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Las alas de un panda [DaeRi] por SungBambu

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Notas del fanfic:

Daesung y Seungri son personas reales, parte de la banda surcoreana llamada BIGBANG. Estos oneshots están hechos con la intención de entretener y no de perjudicar su imagen.

Los derechos sobre los nombres de ambos probablemente sean de YG Entertainment, lo único que me pertenece son las historias.

Si ven los oneshots bajo otro seudónimo, favor de avisarme.

Notas del capitulo:

Nadie jamás le dijo que sería fácil enamorarse, pero siempre puede existir algo que lo complique un poco más.

See You Again


El dolor de cabeza estaba seriamente amenazando su cordura, por lo que decidió apagar el reproductor de música y, enrollando descuidadamente los audífonos que más tarde serían difíciles de desenredar, los dejó a un lado cuidando que no se les pegara la arena. La egoísta fantasía seguía presente en su mente, presionándose la sien con las yemas de los dedos cuidadosamente para relajarse y mandar a un rincón olvidado de su memoria los últimos vestigios de una imagen imposible.


El sol daba más fuerte que hacía un momento atrás y con el pasar de los minutos, la sombra que le creaba la tabla de surf enterrada en la arena comenzaba a abandonarlo para amenazar todavía más el tono naturalmente claro de su piel. Su traje de baño se había secado hacía una media hora, creando una sensación incómoda, pero familiar en su cuerpo que olía a viento costero, el mismo que le traía a sus oídos las risas de las diferentes personas que ocupaban la misma playa sin percatarse de su presencia. Probablemente la mayoría no lo conocía tampoco, esa era una pequeña ventaja personal.


Desde su lugar en la arena lograba divisar perfectamente unos cabellos platinados emerger entre las olas solamente para desaparecer una vez más entre el turquesa, reconociendo de entre docenas, su risa cautivante. Era agradable verle divirtiéndose con su tabla, lanzándose sin miedo al agua así muchas veces acabaran ambos por diferentes lados, sacándole más de una genuina sonrisa a él, quien se limitaba a observarlo luego de una mañana completa remontando olas y un almuerzo que habían comido sentados en una baranda para seguir mirando al mar.


Pero las preocupaciones embargaban al joven de cabellos castaños, borrando la sonrisa en cuanto el otro dejaba de mirarle. Permitiendo que sus pensamientos arruinaran el disfrute de aquel momento reservado para ambos.


Estaba odiando la costumbre que había adoptado con el maknae, pero más odiaba darse cuenta de que no podía evitar mirarle desde la lejanía sin que su imagen comenzara a ser alterada por su traicionera mente cuando lo encontraba con la guardia baja. Era algo en lo que no quería seguir pensando, pero parecía que a medida de que el tiempo avanzaba, esa fantasía se volvía más frecuente.


Todo había comenzado disfrazado de curiosidad, la pequeña necesidad de fugarse de la realidad para refugiarse en una pregunta, un mundo alterno donde las cosas parecían ser más fácil. Había comenzado a pensar en que sus vidas se tornarían más normales si Seunghyung, su novio, fuera su novia.


Hizo una mueca desviando la mirada hasta sus piernas, las cuales frotó con frenesí, incluso ignorando el ardor que provocaba la arena pegada en ellas al rasguñarle la piel. La frustración le hizo alzar la cabeza hacia el cielo, así le molestaran los rayos de sol que chocaban contra sus lentes oscuros solamente si eso le evitaba seguir viendo a Seung.


Creía que de solamente pensarlo estaba traicionándolo y se sentía dolido por ello.


Desde que lo conoció, pensó en el pequeño panda como alguien que lograba meterse en tu piel y robarse tu cariño para él. Había sacudido su mundo por completo, dejándolo inestable y confuso. Había abandonado su confort y la seguridad de lo conocido para comenzar a intentar llamar su atención hasta que pudo lograrlo. Desde entonces había hecho de sus tiempos muertos el momento ideal para admirarlo, para pasarlo a su lado.


