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Re: Lo que ahora es, ¿puede ser lo que fué? por Comunidad SinJu

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Notas del capitulo:

Lo siento, debí actualizar esta madrugada~ No tengo verdadera excusa, tengo este capítulo terminado desde el fin de semana pasado pero justo hoy tomé un proyecto personal nuevo –nada que ver con fanfic– que se llevó mi tarde.

No mi mañana porque no me despierto tan temprano tampoco(?

Disfruten el capítulo~

Lo que ahora es, ¿puede ser lo que fue?

Capítulo 8. Primer encuentro, ¡Este es el rey Sinbad!

El océano era inmenso, a donde fuera que mirara su vista no bastaba para cubrirlo todo y se perdía entre la línea entre cielo y mar. Era muy hermoso, hermoso y grande.

El mundo en general era una fantasía increíble,

Apoya su vientre en la barandilla de madera y mira hacia abajo, mira la espuma golpeando la madera del barco y las olas rompiéndose contra el mismo. Puede ver cuerpos nadando a un lado de ellos también, y si no ve mal, eran sirenas.

Nunca en su vida pensó que pudiera ver a una sirena, en su mundo eran tan solo una leyenda, pero aquí todas las reglas se rompen maravillosamente. Una de ellas, de larga melena rubia, volteó la cabeza para verlo. Gracias a la lejanía y a la espuma que le cubría media cara no pudo notar que tras su sonrisa filosos dientes.

Contento con la vista, y ligeramente mareado, se endereza y finalmente regresa junto a Aladdin y a Kougyoku. Para su sorpresa estaban acomodando algunos platillos sobre un mantel extendido en una mesa de madera.

— ¿Van a comer aquí?

— ¿Tú no tienes hambre, Juchan?

— Sí, claro, pero… me mareo mucho aquí, no creo que comer me haga mejor.

La princesa le ofrece una sonrisa.

— ¿Acaso estas mareado?

— Ugh… Hacía mucho tiempo que no me montaba en un barco. ¿Puedo acompañarlos?

— ¡Claro, siéntate a mi lado, Judalkun!

Los dos eran maravillosos.

Se sienta entre el magi y la princesa y disfrutan de una comida relativamente tranquila. Optó por no comer demasiado para no tentar su suerte con la marea. A la hora de dormir la experiencia fue completamente nueva. Nunca en su vida había dormido sobre una hamaca y mucho menos en una hamaca dentro de un barco. La habitación que comparte con Aladdin era pequeña pero con las cosas necesarias. Un mueble para ropa, una mesa y una ventana. Al centro de la habitación, de extremo a extremo, estaba colgada un par de hamacas. Cuando cayó la noche él estaba sentado en la hamaca, meciéndose lentamente mientras observaba al pequeño magi subirse. Parece tener problemas.

— ¿Cómo es el sitio al que vamos, joven Aladdin?

— Uh… ah… Epa. —Finalmente consigue subirse en la hamaca, pero cuando toma las solapas para separarlas casi se cae. Judal de inmediato se pone recto, dispuesto a ayudarlo. — Gracias, Judalkun. Uah~ ¿No te parece cómodo? —Tras acomodarse lleva sus manos tras su nuca, sonriente. Luego gira un poco la cabeza para verlo montarse también en su hamaca. — Sindria es un país muy bonito.

— Sindria… —Susurra, casi saboreando el nombre. Era una palabra nueva y muy bonita. — Suena tropical, y mágico. ¿Pero qué cosa aquí no lo es? —El chiste va más para sí mismo.

— ¿Creías en la magia antes de llegar aquí?

— Sí, por eso me entusiasma ahora estar aquí. —Todavía quiere volver, por supuesto, pero son sentimientos fuertemente encontrados. — Ojalá Sinbad estuviera aquí para vivirlo conmigo.

