Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Y ante todo, ¿por qué él? por Miraku

[Reviews - 118]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

CANCIÓN: Paradise City –Guns N’ Roses.
(Es que... le queda muy bien.)

Hola. Ahora sí cumplí a tiempo. Pero hay noticias que, espero, no pasen por alto en las notas finales. Aun así, espero disfruten este capítulo:

Sin más, a leer:

Las reglas del libertino trato entre Andrew y su novia, Alexandra, son estas:

Que sea algo casual.

Nada de repeticiones.

Si es completo o no, no importa, nada de faltar a la segunda regla.

Usar protección.

Evitar lo más que se pueda las marcas y besos.

No quedarse a dormir con el “acostón” si es de día, de noche se pasará por alto.

Evitar los sentimientos.

No hacerlo con amigos o conocidos cercanos.

Y casi todas esas han sido rotas por Vinx con sólo alguien: Hinata. Han hecho cosas muy peligrosas y sólo hasta después de la calentura, es que se daban cuenta de su tontería. Pero no simplemente podían evitarlo. Había muchas cosas que tomar en cuenta igualmente. Y es que su “primera vez” ha sido fantástica. No hay por qué negarlo, sintieron algo totalmente nuevo. Eran sentimientos encontrados que no podían dejar en indiferencia porque, la verdad, les provocaba que pelearan por aferrarse a ellos. Era único y delicioso.

            De forma exquisita compartieron besos, caricias, lamidas y chupetones con toda la intención de malicia. Eso quiere decir que buscaron marcarse con la única intención de hacerles entender al contrario que son territoriales y demostrar de lo que son capaces. Hinata estaba por completo en cielo al sentirse tan unido a Vinx. Sentía su cuerpo en llamas y los roces de la piel del baterista eran finos y antoja a cualquiera.

            El DJ miró a los ojos a Vinx y éste le respondió con su fiera y sensual mirada verde pasto. Sencillamente Hinata estaba encantado por esos orbes, eran muy diferentes a los típicos verdes, eran especiales. Así que, queriendo seguir admirando todo del fundador de CaNniBaL, lo besó y juntó como quiso sus labios. Vinx, ni lento ni perezoso, correspondió contento. Los labios del DJ eran una dulce tentación.

            Los besos se intensificaban y, siguiendo desnudos, se acariciaban donde se mordieron. Querían cerciorarse de que todo aquello fuese real y no otro frustrante sueño. Y sí que lo era, todo fue real, cada caricia y beso lo fue. El sudor, la saliva y los fluidos corriendo por sus cuerpos de ensueño se los recordaba. Era perfecto.

            Pero debían separarse porque el tiempo les indicaba que ya iban tarde de regreso al hotel. La fiesta les aguardaba y aún tenían energías para beber y hacer lo que la cordura les deje.

            Así que con más frustración que flojera, Hinata y Vinx se separaron y el baterista ayudó a levantar al DJ. El chico parecía estar perfectamente después de haber sido salvajemente embestido por el bien dotado baterista fundador de CaNniBaL. El DJ caminó y buscó sus ropas, pero la realidad es que fingía el leve dolor que sentía, algo que no era nada que no pudiera lidiar. Vinx hizo lo mismo y antes de que Hinata se vistiera, sin limpiarse debidamente, le pasó pañuelos. El baterista nunca salía a ningún lado sin ellos; más que nada, por costumbre. Pero eso lo pasó por alto Hinata y recibió agradecido la caballerosidad de Vinx y se arregló de mejor manera. De todas formas, habría que bañarse en el hotel porque apestaban a sudor y pocamente a semen.

            Una vez ambos listos, Hinata de puntitas regaló un último piquito a Vinx. Cuando dejaran esa zona y esa playa, tendrían que actuar como si todo esto nunca hubiese ocurrido. Como si de verdad se odiaran. Era necesario que así fuera, no podían delatarse debido al escándalo mismo formado: “Vinx, un irreverente machista y homofóbico, anduvo a solas y muy pegadito al DJ del momento, Hinata, un homosexual adicto al sexo”. No sonaba muy bien que digamos. Por lo que, mientras regresaban con la señora del puesto donde guardaron sus cosas, se agarraron de las manos y Hinata se abrazaba y jugaba con el baterista. Justo como la vez que jugaron en aquella casita de té detrás de la casa de los empleados en la enorme residencia Moonlight. Habían vuelto a ser niños por unos instantes. Instantes que eran atesorados en sus corazones con cariño.