Youngbae era el culpable de que toda esa absurda duda fuera planteada y le diera paso a una fantasía que le atormentaba ahora. Desde que había hecho oficial su noviazgo, no podía dejar de pensar a diario en cómo poder enfrentarse al mundo cuando la relación fuera inevitablemente descubierta. En algún punto de sus vidas, las fans iban a querer saber si no había una chica especial en su vida, esperarían a que se casaran y formaran familia como los ídolos que les precedían e incluso algunos de su generación ya habían contraído nupcias.


Las noches de insomnio y de soledad lograron que la imaginación diera rienda suelta. Nada en especial.


En un principio jugaba a imaginarlo con su cuerpo ligeramente más delgado, con un porte agraciado mas no demasiado delicado. Aquella voz que oía a diario fue tornándose más dulce, con un tono cantarín en su mente, acabando la fantasía en su cabello. No le agradaba completamente el cabello largo y por ello se limitaba a imaginárselo por debajo de los hombros; a veces con suaves ondas y otras, con una caída recta. La silueta danzaba frente a sus ojos, cambiándose con la real en fracción de segundos para finalmente reemplazarla por completo para darle un toque de realidad.


El cuerpo de su novio cambiaba para formar la fantasía, pero en su imaginación aquellos rasgos que poseía Seung tendían a no cambiar. No era algo que le hubiera parecido extraño, en definitiva no era que él quisiera a una chica; amaba a ese hombre como no había amado a nadie antes tal cual era, con sus defectos y virtudes. Solamente era la necesidad egoísta la que lo arrastraba por aquellos pensamientos.


Era egoísta imaginarlo de ese modo, pero por más que lo había intentado no había logrado verse a sí mismo como una mujer. Si era sincero, se tenía en ese sentido algo de recelo. No gustaba de sus facciones e imaginaba que en una chica se vería aún menos atractivas a pesar que consideraba a su hermana bastante bonita y la gente solía decirles que se parecían bastante. Sin embargo, la hermana de Ri, Hana, era una versión en femenino perfecta y, a sus ojos, una muy atractiva lo que jugaba a favor de sus pensamientos.


Seungri lo había descubierto más de una vez en aquellos momentos de meditación y en algunas de esas ocasiones había considerado contárselo, pero acababa mintiéndole. Temía a que le odiara por los pensamientos absurdos. No creía que a nadie le gustara escuchar que soñaba con una relación más fácil.


¿Cuántas veces no había pensado en terminar con él? Algunas noches las líneas de sus pensamientos no ayudaban y creía que estaba atando al menor. Él era una persona maravillosa, tendría la oportunidad de conocer a alguien con quien no tuviera que ocultar su relación.


Todo sería más fácil si se hubiera enamorado de una mujer.


Seung se enfadaría sin duda si expresara esa oración en voz alta en su presencia, pero tenía que comprender que de ser así no estarían renunciando a tantas noches de sueño en compañía, estarían con la misma libertad de la que gozaba YoungBae tenía de citarse con EunRan en donde quisieran sin temor a que les vieran de la mano, a que notaran el afecto en sus miradas. No tendrían que guardar el secreto. Podrían tener el apoyo de sus fans, sus queridos VIPs.


Pensó ingenuamente que llevando a Seungri a Hawaii se sentiría mejor, sin embargo, las preocupaciones habían viajado con él en el mismo avión para atormentarlo sin tregua alguna. Estaba seguro de que podría calmarse al estar con él en la misma cama, amándose con la más mínima caricia y los más sutiles besos, pero sentado en la playa todo había regresado a él.


El compartir habitación era algo que siempre le había logrado disipar cualquier duda y en aquellos viajes era más fácil ya que nadie tenía porqué enterarse y si alguien se lo llegaba a cuestionar acababa por ser algo bastante normal ya que eran compañeros y amigos desde los inicios de la banda.


Amigos... ¿Se podía considerar realmente un amigo de Seungri?


El término se le hacía ajeno y el decirlo sabía amargo, porque él no era amigo de Seungri, él era quién tenía que compartir a Seung con sus amigos.