— ¿Sinbad? —Aladdin parece curioso ante ese nombre, se incorpora para quedar sentado en la hamaca como si se trata de un columpio. De cara a Judal. — ¿Hablas del rey de Sindria? ¿Quién te habló de él~?

— ¿Rey de Sindria? —Sus cejas se curvean y sus labios se tuercen en una mueca confusa. — No sé quién es él, hablo de mi esposo. … No puede ser. —Su mente no tardó en enlazarlo todo.

Sindria, Sinbad.

— ¿¡Aquí también está él!? —La idea de que esto era solo un sueño muy largo volvió a su mente. — ¡No puede ser! —Se incorpora de inmediato, y ya de pie se acerca unos cuantos pasos a Aladdin. — No podemos estar hablando del mismo, ¿verdad?

— No lo sé. —Exaltado por la repentina emoción de Judal, el magi se siente pequeño. Pero también curioso. — El tío Sinbad es muy alto, con largo cabello morado…

Ni siquiera pudo decir mucho más.

— ¿Largo cabello morado, mentón recto y fuerte, ojos dorados y preciosamente protector y cariñoso? ¿Así es el rey Sinbad?

— ¿Protector, cariñoso? No, pero le diste con lo demás, Judalkun. —Parece asombrado, pronto Aladdin sonríe y le toma las manos. — ¿El tío Sinbad es tu esposo en tu mundo?

— ¡Sí! —Asiente efusivamente con la cabeza. — ¡No puedo creer que él esté aquí! —Su mano izquierda va a su pecho, sujetando con fuerza la tela del top negro. Le duele el pecho de lo fuerte que está latiendo su corazón. Sus ojos no tardan en acumular lágrimas de felicidad. — Estaba tan preocupado por él, no sabía si estaba bien allá. Pero vino conmigo. —Aladdin curvea sus cejas. — Y ahora voy con él. Me siento tan…

— Él no es tu esposo.

— …feliz.

El silencio se hizo presente, mientras la dura frase del magi se repite en su cabeza una y otra vez, rompiéndole el corazón.

Aladdin decide hablar.

— El rey Sinbad no está casado, Judalkun. Y dudo mucho que esté interesado en tener pareja algún día. Además… no creo que a él le interesen los hombres. —Elige sus palabras con cuidado, temiendo equivocarse y destrozarlo más. — Tu mundo cada vez me parece más interesante, ¡permitiendo tan libremente el amor entre dos hombres! —Genuinamente conmovido, su sonrisa se enternece, pero se va en cuanto las lágrimas comienzan a trazar su camino por las mejillas del pelinegro.

Ese no es su Sinbad. El silencio vuelve a hacerse, en esta ocasión un poco más incómodo que el anterior. El no magi se limpia las lágrimas rato después, y con una sonrisa rota pregunta:

— ¿Cómo es el rey Sinbad?

.

Para nadie en el barco pasó desapercibida la tristeza de Judal y la culpa de Aladdin, las comidas que compartieron comenzaron a ser un poco incómodas. Aun así, sus risas no eran para nada forzadas, y no estaban molestos entre sí o algo parecido. Judal necesita algo de tiempo para prepararse para ver a alguien tan diferente y Aladdin simplemente está respetando su espacio.

Pero Kougyoku, ignorante de esto, les hablaba a ambos como siempre. Eso fue cómodo para ambos, pero cuando Judal se levantaba para irse a la habitación nadie lo seguía. Y no porque a Kougyoku le diera igual, sino que porque cuando la princesa mostraba intención de seguirlo Aladdin de inmediato se lanzaba a su pecho y se le olvidaba rápido.

Vaya forma de salvar a un amigo.

Tras seis días de viaje la majestuosa isla de Sindria podía verse a la distancia. Según el capitán llegarían sin problema al cabo de dos días. Era un viaje muy largo… La misma noche en que la isla se dejó ver Judal se quedó afuera, en la proa, simplemente observando. El ruido de las olas al romperse no era lo único que escuchaba. Por las noches, muchas criaturas salían a la superficie para disfrutar de la luna de la manera más cercana, y muchas de esas criaturas fantásticas eran increíblemente peligrosas.