            Al llegar, sacaron sus cosas y Andrew pagó una hora y fracción de lo que debía ahí. La señora les sonrió, ajena a todo lo que sucedió, y les deseó buena noche a los músicos, quienes desearon lo mismo a la dependienta. Cuando caminaban por la calle, vieron que estaba brillando por las luces públicas y que más música se oía por todo el entorno. Los nativos andaban siendo tan alegres como siempre se han caracterizados y bailaban, comían, bebían y cantaban al compás de su buen humor. Eso les agradó a los chicos protagonistas y decidieron caminar un poco más lento para ver los rededores. Sus manos ya no estaban juntas pero se rozaban y sentía el calor cercano del otro. Había sido un día fantástico, después de todo.

            Con pesar vieron que ya estaban lejos de la zona indígena y ya estaban mezclándose con los turistas y demás gente por las calles alumbradas y llenas de vida y modernidad. Las palmeras eran mecidas por una tenue brisa y la gente era ignorante a Hinata y Vinx, quizá por la oscuridad del día y porque se iban lo más pegados a los edificios sin iluminar posibles. Todo con tal de no ser notados. Corrieron y escaparon de posibles ojos curiosos. Por fin estaban en las zonas de hoteles de lujo. Sin mucho por hacer, Hinata suspiró y decidió poner la mejor cara al peor momento como era aquel.

            Vinx se fue por otro camino, era obvio que no debían llegar juntos; así que el baterista cruzó la calle y fue a una tienda de conveniencia para comprar lo que se le ocurriera y que Hinata entrara primero y se dirigiera a su habitación por desapercibido. Ya después, Hinata le enviaría un mensaje avisándole que ya estaba en su suite y que era seguro entrar o también puntualizar si había algún conocido a la redonda.

            Con lo que no contaba Vinx era con encontrarse a Charlie en la misma tienda. El bajista estaba comprando unos cigarrillos y encendedor. El baterista decidió actuar sereno, no podía ser posible que Charlie tenga un ojo de águila y se haya dado cuenta de que llegó con Hinata hace unos minutos. Con simpleza se acercó a la caja siguiente de donde estaba el alto hombre moreno y pidió unos cigarrillos mentolados. Odiaba la marca que Charlie pedía, se le hacía muy espesa, por eso pidió los suyos propios. Por supuesto que el bajista sabía de la presencia de su amigo, pero era mejor esperar por el momento correcto para atacar. Cuando terminó de ser atendido, Charlie se alejó y esperó en la puerta para que Andrew igualmente saliera y poder hablar.

            En cuanto sonó la campanita y vio una cabellera rubia, algo despeinada y esponjada por el aire salado, tomó por el hombro a Vinx e hizo que le mirara. El baterista se asustó al principio pero cuando vio a su amigo bajista, trató de actuar lo más casual posible.

           —¿Cómo estás? —Saludó Vinx pero no recibió respuesta alguna—. ¿Vienes de pasear, me buscabas o qué pasa, Charlie?

            —No te hagas, Vinx —habló por fin el bajista—. Te vi cuando llegaste con Hinata del otro lado de la calle, ¿qué tramas tú, más bien?

            —Me lo encontré por casualidad, él es libre de ir a hacer lo que se le plazca y yo también. Pero evitemos problemas y tú nunca viste absolutamente nada.

            Y Vinx le pasó la bella caja de madera finamente tallada que contiene un agradable aroma en incienso. Por supuesto que Charlie se sintió ofendido al ser sobornado pero el regalo era magnífico; lo tomó y en silencio aceptó el trato. Charlie no sabía de dónde venía Vinx y tampoco si venía con alguien como Hinata, no, no, no.

            —No sé de qué hablas, apenas llegué —respondió como si nada el bajista mientras le arrebataba la caja a Vinx y se iba adelantando.

            Vinx celebró en su interior. Se alegraba haber comprado ese detalle para el bajista. No era para extorsionarlo, pero bien le vino de perlas aquello. Así que cuando perdió de vista a su alto amigo moreno, Vinx sacó un cigarrillo y se dispuso a fumarlo para calmarse. Exquisito le cayó en esos momentos, se relajaron sus músculos y dejó que el humo frío le diera un respiro. Y ahí se quedó, un chico baterista sentado en la acera mientras fumaba y veía su teléfono en espera de mensajes. Sólo que cuando vio su tabla de notificaciones no pudo evitar soltar una risa nerviosa: Henri le estuvo llamando y enviando mensajes como un loco. Vinx se preocupó y rápidamente entró en su conversación con su mejor amigo del alma y casi hermano. En ella, Henri pedía saber dónde estaba, si estaba bien, si necesitaba algo y claro que sus mensajes donde explicaba que no quería ser molesto pero estaba preocupado. Vinx sonrió de lado y decidió responderle por fin a su amigo y no dejarle en visto nada más. Luego Henri tiende a enojarse por ello y le aplica la ley de hielo y eso no era conveniente en estos momentos.

