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Y ante todo, ¿por qué él? por Miraku

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Notas del capitulo:

CANCIÓN: True Love –P!nk.
(Es una de mis cantantes favoritas y una de sus canciones que más amo en todo el mundo mundial, es pegajosa y recomendable.)

¡Hola, roqueros!

Sí, sí, así es, señores, Miraku volvió puntual con nuevo capítulo. ¡Aplausos! *nadie aplaude* No hay mucho qué decir aquí pero sí en su espacio favorito, mío, de ustedes y de Charlie. Así que, ya saben, todo lo que quieren saber está en “El Mundo de Miraku”

Sin más, a leer:

Los conciertos son, sin duda, lo que más emociona tanto al músico como al fan. Poder ver y ejecutar un repertorio en vivo. Ver y escuchar cómo corean y ovacionan tu trabajo con tanto amor y aprecio que es imposible no sonreír. Eso era un concierto: ir y dar en carne propia tu pasión por la música a quienes te admiran y siguen donde sea. Aquellos que cantan toda la letra al derecho y al revés, los que sólo se saben unas cuantas, o los que se saben sólo los coros. Sea como sea, ahí están para ti, para dar su amor por tu amor. Así de bella es la música.

Hinata gustaba especialmente de ese detalle cuando sale al escenario a presentarse. Esa emoción de ser simplemente el DJ Hinata. De que nadie puede decirle qué hacer o cómo ejecutar tal por cual acción. Él hace como se le apasiona la música, crea unas melodiosas Odas a lo que su inspiración y sentimientos le indican. De todo tema la música puede tratar; pero sólo el que la sepa usar y mandar correctamente será el capaz de hacerle llegar al receptor fuerte y claro todo lo que quieras emitir. Hinata fue aprendiendo eso con el tiempo, decidió enviar sus mensajes más allá que simplemente con sus ojos. Creó lo que más le gusta en el mundo y, por primera vez, lo hacía como se le venía en gana. Nadie le impediría hacerlo. Ni la sociedad, ni sus padres, ni nadie.

¡El DJ Hinata es imparable, amigos míos! Un DJ controversial, con ideas innovadoras y vasto conocimiento en lo que a producción musical digital se refiere. Su aspecto también le dio puntos a su favor: ¿cómo no va a llamar la atención un chico que cambia muy seguido el color de su cabello y tiene un cuerpo por el cual envidiar?, a pesar de que no es, íntegramente, el de un hombre, hacía babear a muchos otros varones. Y eso era el punto estrella por lo cual Hinata alcanzó fuertemente la fama para ser parte de los números uno en todas las listas de su género: no le teme al mundo como para decirle que es homosexual y que así le gusta ser. La originalidad y el carisma, lamentable o afortunadamente, son menesteres para que tu fama sea sostenida por otro obelisco. Aunque tengas mucho talento y “virtuosidad”, para que lo vean, debes llamar la atención. Por tu apariencia, por tu forma de presentar, por tu carisma, por tus escándalos, ¡por lo que sea! Cada quien ve la manera de hacerse con el título de oro y tener millones de gentes siguiéndote. Y eso hay que comprenderlo de buena manera, no hacernos ajenos e indiferentes a esa realidad. Se necesita un foco de atención para que, cuando atrapes a la gente que tú desees, puedas sacar a la luz lo que realmente quieres sacar. El talento es difícil de perfeccionar y demostrar que uno lo tiene es mucho más complicado. Pero no imposible. Se debe trabajar duro, sí, se debe perder el miedo, es lo más importante. Hinata sabía que cuando decidió subir un video con su música, también fue cuando se deshizo de las cadenas del temor a ‘lo que puedan pensar los demás’. Hay que atreverse y, como quien dice, tener un poco, sólo un poco, de suerte.

Hinata estaba empecinado a continuar con su trabajo y seguir llevándolo a donde sea que lo quieran recibir de buena manera. Ha sido difícil, ni cómo negarlo, hay lugares donde no agradan de su música o del propio Hinata en sí. Pero donde lo esperan con los brazos abiertos y con esperanza, era otro cantar. Uno más agradable. Esa adrenalina que se mueve por todo el cuerpo a las nuevas experiencias son los momentos que realmente valen la pena vivir.

Había que vivir. Dejar de temer, dejar de detenerse, dejar atrás el pasado: Hinata debía hacer aquello si realmente quería estar con Vinx. Porque tenía que admitirlo: le gusta Vinx. Le gusta en todo su esplendor. Y eso le aterraba más que cualquier cosa, incluso más que la propia muerte. Y, así como se atrevió a abrirse espacio con su talento y no su apellido, debía abrir camino para llegar hasta el baterista. ¡El maldito camino está lleno de obstáculos! Pruebas que ellos mismo se han impuesto con el pasar del tiempo sin creer que llegarían a, siquiera, encontrarse. Sus propias ideologías, sus pasados, sus errores, sus presentes, sus amistades actuales, la novia de Vinx, sus miedos y sus sentimientos. Era demasiado. ¡Jamás pidió sentir tales cosas por un tarado homófobo! Tenía miedo, tenía tanto miedo a quedarse solo al intentar algo con la persona que, bien entiende, menos le conviene. De todos los hombres, de todos los malditos hombres del mundo, justamente él.

Sólo ese estúpido que le pone de cabeza el día con cualquier tontera.

Siempre pelean.

Siempre se contradicen.

Siempre se buscan.

Y, sin embargo, siempre le encantaba más y más esa desnivelada personalidad que posee un baterista de ojos verdes y brazos fuertes (a Hinata le vuelve loco esos brazos).

No se había sentido preparado para aquello. Además de que no debería estar pensando en ese rubio si ya tenía trabajo encima. Con el concierto que estaba por dar Hinata se daría arranque a la promoción de los videos de los sencillos y demás publicidad. Ya la banda sonora completa fue enviada para terminar de arreglar el audio de la película que se estrenaría hasta mucho tiempo después. Pero era tiempo suficiente para hacerse con la atención y atraer la suficiente gente para lo que se tiene previsto. Habría conciertos y ruedas de prensa. Todo este show terminaría con el concierto de aniversario de CaNniBaL. Vinx decidió que era buena idea que ese mismo repertorio fuera también oportunidad única para escuchar la banda sonora en vivo, y completa. Por lo tanto, Hinata y Lila estarían en ese concierto. Este evento especial sería únicamente al comienzo de la noche, así que habrán dos tipos de boletos: los que quieran escuchar la banda sonora y la presentación de CaNniBaL; y los que sólo van al concierto aniversario de la banda. Serán diferentes costos pero, para la gente que quiera guardarse la sorpresa iría sólo al concierto de CaNniBaL. Era buena oferta. McGiffen dio el visto bueno para esa idea y se comenzó a trabajar sobre ello.