De hecho, no debería estar aquí afuera. Es peligroso. Pero no puede evitarlo, la llamada Sindria llama fuertemente su atención y las bestias marinas nocturnas también con sus mugidos y gruñidos tan poderosos.

¿Alguna vez podrá verlas de cerca? De solo imaginarlo la piel se le estremece.

Además de un Sinbad desconocido, ¿Qué más lo esperará en esa isla?

.

La mañana de la octava noche vino acompañada del sonido de las gaviotas y de la melodiosa voz de la princesa llamándoles desde la puerta. Por supuesto, encantado con una voz femenina, el primero en despertase es Aladdin. Luego despierta Judal gracias a los gritos de la princesa, provocados por el acoso que recibe del magi.

— ¡Hya, no! ¡Por favor detente!

— ¡Aladdin!

Las mañanas siempre eran interesantes. Al final el pequeño peliazul tenía una vistosa marca en la mejilla pero la mostraba con orgullo y un rostro brillante. Molesta y muy avergonzada la princesa los manda a bañar, pues el paseo estaba a punto de terminarse. Ya estaban de frente a la isla y apuntaban con dirección al enorme hueco de piedra.

Ya estaba acostumbrado a tomar largos baños con Aladdin, pero recién despiertos y con el tiempo encima el baño duró apenas diez minutos. ¿Por qué nadie los despertó antes? Mientras se vestía se fijó en que ni siquiera había salido el sol todavía. Es muy temprano. Pero ni siquiera eso controla la emoción de Kougyoku, quien emocionada tocó la puerta y sin esperar respuesta la abrió para entrar a la habitación.

Lo que se encontró no era apto para princesas.

Encontró a Judal con los pantalones abajo a medio poner y el top hecho un desorden por su abdomen, mientras sus manos se encargaban de acomodarse el cabello para sacarlo de la tela negra. Aladdin por otro lado estaba recostado en la cama, subiéndose a tirones el abombado pantalón blanco mientras rodaba, pero ambos se detuvieron al instante en que la princesa hizo aparición.

El rostro de Judal y de Kougyoku enrojeció en cuanto se vieron.

— ¡No! —Inmediatamente retrocede y cierra la puerta de un portazo.

Sin saber qué decir o hacer, Judal se sube los pantalones de tirón y luego acomoda bien la parte del top. Debería disculparse, pero fue la culpa de la princesa por abrir la puerta tan rápido luego de tocar. No piensa que eso sea digno de una princesa… ¿china? Parece una. Se ata el cabello usando una venda y luego, todavía impresionado, se sienta a un lado del menor, quien alegremente se encuentra trenzando su cabello. Sus mejillas sonrojadas delatan que la acción de la princesa lo hizo feliz.

— Ella me vio, ¿verdad?

— Creo que sí.

— Eso no debió pasar.

— Seguramente se le olvidará todo cuando vea al tío Sinbad.

Ojala él también lo olvide cuando vea a este nuevo Sinbad.

Cuando se encontraron en el pasillo la princesa lo llenó de disculpas que él contestó de la misma manera. No fue correcto que ella abriera la puerta de la habitación de dos hombres así sin más, absolutamente ni Aladdin ni Judal tienen la culpa de lo sucedido. De cualquier forma el incidente no iba a salir de la cabeza de ninguno de los dos jóvenes en los próximos días.

Cuando salieron la brisa les dio la bienvenida junto al capitán con un alegre grito. El viento les movió el cabello a los tres, olía a mar y casi siente cómo la sal se le pega en la piel. También huele a comida, exactamente a pescado asado. Estuvo a punto de avanzar al frente y cerrar sus ojos para dejarse llevar. Pero cuando da los primeros pasos hasta la barandilla del barco este se detiene de golpe, dando un golpecillo al mueve que lo hace tomar más carrerilla hasta que su estómago llega a topar con el barandal de madera. Es entonces que mira hacia el muelle y el aire se le va en un jadeo de sorpresa.

