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Blues de Justine por albert2822

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Notas del capitulo:

Hola a todos y a todas, aquí les traigo el último capítulo de esta historia de Freed y Laxus. Espero que les guste y que sea una buena forma de celebrar el final del manga de Fairy Tail.

-¡¡¡Yo tengo algo que decir!!!- dios mío, ¿qué he hecho? ¡¿Qué he hecho?! Notaba como mi corazón se aceleraba por momentos pidiendo una mascarilla de oxígeno y una salida de emergencia. Espera, Freed… ¿cómo puedes haber hecho semejante imprudencia si no has abierto la boca? Además, esa voz era muy femenina y la conocía bastante bien, a pesar de que en ocasiones la confundía con ciertos elementos de cristal.

-¡¡¡Mira-neechan!!!- de repente me di cuenta de lo que realmente estaba ocurriendo. Mi amiga Ever y su no novio Elfman acababan de irrumpir en la ceremonia con gritos, llantos y con las palabras que yo mismo no me había atrevido a nombrar.

Era extraña aquella situación. ¿Qué motivo tendrían Ever y Elfman para detener de aquella manera el enlace? No entendía nada, aquello más que una boda parecía un escenario de un teatro en el cual se acababa de abrir el telón de una obra tragicómica. Veía, disfrutando gratamente, como el patético, mimado y sobreprotector Elfman se secaba las lágrimas en el lujoso vestido de novia de su hermana. Dios, cómo disfrutaba de aquello.

-Elf-niichan, calma, deja de llorar- ahí está la gran fachada de dulzura que a todos tiene engañados y embelesados. Bueno, a todos menos a mí, claro está. Yo sé diferenciar cuando se ha subido una harpía al escenario para actuar- ¿Qué ocurre, Elf-niichan, porqué has detenido mi boda?

-Porque no estoy preparado para perder a mi hermanita, y menos a manos de ese hombre- Perdona, Elf-niichan de las narices, más quisieras tú ser la mitad de hombre que mi dios- Y sin avisar, y tan de pronto…

-Exacto Laxus, somos tus amigos y ni tan siquiera te esperas unos días a que regresáramos de la misión para celebrar tu boda. Suerte que al ser una persona con tanta fama, las noticias de tu casamiento han volado por cada aldea del reino de Fiore y ha llegado a nuestros oídos. Pero que sepas que estamos muy disgustados- bien dicho, Ever. Algo tan repentino e imprevisto no es bueno, y menos sin contar con tus amigos.

-Será que no quería contar con gente ruidosa y llorica en mi boda. Pero ahora que habéis venido, quedaros a disfrutar del enlace- Pero serás idiota, baka Laxus. Hay momentos que eres para echarte de comer aparte. Si tuvieras a una buena mujer al lado no serías tan capullo y arrogante como has sido ahora. Si me tuvieras a mí, todo sería distinto.

-Laxus…- Pobre Ever, las has dejado sin palabras. ¡Baka Laxus, baka, baka! Espera, ¿por qué Ever mira tanto hacia aquí? ¿Qué es eso que está intentando decirme? Seré un mago que puede descifrar cualquier runa pero leer los labios no es mi fuerte.

Aquellos gestos de mi amiga pasaron desapercibidos para todos los allí presentes menos para Bicks, quien sigilosamente se levantó de su asiento y se acercó hasta donde me encontraba para susurrarme algo al oído.

-Capi, lo que Ever intenta decir es que aproveches este numerito que ha montado para detener la ceremonia y le declares tus sentimientos al jefe- mi cara debió de ser un poema. Ever, en seguida supo que su mensaje había sido transmitido y Biscks reía mientras esperaba mi respuesta a aquella propuesta.

