Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

De Dioses y Mortales por reydelosPK2

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

El mundo que cree para ti II

Aloe miraba con más detenimiento al Maou. Era extraño, el Maou caminaba sin miedo entre las ruinas de lo que fue el reino de Shin Makoku, su mirada parecía perdida en los recuerdos. Aloe suspiro, supuso que no era quien para preguntar, arqueo las cejas: ¡claro que era quien para preguntarle! Ese hombre era el maou. Tenía mucho que explicar.

Camino a paso firme en su dirección con clara intención, pero se detuvo nuevamente al verle cubrirse los ojos y frotarlos para extinguir las lagrima que trataron de escapar. Miro al piso, era la primera vez que veía llorar a un hombre.  Fuera de molestarle la conmovió.

Giro y alejo del maou resignada a seguir en la ignorancia, no era momento para criticarlo, lo haría luego. Camino en dirección de las rocas que alguna vez formaron el castillo Pacto de Sangre. Sus ojos curiosos miraban entre los restos de piedras pulidas algunos objetos extraños que atrajeron su atención. Cual niña curiosa comenzó su labor de arqueóloga buscando por debajo de los escombros el cuerpo completo de esos objetos, sin importar lo pesado que fueran se los llevaría si le gustaban, pues las telas, el papel eran un bien incalculable, al igual que las plantas y los animales.

Recordó como un hombre fue ejecutado por matar una gallina. Según el hombre añoraba comer carne, pero bajo las leyes del mar: está prohibido matar animal alguno, se pena con cárcel y con muerte si el animal es de uso múltiple, en el caso de la gallina esta ponía huevos cada cuatro días, y de estos conjuntamente con los huevos de las otras gallinas se alimentaba la tripulación. Nadie se opuso a la ejecución, todo lo contrario estaban satisfechos pues el dolor de ver al pobre animal muerto y saber que tendrían menos cuatro huevos era más denso que los años de camarería que compartieron con aquel hombre.

Una pieza de papel… o valla que era vital, pues el papel era necesario para que los conocimientos sobrevivieran, para plasmarlos sobre sus hojas la escritura y los conocimientos de miles de vivencias y guardarlos celosamente. Recordó los pocos libros que tenían en el barco, como eran leídos una y otra vez por los niños y los cultos. Era la única forma de no olvidar la escritura, pues segura estaba que como ella los demás tampoco tendrían la dicha de escribir nada. Solo el capitán y los viejos podían.

Una planta… rio deseosa de hallar una, más si esta daba frutos, con una planta de fruto carnoso de seguro seria reconocida por la flotilla como una mujer de alta alcurnia, recibiría elogios, sirvientes que harían sus labores en el barco, casi esclavos deseosos de probar aunque sea la cascara de aquella fruta. Aloe rio maquiavélicamente según desenterraba esos objetos y descubría un broche de oro con la figura de un ave. Bueno, el oro no era tan bueno como una planta, una hoja de papel o un animal, pero era bonito. Lo guardo en su sostén y siguió buscando.

Yuuri suspiraba mirando su ex reino y los recuerdos lo acribillaron. ¿De verdad paso tanto tiempo?

Su reino, familia, amigos… Todo lo que conoció como su hogar fue destruido en su ausencia. Y todo lo hizo una persona para vengarse de él y su incapacidad.

-¡SI TANTO ME ODIAS DEBISTE MATARME! ¿POR QUÉ LO DESTRUISTE TODO…? ¿Poe que aún sigo con vida…?

Grito a todo pulmón para ahogar la última pregunta a la que no hallaba sentido y a su vez sí. Wolfram deseaba verlo padecer de la misma forma que el padeció en el olimpo:

“Fui al infierno por él. Y hubiera vuelto a ir… Pero ahora ya no…”

Esas palabras lo decían todo. Cuando Wolfram estuvo a su lado y no lo reconoció simplemente el amor que le tubo murió y al final, cuando el sol moría se cansó de esperar y el mismo se delato y le dio a conocer su verdad. Igual que el Wolfram de la dimensión envidia, su Wolfram se cansaba día a día de esperar algo que jamas llegaría. Seguían dando tanto por él y él no daba la talla y cuando la daba era demasiado tarde. Era extraño pero cierto.

