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Used to be. por luky_luze

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Notas del fanfic:

ESto es un adios o un posible hasta luego, aun no lo decido.

Corría con urgencia por los callejones oscuros de Tokio. En la ciudad las gotas de lluvia seguían azotando los suelos húmedos y con charcos. Poco le importaba mojar sus costosos zapatos o la reprimenda que su esposo le daría tan luego pisara el suelo de su hogar. Lo único que le importaba era escapar de la zona donde le emboscaron, tenía prioridades más importantes que cubrirse de la lluvia y evitar un resfriado.

Salvaguardar la integridad de su bebé, por ejemplo.

-¡Aomine-sama!- aquel grito le puso en alerta, gracias a la luz del relámpago que ilumino por unos segundos la espesa oscuridad de la ciudad pudo identificar a uno de sus hombres que le había llamado. Con cautela y aun sin guardar su calibre nueve milímetros se acercó a aquel que vislumbro como Wakamatsu Kosuke, uno de sus guardaespaldas, estaba herido y posiblemente a punto del desmayo, fue una suerte que logro sostenerlo en sus brazos antes de que se desplomara en el suelo –es bueno saber que el estúpido de mi jefe le ha enseñado bien, no tiene ningún rasguño- sonrió por la manera en la que el hombre se refería a su esposo, pudo identificar que el hombro izquierdo del rubio estaba sangrando, así que sin esperar más tiempo hizo presión en la herida, en un intento de detener el sangrado.

-La adrenalina de saber que mi bebé está en peligro hizo que saliera ileso y no solo lo que Daiki me ha enseñado ¿sabes?- le contesto, apretando con mayor fuerza la corbata con la que hacia la compresa para detener la sangre -¿Dónde están los demás?- pregunto, disculpándose con la mirada con el rubio por la presión que aplico en su hombro.

-Muertos o fueron a buscar ayuda. Al jefe no le gustara saber que su esposo y primogénito estuvieron en medio de un fuego cruzado de sus hombres con los hombres de Haizaki- explico, apoyándose del suelo para poder levantarse y ayudar a su jefe. Con cuidado quito los mojados mechones castaños que cubrían el rostro delicado de aquel castaño –aunque Aomine-sama tampoco ha dicho que estaba haciendo por estos rumbos en primer lugar- agrego, perdiéndose en el mar chocolate de ese niño.

Era hermoso, no iba a negarlo. Pero así como era de hermoso, también era peligroso si quiera verle con otros ojos que no fueran lo laboral. Pero vaya que valía la pena el riesgo.

El sonido del seguro de un arma siendo retirado sin contemplaciones rompió el silencio en aquel callejón. Otro relámpago ilumino el lugar mostrándole al Aomine Ryou el cañón de un arma calibre 37 siendo puesto en la cabeza de su guardaespaldas.

Típico de hombres.

-Si los imbéciles de Haizaki no te mataron lo hare yo si no sueltas el rostro de mi esposo, Kosuke- la imponente –y en ocasiones temible- figura de Aomine Daiki se hizo presente. El moreno peli azul ayudo a levantarse a su esposo, abrazando con posesividad su cintura sin siquiera apartar su mano del vientre un poco inflado del castaño, en claro signo de advertencia. El castaño estaba acostumbrado a esos detalles –me llevare a Ryou a casa, sugiero que te encargues de tu trabajo antes de que le coquetees a la madre de mi primogénito ¿te quedo claro?- y sin esperar respuesta alguna se llevó al castaño de aquel callejón.

“Eres un imbécil” pensó para sus adentros el rubio mientras se levantaba y se dirigía a su automóvil, tenía que hacer algo con esas heridas.

El castaño suspiro una vez estaba en el auto de su esposo, le quito el cargador a su arma y la guardo en la guantera mientras acariciaba su vientre con cariño, seco sus cabellos un poco con la toalla que el peli azul había traído de su hogar, sinceramente no quería lidiar con los celos de Daiki ahora.

