Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Y ante todo, ¿por qué él? por Miraku

[Reviews - 118]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

CANCIÓN: Last to Know –Three Days Grace.
(Ahora sí, esta canción siempre la quise usar para el fic y ya llegó el momento)

¡Hola, roqueros!

MIRAKU: Sí, sí, así es: este es el capítulo de Henri donde descubrirán lo que siempre quisieron. No les digo más, porque eso sería spoiler. ¡PERO! Bueno, si quieren seguir sufriendo, porque lo harán, disfruten.

Sin más, a leer:

Henri estaba jugando a no pestañear con su propio reflejo. Se veía directamente a los ojos y no pudo moverse a partir de ahí. Estaba completamente paralizado por sus pensamientos. Realmente, no veía su reflejo, estaba sumido en un tornado de sensaciones y pensamientos que ni pies ni cabeza poseen, sin embargo ahí están. Era complicado explicar su estado.

Pero presentía que algo muy malo se acercaba. Y tenía miedo de lo que vaya a ser. Estaba desesperado. Esa sensación no lo ha querido abandonar en mucho tiempo y se sentía cada vez aún más peor que nunca. Algo está mal con su entorno. Lo siente. Algo le hará daño, y será peligroso. Son de esas sensaciones que embriagan tu cuerpo hasta el último rincón y centímetro de tu cuerpo, que te impide seguir adelante. Los nervios, la ansiedad, el miedo son síntomas esenciales de esta precaria condición que, seguro, más de uno ha padecido. Es doloroso, inestable y complejo, nada más. No hay mejor manera de interpretarlo que cuando uno mismo lo vive.

Hacerse fuerte no sirve, al contrario: te debilita más y más en contra de este peculiar enemigo. Henri estaba seguro de que será incapaz de poder combatir quien se le muestra de esta manera: el mal presagio. ¡Esa es la palabra! Un presentimiento muy negativo con respecto a lo que, posiblemente, sea la culminación de sus creencias y vana felicidad. Eso lo tenía más que presente.

No estaba siendo feliz.

No estaba siendo sincero.

No estaba haciendo lo correcto.

No estaba haciendo lo que más quiere hacer.

¿Y qué es lo que más desea hacer en esos últimos instantes que ha vivido? Simple: todo lo contrario a lo que no debería dé; buscaba ser feliz, buscaba ser sincero con todo y todos quienes los rodean, buscaba hacer lo correcto y no taparse los ojos como la víctima que ha venido siendo su disfraz desde hace ya tanto. ¿Es irónico? Sí. ¿Es hipócrita? No hay duda de ello. ¿Es cruel? No queda de otra más que afirmarlo.

Todo eso es lo que abruma la mente de pensamientos de Henri en esos instantes. Con simplemente ver su reflejo tan demacrado y solitario, se daba cuenta de la falta de vitalidad que no llama a su puerta. ¿Desde cuándo ha estado de esa manera? Ya no lo recuerda, en verdad ya no recuerda un día donde se haya sentido del todo bien. A veces con mayor ímpetu que otros, pero seguían esos extraños sentimientos sin encontrar que le bajaban más y más, con el pasar de los instantes, su ánimo. Estaba por los suelos. Ya no quería sentirse así, ¡de verdad que ya no lo soportaba!

¡Dolía! ¡Dolía tanto no poder ser uno mismo! ¿Qué tanto cuesta esconder lo que es uno mismo? Demasiado, ya no podía tolerar todo lo que acongoja su mente, era iluso intentar olvidar todo eso. Es imposible porque es lo único que reside como su gasolina para seguir vivo. Si uno lo ve, no creería que Henri, el vocalista de CaNniBaL, esté un poco desquiciado en un mal sentido.

Entonces, ¿qué es lo que tiene Henri? Bueno, la respuesta cuesta más de lo debido: Se dio cuenta de lo masoquista que es. Adora ser lastimado, le revive de algo que no podrá nunca dejar de lado; su amor no correspondido. ¿Ilógico, verdad? Esa necesidad que tiene por recibir esa clase de dolor físico y emocional sólo causa conflictos en él y en quienes lo rodean. Nadie puede ser capaz de comprender lo que pasa por la cabeza de Henri, las razones por las cuales busca con tanta vehemencia ese irremediable, e irreverente, dolor... Sólo uno puede observar la indudable constancia del vocalista por encontrar esa droga de la cual depende para seguir sintiéndose como se siente.

Mínimamente vivo.

No logra encontrar otra manera de seguir con su vida, aparte de sus amigos y la música... Ya está harto y cansado de que el amor, siendo algo que anhela y adora, le patee el culo tantas veces para, luego, reírse en su cara. No podía comprenderlo, ¿por qué justamente él tendría que soportar las peores caras del amor?, ¿es para que el mundo esté a la par? Unos estarán con el buen sentimiento, y otros, como él, con la desdicha de vivir así el amar: como una basura que contamina el cuerpo y lastima cual poderosa droga, adictiva, seductora y necesitada hasta el último calvario de su mártir. Es un martirio amar, está bien, eso se comprende; pero Henri no podía encontrar conclusión alguna con respecto a su caso.

¿Qué hizo mal para tener que vivir así?

Tiene un amor no correspondido.

Su mejor amigo, su hermano del alma, se distanció de él.

Su novio secreto se ha vuelto frío y crudo con él.

Alexis abusa, física y mentalmente, de él.

Nuevamente se pregunta, ¡¿qué hizo mal, qué es lo que cometió para ganarse tamaño dolor?!

No hay respuestas..., nuevamente, no hay ni una puta respuesta a su necesitado corazón. Vea por donde le vea, no encuentra la manera de darle una razón que compruebe y explique su pesar y su ya casi incontenible dolor. Ese pesar que ya lleva cargando en su espalda por tanto tiempo. ¿Desde cuándo las cosas se pusieron así de mal?, ¿por qué tomaron ese rumbo? Ya no hay razón.

No hay más razón. Sólo abandono. Henri estaba solo en esto hasta que decida en hablar y en acabar con su propia tortura. Era de lo que debía de estar consciente: buscaba esa soledad para que lo notaran. De pronto, todos tenían problemas y embrollos en su grupo de amigos que él quedó como punto y coma. Lo que más le molestaba era con lo que tuviera que ver con Vinx. El muy maldito no le habla como antes; y ahora, últimamente, ha estado sumamente raro.

