-Antes de venir aquí, estaba en medio de la burocracia amargado.- dijo Minsoo antes de soplar un poco para observar el “humo” que salía de su boca por las bajas temperaturas.
-¿En dónde?- preguntó Jungsoo a través de la bufanda que le cubría hasta la nariz.
Ambos estaban sentados en el suelo a un costado de la farola fundida, sus espaldas se apoyaban contra si porque de esa manera no habría ningún tipo de coqueteo o contacto “malentendido”.
Y es que habían acordado reunirse para ese día impar.
-Estaba en medio de dos secretarias en una sala repleta de ellas. Ayer me quedé despierto luego de la media noche porque estaba leyendo una novela cómica y cuando programé mi alarma me entristecí porque decía “la alarma sonará en tres horas diecisiete minutos”.- estaban en un parque completamente vacío y los autos habían dejado de pasar desde hacía unas horas.
-¿A qué hora te levantaste?-
-Mi celular se quedó sin batería luego del segundo trámite que no tuve nada en qué entretenerme en toda la tarde. Me estaba durmiendo mientras esperaba al abogado, je, je.-
-¿Qué tramite?-
-Me sentía tan incómodo que solo miraba el suelo y me di cuenta que todas las mujeres tenían zapatos de tacón, dos de ellas llevaban los mismos pero en color diferente. Tacones altos principalmente.-
-¿Se veían bien?- susurró Jungsoo apretando sus rodillas y abrazando sus piernas para mantener el calor.
-Y justo cuando mis ojos se iban a cerrar por delante de mí pasó un hombre con zapatos perfectamente lustrados.- Minsoo sonrió y echó su espalda un poco hacia atrás para poder estirarse. –Eran negros y se veía incluso el reflejo de la luz en ellos. Estaban perfectos, impecables y muy hermosos. Apenas alcé la mirada para saber quién era el sujeto desapareció.- suspiró cerrando sus ojos sonriendo.
-Te enamoraste.- escuchó la risa nerviosa de Jungsoo.
-Maldición… tú siempre me gustaste pero cuando usabas zapatos de vestir eras alguien diferente. Me reí de mí mismo por recordar que te amaba.- suspiró buscando en el suelo algo para tomar y triturar así se deshacía de ese sentimiento. –Estoy seguro que luego de mí, tú eres la segunda persona que luce impecable con zapatos. Maldición Leeteuk, ¿por qué?- trozó la pequeña hierba que arrancó.
-Yo no tengo la culpa de que tengas fetiches raros.- contestó soltando sus piernas y empujando un poco su espalda, incluso recargando su cabeza sobre la parte trasera de la de CAP.
-No son mis fetiches lo que me molestó sino tú.-
-¿Yo? Perdón.-
-No tienes por qué pedir perdón por ser una cosa bonita, cosa bien hecha, cosa hermosa.- susurró sonriendo mientras inclinaba su cabeza hacia adelante dejando que Leeteuk descansara mejor. –¿Sabes Park? No podemos seguir haciéndonos esto.-
-Tampoco es como que no supiéramos que yo salgo con alguien.-
-No lo decía por eso sino porque… una parte de mí está molesta porque sales con alguien más. Saber eso y aún verte me está matando.-
-Deberíamos de dejar de vernos.-