Wolfram siempre estuvo un paso adelante: se enamoró primero, creyó en el primero, se sacrificó primero, y sufrió las consecuencias de sus dudas y su desamor primero. Yuuri por su parte se tardó en enamorarse, comenzó a confiera en sí mismo gracias a Wolfram y sus amigos, supo sacrificarse anteponiendo a su reino primero y después a Wolfram, pero siempre era tarde. Wolfram se cansó y se rindió. Simplemente el amor se gasta y muere si no es cuidado y alimentado… desparece y deja en su lugar el rencor y la ira.

Aloe dio un leve salto por el susto, levantándose y yendo a ver qué pasaba, solo encontró a Yuuri gritando una y otra vez el nombre de un tal: Wolfram

Miro al hombre de buen vestir, ese traje negro lo hacía lucir cual noble y no dudo que así debía ser, después de todo era el maou. Pobre hombre que por la rabia e impotencia comenzó a destrozar todo a su alrededor gritando: ¡YO TAMBIÉN PUEDO HACERLO SABES! ¡YO TAMBIÉN PUEDO DESTRUIR TODO LO QUE AME!

Yuuri comenzaba a lanzar pequeñas muestras de energía destruyendo las ruinar para de la nada detenerse y comenzar a gritar nuevamente ese nombre: ¡Wolfram!

Su mente se llenó de preguntas: ¿Quién podría ser ese tal Wolfram? No comprendía porque lo llamaba con tanto desespero y rabia. ¿Qué puedo hacer ese tal Wolfram para desequilibrar al maou?

Agacho la cabeza, no era su problema, ahora mismo debía reunir lo más que pudiera de las cosas relevantes que pillara en las ruinas de ese castillo. Ahora mismo su única meta era sobrevivir de la mejor manera.

Siguió caminando buscando entre las amplias ruinas más cosas que pudiera llevarse: Una espada. Claro que sí, apenas la vio la empaco. Ropas. Por su puesto, las telas eran valiosas. Vajillas. Dudo, eran valiosas pero pesadas y sin importar lo bonitas que estuvieran no interesaba, podían beber de un cuenco de madera y comer con las manos y sobre hojas secas o las palmas de sus manos, siempre hicieron eso. Las ignoro y siguió buscando. Llego a una habitación que atrajo su atención pues tenía un candado, sin duda esta parecía permanecer intacta en el tiempo. Rápidamente tomo una gran piedra y comenzó a golpear el candado para forzar su entrada. Cuando el candado cedió con prisa se adentró a este cuarto y miro el sitio repleto de polvo sin embargo se hallaba en perfecto estado.

Los ojos de Aloe miraron incrédula aquella enorme cama, había escuchado de esas cosas, donde las personas reposaban cual dioses y hallaban el suelo bendito. Se vio tentada a correr, pero primero deseaba ver más de esa habitación que contenía semejante cama. En ella varios objetos. Lámparas (Me la llevo), muebles de madera de fino acabado (Supongo que sería muy pesado), cristalería (No). Camino más y hallo entre el polvo una puerta con tallado de alto relieve. La abrió fácilmente y al abrirla descubrió un amplio baño con estatuas en forma de leones que desbordaban de sus bocas agua.

-Esto es…- dijo soltando sus busto con mercancía que había seleccionado para llevarse, y sin dudarlo corrió a esa tina de gran tamaño. Corrió y hundió su cabeza dentro comenzando a beber sin importar el mañana- ¡Agua!-Grito de felicidad. Jamas había visto tanta agua dulce concentrada en un solo lugar. El agua que bebían era solo agua de lluvia que almacenaban y a diferencia de esta sabía horrible.

Saciada su sed caminaba con desesperación alrededor de la pequeña piscina. Sin saber cómo se llevaría tanta agua. Pero debía hallar alguna forma de llevársela. Pero entonces recordó al maou

-supongo que no vale la pena llevármela si él puede hacer agua- concluyo algo aliviada, pero su mirada se tornó maliciosa y sin dudarlo se lanzó sobre esta fuente de agua dulce. Dentro sintió que al fin la vida le daba razones por las cuales vivir y no solo sobrevivir.

-Él debe regresar las cosas a su normalidad- repuso hundiendo la cabeza sobre el agua soltando un puñado de burbujas para nuevamente salir- él debe. ¡Es el maou! ¡Es su deber!- concluyo trazándose una nueva línea de vida: hacer que el maou cumpla con su deber.

