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Y ante todo, ¿por qué él? por Miraku

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Notas del capitulo:

Holis :3

(Medio edité, pero el capítulo está bastante bien, no me quejo)

Sigo con muchas cosas que arreglar y aplacar, pero no me evita escribir, eso no, no, no.

Espero que lo disfruten,

Sin más, a leer:

Después de aquella escena, la relación entre Hinata y Andrew se volvió extraña. Y cuando me refiero a extraña, estoy hablando de unos cambios sumamente drásticos y trascendentales. Era una simple y jodida broma, eso tenía que ser.
            Más no era así.
            Ya antes mencioné que su relación realmente cambió, pues retiraré esa afirmación porque la situación actual se llevaba a todas las anteriores.
            La gente no es de acero, somos lo más cercano al cristal cuando alguien o algo llegan a nuestro nervio. Cuando logra alguien romper nuestro orgullo y ego, el verdadero ser que reside dentro de cada uno sale a la luz y muestra nuestra parte humana. Vivimos en una sociedad donde casi nos han convertido en simples máquinas para la continuidad. El reír, el enojarse, el llorar nos demuestra que aún queda algo de lo que por naturaleza nacimos y dejamos de ser: humanos. Hinata se rompió una vez que Vinx decidió realmente atacarle con fuertes palabras y ni un sentimiento. A veces es doloroso verlo de esa manera pero al menos recupera nuestra alma, recupera nuestra humanidad. Para el DJ fue un remolino atolondrado aquella discusión con Vinx, en especial porque jamás estuvo tan cerca de él. Y no solo hablando físicamente, como lo fue aquel bruto y torpe abrazo, sino también pudo comprender que la humanidad de Vinx es así: renuente a aceptar y abrirse. Pudo comprender que no solo él busca felicidad y amor... Vinx también lo hace, pero sabe esconder tan bien esa necesidad que solo con aquella pelea se dio cuenta de ello.
            ¿Pero cómo se pudo dar cuenta de ello? Si sólo el fundador de CaNniBaL le soltó vulgaridades de su persona al DJ sensación. Bueno, querido lector, las palabras son planos secos hasta que vemos más allá de su significado. Cuando Hinata se quejó sobre la falta de atención que Vinx ponía al proyecto, éste último pidió disculpas al saber que era cierto: Alexandra acapara mucho de su tiempo y disposición. Cuando Vinx le preguntó cómo es que Hinata le pedía que lo tomara enserio si no lo hacía hacia sí mismo, el baterista se preguntaba aquello hacia su propia persona. Cuando Vinx correspondió el ruego de silencio a Hinata mientras lo abrazaba, el rubio soltó su propia frustración.
            Repito: somos simples humanos. Buscamos seguir vivos y que no finjamos estarlo, o al menos así debería ser. La felicidad es un motor fuertemente ligado a nuestra identidad, que eso conlleva muchas cosas, y a la moda. Somos consumistas hasta el punto de sentir una sensación satisfactoria. ¿Qué pasa con nuestros sentimientos? Hay veces en que los olvidamos y no porque así lo queramos sino porque la situación nos obliga de forma implícita a hacerlo. Es doloroso pero así es la actualidad. Y, siendo estos dos huracanes los medios de entretenimiento con más adulación y demanda, debían entregar todo a sus fanáticos. Tanto Hinata como la banda CaNniBaL tienen como misión dar todo de sí –metiendo hasta lo más íntimo y secreto para ser centro de atención y diversión– para mantenerse de moda. Porque ellos viven de la moda. Ellos crean felicidad en la gente, pero, ¿quién les da felicidad? Si eres buen fan, seguro devolverás el cariño con el que se te fue dado su trabajo. Eso es una buena recompensa más no es suficiente, necesitan algo más cercano.
            Sí, como lo debiste imaginar, necesitan amor.