-¿Estas herido?- fue lo primero que pregunto Aomine una vez estaba dentro del automóvil, poniendo una mano sobre el vientre de su esposo acariciándolo en el proceso.

-No- contesto con sinceridad –solo un poco abrumado, no estaba preparado para esa emboscada- siguió, tomando la mano del moreno en un intento de tranquilizarlo, no era su culpa. Siempre se lo decía cuando su vida o la de su hijo corrían peligro.

-¿Qué estabas haciendo tú en ese lugar en primer lugar? Te creía ya en casa- pregunto enojado el moreno, no con su esposo sino con el mismo, odiaba tanto que sus negocios interfirieran con su vida personal, en especial con la seguridad del castaño y su hijo.

-Se me hizo tarde cuando salía de la galería, creí que llegaría antes pero no conté con que mi camino a casa se viera afectado por los negocios de mi marido- aclaro viendo con reproche al moreno pero no podía decir nada, es decir, era obvio que no era su culpa.

-Te amo-declaro el peli azul, viendo con intensidad los ojos contrarios –y no me perdonaría si algo te pasa a ti y a mi hijo. Son lo único que realmente vale la pena en mi vida, no quiero que salgan lastimados por mi culpa-

-Daiki- le llamo con cariño y comprensión, acariciando la mejilla del moreno –yo escogí hacer mi vida contigo, fuiste claro desde el principio conmigo acerca de a que te dedicas y el riesgo que significaba permanecer a tu lado. Te amo y el que mi vida este en constante peligro con el simple hecho de salir de casa solo para el monitoreo de mi galería y del desarrollo de mi bebé no cambiara mi decisión en lo absoluto y lo sabes- le tranquilizo con una suave sonrisa en sus facciones.

Aquel hombre frio y sin sentimientos era su esposo. Por nada del mundo lo cambiaria, nada.

Aun si eso significaba ser secuestrado con tal de delatar los movimientos de su marido, aun cuando no pasaba eso todavía, por esa misma razón es que Daiki se había empeñado en instruirlo en el manejo de armas y defensa personal antes de que supiera lo de su embarazo.

No pensaba correr riesgos con su familia.

Era una mañana cálida de verano, disfrutaba de trabajar en la cafetería de uno de sus amigos de la universidad, le ayudaba a distraerse plenamente de sus actividades cotidianas. En especial el trabajo durante vacaciones, la gente solía ir con mayor frecuencia, lo que significaba mayores ingresos.

Amaba su trabajo, pero también amaba su carrera. Así que los materiales que utilizaba no iban a pagarse solos. Necesitaba ese dinero quisiera o no.

Suspiro mientras recargaba sus manos en la barra de la cafetería, esa mañana en particular era tranquila para su gusto pero no iba a quejarse, le gustaba esa paz que el lugar le ofrecía, podía disfrutar de un cup cake que ofreciera en el día mientras bebía una taza de chocolate caliente. Si, la vida era buena con él.

-Ryou-san- el llamado de un peli celeste le trajo de sus recuerdos, había olvidado que su amigo tenía un particular talento para pasar por un fantasma -¿en qué piensas? ¿Problemas de la universidad?-

Negó y después contesto –no es nada, es solo que estoy un poco aburrido. Esperaba un poco más de movimiento aquí, después de todo estamos de vacaciones-

-Quizá sea cierto- le dio la razón el peli celeste, limpiando con su trapo la barra donde estaba recargado el castaño –pero debemos ver el lado bueno a esto, podemos ver a los clientes que normalmente pasamos por alto- agrego, señalando un punto en particular de la cafetería, Ryou vio con interés lo que señalaba el peli celeste, alzo una ceja extrañado –por ejemplo, esos dos hombres no han parado de vernos toda esta semana, si no fuera por Kazunari-san, el jefe los hubiera corrido por no consumir algo y solo estorbar-

-¿No crees que eso es sospechoso?-

El peli celeste negó –me parecen atractivos, dejando de lado que ambos son hombres mayores que nosotros. Una buena cita con uno de esos caballeros seria épica para contar- contesto con una leve sonrisa en su rostro, logrando sonrojar al castaño.

