Un silencio rondaba en la sala de cierto peli-raro. Si la situación no fuese tan loca Joey se habría reído de la cara que hizo su novio, pero él mismo estaba sorprendido mientras miraba que su no-carta aún se abrazaba a la pierna del castaño.
Al niño no le importa el silencio, pues simplemente está feliz de ver a su papá.
-Joey.- Dice suavemente Kaiba ganando la atención de los otros dos adultos de la habitación.
-D-Dime, amor.- Responde Joey algo nervioso.
-En serio, explícame qué rayos está pasando.
Los tres se acomodan en el sofá mientras los niños se sientan en el suelo y juegan con algunos juguetes dados por Yugi. La historia comienza por Joey.
-Sé que suena loco, pero este chico.- Voltea su cabeza para mirar a su dragón en versión niño.- Apareció cuando intenté jugar mi carta de dragón negro de ojos rojos.- Saca una carta de su deck.- Mira. Ahora su carta dice “No disponible”.-
Kaiba toma la carta y la inspecciona para luego ver al niño y suspirar.- Supongo que viendo la prueba con mis propios ojos hace que sea imposible no creerte.
Joey le mira.- ¿De verdad crees tan fácil toda la historia? Es retorcido, sabes.
El castaño solo se alza de hombros.- Creo que es mejor a la historia de que tú me engañaste y tuviste un hijo con otra.- No se sorprende al recibir un golpe en el hombro de su novio.- Ahora bien. ¿Por qué no querías hablarme de él?
-En realidad.- Interviene por primera vez Yugi en la conversación.- ellos parecen no recordar que eran…- Voltea a verlos para luego susurrar.- Cartas… Pero si cosas básicas como quienes eran sus dueños. Por alguna razón confunden eso y nos llaman padres. Asi que pensamos que como ustedes solían pelear pues el niño recordaría eso.
-Eso lo entiendo. Pero ¿por qué el dragón de mi cachorro me llama así? – Pregunta curioso.
-Esa misma pregunta nos hacemos.- Joey suspira para ver acercarse a su dragón.
-¡Papi! – Alza sus bracitos esperando que su papi lo levantara, lo cual hace para ponerlo en su regazo.
Seto da una sonrisa burlona al ver la escena.- ¿Oh?~ Con que así te verías si tuviéramos un hijo.
Joey se sonroja.- ¡Cállate!
-Pelo papá. Yo soy su hijo.- Dice el niño señalándose triste.- ¿o no? – Enseguida recibe un beso en su cabeza de parte del rubio y nota una sonrisa en su rostro al voltear a verlo.
-Sí, tu eres nuestro bebé.- Le abraza con fuerza y comienza a restregar su mejilla con la suya, haciéndole cosquillas.
-¡Si, papi!
Kaiba vuelve a sonreír con la escena pero esta vez sinceramente al ver lo dulce que se ve su cachorro además de lo tierno del niño.
Yugi también sonríe para luego voltear a ver su mago que aun jugaba feliz pero tranquilamente. Por alguna razón el recuerdo de su faraón pasa por su mente. Esta era su carta favorita, así que básicamente también es su hijo.
Se sonroja con ese pensamiento.
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Una hora después Kaiba comenzaba a encariñarse con el niño. El pequeño pelinegro lo trataba literalmente como si fuera su padre y el sentimiento le daba ternura y también deseos de protección.
Joey solo sonríe desde la silla del comedor donde estaba sentado al ver al ojirojo siendo cargado por Kaiba. Sabe que su novio atraviesa desde hace un año un raro periodo de no saber dónde poner tanta protección. Desde ese tiempo su hermano se fue a Londres a ayudar con la sucursal de Kaiba Corp de allí. Últimamente sus instintos de protección son hacia él y le cansaba un poco, sobre todo con la cantidad de guardaespaldas.
Verlo encariñado de su dragón le hacía feliz.
-Oye, Joey.- El rubio voltea a ver a Yugi que tenia de la mano a su “hijo”.- Creo que deberíamos ponerles nombres a estos chicos.
-¿Eh?
-Decirle “Mago oscuro” es muy raro, ¿sabes? – Dice mirando al niño que lo miraba con confusión.
-Sí, sería buena idea.- Responde de acuerdo Joey para luego mirar a su par.- Seto, ven aquí un momento, por favor.
El castaño camina hacia ellos, dejando al niño en el piso.
-Estamos pensando que sería buena idea ponerles un nombre nuevo.- Dice Yugi arrodillándose para quedar a la altura del mago.- ¿Qué me dices? ¿Te gustaría un nuevo nombre?
Se señala confuso.- Pero ¿No me llamo “mago oscuro”? ¿Por qué otro nombre?
