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Y ante todo, ¿por qué él? por Miraku

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Notas del capitulo:

Canción: "Colors" -Halsey

Holis...

¿Por qué te perdiste la semana pasada?

Allá abajo les cuento todo, y les daré buenas y malas noticias.

Sin más, a leer:

Spencer, por su parte, salió de aquella junta con un muy mal sabor de boca. Presentía que algo le sucedía a su amor no correspondido. Presentía que algo malo sucedió. Presentía que Hinata se alejaba mucho más de su imposible y carente alcance. Le dolía por dentro, y mucho.
            Y no lo podía entender. Sabía que su sexto sentido en cuanto a Hinata nunca le fallaba. Por ello se convirtió en un martirio total estar lejos de él. Presentía que algo ocurrió, que algo afectó a su amor no correspondido, que debió llevarse al DJ a la reunión y no a Charlie. No sabía por qué lo había hecho, en primera.
            Puede ser porque últimamente Charlie ha estado insistiendo en estar junto a Spencer, insistiendo en conocerlo y hablar, a pesar de que el bajista es de pocas o mudas palabras. Un hombre alto, guapo y sumamente extraño. Porque pudiendo “molestar” y estar con cualquier otra persona, Charlie se decidió ir por el chico más aburrido, simple y unilateral que Ony Music Re:cords guarda tras sus cuatro y costosas paredes. Tal vez es por eso mismo: lo monotonía que emanaba Spencer junto con su normal atractivo y su simple carácter era lo que lo volvía tan interesante. Cada persona tenía algo que lo volvía tan especial: De Vinx encontramos su desvergüenza, de Henri su nobleza, de los gemelos guitarristas su locura, de Hinata su rebeldía, y de Charlie su misterio. Pero, ¿qué hay de Spencer? Un simple chico enamorado de otro chico y que no es correspondido.
           La vida es lo que vuelve a uno persona y la imaginación y personalidad es lo que vuelve a uno único y especial.
            Spencer suspiró, lo mejor será irse a casa y dormir lo que resta de la tarde. Después de todo, Hinata le dijo que todo estaba bien y que no se preocupara. Si le manda mensajes o le llama se podría notar la clara preocupación de Spencer al DJ; preocupación bien justificada. Ya mañana hablaría con él o, tal vez, el propio Hinata le llamaría. Sí, eso estaba mucho mejor: esperaría a que Hinata le llame y no al revés.
            Podría ir al cine o comer en algún lado, solo... como siempre ha estado Spencer. El tema amoroso es uno muy malo para este chico. Spencer es un chico increíblemente listo y sobresaliente pero cuando se trata del amor..., bueno, al menos lo intenta. De hecho, el extraño trato con Hinata ha sido lo más cerca que ha vivido de una relación. Nuestro manager flacucho y de lindos ojos claros siempre ha reprobado esa materia. Nunca ha tenido interés amoroso, más allá de Hinata, nunca nadie se ha visto atraído por él.
            A menos de que habláramos de un bajista de tez morena y gesto siempre serio. Charlie era un caso muy raro y aparte de que Spencer intenta ignorar y a la vez mantener presente.
            Pues después de haber chocado en aquella ocasión, el bajista ha insistido sin cansarse o verse abatido o molesto ante las renuentes súplicas de Spencer para que parara de hacerlo; todo lo contrario: ha seguido dando su esfuerzo para demostrarle a Spencer que intentaba llegar a él con buenas intenciones. Charlie es alguien tan cerrado y ajeno a las personas que, claro, le ha costado estar cerca del manager de lindos ojos aguamarina. De hecho, iba contra todos los ideales y pensamientos del bajista de ojos dorados.
            Nada libra a Charlie de su pasado, de sus raíces, de su filosofía, de sus sentimientos, de sus miedos, nada que no fuera un chico demasiado flaco y con una complexión muy simple en comparación de su amigo DJ. Siendo Hinata el que llama la atención y causa todo revuelo, Charlie prefirió irse por el contrario: decidió irse con un joven aburrido y sin ningún atractivo en específico. Contrastaba perfectamente con todo lo que busca Charlie, siendo él tan callado y cerrado a los demás, un chico que no llame la atención por nada y que, con sólo conocerlo, uno pudiera ver de que se trataba de un asombroso y bello ser.
            La vida de ambos los ha puesto juntos por uno u otra razón. Así. Punto.