Nadie sabía, más que tú, lector constante, Hinata, Chad, Andrew y Alexandra –y su amante– sobre el embarazo de la modelo. El baterista no puede abordar el tema nada más porque sí; tenía que buscar el momento para hacerlo. Y eso sería en cuanto haya arreglado las cosas con Hinata y Alexandra. Andrew tenía muy en claro sus próximas acciones, y no piensa cambiar de idea en alejarse de Hinata. Sus planes iniciales no deberían perturbarse por culpa de un embarazo. Aún existían posibilidades de que la genética responda lo más menester de la disputa: si ese hijo, o hija, es suyo o de alguien más. Dado el caso de que no sea del baterista, es obvio que estará por de más que molesto con lo que la mujer haya provocado. Pero, eso, sólo lo sabremos en cuanto el baterista se atreva a actuar. Porque, recordemos, no hay más ilusión en el fundador de CaNniBaL que ser padre.

Henri no sabría estas cosas de la mejor manera.

El vocalista miró nuevamente su reflejo con sus ojos terrenales y se enojó, tembló y con su puño derecho estrelló el cristal que mostraba lo que sea que se le pusiera en frente. Una fisura de tamaño considerable rodeó la zona del impacto que se desquebrajó por culpa de su golpe. Obviamente, comenzó a sangrar.

Miró su mano con gesto terrible y lloró. Soltó todo en lágrimas, mientras daba media vuelta y se deslizaba por la pared de su baño hasta quedar sentado en las baldosas de color blanco. Rodeó con su palma contraria la muñeca de la extremidad afectada y le apretó, rogando para dejar de sentirse tan solo.

«De verdad, ¡de verdad que soy un tonto! ¿Cómo pude llegar a creer que habría una oportunidad para mí?, para un ser tan despreciable, tonto, manipulador y masoquista como yo...» Pensó ahogando sus gemidos de dolor y llanto.

Estaba siendo un completo idiota.

Pero así es el amor: vuelve idiota a cualquiera que haga lo imposible para no perder ese corrosivo y enfermizo sentimiento que se volvió siempre tan famoso. El amor es así: duele tanto como se disfruta. A diferentes y bien proporcionados niveles que permiten a uno dictaminar lo siguiente: si eres o no acreedor de este nocivo sentimiento.

~*~

Despertó con pesar, sus ojos no parecían querer contribuir a comenzar el día. Le costaba demasiado, si quiera, intentar despegar sus párpados y mirar su blanco y pulcro techo. Su cama estaba hecha un desastre y su cabello, desparramado por toda su almohada, estaba enredado dando un fino contraste a su deplorable apariencia. Sí, en definitiva, Henri no lucía ni se sentía igual de atractivo que como siempre fue.

Puto día..., ¿no hay por qué verle de la peor manera, cierto?

Suspiró el chico y exhaló con pesadez, estaba muy cansado. Desvió sus ojos y se encontró con su mano derecha vendada: claro, rompió el espejo de su baño. Hay que llamar para que lo arreglen, y de inmediato. Pero de eso se encargaría después, por ahora, tendría que ir a trabajar. Sin embargo, seguía allí, carcomiendo su alma y vientre: ese pésimo presentimiento que lo hace pender de un hilo. Hoy estaba más fuerte que nunca la sensación, y estaba cobrando factura en todo su cuerpo: su cabeza dolía, sentía mal estar en su estómago, sus extremidades cosquilleaban. En conclusión, era posible que por fin ese presentimiento haga acto de aparición y Henri pueda comprender las razones por las cuales se ha sentido de esa manera.

Algo le susurraba que tendría que ver con muchas declaraciones y verdades que, mejor, preferiría nunca conocer. Sin embargo, él no domina su vida en esos instantes. No le quedaba de otra más que dejarse llevar y que ya sea lo que tenga que ser...

Todo tranquilo. Todo sereno.

Se levantó sin nada más y se dispuso a empezar su día como debía de haberlo hecho media hora antes en que perdió ese tiempo admirando a la infinita nada. Ya era mejor no pensar en cosas que le pongan los nervios de punta y mejor concentrarse en lo que tiene qué: su trabajo. Hinata ya había vuelto de su repentino retiro vacacional. La noticia, sin bien, desde un inicio siempre le intrigó, ahora con más razón. El DJ ha tenido una actitud muy sospechosa. Y debía averiguar su por qué. Era parte de ese presentimiento que ataca de tal manera al vocalista. Por consiguiente, es razonable la insistencia que Henri tiene con lo que sea que el DJ trama; porque de que trama algo, lo hace y Henri no cree que sea algo meramente bueno o correcto.

En su baño, con el cristal roto por su arranque de histeria la noche anterior, miró como si este le fuera a dar un adiós o las respuesta a lo que tanto le urge conocer. Ya estaba cansado de ese dolor agudo y periódico que ataca sus nervios de manera punzante y que desangra sus fuerzas hasta volverlas polvo.

No quedaba de otra. Se puso su máscara para aparentar que todo estaba bien y fingió su mejor sonrisa. Era lo mínimo que puede hacer para poder tapar ese dolor que sucumbe día a día.

~*~

Caminó con lentitud dentro de las oficinas y fue directamente al elevador de tan bella arquitectura que compone a los estudios Ony Music Re:cords. Era una ruta que bien hace en automático por lo bien que la conoce, pero el cerebro del vocalista debía de estar alerta pues cambiaría de rumbo. Ahora no tendría como propósito ir a la oficina de McGiffen y darle su beso de buenos días, no tenía ganas de hacerlo. Lo que haría sería ir a trabajar como debió haber estado haciendo desde hace ya casi más de un año y medio. ¿Curioso?, puede ser posible, pero no es difícil de comprender, en realidad.

