Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Loco de Amor por Ti por Sary

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola como estan? Lamento la tardanza pero aqui un capitulo mas de esta historia

Gracias Kurura y Sakura Laurie por sus comentarios y a los lectores fantasma les invito a dejar tan solo (aunque sea) un comentario para saber si les gusta o hay algo que mejorar.

En fin, les dejo para leer 

 

 

Inevitablemente el sábado llego tan rápido como un pestañeo. Un pelinegro se sentía nervioso y a la vez emocionado, al llegar a su casa después de a ir a ver al ladrón de sus sueños se reprendió mentalmente por soltar aquellas irresponsables palabras. ¿Pero en que estaba pensando cuando decidió salir con el pelirojo?, quizás deseaba en lo más profundo de su ser, estar a solas con Hanamichi.

Sin embargo, una parte de él le regaño por su estupidez. Solo fue el momento, las risas que compartieron en aquel lugar de cuatro paredes. Si, debía afrontar la situación por culpa de su lengua.

Ahora su gran duda era ¿Qué debía hacer en primera salida? Digamos que el gran “Rey del hielo” y seductor, donde las chicas morían por él, nunca había sido invitado por alguien a una salida. Estando en su cama—como siempre— medio pensativo mientras miraba el techo blanco como si fuera que este tendría las respuestas a sus dudas. Suspiro.

 

«Maldito Sakuragui»

 

Tal vez no sería mala idea llamarlo y cancelar todo, el aún no se sentía preparado para algo como eso. Pensándolo bien, no sabía el número de teléfono del sexy pelirojo y menos aun la dirección de la casa de éste. Oh si Rukawa era un completo antisocial.

Vaya vida la del zorro dormilón. Desde ahora era una cuenta pendiente anotar en una libreta los números y direcciones de sus compañeros…por las dudas. Meditó unos segundos pero el rugido de su estomago reclamarle por comida lo saco de su meditación. Hasta eso se olvidaba cuando pensaba en ese pelirojo.

Bajó a su cocina, abriendo el refrigerador y la alacena donde haría un suculento desayuno, después de todo se lo debía a su estomago por dejarlo sin comer.

Con una agilidad de un gato, se movía de un lado a otro. Coloco unos waffles a calentar en el fuego, mientras eso está allí preparo jugo de naranja y un tazón de cereal con leche. Cuando los waffles se hubieron tostado bien lo unto con mermelada y queso crema.

Quedo admirando su maravillosa creación, un desayuno muy nutritivo para un deportista, tomo asiento en unas de las sillas, dio las gracias y comenzó a llenar su estomago con ese rico desayuno.

Termino y se sintió satisfecho, levanto todo los trastos sucios y lo llevo al fregadero donde comenzó a lavarlos y colocarlos en sus lugares correspondientes. Ese día no había entrenamiento, Miyagi los dejo descansar un poco.

Ahora solo necesitaba matar el tiempo aún era temprano (9.00) y falta mucho para su salida con el pelirrojo. Bien, si eso debía hacer. Lo primero que hizo fue ir a lavar sus ropas. Tenía un canasto lleno de ropas sucias, lo vertió todo en el lavarropas y dejo que hiciera lo suyo. Limpio su casa, había mucho polvo y cosas fuera de lugar.

El tiempo sin duda fue bien aprovechado, cuando hubo terminado respiro hondo percibiendo el olor a limpio y la fragancia de cítricos que tiro al aire. El sonido del lavarropas lo alertó ya que éste había terminado su proceso de lavado. Extendió sus ropas en las cuerdas para que el sol lo seque por completo. Satisfecho con su tarea, era hora de descansar un poco.

Eran las doce del mediodía, se preparó unos sándwiches de pollo y verduras, un tazón de ramen y los llevo al living donde encendió el televisor poniendo el canal de partidos de básquetbol. En segundos su vista comenzó a hacerse borrosa y sus parpados le pesaban, el sueño y el cansancio lo terminaron venciendo.

 

 

 

 

En otro lugar, un pelirojo escandaloso discutía con sus tres amigos menos Yohei Los tres aun no entendían las palabras de su líder. Eso de tener una salida con Rukawa no lo comprendían, ¿desde cuando su líder quería ser amigo del Rey del hielo?

 

—pero Hanamichi, tú y Rukawa no se llevan para nada bien. ¿Por qué tanto interés en acercarte a él?—interrogó el rubio muy confundido, en cambio el pelirojo solo termino suspirando fastidiado por la situación. ¿Acaso tenía algo de malo?

 

—chicos dejen en paz a Hanamichi—intervino Yohei ya estaba casi seguro que su amigo le daría de sus famosos cabezazos a ese par de trió de idiotas.

 

—A mi no gusta para nada esa idea—exclamó Takamiya mientras comía—mira si un día de estos lo convierte en un antisocial o peor aun en un idiota como él—dijo y siguió comiendo pero la venita que se formo en el pelirojo, terminando por explotar y dar sus famosos cabezazos dejando a sus tres amigos en un coma temporal.

 

— ¡Par de idiotas!—gritó molesto. Se levanto y se dirigió a la cocina donde tomo un poco de agua. Discutir le dio sed. A su espalda Yohei lo miro tratando de descifrar algo en su amigo. Algo que él sabía muy en el fondo sospechaba solo necesitaba una prueba para confirmarlo.

El pelinegro conocía muy bien a Hanamichi. Siempre enamoradizo y eso le costó cincuenta y tantos rechazos pero el pelirojo tenía tanto amor para dar. Todas esas chicas que lo rechazaron eran tontas porque el pelirojo era una persona tierna, cariñosa, quizás su fama de pandillero le jugó en contra. Haruko, otra que se sumaba a su lista de rechazos aunque el pelirojo jamás le haya declarado sus sentimientos.