            Justo después de haber mandado su contestación Vinx –junto con una foto de la tienda de conveniencia que también se veía parte del hermoso cuerpo del baterista–, el mensaje de Hinata llegó. Vinx suspiró y decidió quedarse sentado parar leerlo con calma y ya irse de ahí. Su cigarro ya se había acabado y decidió no fumar otro por la simple flojera de sacarlo de su bolsillo. Más cuando abrió su conversación con Hinata sus ojos se pusieron como platos completamente extendidos. Había un mensaje, sí, y decía:

“Oye ya estoy en mi cuarto! Y no te preocupes porque no hay nadie abajo y parece que sólo Lila y su novio están en la piscina junto con su hermano JAJA. Y te dejo un regalito, porque ya quiero volver a sentirte Vinx.”

            Y luego envió una foto. Foto que tomó por sorpresa a Vinx: era Hinata sólo en ropa interior, en donde parecía ser el baño del cuarto, mientras se chupaba los dedos y sus ojos destilaban lujuria pura, estaba cayendo toda su saliva por su cuerpo y sus mejillas rojas le daban ese toque especial. Esa foto sí que la tenía que guardar, maldito y muy erótico Hinata.

            «Yo igual, Hinata, yo igual. Y será más pronto que tarde.» Pensó Vinx sonriendo complacido por la bella imagen. De verdad que era sensacional aquel regalo, y benditas sean las nuevas cámaras de estos teléfonos tan modernos, porque podía ver en todo su esplendor a Hinata. Y era increíble.

            Sería, entonces, mejor volver ya. Se levantó con pesar de la calle y se dirigió a su suite.

            Eran cerca de las diez de la noche para cuando todos los involucrados en el rodaje de los videos se encontraban allí, en el bar principal del hotel; bar que reservaron de manera privada. Tanto la banda CaNniBaL, DJ Hinata, sus respectivos managers, los ayudantes de Hinata, la diseñadora Michelle con sus mejores trabajadoras, McGiffen y su vasto equipo y también la seria secretaria Lindsey se encontraban allí. Suri, la escritora, no fue debido a que tenía mucho trabajo como para andar perdiendo tiempo en los videos (que, repito, son ajenos al proyecto original). El bar estaba a su total disposición. Y CaNniBaL iba a aprovechar eso al máximo.

            Todos vestían como acostumbran pero de acuerdo con la temperatura y se encontraban bridando por el deseo de que todo salga bien pues sería romper un récord muy alarmante: hacer tres videos en menos de un mes para dar otro mes de edición por parte de Hinata y su equipo. Sería lo mejor o eso tenía qué.

            Hinata, mientras bebía un ‘Medias de seda’, veía de reojo al contento Vinx. El baterista se andaba riendo a carcajadas con sus amigos de banda mientras tomaba de una cerveza y unos ‘Caballitos’. Henri era –sin contar a Charlie que sólo tomaba de su copa de Ron y veía a los demás, como acostumbra– quien más callado andaba. Parecía inquieto y algo incómodo, como si quisiera salirse del lugar. Hinata se vio atraído por ese punto, ¿qué tendría Henri para andar tan decaído?, ¿tendrá sueño?, ¿tuvo un problema con McGiffen? Hinata esperaba que no fuera así. Así que siguió viendo. Si en algo también era bueno Hinata, aparte de la música electrónica y el sexo, es que es muy buen observador: Patricia le obligó, técnicamente, a serlo. Henri miraba decaído su bebida, que era un ‘Vodkatonic’, y de reojo a sus amigos y compañeros de banda. Lo interesante y algo molesto –para Hinata– del asunto es la obvia mirada que el vocalista dirigía al baterista. Era una mirada profunda y anhelante de algo, y ese algo es Vinx. Hinata frunció un poco el ceño, comprendía que Henri y Vinx son mejores amigos –hermanos del alma, quizá– pero Henri miraba muy diferente a lo que comúnmente sería una vista de un mejor amigo a otro. Eso Hinata lo aprendió por culpa del enamoramiento que tiene Spencer sobre él.

            Decidió el DJ que lo mejor sería no enloquecer y sacar conclusiones precipitadas. No podía ser posible, no siempre el mejor amigo se debe sentir atraído por su contrario; por lo tanto, no puede ser posible que Henri se sintiera atraído por Vinx. ¡Además, el baterista es un dolor en el culo! Literalmente, el DJ reconocía que no estaba en su derecho de pensar aquello debido a su extraño trato con el involucrado de ojos verdes; pero tampoco quitaba todos los defectos que tiene Vinx. Y eso era lo que lo volvía más y más atractivo –tomando en cuenta que Henri sabía eso mejor que nadie–. Esto, por consiguiente, no se veía nada bien para Hinata. Y no lo comprendió, se supone que no debería darle importancia a lo que sea que Vinx haga; éste se podría meter con cuanta mujer quiera y eso no debería importarle. El DJ se dio cuenta de que algo estaba mal, que algo andaban haciendo mal. El que Hinata sintiera esa molestia ante Vinx por dejarlo en segundo plano era inaceptable y extraño. Por ejemplo, cuando se metió con Michelle, la diseñadora de vestuarios, ese día estuvo con un humor de perros el DJ. Quería que Vinx únicamente le tocara y deseara. Si ahora la simple y vaga mirada de Henri hacia el baterista le molestaba, que bien podría estarla malinterpretando, era obvio que estaba celoso.