Pero antes de esa emoción se tenía que hacer sus respectivas introducciones: la firma del nuevo contrato para el siguiente año de trabajo y el concierto de Hinata. Esto último era de suma importancia para él. Nunca ha faltado a ese lugar para presentarse desde que lo conoció.

Sería horrible si faltara, el propio Hinata se culparía y no toleraría romper tal promesa que hizo en ese lugar. Había acordado en ir a hacer un concierto en beneficio y donación cada año a una asociación para niños discapacitados y con cáncer. No era para limpiar un poco su imagen o algo por el estilo; de hecho, conoció ese lugar por pura casualidad. Y esa diminuta curiosidad lo llevó a conocer otra razón para sonreír y seguir tomando en cuenta que el mundo, por más corrupto que lo queramos catalogar, es un lugar que realmente vale la pena, que el humano realmente vale la pena como ser. Todo fue gracias a que decidió entrar porque sí. En ese tiempo había una campaña para recolectar visitas al lugar, más que nada que donaciones.

Hinata tenía el cabello rosado con mechas negras en esos ayeres. Acostumbraba a usar lentes de sol y era mucho más diva que ahora. En ese tiempo era de verdad un rebelde sin remedio, hacía groserías a propósito, se metía con cuanto hombre se le ofrecía para pasar el rato y estaba metido en, mínimo, tres escándalos juntos por semana. Hacía lo que quería con su vida pero en mala manera. Abusaba de su poder como músico reconocido y de excelencia. Estaba haciendo las cosas mal porque así lo quiso.

Pero en esa ocasión, decidió visitar la ciudad vecina a donde todo ocurre en nuestra historia, sí, la ciudad que crió a Hinata. Andaba caminando con calma por las calles, intentando despejar sus malestares. Ni siquiera el polvo con el chico del hotel donde se hospeda le había relajado tanto como ahora salir a tomar aire fresco. Con un cigarrillo en labios, auriculares a todo volumen reproduciendo sus melodías favoritas, lentes de marca para el sol y una coletita que sólo lo hacía más tentador, supo que debía hacer algo ya con su vida. Se estaba yendo a la mierda, literalmente. Cada día se volvía más tedioso para levantarse, cada noche se volvía más eterna, cada momento estaba perdiendo color y sustancia para que valiera la pena. Realmente ya no sabía por cuánto tiempo podría seguir engañando al exterior con su fachada, si él vomitaba de su propio y mediocre papel. Lo único que le hizo soltar ciertas gotas de algunos tonos cálidos y fríos unidos fue su encuentro con el baterista de esa ruidosa banda de rock. Tan sólo se conocieron en las peores instancias y ya se habían declarado la guerra eterna. No sabía si odiarlo o agradecerle por darle un mínimo vuelco a su solitario corazón.

Mientras caminaba por los alrededores, vio ese edificación al extremo oeste de ese ciudad llena de lujos y tecnología. Era de diversos y amenos colores que fácilmente te hace pensar en que se trata de una zona infantil. Juegos a la vista, puertas de cristal y ambientación amena. Fue un simple deje de curiosidad que movieron de forma automática a su cuerpo bajo la segunda teoría ética: su cuerpo se movió en contra de sus pensamientos. Él se decía que entrar a ese lugar podría afectar ambas imágenes públicas; más sus extremidades lo llevaron frente a la entrada.

Había un enorme botón rojo y encima de éste estaba la aún más enorme pantalla donde contaba las visitas hechas en ese lapso de tiempo que tenía la campaña (además de su respectiva meta a lograr). ¿Qué más perdía? Ya nada. Hinata alzó los hombros y apagó su cigarrillo a medio consumir para tirarlo en un bote cercano, sacó unos dulces que servían para quitar el olor a tabaco y apretó el botón. Sonó un timbre y la puerta se abrió, al parecer él era el visitante número ochenta mil trescientos cuarenta y dos. Ya llevaban más que antes. Una celebridad fue a visitarlos y sin cámaras para llamar la atención.

Comenzó a caminar y pronto un chico alto y bastante guapo se acercó a él. Ese chico sería quien le daría el tour en esa ocasión. Hinata sonrió de medio lado y comenzó a coquetearle cada que podía. El voluntario casi ni le hacía caso, se empecinaba más a explicarle la historia de la fundación, las instalaciones, y su funcionamiento. Cosa que era lo de menos para Hinata, ¿el chico quería que donara? Donaría todo lo necesario pero esperaba que dejara de hablar como si nunca lo hubiera hecho y Jesús le dio el milagro de hacerlo. El DJ se sentía frustrado, no es como si no se hubiera dado cuenta de las miradas lujuriosas que el voluntario le dedicaba, ¡pero él insistía en hablarle del lugar y no buscar un lugar donde hacerlo rápido! Hinata no le rogaría, porque su filosofía dicta de esta manera siempre que sea necesario evitar caer en desesperación “hombres: sobran muchos”. Un chico como él no le impediría continuar.

Y sí que fue así, ese chico no le impediría seguir con su maltrecha vida: fue un niño. Un solo varoncito con un rostro coqueto y curiosidad incontrolable que le hartó al principio. Su nombre: Jacob. Un chico que había sufrido un accidente y quedó paralítico, postrado en una silla de ruedas sin poder hacer mucho al respecto. En ese accidente sus padres murieron y él quedó así, y esa fundación lo acunó para cuidarle y darle el tratamiento y terapias correspondientes. De eso se trataba esa fundación: lograr que los niños salieran adelante y, de ser necesario, darles un hogar. ¿Lindo, no?

—¿Eres un nuevo papá? —Esa pregunta creó esa fascinación de Hinata por ese crío.

Al principio Hinata le miró de mala manera y hasta un poco de asco. ¿Quién se creía ese niñato para hablarle de esa manera? Aunque no trajera guardaespaldas o seguridad o cámaras molestas para grabarle, es una celebridad y debía ser tratada como tal. El voluntario que le daba el paseo estaba atendiendo un grupo de niños con distintas discapacidades, con una amplia sonrisa y paciencia. Si ya tenían personal entrenado para tratarlos, ¿por qué ese niño llegó justamente con él? Entendía que es un visitante y le debe llamar la atención, pero también debería tener más educación y pudor.

—No, no soy ningún ‘nuevo papá’ ni nada que se le parezca —Respondió borde el DJ.

—Debí suponerlo, ningún niño te hubiera querido —encogió los hombros el niño en silla de ruedas—. ¿Por qué tu cabello es rosa?, ¿te puedes quitar las gafas o eres cieguito como mi compañero Rodrigo?, ¿te gustan los juegos?, ¿vas a trabajar aquí como Cristian?

—¡Oye, cálmate! —Le interrumpió Hinata—. Mi cabello es rosa porque lo quise de ese color, no soy ciego como tu compañero Rodrigo, no me gustan los juegos que a ti te gustan ¡y mucho menos voy a trabajar aquí! No necesito hacerlo, tengo todo el dinero que quiera y hago lo que yo quiera como quiera. ¿Me quieres dejar ya en paz, mocoso? Parece que no te hablan seguido, métete en la cabeza que a las visitas no se les habla con esa familiaridad, no somos amigos, ¡ni siquiera sé tu nombre!

