirar a Malik.

Joey, Tea, Tristán y Duke siguieron la mirada — ¡O en el museo local!

Malik parpadeó al sentirse implicado —mis hermanos y yo aún nos estamos adaptando a cómo funciona el museo, pero si quieren venir a investigar un poco les ayudaré en lo que pueda.

—Yo iré contigo —decidió Yugi.

—Joey, Duke y yo ojearemos mapas por internet para que sepas específicamente que lugares mirar —añadió Ryou, consiguiendo un asentimiento de su amigo.

Tea asintió —bueno, al menos estamos empezando. Le pediré a mi padre su equipo de grabación, tiene varias memorias grandes, así que podremos grabar lo suficiente para nuestra presentación.

—Conseguiré una cámara también, por si acaso —ofreció Tristán.

—Genial, digo que nos pongamos manos a la obra después de comer, porque parece que está listo —Joey se frotó las manos con entusiasmo cuando los meseros empezaron a llegar con bandejas de comida.

Los demás intercambiaron algunas risas, pero pronto todos estaban disfrutando de un rico almuerzo, junto a la bonita vista de una Dómino recién entrada en el invierno, que daba el balcón.

 

~∆~

 

Los grupos se dividieron para ponerse a trabajar después del almuerzo.

Joey, Ryou y Bakura se fueron con Duke al lugar del pelinegro para empezar a investigar sobre posibles lugares a los que acudir.
Yami fue con Tristán y Tea a reunir el equipo de grabación que utilizarían, y ayudar a llevarlo a donde Devlin, luego de que Yugi le asegurara que no podía acompañarlo al Museo, para evitar cualquier encuentro con los hermanos de Malik; el egipcio menor aún no les contaba al respecto.
Yugi y Malik se encaminaron al museo y hablaron primeramente con el personal más antiguo para comprobar que los registros históricos, efectivamente, se encontraban entre las bodegas del sitio; gracias a Malik, ambos tuvieron pase gratuito a ellos.

— ¿Cómo van por allí, Ryou? —Yugi y Malik estaban en video-llamada con el tercer hikari, esperando indicaciones, una vez llegaron a la parte del museo que necesitaban.

 —Estamos trabajando en ello —en la pantalla del celular de Yugi podían ver a Ryou -quien los contactaba a través de una laptop- y a Bakura a su lado, usando otra computadora, también —estamos mirando a través de foros y comparando con Google Maps a ver que podemos hallar relativamente cerca —el pequeño albino movió un poco el enfoque de la cámara para mostrar también a Joey y Duke en una computadora de mesa, con el programa de mapas satelitales abierto.

 —Yadonushi —de repente lo llamó Bakura —echa un vistazo aquí.

 Ryou desapareció casi por completo del ángulo de la cámara cuando su novio tiró de su cintura para que se acercara a él. El oji-verde estudió rápidamente aquello que su pareja le mostraba y luego regresó a su laptop para empezar a teclear —denme un segundo ahí, chicos.

—Seguro —atendió Yugi.

Duke, Joey, les estoy mandando algo ¿pueden comprobarlo? —avisó el albino menor en voz alta, cubriendo un poco el micrófono de sus auriculares para que Malik y Yugi no escucharan un grito.

En ello —escucharon de fondo los dos hikaris en el museo —lo tengo, pero no encuentro ninguna edificación en dónde señalas —ese había sido Joey.

Hmm… —Ryou ladeó la cabeza, con cierto desconcierto, y volvió la mirada a su propia pantalla —Kura ¿puedes ver la fecha de ese post? —pidió suavemente.

Dice que es de hace seis meses —suplió el yami.

Este de hace cuatro —Joey y Duke se acercaron a ellos, entrando en la pantalla del teléfono del tricolor —dudo que un sitio así haya sido demolido o reformado hace menos de medio año y no haya registro de eso en internet —Ryou se mordió el labio inferior unos segundos —Yugi, creo que tengo algo para que empiecen a buscar.

Yugi y Malik se miraron —seguro, danos nombres o direcciones y nos pondremos a ello.

Te estoy mandando un mensaje con el nombre del pueblo, y la zona del mismo donde debería estar una edificación de, al menos, tres pisos con una… eso es demasiado grande para ser un escape de chimenea ¿qué piensan, chicos? ¿una especie de torre? —Ryou señaló algo en la pantalla de Bakura.

Sí, parece algún tipo de torreón —estuvo de acuerdo Duke.