-¡Tetsuya! ¡¿Qué rayos estas diciendo?!- se escandalizo completamente ¿Qué rayos pasaba por la mente de su amigo? –además, podrían ser violadores, secuestradores o algo mucho peor ¿te has puesto a pensar que están haciendo aquí en primer lugar?-

-No- contesto con sinceridad Tetsuya –lo que si se, es que aquel moreno de ojos y cabellos azules no ha apartado la mirada de ti desde que estoy aquí- agrego con una sonrisa maliciosa en su rostro, insinuando a su amigo un par de escenas indecorosas con ese hombre.

Enserio, Tetsuya necesitaba hacerse una vida lejos de los barrios bajos.

Le dio una mirada rápida al hombre que se refería Tetsuya, sinceramente le parecía atractivo, en todos y cada uno de los sentidos, aquella aura de misterio que le envolvía a él y al peli rojo que le acompañaba le daba un toque de no sé que qué se yo. Y lo más importante, le veía fijamente, como si de una presa inocente se tratara, un conejito a punto de ser devorado por su depredador pero a su vez… le veía como algo que debía proteger a toda costa.

Aun a costo de su propia vida.

-Entonces… ¿dices que te enamoraste de mí en cuanto me viste en la cafetería de Tetsuya?- pregunto un poco asombrado el castaño, siendo cargado por Aomine en brazos mientras se dirigían de regreso a su hogar. Siendo sinceros, nunca hubiera esperado aquella revelación por parte del moreno. Una suave sonrisa se dibujó en sus facciones, cada día su esposo lo sorprendía a creces.

-Si te soy sincero, si, así fue- contesto con seguridad el peli azul, cuidando que el castaño no resintiera mucho el frio de la noche –admito que mis planes de esos días no era el enamorarme de ti pero, supongo que las cosas se dieron, me maravillaste con tu hermosa sonrisa, y que decir de tu bello trasero- sobre todo ese par de bolas de carne bien formadas para ser de un señorito de 18 años en aquel tiempo. Solo de tener a su esposo a su disposición le incitaba a hacerle cosas poco sanas así estuviera embarazado de su hijo.

-Pervertido- le recrimino divertido Ryou –necesitamos hacer una pequeña remodelación a la habitación del bebé, los colores oscuros de la mansión no me gustan mucho para el desarrollo de nuestro hijo-

-¿Y porque no? Yo me crie así, no le veo lo malo-

-Cariño, comprendo que nuestro hijo a su tiempo se volverá amo y señor de todo lo que manejas, pero no quiero que mi bebé sea amargado como su padre, quiero que vea más colores que solo rojo y negro ¿entiendes?- explico con calma el castaño, sonriendo divertido al ver como el ceño del moreno se fruncía y lucia molesto. Molesto y sexy siendo sinceros.

-Yo no soy amargado- acoto Daiki –solo que… no me gusta reflejar mis sentimientos, tú lo sabes-

-Lo sé- aseguro Ryou besando con cariño una de las mejillas de su esposo –por eso te amo-

-¿Es solo por eso?- pregunto de vuelta el moreno, viendo intuitivamente a su esposo –creí que te enamoraste de mi por mi fabuloso físico, mi experiencia en el manejo de armas y mi dinero, sobre todo ese último detalle- insinuó eso último.

-Es por eso y mucho más es que te amo, señor súper celoso y sobreprotector con su lindo e inocente esposo- contesto el castaño, siendo bajado con cuidado de los brazos de su marido mientras este cerraba la puerta de su habitación. Con cautela e importándole poco que su esposo estuviera aun armado se colgó a su cuello, siendo cargado con facilidad de la cintura por Daiki –el dinero no es lo mío de echo ganas más del que yo podría tolerar, así que no me tienes como pareja por ese último detalle, Daiki- siguió, disfrutando de las caricias de su moreno esposo, dejando de lado la adrenalina que había sentido anteriormente.