            La vida nos pone retos por vencer y personas por conocer. Tanto buenas como malas. Ahora mismo Hinata y Andrew se dieron cuenta de ello con su contrario. Aquel proyecto tan extraño como lo es hacer que una banda de rock y un DJ de música electrónica se unan para crear una banda sonora para una película basada en una novela no fue un simple hecho más. Ese proyecto fue creado, sin que nadie se pudiera dar cuenta, para que cada uno de los involucrados en éste conocieran más de sí mismo y aprender que la vida está hecha para darte golpes duros y caricias delicadas, para que comprendan que su vida no está yendo por el camino correcto, que era hora de atraer gente nueva que merezcan y sacar de su existir a las que les hagan daño. Ese proyecto estaba dispuesto a darle tales lecciones. Ahora, por fin, comenzaba de verdad este trabajo.
            El DJ sensación se encontraba en su estudio, sus cascos negros emitían nítidamente la melodía que estuvo elaborando hace poco. Ya pasó dos semanas después de aquel abrazo. Ya cumplían tres meses y medio de este trabajo, el tiempo estaba volando demasiado rápido. Cuando menos se dé cuenta, ya habrá acabado el primer año y faltarán dos más... cada vez más estaba cerca de deshacerse de la compañía de Vinx. No es que lo odiara (aunque dudemos de eso) sino que se siente muy extraño cada vez que está junto a él, sentía una graciosa y molesta sensación cuando el baterista cruzaba miradas con él. Era inevitable, trabajan juntos y ya no pueden evitarse. Aunque Hinata intentara estar lejos de Vinx y viceversa. No sabía si era magia o una simple teoría ética aplicada, pero siempre terminaba parándose donde el fundador de CaNniBaL estaba. Su cuerpo actuaba en contra de su mente. Más lo que le sacaba de onda era que el chico de ojos verdes sumamente oscuros no dijera nada ni mucho menos se quejara. Sólo se miraban, Hinata intentaba buscar un insulto que decirle y ambos terminaban dando una estúpida excusa para irse por otro lado. No han podido pelear.
            Pero, queriendo contextualizar otra instancia, el chico se estaba atascando de trabajo, aparte de hacer el proyecto principal, “Lila” llamó. Recordemos a la chica cantante de indie-pop que una vez contrató al DJ para hacer una canción, que nuestro músico aprovechó y se terminó acostando con el productor de ella, y que le dio una agradable compañía a Hinata; bueno, la chica quería de nuevo de sus servicios. Pero estaba el ligero gran problema: las reglas que impuso Lindsey. La secretaria de gesto serio les dijo claramente a los dos clientes que tenían terminantemente prohibido comenzar con un nuevo proyecto, sólo podían ponerse al corriente con los que sean atrasados o puestos en agenda con antelación. Lila le pidió ese favor a Hinata hace casi cuatro días si mal no recordaba; escuchó el teléfono y vio un contacto ya conocido, el productor de Lila le habló formalmente y le comentó la idea de la cantante. Hinata quería colaborar, de verdad que sí, pero su actual servicio requería su ciento diez por ciento de disposición. Habría que hablar las cosas y arreglarse, de todas formas el trabajo con Lila sería corto y rápido. Así lo presentía.
            Spencer, obviamente, estaba al tanto de la petición de la cantante indie-pop, más no sabía si era buena idea. Tres palabras: Lindsey da miedo. Pero, tratándose de su amor no correspondido más no imposible, haría lo inalcanzable para conseguir hacer un trato con las dos casas productoras que demandan al DJ y no tener descontentos. Lo más seguro es que la secretaria de McGiffen estaba exagerando y lograría sacar el contrato sin mucho problema. Eso de entregar toda su atención al proyecto de la banda sonora original era descabellado y no muy factible ante las necesidades; hay más trabajos, de eso viven los clientes inmiscuidos en éste. No sería buen negocio si no estuviéramos hablando de un millón quinientos mil dólares más los abonos ante la publicidad que entreguen a la prensa. Aquello da un aproximado de casi dos millones cien mil dólares, no estaba tan mal, es mucho dinero.