Un momento de respiro, un momento. ¿Me estás diciendo que todo este show es para que yo confiese mis sentimientos a Laxus? No puede ser, nada tiene sentido. ¿Cómo podría Ever hacer algo así y, además, con la ayuda de Elfman? Aunque bueno, de seguro lo esté usando sin que este sepa nada. Y lo de Ever tampoco era de extrañar ya que ella era mi amiga, desde hacía tiempo conocía bien mis sentimientos y estaba tan loca para montar aquel espectáculo para ayudarle a él. Espera, ¿todo este tiempo ha sabido Bicks mis sentimientos hacia Laxus? ¿Tanto se me notan? Eso quiere decir que ¡¡¡Laxus también lo sabe!!! Tranquilízate Freed, aunque era muy efectivo en las misiones, Laxus no era muy perspicaz en relación a temas románticos. Vale, sabiendo eso, ¿qué hago? Ever y Bicks me han brindado la oportunidad perfecta para detener esta absurda pantomima de boda y decirle a mi dios cuanto le amaba. Es mi momento, mi único momento y lo deseo tanto que sé que no puedo hacerle esto. Declararme sería como traicionar toda nuestra amistad de tantos años, como decirle que durante este tiempo ha vivido una mentira donde no conocía al verdadero Freed, al que lo desea con todo su ser. Debo callarme para siempre para que él sea feliz, después de todo, eso es lo que más deseo en mi vida.

Con un simple movimiento de cabeza me negué a mover ficha viendo como mis dos mejores amigos se enfadaban. Ahora sí que pude leer perfectamente los labios de Ever llamándome idiota mientras el brazo de Bicks se apoyaba en mi hombro para reconfortarme.

-Espero que no te arrepientas, capi- eso espero yo también, Biscks. Pero ya había tomado esa decisión la otra noche y solamente me quedaba aguantar y acarrear con todas las consecuencias.

Mientras había estado perdido en mis pensamientos, el numerito de Elfman había acabado el primer acto y estaba a punto de entrar en el clímax del show. Seguía aferrado a su hermana llorando desconsoladamente y sin escuchar las palabras de ésta cuando, para sorpresa de todos donde me incluyo, se desmayó.

-¡¡¡Elf-niichan, Elf-niichan!!!- da igual cómo te pongas, zorra, sigo sin creerme tus lloros. Sin embargo, me preocupaba la reacción de mi amiga al tratarse de la persona que ama.

-¡Elfman! Será idiota, se ha pasado toda la noche sin dormir, cargándome a mí en brazos para llegar a esta estúpida boda- eran pocas las ocasiones donde podía ver los sentimientos de mi amiga, sus lágrimas. Había llorado muchas veces en sus brazos pero ella no se dejaba abrir tan fácilmente. Aunque lo niegue, en el fondo de su corazón, ama demasiado a esa persona, tanto como yo a mi dios- Vamos a llevarlo con Polysuca, Mira.

Tanto Bicks como yo nos ofrecimos voluntarios a cargar con Elfman hasta la casa de la curandera, pero Ever no nos dejó. Mira, su hermana Lisanna y ella se lo llevaron entre las tres y ante la atenta mirada de todos los invitados.

-Y yo que pensaba que iba a ser un muermo de boda- ¿por qué Natsu no se ahorra sus comentarios estúpidos por una vez?

-Bueno, lo mejor será tomarnos un receso en la boda para vigilar el estado de Elfman. En cuanto se sepa algo, retomaremos el compromiso, ¿no, Laxus?- ya está poniendo orden el generalísimo de Fairy Tail. ¿A ver quién es capaz de llevarle la contraria, maestro Makarov? Ni siquiera su propio nieto, sino hoy no habría este espectáculo llamado boda.

Cuanto me fastidiaba cuando Laxus se ponía en plan soldado acatador de normas de su abuelo, como si no tuviera mente pensante. Sabía perfectamente que todavía se sentía culpable por lo que pasó en el festival de Magnolia, pero me daban ganas de poner en su lugar a aquel vejestorio.

La ceremonia se pospuso, tal y como dicto el viejo. Debería estar feliz pero, por primera vez, deseé que aquella boda continuara, de este modo evitaría lo que estaba a punto de ocurrir.

-Freed, ¿podemos hablar un momento, en privado?- para ti lo que quieras, guapo. Bromas aparte, ¿de qué querrá hablar Laxus ahora? Tengo miedo, después de todo, últimamente cada confesión suya es una bala clavada en mi corazón. Por ese mismo motivo, me hice el loco, como si no hubiera escuchado las palabras de mi dios. Pero él no era de las personas que se rendían y cuando querían algo, lo iban a tener sí o sí- Freed, ¡he dicho que vengas, joder!

No sé si me sorprendió más la brusquedad o la mano que me agarró férreamente y no me soltó hasta apartarme de todo el tumulto de invitados dentro de un despacho del gremio, concretamente, en el del maestro. Laxus parecía muy inquieto y lo noté en sus movimientos. Por poco me lanza contra el escritorio y no como de veras hubiese querido.