-Entonces…- murmuro el peli azul aspirando del dulce aroma del castaño desde su cuello, afirmando su agarre tomando de los glúteos a Ryou, apretándolos con fuerza y obtenido como resultado un erótico gemido de aquellos carnosos labios –es por la forma en la que te hago el amor, Ryou-

-Seguramente… si- soltó una suave carcajada cuando su cuerpo y el de su esposo cayeron en el lecho que compartían y por las cosquillas que los labios de este producían en su cuello, jamás se aburriría de la manera en la que Daiki hacia estremecer su cuerpo cada que hacían el amor, aunque ya hayan pasado 3 años que conociera a su esposo y solo unos cuantos meses de llevar ambos ese título.

Amaba el erotismo y pasión que el cuerpo de Daiki desprendía cada que le tocaba. Pero amaba más el cariño que sus ojos reflejaban cada que chocaban con su mirada. Era mágico e indescriptible.

Dos semanas habían pasado desde que tuvo contacto visual con aquel moreno y a la fecha no se ha atrevido a acercársele, ni siquiera para tomar su orden cada que iba de visita a la cafetería. No tenía intenciones de hacerlo, es decir, era más grande su temor a salir lastimado si llegaba a cometer algún error con ese hombre que su curiosidad de saber que rayos hacía en esa zona de la ciudad para estar prácticamente todos los días de toda la semana desde que abría hasta que cerraba en la cafetería donde trabajaba.

Bueno, eso fue hasta ese día exactamente.

-Estás enamorado- aquel grito por parte del peli rojo que acompañaba todos los días al moreno llamo la atención de todos en el local, excepto claro Ryou.

-¿Por qué lo dices tan seguro, Bakagami?- pregunto el otro viendo seriamente al peli rojo.

-Por cómo te estas comportando con aquel chiquillo- respondió con sinceridad importándole poco que todo el mundo se les quedara viendo –además, hace una semana que alejamos a los imbéciles de Haizaki de la zona, además de que hemos duplicado la estabilidad y negocios con nuestros inversionistas de aquí. No sales de esta cafetería por nada del mundo y tampoco dejas de ver a ese par de baristas desde que llegamos en todo este tiempo- afirmo sin contemplaciones –solo espero que mi socio no se haya fijado en aquel lindo peli celeste, ese chico es mío Ahomine-

-Lo dices como si me metiera con todo lo tuyo-

-Lo digo porque soy capaz de meterte una bala en el trasero si me entero que le estas poniendo los ojos encima a Kuroko-

-¿Cómo es que sabes su nombre?- pregunto con interés Daiki, exhalando el humo de su cigarrillo.

-No todos somos lentos como tú, idiota- contesto con una excéntrica sonrisa en el rostro. Le gustaba hacer enojar a su amigo sin importar el motivo. No era idiota, sabía que el peli azul se sentía atraído –por no decir excitado- con aquel lindo castaño que resultaba ser amigo de su joven conquista. Pero este hombre era más lento que un caracol en el amor. Podrá ser el jefe de una de las familias más poderosas de la mafia japonesa, ser intimidante, manipulador y asesino a sangre fría, pero era un imbécil en asuntos del corazón.

Que le den al idiota.

-¡Me voy a casa!- aquel anuncio por parte de Ryou puso en alerta a los dos hombres que estaban en plena discusión, por instinto el peli azul se levantó de su lugar, vio por el rabillo del ojo cada uno de los movimientos que el castaño estaba realizando antes de salir del establecimiento.

-Tienes cuidado Ryou-san- comento Kuroko, viendo claramente las intenciones de aquel moreno al levantarse repentinamente de su sitio.