            Mientras Spencer se iba para hablar con McGiffen y el productor de Lila, Hinata decidió seguir en lo suyo. El chico no es muy fanático de las reuniones y tiene la mala cortesía de casi nunca ir a ellas, siempre manda a Spencer como su representante y está bien. Su manager es más profesional y serio, en cambio Hinata no lo toma tan enserio y mucho menos cuando un hombre guapo se le pone en bandeja de plata. El chico miraba a su computadora y a la del edificio, ambas estaban interconectadas para una mejor visión de la melodía. El sintetizador estaba en blanco, no ha podido comenzar, no tenía inspiración para la siguiente canción. Ahora les habían pedido una melodía ligeramente fuerte y melancólica. No eran sus fuertes esas temáticas pero, con lo que últimamente ha sucedido, sus sentimientos están más a flor de piel. El Maldito Vinx tenía la culpa de ello. Tal vez salir a respirar un poco no esté tan mal.
            Al salir de su estudio vio que el pasillo estaba en suma calma. Cuando comenzó a caminar vio que por la puerta de la oficina de McGiffen entraba Spencer y se cerraba inmediatamente. Lo más seguro es que ya comenzaría la improvisada junta. Al continuar caminando notó que la alfombra era de color azul con patrones dorados, no lo había notado hasta ahora. Su distracción lo tenía en un trance de total desubicación. Pasó por la puerta del estudio de CaNniBaL y tras aquélla puerta semitransparente vio la silueta de Henri. Tal vez estaba peleando con Vinx por alguna tontería que haya cometido el baterista. Trató de no darle importancia y seguir su camino. Si lo que quería era alejar a Vinx de su mente, lo que menos debía hacer es estar cerca de él. No era lo mejor tomando en cuenta por las cosas que han pasado entre estos dos personajes. Salir al jardín trasero y beber una soda de fresa era buen medio de desahogo.
            Pero parecía que sus planes se vieron arruinados por culpa de algo, perdón, por culpa de alguien: Alexandra. La modelo estaba paseando por el pasillo del último piso de Ony Music Re:cords aparentemente sin nada que hacer; aunque, para Hinata, esa chica nunca hacía nada. Ella es modelo de lo que sea, ya sea ropa, cosméticos, estética, sea lo que sea, a ella se le ve en casi todas las revistas de modas; pero fuera de eso, cuando está con Vinx, la chica es realmente perezosa. Aunque, ahora que caía en cuenta, Hinata se dio cuenta de algo extraño: la fama de Alexandra comenzó tantito después de que CaNniBaL se convirtiera en la banda número uno de las listas de reproducción. Había más preguntas que respuestas y sospechas ante eso. Pero, por ahora, eso no nos importa. Lo que sí, es que Alexandra interceptó con la vista a DJ de cabellos azules con mechas blancas y comenzó a acercarse a él; le quería hablar sobre algo importante.
            La mujer que portaba descarados shorts miniatura sonreía engreídamente y su forma de caminar delataba su profesión. Era su naturaleza acaparar todo sin mover siquiera un dedo. Si hubiera gente a su alrededor, la estarían viendo y dejarían atrás sus otras acciones; pero a Hinata, ella le valía un carajo, no le agrada y punto. Y en lo que menos se pudo esperar, Alexandra ya estaba frente a él. La muy maldita tenía de verdad todos lo dotes de modelo: cabello espectacular, figura noventa sesenta noventa sin igual, exceso de curvas perfectas, cara adorable, ojos impactantes, altura de jirafa. Hinata apenas llegaba, y con esfuerzo, al metro setenta; y