Salió del agua y camino mojada a la habitación. Siguió husmeando y pillo el ropero empotrado y en las toallas, ropas, pijamas. Tomo una toalla y se secó, tomo la ropa que se hallaba dentro y se cambió, era de hombre de un soldado supuso, pero era mejor que su ropa, además no era una mujer de senos grandes, sus pechos apenas eran visibles.

Vestida de azul con su espada colgando en su cintura y su bolso repleto de curiosidades, siguió revisando esa habitación y en el escritorio a un costado del cuarto pillo unos extraños cuadernos y artefactos. Abrió uno por uno y miro.

Eran álbumes de fotos.

Wolfram sintió unos escalofríos molestos. Giro a ver sus esferas y en detalle la del mundo del maou. Allí miro la habitación del recuerdo. Esa habitación que dejo intacta para que Yuuri recordara todo y mirara su realidad actual, para que muriera en la agonía. Si era la cereza de su pastel. Pero grande fue su sorpresa al ver una extraña en su habitación, vistiendo sus ropas, hurgando sus cosas.

-eso ya no importa- la ignoro y se reprendió a sí mismo. Nada de eso debía importar. Su otro yo ya estaba muerto, no le dejaría surgir. No ahora que casi concluía toda su venganza con el dios, Yuuri ya era historia antigua. O eso debía ser… la ansiedad comenzó a hacerle presa.

Aloe miro esas fotos y de inmediato reconoció al hombre que se sentaba al lado de un chico rubio que sujetaba un bultito que resultaba ser un niño. Era Yuuri, el maou que actualmente se hallaba gritando afuera. Siguió mirando y en la mayoría de las fotografías se repetían dos constantes: el niño y el chico rubio. Se veían felices. Siempre juntos riendo y cuidando a ese niño como toda madre cuida a su hijo. También se veían otros integrantes. Sin duda un álbum de fotos familiares supuso. Pero después… el chico rubio desaparecía y las fotos dejaban de ser constantes en el tiempo y solo se vía la imagen de ese niño creciendo y los que parecían su familia. Ni el maou, ni el chico rubio aparecían más en las fotografías.

-quizás era su hermano…- dijo pues que motivos más tendrían para tener tantas fotos de ese chico rubio- este debe ser la habitación de ese chico y su hijo- concluía y su expreso cálida cambiaba al llegar al siguiente álbum de fotos.

Miro al maou en una foto besando a ese chico, y en otras fotografías el mismo chico con el maou, pero ambos sujetando un vientre.

La expresión de Aloe según pasaba las fotos era de incredibilidad

-Imposible… los Hombre no…- remarcaba cuando recordó que alguna vez Shibuya dijo que los varones demonios, algunos si podían dar vida- !Imposible!-concluía analizando a  detalle cada fotografía, pues sí. Ese chico lindo era la madre de ese bebe y al parecer era el consorte del maou y ese niño el hijo de ambos- Nadie va a creerme esto si se los cuento- rio Aloe guardándose algunas fotos en el uniforme. Cuando de la nada también noto un pequeñín detalle.

-¿Se molestara?- se preguntó, pues ahora caia en cuenta que usaba la ropa del rubio. Sin dudarlo fue al cosed y busco más prendas y hallo los trajes negros de Yuuri. Rápidamente se cambió de ropa. Cerro el cuarto, no debía ser ella quien entrara en él, pero supuso que el maou tampoco. Marcho a buscarlo y le encontró sentado sobre las ruinas de su trono en pose derrotada, hundiendo la cabeza entre sus hombros, sentado en el suelo mirándolo desconsolado.

-Todo fue destruido- susurro. Oír decirlo a aloe no fue tan aterrado como  ver las ruinas. Quizás en el fondo se negaba a aceptarlo, quizás deseaba creer que era mentira, pero no. Todo era real. Su familia, la familia del rubio… ya no existían. Su hijo… eso le dolió más. Su hijo también había muerto de forma cruel y el sin poder estar a su lado, si ayudarlo… fue un error ir a buscar las almas de Wolfram. Fue un error a ferrarse a que este podía volver a su lado. Su Wolfram estaba muerto y lo que quedaba era todo menos la persona que amo.

Perdió el juego en ese tiempo, simplemente no podía comportarse como un niño malcriado. Perdió y ahora solo le quedaba seguir adelante y al ir a delante era tomar su puesto de maou y arreglar esta dimensión. Su enemigo era el Soushu, ya no el dios o sus hijos. Solo el Soushu. Ya no Wolfram. O quizás sí, pero ¿cuándo volvería a dar la cara?