***


Siento como si tuviera media custodia de ti- intentó bromear con la sonrisa suave instalada en su rostro, la misma que el menor nunca lograba descifrar bien. Ocultaba el enojo y la decepción de manera profesional y otras veces era auténtica, lo que le había enseñado a tantear terreno antes de cometer el error de interpretarla incorrectamente. Dejó de escribir en la agenda que tenía entre las manos para verle jugando distraídamente con uno de los cojines del sofá.


¿Por qué lo dices?


¿A ti no te lo parece?- consultó sin perder el tono de burla de su voz al tiempo que se inclinaba para espiar que escribía afanosamente sin alzar la mirada a él- Cumpleaños con tus amigos, vacaciones conmigo. Navidad con tu familia, año nuevo conmigo- con el dedo fue indicando las fechas en el calendario que tenían lugares u horas escritas hasta volver a la semana que estaba completamente con destacador, como siempre marcaba sus días libres.


Entonces, si te molesta, puedo olvidarme de las vacaciones. Nos quedamos en Corea a descansar y... -comenzó a decir, comprendiendo que debía apagar el fuego antes de que pasara a ser una discusión por la distribución de su tiempo. Daesung no solía quejarse o pelear con él por esas cosas, pero a veces lograba hacer comentarios que lo herían y entonces si enfadaba al que llamaban ángel.


Ni se te ocurra cambiar los planes- interrumpió abriendo los ojos con sorpresa, negando con las manos rápidamente lo que alivió y confundió al menor


¿Eh? Pero acabas de decir que...


Olvida lo que dije, no era por eso ¿por qué siempre me pasa esto? - reclamó en voz baja como si estuviera decepcionado de sus propias palabras mientras se levantaba dejándolo solo en la sala de estar.


Pero tienes razón- se había levantado sin pensarlo, siguiéndolo hasta la habitación sin saber como arreglar lo que fuera que había hecho mal- nos tocaran largas horas de grabación y el tour en Japón, lo mejor sería quedarnos y...


No, Seung. Tengo todo organizado para nuestras vacaciones, no puedes cambiarme los planes ahora


¿Qué es lo que tienes organizado? -arqueó una ceja completamente confundido sin saber como podía haberse perdido en tan poco diálogo


Feliz cumpleaños... adelantado- atinó a decir Daesung tendiéndole un sobre que no había visto que tenía en las manos, sacándole una sonrisa incrédula al abrirlo, sin esperar más para besarlo.


***


La mayor parte del tiempo se sentía celoso de los amigos que rodeaban a su novio, no en exceso, pero lograba ser molesto como una espina en el dedo. De igual modo, no podía haber evitado llevar al infalible David con ellos, aquel amigo que no terminaba de agradable y no por su simpatía, pero al que prefería aguantar y tenerle cerca para conocerle más a fondo. Si era necesario, también le advertiría que Seung era su novio, porque últimamente se le aparecía en todas partes y le comenzaba a parecer sospechoso. No podía ser mal agradecido tampoco, él había sido quien le tendió la mano para ayudarle con una sorpresa para Seung por su cumpleaños, un regalo especial que no podía ser envuelto. El chico tenía buenos contactos y una gran voluntad, en tan solo unos días había conseguido incluir el nombre de Seungri como DJ en una fiesta privada junto a dos de sus ídolos que parecían igual de emocionados por mezclar junto a él como lo estaría su novio cuando se enterara de ese regalo tan misterioso que tenía guardado para él.


Siempre hacía todo lo posible por no quedarse fuera de su nivel, el de las fiestas que preparaba el círculo cerrado de amigos que tenía el menor, pero por lo general acababa fracasando. Podía ser una estrella del kpop, querido en Japón y medio reconocido a nivel mundial, pero su estilo era completamente diferente al de su novio.


Él no poseía un jet privado, no tenía un yate ni grandes contactos. Tampoco tenía esa habilidad de crear grandes eventos sociales o esa mirada amplia del mundo para saber qué era lo que más atraería a las personas y hacerlo. Esa era otra de las cosas que le quitaban el sueño.