esa mujer media fácil unos diez centímetros más que él (ya ni hablemos de Vinx que mide más del metro ochenta). Así que tenía que levantar la mirada para encararla. Pero eso sí, amado lector, la presencia de Hinata era muy grande. Tanto la modelo como el DJ aman la atención, sus presencias exigían más espacio de lo permitido y colisionaban al estar cerca una de la otra. Además de que en ellas estaba incluido un repudio sin argumento ni justificación. Los ojos verde cristal y los carmín de ellos dos estaban peleando por ver cuál ganaba. Se notaba, a pesar de sus sonrisas socarronas, que quería ahorcarse. ¿Por qué? En realidad no hay una respuesta certera pero podríamos ir sacando especulaciones.
            La mujer se acercó al rostro del DJ, más éste no se movía ni cambiaba su mirada. La caía mal y listo. Sus narices se rozaban tenuemente, sus respiraciones se mesclaban rudamente una con la otra y la lengua de la modelo lamió la mejilla del músico. Hinata se hizo para atrás y en su angelical rostro se pintó un mohín de disgusto y sumo asco. Eso fue extraño.
            —Perdón —dijo burlonamente la chica—, tenías una mancha ahí y es que eres muy adorable que me da ganas de abrazarte hasta que explotes.
            ‹‹Primero explotas tú con esos tremendos pechos a que yo sea adorable›› pensó un molesto DJ mientras veía de forma impasible a la chica. Estaba esperando que ella agregara algo más a su extraño y psicótico halago.
            —¿No hablas? Vinx dice que eres peor que un perico, nunca paras esa boquita tuya —dijo sonriente Alexandra mientras se enderezaba y presumía sus dotes—. Y más ahora, quisiera poder hablar contigo, Hinata.
            —¿Conmigo?, ¿y sobre qué quieres hablar?
            La modelo sonrió y caminó en dirección contraria por la que ella venía, tenía la seguridad de que el DJ la seguiría. La curiosidad podría más que su débil razón, no debía ir con Alexandra. Pero Hinata ya comenzó a caminar tras ella y esperar a saber qué le tenía preparado la despampanante chica y novia de Vinx. Entraron al elevador y su destino fue la planta baja. Al llegar, la chica de oscuros cabellos condujo al chico de cabellos azules a la cafetería. Bueno, de paso Hinata pediría su soda de fresa, aún estaba entre sus planes adquirirla.
            Así que al llegar, mientras Alexandra se sentaba en una mesa alejada, Hinata fue a la máquina expendedora y sacó su refresco luego fue a la zona de servilletas y aderezos y tomó un popote para ir devuelta con la modelo. Abrió la lata, le puso la pajilla y le dio un sorbo, estaba bastante fría e internamente el chico se sentía feliz.
            —Y bien, ¿de qué me querías hablar? —Comenzó el DJ viendo a los ojos a la novia de Vinx.
            —Ah, no te preocupes, no te tomaré mucho de tu preciado tiempo —respondió Alexandra de forma sarcástica—. Quiero hacerte una pregunta, ¿cuál es tu necesidad de estar siempre cerca de Vinx?
            —Dime eso tú a mí, cariño.
            —Yo soy su novia, no cualquiera puede tener a alguien como yo y es obvio que merezco su atención. Pero tú has estado alrededor de mi novio y muy cerca de él. Lo digo por ti, más que nada, o sea, ya sabes cómo es mi novio, no le agrada la gente como tú. No quisiera que te haga algo porque lo hayas vuelto loco por molestarlo.
            —Eso no tiene mucho sentido que digamos. Tengo que estar cerca de tu dichoso novio porque estoy trabajando con él. No me puedes pedir algo que, por contrato, me obliga a estar junto a él. Y no he hecho nada malo.
            —El baile de puta barata en la entrevista con Lucy Moon me ha indicado que no eres de fiar, Hinata. Ten cuidado, mi novio es de poca paciencia y hablo esto contigo para que no pase a mayores. Él casi no lo tomaría enserio y podría dejarlo ir, y en cualquier momento, por culpa tuya, saldrías lastimado, Hinata.