-Freed, lo siento… no quería hacerte daño- pues no lo parecía, Laxus. Volví a tener la misma sensación de miedo que cuando intentaste atacarme en la Catedral Kardia aquel día y salté.

-¡¡¡Pero, ¿qué coño te pasa, Laxus?!!!- ¡¿qué coño te pasa a ti, Freed?! ¡¿Qué maneras son esas de hablarle a tu dios?! Cálmate, respira hondo y recupera la cordura. Ja, y pensaba que lo peor había pasado ya. Ahora veréis.

-¿Te arrepientes?- ¿eh?- ¡¿Te arrepientes de no haberme confesado tus sentimientos?!-¡¿qué?! ¡¡¡¿quéeeeeeeee?!!! Esto no puede estar pasando de verdad. Despierta, Freed, he dicho que te despiertes, ostia. Pero nada. Aunque cerrara los ojos, me pellizcara o cualquier otra cosa, seguía teniendo en frente a mi dios esperando respuesta a aquella pregunta realmente inesperada, incómoda e inoportuna.

-¿Cómo lo has sabido? No pensé que te importaran estos temas- me atreví a decirle con la boca pequeña, entre cohibido y acojonado. Pero lo peor de todo, lo que más me dolía y eso que aquella pregunta fue una bala de pistola, mejor, una bala de cañón directa en mi sien, era que pensaba que conocía a Laxus, pero me equivocaba, y eso me defraudaba como persona, como su capitán, como su amigo y como la persona a la que amaba.

-Seré idiota o poco perspicaz como tú dices, pero no con las cosas que me preocupan- ¿qué ha sido esa media risa tonta que has sacado? ¿Por qué tienes que ser tan amable en un momento así, en una situación así? ¿Por qué?- Además de que te conozco mejor de lo que tú te conoces a ti mismo, el numerito de Ever y las palabras de Bickslow han resuelto mis dudas.

Si antes amaba a aquel par de dos, ahora quería enterrarlos en lo más profundo del océano con mis propias manos para asegurarme de que no escaparan. Pero regresemos a lo importante, ¿cómo salgo de esta sin morir? Imposible. El solo hecho de tener a mi dios delante menguaba mis fuerzas y si a eso le sumas la pregunta del millón, muerte segura. Huida totalmente descartada del plan. También cabe pensar que alguien podría rescatarme, pero la cosa estaba difícil. El único que vio donde nos dirigíamos era Biscks y no creo que por su mente perversa se le ocurra interrumpirnos. Vale, de acuerdo, huida y rescate quedan anulados, ahora solo queda luchar. Lo mejor será enfrentar la situación, dejar las cosas claras y ya más tarde me compraré un pasaje para el reino más lejano donde viviré cual ermitaño en la cima de la montaña más alta que tenga aquel lugar, sin comodidades, sin quebraderos de cabeza y, sobre todo, sin mi dios.

-Laxus, yo…- yo fui salvado. Gracias Dios, Alá, Budha o cualquier individuo de allí arriba que haya escuchado mis plegarias. Espera, no. He vuelto a ser troleado por todos vosotros.

-¿Qué hacéis vosotros dos, aquí, solos?- prefería totalmente la situación de antes a la de ahora. No había encontrado la salvación, sino todo lo contrario, un pasaje directo a mi tumba. Eso por decir que quería irme de viaje.

Las puertas del infierno se cerraron tras la entrada de aquel demonio, y no me refiero a la que lleva el sobrenombre del amo del inframundo sino al retaco que lleva bigote canoso por cuernos e ideas de la edad de piedra en lugar de arma filosa denominada tridente.

-Viejo, piérdete, estamos hablando de algo importante- exacto, piérdete Makarov, nadie te ha dado vela en este entierro.

-¡A mí no me hables así, niñato malcriado!- todavía resuena en mis oídos la colleja que recibió Laxus por parte de su abuelo- Será mejor que vayas a ver el estado del hermano de tu prometida para retomar cuanto antes la ceremonia. En cuanto a ti, ¿pensé que te había dejado bien claro tu posición en todo este asunto? Por si acaso, te lo recuerdo. No pintas nada, absolutamente nada, Freed. Será mejor que te vayas antes de que me piense tu continuidad en este gremio.

De normal hacía oídos sordos ante las barbaridades que salían por la boca de aquel anciano, pero esta vez era distinto. Aquellas palabras me dejaron tocado. No solo había tocado mi punto débil, Laxus, sino que estaba atentando directamente contra la relación que tenemos ambos y, eso, no estaba dispuesto a permitírselo.