-Tetsu-chan y yo iremos a verte a tu departamento tan luego salgamos del trabajo, espéranos con palomitas y helado- agrego Takao con una linda sonrisa en su rostro, viendo con interés que era lo que veía su amigo peli celeste. Oh, gran descubrimiento habían visto sus ojos, aquel espécimen de hombre era atractivo eso no iba a contradecirlo, pero sinceramente, no veía con buenos ojos aquel hombre.

Demasiado serio y calculador para un ángel tan bonito como lo era Ryou.

Después asentir a lo dicho por el peli celeste y de prometerle al peli negro que los esperaba en su departamento con un montón de dulces y comida chatarra fue como Sakurai Ryou abandono el establecimiento, siendo seguido muy de cerca por un moreno que le importo poco dejar con la palabra en la boca a su amigo, después se lo compensaría con hamburguesas y gaseosas.

Conecto sus audífonos a su celular, busco su canción favorita en el reproductor y después empezó su caminata rumbo a su departamento. Le relajaba mucho caminar por la ciudad después de una jornada laboral, en especial en periodo vacacional. Podía disfrutar de lo que la ciudad le ofrecía con tranquilidad. Tan metido estaba en su música y pensamientos que no se fijó que era observado por una persona desde la oscuridad de uno de los callejones de la zona. Fue consciente de eso hasta que alguien le tomo por la espalda y tapo su boca, vio con confusión un arma de fuego que señalaba un punto en específico del callejón que estaba por cruzar y antes de que pudiera reaccionar su captor le puso detrás suyo en un intento de protegerlo de lo que sea que estuviera en aquella oscuridad.

-No me interesa saber para quien trabajas y créeme no me cuesta imaginar de quien se trata, pero lo que si me importa y me interesa mucho es el chico que estabas a punto de secuestrar- hablo con firmeza Daiki, quitando el seguro de su calibre 37 y después apuntando hacia donde unas luces rojas se veían –créeme, no tengo intensiones de asesinar a tu gente y poco me importa si de paso sales lastimado, quiero saber por las buenas que intenciones tenías con este chico y puede que considere no mancharme las manos con su sangre- agrego mientras encendía uno de sus cigarrillos y veía por el rabillo del ojo al castaño detrás suyo. Aun tenia los audífonos puestos y con un volumen alto, así que dudaba que hubiera escuchado algo de lo que haya dicho, pero lo que si le sorprendió fue que no mostraba signos de intimidación o temor, solo le veía a él y después el callejón.

¿Quién era ese chico y porque le hacía tener el deseo insano de tener sexo con el toda la maldita noche?

-El jefe lo quiere- fue la corta respuesta del hombre –Haizaki-sama supo de tu interés por este chico, y por una razón también lo quiere para el-

-Aja, y el idiota de Haizaki piensa que voy a entregárselo sin pelear- comento, escupiendo la colilla de cigarrillo que tenía en los labios, disparo sin intención de advertencia alguna a los hombres que se encontraban frente suyo, sonriendo para sus adentros al identificar un alarido de dolor por parte de uno de ellos –que considere eso como mi respuesta. No voy a cedérselo, ni en esta vida ni en la próxima o las que sigan. Ahora, si lo que quieren es morir en manos de uno de los jefes más importantes dentro de la yakuza por mi está bien, les daré ese honor- siguió, apuntando sin contemplaciones a esos hombres.

Que para valientes y más fuertes estaban los de su clan.

-Informare a Haizaki-sama- tan luego dijo eso, ordeno a otros dos de sus hombres a levantar el cuerpo moribundo de aquel pobre diablo, y luego de unos minutos desaparecieron de la vista del moreno el cual puso el seguro de su arma y suspiro con cansancio, odiaba que su vida se viera involucrada en sus negocios.