Sin nada más en qué pensar, y con el cuerpo adolorido, entró al estudio donde CaNniBaL trabaja. Ahí ya se encontraba Vinx y Charlie; el bajista se hallaba cortando el cabello del baterista. En realidad, sólo despuntándolo. Mientras Charlie trabajaba, Vinx veía su teléfono sumamente animado y tenía una leve sonrisa. Sonrisa que fue un gesto casi olvidado en él. Rara vez había vuelto a sonreír desde hace ya un tiempo, y eso llamó la atención de su mejor amigo. Podría ser que ya no han hablado como antes, pero eso que ni qué, no se le escapa por ningún motivo detalles tan minúsculos e importantes como esos.

—¿Y esa sonrisa? —Preguntó Henri devolviendo el gesto mientras se sentaba en Laura para ver de frente a su hermano del alma.

Andrew reaccionó a la pregunta lanzada por Henri y, ligeramente, se sonrojó. Lo habían tomado desprevenido y no imaginó que Henri, quien lo conocen por llegar tarde, hubiera sido puntual en esta ocasión. Estaba bien, así lo veía mejor Andrew porque eso le indicaba que su mejor amigo no estuvo de coqueto con McGiffen. Hay que admitirlo, le preocupa esa relación y le pone los pelos de punta. Simplemente sonrió con mayor fuerza y sus ojos brillaron cuando chocaron con los azulinos de Henri.

—¿Qué acaso no tengo permitido sonreír? —Contestó con otra pregunta—, ¿te molesta que sonría? ¡Qué feo amigo eres!

—¡No, no es eso, Vinx!... ¡Tonto, deja de hacerme eso!

El baterista sonreía de forma pervertida con malas intenciones a quien tenía de frente y sólo provocó que ambos estallaran a carcajadas. Por su parte, Charlie sólo negó con la cabeza y sonrió mínimamente: era bueno verlos unidos como debe de ser. Ya se habían tardado, a decir verdad. Mejor los dejaría hablar en paz y él sólo se dispondrá a terminar de arreglar el cabello de Vinx. Ahora le hacía más capas y estaría más corto a como antes lo usaba; aunque no era nada del otro mundo, hablando en confianza.

~*~

Charlie decidió salir del estudio con Luther y Tony, para darles privacidad a Vinx y Henri y que pudieran hablar. Siendo francos, tanto los gemelos como el propio bajista veían necesario hacer esa acción. Los mejores amigos debían de platicar y ponerse al corriente de muchas cosas. Fue tan obvio su distanciamiento que comenzaba a asustar a los integrantes de la banda, como a los fans. En todos los medios se hablaba del ensanchamiento de distancias entre los dos mejores amigos del mundo.

Nadie podría pasarlo desapercibido si estábamos hablando de Vinx y Henri. Catalogados en los medios como un dúo tan explosivo como envidiable que difícilmente se pueda asimilar en el próximo porvenir en la era musical. Este espacio que delegaban los guitarristas y bajista es menester para preservar tamaña amistad.

—Ni creas que no vi esa venda en tu mano, ¿qué te pasó? —Preguntó Vinx mientras tomaba entre sus fuertes y grandes manos la pequeña y delicada mano de su amigo.

La venda estaba mínimamente coloreada por algo de sangre seca. Henri se sonrojó por la acción tan dulce y sensible de cariño que le dedicaba su mejor amigo. ¿Cómo alguien no podría amar a un hombre como Andrew, en serio? Veía difícil que alguien se resista a sus encantos.

Sonrió con felicidad.

—Me enojé, golpeé un tronco y me lastimé, no es nada —susurró con ternura e inocencia aquella mentirita blanca. Bien no era cierta la situación, sólo lo era en un diez por ciento.

—Bueno, pues desahoga tus enojos con cosas menos dolorosas, ¿te duele?

—No..., ya no... Andrew..., yo...-

No pudo confesarse. No le dio la oportunidad el baterista. Éste se adelantó y abrazó a Henri con fuerza y necesidad. Hacía mucho que deseaba abrazar de esa manera a su mejor amigo, de transmitirle con tal cariño y afecto lo mucho que significa aquella amistad de toda la vida. Hace diecinueve años ya...

El vocalista se sintió en el paraíso, ahí, entre los fornidos brazos de su mejor amigo de toda su existencia. Sintiendo cómo ese calor se fusionaba con su calidez corporal, creando una armonía de temperaturas tan amena y deliciosa que era imposible pasar desapercibida. Su corazón se salió del ritmo normal para bombear con rapidez y enviar toda la sangre para teñir sus mejillas en un adorable y vistoso rubor. Escondió su perfecto rostro en la curvatura del cuello y hombro de quien le abraza para aspirar y esconderse en esa esencia que siempre le cuidó y apoyó como la ha venido haciendo Andrew desde que juraron ser mejores amigos por siempre.

—Lamento haberte dejado así de lado, no te lo mereces, Henri —susurró arrepentido el baterista.

—Te disculpo si tú me disculpas a mí, Andrew...

—Gracias..., muchas gracias.

Se separó de ese calor tras unos minutos más de confort, miró directamente a los ojos a Andrew y sintió su vista ser nublada por unas traicioneras lágrimas. Sólo en él puede confiar...

—Andrew, ya no sé qué estoy haciendo bien y qué estoy haciendo mal... —susurró Henri, mientras sostenía el atractivo rostro de su amigo entre sus palmas—; estoy asustado, Andrew. Me aterra saber que todo se salió de mis manos...

—¿Por qué lo dices, qué sucede? —Pidió saber el contrario al mismo tiempo en que sobreponía sus manos en las de Henri, comenzando a acariciarlas con mimo.

—Es que yo..., yo..., n-no lo sé..., lle-llevo tiempo queriéndolo saber, te-tengo una ma-mal presentimiento con lo que vaya a pasar... Y pase lo que pase, ¿siempre estarás conmigo, verdad, sin importar lo que haga o diga?

—Eso no se pregunta, sabes que pase lo pase, siempre estaré para ti y tú para mí. Por algo somos amigos, y no simples amigos, ¡somos hermanos del alma!

—Sí..., hermanos...

Ambos pares de ojos se miraron y Henri no lo toleró ni un segundo más, desviando su vista a un punto muerto del estudio que está a disposición para la banda; acercó su cara a la del que tiene el título de su hermano del alma y tuvo ese enorme impulso: quería besarle. Lo volvió a ver y Andrew no hacía más que sonreírle con comprensión e inocencia a los planes de Henri. Lo aprovechó. Se fue cerrando la brecha entre sus labios y los de Andrew y obtener ese contacto tan íntimo y placentero en todos sus aspectos habidos y por haber.

