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Y ante todo, ¿por qué él? por Miraku

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Notas del capitulo:

Holaaaaaa

(No edité el capítulo, perdón) Como cada semana aquí está el nuevo capítulo. 

Espero que les guste mucho.

Sin más, a leer:

Lástima y compasión. Dos poderosas palabras. Palabras que vamos y no a querer aplicar, pronunciar y escuchar. Dolorosas y placenteras. Lástima y compasión enseñan. Enseñan que somos tan débiles como nos dejamos vencer; enseñan que somos tan fuertes como queremos vencer. Habrá momentos en que la querremos escuchar y no. ¿Por qué? Somos humanos, queremos ser fuertes por quienes amamos. Pero sé y te digo que querremos en alguna situación que sientan lástima y que nos den compasión para que comprendan que no somos indestructibles. Ser indestructible es dejar de ser humano. Duele eso. Duele dejar de sentir. Duele dejar de sonreír. Duele estar solo. Duele amar. Pero así como todo puede doler, eso puede dar placer. Una luz de compasión, un aire de lástima deben ser nuestro impulso y freno al momento de seguir existiendo. No importa cómo y cuánto. No importa dónde y con quién. Lástima y compasión es menester en el humano. Soñar y hacer es también eso.
            Duele. Duele mucho porque es cierto.
            Spencer caminaba justo detrás de Charlie. Seguía completamente extrañado. Ese bajista es demasiado raro, serio y de pocas palabras. Aunque, con él, intercambió más de lo que acostumbra ese alto muchacho. Sabía, por lo poco que han convivido (que  la palabra ‘convivencia’ no aplica con ellos), que Charlie no era así. Normalmente es ajeno a todos y se mantiene lo más callado posible. Que haya hablado con él y con aquella naturalidad le sacó de su cuadro. ¿Por qué le hablaba?, ¿por qué justamente él?, ¿por qué ahora?, ¿y por qué usó aquel dulce y sereno tono?, ¿por qué? Eso dolía y reconfortaba de una manera inexplicable para Spencer. Quizá estaba demasiado paranoico por todo el trabajo que, de pronto, se comenzó a acumular.
            —Y lo del café —dijo de improvisto Charlie—, hablo enserio. Si no te gusta, no lo tomes.
            —¿Eh? Ah, bueno, es que Hinata dice que es un buen medio para mantenerme despierto. Si él lo dice, debe ser verdad...
            —¿Él te gusta, no es así?
            Aquella pregunta fue un peso pesado para el manager: —Charlie... eso no debería importarte. Aunque parece ser que sabes muchas cosas de mí, realmente no me conoces. Por favor, no preguntes eso...
            Y el bajista dejó nuevamente de hablar. Estaba ligeramente sorprendido, Spencer era más interesante de lo que pensó. Ahora de verdad quería saber todo sobre él.
            Pero a ese favor la faltó la aclaración del dolor que le provocaba.
            ‹‹Porque me duele no ser correspondido›› faltó agregar. Pero también le llamó la atención esa cuestión. Si Charlie se lo preguntaba era porque... se le notaba su atracción por ese DJ buscapleitos. No quería que nadie lo notara, no quería que nadie sintiera lástima por él. Era obvio que no será correspondido, intente lo que intente, todo es en vano: Hinata sigue y lo seguirá viendo como su mejor amigo. Sólo eso. La vida tiene tanto cosas buenas como malas. Ya debería entenderlo.
            Al llegar frente a la puerta del estudio de su cliente, Spencer oyó un piano. Qué raro, generalmente, Hinata siempre se pone audífonos para trabajar. Spencer miró fugazmente a Charlie y volvió su mirada a la traslúcida puerta. Sentía que Hinata lo necesitaba, así que abrió.
            El DJ sensación estaba frente a su enorme teclado tocando una melodía melancólica. Debía de ser la próxima entrega que darán al proyecto que los tiene encerrados a CaNniBaL y DJ Hinata en el mismo techo. Pero le sacó de onda el gesto de Hinata: serio y decaído. Normalmente, cuando trabaja, este chico tiene una mirada seria pero que demostraba que disfrutaba lo que hacía. Aquel sonido estaba siendo emitido sin ganas, sin valor, sin disposición. Ha estado así, con aquella actitud por ya casi un mes...
            Desde aquella entrevista con Lucy Moon ha pasado casi un mes. La banda de rock y el DJ iban como debían en su trabajo. Pero, porque para todo siempre hay un ‘pero’, Vinx y Hinata no han intercambiado casi ninguna palabra. Tanto Spencer como Henri, cuando se trata de Andrew, estaban alarmados por la falta de explosividad por parte de sus mejores amigos. Era extraño y muy... triste.
