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Re: Lo que ahora es, ¿puede ser lo que fué? por Comunidad SinJu

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Notas del capitulo:

Esta semana es una semana ocupada para mí. Comenzando por el miércoles que es mi graduación simbólica, luego el jueves viene mi fiesta de graduación (Culpen a mi prepa, está muy rara) y el viernes tengo un evento de quince años de esos nacos de acá en México.

Puedo actualizar este fanfic porque lo tengo todo re-escrito hasta donde lo dejé originalmente, así que no pasa nada por la actualización del segundo y tercer capítulo de esta semana, pero temo fallar con Omega02 y Gotas de agua :c

Lo que ahora es, ¿puede ser lo que fue?

Capítulo 2. Este cuerpo y este mundo no son míos (Primera parte)

Tal como Sinbad había dicho momentos antes, se comunicó con el señor Ishi para acordar una cita lo más pronto posible. Accedió a revisar a Judal dentro de dos horas, para gran alivio de Sinbad. Él tiene trabajo, pero no le importa demorarse un poco si es por este motivo. Judal estaba muy extraño, era la primera vez que lo miraba con tanto odio e intriga. Siente incluso que lo está retando con la mirada, y se siente como un desconocido. Por la parte egoísta quiere que eso se detenga.

Estaban sentados uno frente al otro, con un humeante bol de verduras, otro de pescado y un tercero con arroz blanco. Pero solo Sinbad come, Judal no deja de verlo fijamente a la cara, incluso su cabello, sus manos, todo.

Una mirada tan intensa lo pone un poco ansioso, falta de costumbre muy posiblemente.

— ¿A ti también te dicen Sinbad? ¿Eres un rey?

Santo cielo, su Jujuchan estaba tan extraño.

— No conozco a otro Sinbad más que el de Dreamworks, pero hace tiempo que no me llamas por mi nombre, Juju.

— ¡Ya te dije que me llamo Judal!

— Sueles llamarme Sinbaddy.

El magi casi se carcajea ahí mismo. ¿Pero qué pasa con ese apodo? ¡Era ridículo! Aunque el momento no hace que se sienta menos nervioso y confundido, después de todo todavía no tiene claro en donde está, ni qué hace aquí con un Sinbad tan extraño.

— Es un apodo ridículo. —Tras decir aquello, baja la mirada y por fin toma uno de los bols para comenzar a comer.

Sinbad prefiere no decir nada, pero se nota que el comentario de Judal lo deja algo tocado y todavía más confundido. Algo muy extraño le estaba pasando a su esposo.

Cuando Judal termina de comer, con una impresionante velocidad culpa de los nervios, se levanta de súbito y comienza a caminar por el comedor, simplemente tocando las paredes, tocando los cuadros, viendo los adornos, los diplomas en la pared de la sala, los espejos…

La decoración no dejaba de parecerle muy extraña, pero es precisamente ese sentimiento de curiosidad lo que aplaca poco a poco su fuerte deseo de escapar, sus nervios.

Se detiene justo frente a un cuadro grande y mira la imagen del cuadro. Supuestamente es él, tomado de la mano con el idiota que dejó en la cocina. No se habría asustado tanto de no ser porque, al bajar la mirada, se encuentra con un cuadro un poco más pequeño, 16 x 12.

— Debes estar bromeando…

Un par de hombres en un parque, ambos con una apariencia joven. Lo que llama la atención es que ambos están compartiendo un beso. Es fácil reconocerse, pero es muy extraño. Toma la foto y la quita de la pared para voltearla y dejarla sobre una mesa, chistando la lengua.

Esto comienza a molestarlo, ¿alguien se estaba burlando de él? ¿Yunnan?

Regresa al comedor, solo para descubrir que la copia de Sinbad miraba con un sentimiento fuerte la mesa. Parece triste.

— Oye, Sinbad.

El nombrado levanta la cabeza y voltea a verlo.

— ¿Aquí hay otro como yo?

— ¿Como… tú? No entiendo tu pregunta, Juju.

— ¡Que es Judal! —Su puño golpea la mesa, sobresaltando al estúpido humano. Al darse cuenta de su error se aclara la garganta y toma asiento en una silla al lado de Sinbad. — No me llames por ese apodo tan estúpido, Sinbad. —Reprocha con un puchero. — Responde cuidadosamente. ¿Hay alguien aquí, con mi misma apariencia? Pero mucho menos poderoso. —El ego no se va tan fácil.

