George vio como la pequeña presumida se desmayaba justo en frente del joven conde al que había visto la noche anterior, para no levantar sospechas rápidamente se acercó al pequeño tumulto que se formó alrededor, la madre de Nain abanicaba sobre la cara de su hijo mientras uno de los guardias llamaba al médico, de pronto el joven conde se acercó y cargo a al joven dándose cuenta que aquella jovencita que tanto deseaba era demasiado liviana, rápidamente fue llevada a su habitación, ahí fue depositada en la cama y rápidamente los médicos llegaron en su auxilio, le revisaron el pulso, la temperatura, estaba muy pálido y la presión se le había bajado.
- Señora, es necesario que le afloje el corsé, me parece que lo han dejado demasiado apretado y necesita respirar.
La madre de Nain saco a toda la gente que se había colado dentro de la habitación quedando solamente ella y los médicos, en un movimiento rápido abrió el vestido y aflojo el corsé sin dejar al descubierto el cuerpo del joven. De pronto la puerta se abrió de golpe dejando ver la figura del príncipe, rápido se acercó a la cama donde reposaba el joven y lo tomo de la mano.
- ¿Esta bien doctor?
- Si joven príncipe, la señorita se encuentra bien, solo sufrió un desmayo a falta de aire por lo apretado del corsé.
Aquella acción no pasó desapercibida por Carlo que se encontraba afuera de la habitación observando con una mirada llena de odio como el príncipe se desvivía por aquella jovencita que juro seria suya, por el rabillo del ojo la Duquesa vio la mirada del joven y rápido comprendió que era aquel hombre que había tratado de manchar la honra de su amado hijo.
--------------- 0 ---------------
El revuelo por el desmayo de la prometida del príncipe fue tal que nadie se percato del momento en que George había tomado el abanico de la joven, que al momento de desmayarse lo había soltado, se veía que la vestimenta y los accesorios de la joven eran de excelente calidad, al notar aquello George la odio aún más, aquel gesto no era precisamente para devolverle aquella prenda, si no que en ese momento ideo un plan que haría quedar mal a aquella presumida frente a los ojos del príncipe.
Rápidamente se dirigió a la habitación de la chica y vio como aquel duque había sido echado fuera como todos los demás curiosos, coloco una mano en el hombro del joven que solo atino a voltearse y verlo a los ojos, George se sorprendió, aquello ojos estaban cargados de lujuria y odio.
- Deje de lado el odio joven, yo sé cómo puede hacer que la jovencita solo lo vea a usted– dijo George con una sonrisa que dejaba entrever su nuevo plan.
--------------- 0 ---------------
El susto del desmayo había pasado y Nain se encontraba descansando, el príncipe Luca no se despegaba ni un minuto de él, acariciando delicadamente los nudillos de la blanca mano, embelesado por la respiración acompasada del menor, hipnotizado por los blancos parpados adornados de rubias y rizadas pestañas, la duquesa no paso por alto tales acciones, confiando en el príncipe decidió salir de la habitación, dejando que la devoción profesada fuera lo único que envolviera el ambiente.
Lentamente salió de la habitación, al cerrar la puerta tras de si y dar la media vuelta, se topó con aquel conde de mirada chocolate y con una ira palpable en sus ojos lo tomo del saco y lo llevo a un lugar apartado.
- Ahora sé quién eres y que quieres de mi hija.
- De que habla Duquesa, si solo vine a reclamar lo que es mío.
- ¿Tuyo dices? Mi hija está comprometida con el príncipe, desde su nacimiento le pertenece al príncipe.
- No creo que el príncipe quiera de esposa a alguien que ya ha sido adorada y probada por alguien más – dijo Carlo con arrastrando las palabras con lujuria – además señora, ella me ama a mí, por algo me entrego su virginidad en aquel jardín, rodeado de rosas, azahares y jazmines, fue hermoso, escuchar sus gemidos, envueltos en perfumes.
La Duquesa entorno sus ojos en furia e indignación y sin poder refutar nada solo atino a darle una sonora cachetada y alejarse lo más rápido que pudo, escuchando la risa sarcástica del joven.
- Muy bien Conde, ahora la madre duda de su propia hija, la fase uno del plan se ha completado – dijo George cerca de su oído, aquello hizo estremecer a Carlo – Ahora es el momento de hacer dudar al príncipe.
- Muy bien George, pero primero necesito que me ayudes con esto – Carlo tomo la mano de George y la acerco a su entrepierna – estoy necesitado.
Una risilla por parte del menor fue la respuesta y envueltos en la complicidad se perdieron en los pasillos del palacio.
Mientras tanto en la habitación de Nain, el príncipe se desvivía por grabar cada una de las facciones de la joven y adorarlas, guardarlas en su mente hasta el día que se casaran, ya que en solo algunos días serian marido y mujer, despertando todas las mañanas con aquel rostro a su lado. Unos movimientos sobre la cama fueron los causantes de que saliera de su ensimismamiento, Nain estaba despertando, aquellos ojos azules se abrieron lentamente acostumbrándose la luz y al entorno, quiso levantarse, pero un mareo lo ataco de nuevo.