Se giró sobre sus pasos y después se dedicó a observar al castaño que hace unos segundos estaba protegiendo de ser secuestrado. Ahora que lo veía de cerca era lindo el chico, demasiado inofensivo para su gusto, bueno, no era impedimento de hacer que eso cambiara con el tiempo. Tenía apetitosos labios, mejillas sonrosadas por el calor de la tarde, piel blanca y lechosa, por no decir suave, tenía tantas ganas de confirmar sus sospechas esa misma noche. Sus cabellos castaños hacían juego con su complexión delgada y aura pura, nada que ver con la suya. En resumen: era un hermoso ángel.

Un ángel al que estaba dispuesto a encerrar para que nadie pudiera tenerlo.

-Hey…- se agacho hasta la altura del chico y después con cuidado quito los audífonos que hacían su tarea más difícil –hola ¿estás bien? ¿Escuchaste algo de lo que dije?- se perdió unos segundos en los ojos que le veían con cierto recelo, pero aun así no se dejaban de ver hermosos según su opinión.

-No- respondió con seguridad Ryou, viendo el arma que hasta hace unos momentos había usado -¿Qué fue eso?-

-Un intento de secuestro, el tuyo- contesto Aomine -¿enserio estas bien? Puedo llevarte al hospital si quieres- el menor se negó rotundamente.

-¿Y tú lo impediste?- el moreno asintió –supongo que gracias… ¿eres policía? ¿Por eso estabas todos los días en la cafetería donde trabajo?-

-Es un poco más complicado de explicar ¿sabes?-

-¿Eres detective?-

-No, odio los policías, en especial si se meten con mi vida privada-

-¿Agente especial?-

-Eso es un poco fantasioso incluso para mí- comento, viendo divertido al castaño.

-¿Entonces?- pregunto, los chocolates que tenía por ojos adquirieron cierto brillo de curiosidad por saber más de aquel hombre, detalle que le pareció lindo a Daiki.

-Soy parte de la yakuza, siendo específico, soy el líder de uno de los clanes más poderosos de Japón- contesto con sinceridad. Esperaba cierto pánico o temor en aquellos orbes chocolates, incluso esperaba que el castaño saliera corriendo de él, pero nada de eso paso -¿no te intimido? ¿No te doy miedo?-

El castaño negó –sinceramente, esperaba algo así de ti- comento, viendo fijamente a Daiki, provocando en este cierta incomodidad en sus pantalones –Sakurai Ryou, mucho gusto-

-Aomine Daiki, el placer es mío, Ryou- estrecho con cuidado la mano que el menor le ofrecía, no iba a negarlo, pero aquella sonrisa le parecía la más sincera y bonita que haya visto nunca.

En toda su vida.

-Da-Daiki- gimió bajito el castaño, disfrutando de las lentas pero placenteras embestidas que su esposo daba a su interior –oh, Daiki…- un par de lágrimas de placer. Le fascinaba aquellos momentos que pasaba con el moreno.

-Te amo- le susurró al oído el peli azul, tomando con firmeza sus caderas mientras aspiraba el dulce olor que su cuerpo desprendía –quiero hacerte el amor hasta el amanecer- jadeo sin parar el vaivén de sus caderas, disfrutando un poco más de la estreches que el cuerpo de su esposo le ofrecía.

Acaricio los cabellos azules, jadeando y gimiendo en el pecho de su esposo –hazlo cariño, no te detengas- pidió, besando la manzana de adán del moreno, quería permanecer así con Daiki por mucho tiempo más.

Beso al castaño con pasión y deseo, salió de Ryou por unos segundos para después girar su cuerpo y ponerlo en cuatro sobre la cama, sin contemplaciones y cegado por el deseo que el cuerpo del más bajo producía en el centro de nuevo en su interior, logrando producir un gemido de placer por parte de su esposo que termino siendo acompañado de un gruñido de satisfacción de su parte. Se inclinó un poco más sobre el cuerpo de su esposo, cuidado que su pequeño vientre inflamado no se viera afectado por la brutalidad con la que trataba el cuerpo de su esposo, le encantaba la manera en la que su cuerpo se coordinaba de maravilla con el suyo, beso la parte trasera de su cuello sin parar el movimiento de sus caderas, tomo el pequeño miembro de Ryou y comenzó a masturbarlo, las lágrimas de placer corrían por aquel delicado rostro, amaba esa parte sumisa del castaño.

