Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Dulce Paga por 1827kratSN

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Holis~

Les traigo el otro cap y agradezco a quienes se dieron el trabajo de leer~

 

 

 

 

Skull sonreía divertido cuando veía su reflejo en una ventana cercana mientras se estiraba, pues estaba descansando un poco después de su larga tarea. Su cuerpo al igual que el de los demás arcobalenos aparentaba los quince años. Gracias al cielo que su crecimiento estaba siendo un poco acelerado por alguna cosa que Verde hizo… y que él tuvo que probar primero, pero valió la pena, aunque la primera vez tuvo dolor de estómago por dos días.

Como fuere, al final de ese grandioso día tenía sus creaciones personales siendo apreciadas. Enma fue quien las probó primero al terminar de hacerlas, el sabor era levemente dulce y el chocolate le daba un toque interesante a ese postre. Skull se jactaba de haber heredado las habilidades envidiables de su madre, pues de ella aprendió algunas cosas. Cuando un miembro más de la familia probó aquellas redonditas figuritas y sonrió por el sabor, se supo que el chef era bueno en lo que hacía. Era de esperarse. Entonces se tenía algunos paquetes llenos de esas galletas especiales, envueltos, y un paquete más con dos galletas extra grandes que serían entregadas a alguien especial. Ese día sería el ideal para la “venganza”

 

 

—¿por qué quieres que esto se lo dé a Reborn-san? — madrugaron, en verdad que lo hicieron, por insistencia del propio Skull

—porque sí. Tú sólo obedece, Enma — caminaba con apuro, hasta tuvo que esperar a un nuevo día para empezar con su estrategia

—¿planeas algo raro? ¿Le pusiste algo? — sonreía divertido al ver la impaciencia del ex arcobaleno que lo empujaba a la salida — cuéntame. Somos amigos, ¿no?

—¿sabes lo que es un truque? — el pelirrojo asintió — ahora dime, ¿qué harías si es que no recibes tu parte?

—reclamaría

—ahora ya entendiste — Skull palmeó la espalda del jefe Simon y admiró el sol imponente de ese día

—¿por eso siempre discutes con Reborn-san?

—eso no interesa — sonrió con picardía — ahora sigue el plan

—¿qué plan? — se reía Enma al entrar al auto, siendo Skull quien le cerró la puerta, así que para seguir la conversación tuvo que abrir la ventana — sólo le daré a Reborn-san la bolsa cuando lo vea; al igual que a los demás

—como sea… te veo allá — se despedía pues él iría casualmente de visita hacia la mansión Vongola y claro, llegaría en su motocicleta. Imponente, llamativo y siendo el jovencito increíble de siempre

 

 

Enma suspiraba mientras le decía a su chofer el destino y de paso platicaba con un Koyo que, por alguna razón, refunfuñaba cosas mientras apretaba su puño. Enma puso atención a esas protestas y obtuvo la respuesta a ese malhumor; la pista era Ryohei y seguramente ese par tuvieron otra riña sin ganador. El pelirrojo sólo sabía que sería un día agitado y más si esa vez se iba a arriesgar a ser directo con Tsuna, pues era un adulto, debía ser firme. Y aun así sus manos temblaban y su estómago se estrujaba, pero juraba que en ese día iba a hacerlo.

Una llegada sin apuro, alguien recibiéndolos, un grito que los recibía con un «¡extremo!». A medio camino, Koyo y Ryohei se habían retado a no sé qué cosa que empezaría cuando el primero pisara el césped de la mansión Vongola. Enma se reía porque su familia y la de Vongola eran divertidas, de eso no cabía duda. Él solamente ingresó a esa enorme “casa”, dio galletas empacadas en funditas de colores y un lazo de cinta azulada a los que vio, sonrió divertido. Cuando encontró al hitman, le dio la funda especial encargada por Skull –quien al parecer sabía hacer galletas deliciosas, ¿quién lo diría? – pasó de largo y se le fue permitido ir a despertar a Tsuna para empezar con su día libre, mejor dicho, el día libre de ambos líderes

 

 

Vongola… al fin

 

 

—ya estoy aquí — sonreía cierto muchacho que quitaba su casco y ondeaba sus hermosos cabellos violáceos — es hora… de pagar, Reborn

