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Y ante todo, ¿por qué él? por Miraku

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Notas del capitulo:

Holiiiis. Como cada semana debe ser, ¡el nuevo capítulo ya está listo!

Ahora sí lo edité, así que está muy bien mejorado. Igual, cualquier anomalía, me avisan.

Sin más, a leer:

El programa había acabado ya. Andrew se sentía asustado y, en esos instantes, repudiaba a su propio cuerpo por responder carnalmente ante el baile de otro hombre. Un macho, corrección, un maricón le había encendido de una nueva forma. Eso jamás, nunca de los nunca, ni siquiera a Henri, lo confesaría. Debió ser un error instintivo. A Andrew le urgía sexo..., pero ya había tenido ayer en la noche ¡qué importaba! Necesitaba sexo a la de ya. Obviamente con una mujer y con las ganas de deshacerse de ese cosquilleo en la parte baja.
            Cuando estuvieron fuera del aire, Andrew empujó a Hinata para tirarlo bruscamente al suelo, ya que el DJ no se bajó de su regazo hasta que el programa dio su despedida, y se fue del escenario rápidamente con dirección a los baños. Debía enjuagarse la cara y respirar.
            Lucy Moon podría y debía ayudarle. Así que salió de los sanitarios y fue caminando en busca de ella. A pesar de su nerviosismo y desesperación, se le veía calmado y sereno. Escuchaba cómo todos hablaban de la tonta escenita que se formó allá con suma emoción y diversión, más lo dejó pasar. Porque por uno de los pasillos en que iba caminando, Lucía apareció bastante feliz. Y cómo no, si le habían avisado que el servicio de llamadas está a reventar y que habían tenido el triple de audiencia que en tres años ha logrado juntar, además de con un 96% de aprobación; estaba contenta. El guapo baterista la interceptó y le tomó del brazo derecho para llevarla cerca de los camerinos. La mujer se sorprendió más lo siguió sin rechistar, Vinx tenía el gesto muy serio. El baterista era guapo y fácil de seducir; si él le dejaba y ofrecía un rápido momento de pasión, se lo daría sin dudar. Además de que la conductora también tenía muchas ganas de algo con Vinx.
            Andrew pegó a Lucy contra la puerta del camerino de ésta y sin pudor bajó una mano a la parte íntima de la conductora para comenzar a masajearla ferozmente, mientras que con su extremidad libre dejó sin escapatoria a la conductora pues pasó sus brazos encima de su cabeza rubia. Era obvio que quería algo más que simples agradecimientos. La mujer sonrió con lujuria, empujó como pudo a Vinx, abrió la puerta de su cuarto y  jaló dentro al rubio. Andrew se sentó en el cómodo sofá que allí había, Lucy entró y cerró con seguro. Tenían libres las próximas tres horas antes de que el fundador de CaNniBaL se fuera junto con su demás equipo (eso porque debían cerrar el trato con el señor McGiffen y recibir la buena paga propuesta por la entrevista a esos dos huracanes). La mujer rubia se quitó el vestido sin soltura, dejando ver una pequeña ropa interior y sus exuberantes y redondos senos; y se acercó al baterista con fiereza mientras él se quitaba la chaqueta y playera.
            Henri suspiró satisfecho y agotado. Por fin ese tonto programa había acabado. En su interior, él se sentía molesto. No le agradó mucho el baile sensual de Hinata que le hizo a su mejor amigo. O sea, no podía negar que el DJ sensación se viera muy bien y que realmente sepa moverse; pero ver a su amigo en aquella situación y con ese gesto, le demostró que no fue lo mejor planeado. Aunado de que ese acto final sobreexplotó las visitas, Henri, no tenía derecho a quejarse. Pronto algo le llamó mucho la atención: ni Andrew ni Hinata estaban a la redonda. Por curiosidad, más que por otra cosa, decidió ir en busca de esos dos problemáticos.          