Yugi mira hacia Joey en busca de ayuda a lo que este interviene.- Es un apodo cariñoso. Ese nombre es muy largo y el nuevo será dado por Yugi. ¿No suena bien? – Le termina sonriendo a lo que el niño le remeda y le asiente a Yugi.
-Está bien, papá.
Yugi asiente para luego pensar un poco con su dedo en su barbilla.- Creo que Kuro (*) sería un buen nombre. ¿Te gusta?
-Kuro.- Murmura el niño captando el nombre para luego sonreír ligeramente y asentir.- Si, está muy bien.
El pelinegro ve a los dos para luego mirar a Joey expectante, esperando el apodo.- Oh? ¿También quieres un nombre? – Sonríe al verlo asentir mientras se metía el dedo pulgar a su boca.- Mm
Suena un teléfono y de inmediato Kaiba se disculpa y se aleja para contestar.
El niño mira un momento a su papá para luego ver a Joey esperando que le diera un nombre cool como el de su amigo.
-Mm, creo que para no perder la costumbre creo que Ryu (*) sería bueno.- Dice Joey levantándose y tomando al niño el brazos. ¿Qué me dices, Ryu? ¿Está lindo?
El pelinegro aun con el dedo en la boca sonríe y asiente.- ¡Me gusta!
Kaiba se acerca frunciendo un poco el ceño.- Ya debo volver a la oficina. Me necesitan allá esos incompetentes.- Se acerca a Joey y le da un beso, luego revuelve un poco el cabello del niño con su mano.- Me cuentas luego cómo resuelven esto y te espero hoy en casa.- Se acerca a susurrarle a Joey.- No se si lo de los nombres es buena idea. Te podrías encariñar de más. No olvides que es una carta.- Se aleja viendo el rostro perplejo de Joey para luego besar su frente e irse.
-Adiós Kaiba.- Dice Yugi al verlo salir por la puerta y no se molesta cuando no le devuelve la despedida.- ¿Pasa algo, Joey? – Pregunta al verlo pasmado y mirando donde se fue Kaiba. Luego su atención va a cierto pelinegro aun en brazos del rubio que empezaba a derramar lágrimas.- Eh, Joey… Ryu llora.
Y con eso enseguida Joey sale de su estupefacción y se da cuenta que efectivamente el niño llora silenciosamente.- ¿Qué pasa, dragoncito? – Le dice cariñosamente y con una sonrisa.
Ryo lo mira con su labio temblando.- Papá se fue.
Joey le sonríe para comenzar a mecerlo.- No te preocupes, lo veremos más tarde. Debía irse a trabajar.
Sorbe la nariz.- ¿De vedad?
-De verdad.- Le abraza mas fuerte pensando un poco en lo que dijo su novio. No había que confundir, por supuesto que ama su carta pues siempre estuvo con él, pero también sabía que en algun momento el niño debe volver a lo que era antes.
No es tan tonto como todos piensan. Él no va a confundir el cariño que siente por su carta por amor hacia un hijo que sabe que ambos nunca tendrán. Claramente sabe la diferencia… ¿Cierto?
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En cierta mansión, cierto rubio duerme con cansancio y estirado en la cama. Ryu no quiso quitarse del espacio del medio entre ambos adultos así que al principio le costó dormir sin ser abrazado por su novio. Para que luego el cansancio fuera más fuerte y terminara dormido.
Después de hablarlo con Yugi por un buen rato resolvieron que poco podían hacer más que llamar a Marik para preguntar si algo similar ocurría en Egipto o si tenía que ver con una cripta. Sin embargo el chico estaba de viaje por dos semanas así que no podían contactarlo al teléfono usual.
Lo único que pensaron fue ocuparse de los niños por esas dos semanas.
Su novio al principio parecía un poco contra la idea, pues sabe que se pueden encariñar y no querer dejarlos ir luego pero decide que no hay más opción.
Se decidió que en la mañana mandaría a arreglar una habitación especialmente para Ryu.
Solo lo mejor para el dragón.
Está descansando cuando siente una perturbación en la cara que trata de hacerlo despertar pero simplemente lo espanta como mosca para acomodarse más a dormir.
Nuevamente siente esa pequeña molestia que insiste en que despierte.- Seto, déjame en paz.- Aparta la mano de su novio.
Por tercera vez algo toca su rostro, y en la penumbra de la abertura de sus parpados nota que se trata de una mano pequeña. Así que era su dragón.- Ryu, deja a papi dormir.- Vuelve a cerrar los ojos.
Otra vez siente la mano y cuando está a punto de quejarse escucha una voz.
-Papi, despierta rápido.
Abre los ojos lentamente y curioso, y no puede evitar sorprenderse cuando ve que en frente suyo y sentada muy cerca está una niña de larga cabellera blanquecina y unos penetrantes ojos azules que le sonríe con dulzura.
¿Es raro que a estas alturas ya le parezca normal?