Luce genial —añadió Joey, inclinándose hacia la pantalla de Bakura —aquí dice que no se han hallado registro del ultimo propietario ni se sabe para qué se usó.

El teléfono de Yugi zumbó en su mano —lo tengo, Malik empecemos a mirar.

Debería estar a una hora de camino desde aquí, por la autopista oeste —señaló Joey, mirando de regreso al mapa del pueblo que él y Duke habían encontrado, había una colina en la dirección que Ryou les había dado, un pequeño parque con columpios, balancines y resbaladillas visiblemente viejas, pero nada sobre una mansión; la edificación más cercana era una finca, al parecer tierra agrícola.

Vamos a seguir mirando a ver si encontramos más información de esa casona —decidió Ryou, realmente interesado, y volviéndose a la laptop.

Yugi y Malik estaban mirando entre viejos periódicos, gacetas, documentos de propiedad y noticias —aquí Malik, este es el pueblo —encontró Yugi, entre las estanterías —miremos por aquí.

—De acuerdo —Malik se acercó a donde estaba su amigo y empezaron a mirar, comparando cada tanto con la información que Ryou les había suministrado —Colina Shinkū ¿Es esta? —le enseñó al tricolor un sobre de manila viejo y desteñido.

Sí, Malik —contestó Ryou, con voz ligeramente distraída —parece que fue algún tipo de reformatorio —comentó más para los tres que estaban con él —un grupo de universitarios de Tokio parecen haber estado allí hace unos meses, debió ser más o menos cuando se publicó el post que encontró Kura.

Mientras Ryou explicaba eso, Yugi y Malik abrieron el sobre para empezar a mirar que más información encontraban.

Esto parecen capturas de un video —comentó Joey.

En efecto, parece que grabaron su excursión por allí y la colgaron en internet —siguió leyendo Ryou, concentrado.

Veré si puedo encontrar el video… permiso —Bakura se levantó, sin queja alguna, para que Duke tomara la computadora que había estado usando. El ex-espíritu hizo que Ryou se levantara de su sitio para sentarse él y luego colocarlo sobre sus piernas, con una familiaridad envidiable.

—Ne, Ryou, hallaron una foto del sitio ¿no? —le habló de repente Yugi.

Sí, un poco de mala calidad, pero sí ¿Por qué?

— ¿Puedes pasármela? Creo que Malik acaba de encontrarlo.

Ryou copió la foto y se la mandó a Yugi de inmediato —listo —retiró sus auriculares y subió el volumen para que todos pudiera escucharlos.

—Sí, es esta —confirmó Yugi, luego de mirar un par de veces entre la pantalla y la gaceta que Malik sostenía —residencia Kūnokū, sobre la colina Shinkū —Joey, Duke y Ryou celebraron el hallazgo, mientras el pelinegro seguía investigando —parece que fue obligada a cerrar, hace al menos media década, por diversas demandas —leyó el tricolor —estuvo, y cito textualmente, envuelta en cosas turbias

—Vamos a sacarle copias a estas paginas, Yugi, pueden servirles para su informe —ofreció Malik.

—Sí, gracias —el oji-amatista lo siguió fuera del salón, hacia la oficina de los Ishtar, donde había una impresora láser y fotocopiadora.

¡Ja! Encontré el video —se regodeó Duke, reclinándose en su asiento, justo antes de se escuchara el timbre de la casa —deben ser los demás —se levantó.

Bakura asintió vagamente, sintiendo la presencia mágica de Yami fuera de la casa —sí, Yami me dijo que acababan de llegar —confirmó también Yugi.

—Por cierto ¿saben cómo van a llegar allí? —preguntó Malik, ayudando a Yugi con las copias.

¿‘Van’? —repitió Ryou, con un resoplido burlón — ¿No ‘vamos’? ¿No quieres acompañarnos, Malik?

Al egipcio prácticamente le brillaron los ojos — ¿puedo?

Desde luego que sí, viejo, cuantos más mejor ¿no es cierto, Ryou? —alentó Joey.

El albino aludido afirmó con la cabeza, reclinándose ligeramente en el pecho de su novio —ven con nosotros, Malik, el lugar parece interesante —le guiñó un ojo —solo el cielo sabe lo que podemos encontrar.

Malik se ruborizó ligeramente, cuando un pensamiento lo alcanzó. Yugi le palmeó la espalda suavemente —Ryou tiene razón, ven con nosotros —le dedicó una sonrisa —vamos a pedirle permiso a tus hermanos ya que estamos aquí.