            Spencer decidido a dejar las instalaciones una vez que acabara de hacer algunos trabajos atrasados y demás para mantener la labor de Hinata en orden. Se veía frente a su ordenador con los ojos cansados e irritados por estar tanto tiempo pegado a la endemoniada pantalla. Tenía que hacer unas cotizaciones para unos próximos viajes que tendría que efectuar su amor no correspondido como parte de un proyecto que hace cada año: una serie de conciertos para la publicidad de su música y dar parte del dinero a una asociación para personas con capacidades diferentes. A Spencer siempre le han gustado esos viajes debido a que puede conocer muchos lugares y gente; además de que pude aprovechar perfectamente para sacar uno que otro nuevo flujo monetario a la donación y llevarse, así, más regalías. El mundo capitalista lo veía necesario, en especial con los gastos que le saca un chico como Hinata.
            Mientras anotaba en unas hojas de llenado de cotizaciones los precios, las tarifas, las noches, las promociones, comidas y una larga lista llena de etcéteras, escuchaba una playlist con canciones de los viejos tiempos. El cuarto se llenaba de las canciones de The Beatles, The Rolling Stones, Eagles, The Who, Black Sabbath, o, incluso, The Doors, canciones que cualquiera pudo haber escuchado al menos una vez en su vida. Clásicos que alegraban a Spencer y lo mantenían alerta pero relajado mientras trabajaba arduamente en sus labores. Spencer siempre ha sido así. Se suele poner música mientras trabaja, y dependiendo de su estado de ánimo es que escogía las pistas y las reproducía a la par que escribía contratos, llenaba cotizaciones, acomodaba horarios, hacía estadísticas y mucho más. Tan perdido queda el chico que hay veces que ni cuenta se da de que alguien lo está observando, como en esta ocasión:
            Charlie estaba parado al marco de la puerta del pequeño estudio de Hinata viendo cómo Spencer movía su lápiz al compás de “Iron Man” de Black Sabbath y checando algún papel. No podía dejar de apreciarlo, simplemente no podía. Había algo en ese simple y aburrido joven que llamaba la atención del bajista con semblante serio y monótona visión del mundo. El hecho de eso mismo, Spencer, al ser tan común y corriente, convertía todo conocimiento de Charlie en duda y le impulsaba a hacer algo de lo que no está acostumbrado: hablar, ser abierto e intentar agradar a alguien que lo toma por raro. Charlie comenzaba a creer que sí, efectivamente, es raro a los ojos del manager del excéntrico DJ.
            —¿Qué tanto estás haciendo? —Preguntó por fin Charlie.
            El oír la fría voz del bajista alertó a Spencer haciendo que saltara en su lugar y se sonrojara al instante. Más vergüenza no podía sentir pues alguien lo vio en un momento penoso: moviéndose al compás de un clásico. Para Spencer eso era algo que nadie debía ver, tonto fue al no checar si puso o no seguro en la puerta del pequeño estudio y, conociendo poco de Charlie, no podía ser nuevo que el bajista de gran estatura abriera sin permiso. En algunos aspectos, Charlie le recordaba a Vinx y le provocaba un hervor latente en sus venas.
            —No me asustes así, idiota —respondió con una mano en el pecho el manager; sin querer ver el rostro inamovible de Charlie, le producía escalofríos.
            —Eso no responde a mi pregunta —chasqueó la lengua el bajista mientras se acercaba al castaño—, respóndeme lo que pregunté: ¿qué carajos haces?
            —Una cotización. No me gusta dejar en manos de otros incompetentes los futuros viajes de Hinata así que me encargo yo personalmente para hacerlos. ¿Contento?
            —No realmente, pero agradezco tu respuesta. ¿Ya terminaste?
           Spencer asintió algo confundido, algo asustado y algo sorprendido. Charlie era muy impredecible para su gusto.
            —Entonces, vámonos.
            Fue lo único que hizo Charlie para dar vuelta sobre su propio eje y salir de aquella oficina que le mosquea. Spencer arqueó una ceja de forma bien marcada por la sorpresiva frase del bajista. ¿Irse?, ¿adónde? Últimamente ha estado pasando mucho tiempo con el bajista pero era de forma inconsciente. Charlie lo buscaba y no entendía cómo es que un gesto serio, una gélida mirada y una ronca (y sexy aunque no lo quiera admitir) voz lograban desarmar a Spencer. Era ilógico ya que, en contraste con Charlie, Spencer está enamorado de un chico completamente opuesto al bajista. Hinata es alguien expresivo, sonriente, soñador, risueño, entusiasta y una larguísima lista de adjetivos más que puede dedicar Spencer a Hinata; mientras que Charlie es serio, callado, de pocas palabras, relajado, rudo, atemorizante, incómodo y otra larguísima lista de adjetivos que Spencer podría dedicarle a Charlie. Más el bajista logra hacer que obedezca, a fin de cuentas.