            Maldita sea, que conclusión tan absurda. ¿Hinata, celoso? ¡Por favor! Eso jamás se ha visto. Él provoca los celos en sus parejas, no sus parejas a él. Siempre ha estado seguro de lo que quiere (en sentido sexual, porque lo demás está claro de que no) y nunca se vio en la necesidad de... “celar” a su pareja. Porque lo peor del caso era eso: Vinx no es su pareja, es sólo un compañero de trabajo con derechos. Nada más. Ni siquiera podrían considerarse amigos plenamente. A los celos debía de estar confundiéndolos con, tal vez, la envidia. Era normal envidiar que no pudiera estar cerca de Vinx en esos momentos, nadie sabe de su trato y eso puede molestar a cualquiera. Pero los celos son imposibles y peligrosos. ¿Por qué? Celos=Sentimientos.

            La ecuación salió mal. Hinata estaba sacando coeficientes innecesarios y sus resultados, por tanto, no coincidían con lo de siempre. Estaba en desventaja.

            Y cuando Michelle se acercó a Vinx fue mucho más alarmante para Hinata. La diseñadora –como si fuera Alexandra para sentirse con tal derecho–  se sentó en las piernas del baterista y le andaba incitando mientras ambos se reían a carcajadas. Para esas alturas, Vinx había bebido demasiado; y por decir demasiado, es demasiado. Muchas cervezas, ‘Caballitos’, cubas, Tequila solo, y quien sabes qué más, por lo que no sería raro que estuviera peor que un alcohol al noventa y seis por ciento. Se notaba a kilómetros de distancia su sonrojo y desubicación. Porque el que andaba haciendo un desastre era el fundador de CaNniBaL. Los gemelos Tony y Luther andaban igual o peor, ya que estaban jugando a la guerra y usaban como fuerte las mesas y sillas, rompiendo varias cosas de por medio. Lila andaba tomada y estaba del lado de Luther, como es obvio, y se reía de cómo Luther lanzaba por medio de un sorbete bolitas de papel ensalivadas contra su gemelo; quien hacía lo mismo.

            Volviendo con la diseñadora de ropas, Michelle parecía querer sacarle un premio a Vinx. Le hablaba al oído sensualmente, mientras se hacía un vaivén tratando de excitar a Vinx. Lamentablemente, Vinx andaba ido en sus cinco sentidos, y sólo se reía y pensó que Michelle jugaba a los caballitos. Por lo que el Baterista la tiró, porque se quiso levantar a ver otra cosa que le llamara la atención, y soltó una carcajada al ver las braguitas de dibujos animados de la chica. Michelle, como es de esperarse de un estúpido bebedor, también se rió y cuando se levantaron fueron a unirse a la guerra de papelitos que estaban haciendo los gemelos. Charlie sólo se limitaba a ver. Henri suspiró resignado, era obvio que no haría nada al respecto.

            Hablando del DJ, se sintió tonto por ya no saber qué hacer más que seguir bebiendo lo que se le antojara. Se alejó de la pelea más infantil de su vida y se sentó en la barra. El barman andaba apostando con unos meseros a quien ganaría de ese estúpida batalla de papelitos, incluso se escuchó un cristal romperse y más risas. Hinata deseaba subirle al volumen de la música de ambiente para evitarse tales bobadas. Pidió una margarita y se dispuso a dibujar con su dedo sobre la mesa. Volvieron con su pedido y fue dando de sorbo en sorbo, disfrutando el refrescante y ácido sabor de su bebida. Y de soslayo vio que alguien se sentó a su lado: el productor y manager de Lila. Aquel guapo hombre de no más de treinta y cinco años pidió un Whisky seco y quedó en silencio. Hinata se perturbó un poco, ¡casi lo olvidaba! Normalmente recurría a este hombre cuando no tenía con quién tener sexo. Ese hombre, de nombre Fernando, era buen amigo y todo, pero era difícil hablar con él cuando atrás estaba un baterista buscapleitos que le atraía al DJ sensación. Pero, ¡hey!, era una gran oportunidad de darle una probada de su propia medicina a Vinx: si el baterista aún se acuesta con cuanta mujer quiere, Hinata también lo hará. Ya lo hacía antes, pero ahora sería frente a sus narices, como venganza a lo de Michelle. Hinata no supo por qué planeaba hacer todo eso, pero el licor normalmente sube en demasía su lívido y quería desahogarse ya.