Y en vez de que le niño se rindiera, llorara, le acusara o hiciera lo típico de un crío de esa edad al ser ofendido de tan cruel manera como lo hizo Hinata, éste chiquillo se asombró y sus ojos brillaron.

—Hubieras empezado por ahí, me llamo Jacob, no mocoso, ¿y tú?

El DJ resopló como caballo, cansado y rendido de intentar alejarlo: —Hinata.

Y raramente, unos cuantos minutos después, Hinata se encontraba sentado en una banca mientras veía cómo Jacob armaba un cubo Rubik. Habían estado hablando de diversas cosas, hasta que se empezaron a interesar uno por el otro. Y, sin pedirlo, Hinata le respondía todo a Jacob y de buena manera ¡ya no quería ignorarlo! El niño era agradable y se sentía en casa junto a él. Le recordaba esa calidez que sólo el verdadero amor te podría dar, este niño era especial. Le hacía ver que debía dejar de actuar como una perra, que debía cambiar. Jacob lo instó a hacerlo.

Después de esa visita, Hinata se llevó una lección, una promesa y un cubo Rubik. La lección fue que debía reconocer que su vida se estaba haciendo añicos a pasos muy grandes; debía disfrutar de la vida, sí, pero también en tonos más moderados (sigue trabajando en eso, al menos ya no se droga y fuma tan seguido). La promesa es visitar a Jacob siempre que pueda y hacer el concierto en beneficio a la fundación cada año, quería darle todo lo necesario para salvar a Jacob de estar sentado en una silla de ruedas para siempre. Y un cubo Rubik como muestra de que Jacob era real, y todos esos momentos también lo eran.

Ahora, con el tiempo transcurrido, seguía en pie esa situación. A Jacob claro que le da atención especial y le cuidaba con mucho esmero. Ese niño es un secreto muy profundo de Hinata, sólo Patricia, Macarena, la difunta Mathilde y Spencer saben de él y el hecho de que Hinata es su padrino. Así es, el DJ paga todo lo necesario para que su mocoso tenga educación digna, atenciones puntuales y terapias especializadas. Estaba encantado con él, ya estaba aprendiendo a mantener el equilibrio en sus dos piernas. Hinata quería estar el día en que Jacob se levante y camine hacia él. Y si no hubiera decidido convertirse en su padrino, eso sería mucho más tardío. No se arrepentía para nada.

—Mocoso, nunca debo faltar a nuestra palabra —susurró Hinata mientras miraba el portarretratos que Jacob le hizo el día del padrino en la fundación. En él, estaba la foto de un Jacob sonriente en el jardín donde se conocieron, bien vestido y peinado. Pero lo que más le gustaba era la nota escrita por su propio ahijado.

Con letra aún un poco fea y dudosa ortografía, le dedicó:

¡Gracias por quererme, padrino! No hay nadie a quien quiera más que a ti, porque nadie tuvo más fe en mí que tú, padrino. Si voy a caminar es para ir a verte a tus conciertos. Ya verás, caminaré y prometo que te acompañaré a donde sea. ¡Recuerda “hasta el final del camino se puede descansar”!

«Hasta el final del camino se puede descansar... Es cierto, Jacob, sólo así podremos descansar.»

Quería adoptarlo. Quería llevarse a Jacob a su hogar y darle más amor del que ya le proporciona. Era lo mínimo que podía regresar después de que ese mocoso le diera a entender que debe tomar mayor responsabilidad en la vida. Pero eso era muy complicado, Hinata tiene el peor perfil para ser padre adoptivo. Mal historial en conducta y moral, malos hábitos, y sin pareja. Lo más preferente era que debía estar casado para poder llevarse a Jacob con él. El problema es que ni pareja tiene. ¡Cómo deseaba llevarse a Jacob y cuidarle todos los días! ¡Cuánto quería ir todas las mañanas a atender al niño y ayudarle a prepararse para ir al colegio y terapias! ¡Lo único que quiere es tener a Jacob!

Quería ser un padre diferente a los suyos.

Quería proyectar el amor que deseó recibir.

Eso era todo.

—Hinata, ¿todo bien? —La pregunta de Spencer le hizo volver en sí.

—Sí, todo en orden —respondió sonriéndole con cariño a su amigo—. Ya tendré por fin tiempo para ir a verlo, Spencer. Quiero verle, hace ya tanto que no le visito. Jacob debe haber crecido, o aprendido algo nuevo. No lo sé, pero ya quiero irme al maldito concierto para pasar tiempo con mi mocoso.

Spencer sonrió enternecido. Ese niño lograba sacar un lado paternal y tan amoroso de parte de su mejor amigo, que sabía que Hinata era muy puro de corazón. No es como todo mundo le cree, para nada, Hinata tenía serias preocupaciones y fuertes deseos de adoptar a Jacob. Es un secreto muy profundo y fuerte, no cualquiera debe ni tiene por qué saberlo. Era cuestión entre Jacob y Hinata.

—Oye, Traga pelotas, McGiffen nos llama —la voz de Vinx interrumpió el momento de sorpresa.

Y tal vez Vinx.

Ese baterista ya no veía de la misma manera que solía hacerlo a Hinata. Spencer se pudo dar cuenta de aquello perfectamente. Ese hombre tenía un brillo muy especial y característico que ni a palazos podrían quitarle. Era extraño, porque, como puede parecer que no hay problemas entre su mejor amigo y el fundador de CaNniBaL, pueden volverse insoportables a niveles que ni el espacio tendría cabida.

—¡Grosero, mínimo toca la puerta antes! —Respondió Hinata con un fuerte sonrojo en mejillas.

El DJ rápidamente guardó la foto de Jacob en el escritorio donde acostumbra dejar sus cosas principales. Si Vinx se enteraba de aquella situación, Hinata sabía que su relación se rompería, se volvería fuego puro, y uno nada amigable. No era momento de que el baterista supiera de Jacob, no aún. No estaba seguro de cómo reaccionaría.

—¡Ay, mira, mira! Eres el último que debería exigir aquello, reinita —respondió confiado el baterista de brazos cruzados y sonrisa encantadora.

—Bueno, tú eres más viejo, tú deberías dar el ejemplo y dejar de comportarte como puberto tarado con las hormonas a tope.

—Estamos en la misma década, exagerado, y deja de quejarte que tu voz se vuelve raramente chillona cuando te enojas. Soy músico, no puedo quedarme sordo.

Y así, comenzaron a pelearse como de costumbre.

Spencer rodó los ojos y pidió al cielo una explicación coherente a aquello. Pues para pelear tanto, esos dos han sido incapaces de matarse, ¿por qué? Bueno, es mejor que el manager del DJ sensación no sepa esa mórbida razón..., se le rompería el alma con siquiera sospecharlo.