            Sin más, el manager guardó sus cosas en su mochila y salió al mismo tiempo que apagaba las bocinas. En la mitad del desértico pasillo vio a Charlie esperándolo; de brazos cruzados, mirando a la nada y con una pierna flexionada para recargarse contra le pared. Toda una pose de chico malo. Y eso era lo que menos comprendía Spencer: ¿Charlie actuaba de esa forma o es así verdaderamente? Era tan difícil de adivinarlo, siquiera, como lo es atinarle al significado de cada gesto que hace Charlie: siempre es igual, siempre está completamente serio.
            «¿Tendrá sentimientos, al menos?» Pensó confuso el manager.
            Charlie lo vio y caminaron hasta el elevador. Como siempre, iban en silencio. Era de esperarse, Charlie sólo habla cuando se le apetece saber algo, y ahora no le antoja nada por eso no le habla a Spencer. Y eso mataba al chico de lindos ojos aguamarina. No podía creer posible lo cerrado que es el bajista, tan lleno de misterios y, sin poder negarlo, que eso lo volvía aún más atractivo de lo que ya es. Un hombre hecho como tal, de cuerpo fornido, ancho y grande; alto, piernas largas y fuertes, piel canela atractiva a la vista, vestimentas vistosas, cabello ondulado y largo, perforaciones brillantes, y ese rostro duro con eso congelados ojos dorados. Spencer dejó de asimilar el dorado con lo cálido desde que vio por primera vez en persona al bajista de la banda CaNniBaL. Charlie demostraba el lado más frío de lo misterioso. Spencer sentía que cada vez más caía a un fondo peligroso con cada momento que pasa con Charlie.
            Salieron del edificio y Spencer tenía la idea de ir a pedir su carro para irse. Más el chico rudo de la banda CaNniBaL se le adelantó mostrando frente a él una bellísima motocicleta.
            —No me pienso subir a eso, puedo matarme —dijo Spencer pensando lo peor.
            —Dije ‘vámonos’, nunca te pregunté qué querías. Toma y póntelo. —Sentenció Charlie mientras le daba un casco al manager.
            Asustado, más que nada, el chico obedeció mecánicamente y tomó el casco y se lo puso. Bueno, al menos así no vería el sonrojo que pintó las pálidas mejillas de Spencer. Le quedaba grande y se sentía como un niño pequeño que tiene que ser cuidado de todo mal por su extraño hermano mayor. Que la comparación no varíe mucho era otro punto a tratar, más Spencer se sentía acalorado y nervioso por todo lo que estaba a punto de ocurrir. Pero al ver cómo Charlie agarraba su cabello en una coleta baja y se ponía otro casco, se embelesó. Charlie venía precavido, al parecer. Cuando vio al bajista subir, Spencer pidió a cualquier deidad que le explicara qué hizo para tener que chocar con semejante hombre. Y subió.
            Charlie arrancó y, en poco tiempo, se mezcló con el pequeño tráfico que había en esa tarde cayendo a la noche. Spencer, por el susto, se aferró en su asiento y por inercia se agarró a la chaqueta de Charlie. Estaba temblando.
            —No llores, no dejaría que te pase algo malo —lo que dijo Charlie llamó la atención de Spencer.
            —Pe-perdón, es sólo que me aterra andar en moto...
            —Bien, ¿adónde quieres ir?
            —¿Eh?, ¿no tienes un plan ya hecho? Con un carajo, te seguí ciegamente y no tienes un plan, un principio, esto es simplemente maravilloso —bramó sarcástico Spencer.
            —Me gusta más la idea de que el instinto decida por una ocasión de vez en cuando. No todo tiene que ser planeado con antelación, saber lo que ya se viene puede quitar lo emocionante del futuro.
            —Y lo dice el bajista con cara indiferente de CaNniBaL... ¿podemos ir a una tienda de conveniencia? Quiero comprar dulces...
            Sin dar una respuesta, Charlie aceleró su moto una vez dio el siga el semáforo y tuvo camino para hacerlo. Una acción decía más que una afirmación. En unos minutos habían pasado ya varias tiendas de conveniencia o veinticuatro horas donde Spencer podría adquirir lo que quería. Aun así, dejó que Charlie se encargara del asunto, total, caso no le haría.
            Llegaron a un parque alejado de la ciudad. Era el muelle de aquella mediana ciudad. Ese lugar comparte muchas historias de los cinco integrantes de CaNniBaL, algunas más felices que otras. Pero cada una de esas anécdotas llenaba el manto acuático de ese lugar. Desde la vez que Vinx escapó de la policía por salvar a Henri cuando jóvenes, hasta recuerdos aún desconocidos por ti, buen lector, como el que rememora que ahí fue donde Henri se hizo novio de un chico que aún guarda en el corazón con mucha estima.  Y es que cerca del solitario muelle había una tienda como la que quería Spencer.