            Ni lento ni perezoso, Hinata adquirió un aire vanidoso y sumamente coqueto, para así voltear a ver a Fernando. El hombre le sonrió ladinamente con clara intención de tener más que una simple charla con el chico. Era inevitable, Hinata era erótico a niveles inexplicables. Fernando realmente no se siente atraído sentimentalmente por Hinata, le caía bien y el sexo era maravilloso, en especial cuando le daba un buen oral antes de todo después, pero nada más allá de lo físico. Era la clase perfecta de relación que Hinata, en realidad, quería tener con Vinx. Lamentablemente, el baterista, por tonto, le hizo añicos el plan y ahora Hinata deseaba ser el centro completo de atención con él.

            Estúpidos problemas del corazón que Hinata no quiere reconocer.

            —Hinata, hace mucho que no podemos hablar con tranquilidad —Habló Fernando tras dar un largo trago a su bebida—. Con todo lo de Lila, tus proyectos personales y éste que andan haciendo debe de tenerte muy tenso, ¿verdad?

            Esa indirecta era perfecta para ir dándole dobles sentidos a lo que vayan a hablar. Era claro el coqueteo y el deseo sexual que suele emanar el DJ cuando se lo propone. Unos roces más y listo, a Vinx no debe importarle, claro está.

            —Sí, es cierto —apeló el DJ a esa realidad—, pero es trabajo, algo de lo que por hoy quisiera olvidarme.

            Era obvio que estarse hablando de algo tan aburrido saldría echando todo a perder. Hinata se acercó al productor de la cantante de indie-pop con lentitud y sensualidad. La rodilla del DJ chocó con la contraria y sonrió “inocentemente” como si aquello hubiera sido sin querer. Y de esa galante manera siguieron hablando. Por cada frase y enunciado pronunciado, Hinata se acercaba más a su presa. Y también con ello el alcohol fue subiendo en agigantadas cantidades. Estar en todos sus cabales era imposible, y fueron tomando esa extraña confianza donde olvidaban que estaban en público y se trataba de dos hombres con claras intenciones de irse a coger a donde se les permitiera, después de haber estado bailando, riendo e invitándose a clara vista. Tal vez haberse ido a la pista fue lo que colmó el vaso.

Volvieron a la barra después de haber estado en donde los ayudantes de Hinata, Lila y Luther, y otro personal de McGiffen estaban disfrutando también de la fiesta. Pronto, Hinata, olvidando el pudor por algún lado, se subió al regazo de Fernando y le hablaba sensualmente al oído, pidiéndole que fueran a un lugar más privado. Varios se dieron cuenta del espectáculo que hacía el DJ sensación –por mencionar que el barman andaba un poco excitado de la situación– y que eso... traería muchas consecuencias.

Mientras todo el show de Hinata se andaba efectuando, Charlie se mantuvo viendo todo en silencio. Claro que es un hombre y músico que le gusta la pachanga y todo el estruendo, pero ahora no le apetecía romper lo que sea. El bajista suele también hacer mucho destrozo cuando se lo propone. Sólo que parecía no tener las ganas o actitud correcta para efectuar algo que se le da bien: disfrutar la vida cliché de un roquero. Sólo se limitaba a observar cómo Vinx se llevaba a bailar a las chicas que le parecían más lindas de entre todos los poco invitados (ni tan pocos si estamos hablando de cien de personal). Andaba alcoholizado hasta la vergüenza. Henri había desaparecido y no tenía ganas de buscarle, probablemente andaba metiéndose con cualquier hombre o lo que sea. Hinata buscaba hacerlo con el productor de Lila. Eso le llamó la atención a Charlie, será callado pero no tonto, porque cuando vio que Vinx y Hinata llegaban al hotel se veían felices entre los dos... como si nunca hubieran tenido diferencias en su vida. Tal vez sí se equivocó porque ahora Vinx se andaba pegando a Michelle mientras bailaban y Hinata estaba sobre el regazo del productor y manager de la cantante con cara de niña. Tal vez sí se equivocó en esta ocasión..., como si eso le importara de verdad a Charlie.

Hay muy pocas cosas que le importan a este bajista: la música, sus amigos, su pasado, su moto y Spencer. Realmente era un hombre de pocas y muy importantes posesiones. No le importaba cuán reconocido es, no le importaba cuántos ceros tiene su cuenta bancaria (aunque tiene muchos, si hay que ser sinceros). Ahora lo que más le importaba es ganarse la atención del manager de Hinata. Spencer seguía muy reacio a sus atenciones y continuaba en ese absurdo martirio por su amor no correspondido. Eso mosqueaba al moreno hombre.