Malik asintió, repentinamente emocionado — ¡Esta bien, quiero ir! —Ryou soltó una risilla, que fue interrumpida por las voces de Tristán y Tea entrando junto con Yami.

¿De qué nos perdimos? —consultó Tristán, ayudando a Duke a acercar unas sillas más para los recién llegados.

Oh, bueno, ya tenemos el sitio, solo estábamos discutiendo cómo le haremos para llegar —resumió Ryou —Yugi ya tiene la información que la parte de investigación que pide el reporte escrito, y estábamos convidando a Malik a venir con nosotros.

Seguro, que nos acompañe —accedió Tea.

Y por llegar allá no se preocupen —añadió Tristán —mi padre tiene en su taller una camioneta grande que no recogerán hasta dentro de medio mes, dijo que podíamos usarla para llevar todo el equipo que necesitaremos para la tarea.

Fantástico —aplaudió Ryou —prácticamente estamos listos para esto.

Duke miró a Tristán con una mezcla de escepticismo y sorpresa — ¿En serio tú padre te dejó una camioneta?

El castaño sudó un poco —Mamá me ayudó a convencerlo… pero dio una condición.

¿Que sería…? —continuó el pelinegro.

Tristán agachó la cabeza —Que tú seas el que conduzca —Duke se tomó un momento para procesar eso y luego se echó a reír sin recato. No le sorprendía del todo, por alguna razón, a la señora Taylor le caía muy bien y le encantaba que pasara de vez en cuando por la casa. Tanto así que había elegido el taller del padre de Tristán como su taller de confianza para su auto, y no lo habían decepcionado hasta ahora.

Trato, yo manejo —Tristán, aunque ligeramente mortificado, le pasó un brazo por los hombros con confianza.

—Bueno, nosotros ya terminamos aquí —anunció Yugi, con varios papeles en brazos. Miró a su yami a través de la pantalla y le guiñó el ojo, a lo que este sonrió —vamos a regresar esto a su sitio y a buscar a los hermanos de Malik para avisarles.

Yo le diré al profesor del sitio al que vamos para que quede registrado —mencionó Tea, sacando su celular, mientras Ryou le mandaba un mensaje escrito a Yugi.

—Nos vemos al rato —Yugi y Malik se despidieron con la mano antes de que el tricolor colgara la videollamada —Ryou dice que puedes decirles a tus hermanos que los tres nos quedaremos a dormir en su casa después de esta “excursión” —hizo las comillas con sus manos.

Malik abrió un poco más sus ojos liliáceos — ¿seguro? —Yugi se encogió de hombros con una sonrisa mientras entraban de vuelta en el salón de documentos —está bien —Malik dejó el sobre justo dónde lo había encontrado —veré si mis hermanos… —estaba a punto de sacar su cetro, cuando una voz femenina los interrumpió.

— ¿Malik?

—Ishizu —ambos se dieron vuelta, al reconocer la voz, solo para ver a ambos hermanos, con el mayor cargando un par de cajas —hola hermanos.

—Buenas tardes —Yugi inclinó la cabeza en saludo, el cual fue correspondido.

— ¿A qué debemos tu visita, Yugi? —le preguntó la dama de pelo negro con una amable sonrisa.

Yugi correspondió la sonrisa —Malik me estaba ayudando con una tarea de investigación que nos dejaron en la escuela —levantó las fotocopias en sus brazos —fue muy amable, tenemos que trabajar en un proyecto grande.

Ishizu acarició suavemente el cabello de su hermano mientras le ofrecía a Yugi que les acompañara un rato, con una taza de té caliente, y les contara un poco sobre el mencionado proyecto, cosa a la que Yugi no se negó y siguió a los tres egipcios de vuelta a la oficina.
El tricolor les explicó un poco sobre lo que iba la tarea y de aprovechó para preguntar si Malik podía acompañarlos.

—Iremos el viernes, después de clases —añadió —es solo una hora de camino, pero tenemos que hacerle fotografías y grabar así que nos tardaremos un poco y probablemente regresemos de noche. Ryou nos ofreció quedarnos a dormir con él.

— ¿Puedo ir, hermanos? Por favor —le pidió Malik, con voz dulces y sus grandes ojos —quiero ayudarlos, y tengo mucha curiosidad ¡Por favor!

—Sí, realmente todos queremos que Malik nos acompañe —apoyó Yugi, con la misma expresión tierna

Ishizu compartió miradas con Odion, intercambiaron una sonrisa sin que los dos adolescentes se percataran, y luego la morena regresó la mirada a su hermano, solo para cubrirse los ojos con una mano.