            Al estacionarse, ambos bajaron con singular calma y descuido. No había alma a la redonda, literalmente. Cuando entraron al establecimiento sólo eran ellos dos y la chica que atendía en ese turno. Charlie le dijo a Spencer que escogiera lo que le plazca y que corría por su cuenta. Spencer, más avergonzado que agradecido, decidió ir a ver los dulces. El manager tomó una canastita y fue llenándola de gomitas ácidas, chocolates, galletas, donitas, más golosinas y tres botes de helado. Si se lo ofrecían, él aprovecharía, no lo podía negar por más vergonzoso o gordo que se vea.
            Por parte de Charlie, él sólo negó la cabeza al ver cómo brillaban los ojos de Spencer con los dulces y pidió una cajetilla de cigarros con filtro. La chica cansada porque la interrumpieron de su lectura en una revista de chismes –donde Vinx salía en portada con cara de hastío–, fue en busca del pedido del cliente sin ver de quién se trataba. Spencer llegó junto a Charlie y le sonrió con cinismo mientras ponía la canastilla completamente llena de dulces. Pensaba al menos hacer enojar al bajista, se veía que eso sí era posible y la cantidad de lo que tomó era bestial.
            —¿Seguro que llevas todo lo que quieres? —Preguntó Charlie viendo los helados.
            Esa marca de helados era la favorita de Charlie. Y eso, muy pocos lo pueden saber.
            —¿Qué no estás molesto? ¡Estoy llevando media tienda! —Exageró sorprendido el manager.
            —Comparé todo lo que quieras, por eso me quiero asegurar.
            —Su cajetilla —dijo molesta la chica de coleta alta y un millar de perforaciones—, ¿le cobro con esto, se...?
            La chica miró a quien tenía frente suyo y su mandíbula tocó el suelo. Se trataba del bajista más sexy que ella ha visto jamás: Charlie de CaNniBaL, una de sus bandas favoritas. Justamente estaba viendo un apartado de fotos del músico en su revista. No lo podía creer. Con un gran sonrojo, la chica comenzó a cobrar las cosas. Qué vergüenza, había sido grosera con el bajista y éste no hizo nada al respecto.
            —Sería ochenta y tres con cincuenta —pidió la chica mirando enamoradiza al bajista.
            El músico le pasó uno de a cien y espero su cambio. Las gomitas estaban en oferta, por eso bajó el precio. Pero, con tal de tener cerca a Spencer, Charlie pagaría lo que sea.
            —Su-su cambio, em, disculpe, ¿podría...
            —¿Tomarnos una foto? Está bien pero que sea rápido.
            La chica sonrió fascinada por lo estoico de Charlie pero que aun así no le niegue una foto y un autógrafo en la revista que tenía la chica encima de la foto de cuerpo completo del bajista era todo un detalle. Spencer miró la imagen de reojo y sintió sus mejillas enrojecer, de nuevo: era Charlie sin camisa, fumando y con ese gesto que siempre carga. Se veía guapo como siempre. Y era normal que alguien le reconociera. CaNniBaL es conocida como no se tiene idea, difícilmente pasaría desapercibido junto a Charlie. Junto a Hinata sería igual pero tenía más miedo con la idea de estar con el bajista. Spencer sintió miedo de sentirse atraído por el músico y que también todo se arruine por culpa de sus sentimientos, como con Hinata. Lo mejor será quedarse con su amor no correspondido y morir con ello. Pues aquella chica estaba completamente feliz por tener su deseo concedido. Spencer vio que, pese a su frialdad, Charlie es una persona muy buena.
            Salieron y se dirigieron al muelle. Charlie se quitó las botas que traía y dejó reposar sus pies en la cristalina agua de aquel lago. Ambos hombres estaban sentados en el borde del muelle. Spencer suspiró y sacó las gomitas para comenzar a comerlas. Miró de reojo a Charlie y vio que éste estaba viendo al atardecer, decidió seguir ese punto y vio cómo el sol desaparecía para dejar paso al manto estrellado. Un matiz lleno de colores fríos y cálidos en una armoniosa composición que se decoraba con la poca luz natural, las nubes de algodón de azúcar y los focos del alumbramiento municipal. Se sentía bien el fin de un comienzo. Se sentía bien estar así con Charlie.