—¡al extremo! — gritaba quien salía de los límites de la mansión en una carrera frenética

—¡hasta el final! — otro lo seguía… dos hombres con traje que se peleaban por liderar una carrera de velocidad por las afueras de la mansión

—raritos — criticaba el ex arcobaleno de la nube mientras se presentaba ante los custodios de la entrada. No dudaron en dejarlo pasar, porque avisó antes de su visita… eran aliados, no era raro tampoco

 

 

La hora llegó. Skull ignoró el par de gritos en las habitaciones del segundo piso, pues seguramente Tsuna o Enma cayeron o resbalaron con algo. Otra posibilidad era que tal vez Lambo se unió a la cita de esos dos y empezó a hacer travesuras juveniles junto a I-pin y Fuuta. Típico. Lo que fuera, eso no le interesaba. Él simplemente caminaba por los pasillos intentando encontrar algo interesante para disimular… ¡al diablo! Él sólo buscaba a su presa

Ignoró también el vaivén de los sirvientes. Skull sólo buscaba a alguien que le debía una galleta, pero no lo halló en la casa, pues al parecer salió de paseo hace poco, ¡Jodida vida! Tuvo que dejar a Enma a su suerte, desearle que al fin lograra declararse y por las mismas salir por su motocicleta e ir a donde el viento lo guiara. Aunque Yamamoto mencionó que el chiquitín se fue al centro de la ciudad, por un expreso en una tienda que frecuentaba siempre… y Skull sabía cuál era, pues de algo le tenía que servir haber seguido al hitman innumerables veces

 

 

—¡Reborn! — claro, lo suyo no era ser discreto. Así que ingresó a la cafetería, localizó a su objetivo de inmediato y a paso presuroso se acercó hasta golpear la mesa con sus dos manos

—lacayo — fue la escueta respuesta del mencionado mientras daba un sorbo a su bebida y bajaba el periódico de ese día

—¡no soy tu lacayo!

—cállate — la piel de Skull se erizó por esa mirada negruzca y dura, pero no retrocedió — Skull no digas ni una sola estupidez — pero el hitman insistió

—NO — tembló cuando el azabache frunció su ceño, pero en esa ocasión no iba a retroceder — no hasta que…

—dame una buena excusa para que me hayas levantado la voz… lacayo

—galleta — su voz tembló, pero carraspeó para recomponerse mientras se sentaba en frente del hitman e ignoraba a la gente a su alrededor — quiero la galleta

—¿qué?

—me debes una galleta… o una sonrisa

—sigues con ese cuento de niños

—¡sabes que me lo debes!

—¿te refieres a esto? — de su traje finísimo, extrajo una fundita adornada con papel colorido — eres absurdo, Skull

—dame mi paga por la felicidad que te di cuando éramos niños — exigió de una buena vez. No podía ir con rodeos

—no — no era como si le gustaran las galletas, pero solamente por satisfacción personal metió la mano en la bolsa y extrajo el contenido. Una galleta enorme por cierto y eso le trajo memorias que se obligó a detener… en esas imágenes mentales que tenía, un niño de sonrisa amplia y brillante aparecía. El primer niño que le sonrió con sinceridad y sin conocerlo — porque es mía — Reborn sentía satisfacción al ver el reclamo en la mirada púrpura

—me la debes y lo sabes

—lástima — dijo, y a la fuerza mordió la galleta. Dulce, un dulce que se le hacía nostálgico — ahora vete

—¡no! — reclamó indignado. Iba a discutir hasta que su maldita promesa se cumpliera — me debes esa galleta o una sonrisa amplia y sincera, como la que yo te di

—hum — Reborn se burló mientras daba otro mordisco ruidoso

—¡Reborn! — apretó sus puños mientras miraba aquella galleta desaparecer

—es mía — otro mordisco más e ignoraba los reclamos ajenos. Reborn odiaba el dulce, pero más que eso, odiaba que su lacayo intentara rebelarse… y odiaba más seguirle el juego, pero era extrañamente divertido

 

 

Desesperación, ira, frustración, un leve dolor en el pecho, sus puños apretados y sucumbió. Skull no iba a quedarse sin su recompensa, ya había esperado demasiado y no estaba dispuesto a postergar su paga. Intentó quitarle a Reborn la otra galleta del paquete, pero el mayor se lo impedía, agarrando la funda y moviéndola a un lugar inalcanzable para el de cabello lila. Skull armó bullicio y el aura del hitman daba miedo, pero se obligó a seguir porque de ese día no pasaba. Se juraba que tendría su recompensa y entonces una idea vino a su cabeza. La más estúpida que tenía, y tal vez la única, pero… lo valía. Le ganaría a ese hitman de pacotilla, aunque sea una sola vez

Después de ver que Reborn dio un mordisco más y apartó la funda de su alcance… se decidió. ¡Era la hora de la verdad! ¡Aplicaría su más grande idea!