—Esos ojos no nos convencerán —dijo la mujer.

—Pe-pero Ishizu…

La de ojos azules se rió un poco, bajando la mano —no va en serio, claro que puedes ir con tus amigos, Malik —le sonrió Odion, pasando un brazo sobre los hombros de la mujer en el respaldo del sofá donde ambos habían tomado asiento.

La sonrisa de Malik era enorme —gracias, hermanos —se levantó para darles un abrazo.

Yugi sonrió ante la escena.

.
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Extra: 

Yugi se acurrucó en los brazos de Yami, sentando ambos en el sofá del salón de Ryou, al igual que el albino estaba embrazado con su pareja, atento a la pantalla​ de TV frente a ellos.

— ¿Y en serio eso no sale en los mapas? —preguntó Yugi, con la cabeza bajo el mentón de Yami.

—En ningún lado —le confirmó su amigo —con Duke estuvimos mirando en tres aplicaciones de mapas satélites, después fue con Tristán y buscaron un mapa impreso y tampoco sale nada.

Bakura, que tenía la portátil de Ryou a un lado, retrocedió un poco en el vídeo que estaban viendo, el mismo que Duke había encontrado horas antes.

—Ahí ¿ves esa caseta principal? ¿Que tiene como cristales rotos y la puerta cerrada? Eso sí sale en los mapas, la finca vecina también, pero dónde debería estar la residencia Kūnokū solo sale campo —continuó el albino menor.

Yugi salió de entre los brazos de Yami solo unos segundos, para tomar alguno de los papeles que estaban sobre la mesa que había entre ellos y la pared de la tv.

—Puede que, las personas que administraban ese sitio antes hayan querido borrar toda huella, dado el montón de cosas raras que tenían —mencionó el pequeño tricolor, volviendo a su pequeño y seguro refugio en brazos de su amor.

—Lo mencionaste antes ¿A qué te refieres exactamente con "cosas raras"? —Ryou extendió la mano, pudiendo los papeles.

—Al parecer hay un listado de demandas menores a ese sitio, pero no he podido encontrar detalles de eso en ninguna parte… a parte, los únicos planos que hay son de la caseta exterior.

Mientras Ryou miraba los documentos, Yami acarició la espalda de su luz con la mano derecha — ¿Malik te comentó algo, aibou? 

Los dos albinos voltearon hacia el oji-amatista, interesados en la respuesta.

Pero Yugi negó con la cabeza —no —respondió sencillamente, con la atención de vuelta al vídeo que seguía corriendo — ¿Está cerrado?

— ¿Qué? —musitó Ryou, antes de comprender —ah, sí. Los tres que fueron dicen que está todo sellado, las dos o tres puertas exteriores, las ventanas con barrotes, así que la grabación simplemente se centra en la caseta y los alrededores, porque no consiguieron manera de entrar.

—Pff, seguro que hallamos una forma —se burló Bakura —Ryou lo miró, arqueando una ceja y con una sonrisa divertida —por algún lado tuvo que salir quien o quienes sellaron eso ¿no es verdad?

Ryou tarareó en consideración —Mmm, supongo que tienes un punto ahí, pero no lo dices por eso ¿no? —luego se inclinó al oído del mayor, para que solo él lo escuchara —al gran rey de los ladrones nada le impide meterse donde quiera ¿verdad? —susurró, dejando un rápido beso en su cuello mientras dos de sus dedos se paseaban coquetamente por el pecho ajeno.

Bakura sonrió con malicia, apretando más sus brazos alrededor del cuerpo de Ryou —ya me conoces, yadonushi. 

Yugi casi río de ternura, mientras que Yami ni los miró.

—Encontraremos la manera de entrar si lo necesitamos —decidió Yugi.

—Bueno, hay que llevar linternas y los celulares completamente cargados —mencionó Ryou.

—Y esperemos que esta vez... nada nos pille por sorpresa —añadió el pequeño tricolor, con un escalofrío que pronto se replicó en el cuerpo de Ryou.

Sus yamis los abrazaron lo más cerca posible, dejando que su aura oscura se extendiera y envolviera a sus pequeñas luces como una manta, acunándolos en consuelo.
Yugi y Ryou no pudieron evitar zumbar de placer al sentirlos, la sensación mística que rozaba directamente sus almas y les daba a entender cuán preciados, amados y protegidos eran por sus contrapartes era un deleite incomparable.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

    

Notas finales:

      

*Habibi: mi amor/amado (para hombre)


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