            Cuando entró en la zona de los camerinos que fueron cedidos para su estadía, vio que la puerta donde se supone debe estar Hinata estaba semi abierta. No queremos llamar espía o chismoso al ángel de Henri, pero, disimuladamente, echó un vistazo para asegurar que de verdad el chico de cabellos morados estaba allí. Eso le calmaría un poco más y ya sólo faltaría buscar a su mejor amigo. Así que, disimulando que solo iba de paso, Henri fue caminando en horizontal a la puerta y dio un vistazo; alcanzó a ver a Hinata, el chico estaba sentado en el sillón de aquel pequeño cuarto y no se veía muy feliz. Sorprendido, Henri dio reversa a su caminata y decidió fijarse mejor para comprender la razón de tan triste gesto por parte de ese lindo chico. Y ya con un mejor ángulo, Henri vio que había alguien más hablando frente a Hinata; era el chico alto y flaco que siempre lo acompaña. Su manager, seguramente, pues se encarga de todos los asuntos legales y demás cosas sobre el DJ sensación. Ese chico de bellos ojos aguamarina y de contextura muy delgada se notaba afligido y molesto, y hablaba de cosas que Henri no podía escuchar con claridad, para él, sólo eran vagos murmuros lejanos. Lo que le llamó la atención era el gesto de Hinata: serio y perdido en un punto muerto de la nada. Sus ojos no seguían un rumbo definido, eran unos libros completamente abiertos. Aquellos ojos rojizos y extremadamente grandes, para ser de hombre, eran la clave a ese chico. Aquellos ojos sufrían y estaban tristes. Hinata sufría y estaba triste. Henri se sorprendió de la facilidad con la que se puede leer aquel DJ con sólo ver sus ojos, pero eran los orbes más expresivos que jamás vio. Tal vez, si Hinata se deja, le gustaría hablar con él y saber qué le pasaba. Después de ver esos ojos, Henri se comenzó a preocupar más de lo debido por ese lindo DJ que abiertamente se declara homosexual.
            Decidió irse, aún no era momento de saber la razón de esa expresión por parte de Hinata. Igualmente le faltaba buscar a Andrew. Ese estúpido baterista pude estar donde sea y no le importaría preocuparle a sus amigos. Pero Henri no era un simple amigo más, no, él era su mejor amigo. Debía encontrarlo y hablar con él. Tal vez y Vinx quiera desahogarse de aquella tortura que le debió provocar el recibir un baile sensual de Hinata. Y el vocalista sonrió inconscientemente, aun sabiendo su influencia sobre el guapo baterista.
            Llegó a la zona del camerino de Lucy. Era, por supuesto, mucho más grande que los otros y más lujoso. Ese era el estudio del programa de Lucy Moon, después de todo. “Lucy’s Gossip!” No era cualquier cosa, era el programa que te daba la llave a más invitaciones con más importancia o puede ser el programa que te deje en el ridículo y crítica. No había otro camino. Así que Henri comenzó a caminar por ese lugar. Tal vez sea buena idea preguntarle a la propia Lucy si sabía dónde estaba o a dónde fue su mejor amigo. Eso suena bien. Con esa dulce e inocente idea, Henri se acercó a la puerta del camerino de la mujer rubia. Subió los tres escalones que te conducían a la puerta y justo antes de tocar escuchó algo... no, no escuchó algo, escuchó a alguien.
            Eran gemidos. Gemidos femeninos.
            ¡Eran los gemidos de Lucía Moon!
            Y no sólo eso, alcanzó el vocalista a oír el movimiento de un mueble y... los inconfundibles jadeos de Andrew.