            Spencer le ofreció, entonces, helado a Charlie. Sacó dos cucharas y le dio una al bajista con la esperanza de que no le niegue el gesto de compartición del frío postre. Era agradable ese momento para tal golosina. Charlie tomó el traste y apeló por la invitación que le hizo el flaco chico de bellos ojos aguamarina. Ambos comenzaron a comer de un helado con sabor a vainilla y jarabe de fresa.
            —Gracias... —dijo Spencer.
            —No es nada...
            —¿Por qué lo haces?, ¿por qué insistes en entrar en la aburrida vida de un desdichado hombre que sueña con algo que sabe que es imposible?, ¿te doy pena, quizá?
            —Si me dieras pena ni siquiera me acercaría a ti. Si me acerco a ti es porque me llamas la atención, eso es todo.
            —Wow, qué directo... ¿Te gustan los hombres? —Se atrevió a preguntar con algo de miedo. Spencer siempre dudo de aquello sobre Charlie, pero quería comprobarlo.
            —Y las mujeres también, realmente no le doy mucha importancia a con quien salgo. Sólo lo hago y ya... Mi última pareja fue cuando tenía veinte años, si no mal recuerdo...
            —Eso es hace mucho, ¿quién era, cómo se llamaba, cómo se pudo enamorar de alguien tan serio como tú?
            Charlie frunció un poco el ceño ante lo dicho por Spencer y éste, por el contrario, se rió al ver de esa forma a Charlie ¡por fin había cambiado de gesto! Más eso encandiló al bajista, aquel gesto tan puro y dulce sin mancha de segundas intenciones fue lo que llenó al bajista de una sensación cálida muy reconfortante. Tanto así, que ya no le molestaría contarle todo a Spencer con tal de que él lo conociera y, así, el manager abriera su corazón a Charlie y se dejara ser conquistado por un hombre frío y malo para demostrar todo el cumulo de sentimientos que lo sucumben cuando de Spencer se trata. Porque cuando se trata de él, Charlie perdía la cabeza. Es bueno disimulando pero no creía soportar estar tanto tiempo sintiendo el enajenamiento que le daba Spencer a su persona.
            —Fue Henri —respondió sin más Charlie—. De hecho, fue en este lugar donde él se me declaró y acepté salir con él y me uní a la banda. Fue una buena época la que compartí con él, pero cuando Alexis se volvió nuestro manager, terminamos. Antes de eso ya teníamos problemas de comunicación por lo mismo, era muy frío con él; pero soy así con cualquiera y él no lo logró entender hasta después. Como nadie sabía de nuestro noviazgo, ni siquiera Vinx, tuvimos que enfrentarnos y ahí quedamos como lo que somos y seremos: buenos amigos. De todas formas Henri está enamorado de alguien más aunque esa persona es una estúpida de mierda y no se da cuenta y yo simplemente...
            —¿Tú simplemente, qué? —Todo lo que le contó Charlie fue una enorme sorpresa. No esperó que le dijera la verdad con tal soltura y calma. En cierta forma eso alegró a Spencer pues entendió que Charlie confiaba en él. Y no pudo preguntar nada más que eso.
            —Yo simplemente intento pero no logro avanzar nada... Unos orbes aguamarina me lo impiden porque me quería sumergir en un abismo común y corriente y llegaron esos luceros para descarrilarme.
            Spencer se sonrojó como nunca y abrió los ojos como nunca.
            —Antes no solía gustarme un color en específico y ahora me fascina el aguamarina... ¿No hay más helado?
            Spencer no pudo procesar lo que acababa de oír. ¿Charlie estaba interesado de esa forma en él? No podía ser cierto. Charlie era una personalidad que merecía algo más que un simple y aburrido chico amante de los dulces y la música rock. No podía ser cierto que un bajista tan atractivo y serio pudiera demostrar sentimientos por un flacucho que parece más una sombra unilateral que un humano. Eran incompatibles. Eran opuestos. Eran colores cálidos contra colores fríos pero con el incorrecto portador: un chico de ojos aguamarina, color frío pero con un cálido y ferviente corazón que no teme demostrar lo que siente si tiene la oportunidad. Mientras que el otro tiene unos cálidos ojos dorados con un corazón forrado en hielo. Charlie no tuvo miedo de exteriorizarlo, lo había dicho claramente: es frío con todos y él no podía ser la excepción.
            Spencer decidió no darle vueltas al asunto y sacó otro bote de nieve: ahora de sabor a limón con cereza. Lo abrió y ofreció a Charlie. Un vestigio de sonrisa se asomó, Spencer se sorprendió y lo reconsideró. Ahí, ambos sentados al borde del muelle siendo acariciados por el viento y cobijados con la noche y las luces amarillentas en el suelo de madera que da un toque un tanto romántico. Spencer vio a Charlie, comiendo nieve y lo comprendió.
            Charlie puede tener sentimientos.

