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Criando cartas por MizaiTan

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Notas del capitulo:

Hola. Sip, tan rapido y ya hay nuevo cap.

Gracias por sus comentarios, me hacen muy feliz y emocionada que esta historia guste, yo no tenia fe en un principio.

Espero disfruten lo que se vendrá

Lo que Kaiba esperaba al despertar esa mañana era ver a su lindo cachorro aun dormido en sus brazos. Claro, aún tenía el bonus de Ryu pero le pareció demasiado tranquilo la noche anterior.

Todo ese pensamiento se fue al caño cuando despierta con un pie pateando su cara.

Al abrir los ojos cierto niño está al revés de cómo lo acostaron antes con un pie casi dentro de su boca. De inmediato se levanta, notando que son los únicos dos en la cama.- ¿Joey? – Pregunta al aire pero nadie contesta.

Nota en el reloj de la mesa de noche que aún son las 7 de la mañana.

Extraño.

Si está libre Joey duerme mínimo hasta las 10 a.m.

Pone un par de almohadas alrededor de Ryu para evitar que se caiga. Lo cual parece idiota al ser una cama King Size pero nunca se sabe, sobre todo si amaneció al revés.

Se levanta y sale de la habitación con cero pistas de dónde empezar a buscar.

Hasta que una risa infantil atrae su atención. Luego escucha la de su novio. Provenían del comedor.

Baja las escaleras y llega para encontrar a Joey sentado en el suelo, justo al lado de la mesa con casi 15 sillas, con una pequeña niña peliblanca sentada en su regazo vestida con una de las camisas de su novio.

Ambos se ríen mientras Joey le hace una coleta.

-Papi.- Dice la niña volteando a ver a Joey con una sonrisa muy grande.- ¡Quiero que le pongas flores!

-¿Las que trajimos del jardín? ¡Claro! – Dice Joey igual de contento comenzando a ponerle flores en su cabello, que le daban un poco de color a este.

Kaiba no puede creer lo que ve. Una versión infantil de su carta de dragón blanco de ojos azules está justo delante de él riendo con su novio sin notar su presencia cercana a la entrada del comedor.

-¿Joey? – Pregunta dudoso, viendo que ambos de inmediato lo miran. La niña pone una cara de alegría inmensa, como si acabara de descubrir el sabor del dulce mientras se levanta y sale corriendo hacia el castaño.

-¡Papá! – Grita feliz abrazándose a sus piernas, pues su estatura hace que apenas le llegue quizás un poco más arriba de la rodilla.

La niña se abraza feliz a su papá. No quería molestarlo cuando despertó, además pasar tiempo con su papi fue muy divertido.

Kaiba está sin palabras a la acción, hasta que ve a su novio levantarse y caminar hacia él para tomar la niña en brazos.- Creo que ya sabes quién es esta lindura.- Dice dándole un beso en la mejilla a la pequeña, a lo que esta ríe y lo imita dándole también un pequeño beso. Joey le sonríe para luego mirar a su novio.- Adelante, amor. Cárgala.- La niña entiende la señal y estira sus bracitos.

Kaiba asiente y recibe a la niña que de inmediato se abraza a su cuello chillando.- ¡Sí! ¡Papá! – Dice feliz.

El castaño la mira para luego ver a Joey alzando una ceja interrogante. Este solo levanta las manos inocente.- Desperté y la encontré. Solo eso.

Kaiba asiente algo dudoso en realidad. Tanta magia ocurriendo en menos de un solo día ya lo tenía exhausto.- Creo que necesito café.

-Claro.- Dice Joey a punto de ir a la cocina hasta que es detenido por la mano libre de su novio.- ¿Seto?

-De eso se encarga el cocinero.- Dice yendo con la niña a sentarse en la punta de la mesa.- ¿Por qué no mejor vas con Ryu? Se quedó solo.- Pone a la pequeña en su regazo.