            Hinata le dio otro sorbo a su soda, se sentía molesto con las mierdas que estaba escupiendo Alexandra. ¿Qué va saber ella? El trabajo les ha obligado a que estén juntos contra su voluntad. Sí, es cierto, han pasado por varios altibajos pero eso ha hecho que tanto el DJ como el baterista se fueran conociendo mejor. Esa mujer no podía hablar de esa manera sobre el trato, incluso ella sabía sobre él. Recordaba perfectamente el día en que la vio llegar a colgarse en la cintura de Vinx. Alexandra lo vio y preguntó como si nada si aquel proyecto era real. Ambos se quejaron al mismo tiempo, y nunca se quejó. Ella hasta se rió del momento, ¿por qué carajos estaba hablándole así ahora?
            —¿Tienes miedo? —Preguntó Hinata más confundido que extrañado y nervioso.
            —¿Disculpa?
            —¿Tienes miedo de que me esté acercando a tu novio? Sólo dímelo si es así o si sólo estoy especulando erróneamente. Porque, con todo lo que me andas diciendo, más parece que te aterra la idea de que pueda entablar una buena relación con Vinx a que él me haga daño.
            —No sé de qué me estás hablando —la chica se echó para atrás en la silla y se cruzó de brazos.
            El que le estuviera desviando la mirada le decía otra cosa a Hinata.
            —Claro que lo sabes y me gustaría saberlo, no vaya a ser que arruine su perfecta relación. Aunque dude que eso sea cierto.
            —¿A qué mierda te refieres, Hinata?
            —Cuida esa boquita, pedazo de perra —sonrió con mala intención el DJ—. Sólo te puedo decir que tal vez tú seas feliz con todo el capricho que te cumple tu novio, pero a él no lo veo cien por ciento feliz junto a ti.
            El DJ recogió su lata con el refresco y se largó de allí, ya no quería seguir escuchando a aquella mujer. Esos comentarios demostraban que lo que más le importaba a Alexandra es ella misma. Bien siempre le recordaba que el título de novio que tenía Vinx era posesión de la modelo, se lo estuvo recordando constantemente en aquella extraña plática. Una y otra vez le estuvo diciendo que Vinx es su novio, ¡claro que lo entendía! El baterista es novio de la modelo, típico, lo comprendía... lo comprendía muy bien. Lo que no encajaba en ese rompecabezas es el hecho de las implícitas quejas que tiene Vinx sobre su novia. Esa relación tiene un hueco y poco a poco se irá agrandando al punto donde se desatará la cruda realidad: algo está mal entre ellos dos. Y Hinata quiere estar ahí. Quiere estar para apoyar a Vinx. Tomó el elevador, ya no tenía ganas de salir al jardín trasero y respirar. Ya tuvo suficiente con Alexandra.
            Al llegar a su piso, aceleró el paso, quería llegar ya a su estudio y encerrarse. Le había frustrado el hecho de que pudo haber insultado más a la novia de Vinx y no lo hizo. Pero tal vez fue lo mejor, no vaya a ser que ella sea de las chicas que, cuando les conviene, acusan a otros con sus novios para que reciban su merecido. Su bello rostro no deseaba ser desfigurado por culpa de una modelo. Vinx es buen novio, lo ha visto. No sería raro que si Alexandra se queja con él, Hinata recibiría una paliza que jamás olvidará (además de que Vinx aprovecharía para darle por ser marica o eso creemos).
            Pero, por estar tan perdido entre sus pensamientos, no se dio cuenta cuando chocó con alguien. Sólo sintió el impacto. Y justo antes de comenzar a insultar a quien sea con quien se haya impactado, vio que se trataba de Vinx. Y hablando del rey de Roma, el fundador de CaNniBaL vio con sorpresa a Hinata y vio que en su mano se derramó un poco del contenido de su lata. Rápidamente, Andrew, sacó un pañuelo desechable y de lo dio. Hinata, confundido y muy sorprendido, aceptó el papel y se limpió. Lo extraño es que no han cruzado palabra alguna.