Estando a simples milímetros, con la sensación poniendo su piel de gallina, podían intercambiar sus alientos y respiraciones. Henri se vio aún más motivado, ¡Vinx no se resistía!

—¡¿Qué carajos sucede aquí?! —Preguntó Hinata.

El baterista reaccionó de inmediato, se separó y miró a su novio secreto con un brillo peculiar en los ojos: había extrañado tanto que el DJ irrumpiera sin permiso ni cortesía en su vida. Anhelaba volver a ver a Hinata en los momentos más, y menos, oportunos de su día a día. Aquellos instantes que le motivan a seguir día con día y enfrentar toda dificultad impuesta en su camino, necesitaba siempre de Hinata. No sabía lo que había pasado con Henri, pero, de alguna manera, agradecía internamente que Hinata haya llegado pues parecía que su reconciliación quería tomar otro camino al que debía dé. Se había asustado, ¿acaso Henri de verdad le quiso besar?, ¿por qué?

—Oye, tranquilo, Hinata —se defendió Henri con un matiz de molestia e ironía—. No debiste entrar sin permiso, tampoco.

—¡Perdóname por interrumpirte! —El DJ se sentía muy ofendido—, sólo vine para avisarles que la junta de valoración se cambió para mañana a las doce de la tarde. Ya, me retiro, pueden seguir haciendo... lo que sea que estaban haciendo.

—Hey, traga pelotas —cortó el paso del DJ con su llamado—, tú y yo tenemos que hablar y lo sabes.

—Lo sé, vendré después. Nos vemos, Vinx..., Henri.

El chico se fue como toda la diva que suele salir de su interior, abandonando a Henri con un muy amargo sabor de boca. A su parecer, el DJ actuó celoso y su mal presentimiento incrementó. ¡No podía ser cierto! Era más que imposible lo que su turbada mente, de pronto, había creado.

—¿De qué hablarás con Hinata?

—Sobre su ausencia y el trabajo, nada de lo que te debas de preocupar.

Henri hizo todo lo contrario, se preocupó y juró que averiguaría qué sucedía entre Hinata y su mejor amigo. Su mente le estaba golpeando con fuerte alucinaciones pero, vería mejor si sus ojos son los que presenciaban la verdad. En vez de quedarse con ese beneficio de duda, Henri se ahogaría con ese agudísimo lamento.

~*~

Hinata estaba sentado sobre el regazo de su novio secreto, disfrutando de esos exquisitos labios que tanto extrañó besar. A penas pisó un pie el suelo del estudio donde únicamente estaba Andrew y fue acorralado por el mismo para que le devoraran la boca tan sensual y lascivamente como sólo Andrew es capaz. Sus lenguas jugueteaban por el dominio, se compartían los labios, la respiración y la saliva en un lujurioso intercambio de sentimientos encontrados. El DJ iba para quejarse y toda protesta murió en cuanto una fría perforación besaba su boca. Andrew jugó sucio y acaparó la atención del chico de una manera más sencilla y eficiente.

No pudo negarse y ahora estaba en esa sesión de caricias donde se dedicaban cuanto podían, y querían, de conocer el cuerpo del contrario con tacto y elegancia. En pos de rememorar cada filamento que componía al que besaban y anhelaban. Sus manos, juguetonas y sedientas de placer y saber, recorrían centímetro a centímetro cualquier extremidad y parte que compone al que es su novio secreto; aprovechando ese sentido del tacto y grabar a fuego vivo cada imagen mental que se transmitía por medio de sus besos y caricias.

Un gesto donde expresan su cariño, donde emanan su amor, donde demuestran que buscan más que la simple satisfacción sexual que, buena o malamente, los llevó a unirse como ahora lo están.

Se separaron pocamente y sus leguas sostenían un notable hilo de saliva, Vinx lo rompió y se dispuso a besar las mejillas, frente, nariz, barbilla y párpados del DJ con afecto, necesidad y mucho amor. Repitiendo el camino cuantas veces sea necesario para dejarle en claro a Hinata que todo lo que siente es verdadero y necesario. Que Hinata es el único capaz de sacarlo de esa prisión que forjó en sí mismo al verse desesperado en la juventud.

Bajó sus labios hasta el cuello del DJ y se dispuso a saborearlo como bien le convenía. Hinata posó sus brazos a través del cuello de Andrew y se aferró con cariño a su novio, con tal de no perder ese calor que Vinx genera y le cuida.

—Así que de eso ibas a hablar con Hinata —sonó una voz que rompió el ambiente.

Vinx giró rápidamente y vio a Henri; todo, con la sensación de ser un déjà vu, se detuvo en un instante y asustó a los dos chicos atrapados en infraganti. No podía suceder de esa manera, Vinx quería que su mejor amigo lo supiera de otro modo y que comprendiera que la situación no es algo simplemente pasajero, quería que Henri comprendiera que lo que tiene y quiere tener con Hinata es real. Completamente real.

—Henri, yo..., de verdad quería decírtelo pero...- —intentó hablar con calma el baterista, más fue interrumpido.

—No intentes justificarte..., mierda, Andrew —respondió rencoroso el vocalista—. Contesta, ¿era de esto lo que tenías que hablar con Hinata?, o una cosa llevó a la otra y, mágicamente, ya se estaban besuqueando. Andrew, tú jurabas no hacer eso ni por todo el dinero del mundo, y mírate... ¡No me quiero enojar pero ¿por qué me lo escondiste?! Eso es lo que me enfurece, yo debería haberlo sabido antes que cualquiera.

—Henri, calma, si Andrew no te lo dijo es porque habíamos jurado que sería en secreto —intervino un molesto Hinata—, mierda, contrólate. No hicimos nada malo.

—Eres un hijo de perra, ¿por qué lo llamas por su nombre?, ¿por qué te tomas esta confianza? Es lo que me enfurece más de ti, Hinata. Eres un sinvergüenza, estoy hablando con Andrew, no contigo ni lo quiero hacer.