Podrá Charlie nunca mostrar muchas emociones, pero que Spencer llegara de pronto a su lado sí que le llamó la atención. El flaco chico se sentó junto al bajista y le evadía la mirada, típico de Spencer.

Por su lado, Spencer se debatía entre si había sido buena idea o no haberse ido a sentar junto a ese raro bajista. No lo podía evitar, estaba siendo ignorado por su mejor amigo porque éste andaba coqueteando con otro tipo frente a sus narices; los ayudantes de Hinata le caían bien pero no para hablar y estar con ellos, estar con McGiffen y Lindsey sería absurdo y Alexis, en realidad, le da mucho miedo; a la demás gente ni la conocía con certeza. La única y más amena opción que le quedaba mejormente era Charlie, el bajista tampoco parecía querer socializar con los demás. No debía, entonces, haber problema por querer hablar con el mismo. Sólo esperaba que Charlie no fuera tan frío y estoico como siempre, sería doloroso para Spencer. No lograba entender a Charlie. ¿Cómo puede decir que está interesado en él?, si ni siquiera intenta agradarle. La verdad erradicaba en la simple visión actual: Spencer temía de Charlie. No veía en qué forma podría hablar con el bajista y que éste demuestre un gesto más allá del serio que siempre se carga. No era justo, no era nada justo aquello.

Su mejor amigo lo dejó de lado, nadie parecía interesado en hablar en alguien como Spencer. Parece a la vista de todo como un chico bastante aburrido y simple, podría ser que ni siquiera tuviera interés alguno. ¿Así de mal criticaban a Spencer? Mucho peor. Por todas las oficinas de Ony Music Re:cords se oían las sulfurosas palabras que escupían sobre el manager de Hinata. Nadie creía posible que un chico como él estuviera a cargo de Hinata por el simple hecho de que se trataba de DJ Hinata. Rumoreaban que era bobo, torpe y sumamente despistado. Está bien, la figura de Spencer te hace creer eso, no es feo, pero tampoco llamativo: era muy... común; pero el juzgar de aquella forma al chico que siempre tapó los peores escándalos de Hinata, que siempre se encargó de tener listo sus viajes, conciertos, entrevistas, y todo en perfecto orden, que siempre escatimó con antelación todo lo que Hinata necesitase, todo, ¡absolutamente todo!, es dejarle un lugar muy penoso a Spencer. Y siguen tomándolo por aburrido. Puede que sí, pero no era justo que trataran así a un chico como él, un chico con el corazón completamente roto y solo.

Spencer estaba solo. Sus padres habían muerto hace ya mucho tiempo en medio de un asalto y su tía que se encargó de él también pereció hace un año y medio. Spencer no tenía más que a Hinata y ahora no lo tenía aquí. Tontamente tuvo que enamorarse de quien no toma enserio ese sentimiento; el chico de ojos aguamarina comprendía que Hinata aborrecía la palabra amor en el sentido de la pareja. Spencer sabía que su mejor amigo le tenía miedo a sentir algo como eso y a terminar solo. ¡Si tan sólo se hubiera dado cuenta Hinata que Spencer no la abandonaría! Si tan sólo le hubiera extendido esa antigua oportunidad. Pero el “Sin tan sólo” es sólo una frase utópica para Spencer. Hinata jamás le voltearía a ver como algo más que su mejor amigo. Su oportunidad jamás se le presentó porque no hay oportunidad alguna. Y no quería darse por vencido, sentía que era lo único que lo mantenía con vida.

—Voy a pedir algo, ¿quieres que te traiga un trago? —Preguntó Charlie mientras se levantaba de la mesa.

Spencer le vio sorprendido y sus bellos ojos aguamarina brillaron. Era absurdo pensar que ya no valía de nada intentar ser tan cerrado con los demás. Charlie lo es y sin embargo intentaba establecer lo que sea que alcance con él.

—Un ‘Daiquiri’, por favor.

Después de unos minutos, Charlie volvió con la bebida que Spencer pidió y un ‘Diente negro’ para él.

—Gracias... Charlie, quiero hacerte una pregunta —comenzó el delgado chico.

Charlie alzó los hombros y dejó que Spencer continuara. No lo diría al aire, pero al bajista le volvía loco escuchar su nombre en la voz de Spencer.

—¿Crees que todo está perdido para mí?

El bajista comprendió la pregunta. Spencer se refería al tema de Hinata. Charlie es muy sincero. Escuchar si de plano todo acabó sería bueno con alguien como el alto y guapo moreno junto suyo. Pero Charlie sintió una punzada en el vientre al oír aquello. Comprendía que sería casi imposible arrancar a Hinata de la mente y corazón de Spencer pero no entendía ese escozor. Nunca antes había sentido tanta tristeza emitida por un simple hombre. Parecía un estúpido amorío juvenil y eso que eran ya hombres adultos (dentro de lo que cabe). Entonces, ¿cuándo se fijaría Spencer en él?