CONTINUARA
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Perdón por las faltas de Ortografía.

Notas finales:

Ay, esos dos personajes me relajan tanto (me gustó escribir este capítulo mucho)

Miraku ¿Cuáles son esas noticias que tienes que darnos?

Primero les explico eso y luego avisos (como se me está haciendo cotumbre):

Buenas noticias: Los capítulos ya vuelven a centrarse en Vinx y Hinata y ya comienzan los VERDADEROS problemas. Alexandra, Suri son unos nombres de ellos... 

Mala noticias: Esta es la época donde más atestada de trabajo estoy. Casi, casi, que me vuelvo loca. De hecho, ando mandando y haciendo cuatro presentaciones, dos proyectos, una presentación especial y tarea general mientras les escribo las respuestas de rews y mando el nuevo capítulo. Por ello, puede que me ausente hasta que acabe esta época, intentaré escribir pero no lo confirmo.

Avisos: Espero que ya mejore con mis problemas, ando muy mal debido a unos resultados de una prueba que me hicieron y me desanimó un poquito. Ya entré al concurso del que platiqué y gracias por el apoyo que me dieron; pasé por la crisi de no querer intentarlo pero enl que no intenta nada pierde o aprende. Gracias nuevamente por eso. Trataré de ya editar los cappitulos, se lo merecen por ser tan lindos conmigo.

Espero sus rews con ansias y esas lindas palabras que siempre me dedican.

Los Quere Musho, Miraku, SAYO~


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