-Maou-le llamo Aloe preocupada

-De verdad todo fue destruido. ¿Todos los reinos?- Pregunto entristecido, Aloe solo asintió con la cabeza mirando al maou empuñar las manos en clara muestra de molestia - y no estuve allí para ellos…- concluyo

-Eso mismo- repuso aloe- no voy a ser hipócrita, no estuvo… no sé ¿qué fue a buscar o a quién?, pero es obvio que ese no era su deber como maou. Su deber era quedarse aquí con su gente y protegerlos del Soushu- concluyó Aloe, firme cual soldado

-es verdad…- repuso Yuuri levantándose perezosamente- dijiste que viven en barcos ¿Cierto?

-Si. Vivimos en el mar en flotillas distribuidas en todo el mundo.

-Bien… es hora de regresar a casa. Supongo que sabrán algo más de historia- pregunto pues si aloe era humana y era joven muchos detalles importantes se le habrían pasado por alto.

-Si… regresemos a los barcos- repuso Aloe mirándolo firme, era mejor olvidar el pasado y enfocarse en el presente. Los muerto son vuelven a la vida, mejor olvidarlos que recordarlo. Era la ley de la vida, pero dentro su pecho aloe experimento la culpa: realmente se veían felices… debieron ser buenos tiempos y quizás ese Wolfram al cual llamaba el maou era ese chico rubio o su hijo. Aloe negó. Tenían problemas más grandes que los sentimentales. Debían ganar la guerra contra los muertos vivientes.

Ambos caminaron a paso firme en dirección de las costas. Era hora de regresar a los barcos, a casa.

Cual halcón Jeu volaba las costas en busca del maou, sabía que estaba cerca solo debía esperarlo y se presentaría.

El mundo actual había cambiado tanto a su memoria. Ahora los humanos no sabían nada de los dioses o semidioses, no recordaban nada de lo ocurrido con su madre. Padecían de amnesia colectiva. Quizás por eso jamas volvió a presentarse ante ellos en forma humana. Solo les espiaba cual halcón que vuela el basto cielo y volvía a desaparecer.

Yuuri y aloe llegaron a la acosta y miraron el nuevo dilema: como llegaría a las embarcaciones sin un bote.

Volar para Yuuri no era nada nuevo, pero no quiso exhibir mucho poder pues debía resguardarlo para enfrentarse a los muertos vivientes, Wolfram o los dioses.

Jeu les contemplaba desde los cielos y no dudo en bajar.

-Un.. ¡Un halcón!-Grito Aloe emocionada de ver a un ave majestuosa frente sus ojos. Tan cerca. Rápidamente vaciaba su bolsa y sin dudarlo caminaba en dirección del halcón

Yuuri suspiro mirando al ave, podía parecer un halcón pero su aura lo delataba.

-con razón nadie recuerda a los dioses- se quejó molesto mirando a Jeu que negaba con la cabeza y le miraba según la chica se acercaba con sombrías intensiones

-Es bueno verte maou- repuso el halcón y aloe saltaba del susto

-Ha, ¡habla!-gritaba cayendo al suelo y retrocediendo- ¡se supone que lo animales no hablan!

Yuuri negó con la cabeza y se acercó a Aloe

-Esa cosa no es un halcón o animal alguno- repuso serio- es un semidiós… -concluyo y aloe le miro detenidamente mientras el halcón se acicalaba el plumaje-¿Qué quiere ahora? El juego termino yo perdí. Ya no me interesa purificar a tu madre. Ya no tienes nada que hacer aquí- recrimino Yuuri sin saber con cuál de los tres hablaba exactamente.

Jeu suspiro dejando su plumaje en paz para mirarlo fijamente y abandonar su forma plumífera y sentarse en cuclillas.

-Eres aburrido Maou- repuso ante el asombro de Aloe que veía el ave convertirse lentamente en un chico de cabellera roja con tres ojos en la cara. Uno verde esmeralda, otro rojo escarlata y el ultimo blanco con orbita negra- todos la hemos pasado mal desde que mamá se volvió esa cosa. Papá dejo de ser inmortal y ahora es mortal

-Valla algo bueno ha pasado finalmente. Ahora si puedo matarlo con mis propia manos

-Quizás- repuso Jeu, pues ahora su padre era tan débil como el maou, y él era el único que tenía fuerza suficiente para hacerle frente a su madre por algunos minutos- pero ese no es el punto- concluyo- Según papá el juego aun no acaba…

Yuuri abrió los ojos a más no poder

-simplemente cambian las metas. Ahora debes purificar el alma de mamá o este mundo será destruido. Entiendes. Ganas o ganas pues si pierdes y todo desaparece. Ese es el nuevo juego-concluyo Jeu. Mirando a la chica que acompañaba al maou, un simple humana sin gracia alguna, la primera humana pecosa que veía.