Joey asiente acercándose a Kaiba para darle un pequeño beso.- Por cierto, buenos días.- Dice con una sonrisa para luego irse.

El castaño tiene una sonrisa al verlo. ¿Cómo evitarlo? Su cachorro es tan salvaje pero tan tierno en ocasiones.

-¿Papá?

Esa vocecita lo devuelve a la realidad para ver a la pequeña niña con lindas margaritas en su cabello que lo miraba curioso.

-¿Si? – Él mismo se sentía raro contestarle a ese apodo, pero ya Joey le había contado lo emocional que se había puesto Ryu antes al mencionar no decirle así, por lo que lo dejó pasar.

-¿Quién es Ryu? – Pregunta doblando su cabecita confusa.

Kaiba nota que efectivamente es una buena pregunta para ella.- Antes que eso, ¿Cuál es tu nombre?

-Dragón blanco de ojos azules.- Responde feliz y emocionada de tener una conversación tan seria con su papá, la hacía sentirse como una niña grande.

Kaiba termina de confirmar lo obvio con eso.

-Pues Ryu es el apodo del dragón negro de ojos rojos.

La niña de inmediato se emociona.- ¿Mi hermanito tiene apodo? ¡Yo también quiero uno! ¡Quiero uno! – Comienza a decir emocionada, sin notar que el castaño se espaciaba con eso que dijo.

“Hermano”. Si esa es la relación que creían tener entonces tenía sentido que ambos trataran de esa forma tan cariñosa como verdaderos padres a humanos que no eran sus dueños.

Aún faltaba entender por qué se consideraban hermanos pero eso sería otra historia.

Una mucama llega dejando el café de su jefe. Kaiba nota que la niña mira la taza detenidamente.- Traiga una pequeña taza de chocolate para la niña.- Ordena Kaiba a lo que su empleada asiente.

Joey toma ese momento para entrar con un pelinegro abrazado a su cuello como si el mundo se fuera a detener. Joey solo le abraza.

-¿Pasó algo? – Pregunta Kaiba curioso.

Joey solo niega con una sonrisa.- No mucho. Al llegar a la habitación cierto señorito estaba despierto y llorando solo.- Le intenta acomodar pero el niño sigue pegado. A Joey se le desliza una gota por la nuca.- Ryu, ya te dije que no te abandoné. Solo bajé al comedor.- Repite lo mismo ya por tercera vez y ve que este solo niega.

-No.- dice eso a lo que Joey solo suspira y se siente en la silla al lado de su novio, aun con su carta abrazado con fuerza.

La niña mira curiosa.- Papi.

-Dime.- Dice Joey volteándola a ver. A Kaiba le pareció de lo más tierno la imagen, pues nunca imaginó que alguien le diría a su novio de esa forma y más aún él contestándole.

-¿Está bien si también le llamo Ryu? – Pregunta señalando al pelinegro.

Joey asiente.- No hay ningún problema. Así es como lo vamos a llamar.- Dice comenzando a pasar una mano por el negro cabello.

La peliblanca los mira para luego voltear a ver a Kaiba.- Papá. Yo también quiero un apodo.- Dice emocionada comenzando a rebotar en el regazo del castaño.

Kaiba la mira para luego ver a Joey, el cual le asiente con una sonrisa.- No soy bueno poniendo nombres.- Confiesa a la niña a lo que esta niega con una sonrisa mostrando sus pequeños dientes.

-¡Un nombre de papá es un nombre bueno!

Kaiba piensa un momento un nombre. No tenía ni idea que esto pasaría, sino habría planeado un buen nombre con un profundo significado, pero la presión de dos pares de ojos esperando no le daban tiempo de planear nada.

Mira a Joey un momento y luego a la niña. No puede evitar pensar que le parecen similares en su actitud. Ella se veía muy feliz por todo y con una gran sonrisa, incluso se emocionaba por cualquier cosa.