—¿Por lo que preguntas? Tú sabes mejor la respuesta que yo —comenzó a hablar el bajista de la mejor manera en la que pudo—, Hinata se fija en quienes menos debe de hacerlo, pero así le pega la puta gana. Él esa así, si ya has visto eso tantas veces lo mejor es dejarte de hacer tantas esperanzas... «Como tal vez yo debería contigo...»Pensó esto último.

—¿Sí, verdad? Todos esos hombres son altos, fornidos, muy atractivos y yo..., yo sólo tengo esta tonta mutación genética.

—Tus ojos no son tontos, ya te dije que se volvió el aguamarina mi color favorito.

Spencer se sonrojó al escuchar nuevamente aquello. A parte de que Charlie pudo comprender a lo que se refería con ‘Mutación’, insistía en que sus ojos son lindos y atrayentes para el alto y serio hombre.

Por otro lado, Charlie desvió sus dorados ojos a otra parte y ver cómo Luther y Vinx rompían una ventana por pelear por, parecer ser, una silla. Era muy difícil hablar con Spencer sin que quiera dejar salir todo lo que siente por él. Jamás se había sentido de esa manera, ni siquiera por Henri, y era algo muy nuevo para Charlie.

Hasta que sintió un peso caer sobre su hombro. Spencer se recostó contra él y se dedicó a ver a su alrededor. Nadie les prestaba atención como lo hacían con Hinata o los demás fiesteros. Era, en sí, un momento íntimo y Charlie lo dejó pasar. Spencer debía sentirse completamente decepcionado al ver claramente que jamás sería correspondido por quien ama. Y así, el manager del DJ sensación continuó bebiendo y bebiendo hasta sentir que lo sobrio se fue a pasear muy lejos de allí.

Y del lado de Henri, ¿te acuerdas, estimado lector, que Charlie vio que desapareció el vocalista? Bueno, todo eso tiene un prefacio antes de su desarrollo. El vocalista se sentía completamente desanimado como para andar haciendo tal por cual cosa. Se sentía abrumado y asustado. Alexis le estaba clavando la mirada y sabía que era sólo para él. Y es que tampoco podría estar como si nada con McGiffen, son novios en secreto después de todo. Aunque sea el jefe aquel hombre, no deja de ser una figura pública con altibajos con los cuales hay que lidiar. Un noviazgo con un hombre era malo aún hoy día. Era bastante complicado y Henri sólo pedía una oportunidad para respirar.

Tras ver cómo Vinx se dedicaba a destruir ese bar con ayuda de los gemelos guitarristas, sería mejor irse de allí.

Salió a tomar aire fresco a la terraza que ofrecía aquel bar. Era ya bastante entrada la lo noche y no había alma a la redonda. Frente a él se podía ver la piscina ya apagada y tapada para que no le cayera basura alguna, las palmeras eran iluminadas por tenues luces y movidas por la brisa costera. Todo acá fuera era de verdad muy sereno. Era mucho mejor así para la abrumada mente de Henri. Quería tener momentos íntimos con McGiffen pero Alexis era un fuerte problema con su insistencia. Y Henri era un manso para obedecerle, hacía lo que quisiera porque no se podía negar. Era un hombre cruel Alexis, siempre le dejaba fuertes marcas y moretones y aun así, Henri disfrutaba aquel sexo. No es que fuera masoquista, pero le gustaba cómo Alexis tomaba el control siempre de la situación, demostrando su poder e imponencia.

—¿Ya te abrumó la fiesta? —Preguntó risueño McGiffen.

El productor se puso a la altura de Henri donde veía los alrededores del hotel y trató de ver el rostro de su bello novio.

—Sí, un poco —respondió algo decaído el vocalista.

McGiffen lo jaló en un abrazo y depositó un beso en aquella negra cabellera que tanto le gustaba. Sabía sobre la fragilidad de Henri, era demasiado complicado tratar con ella, pero si podía evadir aquello era más sencillo. Si mantenía feliz y entretenido a Henri no tendrían problemas. McGiffen no tenía ganas de hablar de sentimientos con Henri, y menos sobre las constantes caídas del chico. Era un dolor de cabeza el hecho de que siempre repetía y repetía cual disco rayado esos tópicos.

Por el lado de Henri, sonrió feliz de que al menos McGiffen se escapara unos instantes para poder estar juntos. Eso decía mucho para nuestro ángel. Si no podía estar su amor no correspondido, mínimo su actual pareja que le trataba lindo. Dándole un delicioso y apasionado beso en los labios, Henri agradeció el gesto de parte de McGiffen.