No había podido descansar de verdad durante toda la semana que Seung se dedicó a festejar por su vigésimo sexto cumpleaños con sus amigos, pasando por Hong Kong, Taiwan, Singapur, Shangai entre otros lugares. Seguía sus pasos por las fotografías que subía a sus redes sociales y las otras que le llegaban a su mensajería privada, muy diferentes a las que compartía con el mundo. Le gustaba recibir esos mensajes dedicados solo a él, pero también le preocupaba que se le ocurriera cancelar los planes que tenían hacía más de un mes. Que olvidara el sobre con las reservaciones de hotel que estaban dentro del sobre que le había dado como regalo adelantado.


No era que le molestara el ritmo de vida que tenía el menor o que esperara a que cambiara a sus amigos por él. Seung tenía completo derecho a su vida privada y no sería él quien le cortara las alas. Muy al contrario, a veces era él quien le daba el empujoncito para que fuera y disfrutara de las amables invitaciones en las cuales incluso lograba ser invitado en ocasiones, así no le gustara del todo la idea. No quería que se sintiera asfixiado, encadenado en su relación y acabara por aburrirse de él y buscar alguien que sí le pudiera seguir el ritmo.


Admitía que era una estrategia también, puesto se había dado cuenta que el panda terminaba haciendo malabares para cumplir con su agenda apretada y tener tiempo para una cita con él al sentirse culpable. En ocasiones le alentaba a ir con dobles intenciones. Bastaba decirle al maknae cosas como "pretendía que pasáramos este fin de semana juntos" para que llamase a las horas después preguntando si tenía algún lugar pensado para ir, que estaba libre. Si en definitiva no podía hacer espacio para que se vieran, terminaba siendo recompensado de otras formas.


Era un bastardo egoísta. Total y completamente egoísta con el menor, pero no podía evitarlo, deseaba cada segundo a su lado y más cuando su trabajo no lo permitía todo el tiempo. Si estaban juntos, también estaban los otros tres integrantes de la banda y en definitiva, no era lo mismo.


Sabía que estaba enamorado de Seung, así le costara trabajo decírselo. Tenía el pensamiento que el "Te amo" podía perder sentido si se decía sin medida, pero realmente esperaba que sus acciones le llegaran al menor con la misma intensidad con la que lo sentía.


Esperaba que el panda jamás se aburriese de él y lo dejara. Contradictorio, la verdad, a menudo pensaba que lo mejor era que siguieran caminos separados así sus sentimientos no habían cambiado. Prefería mil veces que fuese Seung quien terminase la relación y con ello darle la llave de la libertad de la que ellos jamás serían beneficiarios. Entonces, con esos pensamientos, volvía al mismo punto.


Si estuviera con una mujer, todo sería más fácil. Podría anunciar su relación si esta fuera lo que la sociedad calificaba como "normal"


Le aliviaba que Seung estuviera ajeno a todo el caos que invadía su mente, riendo a carcajadas al haber sido lanzado a la arena como estrella de mar por una ola que había resultado más grande de lo que había pensado.


Se levantó dejando sus cosas de valor dentro del bolso que habían llevado y sin temor a que se los robaran tomó la tabla de surf para acercarse a la orilla y acompañarlo a remontar las olas que varios disfrutaban.


Si Seungri decidía algún día tirar todos los años de relación a la basura, él lo dejaría ir con una sonrisa amistosa. Jamás podría culparlo así como jamás podría odiarlo más de lo que lo amaba. El amor que sentía por él iba a durar por siempre sin importar nada, incluso si lo tenían que esconder del mundo por la vida que llevaban.


Moriría enamorado de sus sonrisas y sus miradas, entregándole incluso su último pensamiento y su nombre dicho con anhelo en su último suspiro.


Así los años pasaran por sobre ellos y tomaran decisiones que los alejaran uno del otro, Kang Dae Sung siempre iba a desear verlo una vez más. Besarlo por una última vez.


Le llegó una bola de arena mojada en la espalda, junto a las quejas entre risas del menor por haberle abandonado en el agua como justificación y el castaño adentrándose al agua para alcanzarlo dispuesto a hacerle pagar por la jugarreta.


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