-¡Retira esas palabras, viejo, o sino…!- podía contemplar el semblante cabreado de Laxus, estaba igual de dolido o más que yo, y la forma en la que saltó para defenderme me hizo amarlo más.

-Sino, ¿qué? ¿Qué me vas a hacer tú, criajo irresponsable! Alguien que ni siquiera toma conciencia de las necesidades del gremio y elimina todas aquellas distracciones y amenazas que le puedan afectar, no merece ni ser mi sombra. A veces me pregunto si habré obrado bien en proclamarte digno sucesor, Laxus- noté en mi pelo como las chispas de mi dios comenzaron a brotar con fuerza. Me volteé cara a él y lo vi. Estaba desquiciado, como aquel día que casi destruye su hogar. Aquellas palabras de su abuelo habían hecho gran mella en sus oídos, y estaba a punto de desbordarse, de destrozar todo lo que ama. Pero yo ya me había decidido, no podía dejarle solo, no esta vez.

Con firmeza, agarré su mano con la mía. Tenía que devolverle la cordura antes de que causara algo de lo que más tarde se pudiera arrepentir. Al principio, las chispas de mi dios dolían, quemaban mis manos, pero daba igual. Debía detenerlo. Acerqué todo mi cuerpo y lo abracé. Lentamente, noté como se iban disipando cada parte eléctrica del cuerpo de mi dios, hasta que recuperó la normalidad.

-Freed…- cuando escuché mi nombre salir por su boca sabía que lo había recuperado y me alivié. Pero todavía quedaba algo por hacer.

-¿Querías saber mis sentimientos? Déjame que te los muestre- le susurré al oído una vez estaba calmado. Cuanto me hubiese gustado aguantar más tiempo tan cerca de mi dios, pero tenía trabajo que hacer- Quizás tenga razón, maestro. Lo mío con su hijo jamás podría funcionar, ambos somos hombres, adultos, con responsabilidades, y con dos dedos de frente. Lo mejor será darle la razón y terminar nuestra relación. Después de la boda, haré mis maletas y me marcharé lo más lejos de Magnolia y de él. Todo sea por el bien del gremio, y de usted… -veía al todavía maestro con un rostro complaciente, triunfador, todo lo contrario al de mi dios, quien se encontraba alicaído, triste y furioso- o quizás no la tenga porque es un viejo senil cuyas ideas están más pasadas de moda que la era de los dragones, las hombreras y los viajes en burro, que no ve más allá de lo que dicta su yo, su gran ego de macho cabrío y de ser superior sobre la tierra, que le recuerdo, no me llega ni a la suela de los talones, retaco. Quizás tampoco la tenga porque nunca, jamás en la vida, se ha molestado en pensar en lo que era mejor para su nieto, para su familia, recordemos que solo le importaba él mismo. Transmitió todo su amargura y frustración a su hijo, y mira lo que creó. Tuvo la oportunidad de salvar a su nieto, de hacer las cosas mejor, y la está tirando por la borda completamente. Déjale amar a quien quiera, déjale decidir su camino, no le imponga trabas ni obstáculos, déjale en paz. Si me ama, o me deja de amar es algo que tendrá que decidir por él mismo, porqué yo sí que le amo y daría mi vida por él, no como tú, dictador de pacotilla. Ahora, si me disculpa, me dispongo a besar a su nieto, si no le gusta lo que va a presenciar, ya sabe dónde está la puerta que para algo todavía es su despacho.

Tras soltar toda aquella amalgama de ideas y palabras que ni la mitad entendía yo mismo ni la otra mitad había pasado filtro alguno por mi mente, hice lo que jamás pensé que haría con las pocas fuerzas que me restaban. Besé a Laxus. Besé a mi dios. Lo repito porque todavía ni me creo que haya sido capaz de hacerlo.  Mi corazón late a toda potencia. Mis labios están aún húmedos después de separarnos. Me muerdo la comisura de los labios recordando aquel momento, aquella sensación placentera. Ni el karma, el destino o Demetrio me han podido detener. De igual forma, tampoco podrán detener mis piernas en cuanto empiecen a correr huyendo de aquella locura tan deliciosa que acababa de hacer. Aquellos labios, dios, qué labios, aquella lengua, qué lengua, aquella sensación… fue el mayor orgasmo de mi vida. Diréis, estas exagerando, ¿no? Puede que a la realidad le haya mezclado un poco de imaginación y fantasía, pero de verdad es lo que siento. Apenas puede mi vocabulario seleccionar las palabras adecuadas para describir aquel beso. Ni tampoco existen palabras que describan el rostro de Laxus. Perplejo, un poco. Curioso, también. Sonriente, como nunca. Amado, por supuesto. Enamorado, todavía incierto para mí aunque tengo claro que su lengua tuvo la necesidad de investigar para responder aquella duda. Pero mi viaje al Edén fue detenido cuando un portazo sonó con fuerza tras de mí.