-Creo que Jolyne (*) te quedaría bien.- Dice viendo a Joey abrir la boca sorprendido.

-¿Jolyne? – Repite la niña y luego mira a Joey.- ¡Sí! ¡Mi nombre se parece al de papi! – Dice feliz bajándose del regazo de Kaiba para ir a abrazar a Joey, aunque cierto pelinegro se lo dejaba un poco difícil. Bufó.- ¡Ryu! ¡Deja que Jolyne también abrace a papi! – Se queja.

En un principio ambos adultos creen que ambos pelearán por su larga trayectoria de hacerlo. Pero comen sus palabras cuando Ryu la mira y se hace a un lado a solo una de las piernas del rubio para que la ojiazul enseguida se subiera y tomara la otra pierna.

A Joey solo le da gracia y abraza a ambos niños en sus piernas con fuerza.- ¡Pero qué bien se llevan mis bebes! – Ríe a lo que la niña imita su risa y el niño da una sonrisa tímida.

Kaiba sonríe al verlo y pone una mano en cada cabeza, despeinándolos cariñosamente.

-¡Papá! ¡No despeines a Jolyne! – Dice la niña tratando de quitar entre risas la gran mano de su papá.

La mucama con la pequeña taza de chocolate ve la escena y decide regresar a la cocina. Lo mejor era buscar otra pequeña taza de chocolate para evitar peleas y dañar el momento, y sobre todo la sonrisa de su jefe.

 

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Un celular suena por un buen rato, levantando a cierto pelimorado. Estaba dormido junto a Yugi en la cama de este último. Pero por estar tan cansado por no dormir la noche anterior no lo pudo despertar el sonido  de llamada.

Kuro mira el aparato que sigue sonando. Ayer vio a su papá y a su tío Joey utilizarlo. Presionaban la pantalla varias veces.

Acerca el aparato a su rostro pero no entiende que dice ahí. Solo distingue un dibujo de un teléfono de color rojo y otro verde.

Si no recuerda mal, su tío Joey presionó el celular y luego lo puso en su oreja mientras hablaba con alguien. Solo que no sabe que dibujo de teléfono oprimir.

Realmente no le gusta mucho el color rojo por lo que por puro instinto presiono el verde y pone el celular en su oreja.

-¿Yugi?

Suena una voz que lo hace asustarse y soltar el teléfono. Ya no suena, por lo que vuelve a tomarlo y poner su celular en la oreja. Recuerda a su tío hablando solo mientras usaba eso, le pareció chistoso al principio pero no quería reírse en voz alta de él.

-¿Estás ahí? – Aleja otra vez el celular pero nota que es una voz reconocida por él.

-¿Tío Joey? – Dice acercándolo otra vez a su oreja.

-¿Kuro? – Pregunta la voz a lo que este asiente.- ¿Kuro?

¿Por qué le pregunta otra vez si ya asintió? Por lo que vuelve a asentir y responde.- Ya te asentí dos veces, tío.

Escucha una risa del otro lado.- Bueno, con el teléfono solo puedo oír y no ver. Así que no sabía.- Kuro en seguida se sonroja. Ahora parecía tan obvio que no podía ser visto.- Bueno, no importa. ¿Yugi está por ahí?

Kuro asiente y solo luego recuerda que no puede verlo. Definitivamente alguien que no habla mucho como él no debería tener ese aparato rectangular, era muy difícil.- Papá está dormido.

-Por favor despiértalo. Es importante lo que debo decirle.- Dice el rubio al otro lado de la línea.

Kuro no quiere despertar a su papá, se ve muy cansado. Pero su tío Joey dice que es urgente por lo que no queda de otra.

 

-¿El dragón blanco también? Esto se está saliendo de control.- Dice Yugi saliendo del baño luego de lavar su cara y quedar sorprendido con lo que su amigo le contaba en el móvil.

Ya ésta sería la tercera carta que se convierte en un niño. Claro que las sorpresas sobre los monstruos de duelo ellos tres podrían tomarla con más facilidad que otros, por lo que esperaba que al público no le pasara esto.