Usó su mano para tomar la taza de café que aun reposaba en la mesa, la dirigió al hitman con claras intenciones de arrojar el líquido con dirección a ese inmaculado traje. Reborn se levantó de inmediato para evitar el líquido que se le iba a regar encima y de paso sacó su arma, pues estaba dispuesto a atacar… pero Skull era más inteligente… o más estúpido. Dependía de la visión de cada quien

El de cabellos lilas tiró la taza al lado contrario de Reborn, se subió a la mesa con un ágil movimiento y arremetió contra el hitman que ya sacó el arma, pues al parecer Leon no estaba encima de esa fedora. Skull no dio tiempo a pensar, tomó las mejillas del azabache y con rapidez se acercó lo más posible. Sintió esas patillas entre sus dedos, el aliento ajeno combinado con el suyo, el calor de esos labios y el sabor a café. Lo hizo… y no sabía si festejar o pedir a los cielos un espacio entre las nubes. Sus ojos conectaron con los contrarios y… sí… lo había besado…

¡Eso sí que fue estúpido! Pero lo suficientemente bueno como para dejar al hitman en leve shock, de tal forma que el arma no se disparó y los músculos se quedaron estáticos. Skull movió sus manos con apuro, empujó al hitman a los tres segundos de aquel beso improvisado, arrebató la funda de mano de Reborn, verificó haber tomado la galleta con chispas de chocolate y se lanzó hacia atrás. Era un tiempo record para su ataque. Sonrió satisfecho y mostró su botín. Triunfó. Aunque tuvo que esquivar la primera bala y…

 

 

—me diste la galleta — sonrió divertido y nervioso también

—Skull — esa mirada negruzca despedía furia, una vena saltaba en el cuello de Reborn

—te la quité… creo… ¡pero cuenta! — sonrió ampliamente y mostró la bolsa colorida, pero tuvo apenas tiempo para esquivar la segunda bala

—corre — voz de ultratumba que ocasionó escalofríos a todos los que estaban a su alrededor. Los gritos empezaron y Skull al fin percibía el peso de su acción estúpida. Sintió su cuerpo quedarse inmóvil, su temperatura caer hasta que el frío le pasó factura y tembló como gelatina

—COMO SEA… ¡GANÉ! — Skull se lanzó al suelo para esquivar las siguientes balas y cuando pudo, empezó a correr — lo hice — susurró cuando corrió a una de las ventanas más cercanas y se lanzó por la misma, rompiéndola en el proceso

—¡estás muerto!

—joder — tembló mientras rodaba por la acera fuera de ese local y se levantaba para buscar su motocicleta — ¡no me digas que fui tu primer beso! — claro… su estupidez quiso acompañarlo ese día

—estás bien muerto — saltó por la ventana con cristal inexistente, con elegancia apuntó al de cabellos lilas que se subía a la motocicleta y la hacía resonar — ¡Skull!

—no me arrepiento de nada — chilló agudamente cuando una bala rozó a su amado transporte y aceleró — ¡TUS LABIOS SABEN BIEN CON CHOCOLATE ENCIMA! — claro, ¡alguien debería callarlo!

—no sabes lo que te voy a hacer — gruñó Reborn, completamente perdido en la furia mientras seguía disparando sin piedad. Las detonaciones resonaron hasta que el asesino perdió de vista a su lacayo — voy a… — acomodó su fedora y a paso calmado se dirigió a su auto. Porque como se merecía, tenía un auto a su medida — voy a humillarte de la mejor forma — su sonrisa causó terror y su mirada ocultaba sus ganas de venganza — y voy a cobrarme eso

 

 

Skull reía nervioso mientras conducía sin soltar la fundida con la galleta sobrante y maniobrando para colocarse el casco. Estaba consciente de que la tortura sería fatal y larga, pero su maldita promesa culminó y ahora… sólo debía huir a su base y tratar de menguar la furia del hitman.