-Eso ha sido brutal- ¿eh? ¡¿Cómoooooooo?! No esperaba aquella manifestación de euforia por parte de mi dios. Tal fue mi sorpresa y mi rojez en mi rostro que hasta mi dios se percató y tuvo que rectificar algo colorado también- Me refiero a lo que le has dicho a mi viejo, Freed. El beso…

-El beso fue un beso. Pero, a diferencia de tu abuelo, no requiere una obligación. Decidas, lo que decidas, yo estaré bien y seguiré contigo hasta el final- tenía que rescatar a mi dios del embrollo que él mismo tenía en su cabeza.

-Freed, voy a serte sincero. Yo te quiero, pero no de la misma forma que tú me quieres a mí. He sido muy injusto todos estos años contigo. Me he aprovechado de tus sentimientos para mantenerte a mi lado. Tenía miedo de que te fueras de mi lado si te rechazaba, porque eres muy importante para mí. Eres mi familia, mi verdadera familia aunque no comportamos apellidos- pensareis, debería tener el corazón hecho pedazos, pero no es así. Me siento feliz, aliviado, muy pero que muy aliviado. Ya tendré tiempo de ahogar mis penas con mis amigos, y con Ever y Bicslow claro- entender por amigos a mi querido vodka y a mi querido whisky- pero ahora, tenía que aliviar a Laxus, la angustia que sentía al dedicarme aquellas palabras.

-No te preocupes, Laxus, tú siempre serás mi dios- mi amor por él jamás cambiará, y daba igual que no fuera correspondido, porque él es mi dios, mi todo.

-Gracias…-Laxus realmente parecía aliviado, como si se hubiese quitado un grna peso de encima. Ahora, sonreía nuevamente, tal y como a mí me gustaba más verlo. Mi dios en todo su esplendor-Aunque no se todavía si es buena idea o no, me casaré con Mira. Al fin y al cabo no es tan demonio como dicen. Espero ser feliz algún día, pero sobre todo, espero no ser la causa de tu infelicidad porque de todas las personas que conozco, eres la que más merece ser feliz. Estoy seguro que algún día encontrarás a alguien que pueda amarte tanto como tú le amarás a él, y espero estar cerca de ti para ayudarte en lo que necesites.

Yo también lo espero, mi dios. Pero, ¿habrá alguien capaz de enamorarme más que mi dios? ¡Nunca! Jamás, ni en mil años, antes muerto, ¿no? Mientras seguía buscando respuesta a ese interrogante no, decidí zanjar los problemas con Laxus de una vez por todas. Sin palabras, simplemente con un gesto pude recuperar a mi dios hasta el día que me muera.

-¡¡¡¿Qué estás haciendo con mi prometido?!!!- ¿qué es hoy, el día de las visitas inesperadas? Es para plantearse poner un pestillo en esa puerta, Laxus. Aunque, por esta vez, culpa de su rudeza no le echaba a aquella demonio, porque como aquel que dice, nos había pillado con las manos en la masa. Bueno, eso es lo que muchos pensaréis pero no. Simplemente había abrazado a mi dios, para nunca jamás, soltarle- Me descuido un segundo y ya estás intentando arrebatármelo, maldita ramera lame culos y roba maridos.

Laxus intentó contestar a aquella mujer, pero yo le tapé la boca. Me separé de sus brazos y me dispuse a salir por la puerta, no sin antes dejarle las cosas claras a aquella mujer.

-¿Sabes lo que me da pena? Qué una harpía como tú no se merece su amor y su gratitud, Mira. Espero que algún día sepas apreciar bien lo que tienes, un dios hecho persona- y con la palabra en la boca, tal y como la dejé a aquella bruja, me fui victorioso, orgulloso de mis logros, de mi atrevimiento, de mi relación con Laxus y de lo que había conseguido a partir de ese momento.