-Y ya tiene nombre. Es Jolyne.

Yugi levanta una ceja.- ¿Jolyne? Se parece un poco a…

-¡Si! ¡Ya se! Es vergonzoso.- Interrumpe Joey ganándose una risa de Yugi.- ¡Cállate!

-Cálmate, no es tan malo.- Dice aun riendo. Caminando para llegar a la cocina y ver a su abuelo y a Kuro sentados en la mesa de comedor charlando mientras el niño comía cereal. Yugi suspira.- Aun no puedo creer la facilidad con la que el abuelo tomó la historia.

Ahora fue el turno de Joey de reírse.- Considéralo su punto fuerte. Y siéntete afortunado, no puedo contarle a nadie que son cartas. ¡Creerían que estoy loco!

Hablan solo un poco más para luego ambos despedirse. No han podido solucionar el embrollo, sino estar en una situación peor con una nueva niña.

Tampoco es como si Yugi rechazara a su mago, le parecía lindo además de divertido tener un poco de toque infantil en su vida, aparte de las travesuras de su amigo, además de que de alguna manera pensaba en el faraón cada vez que veía al niño.

Llámenlo cursi, pero le daba algo de envidia que Kaiba y Joey se tuviesen entre si y además ahora con niños. Por mucho que otros digan lo muy diferentes que eran para Yugi siempre le había parecido que serían una buena pareja y ahora buena familia. Le hubiese gustado aunque sea solo un día vivir eso con Yami.

Se confesaron el mismo día que este partió. No tuvieron una primera cita, ni una primera vez, ni siquiera un primer beso.

-¿Yugi? – Pregunta su abuelo con tono preocupado volteándolo a ver, haciendo que el niño también lo mirara.- ¿Pasa algo?

Solo ahí nota que había derramado una lagrima. La limpia rápido y sonríe.- No pasa nada.- Dice caminando al mesón de la cocina para darles la espalda y que no lo vieran.

Tantos años y aún estaba débil por lo mismo.

Kuro lo ve para luego bajar de la silla con cuidado y acercarse a la pierna de Yugi.- ¿Estás triste? – Pregunta también preocupado.

Yugi toma el delantal de la cocina para comenzar a amarrárselo detrás sonriéndole en todo momento al pelimorado.- Es algo tonto, no te preocupes por eso.- Dice comenzando a sacar ingredientes de la nevera para preparar el desayuno.

El niño aun no quita la mirada preocupada pero permanece en el mismo sitio.- Si te hace triste no es tonto.- Yugi solo saca algunos cuchillos y cucharones.

-Es solo que extraño a alguien.- Dice Yugi tratando de concentrarse en la cocina hasta que siente una mano jalar su pantalón.

-No estés triste. Padre volverá a sonreír pronto

Yugi suspira dejando los implementos en el mesón.- Te dije que me llamarás papá, además ya estoy sonriendo.- Se inclina para cargarlo y luego darle un sonrisa.- ¿Ves? Ya estoy bien.

El niño niega.- No eso. ¿No hablabas de padre?

Yugi inclina su cabeza curioso.- ¿De mí?

-De mi otro padre.

-¿Eh?

El niño asiente.- Si lo extrañas no te preocupes, me dijo que volverá pronto.

Notas finales:

(*) Soy fan de Jojo, asi que el nombre Jolyne lo tenia entre ojos desde hace mucho tiempo, además me parece muy similar al de Joey y creo que pega bien... Aunque la Jolyne de Jojo y esta Jolyne no se parecen en nada XD

Bueno nuevo capitulo, nuevo personaje y se abre un misterio sobre el faraon, parece que nuestro mago sabe algo sin el mismo darse cuenta.

Espero les haya gustado el capitulo y tengo pensado actualizar pronto aunque no se cuando exactamente, los quiero!

besos


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