            Hinata ni siquiera se había dado cuenta de la llegada de su mejor amigo y el bajista hasta que éste último nombrado pateó con estruendo y algo de fuerza la puerta. Sólo así el DJ se pudo dar cuenta de que Spencer y Charlie ya estaban allí con los papeles que le pidió a su mejor amigo. Se calmó al ver a su manager, pero al ver al bajista, con su gesto serio e inexpresivo, se consternó.
            —Hinata —comenzó Spencer para aminorar el denso ambiente—, ya están los papeles y la contratación del espectáculo para tu concierto en... Te noto caído, ¿por qué?, ¿qué sucede? Has estado así por ya mucho...
            —¡No, no! —Respondió con sorpresa el DJ—, estoy bien. Sólo pensaba que ya en dos días debemos irnos y debo dejar varias cosas en orden. Eso es todo, Spencer, no te alteres que luego te enfermas.
            —Niño —esta vez fue Charlie en interferir—, si de verdad te quieres ir en paz a la ciudad vecina para tu concierto, es mejor que arregles ya tu problema con Vinx.
            Con esa fuerte y directa oración, Charlie sentenció al DJ de cabellos azules oscuros con mechas blancas... ¿Tan obvio se notaba su descontento con el guapo baterista ese? Probablemente. De todas formas, Charlie le daba miedo así que lo más seguro es que sea cierto lo que le dice. Tal vez si arreglaba su problema con Vinx ya no se sentiría tan mal y puede reanudar su trabajo como debe ser.
            Spencer miró la puerta abierta por donde se fue Charlie y sintió una ligera punzada de decepción. Pero el dolor mayor que ahora padecía era que su mejor amigo seguía sufriendo y por la misma razón de hace casi un mes. Un maldito y bendito mes ha pasado desde que al aire se vio a Hinata bailando sensualmente para Vinx en la televisión. Los medios no tardaron, claro. Al día siguiente era el chisme fresco del que se estuvo explotando por casi dos semanas. La comunidad Homosexual defendía a Hinata y le apoyaban, argumentando que él estaba actuando bien. Del otro lado de la moneda estaba la comunidad Homofóbica que estaba enojada con ese acto, dándole fuertes insultos y demás. Hinata no le dio caso a ni uno ni a otro. De todas formas, ninguna postura estaba en lo correcto, no había por qué preocuparse. Lo que sí, es que él seguía afectado por su acto y no dio declaraciones al respecto a ningún programa, tampoco Vinx lo hizo. A él le dolía ver ese gesto de suma furia en el rostro de Vinx. Le dolía verlo y que éste lo ignore al instante, era muy infantil. Le dolía verlo con su novia y que ésta siempre gritara lo mucho amaba ser novia de Vinx. Todo le dolía, pero lo que más ha sido contraproducente, es que no ha podido ni siquiera pelear con él. Su relación, de por sí, era espantosa y ahora mucho más.
            Y Spencer le advirtió. El mismo día que acabó esa dichosa entrevista le dio una fuerte advertencia sobre su estabilidad emocional. Le dijo que era más probable que él se rompiera a que se creen polémicas sobre ese baile. Y mira que polémica sí creó y mucha. Pero igualmente le molestaba estar de esa forma con Vinx. Estaban trabajando juntos para crear la mejor banda sonora original de unas grandes películas. Esta situación llevará al trabajo de mal en peor. No quería afectar su sueldo por un acto que fue hecho bajo la presión social. Todos en ese estudio pedían que bailara, no podía decir que no. Hinata no sabe decir no.
            —Odio admitirlo, pero —le sacó de sus pensamientos las palabras de Spencer—, Charlie tiene razón, Hinata. No nos podemos ir de aquí a ese concierto si tú no te arreglas y contentas con ese tonto baterista.
            Hinata miró a Spencer y le sonrió dolido. Era cierto. Debía ir con ese tonto baterista a disculparse y recibir una disculpa. Sólo así se podría ir a la ciudad vecina en paz. El DJ miró a su manager y le regaló una tenue sonrisa. Spencer le devolvió el gesto, hace ya casi un mes que no veía gesticulación tan real en su mejor amigo y amor no correspondido.
            Ya eran cerca de las diez de la noche y por fin Hinata había terminado su parte del trabajo de esa jornada. Debía dejar un buen adelanto porque su estadía en la ciudad vecina sería de una semana ya que aparte de sus presentaciones tenía que hacer algo importante allá. Si tenía todo listo, no habría inconveniente. Perfecto.