Hinata se levantó de donde estaba y encaró con toda su dignidad al precioso vocalista con rostro de ángel.

—Pues yo sí quiero hablar contigo, deja de acaparar tanto a Andrew.

—Mira quién lo dice...

—Oye, ya basta, estás siendo muy desconsiderado. Andrew siempre respetó todas tus decisiones y ahora que él está conmigo, en vez de procesarlo y ayudarle, suenas molesto y rencoroso..., ¿qué?, ¿estás celoso? Lo llegué a sospechar, y muchas veces, pero quiero hacerme la ilusión de que no es posible...

—¿Cuál ilusión?, ¿de qué hablas?

Andrew también se interesó por esas preguntas y sospechas de Hinata. ¿Será que en serio Henri llegó a gustar de él?, peor aún, ¿es él el tan aclamado amor no correspondido de Henri? No lo quería así, no podría soportarlo. Todo ese tiempo y sin llegarse a dar cuenta, todo se arruinaría. Andrew no sabría, honestamente, cómo reaccionar.

—Que estás enamorado de Andrew.

Henri no lo toleró más y en un impulso, le dio un buen puñetazo a Hinata en la mejilla. Andrew reaccionó y separó a su novio de su mejor amigo. El DJ se quiso soltar del agarre, ¡nadie le pegaba!, quería devolverle el golpe y con más fuerza al maldito de Henri. Estaban hablando y el vocalista fue quien empezó esa pelea. ¡Estaba siendo un irracional con la situación! Sólo pensó en él mismo y en lo que le convenía. Claro que no le conviene que Hinata esté con Vinx, nunca le convendría.

La respiración del vocalista perdió ritmo y estaba listo para volver a golpear a Hinata.

—¡¡No metas a Andrew en esto, pedazo de mierda!! —Gritó completamente furioso—, ¡esto es todo por tu culpa!, ¡si no se hubieran conocido, nada de esto pasaría y ambos lo saben!

Charlie entró apresurado con los gemelos siguiéndolo atrás. En cuanto vieron la escena, se petrificaron. Nunca habían visto a un Henri tan molesto y desquiciado, con ganas de golpear a un ajeno. Además de que Hinata también se veía más que molesto y con una hinchazón en su mejilla. Si no fuera porque Andrew lo detiene, esos dos chicos estarían en el suelo intentándose matar.

Hinata logró distraer a Vinx para que le soltara y buscó la forma de golpear a Henri: así fue. Le devolvió el puñetazo con mucha fuerza que le partió el labio inferior y unas gotas del líquido carmín fluyeron. El vocalista se limpió y estaba por ponerse a pelear si no fuera que Charlie lo detuvo y Vinx detuvo a Hinata. Ambos forcejeaban.

—¡Ya basta los dos! —Gritó enfadado Andrew—. Charlie, llévate a Hinata, yo hablaré con Henri. Hinata, hazme caso por una vez en tu vida, te lo pido, todo estará bien.

La mirada severa y firme del baterista asustó tanto al vocalista como al DJ, haciendo que bajaran el rostro para esconder la pena de su bochornoso acto infantil. Habían peleado por Andrew, eso sí que es absurdo. El novio secreto –ya no tan secreto– del fundador de CaNniBaL hizo caso y se fue con el bajista y guitarristas para dejar a Henri y Andrew solos en el estudio.

Andrew cerró la puerta y miró inquisitivamente a su mejor amigo, esperando una clara respuesta. Sabía el vocalista que: salida ya no había, su mal presentimiento se hacía materia terrenal en sus narices.

Henri cayó en completa desesperación y paranoia. Ya no podía seguir ocultándolo. Ya no podía seguir callándolo. Sus sentimientos se manifestaron funestamente y superaron toda razón restante. Su amor y su locura son mucho más poderosos que su fachada de ser imposible y fuerte.

Y ya todo el mundo lo sabe.

Todo mundo sabe que está enamorado. ¿De quién?, esa es la pregunta circunstancial en todo este embrollo.

—Henri —llamó Vinx la atención del nombrado—, luego hablaremos de mi situación; lo que ahora importa es lo que acabas de hacer...

—A-andrew... —sollozó su amigo—, y-yo, yo no..., ¡yo no quería hacerlo, en serio!

—Eso lo sé, siempre fuiste alguien de palabras y no de golpes, pero ya lo has hecho... Hinata está que explota, pensando que estás enamorado de mí, siempre vi que estaba celoso de ti... Pero, yo quiero saberlo, quiero que tú me digas la verdad. No estoy seguro de si sea lo mejor o no, pero debo saberlo y tú debes confesarlo; queramos o no, la vida te ha puesto de esta manera. ¿Es eso cierto? No pasará nada malo, como viste, no te haré nada de daño, físico, pero si es verdad, sólo..., sólo..., sólo quiero a mi mejor amigo de vuelta.

Henri bajó la mirada abochornado y descubierto. Hasta aquí llegó su secreto, su mayor tesoro y perdición: la persona de la cual está perdidamente enamorado. Ya no puede buscar excusa alguna, Andrew lo ha orillado al final del camino y dejarse caer al vacío ya no sería su opción. Además, no puede seguir ocultándolo, ya lo decidió: quería estar con quien ama, por sobre cualquier cosa aunque sabe que costará. Ya no se rebajaría, ya no sería un simple objeto sexual que atrae por su rostro y no su persona. Ya estaba harto, quería ser visto como humano. Quería ser visto. Quería ser amado.

Inhaló hondo y encaró con plena seguridad y honestidad a su mejor amigo:

—No —confesó—. No estoy enamorado de ti, Andrew.

~*~

Una vez hecha esa confesión, Henri se dispuso a explicarle la situación a su mejor amigo: Por más que lo parezca, no está enamorado de Andrew. Llegó a pensarlo y considerarlo, pero por más que le buscara, no se veía atraído de tal manera amorosa por su mejor amigo. Sexualmente sí llegó a hacerlo pero supo que oportunidad de saciar la curiosidad nunca habría, así que desistió. Tanto fue el amor de hermanos que Henri siempre verá a Andrew de esa manera: su hermanito que quería parecer ser fuerte cuando, en realidad, es un niño llorón y asustadizo. Quiere preservar lo mismo que el baterista: su inconmensurable amistad. Alicia, su madre, tenía razón: no hay nada mejor que dejar en claro las cosas.