-¡Alto!-Gritaba la Aloe sin comprender como decían que era un juego- ¡Un juego! ¡Miles de vidas se han perdido y tú lo llamas un juego!-Gritaba sin comprender a ese ser de belleza y extraña nobleza y poder, pero sin embargo tenía tres ojos, y su mirada era fría y despectiva como su expresión y forma de hablar de la situación que confrontaban. 

No los comprendía. Ambos eran extraños, ¿Qué? ¿Acaso las personas fuertes o con extrañas habilidades era así?. Poco o nada les importaba las vidas que se perdían.

-son dioses y semidioses, poco les importa las guerra, la muerte de personas ni nada con relación a los mortales, para ellos nuestras emociones son su alimento, se alimentan de nuestro miedos, felicidad, angustia, cualquier emoción es válida. Vernos morir es lo mismo que ver pasar las nubes- repuso Yuuri recordando las palabras de Wolfram de la dimensión Envidia.

-Sí y no…-dijo Jeu- No nos importa los humanos ni esta dimensión pues son los mismos humanos los que deben trazar su destino, nosotros tenemos prohibido meternos. Esa era la lógica del universo. Equilibrar las fuerzas. Los dioses no se deben involucrar con mortal alguno, pero hubo un dios que fue atraído por algo nunca visto: la paz en una dimensión, la paz en cada uno de sus reinos, y esto lo logro un simple mortal. Un acontecimiento único en la historia de todos los universos. Ese dios quiso evitar tal situación absurda, pudo esperar que los humanos o demonios como siempre hallaran motivos ridículos para iniciar una guerra, pero no. Quiso conocer al hombre culpable de la paz, le vio y no le pareció la gran cosa, creyó que asustándole un poco lo doblegaría y haría que este iniciara una guerra por miedo… Pienso que lo lograría, quitarle el aire era una buena forma de doblegar a ese maou. Pero alguien se interpuso.

-Eso ya no importa- repuso Yuuri empuñando las manos. Esos recuerdos eran molesto, era el inicio de su infierno.

-Importa… el pasado importa y recordarlo también, de los recuerdos nacen los lazos afectivos y creo yo que esta es la manera de purificar el alama. Si no se recuerda el pasado si no se sanan las heridas aun permanecerá la ira.

-¡¿Y DE QUIEN CREES QUE FUE LA CULPA DE TODO ESA IRA?!-Le grito Yuuri

Jeu miro fijamente al maou y en suspiro dio a conocer su punto de vista

-Ambos. El maou que trajo la paz y el dios curioso- concluyo acercándose al maou y mirando el mar- el maou por ser débil y valorar más su reino que a esa persona y el dios por tratar de saber el por qué esa persona no perdía la fe en el maou- miro el cielo- recuerdo que esa persona jamas perdió la fe en ti, y cuando tenía la fe puesta en ti era una cálida luz que sobrevivía a la tempestad del dios… cuando perdió la fe en ti su luz se apagó y se dejó consumir por la oscuridad.

-Es verdad…- repuso Yuuri empuñando las manos. Wolfram en cierta forma fue otra víctima más de su indecisión y de ese dios, pero ya no podía retroceder el tiempo y seguir viéndolo como víctima. Ahora era un ser peligroso que debía ser detenido- pero ahora mismo ya no es una víctima, ahora es el culpable- concluyó- destruyo el reino que debía proteger…
Incluso a su propio hijo- repuso en lamento

-Si… incluso a sus propios hijos les mato sin piedad alguna… al que trajo al mundo con amor. A los que trajo por no tener más opción… soy el último de ellos- concluyó y Yuuri le miró fijamente y algo aterrado al comprobar que era imposible que su Wolfram regresara. Ahora mismo esa cosa era un mostró, un monstruo con cara de ángel.