— Juj-Judal. —Vaya balbuceo tan extraño. — Judal, bebé, debes hablarme más claramente. No entiendo todavía lo que quieres decirme. —Sus manos buscan las de Judal, y luego las toma para juntarlas, dándole un poco de su calor. — ¿A qué te refieres con otro tú?

— Hay alguien en esas… imágenes extrañas de la pared. ¡Ese no soy yo! Y suelta mis manos, es muy raro. —Las quita él mismo de golpe, y luego se cruza de brazos. — Voy a irme.

— ¿Qué? —Su rostro no hace justicia a la sorpresa y al miedo que está sintiendo ahora. — ¿Acaso he sido un mal esposo? ¡Juju!

Judal echa su silla para atrás en cuanto la copia del rey se hinca para acercarse a él, pero Sinbad de todas formas lo logra y apoya los codos en las rodillas del confundido Judal.

— I-I-Idiota, suéltame…

— ¿No te hago feliz?

— ¡Sinbad, eres muy raro! —Se cubre la boca cuando descubre su tono más agudo. ¡Eso no es normal! Su voz ni siquiera es aguda.

— Esto es por lo de Ja’far, ¿cierto?

— ¿¡Pero de qué diablos hablas!?

Ni el propio Sinbad tiene claro cómo es que consiguió vestir al chico decentemente y montarlo en el auto. Tiene marcas de lucha por los brazos y las mejillas, pero eso no hace que su preocupación sea menor, después de todo se trata de la salud de su esposo.

Su querido Judal jamás había maldecido tanto, tampoco frunce tanto las cejas ni gruñe, ¡ni usa ese tonito tan fuerte con él! Su Judal siempre habla con una voz suave y cariñosa, y sus ojos miran con dulzura y amor siempre, y tiene una sonrisa especial para él.

No un par de labios fruncidos y unos ojos chispeantes.

Desde esta mañana había escuchado palabras de todo tipo. Kou, Sindria, Magi, magia, Djinn, Fanalis. Estaba cansado, no puede negarlo, tantos cambios hacen que Sinbad la pase muy mal. Llevarlo a ver al doctor Ishi era sin duda lo mejor que puede hacer ahora. Al menos el viaje en auto estuvo bien. Callado, pero al menos no intentó abrir la puerta para salir rodando en plena autopista. Ahora, cuando llegaron al estacionamiento Judal se bajó temblando y un tono más pálido.

Casi parece que jamás en su vida ha estado dentro de un auto.

— Que tipo tan gracioso. —Fue lo primero que dijo cuándo el doctor Ishi los recibió en su casa.

Su Judal no era tan maleducado.

— Doctor, gracias por recibirnos y disculpe las molestias. —Se quita el calzado, y luego le quita el suyo a Judal. Eso parece que lo hace sentir bien, como si el calzado le molestara en los pies. — Por favor, Judal ha estado muy extraño esta mañana.

— ¿Quién está extraño, idiota?

Tanto el doctor como Sinbad miran preocupados a Judal. Después de todo, el doctor es un viejo amigo de ambos, el cambio tan repentino de actitud en el muchacho era muy evidente.

Sinbad se queda en la sala a esperar, mientras lee una revista, pero realmente sus ojos solo bailan de palabra a palabra sin prestar real atención. Está muy preocupad. Además, está escuchando a Judal quejarse y burlarse todavía, tiene una voz tan fuerte de repente.

— ¿Por qué debo hacer eso?

— Vamos Judal, te daré una paleta si cooperas. Solo hazlo

— ¿Paleta? ¿Qué es eso?

Sinbad no para de preocuparse. Está considerando hoy no asistir al trabajo y quedarse en casa, simplemente cuidando a Judal.

Finalmente los dos se dejan ver en la sala. Ishi, un hombre algo mayor de barriga redonda y cara simpaticona, está revisando apuntes en un bloc. Judal parece realmente fastidiado, mientras toma asiento a un lado de la copia del rey y mira fijamente un objeto en su mano.