~*~

Ese mismo día fue la firma del siguiente contrato. A partir de ese ahí comenzaba el segundo año de trabajo para la segunda película planeada; pero aparte de eso, tendrían que estar al tanto de la publicidad de los sencillos de la primera, los conciertos previos, el estreno de la película y un sinfín de tareas que podría matar a un flojo. Pero era así, el primer año es el más fácil, a partir del segundo era cuando todo se complicaba. Vaya verdad.

~*~

Los días siguientes eran de trabajo bote. Estaban cerciorándose de que todo estuviera en orden. Hinata se preparaba para su concierto y encuentro con Jacob, pensando adónde lo llevaría de paseo el día que tuviera libre. Sólo deseaba que todo saliera muy bien. Quería darle una grata sorpresa, pues ha faltado por bastante tiempo en visitarlo. Sólo han podido hablar por teléfono y video llamada, pero nada se le compara en poder ver cara a cara la risa de Jacob y sus comentarios indiscretos.

Definitivamente se le salía ese lado paternal cuando de ese niño se trataba. Era raro, era bastante raro. Todo aquel que conozca de manera superficial a Hinata, incluso, creería que odia a los niños. Y así era, no le agradaban en lo absoluto, le alteraban demasiado. Pero para todo hay una primera vez, y cuando Hinata pudo comprender que no todos los mocosos son iguales, cambió. Adoraba a Jacob, adoraba pasar rato en aquella casa hogar/centro de rehabilitación. Era uno de sus mejores escapes. Muy complicado de lograr pero bien valía la pena.

Y estaba considerando muy seriamente en invitar a Vinx para que lo acompañara.

Era loco, era arriesgado. Y lo sabía. Pero Hinata presentía que podría ser buena idea. No entendía el porqué, pero quería intentarlo. Tal vez a Jacob le agrade mucho la idea de conocer al baterista de CaNniBaL. Ese niño tenía una cierta fascinación por el género de Vinx. La batería potente y veloz como metralleta, las guitarras con solos y técnicas complejas que requieren de mucho trabajo, el bajo entendible y llamativo a pesar de ser el instrumento pasado por más desapercibo, y la voz; una voz que gritara y tuviera tonos capaces de volver tu piel de gallina. A Jacob le gustaba CaNniBaL, y si pudiera conocer a uno de sus integrantes, el niño estaría muy agradecido.

Hinata ahora tenía la posibilidad de cumplirle ese deseo. Si es por Jacob, movería cielo y tierra para verlo feliz. Además, a él tampoco le desagradaba la idea de que el baterista le acompañara. Sería..., incluso..., un poco romántico, ¿no? ¡Esos pensamientos ponían rojito el rostro del DJ! Le llenaba de mariposas el estómago, las piernas le temblaban, las manos le sudaban, y su cabeza se mareaba. Era una sensación tan nueva y reconfortante, que aún era incapaz de describir. ¡Debía él mismo invitar a Vinx! Eso haría, y nada se lo impedirá.

Salió de la oficina con determinación y la disposición de hacer lo que en su  mente y corazón está establecido: invitar a Vinx a la ciudad vecina. En esta ocasión no sería una emergencia de algo inesperado y doloroso, todo lo contrario, sería por una razón de cariño y felicidad bien planificada. Si todo parece ir bien, es imposible que el baterista se le negara; si se atreve a hacerlo, simplemente lo deja en abstinencia y listo. Asunto –dolorosamente– arreglado.

Llegó al estudio de CaNniBaL y tocó la puerta. Pronto recibió respuesta de parte de Henri y el DJ entró.

El lugar olía a incienso de sándalo y era exquisito. Toda tensión se iba a volar lejos, era reconfortante. Y ahí estaba Vinx; dormido sobre Laura mientras una revista de guitarras tapaba su precioso rostro. Hinata sonrió de forma desapercibida por la imagen. Sin proponérselo, Vinx podía llegar a ser un poco tierno.

—Hinata, ¿qué necesitas? —Preguntó con cortesía Henri.

De pronto, el ambiente ya no era tan reconfortante como parecía en un principio.

—Ne-necesito hablar con Vinx —respondió a su petición el DJ con duda.

—Como verás, está dormido. Pero si quieres atreverte, puedes despertarlo, suerte, chico.

El vocalista le dio una raramente fuerte palmada en la espalda y se retiró del estudio. ¿Acaso le deseó suerte o se compadeció por si moría? Tal vez sólo exagera, sí, eso debe ser... Pero Henri conoce a Vinx mejor que cualquiera. ¿Y si le castra por molestar su sueño? Sería la primera vez en que lo intentaría. Sea como sea, nadie le quita la determinación y si estaba ahí para invitarle, lo haría.

Malditos nervios, malditos sentimientos.

—¿Vinx? —Hinata pateó una esquina de Laura—. Despierta, flojo.

Siguió pateando y moviendo la cama. ¡El maldito tenía el sueño pesado!

—¡Vinx, despierta! —Gritó el DJ ya harto de esa absurda escena.

—¡¿Qué?! —Vinx se levantó de golpe, la revista voló, y miró molesto a Hinata—. Estaba dormido, ¿por qué me despertaste?

—Quiero hablar contigo, ¿no es obvio?

—¿Es tan importante como para levantarme así, reina? Mira, si no se está acabando el mundo o Tony intenta hacer algo sin permiso de Luther, no me despiertes con esa insistencia.

—¡No seas así, Vinx! Quiero hablar contigo.

—Y yo tengo flojera de siquiera contestarte, ¿luego, sí?

—¡Te odio, estúpido!

Hinata le gritó aquello con un agrio sabor de boca. ¿Cómo podía ser tan grosero ese baterista? Eso no era justo, tampoco debía tratarle así sólo porque tenía sueño. Luego ese estúpido baterista le anda rogando por atención y Hinata le cumple porque sabe que ocasiones así son contadas con Vinx, casi no las tienen. ¡Pero no se las niega! Era tan, pero tan, injusto...

El DJ, indignado, queriendo mantener la frente en alto, se largó del estudio de CaNniBaL con paso decidido y fuerte; a millas se notaba la ira dentro de su cuerpo. A veces todo iba tan de maravilla que Hinata llegaba a creer que podría tener una mísera oportunidad con ese estúpido, y hay momentos –como el que acaba de ocurrir– que le hacen despertar de su ensoñación y le golpean la cara con clara advertencia de “Ni lo intentes”. Era un tarado, un simple y muy atractivo idiota. Cuando Hinata creía que podría intentar ser más sentimental, la oportunidad misma le decía que no. ‘No’ a todo lo que tenga que ver con Vinx. ¡El propio Vinx le dice que no! Y Hinata detestaba recibir tal respuesta.