            Con la cara roja de vergüenza y enojo, Henri retrocedió y abortó a su misión de preguntarle a Lucy Moon por el paradero de su mejor amigo, ya lo había encontrado. Él estaba bien, muy bien... follándose a la conductora del programa. Ahora sí que lo escucharía ese estúpido amigo suyo. Henri se sentía traicionado y molesto. Conocía los impulsos y gustos de Andrew por el sexo. Henri sabía que el sexo era casi un ritual para su casi hermano. Pero esto era el colmo. Follarse a una señora, porque Lucy Moon está por llegar a los cincuenta, sólo porque tiene senos grandes, aunque sean reales, y sin arrepentimiento. Eso era obra de Andrew. Aunque no podía quejarse ni rechistar, porque Henri hacía lo mismo y, lo peor, más seguidamente. Los hombres mayores le atraían más que los jóvenes.
            Pasaron casi tres horas y ya todos estaban listos para retirarse de los estudios de Lucy Moon. McGiffen estaba contento de los resultados adquiridos por sus minas de oro. El haber recibido casi el triple de lo que se ofreció para la aparición de esos dos huracanes de la música en el programa, era cosa de celebrar. Definitivamente, Hinata y Vinx hacían el mejor equipo del escándalo. A la gente le gusta ver a los famosos y participantes de programas pelearse por cualquier cosa. Pelear es algo normal en esos dos. Los negocios salían en favor de McGiffen hasta este momento.
            De la nada llegó un Vinx sumamente tranquilo, y hasta algo feliz, junto con ellos. Él también estaba listo para irse. El rubio cabello del baterista estaba desalineado y el perfume caro de Lucy impregnó las fosas nasales de su mejor amigo. Ni corto ni perezoso, Henri se acercó a Andrew para que luego se alejaran del grupo y tener más privacidad mientras lo regaña. Le jaló un mechón de cabello para que su oído quedara a la atura de su boca de cantante. No es culpa de nadie que Andrew sea extremadamente alto.
            —¿Es enserio? —Preguntó un molesto Henri—. ¿Te acabas de follar a Lucy Moon?
            —Hey —respondió un tranquilo Vinx—, calma, Henri. Yo no diría follármela, más bien fue una interacción íntima con intercambio de fluidos.
            —Es lo mismo, te la follaste y punto. ¿Cómo pudiste?
            —No lo veas de esa forma, no fue tan malo. La mujer aún se conservaba. Lo hice y punto. Ella se dejó y punto. Y se notaba que quería algo conmigo, es inevitable, soy demasiado atrayente e irresistible.
            —¿No tienes vergüenza?
            —¿Por qué debería? —de pronto, el baterista sintió algo en su boca. Al sacarlo se dieron los dos amigos cuenta de que era un cabello rubio chillón y ondulado—. ¿Cuándo llegó eso a mí boquita?
            —¡¿Pues qué tanto le hiciste?!
           —Corrección: qué tanto hicimos. Fuimos ambos. Decir que sólo fui yo me hace parecer un violador en potencia, cosa que no lo soy. Y sólo fue oral y penetración, nada del otro mundo.
            —¿Le hiciste un oral a ese fósil?
            —Claro que no. Ella me lo hizo a mí. Es una mujer con experiencia, así que no estuvo mal. Y ella dijo que logré que se mojara después de mucho tiempo; es un logro para mí como hombre porque su orgasmo sí que fue real, ¡se vino más veces de las que pude contar! Y ya te dije, no está tan mal, dijo que me iba a dar a mí especialmente un bono extra. ¿No quieres que te compre algo bonito, te lleve a comer a donde tú quieras y te consienta?
            —¡Te vendiste! —Exclamó ofendido el vocalista—. Lucy te pagará por haber tenido sexo con ella... ¿Y lo aceptaste?
            Andrew se encogió de hombros, sonriendo apenado. Si se lo decía de esa forma, sí sonaba feo; pero él no buscaba dinero. Lucy se lo ofreció como muestra de gratitud. Era obvio que ya probablemente no se vuelvan a ver, era ahora o nunca tener algo con esa rubia casi cincuentona. Su amigo tenía que ser el que le recordara sus malas mañas... era él o se salía más de control...
            —Pero igual quiero que me lleves a comer a un buen restaurante y que me compres algo, iremos mañana y no diré nada sobre tu bono extra. —Agregó su mejor amigo y se fue de allí. Ya tenían que retirarse y el señor McGiffen estaba a la espera de ellos dos. Henri sonrió al ver a McGiffen quien los esperaba, se acercó a él y, antes de salir, le guiñó sensualmente.