Al verlo por el rabillo del ojo, Sinbad se da cuenta de que es una paleta.

— Sinbadsan, desde siempre usted y yo hemos sabido que a Judal le gusta mucho la fantasía. Todo lo que ha dicho es muy extraño y fantasioso. Pero sé que está preocupado, yo también lo estoy. Debo decirle que Judal se encuentra en óptimas condiciones. Su pulso está algo elevado, eso sí. Está algo alterado. —Da vuelta a la hoja y sigue leyendo. — Su temperatura es normal, y lo que tarda en recuperarse de actividad física parece aún mejor que anteriores marcas. Su peso está muy bien, todavía se considera bastante delgado para su altura, pero está sano.

Sinbad mira a su pareja otra vez. Sinbad parece muy aliviado, mientras que Judal sigue mirando la paleta con las cejas fruncidas y la nariz arrugada. Se mueve de tal forma de un lado a otro que parece que quiere lanzarse por la ventana y huir.

— El tipo gracioso con bata tiene razón. Estoy bien, ¡más que bien! Solo necesito que alguien de ustedes, ineptos, me diga para qué uso esta cosa. —Levanta en alto la paleta, pero su petición es eventualmente ignorada, pues Sinbad acaba de levantarse para hablar con el doctor en una esquina de la habitación.

— ¿Está completamente seguro de que no pasa nada malo con él?

— Bueno, Judal está tan sano como siempre, Sinbadsan. —Intenta el doctor insistir. — Como dije, su presión está un poco alta. Pero no hay medicamentos para él, aconsejo descanso. Mi hipótesis es que Judal despertó de un sueño bastante realista y por eso dice palabras tan peculiares.

— Un sueño, huh. —Sinbad quiere creer eso, pero algo en su cabeza le dice que no es correcto, que hay algo muy malo ocurriendo aquí.

— ¡Hey, sabe muy bien!

Ambos mayores voltean a ver a Judal, quien después de descubrir cómo se quita un envoltorio se dejó llevar por la curiosidad y lamió el caramelo duro. El sabor parece agradarle mucho.

— ¿Te gustan mucho los dulces, verdad, Judalkun?

— Pff, lo que digas. Quiero más de estas para llevar, ¡ahora!

— Será un placer. —Tras una sonrisa el doctor regresa a su oficina en casa, para regresar después con un tarro de cristal lleno de esas paletas. — ¿Cuántas más quieres?

— ¡Todas!

— Oh, no puedo dártelas todas. Tengo más clientes hoy y se pondrán muy tristes si no les doy una paleta.

Las cejas del magi vuelven a fruncirse, y Sinba se pone tieso. Saca su billetera y deja un billete de generosa cantidad en la mesa de la sala, luego se acerca al doctor para suplicarle con la mirada.

Ishi termina por suspirar y asentir, para finalmente darle el tarrón entero de paletas a Sinbad, quien complacido se da la vuelta para acercarse a su amorcito y ofrecérselo.

— ¿Sabes algo, copia nefasta? Este mundo no está tan mal.

Sinbad enarca una ceja, curioso.

— No te entiendo hoy, amor.

— Te lo explicaré cuando lleguemos a esa cabaña extraña. Creo que entiendo lo que me ocurrió.

— ¿En serio? Me hará feliz que me lo expliques. Es hora de irnos, Judal.

Pero justo cuando iban de regreso al auto a Sinbad se le ocurre que es buena idea tomarlo de la mano, pero esto solo ocasiona que Judal se detenga de repente, asustado.

— ¿Acabas de intentar… tomar mi mano?

— Eh… ¿No?

— ¡Raro! 

Notas finales:

Espero el capítulo les haya agradado. Para quienes leyeron la primera versión seguramente se dieron cuenta de que no agregué las escenas del despertar del otro Judal en el mundo de magi. Por favor, no se asusten(? No fueron eliminadas sino desplazadas al siguiente capítulo. Pienso que fue muy confuso poner las situaciones de ambos universos en el mismo lugar así que decidí hacerlo así.

Nos leemos el jueves con esta actualización~ Con mucha suerte, habré subido Omega02 y Gotas de agua también, sigo teniendo miedo de no tener tiempo…

Y si no, al menos intentaré hacerlo fuera de tiempo en esta misma semana. 


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