Hablaron de otros tópicos más que serán posteriores en importancia, pero que fueron de gran ayuda para los dos amigos para recuperar su confianza que cimienta su amistad como una de las más fuertes jamás vistas.

Después de ello, Vinx quiso saber la identidad de hombre del cual Henri está enamorado, recibiendo por respuesta una sonrisa y un rubor que le dejó con más dudas que respuestas, parecía que no le iba a responder. Henri agradeció que no insistiera, aún no podría desvelar esa identidad. No hasta que deje en claro la situación con McGiffen. No quería dañar a tan buen hombre, le tiene un enorme cariño y quiere hacer las cosas bien. Empezando por hablar con el productor y decirle la verdad: no puede amarlo como él lo ama.

Se siente mal por ello, pero se sentiría peor si no hiciera algo al respecto. Debe respetar la dignidad y persona de McGiffen, aquel hombre le llenó de cariño, apoyo y regalos que le desmotaron que es un hombre al que le debe mucho. Siempre tendrá un espacio en su corazón y quería que las cosas no terminaran mal. No lo harán, porque quedó con Robert que nunca combinarían el estado laboral con el sentimental, todo estaría bien hasta que se acaben los tres años del proyecto. Es mejor así, tampoco debía ser desconsiderado, descarado, ni mucho menos cínico.

Por parte de su relación con Alexis..., bueno, eso es más complicado que lo que tenga que ver con su actual novio secreto pero, con todo lo que ha decidido de su vida, lo mejor es acabar ese “contrato” con él...

Se dirigió, con la mente hecha bola por no saber cómo encarar el tema con McGiffen, a la oficina del dueño de la industria. Su semblante estaba nublado y perdido. Fácilmente puedes confesar el secreto más importante del universo a Henri y seguirá siendo un secreto que nadie sabrá, pues él no te hará caso ni te escuchará. Caminó en automático y llegó justo en frente de la puerta. Pensó en tocar, pero mejor no: total, McGiffen estaba siempre libre a estas horas de la noche que se cernía sobre esa mediana ciudad. Siempre que estaba ocupado a esas alturas del día era porque estaba teniendo relaciones con Henri, por tanto, entrar de sorpresa, incluso, sería gratificante para el hombre.

Abrió la puerta y el que se sorprendió de mala manera por segunda vez en el día, fue él.

Todos sus buenos pensamientos sobre McGiffen se han esfumado con unas fracciones de segundo con la escena que apreciaron sus tristes y decepcionados ojos: estaba Robert teniendo relaciones con Lindsey, la amargada secretaria del guapo hombre que juraba amarlo más que nada en el mundo. La mujer estaba de espaldas, montando al importante productor y tapándole la vista de que Henri está presente.

Sus labios temblaron y sus ojos se vieron sucumbidos por los salados caminos que se formaron por sus bellísimas mejillas. No pudo evitar sentirse traicionado por segunda vez en el día. Cuando por fin todo comenzaba a mejorar, cuando pensó que él cambiaría para bien: recibió su karma bien merecido.

Le escondió muchas cosas a Andrew, entonces él le escondió algo tan crucial como su relación con Hinata y el embarazo de Alexandra.

No pudo evitar a Alexis y se acostó en repetidas ocasiones con él aun cuando estaba de relación con McGiffen, pues éste le devuelve el golpe resultando que Robert se acostaba con Lindsey.

No se podía quejar, sabía que se lo merecía. Había sido un monstruo con quienes más aprecia, y ahora él veía que el que le devuelvan el favor es mucho más doloroso como reparador. Por fin comprendió, había actuado impulsivamente y no midió que, obviamente, las consecuencias serían terribles.

—Lo siento por interrumpir... —dijo Henri para llamar la atención de los lujuriosos amantes.

Se detuvieron y lo miraron. Lindsey de reojo –sonriendo con una malicia muy cruel en todos sus actos–, y McGiffen con sorpresa. Cruelmente, la secretaria volvió a montar al hombre para distraerlo, ella no pensaba irse y quería escuchar todo lo que sería el final de Henri. Ella misma esperó por este momento mucho tiempo. Robert jadeó e intentó detener a la mujer, más no podía, ella era, extrañamente, un imán que le impedía contradecirla.

—Henri, yo, puedo explicarlo... —Sin embargo, por Henri, McGiffen logró zafarse de la mujer y, mientras se arreglaba, intentaba acercarse al que era su novio secreto—. Debí decírtelo, ¿no?

—¿Qué cosa?, ¿esto? —Preguntó en un susurro roto el vocalista.

Eran demasiadas emociones por un día. Creía que colapsaría en cualquier instante, todo le daba vueltas y le rompía el cuerpo poco a poco.

—Nos vamos a casar —respondió esta vez Lindsey—. Tenemos casi tres meses de comprometidos, y es natural que una pareja tenga relaciones. No te preocupes, no te tengo rencores porque te hayas acostado con mi prometido.

—Lindsey, basta.

—¿Eso es cierto? —Pidió saber Henri con toda esperanza rota—, ¿desde cuándo son pareja?

Robert lo miró con culpa y arrepentimiento: —Siete años.

—¿Fui... tu amante?... Oh, no, no... ¡Cómo lo siento, Lindsey! Yo no lo sabía, de verdad que no lo sabía...

La secretaria se alzó de hombros y siguió acomodando su ropa sin ver a los dos hombres, pero escuchando atentamente a lo que vayan a hablar. Tenían que hablar aquí y ahora, fueron atrapados, Henri merecía respuestas por más que sea el simple amante pasajero del insaciable de su prometido. Ella lo supo hace tiempo y lo platicó con McGiffen, el hombre se arrepintió tanto que pedía que se separaran, que él no merecía el perdón de su novia ni de Henri. Sin embargo, malvadamente, Lindsey aprovechó y se comprometió con McGiffen a cambio de su perdón y de que abandonara a Henri. De ahí la razón por la cual el productor ha estado tan distante con el vocalista, buscando el momento de terminar con él.