Aquel motociclista no tenía idea de a qué demonio vengativo había despertado… ni lo que había olvidado con el pasar de los años

 

 

¡te juro que te obligaré a darme una sonrisa a cambio de mi galleta! — esa peleíta se había vuelto repetitiva

—jamás — protestó dándole frente a ese niño de cabellos lilas que ya le tenía la paciencia en la ¡coronilla! — me la cediste, pero yo jamás dije que te iba a dar algo a cambio

—¡UNA GALLETA MÁS GRANDE O UNA SONRISA! — gritó Skull apuntando con su dedo al otro niño — esa es la paga

—jamás tendrás una sonrisa del futuro mejor hitman del mundo, o sea yo

—entonces yo me volveré mejor que tú y te obligaré a pagarme

—nunca lo lograrás

—recuerda esto — el pequeño de cabellos lilas elevó su mano y dictó — juro que te haré pagar. ¡O mi nombre no será Skull!

—si es que alguna vez puedes hacerlo… te juro que te de daré la dicha de volverte de mi propiedad para siempre, o no me llamo Reborn — se burló porque estaba escuchando muchas estupideces en ese día

—¿propiedad? — ladeó su cabeza un poco, pero volvió a recomponerse casi enseguida — oh, ¡ya veo! — Skull parecía haber descubierto el secreto supremo

—¿qué cosa?

—vale, seré tu esposo cuando eso pase

—¡eres idiota!

—¿no te referías a eso? — Skull cruzaba sus brazos al mirar al azabache — dijiste propiedad, ¿eso no era matrimonio? — en algún lado había escuchado algo de eso

—eres estúpido — ni siquiera tenía ganas de discutir con ese idiota

—entonces, ¡es un juramento! — decía el niño mientras se giraba hacia donde escuchaba a una mujer llamarlo — no importa lo que pase, ¡te haré pagar!

—¡sabes que acabas de hacer un juramento en donde tú sales perdiendo de todas formas! — Reborn se enfadó por las estupideces de ese chiquillo  

—¡yo solo quiero mi paga! Y yo cumplo mi palabra porque tengo honor… y si tú tienes honor también lo cumplirás — el de cabellos lilas elevó su mano para hacer una seña a su madre. Le indicaba que ya iba con ella — ¡recuérdalo, Reborn!

—eso jamás pasará — reprochó con enfado — ¡me entiendes!

—¡ya veremos! — claro, a esa edad, por el apuro y el enojo… Skull nunca se dio cuenta a lo que se había condenado y a la vez a lo que condenó a Reborn

 

 

Reborn conducía con furia, claro que recordaba ese día hace tantos años. Lo hizo durante muchas fechas y también recordaba que él mismo se hizo una promesa en esa ocasión. Su auto-juramente fue que jamás iba a pagarle a ese idiota, porque… porque… aunque fuera estúpido, su orgullo no le permitía perjudicar su honor… y el mismo jodido orgullo lo obligaba a cumplir con el estúpido acuerdo infantil que incluía un matrimonio… ¡UN MATRIMONIO, POR DIOS!

 

 

—o mueres… o mueres — bramó furioso — porque no creo que me sirvas como amante constante — rezongó con furia mientras buscaba a ese lacayo que se atrevió a rebelarse

 

 

Quedaba claro que tenían un problema de estupidez en diferentes especies y eso se tenía que terminar. Pero alguno de ellos tenía que ceder a un orgullo pisoteado 

 

 

 

FIN

Notas finales:

 

Jajajajaja 

No sé ustedes, pero yo sigo riéndome con esto. Dios, no soy buena con la comedia, pero esto me pareció decente XD

Fue divertido hacer esto, es una pareja que me gusta bastante y por si alguien leyó “Inocente lujuria” esto sería como el inicio de la pareja, aunque obviamente en este fic los dejé con algunos cambios con respecto a la otra historia

En fin

Muchas gracias por leer~

Algún día haré otra cosa con Skull, porque amo a ese hombre ^^

Besitos~


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).