Estuvieron unos minutos más así. Hablando, dándose un beso en otro y Henri abrazado al fuerte cuerpo del productor y dueño de una importante compañía. Aunque éste se haya ido al poco rato y dejó nuevamente solo al vocalista. Henri decidió fumar un cigarrillo antes de volver, disfrutó cuanto pudo del tabaco y la tibia brisa de aquella magnífica playa. Cuando vio que de nada le servía seguir allí, entró de nuevo a la fiesta. Hasta que alguien lo jaló y desvió de su trayecto.

Era, obviamente, Alexis.

—¿Tan bien besa ese hombre para que no lo rechaces o le invites? —Preguntó el manager mientras le cortaba el paso a Henri.

—¿Me andabas espiando? —Desvió el vocalista la pregunta inicial con una más importante y más perturbadora.

—Solamente me cercioro de que mi más exquisito negocio esté bien, ¿hay algo de malo con ello? Porque también noté que no disfrutabas de la fiesta. Deberías hacerlo, todos los siguientes días es de puro trabajo. Y yo sé cómo llenarte de energía.

Después de aquello, Alexis mordió el labio inferior de Henri y sacó su lengua para lamer dentro de la boca contraria. Henri se sonrojó y aceptó el gesto para darle paso a un fogoso beso. Sus lenguas se peleaban con ímpetu y bestialidad, provocando escalofríos en el vocalista con rostro de ángel.

Cuando se separaron, Alexis jaló a Henri para llevarlo a los baños del bar. En el lugar, el manager empujó dentro a Henri y cuando éste se recuperó y dio vuelta: una pequeña bolsita con un contenido blanco se posaba en frente suyo. Era cocaína.

—¿De dónde la sacaste? —Preguntó ansioso Henri.

—De uno de los muchos a los que les compro. Se nota que hace tiempo que no te pones eufórico, mi adorado pececito, ¿la quieres?

Henri asintió rápidamente. La necesitaba, la necesitaba, la necesitaba ya. Intentó arrebatársela pero Alexis fue más rápido y alejó la bolsita del alcance de su negocio. Eso era jugar sucio pero si Henri era un adicto a la cocaína, lo usaría en su favor.

—Te daré esta bolsita, toda, para ti solito. Pero, a cambio, quiero que vayas a mi habitación en cuanto yo te diga. Aún quiero beber, y te dejaré que disfrutes un poco de la fiesta, ¿correcto?

—¡Sí, sí, haré lo que tú digas! Pero, mierda, dámela ya.

Alexis le dio la bolsita junto con una vieja tarjeta de crédito ya expirada y un billete enrollado (este último era opcional, Henri disfruta más sin eso) para evitar que se notara de forma tan obvia que había consumido droga. El vocalista tomó las cosas y se dispuso a preparar las hileras de aquel blanquecino y potente polvo que tanto amaba.

En definitiva, Alexis jugó sucio.

CONTINUARA
#$%#$%#$%#$%#$%#$%#$%#$%
Perdón por las faltas de Ortografía.

Notas finales:

#HinataEstáCeloso

#CharlieNoEsTonto

#HenriCocainomaniáco

#VinxEsUnProstituto

(Usen el de su preferencia, por fis)

“El Mundo de Miraku” es Patrocinado por nadie, no hay patrocinadores en está ocasión.

MIRAKU: Bueno. Primero las noticias, luego las curiosidades de la obra y ya. Será rápido y como Charlie ahora sí me acompaña, mejor.

CHARLIE: Miraku ya vuelve a los estudios y al trabajo, pide disculpas por adelantado si por alguna razón se llega a perder el día de la actualización. Y que los capítulos ya tendrán más... ¿salseo? Enserio, ya no quiero volver a leer tus porquerías.

MIRAKU: Ni te quejes, ya hubo espacio para ti y tu lindo Spencer. Y ahora, las curiosidades, que se me olvidaron agregar en el capítulo pasado, así que ahora serán cuatro en vez de dos:

  • Jim Follow es una parodia, más atractiva, de Jimy Fallow.
  • “The Light Night Show” es la parodia de “The Last Night Show” (programa que yo amo con toda mi existencia).
  • La cama Laura tiene ese nombre porque veo mucho al Youtuber “8cho”.
  • Otra de las opciones que tenía para el nombre de la banda de Vinx, antes de CaNniBaL, fue: Intoxicated.

MIRAKU: Eso es todo (es difícil escoger curiosidades que no den spoilers importantes sobre la historia), espero con ansias sus reviews. Recuerden que la opinión de los lectores, para los escritores, son alimento del alma.

Los Quere Musho, Miraku, SAYO~


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).