Henri por fin lo entendió.

—¿Estás enojado, cierto?

—Más que eso, estoy decepcionado, Robert. Me dijiste muchas veces que me amas, que me querías. Me utilizaste vilmente para satisfacer algún capricho y te dejé usarme porque estaba desesperado. Quería amarte como tú decías amarme, quería dar todo de mí y ser alguien digno de acompañarte adonde sea. Ya entendí muchas cosas: por eso nunca salíamos a lugares, muy pocas veces me invitaste a salir y a tu casa. Por eso nadie debía saber de mi relación contigo. Por eso te alejabas tanto de mí cuando había gente. Por eso pasabas tan poco tiempo conmigo. Por eso nunca te importaba realmente lo que sentía o me pasaba. ¿Sabes? Es lo de menos, me lo merezco: yo igual te engañé con otro hombre varias veces. No sabes lo mal que me sentía cuando lo hacía, lo mucho que me odié y me odio por todos mis errores, ¿y sabes por qué, Robert? Porque no me sentía digno de merecerte ni a ti ni a tu supuesto amor y ahora todo se volvió mierda. ¿Quieres que me moleste? Bien, sólo te diré que eres un grandísimo hijo de puta... Me ilusionaste mucho..., gracias por todo, Robert McGiffen.

—Henri, por favor..., no quiero que haya rencores entre nosotros...

El vocalista rio dolido y falsamente: —No dudes de que habrá rencores, pero está bien: sé disimular perfectamente. Yo jamás te conocí más allá del trato laboral. Les deseo lo mejor a los dos, y lo digo en serio. Y Lindsey, no te preocupes, no seré nunca más una molestia.

—Eso espero... Será mejor que te vayas, esto luego se vuelve incómodo.

Henri pasó una mano por su boca y se tragó sus llantos. Asintió dándole la razón a la grosera mujer y se retiró de ahí con la dignidad sobrante. Cerró la puerta de la oficina que guarda tantos secretos como anécdotas que se guardarán en el roto corazón de Henri, todo terminó con McGiffen. Terminó de la peor manera, pero ya se ha finiquitado como se debía. Ambos se traicionaban: no valía la pena su relación. Hasta ahora se daba cuenta de que eran un capricho pasajero, uno más fuerte que otro. Pero capricho a fin de cuentas.

Caminó mientras lloraba, maldiciendo su suerte, su vida y sus circunstancias. Se odiaba tanto por culpa de querer amar.

Se sintió acorralado, enjaulado en ese enorme espacio vacío que es su propio dolor. La sensación cernida sobre él sobrepasa cualquier tipo de voluntad; ya sea propia o forzada, no importa en absoluto. Está completamente solo. Él mismo provocó el alejar a todos, pues, cual vil masoquista, se ahogó en sus penas y dolores tan placenteros. Compungido, adolorido, masacrado. No había más, ¿verdad?

Ya no hay oportunidad alguna, todo se acabó sin recién desarrollar. Toda opción se descartó porque así lo quiso. Cambiar de dirección es algo inalcanzable para el pobre angelito de ojos azules: dos paredes al este y oeste; otras dos tapando su norte y sur; y la que lo vuelve claustrofóbico de sus penas: la que hace de techo en esa diminuta cárcel como techo de sus pecados. No es nada más que su perdición. Está encerrado y quiere que alguien lo ayude a salir. No era justo, simplemente no era justo. ¿Qué tanto había que hacer para salvar las pocas boronas de amor que le quedan?

Todo acabó.

Y él fue el último en darse cuenta de ello.

Si pudiera hacer o pedir un deseo al respecto, no dudaría en tomarlo y revertir las cosas. Por más lejano o complicado que sea, no dejaría ir esa pizca de luz. El sutil susurro del futuro sigue siendo un débil hilo de aire que le invita a seguir intentando salir de su cajita de cristal. El aroma de la corrección le inspira a borrar toda cicatriz que dibujó en su cuerpo por la búsqueda del imposible amor. La luz de redención le llenaba el pecho de esa vitalidad que ya veía perdida. Haría que esa vana oportunidad reviva y le deje continuar viviendo..., que le deje por fin ser feliz.

No pudo más, en cuanto abrió la puerta del estudio donde estaban Hinata y Andrew, supo que todo acabó con él. Henri había sucumbido hasta la última gota de vida: ya no podría hacer algo más. Ya no quería pelear, ni gritar, ni llorar. Quería que alguien lo levantara. Estaba cansado, y lo demostró.

Cayó de rodillas y lloró como nunca antes lo había hecho.

Hinata, a pesar de la pelea, se asustó y fue a ayudar al chico para que se levantara. No podía hacerlo, vio a su novio y éste entendió lo que el DJ quería. Se acercó y cargó a su mejor amigo como una princesa hasta llevarlo a Laura y dejar que llorara en un lugar más cómodo y suave.

Lloró, lloró y no dejó de hacerlo hasta purgar las penas. Intentaba calmarse pero no podía, su cabeza dolía y daba vueltas, sentía que todo se movía a su alrededor y que ya tuvo suficiente. Se recostó en el hombro de Vinx y soltó toda pena. Fue mudamente consolado por las caricias de su mejor amigo y de Hinata; sorpresivamente, el DJ le veía con preocupación y tristeza. Debía, entonces, de verse en muy mal estado.

—Soy un grandísimo idiota... —Dijo al final Henri—. ¿Podrían dejarme solo aquí? No quiero ver a nadie, por favor...

—No creo que sea buena idea, Henri, no te ves bien —respondió dudoso Andrew.

Tenía planeado salir con Hinata, debían hablar de muchas cosas. Pero, por como se presenta la situación, era mejor quedarse hasta entender qué tenía Henri. A decir verdad, Andrew estaba asustado de que su mejor amigo haga algo que no deba dé. El DJ parecía de acuerdo con su novio y calladamente esperó a ver qué seguía por hacer.

—Por favor, Andrew —pidió Henri de forma seca—. Si en verdad confías en mí, déjame solo. Quiero estar solo y ya. No haré nada, pero hazme caso, no quiero ni verte a ti. La verdad, eres de los últimos a los que quiero ver. Ten confianza en mí, y váyanse.