Los conoce a todos excepto a uno.

El gran Hinahoho presume de una vestimenta distinta, al igual que la encantadora señorita Yamuraiha, Spartos y Sharrkan. Pisti no es muy distinta a la que recuerda muy bien por tiene un aire distinto, más rebelde o más bien, travieso. Ahora, Masrur parece mucho más adulto al muchacho que recuerda, ¿de dónde salieron tantos músculos? El Masrur que conoce no es tan musculado, pero es igual de alto. Entonces su mirada se posa en Ja’far, ese peliblanco lo mira con una furia incontenible que lo hace curvear las cejas.

No reconoce al enorme hombre con cuerpo escapado y verde, pero le parece terriblemente familiar.

— ¡Rey Sinbad!

Mira de inmediato a Kougyoku, quien se lanza a su lado, y pronto mira el muelle con ansias. Es cierto, entre Drakon e Hinahoho se asoma un travieso mechón púrpura de cabello. El corazón se le acelera mientras el rey de Sindria, su no-esposo, se deja ver con una sonrisa de oreja a oreja.

— Que gran parecido. —Levanta las cejas y vuelve a suspirar. Contento, apoya los brazos sobre el barandal y lo mira fijamente. Era tan parecido a su Sinbad, con la misma cara y el mismo entusiasmo, pero hay algo distinto en su aire y termina recordando las palabras de Aladdin.

El rey lo mira fijamente y corta sus pensamientos para mirarlo de igual forma. Judal parece contento pero Sinbad no. Ahí, en el barco, estaba el mismísimo Magi de Kou, aquél que de un solo hechizo ha enviado a más de 100 soldados de vuelta al rukh y el mismo que hasta hace poco ordenaba hacerlo suyo.

Cuando Judal sonríe irremediablemente Sinbad termina contestando el gesto de la misma manera, solo que luego levanta la mano izquierda al aire para saludar al resto con la mano. De repente deja de sentir el peso que esas miradas llenas de odio dejan caer sobre sus hombros para permitirse un momento de tranquilidad.

El capitán se pone en marcha con rapidez y suelta la tabla, que golpea la madera del mueble en un ruido sordo.

— ¡Todo listo para bajar!

La princesa toma la mano de Judal y la de Aladdin al mismo tiempo y los hace caminar a su lado para bajar primero por la tabla de madera. A Judal le dio cierto miedo, no puede distinguir muy bien profundidades y teme caerse, pero afortunadamente llegó a muelle sin tantos problemas.

— ¡Yamuraiha!

En cuanto se siente libre, Aladdin se apresura a acaparar a la maga de agua y la princesa al rey, mientras él se queda atrás completamente quieto simplemente observando. Se siente muy nervioso. Nota que todos sus amigos están muy tensos por su presencia y Ja’far incluso tiene las manos dentro de sus mangas mientras lo ve con una clara advertencia que no piensa desobedecer.

Todos excepto Masrur lucen como siempre pero está seguro de que todos tienen un mal pasado con el otro Judal, lo malo es que ahora iba a pesarle a él. 

Notas finales:

Cada vez estamos más cerca de la situación en que lo dejé en la primera versión. Eso significa que en algún momento haré encuesta en el grupo de la comunidad para decidir qué día será para actualizar este fanfic de forma semanal como el resto. ¡Espero participen! Nos leemos el jueves con la siguiente actualización~

Por cierto, no sé si tendré para este día la actualización de Omega02. Estoy escribiendo esto a las 7 del día 11 de este mismo mes y me agarré a leer estos dos capítulos para editar.

No me gustó el capítulo de Omega02 y decidí re-escribirlo. ¡Lo siento! Pero prometo que valdrá completamente la pena. 


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