Lo peor del caso es que Vinx no salió a buscar a Hinata y pedirle una disculpa, para nada: ¡el maldito al ver salir a Hinata del lugar, volvió a recostarse en Laura y dormirse otro rato! No comprendía pero últimamente ha tenido mucho, demasiado, sueño. No quería lastimar a Hinata, de verdad que no, incluso quiso jalarlo hasta Laura y que durmiera un rato con él. Pero por muchas razones eso era imposible y ahora le rompió la dignidad a Hinata (y quizá el corazón). A veces quería explicarle cómo se siente con respecto a toda la situación.

Le gusta Hinata.

Algunos afirman que sólo se necesitan cuatro minutos para determinar si alguien te gusta. Vinx ya pasó por ese lapso de tiempo desde hace mucho y hasta ahora es que por fin admite que Hinata le gusta. Simplemente le gusta. Le gusta su cuerpo, culo específicamente, su rostro, sus labios, sus manos suaves y pequeñas, sus ojazos, su actitud, su atrevimiento, le gustaba cada hemisferio de Hinata. Lo poco que ha ido conociendo del chico le ha fascinado, y se lo ha dicho en un par de ocasiones. Le fascina todo de Hinata.

No había excusa para su pedante actitud. Hinata había ido porque quería hablar, pero lo arruinó Vinx y su pésimo humor por la falta de horas recomendadas de sueño.

~*~

Unos días después y Vinx se dio cuenta de algo muy importante: Hinata no le hace caso. De verdad que se ha enojado el DJ con él; le evade cada que se ven, no le habla, le evita. Es la clase de relación que preferían tener en un principio de aquel proyecto; pero ahora Vinx estaba desesperado por los constantes rechazos que recibe de parte del DJ. Comprendía que hizo mal, sí, ya lo hizo. Pero que ya lleven tanto tiempo (porque un par de días es mucho para el paranoico de Vinx) de esa manera indicaba todas las de perder. Cometió un error con Hinata. Debió atenderlo en el momento, tal vez el chico sí tenía que comentarle algo importante; y no lo sabría por culpa de su flojera y grosera actitud respecto a ello.

Ese día Hinata se veía agitado y Vinx lo comprendía. En un par de días el DJ se iría a la ciudad vecina a dar un concierto. Justo como hace casi un año. El tiempo ha pasado tan rápido que no puede evitar sorprenderse de cómo se ha desarrollado el contexto. En esos momentos estaba sentado en el sillón de cuero, con guitarra acústica en manos, viendo el perfil de la espalda de su DJ. Hinata estaba arreglando quién sabe qué mierda con una empleada que justamente estaba en el estudio de CaNniBaL. Vinx se deleitaba de cómo ese short le apretaba el culo al chico de cabellos azules y que, cuando flexionaba una pierna, realzaba ese ajuste. Se le antojaba morderlo y no va a poder porque Hinata no le deja.

La chica con quien hablaba Hinata asintió a la última indicación y salió pronto del estudio para dejar solos a nuestros protagonistas. Vinx dejó el instrumento que afinaba de un lado del sillón, con la intención de levantarse y encarar de una vez por todas a Hinata. Ya no podía soportarlo más, “tanta carne y él en vigilia”, sabía que también ese chico estaba haciendo actos a propósito para excitarlo y dejarlo con las horribles ganas de follárselo donde se encuentren. ¿Así de mal? Muchísimo peor de lo posible a imaginar.

Pero no fue necesario. Hinata bloqueó la puerta, se dio la vuelta y cuando llegó donde Vinx: se subió al regazo del mayor. Con coquetería posó sus brazos alrededor del cuello descubierto del baterista (pues traía el cabello recogido en bola), y con lujuria movió sus caderas de adelante hacia atrás para que conscientemente su trasero estimulara el enorme pene de ese tarado. Con movimientos lentos y sensuales tenía como objeto encender a su contrario, mientras lamía con suavidad la piel que tenía a su alcance.

Vinx no dudó en corresponder, puso sus manos en la cinturita de Hinata y apretó la zona, deseando más contacto, por lo que lo jaló contra su abdomen para sentir esa extraña y caliente cercanía. Gruñó al sentir su pene reaccionar con la intencionada fricción.

—¿Te gusta lo que sientes? —Preguntó coqueto Hinata.

—¿Cómo te atreves a dejarme sin comida y ahora me echas toda esta carne encima? —Respondió cínico el mayor—. ¡Por supuesto que me gusta! Pero quiero más, no puedes dejarme sólo con la muestra de cortesía.

—Si quiero, puedo hacerlo.

Hinata sacó el pene de Vinx y comenzó a masturbarlo con diestra y siniestra. Su experimentada mano se movía en un exquisito vaivén que provocó un jadeo en el baterista.

—Vinx~ —gimió un deseoso Hinata—. Quiero que me hagas un favor..., ¿lo harías?

El nombrado tragó duro ante la imagen que tenía de frente. Era sumamente erótico apreciar los ojos rojizos y dilatados del chico, mientras se movía aún con intención de incitarlo a que lo cogiera duro. Pero finalmente asintió.

—¿Me acompañarías a la ciudad vecina a mi concierto? Anda, Vinx~

La masturbación aumentó de velocidad. El baterista gimió bajo, aún sabía en dónde se encontraban y debía mantener la mayor discreción posible. Asintió y susurró en repetidas ocasiones un ‘sí’ desesperado. Ya no podía más, era adicto a Hinata y tenerlo ahí, dándole tantos rodeos a algo tan obvio entre ellos dos, era tortura pura para Andrew. Apretó la cintura de Hinata para unir sus cuerpos aún más de posible; todo, con la intención de besarle.

Hinata sonrió maloso.

Se separó de golpe y logró escapar de las garras de un baterista promiscuo y muy idiota. Vinx le miró con clara sorpresa, ¿qué estaba pasando aquí?

—Perfecto, nos vamos en dos días y te vienes conmigo —afirmó el chico—. Y esto, es por ser un estúpido, te arreglas ese enorme problema sin mí, tonto.

Y salió del estudio.

Vinx abrió la boca y los ojos sorprendido. Le acaba de dejar con una erección a punto de explotar y la mente toda nublada debido al lívido. Ese chico era insoportable en varias ocasiones y Vinx no evitó sentirse molesto por la situación, le dejaron con tantas ganas y tendría que atenderse solo. Esto era increíble. Ahora el que estaba muy enojado era Vinx, y se lo haría saber a Hinata, sin dudarlo. Iría a la ciudad vecina, por supuesto, pero ahora él sería quien dejaría con muchas ganas al DJ. Favor con favor se paga. 

Por supuesto que le daría una cucharada de su propia medicina. Si no, no sería tan divertida esta retorcida relación con el DJ. Debía admitir que, eso que ni qué, se ha divertido mucho y se ha sentido mucho más vivo que en anteriores ocasiones. No comprendía bien la profundidad de aquello, pero le agradaba. Esa cercanía, esa necesidad, ese calor que le transmitía Hinata era, sin duda, algo que no quería dejar ir. Si Hinata se alejaba de su vida, Andrew sabía que eso le dejaba expuesto.