Solo esperaba que Rukawa pueda ser esa persona que tanto su amigo anhela. Yohei no era ningún tonto. Todas esas peleas del pelinegro hacia su amigo le hacían sospechar un sentimiento disfrazado de odio mutuo.

Sin embargo, aun no podía concluir en nada, solo una sutil sospecha. Tal vez era hora de hablar con Rukawa al respecto.

 

—Oye Hanamichi. ¿A que hora es tu salida con Rukawa?—preguntó curioso acercándose al pelirojo. Este volteo a verlo dejando el vaso vacio. Definitivamente no le gusto para nada el tono sugestivo que el pelinegro había utilizado.

 

—Quedamos a eso de las seis—

Mientras los demás se recuperaban del mortal cabezazo, Yohei y Hanamichi subieron a la habitacion a jugar videos juegos a matar el tiempo hasta que llegara la hora de irse.

 

 

Las horas pasaron rápidamente, cuando ambos se dieron cuenta ya era tiempo de alistarse e ir a su encuentro. Los dos no pensaron demasiado en la vestimenta pues no era una cita de novios aunque para Rukawa sí.

El pelirojo salió de su casa camino hacia la feria donde esperaría a su compañero. Meditaba mientras su andar era lento y sin prisas. Observando la noche, la oscuridad absoluta, los ruidos de aves que de a poco se ocultaban en su nido. Las personas que pasaban a su lado, algunas inquietas con rostros cansados, preocupados o alegres. Algunos perdidos que chocaban con otros.

Caminó un largo trecho, a eso llamaba suerte de vivir cerca de una feria. Las calles iluminadas por los faroles. Al llegar a la feria viendo la cantidad de puestos de diferentes rubros y la multitud de personas que allí había.

Entre tanta gente distinguió a una persona en particular. Primero le llamo la atención su altura y su postura, lo reconoció a su compañero, este se encontraba muy entretenido en unos de los puestos. Se encamino tranquilamente.

 

—Hola Rukawa—saludo despreocupadamente

 

—Hola—tan escueto su saludo que al pelirojo le dio risa.

Se quedaron un rato viendo al dueño del puesto haciendo malabares. A Rukawa siempre le gustaron esos juegos y malabarismos, era increíble el talento de algunos para manipular varios objetos a la vez.

 

Después de que terminara con su show varias personas elogiaron su trabajo. Ellos se mantenían en silencio ninguno de los dos era capaz de decir algo. Hasta que el pelinegro hablo.

 

—Demos una vuelta—sugirió a lo cual Hanamichi asintió.

Pasearon por varios puestos con muchas variedades y juegos llamativos. De a ratos hablaban y luego un mutismo se apoderaba entre ellos. A Rukawa se le antojo un algodón de azúcar así que fue a comprárselo. Hanamichi en cambio quedo embobado por las habilidades de un peluquero en la forma de cortar cabellos y más aun cuando este daba algunos consejos para tener una cabellera saludable.

El azabache regreso con dos algodones de azúcar, uno le dio a Sakuragui este le agradeció el gesto y ambos decidieron alejarse un poco del bullicio de la feria. Caminaron hasta llegar a una banca y sentarse allí mientras disfrutaban de algo dulce.

Ambos se entretenían saboreando el dulce sabor de su golosina.

 

— ¿Te gusta?—cuestiono el pelirojo viendo a su compañero deleitarse con el dulce. Se le hacía muy tierno

 

 

—Me encanta—dijo con un brillo en sus ojos y una pequeña sonrisa. —Mis padres solían llevarme a la playa y cuando veía los algodones de azúcar, me volvía loco—

 

—Jajaja...Nunca creí que fueras tan goloso—

 

—No lo soy. Solo me gusta esta golosina. Adoro cuando se deshacen en la boca— contó sin darse cuenta que sonreía, y Sakuragui quedo maravillado por tan hermosa sonrisa.

 

—ahora conozco algo de ti. Te gusta la golosina, en especial los algodones de azúcar—indicó—…y lo segundo es que descubrí que tiene una hermosa sonrisa—

 

Rukawa se sonrojó tan solo escuchar la ternura con la que dijo esas palabras. Inmediatamente tosió para disimular su impresión y volver a su típica postura de Rey del hielo.

 

—no tienes que fingir Rukawa—expresó dándose cuenta de lo que provocó en su compañero—no está mal que sonrisas al contrario tu cara tiene otra forma cuando sonríes.

 

—No suelo sonreír mucho pero si te soy sincero…solo una persona me ha hecho reír—“y ese eres Tú” pensó

 

—pues esa persona es afortunado por lograr eso contigo—

 

—Torpe— negó con su cabeza y realmente le quedaba como anillo al dedo. ¿Cómo es posible que no se daba cuenta?

 

—oye dijimos que dejaríamos esos apodos—reprocho el pelirojo haciendo gestos infantiles

 

—es imposible que deje de decirte así, ya me he acostumbrado—

 

—Jajaja es verdad—rio ante los dichos de su compañero. Lo miro detenidamente, su cabello brillaba a la luz de la luna y sus ojos resaltaban aun más

 

— ¿Qué?—dijo a la defensiva sintiendo la mirada del otro

 

—Nada—

 

Se quedaron en silencio por un largo rato contemplando la oscuridad y la luna. Sin duda alguna era una noche preciosa.

Notas finales:

Nos leemos pronto....


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).