            Andrew sonrió satisfecho. Henri adoraba ser consentido, si con eso se callaba y se ponía feliz, entonces Andrew le daría todo capricho a su mejor amigo y razón de sonreír. A pesar de todo, Vinx no era del todo feliz.
            Mientras iban de camino –la compañía les hizo la cortesía de ir a dejar a ambos músicos a sus hogares–, estando con la misma acomodación, Andrew notó más distraído a Hinata. No es como si le importara, pero sí que le impresionó verlo de esa forma. El chico de cabellos morados estaba viendo la ventana completamente recargado contra la puerta del transporte. De sus audífonos se alcanzaba a escuchar la música que Hinata gustaba. Era una canción cantada en español y algo vieja, Andrew la llegó a ubicar superficialmente. Pero lo que más le robaba la atención era el gesto de Hinata, estaba claramente incómodo y hasta triste. Sus ojos lo delataron. A través de las luces de la noche que prendía a la ciudad que crió al fundador de CaNniBaL, la silueta de Hinata se veía más clara, tenía un poco de frío. Debido a su conjunto y los ligeros temblores por parte del DJ, Vinx lo pudo deducir muy fácilmente. Hinata estaba perdido en sus pensamientos, viendo al exterior mientras la música dio el fondo entre ellos dos. En ese momento, Vinx sintió que sólo estaban ellos dos y le quería gritar. Le quería gritar que era un estúpido homosexual y que su bailecito tendría consecuencias... Y también le quería gritar que dejara de poner ese gesto, le dolía a él también verlo de esa forma. Hinata era débil y frágil. En esa fría y lúcida noche, Vinx se dio cuenta de ello.
            Al llegar a su pent-house, Vinx fue recibido por la cara de consternación de su novia. Genial, el dormir aún no era su siguiente tarea por realizar. Tendría una larga plática y una posible pequeña pelea sobre ese jodido programa... Además de que debía confirmarle a su novia que se acostó con la conductora del mismo chisme para evitar cualquier problema o extraña explicación.
            Lunes por la mañana, había que empezar el día y semana. Ya CaNniBaL y DJ Hinata llevaban una canción terminada y aceptada, dos más estaban a la espera de ser grabadas y puestas en prueba. El trabajo fluía de acuerdo al plan. Pero la convivencia no del todo. Esa fresca mañana Hinata llegó al mismo tiempo que Vinx. El baterista estaba sorprendido de la apariencia del chico. Ahora traía el cabello de color azul oscuro y mechas blancas. El peinado era el mismo pero ese color, de alguna forma, lograba resaltar el rojizo de sus orbes. Vinx, igualmente, estaba molesto con Hinata por lo que sucedió en “Moon’s Gossip!”, ese baile manchó su código moral como hombre. Nada le iba a quitar ese hecho, y era enserio, le molestaba en esos momentos ver a ese DJ maricón.
            Lo vio con tremenda furia y pasó de largo al más bajo de estatura. Hinata vio la mirada del baterista y entendió que era cierto: hizo una verdadera estupidez. Su manager, al terminar la transmisión, se lo llevó a su camerino provisional y le dijo que lo que hizo tendría serias consecuencias sobre él mismo. Su manager, además de ser su gran amigo y persona de confianza, fue pareja sexual de Hinata. De alguna manera, terminaron bien pero igualmente ese flaco chico conocía perfectamente al DJ y sabía que esa escena que montó en el escenario le afectaría emocionalmente. Porque Hinata al ver el rostro de espanto de Vinx, no dudó en sentirse mal por ello. Se sintió mal por él mismo y por el baterista. A penas y lograban llevarse y ahora con eso los devolvía a la situación inicial: cero de tolerancia, cien de peleas.
            De verdad que le molestaba eso a los dos huracanes.