            —Yo, lo siento, andaba distraído —se disculpó Hinata.
            —No sabía que conocías la acción de pedir disculpas —sonrió el baterista.
            —Y yo no sabía que tú conocías el significado de perdón.
            —Como sea, ¿has visto a Alexandra? La he estado buscando y-
            Justo fue interrumpido el músico por la compuerta del ascensor y por ella salió la chica buscada.
            —¡Amor, qué bueno que te veo! —Exclamó feliz la modelo—, ¿me harías un favor?
            —Sí, ¿qué necesitas? —Preguntó Andrew.
            Hinata veía la escena en silencio pero con suma atención. Tenía que demostrarle a esa mujer que lo que le dijo allá abajo es cierto: Vinx no es realmente feliz con ella.
            —Quiero que me vayas a comprar un frapuchino en una buena cafetería, aquí sabe horrible la comida. Ya sabes cómo me gusta y de paso quiero que traigas más cigarros, ¿podrías hacerlo?
            —Cla-claro...
            La chica sonrió y se fue de allí. Ni un maldito gracias, ni un jodido abrazo, ni un gesto de gratitud, ni un malnacido beso. La chica simplemente lo mandó como sirviente por un cochino café y ni lo pidió por favor.
            —¿Sabes dónde venden buenos cafés? —Preguntó un desilusionado Vinx a Hinata.
            —A-a dos cuadras al norte hay uno muy bueno...
            —Gracias.
            Y Andrew le revolvió el cabello al DJ. Fue ese gesto más que nada instintivo y un mudo detalle que demostraba lo agradecido que está al ver que Hinata le ayudó con los caprichos de su exigente novia. El DJ, por el contrario, sintió sus mejillas arder, eso lo tomó desprevenido. Pero esa escena le entregó una prueba para asegurarse que sus afirmaciones son ciertas, Vinx no es del todo feliz junto a Alexandra. Hinata sonrió melancólico mientras veía cómo Vinx se iba por el elevador en busca del frapuchino.
            Lo mejor sería volver al trabajo...
            El baterista salió menos molesto de lo que planeaba de Ony Music Re:cords. Alexandra, desde que él se volvió alguien reconocido, se convirtió en esa mujer que ahora conocemos. Le entristecía que ella no fue siempre así, Alexandra fue una chica humilde y muy noble... tal vez la malcrió demasiado al darle todo lo que ella quiera. Pero Andrew se lo prometió así y debía cumplirle. Él mismo se había comprometido que, al tener a esa chica, no la dejaría ir; y si eso significaba complacerla hasta como sirviente, él lo haría. Alexandra estuvo con Andrew cuando más lo necesitó, de hecho, ella fue quien le presentó a los gemelos guitarrista cuando el rubio buscaba integrantes para su banda. No podía hacerle eso, pero de todas formas... no sentía del todo feliz con esto.
            Llegó a un lindo café con espectaculares decoraciones y ambiente sumamente familiar. El baterista sonrió al sentirlo, ese tipo de ambiente hace mucho que ya no lo percibía. Era de colores café con rojos y diversos patrones atrayentes pintados en las paredes, mesas con distintos centros de mesa, y los platillos expuestos se veían deliciosos. Andrew pidió el frapuchino a la cajera de turno, olvidó quién era y cuando la chica comenzó a gritar y saltar de emoción por ver al fundador de CaNniBaL, lo recordó. Le sonrió y coqueteó ligeramente. Cuando la chica le dio su pedido, Andrew, cortésmente, le firmó una pequeña libreta que tenía la imagen de los integrantes de su banda que la chica al parecer siempre portaba. Le escribió una linda dedicatoria en la primera página y besó su mejilla; ésta, como era de esperarse, se coloró y sonrió tontamente. Si algo le alegraba a Vinx era ver a los fanáticos y que éstos lo recibieran con mucho cariño y afecto.