Le dejaría completamente roto y vacío.

~*~

Aquel día era soleado y sereno. El cielo azul con tal brillo que, gracias a estar despejado, se veía en toda belleza inimaginable. Potente, diluido, sereno, poderoso: el cielo estaba más que lindo ese día. El sol daba el calor y luz apropiada a la temporada, hora y momento. Era un perfecto día para que Hinata visitara a Jacob. Y eso nadie se lo evitaría.

—Si tu concierto es hasta mañana, ¿por qué nos vinimos desde hoy? —Preguntó Vinx mientras caminaba a la par que el DJ por una zona desconocida por él de la ciudad vecina.

Aquella ciudad que podía los mejores estándares de vida y desarrollo junto con crecimiento aunado a una buena esperanza de vida. La cuidad que cualquier rico desearía para vivir. Perfecta en esa vomitiva sensación de superficialidad y narcisismo. Ahí cada persona se sentía dueña de algo inexistente y lo externaban con la mejor de las vanidades. Vinx reconocía que la ciudad es linda, pero no para vivir en ella.

—Eso ya lo sé, pero debo pasar a un lugar mucho más importante antes —respondió con obviedad en DJ—. Tú me debes un favor y debes cumplir en él como tal, y si quisiera que me acompañes a un bar gay, lo harás.

—¡Primero muerto! Tal vez folle contigo, pero eso no significa que disfrute estar entre muchos cuerpos velludos y mucha testosterona asfixiando el puto aire... ¿No iremos a uno, verdad?

—No, no iremos a un bar gay a las putas doce de la tarde, idiota. A veces eres muy paranoico y exageras la situación, si ya sé perfectamente que muchas pollas te asustan.

Vinx le sacó la lengua y rodó los ojos. Estaba Hinata en lo cierto, pero no debía, tampoco, abusar de su posición. Sólo folla con él y sólo con él. Porque Hinata es un caso especial que necesita seguir dándole lecciones de vida –y no sólo de sexo– al baterista fundador de CaNniBaL.

Y al lugar donde se dirigían era una de ellas. Pronto los dos pares de ojos chocaron con el enorme plantel del centro de rehabilitación y casa cuna para niños con capacidades diferentes. Hinata sintió esa bella emoción y adrenalina cada que se trataba de Jacob. Vinx frunció el ceño y se comenzó a preguntar si estaban yendo en la dirección correcta o si estaba teniendo alucinaciones. ¿Ese era el lugar donde Hinata debía parar y hacer quién sabe qué? Pues ahora sí que le sacó una enorme sorpresa. Nunca imaginó al DJ con gusto por la caridad, en especial de éste tipo. La caridad a niños con capacidades diferentes eran una de las más fuertes y necesarias. Vinx lo sabía, estuvo en varias campañas para donar y apoyarles. Lo hacía por simple gusto, sin buscar llamar la atención y porque adoraba ver sonreír al infante agradecido de haber recibido de tu apoyo.

Ante todo, ¿esto quiere decir que Hinata agrada de los niños? Eso era otra sorpresa. Sorpresa que le sacó una enorme sonrisa al baterista. Fugazmente imaginó al DJ cuidando de un chiquillo y dándole un cariño paternal muy característico. ¿Cómo será Hinata en ese aspecto? Ahora sentía curiosidad y emoción por saberlo, tenía que saberlo. Debía entender las razones por las cuales estaban entrando y paseando por las amplias instalaciones del lugar. De colores amenos con fondo blanco, barandales de apoyo, piso antiderrapante, ventanales en vez de paredes, el personal alegre y bien uniformado, y los niños. Varios chiquillos yendo de un lado para otro con claras sonrisas en sus rostros. Y cuando pasaba junto a ellos, Vinx notó que le observaban con mucha curiosidad y hasta ilusión, ¿será que lo conocen por CaNniBaL? Ahí ya no sabía si llorar de la pena o regocijarse de felicidad por aquel detalle. Prefería la segunda opción. Era mejor y le llenaba de expectativas a su ego. Quería hablarles, jugar con ellos, y, si había tiempo, tocarles una canción. Debe de haber por ahí una guitarra. Recordemos que Vinx toca varios instrumentos aparte de la batería, y si podía deslumbrar a los niños con sus dotes artísticos, no lo dudaría ni por un segundo.

El DJ se acercó a la recepción y sacó su tarjeta de identificación y respectivos papeles que debía enseñar para poder andar por el lugar sin problemas. Ya no es cualquier visita curiosa, era un padrino. Estaba bajo el título de tutoría con un niño que le cambió varias perspectivas de la vida. Vinx tuvo igualmente que dar su identificación y, después de la debida revisión, entraron a la zona del patio.

El lugar estaba lleno de juegos, áreas verdes, sillas para picnic, rampas, y seguridad correspondiente a un lugar capacitado para darles dignidad a los niños que la habitan. Porque eso es lo más importante, guardar la dignidad de cualquier ser. Tanto respetar la ajena como la propia. Y Hinata lo sabía mejor que muchos, después de todo, cuidar de un niño paralítico era tarea que requiere fuerza física, intelectual y, por sobre todo, espiritual. Debía tener buenos deseos, cariño e infinita paciencia con Jacob; y cada fruto que ha visto florecer, eran los mejores y más exquisitos que cualquier oasis podría ofrecer.

—No por nada pero —habló de pronto Vinx—, ¿por qué vinimos aquí? Claro, si es que puedo saberlo...

—Al principio no sabía si sería buena idea o no —respondió con calma el DJ—, pero al final decidí arriesgarme. Vinimos aquí porque un niño te quiere conocer. Es un gran fan de tu banda y tuyo. Cada que lo veo me platica sobre ti. Si te soy sincero, al principio me chocaba que lo hiciera y le daba el avión, porque me caías mal en ese tiempo; ahora ya eres menos desagradable y me gustaría darle ese lujo a Jacob.

—¿Ese es su nombre?

—Sí. Fue una sorpresa para mí conocerlo, pero...,  ha sido lo mejor que me ha ocurrido. Me hizo ver que hago muchas cosas mal y que debo dejar de pensar de manera tan mediocre. Antes de conocerlo, creía que podía comerme al mundo, que nadie me detendría y que era dueño de todo, era muy superficial; pero Jacob me hizo darme cuenta de que no es así, y que debo cambiar. Sigo en ese proceso.

—Entonces tengo que conocer al niño capaz de dominar a la fiera.

Hinata rodó los ojos y siguieron caminando. El DJ buscaba con la vista a ese niño delgadito, de piel blanquecina, pecas en ambos pómulos de su cara, cabello castaño y ojos oscuros. Era fácil de reconocer debido a sus pequitas tan risueñas y coquetas que Hinata cada día las adoraba más.

Y ahí lo vio, jugando ajedrez con un chico del servicio social.

—¡Jacob!

