Seguía vivo. De eso estaba seguro. El choque de sus manos recorrió como una electricidad efusiva por las venas de su cuerpo.
Se sintió más vivo que nunca; mas despierto que de costumbre. Sakuragui estaba frente a él con una sonrisa. Brillante. Resplandeciente. Por un momento quiso saltar sobre él y abrazarle.
En cambio, solo se quedo prendido de esa sonrisa más bella del mundo. El tiempo se detuvo y el aire volvía a sus pulmones, sintió impotencia al querer estar abrazado a su lindo pelirojo revoltoso.
—Oye Hanamichi. ¿Cuándo volverás?— fue Ryota que interrumpió e hizo que bajara de esa nube en la cual se encontraba.
—la semana que viene me incorporare a la escuela y al equipo. Solo que aun no podre entrenar como antes. —
—bueno dentro de todo. Estarás de vuelta. —agregó Mitsui
El ambiente se aflojo con la llegada de Hanamichi. La alegría contagio a todos, al final el capitán volvio a retomar el entrenamiento aunque algunos prefirieron seguir escuchando los relatos del pelirojo. Al parecer Hanamichi estaba con las pilas a full que era imposible callarlo- los nuevos alumnos a regañadientes tuvieron que volver a retomar el entrenamiento- algunos trotaban alrededor de la cancha y otros los tiros.
Mientras Sakuragui solo se mantuvo al margen, viendo jugar un partido entre los nuevos integrantes. Tuvo que resistir las ganas de jugar con ellos, de volver a tocar el balón naranja. Se sentó en la banca junto a Ayako y Haruko.
Para Rukawa volver a ver al dueño de su corazón fue una alegría inmensa aunque en su cuerpo físicamente no se notara. Fueron las dos horas más extensa que soporto como su corazón bailaba como loco al mirar fugazmente al pelirrojo, verlo tan feliz por regresar a la cancha.
Pero también tuvo que soportar los celos al ver como reía con Haruko, el amor imposible del pelirrojo. A pesar de estar celoso, no podía des-concentrarse del entrenamiento. Jugó como siempre lo hizo incluso mucho mejor y casi podía jurar que Sakuragui lo observaba atentamente.
Las dos horas terminó, el cansancio podía verse en su rostro y al caminar. Con el agotamiento evidenciándose por los poros de su cuerpo, se encaminaron hacia las duchas. Ryota y Mitsui guardaban los balones e indico a un chico limpiar el piso.
— ¿Tienes un minuto, Rukawa?—la voz grave de Sakuragui lo sorprendió y mas el hecho que lo llamo por su nombre y no por su apodo. Solo pudo asentir un poco confundido.
La cancha ya estaba vacía cuando ellos decidieron hablar a pedido del pelirojo. Ya cada uno se fue retirando al salir ya limpios. Mientras Sakuragui esperaba se dedicó a tirar unos balones en la canasta.
Sabía que necesitaba recuperar el tiempo y el ritmo. Hoy se dio cuenta que su estado había sido un gran desafío.
—torpe. — lo llamó a sus espaldas. Rukawa estaba vestido con unos pantalones negro deportivos y su chaqueta color azul, una mochila que colgaba en el hombro.
—Hola— respondió siguiendo con lo suyo—veo que has mejorado Zorro. —
—mm. — Sakuragui rio ante la clara respuesta del pelinegro
—Rukawa. —Habló con seriedad, quedándose frente a él— Yo solo quería pedirte disculpas. Lamento mucho todo haber sido tan grotesco contigo y nunca darte la oportunidad para conocernos mejor al menos somos compañeros de equipo. Yo solo te envidiaba por ser un gran jugador y el hecho que le gustas a Haruko, siendo que yo me enamore de ella. Estos meses lejos del básquet me hizo darme cuenta que estuvo equivocado contigo. —
Rukawa quedo impresionado ante aquellas palabras, siempre deseo algo así. Pero no supo cómo responder a ese gesto tan valiente.
—Está bien. — atino a decir. Miro sus ojos supo que Hanamichi estaba siendo sincero ante él.
—Rukawa no te pido que nos volvamos amigos de la noche a la mañana pero quiero una oportunidad de conocerte y conocerme mejor. — propuso pasando su mano por su cabello. Estaba nervioso.
—…— él quedó mudo ante esa atractiva propuesta. Si bien es lo que deseaba, ahora sentía que todo estaba a su favor.
—no es necesario que me respondas ahora. Solo piénsalo.
Después de todo fui muy ingrato contigo. —
Hanamichi se marchó dejando a Rukawa pensativo y pasmado. Desde hace tiempo el pelirrojo se dio cuenta de su nefasta actitud hacia el zorro. Pues él no tenía la culpa de que le gustase a Haruko y como todo un impulsivo, lo trato mal.
Ahora quería remediar todo lo que hizo mal, tener mejor una relación, por lo menos una mejor comunicación con Rukawa.
Solo era cuestión de tiempo que ambos se den cuenta que el amor siempre estuvo allí.
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