- Calma mi hermosa princesa – Luca lo obligó a caer de nuevo en el mullido colchón – necesitas descansar.
- ¿Dónde estoy? ¿Dónde está mi madre?
- Salió hace un momento, pero me dejo estar aquí contigo amor mío.
Aquella confesión hizo mella en Nain, haciendo que los colores se subieran a su rostro y llenando su pecho de una calidez que jamás había sentido. Los ojos azules y los grises se encontraron haciendo que el entorno se volviera etéreo, haciendo casi palpable la unión que se estaba formando entre ellos, dejando en claro que habían nacido el uno para el otro, sin darse cuenta Luca descendía lentamente, hasta estar pocos centímetros el uno del otro, casi bebiéndose el aliento, hasta que de pronto un sonoro portazo rompió aquel hermoso momento.
- Nain, pequeña ¿Qué te ha pasado?, estas ardiendo en fiebre mira tus mejillas están coloradas – la Reina decía enérgica mientras ponía las manos en sus mejillas en señal de preocupación.
- Majestad estoy bien, gracias los cuidados de Luca.
Aquello no pasó desapercibido por la Reina, que se sentía más que complacida por la química entre ambos jóvenes, acaricio la mejilla de Nain y con un gesto de la mano incito a su hijo a que salieran de la habitación.
- Vamos hijo, hay que dejar descansar a tu prometida, anda vamos.
Ambos salieron de la habitación, Nain soltó un suspiro, él no creía en el amor a primera vista, pensaba que era una tontería y una estupidez que dos personas con solo verse una vez, se enamoraran, pero como decía el dicho cae más pronto un hablador que un cojo y él había caído, se había prendado de un par de ojos grises, que se lo miraban con amor y ternura, sentimientos que nunca encontró en Carlo, de pronto un portazo lo saco de su ensimismamiento.
- Madre ¿Qué pasa? – dijo Nain mientras de sentaba dificultosamente - ¿Por qué esa cara?
De pronto una sonora cachetada lo desestabilizo haciendo que volviera a caer sobre la cama, volteando a ver a su madre con los ojos desorbitados y una mano en la mejilla comenzó a derramar lágrimas.
- He sido una estúpida al creerte, ese joven ya me confeso todo, ahora por tu imprudencia has roto el tratado, ¡¡¡Dime, ¿Qué le diré a los reyes? ¿Eh?!!!, ¡¡¡haz sido un estúpido, no solo eso, dejaste que alguien más supiera tu secreto, la gente se enterara y seremos linchados!!!
- Mad… - el ruego fue acallado por otra cachetada, volviendo a desestabilizar al joven.
- ¡¡¡Callate!!!, suficiente tengo con tu deshonra como para escuchar tus tonterías y tus lagrimas son inútiles, tus tretas ya no me engañaran.
La Duquesa salió disparada de la habitación sin decir nada más, dejando a Nain desconsolado, resignado se dejó caer sobre la cama, se hundió en el colchón, llorando desconsoladamente, hundido en su desgracia no se dio cuenta que una presencia lo acechaba desde las sombras de la habitación.
--------------- 0 ---------------
Sin duda para George aquello había sido placentero, pero nada se comparaba con lo que el príncipe le hacía sentir, sabía que Luca se encontraba en su habitación, así que discretamente se adentró en ella y se deleitó con lo que estaba viendo, el príncipe se estaba poniendo su traje así que pudo ver el cuerpo torneado y definido del joven. Lentamente y sin hacer ruido se acercó y lo abrazo, haciendo que el mayor se sobresaltara, dándose la vuelta para encarar al joven.
- George ¿Qué haces aquí?
- Solo vine a darte tu despedida de soltero adelantada – diciendo esto se prendo de su cuello aspirando el varonil aroma de joven.
- ¿Por qué vienes conmigo si hueles a sexo? – dijo Luca, quitando los brazos del joven.
- ¿Qué, te dan celos? – dijo George con una sonrisa pícara y esperanzada en su rostro.
- Claro que no, te dije antes que esto se acabaría una vez llegara Nain.
El comentario fue un golpe en el rostro para George, que aun guardaba esperanza en su corazón, el semblante de tristeza que lo golpeo fue inmediatamente cambiado a uno lleno de ira, estando más que convencido que tenía que hacerla sufrir por haberle quitado al hombre que amaba.
- Muy bien, espero que no te decepciones.
Una vez dicho esto se dio la media vuelta, no sin antes dejar sobre la cama el abanico de Nain, aquello no pasó desapercibido por Luca que tomo la prenda y la acerco a su nariz, inhalando el suave y dulce aroma de la joven, al tiempo se dio cuenta que envuelto en él se encontraba un papel un poco arrugado, que al desenvolverlo, lo comenzó a leer, apretando los puños de manera que casi arruina el abanico, acompañado de un semblante oscuro y lleno de ira.
La primera fase del plan estaba completa, lo que daba pauta a que el Conde siguiera con el plan de recuperar a Nain.