Henri llegó tarde a los estudios debido a que se quedó dormido, muy tarde arribó. Había olvidado poner la alarma y eso era un problema. Andrew le había dicho que ese día deberían grabarle cierto tipo de coros que querían agregar a las canciones. Henri casi no trabajaba debido a que todo era del tipo instrumental, y Henri se negaba a volver a tocar un violín o piano o lo que sea. Ya no tenía seguridad de sí mismo. Grabar esos coros y ayudar en lo que pudiera era lo único que podía aportar, estando a la espera de los sencillos donde sí que participaría. Era lo menos que podía hacer y falló en la puntualidad, eran ya cerca de las tres de la tarde. Si aún podía trabajar, lo haría, pero le daba pena ese deslice que tuvo.
            El guapo vocalista entró con naturalidad, claramente bien actuada, a los estudios. Saludó a la recepcionista en turno y le deseó buen día, la chica le hizo lo mismo. Se dirigió al elevador y presionó el botón del último piso y esperó a su destino. Siempre le sorprendía la vista que le regalaba la subida así que una vez más la apreció. Se sorprendió que se detuviera muy pronto, ¿ya había llegado? Al voltear, Henri se sorprendió de quien había entrado al elevador: Era el señor McGiffen. Quien, al ver al guapo vocalista, le sonrió con calidez. Ese gesto sonrojó al cantante de rock. De verdad que ese hombre era muy atractivo.
            Para nosotros no es secreto que Henri le ha estado mandando miradas sugestivas al importante productor. Y era inevitable, de verdad que le atraía ese hombre; era muy amigable, sonriente y guapo. Siempre ha demostrado una sonrisa a pesar de los problemas que le han traído Andrew y Hinata en ese corto tiempo. Y eso lo agradecía Henri. McGiffen les alentaba y les deseaba un buen día cada que se veían. Pero eso era de apariencia entre ellos dos. Pues, en el mes que ya ha estado trabajando en ese lugar, a espaldas de todos los demás, Henri buscaba la atención de forma más íntima de McGiffen. El hombre era buen partido para, tal vez, comenzar una relación y, tal vez, por fin olvidarse del hombre del que sabe que jamás será correspondido. Ya ha tenido ciertos roces con McGiffen, y todo bien, el hombre le corresponde perfectamente. Tal vez sí era buena idea buscar una salida con él. Interiormente, Henri se sentía fatal consigo mismo, presentía que sólo utilizaba a un hombre para encontrar el olvido hacia otro; pero no quería verlo así. Quería pensar que de verdad podría estar con McGiffen. Que podría olvidar a ese tonto hombre que la atrae demasiado...
            —¿Por qué llegaste tan tarde? —Preguntó para hacer plática el señor McGiffen.
            —A-ah, bueno, yo... me quedé dormido, lo siento —se disculpó el vocalista mientras se encogía en sí mismo.
            —Está bien, lo pasaré por alto. Pero me gustaría que me acompañes a mi oficina un momento, ¿te importaría?
            —Cla-claro que no...
            Y segundos después, el elevador se abrió en el piso donde se encontraban los estudios de su banda y de Hinata, y también la gigante oficina de McGiffen. Esa oficina tenía vista al jardín trasero de las oficinas, era el único lugar con aquella vista y le gustaba mucho a Henri. Vio las respectivas puertas que encerraban a sus amigos y a Hinata y se preguntó vagamente qué sería de ellos, en especial de Hinata y Andrew. Por lado de Hinata debido a que ha querido hablar con él, no parecía mal chico y quería agradarle. Por lado de Andrew, se preocupó por la situación que pasó en el programa y porque no le ha llamado ni avisado que iba tarde a la grabación o que algo le pasaba. Tenía siempre que avisarle a su mejor amigo sobre si algo le sucedía para que éste no comenzara a hacer su drama. Pero su nueva dirección era esa bonita y gran oficina con un muy cómodo sofá de cuero negro que se veía bastante costoso. McGiffen abrió su despacho y dejó que Henri pasara primero. Y ambos se sentaron en el sillón.
            —Te noto algo... distraído —comenzó McGiffen viendo con interés al vocalista—, ¿está todo bien?
            —Sí, sí... no es realmente nada. Sólo pensaba en que por mi retraso Vinx no ha podido grabar, y es que no le avisé sobre que apenas llegaría y-
            —Hey, hey, siempre estás pensando en Vinx. Vinx esto, Vinx aquello. Tu mente está siempre a cargo de él, eso me pone celoso, ¿sabes?
            —¿Ce-celoso? —Se sonrojó el vocalista. De pronto, McGiffen estaba muy ceca de él. El coqueteo descarado y obvio le atraía y encendía.
            —Sí, muy celoso...
            Con aquel susurro cerca a sus labios, contrarios a los del productor, Henri no lo pudo evitar y se lanzó a besar al mayor. Ese deseo sexual estaba en su máximo punto. McGiffen le correspondió con fuerza, posó su mano en el cuello del chico de cabellos oscuros y comenzó a guiar la feroz caricia. Henri se acercó al cuerpo contrario pegándolo lo más que podía. Los besos que intercambiaban pronto incluyeron a sus lenguas y salivas, eran gestos libidinosos, mojados y excitantes. McGiffen lamía la lengua del vocalista y la rodeaba con suavidad, para después morder levemente el labio inferior de Henri y jalarlo o succionarlo. Maldición, ese productor sí que sabía besar y sus labios eran deliciosos. Para encontrar más comodidad, Henri se sentó sobre el regazo de McGiffen y siguieron con el beso.