Andrew suspiró, sabía que no estaba en postura de pedirle cosas a Henri, después de todo, le escondió muchos secretos importantes. Sabía que no debía interferir si quería tener el completo perdón de su mejor amigo. Aun así, no dejaba de tener miedo de lo que sea que vaya a hacer su hermano del alma. Sin más lo miró y respondió con firme voz y vista seria:

—Está bien. Nos vemos mañana, Henri.

Se acercó y besó la frente de Henri con sumo cariño y afecto. Un gesto que no tuvo con su amigo en mucho tiempo y que ahora, sin pena ni miedo, lo hizo porque confiaba en su mejor amigo y sabía que todo estará bien, por más que le cueste entenderlo.

Hizo una seña a su novio y este, antes de retirarse con el baterista, se acercó a Henri y lo abrazó con fuerza y cariño. Ambos tenían un pómulo morado y el alma con mucha duda moral.

—Lo lamento, no debía ser así contigo. Pero, por Andrew, no hagas nada extraño. Te quiero como cuñado, veas por donde le veas.

Henri sonrió por la impertinencia del DJ y lo comprendió: él y Andrew están hechos tal para cual.

Esperó a que se fueran del estudio, miró el reloj para cerciorarse de que ya eran pasadas de las once de la noche y se volvió a recostar en Laura. Una siesta estaría muy bien. De verdad no haría nada extraño como lo más seguro pensaba Andrew; el suicidio no es lo suyo y nunca lo será. Por más que duela, Henri prefiere vivir y descubrir que interrumpir y quedar en el olvido...

~*~

Despertó con dolor de cabeza, se quejó y miró de reojo el reloj que vio antes de quedar completamente dormido en Laura: eran las doce con seis minutos. No durmió casi nada y se sentía más cansado que antes de haber caído en brazos de Morfeo. Sin duda alguna, Laura es muy cómoda pero no ha tenido el descanso que desea tener. La cabeza le mataba a horrores, sería mejor irse y en su casa ya pensaría qué hacer. Probablemente falte al trabajo uno o dos días. Si McGiffen tiene un poquito de dignidad y respeto por Henri: le pasaría por alto esas faltas.

Se sorprendió de algo: tenía puesta una manta.

Volteó su cuerpo y vio a Alexis. El manager estaba viendo a la nada, esperando. En cuanto sus ojos se encontraron, Henri no pudo evitar desviar la vista y querer volver a llorar. Por fin fue el manager quien arribó para cuidarle. Tanto dolor y por fin volteó a verle.

—Te vez mal, ¿cómo te sientes? —Preguntó con voz de seda y tan varonil como siempre él la tuvo.

—Mal, la cabeza me está matando...

—Debes de tener hambre..., será mejor que te lleve a tu casa y que descanses...

—¿Te quedarías conmigo?

Alexis acarició la mejilla del chico y sonrió con sinceridad: —Hasta el fin del mundo.

Henri sintió su corazón explotar. Por primera vez, en tanto tiempo, sintió una oportunidad. Sintió que sí, tal vez, sí que Alexis le corresponde con el mismo sentimiento que Henri le tiene: su amor no correspondido puede ser lo contrario.

El hombre del que está enamorado Henri, masoquistamente, es Alexis. Y todos, fueron los últimos en saberlo.

CONTINUARÁ
#$%#$%#$%#$%#$%#$%#$%#$%
Perdón por las faltas de Ortografía.

Notas finales:

#HenriPasivaBB

#PeleaDePasivasRabiosas

#McGiffenPuto

#YaSeSabeLoObvio

(Ya saben, usen el que quieran)

MIRAKU: Ya saben que Charlie, el siempre buen amigo Charlie, nos acompaña en estas transmisiones porque es al que mejor confianza le tengo después de mi almohada de emoji que tengo desde hace unos años. ¡Hola, roqueros!

CHARLIE: O sea, ahora sí preparaste tus notas para antes y después del capítulo y tratas de no editar nada. ¿Eres así de floja?

MIRAKU: Lo que pasa es que es el saludo, como si fuera Youtuber pero escrito, ¿me comprendes, viejo? Como sea, ¿ya vieron? Estaba calrísimo el amor no correspondido de Henri. Creo que todo mundo lo sabía pero ya lo tenía planeado de esa manera desde que comencé el fic y no lo quise cambiar. Alexis es perfecto. Además, aún van a descubrir porque su historia aún no tiene desenlace. Muajajajajaja. ¿Qué les pareció la casi pelea? Me dio risa escribirla, si les soy sincera.

CHARLIE: Estás enferma.

MIRAKU: No, claro que no, irradio salud *tose y se muere a los vencedores* Okno. Como sea, cualquier cosa, aún hay dos capítulos posteriores que explican los cabos sueltos de este capítulo, don´t worry. Ahora, ¡dos curiosidades! (si es actualización doble, cuatro en total, ¿no?):

  • 3.- El capítulo del cumpleaños de Hinata y su visita a Jacob son capítulos que se pueden acomodar como uno quiera, cualquiera puede ser primero al otro y viceversa; esto es porque no tienen un hilo temporal que afecte al original (¿sí me entendí?)
  • 4.- El primer capítulo del fic. fue escrito casi un año antes de que diera comienzo al proyecto y lo publicara, así de confianza le tenía a esta historia Xd (pobrecitos).

MIRAKU: Eso es todo (es difícil escoger curiosidades que no den spoilers importantes sobre la historia), espero con ansias sus reviews. Leo sus reviews todo el tiempo y éstos me inspiran y motivan a no rendirme, créanme que enserio hacen un fuerte efecto en mí sus bellas palabras (ya parezco disco rayado, pero ya n sé cómo poner las palabras finales sin que me oiga cada vez más mamona de lo que ya. Hice Espárragos. Los Preparé con Mucho Esfuerzo). Así que espero sus reviews con amor porque, ya saben, un review es alimento para el alma del escritor. Y espero poder actualizar ya normal, esto de la doble actualización no, no, no me convence del todo. Despídete, Charlie.

CHARLIE: ... Suficiente, cada vez te entiendo mucho menos. Me largo de aquí.         

Los Quere Musho, Miraku, SAYO~


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).