-Daiki- llamo al moreno, con la cara en la almohada y el manera en la que le tocaban le complicaban la tarea –me duele el cuello- se quejó el castaño intentando parar un poco los movimientos del moreno –a-además mi vientre esta…- no pudo continuar dado que el peli azul le atrajo a su pecho, sus glúteos chocaron con la pelvis ajena y la manera en la que le masturbaban no lograban hacer que su cabeza conectara con sus palabras.

-Eres tan hermoso- jadeo el peli azul, mordiendo el cuello del castaño sin llegar a lastimarle –ahora que lo recuerdo, fue así como te arrebate tu virginidad- comento, besando la espalda de su esposo.

-En realidad, deje de ser virgen cuando te decidiste a seducirme en tu oficina- le corrigió, soltándose del agarre del moreno mientras dejaba el miembro del mayor a un lado, obligo a Daiki a sentarse en la cama y después sin siquiera pensárselo un poco dejo caer su cuerpo encima de aquel miembro erecto, disfrutando de los gruñidos y jadeos que soltaba el peli azul –te recuerdo que en esa ocasión solo teníamos un mes de conocernos, me tomaste esa misma noche después de decirme que te habías enamorado de mí. El dolor de caderas aun lo sentía a la mañana siguiente cuando quisiste una segunda ronda- agrego mientras gemía y se impulsaba el mismo en la erección del moreno, disfrutando las caricias que este daba a su cuerpo y vientre.

-Ahora que lo dices, creo que así concebimos al bebé- comento, alzando de las caderas al castaño para después dejarlo caer lentamente, excitándose por sus suaves gemidos, sus labios sonrosados y el sudor que corría por su rostro le hacían ver apetitoso –hazlo más rápido- ordeno, poniendo las manos de su esposo alrededor de su cuello, marcando el ritmo de las penetraciones que quería que siguiera.

-Cre-creo que me vengo- advirtió el castaño, besando con cariño y amor los labios contrarios, disfrutando del cuerpo del moreno arriba suyo.

El peli azul rompió el beso que compartía con el castaño solo para decir –también yo- acostó con delicadeza el cuerpo contrario de nuevo al lecho haciendo las embestidas más lentas y profundas. Volvió a atacar los labios ajenos, de manera suave y cuidadosa, disfrutando de los mimos que su esposo le daba mientras los dos llegaban al clímax sexual al mismo tiempo. Después de unos gruñidos y gemidos que fueron acallados por sus labios fue como lograron normalizar un poco su respiración. Daiki recargo su frente en el hombro izquierdo del castaño mientras este acariciaba su espalda y cabellos desordenados.

Una satisfactoria primera ronda.

-Te amo- murmuran al unísono mientras el mayor hacia que el castaño se acostara en su pecho, siempre disfruta de sus suaves toques en sus pectorales, la manera en la que jugaba con el después de hacer el amor le parecía adorable. Una hora de descanso antes de regresar a la acción.

-Mañana tengo que ir a supervisar a los nuevos reclutas ¿quieres ir conmigo?- pregunto el peli azul besando la frente de su esposo mientras acariciaba su espalda.

-Sabes que siempre estoy al servicio de la familia Aomine- contesto el castaño mientras hacía figuritas en el pecho de su esposo disfrutando de su tiempo de calidad al máximo –además, debo presentarme como tu esposo y futura matriarca de la familia, no voy a dejarte solo con esto-

-Lo sé- respondió Daiki besando los labios ajenos –de hecho también quiero que les muestres el correcto manejo de un arma, los muchachos son buenos pero nada se compara con tus habilidades innatas, cuando nazca el bebé terminare de entrenarte correctamente- siguió, pasando una mano sobre el vientre manchado el castaño por la reciente actividad.