            —No tienes idea de lo mucho que me atraes, Henri —suspiró McGiffen entre beso y beso.
            El nombrado sonrió complacido sobre los labios contrarios y fue bajando al cuello de su compañero, lenta y sensualmente. Dejaba rastros de sus besos y tenues lamidas en el largo cuello de aquel hombre. Se miraron, entonces. Los ojos azules de Henri se combinaron con los orbes de color azul oscuro que McGiffen tiene. De verdad que era muy guapo. Sin pudor y paciencia, el vocalista dirigió su mano a la hebilla del cinturón de su productor y abrió su prenda inferior. Henri le sonrió lascivamente al hombre para después pararse de donde estaba y bajar hasta el miembro de McGiffen.
            Henri tomó el pene de McGiffen y comenzó a masajearlo para ir estimulándolo. Quería ponerlo duro. Ambos se miraban con pleno deseo y lujuria. McGiffen jamás había sentido ese tipo de atracciones, ha estado tanto con mujeres como con hombres, pero Henri estaba a otro nivel. Además de ser divinamente atractivo, era muy interesante aquel chico. Porque con desespero y pasión, Henri, se acomodó hincado frente al miembro de McGiffen, subía y bajaba su mano en su pene y éste fue respondiendo correctamente. Se comenzó a parar. Al ver que estaba semi erecto, Henri siguió masturbando para no dejar de estimular y acercó su boca con lentitud. La cara de ambos ardía debido al momento.
            Con cuidado, el vocalista sacó su lengua y dejó que su saliva cayera en la punta del falo del productor. El miembro tembló levemente, ese era su boleto a continuar. Comenzó a lamer esa zona, como si ésta fuera una paleta. De abajo hacia arriba lamía esa zona y el jadeo de McGiffen le avisó que iba bien; lamía y rodeaba esa brillante glande con su mojada lengua. Sin querer seguir perdiendo tiempo, Henri fue metiéndose aquel pene dentro de su boca, mojando lo más que podía, ya estaba lo suficientemente erecto para comenzar una felación. Dejó una mano en la base para tener apoyo y fue comenzando a lamer y chupar con dulzura y algo de fuerza toda la extensión. Evitándose que los dientes lo lastimaran, se encargaba de que su lengua hiciera el trabajo, haciendo que rodeara y lamiera todo ese miembro palpitante. Y cada tanto se lo sacaba de su boca para respirar, pero nunca dejaba de masajearlo y masturbarlo. Los más sensual era que Henri no sentía pena alguna y veía directamente a las expresiones soltadas por el hombre frente a él debido a la atención que le proporcionaba. Sus ojos brillaban en lujuria y veía a McGiffen con atención a todo acto y gesto. Así le gustaba más, viendo las expresiones de otros y saber si iba bien o no.
            Ahora sólo sacó su lengua con tanta saliva como pudo acumular y lamía desde la punta hasta la base y viceversa, el miembro del productor estaba completamente duro y era grande. Henri lamía y masturbaba al mismo tiempo mientras dejaba que su saliva se mezclara con los fluidos pre-seminales de McGiffen, se estaba mojando lo suficiente para ir más rápido cada vez más. Lo fue estimulando y se lo volvió a meter en su boca hasta donde alcanzara, dejándose embriagar por ese amargo y salado sabor. Empezó a imitar embestidas que cada que se repetían iban en aumento de velocidad. Es chico sabía lo que hacía y lo hacía de maravilla. Subía y bajaba con más y más ímpetu, llenando de saliva y presemen toda la verga de McGiffen. Era una locura y fantasía aquella boca. Sentía esa ligeramente áspera lengua traviesa acariciar todo su miembro y aquella estimulación lo fue acorralando a su orgasmo. Sentía que pronto se vendría.
            —Henri..., se-será mejor que lo sa-saques ya, me voy a venir... —le avisó con dificultad McGiffen al chico.
            De verdad que era una deliciosa maldición esa caliente y mojada boca.
            —Hazlo, córrete —le rogó Henri mientras lo masturbaba con su mano. En ningún momento dejaron de verse a los ojos. Y así, volvió a meterse ese duro y palpitante miembro en su mojada cavidad bucal.
            Siguió masturbando el vocalista, a la espera de que McGiffen llegara y le llenara la boca con caliente semen. Aquel productor sí tenía aguante, sentía ya cansadas y entumidas sus mejillas y se estaba cansando pero nunca dejó de sentirse excitado. Llevaba varios minutos así. Quería lograr que se viniera ese guapo hombre. Con más fuerza y velocidad fue metiendo y sacando ese pene de su boca. Y por fin sucedió. Una considerable cantidad de semen comenzó a llenar su boca, esa sensación cálida y pegajosa lo tomó desprevenido. Henri se mantuvo quieto hasta que McGiffen terminara. Cuando fue así, tragó todo lo que alcanzó, se separó y le sonrió débilmente a McGiffen. Se lo había tragado, no era algo que le gustara mucho hacer a Henri; pero no pudo evitarlo, y la cara de impresión y deseo que le dedicaba ese hombre, le excitó mucho.
            McGiffen tomó de un brazo a Henri para hacer que se parara y se volviera a poner cómodo sobre su regazo. El pene del vocalista también estaba erecto y merecía atención. McGiffen le sonrió con complicidad a Henri y lo volvió a besar, haciendo que sus salivas y semen se entrelazaran con dulzor único. Henri llegaría aún más tarde de lo previsto.