La boda prosiguió con normalidad. Ya no hubo más numeritos de espectáculo más que los causantes por el alcohol y la posterior fiesta en el gremio. Ever y Bicks intentaron consolarme pero no había nada que consolar porque estaba feliz. Decidí salir de mi tristeza y seguir adelante, por mi dios y por mí. El día en que decidí quitarme la vida fue el mismo día en que decidí vivir.

 

Había pasada un año y las cosas en Fairy Tail seguían igual. Podría decirse que sí, al menos el gremio no había sido destruido y reconstruido, cosa que es mucho pedir en los últimos años. Tampoco se tranquilizó el ambiente, ni disminuyeron las peleas, aunque puedo decir que yo estaba más calmado teniendo bien lejos a aquel carcamal que se había marchado en un viaje de jubilados por todo Fiore. Eso sí, las noticias inesperadas fueron  llegando una tras otras. La repentina boda secreta de Elfman y Ever, negada todavía de cara a la sociedad,  el extraño noviazgo de Bicks con la pequeña de los hermanos de cabello blanco- sin duda, la historia estaba cogiendo un giro similar a Pasión de gavilanes, o al menos eso era lo que parecía-, mi salida del armario ante el resto de miembros del gremio cosa que fue aceptada como si nada hubiera cambiado y la reciente noticia del embarazo de Mirajane, la ex demonio. Justo en estos momentos, mi trasero reposaba en unos de los taburetes de la barra mientras descansaba de la fiesta de celebración de los felices papis primerizos. Hablando de papis, a mi lado tenía a mi dios que buscaba consuelo en mis brazos- y no penséis mal- y en las deliciosas bebidas alcohólicas de la fiesta.

-Dios Freed, voy a tener un hijo… no creo que sea un buen padre, viendo el historial de mi familia- pero, ¿qué dices, baka-Laxus?, será el padre que todo niño desea tener. Fortachón, sobreprotector, amable y cariñoso. Vamos, un partidazo bajo mi humilde opinión- Tú, ¿qué piensas?

-Vas a ser un padre excelente, Laxus- eso es algo innegable.

-No eres muy objetivo, Freed- eso ya lo sé, mi dios, pero al menos te he sacado una sonrisa y he podido borrarte por unos momentos todas tus preocupaciones- Cambiando de tema, ¿tú no tienes nada que contarme?

-Ninguna novedad, Laxus- si no hubiera ninguna novedad no estarías rojo como un tomate, Freed. ¿Quién es el tonto ahora? Pero era demasiado pronto para aceptarlo, para decidirlo, porque si lo decía en voz alta se iba a hacer realidad y tenía miedo.

-Pensaba que era hoy cuando regresaba de su misión. Por eso te has puesto tus mejores galas, jajajaja- tampoco te pases, mi dios. Parece que el alcohol se te ha subido a la cabeza y tienes ganas de bromear.

-Me he puesto guapo para mi dios, como siempre- a ver cómo respondes a eso, jajajaja.

-Pues tu dios acaba de entrar por la puerta.

-¡¡¡Pero, ¿qué es todo este alboroto?!!! ¡¡¡¿Por qué estáis todos ganduleando en lugar de hacer misiones?!!! Menuda panda de vagos. Me creí como un patán que erais el mejor gremio de magos pero todos sois una panda de perros, unos holgazanes, unos viva la fiesta, unos maltrabaja…- Freed, tú te lo has buscado así que hazte responsable hasta que madure.

-Deja de gritar, que el que está montando un alboroto eres tú, idiota- tuve que agarrar a aquel alborotador de la oreja y sacarlo del salón para que continuara la fiesta. Desde la barra, Laxus reía mientras contemplaba mi escena hasta que dejé de escuchar sus risas tras salir del gremio.

-Lo siento, Freed-sama- no hagas pucheros, no los hagas, que soy incapaz de luchar contra ellos- Ya he regresado.

-Bienvenido a casa, mi dios.

 

Notas finales:

Bueno, que os ha parecido, os ha gustado. Espero que sí. Espero no haber decepcionado por no ser un Freed x Laxus del todo, pero en cierto modo y para mi opinión s que lo es. Ya sabéis, si os ha gustado, mandarme un review y os contestaré encantado.

Nos vemos en el próximo trabajo.


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