Salió del enorme edificio con gran flojera y un amargo sentimiento en su ser, ya eran casi las once y media de la noche. Tanto los gemelos como Charlie y su mejor amigo, o eso creía de éste último porque McGiffen sigue allá dentro, se habían retirado con antelación a sus respectivos hogares. Sólo él quedaba allá aun trabajando. ¿Y su novia Alexandra? Después de haberle llevado su tonto café y los cigarrillos, la chica le avisó que tenía una junta urgente con unos jefes de la revista de modas a la que normalmente presta sus servicios. Lo más seguro es que se revolcaría con alguno de esos hombres pero en vez de sentir una punzada de celos, o algo de enojo por culpa del favor sin agradecimiento, Vinx la dejó ir con gran decepción. Ella es ahora así, no la podía detener.
            Pidió al valet parking por su auto y esperó a que se lo dieran. De reojo vio que Hinata apenas también salía del edificio, Spencer iba junto a él y estaban hablando muy animados. Ambos chicos estaban bajando las escaleras y la risueña carcajada del DJ resonó en la mente de Vinx. De pronto, esa risa se le hizo demasiado bella y adorable. Tal vez estaba en exceso cansado y sus alucinaciones aunadas a todos los sucesos que ha pasado junto con Hinata le comenzaban a cobrar factura. Eso tiene que ser. Y el maldito del estacionamiento aún no le traía su auto; vio que Hinata se paraba junto a él y Spencer se adelantaba para pedir a otro chico por un auto. Se vieron de forma superficial y Vinx notó cómo es que Hinata sacaba sus audífonos y se los ponía, él siempre estaba escuchando música. Es parte de ese chico. Ambos seguían a la espera de sus transportes en un profundo silencio. No había nada qué decir y el ambiente no era del todo molesto... era hasta un poco amigable. El Baterista sonrió fugazmente.
            Su lujoso auto rojo llegó por lo que se dispuso en ir hasta él y largarse a su pent-house. Cuando bajó las escaleras escuchó un ligero “Buenas noches” y al voltear se encontró con la sonrisa que Hinata le dedicaba. Andrew le respondió a la despedida con sólo levantar su mano y dar media vuelta para volver con su cometido. Lo siguiente que se escuchó fue el rugir de aquel motor y un destello rojo andando por las oscuras de aquella mediana ciudad.
            Andrew estacionó y subió hacia su casa. Todo estaba sumamente callado. Alexandra le comentó que pasaría a su casa para arreglarse e irse a su reunión, así que lo más seguro es que su pent-house ya estaba solo y con un pequeño desorden en la sala del clóset. Andrew suspiró cansado. Su novia sale mucho de viaje o de fiesta, rara vez la podía tener una buena temporada junto a él, y tampoco es que él esté libre todo el tiempo. Su trabajo exige el triple que el de Alexandra pero ahora que con este proyecto sus jornadas se alivianaron creyó que sería... lindo tener más tiempo a su novia. Pero, con lo que ha estado pasando, la chica sólo iba a molestarlo justo cuando estaba en plena labor y no tenía más que atenderla. Sus amigos nunca dicen nada, pero ha visto en sus miradas la desaprobación.
            Al abrir la puerta el silencio lo recibió. Sería mejor si tuviera un perro o alguna mascota, pero es alérgico a su pelaje y los pájaros le dan pavor. Estaban prendidas las luces de noche, que son dos hileras, una por cada extremo a lo largo del pasillo de la entrada, de pequeños focos amarillos y tenue fulgor. El chico avanzó por el corredor y prendió las luces de la cocina. El brillo blanco lo encandiló pocamente, fue y abrió el refrigerador para sacar una lata de cerveza e irse a su cuarto.
            Su habitación era un espacio exageradamente grande, una pared fue reemplazada por un gran ventanal como salida a una terraza con vista a la ciudad, una pequeña salita daba ambiente a parte del lugar, además de la enorme pantalla de plasma que estaba posada sobre un gran mueble de color negro y éste guardaba desde películas hasta consolas de videojuegos y centenares de títulos. Su cama estaba frente al televisor, de grandes proporciones y perfectamente tendida, un respaldo de madera pintada de negro y pegado en la parte derecha de ésta varias fotos: fotos de toda su juventud; dos muebles, uno por cada lado del lecho y una lámpara sobre cada uno. Del lado derecho estaba la puerta que conducía a un magnífico baño y armario. Su cuarto lo mantenía sobriamente por más que nada costumbre. Tenía otro cuarto para poner sus instrumentos y cosas favoritas. Sus padres jamás le permitieron tener nada de sus hobbies en su cuarto, así que éstos los ponía en un viejo cobertizo. La costumbre le obligó a dejar sus aficiones fuera de su lugar de descanso.