            Pero para que así sea el plan, debía ir con Vinx. Debía irse con la conciencia limpia de que con él todo podría volver a la normalidad. El tener la certeza de que podrá volver a pelear con ese baterista era lo que le ponía esperanza a su objetivo. Quería volver a su rutina sin dolores de cabeza. Y con esa disposición, se paró de golpe de su silla con ruedas y, antes de que se le escape la valentía, se dirigió al estudio del infierno: el estudio de CaNniBaL. Ese lugar siempre es una locura, ellos trabajan bien, pero sigue siendo una demencia.
            Caminando, Hinata se encontró con que Henri iba saliendo de su destino. Ambos, al cruzar miradas, se sonrieron; se agradaban de cierta forma. Y eso le gustaba. De lo poco que ha podido hablar con el vocalista de la incontrolable banda es que era amigable y sumamente comprensivo. No entendía cómo es que estando siempre junto a Vinx no se ha vuelto loco; en especial porque Henri siempre está junto al fundador de CaNniBaL. Vio que el cantante daba vuelta en dirección a la oficina de McGiffen y no al elevador; tal vez debía hablar con el guapo productor. A Hinata eso le restó importancia. Ahora lo que debía hacer era hablar con Vinx y volver a pelear con él.
            Entró sin tocar, total, Vinx suele hacer lo mismo en su estudio. Su mal comportamiento a veces ha sido vengado y a veces no. Iba dependiendo del día, pero había ocasiones donde el torpe baterista debía enserio considerar tocar antes de entrar.
            Hinata por fin encaró a su peor enemigo. Vinx estaba acostado en Laura. Maldita Laura. El fundador de CaNniBaL ni se dio cuenta de la legendaria llegada del DJ sensación y eso es porque se andaba quedando medio dormido y unas hojas se interponían en su campo visual. Esa cama se ve y debe ser muy cómoda. En el fondo de Hinata, esa imagen le dio ternura. Vinx leía unos papeles y de forma perezosa las corregía. Así se volvió los lineamientos para hacer la banda sonora. Hinata y los demás hacían una idea base y Vinx la revisaba y corregía. Debía admitir que sus puntualizaciones siempre son correctas y muy acertadas. El chico realmente tiene talento. Pero, por como ahora se encontraba, Vinx debía de estar haciendo una pésima labor.
            —Con esa flojera no debes de estar haciendo nada bien —decidió comenzar Hinata.
            Andrew se sobresaltó al escuchar aquella dulce voz. Era de Hinata, su ruidosa voz era inconfundible. Pero lo que más le sorprendió fue que estaba allí, frente a él. Tenía agallas ese niño para atreverse a encararlo después de la tontería que hizo. Andrew era incapaz de olvidar aquel baile por una u otra razón. Pero, a final de cuentas, Hinata estaba presente en su mente. Su imagen después de la entrevista ha sido su principal y constante pesadilla. El haber visto al DJ mirando por la ventana con esa mirada y esos ojos sólo lo ponía confuso y a no saber qué hacer. Le desconcertaba el hecho de tener siempre en sus pensamientos aquella imagen. Pero, si Hinata estaba allí era porque quería hablar del tema. Qué valentía y eso lo reconocía. Andrew no se sentía capaz de hablar de aquello con ese molesto homosexual. No sabía qué hacer y qué hablar. A su mente solo venía querer pelear, volver a pelear con Hinata...
            —Estoy haciendo más de lo que tú eres capaz en la cama —por fin contraatacó el baterista con un tono desafiante.
            —Y por fin me respondes... Vinx, me gustaría hablar contigo...
            —¿Y sobre qué?, ¿sobre la estupidez que hiciste en el programa? No vale la pena, Hinata. Ya eso ocurrió y trato de olvidarlo, tuve que quemar mi ropa de ese día.
            —¿Quemaste tu ropa?, ¿por qué?, ¿por qué la toqué?
            Vinx se quedó callado, eso no debía decírselo al chico, no era para él esa queja: —Olvídalo. Sólo vete.
            —No me pienso ir hasta que arreglemos esto.
            —¿Arreglar, qué? No hay nada entre tú y yo. Y queríamos tener poco contacto, ¿recuerdas? Queríamos no estar cerca del otro y, si se podía, tratar de no vernos. No sé qué carajos quieres arreglar si así está mejor. No nos hablamos, no nos peleamos, no nos vemos, mejor para todos. Hasta Lindsey, la secretaria de McGiffen, ha estado sonriendo un poquito más, y todo, gracias a nuestro alejamiento. Te repito, ¿qué quieres arreglar? Así está todo fabuloso y-