El niño volteó ilusionado al oír la voz de su querido padrino. Por fin lo iba a ver, por fin se volvían a encontrar, por fin tendría con quien hablar, por fin, ¡por fin! Sentía su cuerpo tan ligero y su sonrisa con un diente faltante relució como estrella fugaz cegando la constelación.

—¡Padrino! —El chico de servicio social acercó al niño hasta el DJ—. ¡Padrino se tardó mucho en venir! No vaya a romper nuestra promesa.

Hinata se hincó a la altura del niño y tomó sus manitas entre las suyas para darles un reconfortante apretón. Sí que había tardado, pero le daba mejor sazón a este reencuentro. Se sentía tan feliz de ver al niño con su sonrisa de siempre y actitud tan vivaz que le obligaba a olvidarse de cualquier problema existente.

—Nunca haría eso, mocoso. Y mira, te traje una sorpresa.

Hinata se levantó y posicionó junto al baterista de CaNniBaL. Vinx estaba sorprendido, Hinata resultaba ser padrino de uno de los niños. Y se notaba a millones de millas que adoraba al niño y que le tenía un enorme cariño. No dudó en sentirse conmovido. Pero cuando los ojos de Jacob lo inspeccionaron, se sintió desnudo. Era escrutadora esa mirada, era el examen de vista más difícil, y eso es porque un niño siempre dice la verdad –o eso dice el dicho–. Jacob provocó un incómodo silencio, Hinata esperaba cualquier reacción por parte de su ahijado, Jacob examinaba a Vinx, y el baterista sentía cómo esa mirada le mataba lentamente.

—¿Eres el baterista de CaNniBaL, verdad? —Preguntó Jacob, por fin.

—Sí, es un gusto, Jacob...

El nombrado sonrió: —Igualmente. Me gusta tu música y quisiera aprender a tocar la batería como tú. Pero lo importante aquí es, ¿estás con mi padrino porque ya por fin tiene pareja y me adoptará?

¡¿Cómo responder a esa pregunta?! Vinx y Hinata abrieron los ojos como platos y sus rostros enrojecieron. Vaya que este niño no tiene pelos en la lengua. Quién sabe si por influencia de su padrino o por voluntad propia. Pero era doloroso tratar aquello. No eran nada, técnicamente no son nada ellos dos. Sus encuentros sexuales no los llevará a ningún lado, no si no decidían que así fuera. Pero era complicado: se pelean demasiado, se contradicen, se desean, tienen muchos obstáculos, son unos idiotas.

—¡Jacob, qué dices!

—No, ¡para nada!

Esas fueron sus “respuestas”.

Claro que podría ser amor.

Jacob los vio y eso llegó a pensar. Apostaba lo que sea a que esos dos lo negarían (y no perdió) pero no dejarían ir esas discretas miraditas llenas de deseo, amor y otros sentimientos que Jacob estaba aprendiendo en la escuela. Ya iba a cumplir doce años, era obvio que ya ubicara muchas cosas y tópicos de elevado nivel. Pero es que esto era hasta para niños del kínder en torno a esos dos músicos: es amor. Se odian y es amor. Se pelean y es amor. Se buscan y es amor. Sea lo que sea, es amor.

—No estaría mal. De todas formas, quiero que Vinx también sea mi padrino —sentenció el chico mientras sonreía.

El baterista sonrió. Jacob comenzaba a agradarle y mucho.

Ya pasadas unas horas, Hinata llevaba de paseo a Jacob por las instalaciones. Dejaron a Vinx jugando encantado con una niña con Síndrome de Down que, cuando vio al rubio, gritó emocionada y pidió que pasara el rato con ella. Vinx no se pudo negar y se puso a jugar y cuidar de varios niños que se le acercaban con la intención de pasar rato con la nueva visita. Vinx estaba más que feliz, se sentía tan bien ver esas sonrisas y buenas vibras en los niños. Claro que tenía su nudo en la garganta, y esas inmensas ganas de llorar, pero la sensación de confort era mucho mayor. Vinx quiere ser padre, y estar entre esos niños le estaba regalando una experiencia cercana pero más complicada. Ahí, junto a esa niña que pronuncia mal su nombre, reconoció el esfuerzo que se necesita para sacar adelante a un niño con una capacidad diferente. Reconocía el esfuerzo y cariño que empecinaba a Hinata por Jacob. Vinx sí que sería padrino del niño, se lo merecía porque lo poco que le conoció le dio a entender que es llave clave para Hinata. Si Jacob hace feliz al DJ, el baterista de CaNniBaL haría felices a los dos.

Mientras tanto, Jacob y Hinata pararon en una terraza con vista al atardecer de aquella ciudad. Estaba tranquilo y el viento jugaba con los cabellos de ambos chicos con tenue cariño y nostalgia. Esa melodía tan reconfortante y cariñosa que hacía mucho más perfecto al momento.

—Padrino —habló Jacob—, ya estamos solos, dígame la verdad: ¿qué siente por Vinx?

Hinata se sonrojó de sorpresa y su corazón se aceleró a velocidades radicales.

—Y expulse la verdad, le conozco muy bien. Y presiento que Vinx es mucho más que un simple conocido que le hizo el favor de venir aquí para conocer a un niño postrado en silla de ruedas. Eso lo agradezco, y mucho, pero quiero conocer sus sentimientos por él.

—Me gusta Vinx, Jacob —respondió sin rodeos el DJ—. Me gusta mucho pero debo para con eso, Vinx no es para mí. Nunca lo será, nunca podrá serlo.

Se sentía tan bien admitirlo en voz alta y dolía tanto al mismo tiempo.

—¿Por qué?

—Aún eres muy joven para saber eso, Jacob. Sólo te puedo decir que Vinx no está a mi alcance.

—¡Pero eres muy guapo, Hinata! Cualquier hombre te querría. Eres atractivo y una gran persona. Si quieres a Vinx, debes conquistarlo, sería muy idiota que te deje ir. ¡Sería una gran estupidez! No quiero que te hagan daño...

—Jacob, esas palabras...

—¡Pero es cierto! No debes dejarlo ir si te gusta. Me agrada Vinx y se ve que lo quieres, te conozco, Hinata. Por favor, no lo dejes ir. Y no lo hagas por mí, es por ti.

Hinata se quedó paralizado. ¿Acaso era tan obvio? Esperaba que sólo con Jacob. No toleraría la vergüenza de que otros, principalmente el involucrado, se dieran cuenta de su atracción por Vinx. Sería demasiado para él, no podría explicarlo. No estaba listo para que nadie lo supiera. Le avergonzaba sentir esos sentimientos, pero, más que eso, sentía miedo. No quiere ser rechazado. Porque así será, si aunque Vinx le correspondiera, le tendría que rechazar.

Alexandra llegó primero y ella es la novia de Vinx.

Él no es nada más que un simple escape para que ambos tuvieran con quién tener sexo sin tener que pensarle.