Spencer es su nombre.
            Y antes de que nos confundamos y comencemos a llenar nuestra mente de un montonal de preguntas, Spencer es el nombre con el que fue bautizado el flaco chico de lindos ojos aguamarina. Así es, el manager de Hinata. A pesar de su delgada complexión era de estatura mediana, casi de la misma que Hinata, así que alto no es. Su piel blanca le daba fulgor a sus orbes y labios medianamente rosados, y ese lunar debajo de su ojo izquierdo le regalaba un aire vanidoso; aunque él es demasiado humilde y despistado. Su cabello es una melena frondosa de hebras café oscuro que jamás podía peinar o siquiera acomodar, algo largo y brillante.       
            Spencer es una persona fantasma. Pasa fácilmente desapercibido. A comparación de Hinata, que siempre tiende a ser el centro de atención, este flaquito es callado, odia buscarse los problemas, sumamente responsable y algo aburrido. Así que contrastando con el siempre increíble Alexis, este manager es desproporcionado a su DJ a cargo; pero hace tan bien su trabajo que uno no podría quejarse. Y Spencer es el mejor amigo de Hinata, él era su centro de confianza. El don que debemos destacar de Spencer es su capacidad para escuchar a la gente y saber aconsejarle. Su constante preocupación por quienes le importa lo vuelve alguien frágil y muy fuerte al mismo tiempo. Y su entrega total a lo que ama lo convierte en alguien único y trabajador. A fin de cuentas, Spencer es un buen chico. Un chico enamorado de quien no debería.
            Hinata fue su pareja sexual un muy corto tiempo. Habían llegado a ese extraño acuerdo donde de vez en cuando podrían tener sexo sin compromiso como un medio de escape y relajación. Spencer, estando sumamente enamorado del DJ, aceptó a pesar de los posibles dolores que eso le traería; haciendo como que no le importaba y que él realmente sólo veía a Hinata como su mejor amigo, era su máscara contra sí mismo. Se podría decir que ellos fueron amigos con derechos, aunque intentaron llevarlo más allá y nunca había camino. Esa relación no tomaba forma en ningún sentido. Hinata, ya cansado de eso, le confesó a Spencer que no podría verlo más que como su manager y su mejor amigo, nada más. Acabó el acuerdo de tener sexo y se acabó la oportunidad de Spencer para demostrarle al chico DJ que era capaz de darle el amor que Hinata busca. Para nosotros y para su manager no nos es indiferente el hecho de que Hinata busca con uñas y dientes el amor.
            Aun así, este chico decidió no darse por vencido. Guardó sus sentimientos y los dejaría en secreto hasta encontrar un hueco que le indique que podría tener algo con ese niño de ojos carmín. No se daría por vencido y haría todo lo que fuera necesario para ganárselo. Como en estos momentos. Hinata le había encargado a Spencer una serie de documentos y papeles, además de una caja con cables y diversos adaptadores para la preparación de un próximo concierto que tendría en la ciudad vecina a la que estaban. Iba ser algo pequeño pero con una buena intención, Hinata estaba encantado de presentarse (no olvidemos su gusto por recibir atención). Sin perder nada de tiempo, Spencer se fue a trabajar y hacer todo lo necesario para que su amor no correspondido pudiera hacer su trabajo sin problemas. Siendo él su manager era su deber el prever que todo estuviera listo para que su DJ a cargo sólo salga a brillar. Siendo él su manager y su mejor amigo era su deber que Hinata estuviera bien y tranquilo.
            Caminaba con suma prisa, era plena hora pico en aquellas oficinas y el estar esquivando a la gente era molesto e incómodo. Y cuando parecía que sobrepasó por fin aquella odisea y su camino estaba libre, Spencer no debió reír tan pronto. En un solo segundo todas sus hojas volaban por el aire y la pesada caja salió volando de sus manos, y ese impacto contra el suelo le dolió más de lo permitido. Había chocado contra alguien.