            —¡No, claro que no lo está! No creo que sea lo mejor la forma en que hemos estado trabajando en este maldito mes. A penas llevamos dos, ¡dos jodidos meses! Y nuestra poca relación se fue por un tubo. No debería ser así.
            —¿Relación? Yo no quiero una relación de ningún tipo contigo, Hinata. No creo que sea lo mejor y lo sabes, no intentes remediar lo que jamás se ha arruinado. Nunca hemos tenido nada concreto. Esta estúpida tolerancia ha sido, en lo que a mí me concierne, el único medio para que no nos matemos entre sí. ¿Tú podrías aguantarme tal y como soy, Hinata?, ¿tú podrías tener algo conmigo? No lo creo. No creo que te importe lo que yo haga, no creo que te importe si me llevo o no contigo. Si te ignoro o no debe de ser indiferente para ti, ¿verdad? ¿A qué quieres llegar con esto?
            —¡A que me duele! —Hinata explotó y por fin demostró su verdadero sentimiento ante la situación—, ¡me duele que seas así conmigo! Eres irresponsable, grosero, sin escrúpulos, mal hablado, irrespetuoso y un sinfín de defectos más; pero, a pesar de eso, sé que quiero llevarme bien contigo. No como muestra de orgullo sino porque no quiero seguir de esta forma contigo. Prefiero mil veces más que estemos siempre peleando a que me ignores y me lances tus malditas miradas de odio sin justificación. Sé que me odias, me odias porque me gustan los hombres, tal vez ni pueda quitarte esa idea de la cabeza; pero, por favor, intenta aguantar y que nos podamos llevar. Por favor..., vuelve a pelar conmigo.
            Andrew se quedó helado ante la declaración de Hinata. Él había sido honesto, algo que este baterista no ha podido aún. Porque, muy a su pesar, también extrañaba insultar a Hinata y que le contestara sin miedo. Nadie tenía más impulsos y actitud que ese DJ para darle cara a Vinx. ¿Extrañaba pelear con él? Ni se imaginan cuánto. Ese chico le ponía el ego muy arriba y también se lo tiraba muy fondo, por eso era el mejor medio para pelear y sacar ese estrés. No quería admitirlo, pero Andrew extrañaba y buscaba a Hinata. El estarlo ignorando fue por orgullo, pero pronto se arrepentía y quería ir a decirle de cosas a ese niñato. Si no fuera por la valentía de él, Andrew hubiera seguido escapando.
            —Maldito traga pelotas. —Fue lo único que pronunció Andrew pero su sonrisa de medio lado le delataba.
            Al escuchar eso, Hinata miró al chico sobre esa tonta cama y sonrió. El gesto apacible y hasta algo dulce que le dedicaba en esos momentos era lo más bello que jamás vio. Necesitaba ya hacer eso, tuvo que esperar un mes para que por fin le hicieran darse cuenta. Bien había valido eso la pena. Porque después de eso, siguieron peleando. Justo como debía de ser.
            Henri, después de haber tenido algo rápido con McGiffen, se acercó a la puerta de su estudio para verificar si Andrew aún estaba allí o si Hinata también. Eso lo dudaba. En el pasado mes, esos dos huracanes han estado muy distantes. Henri lo sabía y lo entendía. Hinata buscaba a Andrew y viceversa; pero no se daban cuenta de ello. Que no pelearan era hasta algo añorado. Así que la sorpresa que se llevó al escuchar tras la puerta el insulto de parte de su mejor amigo y la contestación del DJ sensación, fue demasiado enorme. Eso era música para sus oídos.
            Tal vez, y por fin, todo vuelva a la normalidad.
            El vocalista de CaNniBaL decidió no interferir en esa riña infantil y optó por continuar su camino. Ya se sentía cansado y su insaciable y nueva pareja lo desgastaba más. Con McGiffen las cosas han ido... bien. Tenían de vez en cuando encuentros fogosos y coqueteos. Una que otra dedicación romántica pero nada estaba confirmado aún. Y eso lo sabía de sobra nuestro ángel: debía contarle la situación a Andrew y recibir un consejo. A pesar de sus preferencias, su mejor amigo siempre le ha apoyado, escuchado y ayudado. Ahora no debía ser la excepción.
            Al estar saliendo del edificio vio que el valet parking le entregaba su auto al siempre dispuesto Alexis, su manager. A esa distancia lo saludó, el hombre de negocios vio el dulce gesto del vocalista y le devolvió el acto con una engreída sonrisa pintada en su perfecto rostro. Henri suspiró cansado y se fue de allí, se iría caminando. Andrew no ha salido aún y éste le había prometido un aventón.