—Lo tomaré en cuenta, Jacob.

Con esa última oración, la conversación terminó. Se quedaron viendo el atardecer en ese ameno silencio. Hinata tenía su mano entrelazada con la de su ahijado. La apretaba y acariciaba, en un intento de transmitir todos sus sentimientos y sensaciones. Claro que le gusta Vinx. Y en ese lapso, aprovechó para repasar bien aquellos puntos: el hecho de que sienta atracción por Vinx no significa que deba convertirse meramente en amor. Tendría que evitarlo y buscar la manera de romper el encantamiento que le puso encima. Aunque quisiera seguir los consejos de Jacob, su mente le dictaba con puño de acero a que debía ser fuerte y no dejarse aflojar por sentir mariposas en el estómago. No era lo mejor, no era lo correcto.

Le rompería tanto que Vinx le diera la espalda a pesar de sus sentimientos.

No quería ser rechazado.

No quería que le den la espalda.

No quería quedarse solo.

—¡Hinata! —Es la voz de Vinx quien le llama.

El nombrado, por respeto, le avisa a Jacob que le espere ahí mismo, que debía hablar a solas con Vinx. Se acercó con porte sereno pero por dentro estaba hecho un mar de nervios. Sus sentimientos estaban más a hervor por haber estado hablando y pensando en ellos. No lo podía evitar, Vinx le roba el aliento demasiado. Y eso le jodía. ¡No debía atraerle sentimentalmente! ¡No debía quererle! ¡No debía enamorarse! ¡No debía! ¡No puede hacerlo!

—¿Qué sucede, Vinx? —Preguntó con calma bien disfrazada el DJ.

—Sé que te debo este favor, pero debo irme en este instante. Es Alexandra, tuvo un inconveniente.

—¿Qué le pasó?

—No lo sé bien pero me pidieron ir ya para intervenir por ella y ayudarla. Lo siento, Hinata, pero debo irme, Alexandra es mi novia, a final de cuentas.

—Está bien, está bien. Pero vete ya, no pierdas tiempo.

—Trataré de compensártelo, de verdad.

—No hay por qué. Lo que quería es que conocieras este lugar y a Jacob. Tu deuda está saldada conmigo.

Vinx asintió agradecido y se fue de allí corriendo. Sin darle un beso de despedida o algo por el estilo. Nada. Todo eso debía ser para Alexandra. Fue tan tonto en creer que podría mantener a Vinx para él solo por tanto tiempo. El baterista, incluso, se arriesgó en venir con él al concierto a base de mentiras para los integrantes de CaNniBaL y a su novia. No podía ser egoísta. No había cómo.

Pero, del lado del corazón, una lágrima salió de su ojo, su garganta se cerró por las ganas de soltar su frustración, estaba mareado y su corazón se rompió. Se sentía solo, abandonado, rechazado. Era obvio que sería cambiado por alguien más. Siempre ha sido así, él está en segundo plano. Es la segunda opción. Fue olvidado.

Por eso no quiere abrir sus sentimientos...

Porque Vinx le rompió el corazón una vez más. Y aun así, no podía dejar de quererlo. Lo quería muchísimo. Tanto, pero tanto, que le dolía hasta tener ganas de morir.

No había nadie como Vinx, pues al mismo tiempo que quería molerlo a golpes, quería llenarlo de besos. Nadie podía romperle y reconstruirle tanto el corazón como ese baterista. Nadie podía provocarle tanta ira como alegría al mismo tiempo. Nadie, nadie, ¡nadie! Por ahora, Hinata tuvo ganas de patearle el culo y decirle un montón de groserías.

Probablemente después quiera pedirle que le abrace y mime...

CONTINUARÁ
#$%#$%#$%#$%#$%#$%#$%#$%
Perdón por las faltas de Ortografía.

Notas finales:

#Jacob

#HinataSeríaBuenPadre

#AlexandraEntrometida

#PutoVinx

(Usen el de su preferencia, por fis; ya volvió otro con Vinx, ahí se las dejo...)

“El Mundo de Miraku” es Patrocinado por los muffins que la propia Miraku prepara, nadie los quiere...:

MIRAKU: Ya saben que Charlie, el siempre buen amigo Charlie, nos acompaña en estas transmisiones porque es al que mejor confianza le tengo después de mi almohada de emoji que tengo desde hace unos años. ¡Hola, roqueros!

CHARLIE: Siempre saludas de esa manera, ¿qué no te cansa?

MIRAKU: No. De hecho, es más fácil para mí porque preparo las notas principales y finales un día antes de publicar. Por eso siempre saludo de la misma manera. Sea como sea, ¡noticias!

CHARLIE: Qué específica...

MIRAKU: Qué grosero. ¡El siguiente capítulo será un especial de los gemelos! A los pobres no les hacía caso y me agradan mucho estos personajes, su historia, creo yo, es la más complicada de entender. Ya verán el porqué de ello. Y espero yo que les agrade la propuesta que tengan Tony y Luther como historia, es un tema muy delicado y tendrá su debido argumento sin alargar la historia indebidamente. Diles por qué, Charlie

CHARLIE: Porque eres una enferma. Me quiero ir de aquí.

MIRAKU: No, no soy una enferma (bueno, un poco). También, les voy avisando, para el capítulo 29 (cómo pasa el tiempo y los recuerdos) voy a hacer una temática especial. El Track 29 será un capítulo crucial en la historia de Hinata y Henri, muy importante y haré un pequeño concurso sobre ello, porque en el Track 30 es el comienzo a la recta final ya que yo atino que serán entre 40 y 45 capítulos de fic. Espero les llame la atención y no me dejen plantada en este plan que tengo, es nuevo para mí y quiero hacerlo por el cariño que le tengo a esta historia tan cochina mía.

CHARLIE: Cochina, ¿en qué sentido?

MIRAKU: En uno muy complicado para tu alto entendimiento, oh, gran Charlie canelita. Bueno, dos curiosidades:

  • La idea de ponerle nombres de canciones existentes a los capítulos (y que tengan que ver con el capítulo) fue idea cuando escuchaba una canción específica para escribir sin darme cuenta. Y también quería ir desvelando las bandas y música que me agrada, ¿qué les ha parecido?
  • La casa de Vinx y Henri está basada en la estructura de dos casas al fondo de donde yo vivo; me metí a la construcción para ver cómo hacerla en mi historia de tal manera que estos dos personajes fueran aún más inseparables.

MIRAKU: Eso es todo (es difícil escoger curiosidades que no den spoilers importantes sobre la historia), espero con ansias sus reviews. Recuerden que la opinión de los lectores, para los escritores, son alimento del alma. Los quiero mucho y Charlie también los quiere pero le cuesta admitirlo, porque sólo tiene espacio en su corazón para Spencer. Por cierto, ¿les gusta el incesto?

CHARLIE: ... Suficiente, me largo de aquí.

Los Quere Musho, Miraku, SAYO~


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