            Charlie es un joven bajista de gran talento y misterio. Siendo el más callado de su banda provocaba morbo e interés en las chicas. Tenía muchas seguidoras y él, siendo tan frívolo y serio, no las tomaba por completo enserio. Así de chungo era él. Alto, el más alto de CaNniBaL, algo fornido y de piel ligeramente dorada y morena. Rostro duro y varonil, unos ojos siempre serios y calculadores de un brillante dorado que con el sol se veían unas manchas de café que los hacían alucinantes. Su cabello de color café muy oscuro, casi negro, ondulado y siempre agarrado en una o media coleta, dependiendo de cómo está el día y sus ganas. Siempre vistiendo como roquero (al igual que todos los integrantes de CaNniBaL) y fumando.
            Con Charlie fue con quien chocó Spencer.
            El manager del DJ sensación sacudió rápidamente su cabeza y comenzó a recoger ese desorden. Lo que más le molestó al saber de con quién se había estrellado, fue que Charlie ni se inmutó con el tremendo choque. Ese enorme tipo seguía parado viendo lo patético que Spencer se debía de ver. El chico de lindos ojos aguamarina se sonrojó, la mirada escrutadora que le disparaba ese bajista le incomodaba mucho. Había un completo desorden y sólo ellos dos estaban en ese pasillo.
            Charlie suspiró, se agachó y comenzó a ayudar a reunir los papeles y acomodar los cabes en la caja del enclenque de bonitos ojos. Cuando acabaron, Charlie le pasó su monto al atareado manager.
            —Gra-gracias... —agradeció torpemente Spencer—, pero no era necesario que hicieras esto. No es como si me conocieras y-
            —Eres Spencer, el manager de Hinata —interrumpió Charlie con su voz profunda y sin sentimiento—, lo has sido desde que Hinata comenzó su carrera. Te aterran los perros grandes, sabes tocar el piano, usas lentes para leer, comes únicamente los lunes aquí porque sirven alitas, odias mancharte, te gustan los días lluviosos y odias los calurosos y sigo sin entender por qué carajos pides café negro si se nota que no te gusta. Tal vez a Hinata sí, pero yo creo que a ti no.
            —¿¡Có-cómo es que sabes todo eso!? ¿Acaso me acosas o qué te pasa?
            —Eso es lo de menos, normalmente me aprendo datos de con quien debo convivir y tú no eres la excepción. ¿Te diriges al estudio de Hinata, no? Dame eso.
            Sin darse cuenta, Charlie ya tenía en manos la caja y todo el papeleo que necesitaba.
            —¿Qué haces? —Preguntó un alterado Spencer.
            —Te ayudo, ciego. —Fue la única respuesta que recibió.
            Spencer siguió refunfuñando a ese alto bajista mientras se preguntaba qué pasaba en esos momentos y por qué seguía sonrojado. Muchas preguntas y pocas respuestas, pero sabía muy en el fondo que le debía agradecer a Charlie, sus brazos de fideo ya no soportaban ese peso. Y sin más, se dirigieron al estudio de Hinata.
            Y sobre lo de Charlie, eso había sido una mentira. Él odia saber sobre los demás. Mientras menos convivencia, era mejor. Sólo sabía sobre Spencer porque ese chico se le hizo interesante y le dio pena ver cómo éste intentaba conseguir algo imposible: Conseguir el amor de Hinata era un intento en vano. Ese chico no estaba interesado en su manager, pero Charlie, de alguna forma, sí.

CONTINUARA
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Perdón por las faltas de Ortografía.

Notas finales:

Ya entraron más personajes ¬w¬ ¿qué sucederá con ellos...?

Oigan, ¿qué les pareció este pequeño Lime? Es una mini probadita del cómo es que escribo el verdadero lemon (menos explícito pero se pelea). Me gustaría saber qué les pareció.

Espero con ansias sus reviews.

Les deseo lo mejor,

Los Quere Musho, Miraku, SAYO~

 


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