Los dos días se fueron volando. Hinata debía irse ya; pero al menos ya no sentía el pesar del desacuerdo que tuvo con tan pesado baterista. De verdad que se sentía sumamente feliz, pero eso no lo diría ni a Spencer.
            Ya había partido el DJ sensación y dejó sólo a CaNniBaL en Ony Music Re:cords: no había trabajo que hacer. Si no estaba el equipo completo era obvio que no tenían deberes pendientes. Se podrían retirar a sus hogares y ser felices como lombrices. Eso sonaba muy bien, en especial en la mente de nuestro despistado fundador de una de las mejores bandas de rock de la Historia.
            —Chicos —era la secretaria de McGiffen—, el joven Hinata dejó predispuesto un adelanto, me imagino que ya lo tienen previsto, ¿no es así? Una semana sin el joven Hinata no es una semana de descanso. Espero lo mejor de ustedes a pesar de las circunstancias.
            ¿Escucharon eso? Es el sonido de la derrota. ¡Maldito y muy responsable Hinata! Y tan bien que estaba planeando su semana sin hacer nada. Normalmente, CaNniBaL está atascado en trabajo, casi nunca descansaban debido a su popularidad. Y ya que entregaron íntegramente sus servicios al proyecto de la banda sonora, no debían hacer nada más que éste. Si Hinata no estaba, no podían continuar, el equipo necesitaba ser par, sin el DJ, no podían nada.
            —Mis bellos muchachos y amigos —ahora quien saludó fue Alexis. Siempre entrando de sorpresa.
            —Olvídate de tus halagos, Alexis —respondió un deprimido Vinx—. Y desenvuelve ya lo que tengas que decir.
            —No se pongan celosos de que Hinata se dio un respiro de este trabajo. Ustedes también tienen un pequeño encargo. Recuerden que no son cualquier cosa.
            —¿A, sí?, ¿y cuál es?
            —¡Sesión de fotos!

CONTINUARA
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Perdón por las faltas de Ortografía.

Notas finales:

¿Qué les pareció?

¿Cómo les quedó el ojo? A mí rojos porque los tengo irritados.

Espero sus rews con ansias y, ya saben, me pueden decir lo que sea, todo comentario es siempre bien recibido.

Los Quere Musho, Miraku, SAYO~


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