            Andrew checó su teléfono mientras se sentaba en la orilla de su cama y le daba su último sorbo a su cerveza. Vio que la hora rozaba a la media noche. Se dejó caer y tapó su vista con su antebrazo, debía de aprovechar la ausencia de Alexandra para descansar como se debe, mañana debía volver a Ony Music Re:cords para trabajar. Todo ese proyecto le comenzaba a cansar pero no a molestar, era divertido hacerlo. Cerró ligeramente sus ojos y dejó escapar un suspiro de satisfacción. Nunca había sentido su cama tan cómoda, casi tanto como Laura.
            En su mente se dibujó una tenue neblina que se fue dispersando lentamente, estaba soñando. No se veía a él mismo solo había un vacío blanco y ni un tipo de ruido a la redonda. Se sentía calmado y muy relajado. Ese color blanco era reconfortante... hasta que dejó de verlo. Apareció frente a su visión el jardín trasero de la casa productora para la que anda trabajando y se encontró, de pronto, frente a un recuerdo: la vez que mojaron –ahogaron– a Hinata el primer día de trabajo. Fue gracioso dispararle con una manguera a propulsión, ¿por qué está recordando aquello? No lo comprendía. Pero no veía a ninguno de sus amigos ni los molestos asistentes del DJ, sólo se veía Hinata. Era el momento en que McGiffen lo levantó y el agua se escurría por todo su cuerpo. Su visión se centró, en contra de su voluntad, en lo apegado que quedó su pantalón, podía ver el borde de los calzoncillos de Hinata. Su redondo trasero se amoldó perfectamente, la sudadera que traía ese día estaba pegada a su esbelto cuerpo y las gotas de agua caían por su atolondrado cabello. Pero que su vista se centrara tanto en el culo del chico del sacó de onda.
            Pronto la imagen cambió, ahora estaba en la entrevista con Lucy Moon. Era la escena de cuando Hinata le bailó descaradamente. Nuevamente no había nadie más que Hinata y sólo Hinata. Veía cómo el chico se movía lentamente cerca de su cuerpo, cómo se le subía encima y arrimaba sensualmente, moviendo sus caderas de adelante para atrás. El rostro de Hinata tenía pintado una sonrisa coqueta y sus ojos brillaban con determinación. Sintió un choque eléctrico correr por su columna hasta... su parte baja. Nuevamente su vista estaba centrada en el trasero de ese DJ.
            La vista volvió a cambiar. Es la noche en que peleó con el DJ sensación y le dijo la cruel realidad. Lo extraño es que aquí, Hinata, no gritó. De hecho, el sueño ha sido en todo momento mudo, ni ha comenzado a llorar ni a quejarse el chico de cabellos multicolor. Sólo vio cómo es que el chico de ojos carmín se subía sobre él, ambos estaban acostados en Laura, y se le acercaba con clara intención de besarlo, sintió aquellas pequeñas manos recorrer su bien formado cuerpo. Sentía que Hinata comenzaba a quitarse su ropa y dejaba ver un amigable cuerpo curveado y delgado. El chico se movía indecentemente sobre su miembro de adelante hacia atrás, podía sentí su miembro despertarse. Los ojos del DJ brillaban fuertemente y justo cuando Vinx se iba a quitar la ropa y que aquello pasara a mayores, él despertó.
            Se sentó de golpe y su respiración estaba muy agitada. Posó su mano en su frente y notó que estaba sudando. Inhalaba y exhalaba tonta y desesperadamente, intentando recuperar su dignidad. Había soñado con Hinata, no fue un sueño meramente húmedo pero el hecho de que su mente le mostrara tales cuadros e intento de sueño erótico con el DJ, era una broma. Las sensaciones fueron tan reales. Ahora –no entendía por qué ni quería hacerlo– tenía la necesidad de que eso hubiera sido real. No entendía pero tenía las ganas de cerciorarse de que la piel y la experiencia de pasar una noche con Hinata sean tan alucinantes como lo soñó. Miró a todos lados para ir al final adonde tenía miedo de ver.
            Su pene... ¡estaba erecto!
            Demasiado duro y mojando su ropa. La mancha de humedad lo delataba, estaba completamente excitado.
            ¡Maldita sea, se excitó soñando con el cuerpo de otro hombre!

CONTINUARA
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Perdón por las faltas de Ortografía.

Notas finales:

...

¿Qué les pareció? Ya en el siguiente capítulo veremos la aventurita de Vinx y su pequeño, no tan pequeño, Vinx xD

¡Espero sus reviews con emoción!

Los Quere Musho, Miraku, SAYO~


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