-Si con esos eres feliz- comento el castaño dejándose envolver por los brazos de Morfeo, abrazando a su esposo buscando un poco más de calor del que ya no tenía.

“Soy feliz desde que llegaste a mí, sin que tenga que ver lo que hagas o no por esta familia” pensó el peli azul, acariciando el rostro adormilado del castaño, cerrando sus ojos unos segundos después. Si, estaba dispuesto a llegar hasta el fin del mundo e infierno si con eso defendía a su esposo e hijo.

Hasta las últimas consecuencias.

Notas finales:

Gracias por llegar hasta aqui.

Como dije al principio, se trata de una despedida o un hasta luego de mi parte hacia ustedes. Saben, han sido 9 años de mi vida en el fanfiction, tanto hetero como homo ¿y saben? siento que han sido 9 años muy bien invertidos.

He aprendido cosas tanto buenas como malas, me he he hecho mi pequeña fama por determinadas ships en este fandom y eso para mi es una gran satisfaccion, despues de este one-shot no creo poder escribir otra cosa.

Con todas las cosas buenas que he pasado en todo este tiempo y a su vez toda la gente maravillosa que he conocido siento que es momento (para mi) Dejar de escribir fanfiction. Es hora de dejar a las nuevas generaciones que tengan una pequeña oportunidad como yo lo tuve en su momento.

Inicie este juego cuando cumpli 11 años, me llamo la atencion todo ese mundillo y quise experimentar por mi misma, ya paso mi tiempo y despues de casi una decada de estar por estos lares de la pantalla, ya no encuentro un motivo para permancer aqui.

Creo que ya perdi el sentido de porque inicie esto. Ahora siento que es una obligacion escribir algo forzado y que si no lo hago pierdo la idea antes de disfrutar lo que hacia.

Y no quiero continuar forzando mi cabeza y corazon en algo que siento ya no me llena ni me pertenece.

Dejare los fanfics que no termine por una simple razon; ustedes. Si bien yo como autora de mi depende el rumbo que toma o tiene las historias y puedo hacer con ellas lo que se me plasca, a ustedes como lectores les debo un respeto por haber influido de manera positiva en su realizacion, fueron ustedes los que me impulsaron a seguir adelante con ellas y son ustedes los que al final disfrutan de ellas.

No creo volver a retomar ninguna. O quien sabe, solo el tiempo lo definira.

Y no crean que hago esto solo para tener mas comentarios o leidas... ¡por favor! quien me conoce de años sabe que yo soy la primera persona que escribe lo que quiere sin condicionar algo a cambio o tener mas seguidores o mas comentarios. Se lo deje claro a mucha gente. Me voy del fanfiction con la sartisfaccion de saber que mis lectores son conscientes y acredores de que yo NUNCA pedi o condicione actualizaciones si x capitulo o fanfiction no tenia determinadas leidas y comentarios.

Yo solo espero que esta nueva gente que entre al fandom o cualquier otro como autores de fics comprenda que una historia no se base en la cantidad de leidas, comentarios o favoritos tenga, se basa en la calidad que el mismo autor ponga en el, el sentimiento y el cariño que pone a cada palabra y oracion, el cuidado que tiene en la ortografia y narrativa. Eso define la calidad y entretenimiento de un fic.

Calidad y entretenimiento que yo por desgracia he perdido.

Me retiro de la escritura pero eso no significa que se libraran de mi en comentarios o agregadas a favoritos, eso tenganlo por seguro.

Fue un placer y un honor escribir por y para ustedes. Quisa en tres o dos años volveran a saber de mi en fics bajo otro nick y con ideas frescas. Eso solo se vera con el tiempo.

Cuidense y gracias por acompañarme todos estos años, son los mejores.

Hasta siempre.

luky_luze

 


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