Aloe escuchaba y analizaba cada palabra. El chico cambiaba de persona, de tercera a primera y segunda. Dejando dos cosas claras según su entender: el maou que trajo la paz y el culpable de parte de la desgracia actual era ese que tenía frente suyo.  El dios… no sabía quién era, pero el hijo traído con amor era el niño que veía en las fotos, Esa persona que confiaba en el maou… aparentemente era el chico rubio de las fotos, y a su comprensión de alguna forma no muy agradable tubo otros hijos con el dios, siendo uno de ellos y el único vivo ese joven

-Un reino pacifico, un rey y su consorte… un dios envidioso… -Aloe empuñaba las manos: ¡¿DICEN QUE ESTAMOS AL BORDE DE LA EXTINCIÓN POR UNA TONTA PELEA AMOROSA?!-Grito exaltada con la respiración entre cortada por la rabia. Comenzando a sacar las fotos y las cosas de su bolso y arrojándoselas a ambos varones-¡TODO PORQUE UN DIOS SE ENAMORÓ DEL CONSORTE DEL MAOU Y SE LO ROBO!- gritaba- ¿eso fue lo que fuiste buscar? a tu consorte mientras nosotros no moríamos a manos de los muertos vivientes- seguía renegando- vi morir a mis padres, mis hermanos. A todos los que conocía y amaba… todo por una tota pela amorosa…- cayó al suelo –Somos humanos ¿saben?... Somos seres que no vuelan, no hacen fuego, no cambian de forma… somos simple humanos que no viven cientos de años… solo un breve momento y somos débiles… pero eso no les da derecho a  burlarse de nosotros… A decir que por un tonto juego y riña amorosa debemos perecer cual insectos…-lloraba Aloe descubriendo la verdad que miles buscaban y de seguro nadie aceptaría.

-Lo… lo siento- dijo Yuuri agachando la cabeza. La chica tenía razón, no era justo dejarlos desamparados. No era justo sentenciarlo por algo que no fue culpa suya. Wolfram debía ser detenido, la paz debía regresar a ese mundo.

-de ser un mortal común poco importaría- dijo Jeu-Pero esa persona. Mi madre nunca fue un mortal común. Fue el único que siendo solo un simple mortal se atrevió a confrontar a un dios. El que fue capaz de derrotarlo y quitarle su inmortalidad y convertirse en un dios, y liberar el poder del Soushu en este mundo para sentenciarlos a muerte. ¿Si el maou no lo purifica será su fin? A mí y mi padre el ex dios poco nos importa sus vidas, pero si este mundo y el maou muren será imposible purificar el alma de mi madre. Solo mi madre puede detener a los muertos y restaurar el equilibrio perdido y solo el maou puede purificar su alma. ¿Entiendes que no solo es una pelea pasional? Se originó como tal, pero ahora es distinto.

-Genial…- repuso Aloe secándose las lágrimas- Ese tal Wolfram que llamabas en las ruinas. Es ese chico rubio de las fotos ¿cierto?- recordó su cara y la memorizo- bien. Y ¿siquiera saben cómo encontrarlo?

-Ese es el problema. Al ser ahora un dios no es fácil de dar con el- repuso Yuuri. Aparece y desaparece según su gana. Y aun frente de nosotros no podremos hacerle frente- Aloe comprendía que debía ser muy fuerte ese tal Wolfram, pues ni ese chico cambia forma y el maou se veían capaces de derrotarlo según sus palabras. Aloe no quiso ni pensar que tan fuerte era ese tal Wolfram que resultaba ser un disque dios.

Yuuri miro las fotografías que se hallaban en el suelo, en especial en la que estaba Wolfram echado en la cama con su hijo recién nacido tomando su manito. Cerró los ojos. Esos tiempos parecían tan lejanos y lo eran, pero aún seguían tan claros en sus recuerdos. El amor era extraño, te impedía olvidar los pequeños momentos que te daban fuerzas y a su vez te atormentaba con la nostalgia.

-Aloe…-dijo Yuuri mirando a la chica que lo contemplaba dudosa de su futuro y el futuro de este mundo- te prometo que arreglaré todo. Yo los protegeré.

-Eso espero… Algún día quiero tener hijos y quiero que vivan en un mundo sin miedo.

Notas finales:

Fuuuu. Estoy enojada conmigo misma. Perdi mi celular...

Pero bueno. mañana compro otro y recupero mi linea, lo malo es la perdida de fotos e informacion. (TT-TT) 

Alegren mis dias y dejen reviews. 

bye

!Cuidense!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).