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In your blue eyes por Hope_kami

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Notas del capitulo:

Aquí le sigo yo con el siguiente capítulo de esta historia, no había podido actualizar porque he tenido unos problemitas pero ya están solucionados. Agradezco sus reviews y por favor sigan dejándolos para saber como está mi historia. Chao.

Nota: Esto e un caso de la vida real por si lo quieren saber, solo he cambiado los nombres para proteger su identidad y bla, bla, bla, jejeje.

Yamato despertó muy alegre, había soñado con alguien que lo observaba y el se había sentido muy bien, lo malo es que no pudo distinguir de quien se trataba, pero no le importaba.
- Kouji, despierta que debemos irnos en una hora.
- Ya va  - dijo perezosamente el peliazul y se levantó luego de unos minutos. Ambos como era de costumbre prepararon el desayuno y partieron hasta la estación de buses donde tomarían el suyo y se irían de vacaciones.
En otra parte, los otros dos chicos corrían para alcanzar el bus – Ay Tai, eres muy dormilón – le reclamaba el menor.
- Lo se, pero no me lo recrimines más – lloriqueaba Tai.
-Mira, llegamos.
- Si, que suerte que el bus no se haya ido aun – entonces miraron como dos buses decían partir hacia Odaiba – ¿Y ahora cuál tomamos?
- No se, creó que cualquiera porque en los boletos no dice nada – entonces le preguntaron al conductor de uno de los buses quien les informó que podían ir en cualquiera por lo que se decidieron en el que estaban.
 - Mira Tai – señalando lo boletos – nos toca en sillas diferentes, esto está ordenado por números.
- Ya veo – busca el número que le tocó a él – Hay está mi puesto – dice señalando una silla en la parte trasera.
- Ok, aquí está el mío – dijo señalando uno de los de en medio.
- Nos vemos luego Takuya.
- Si. – le hizo un gesto de despedida y se fue a sentar. Cuando llegó hasta su asiento se encontró nada más y  nada menos que con - ¿Kouji? – preguntó con mucha ilusión.
- Takuya, que sorpresa verte – dijo el otro haciéndose a un lado para dejarlo pasar.
- Mira las vueltas que da el destino que nos volvemos a encontrar.
- Ya lo creó – dijo feliz el peliazul.
- ¿Y vas solo o acompañado?
- Estoy con un amigo pero le tocó un asiento trasero – le respondió.
- Que casualidad porque mi amigo también está sentado en la parte de atrás – agregó feliz de iniciar una conversación, tonta pero bueno.
En la parte trasera del bus, Tai encontró su asiento y miro a su acompañante, un rubio que estaba volteado mirando el panorama pero al sentir una presencia se había girado, al mismo momento Tai levantó su vista quedando frente a frente con el rubio que además era ojiazul, ambos se perdieron en la mirada del otro como si estuvieran hipnotizados.
Se quedaron mirando como embobados, Yamato no podía despegar su mirada de aquel chico de bellas e inocentes orbes chocolates, era como una fuerza superior a él que lo atraía como un imán, como un hechizo.
Por su parte Tai sentía como esa mirada fría como el hielo se volvía cálida y con muchos sentimientos hacia él, era como un mar en calma, se perdió en esos ojos azules. Al cabo de un rato ambos sintieron una calidez que invadía su rostro con un rubor y sentían como si les volaran mariposas en el estómago.
- Perdóname – dijo el moreno rompiendo el silencio que en ese momento había.
- Descuida – respondió tímidamente al no saber a que se refería pero luego cayó en cuenta por lo que optó en presentarse – Soy Yamato Ishida – y entonces extendió delicadamente su mano.
Al principio Tai se quedó quieto de la impresión – “Los ángeles... tienen nombre” – pensó sarcásticamente feliz, entonces una pequeña sonrisa apareció en su cara y...  – Y yo Taichi Yagami, mucho gusto – dijo aceptando gustosamente la mano que el ojiazul le ofrecía; se estrecharon las manos y fue cuando ambos sintieron como una corriente eléctrica los recorría de pies a cabeza, sus corazones empezaron a latir acelerada y sincronizadamente... durante esos segundos pudieron sentir como su energía es buscaba dando paso a un muy agradable ambiente.
Ambos se separaron de golpe... pero sus miradas no, seguían conectadas por un enlace invisible, sus miradas estaban llenas de ternura.
- “¿Qué me pasa?, ¿por qué no quiero dejar de verlo?, ¿Por qué anhelo otro roce?” – pensaba Matt.
- “Es muy lindo y tierno, pero no quiero que se aparte de mi cuando termine el viaje, ¿por qué me pasa esto?” – pensaba Tai.
Se sentían tan a gusto que no se dieron cuenta de que ya habían llegado de no ser porque Takuya y Kouji se preocuparon y fueron hacia atrás sorprendiéndose al verlos tan juntos.
Involuntariamente ambos chicos se habían acercado más para sentir sus cuerpos y en sus piernas descansaban sus manos entrelazadas.
- Ejem... – gruño cortésmente Takuya.
Ambos voltearon a ver a sus acompañantes - ¿Ya llegamos? – preguntaron al unísono sin percatarse aun de que iban cogidos de las manos.
- Si vamos – dijo el otro par simultáneamente. Entonces el rubio y el castaño se levantaron y cogieron con una mano su respectiva maleta ya que no se habían dado cuenta aun de su situación.
Cuando bajaron del bus vieron como Takuya estaba platicando con Kouji, ambos sonrientes y al ver bajar al otro par notaron el como no se habían soltado.
- Muy bien, ¿vamos? – preguntó el ojiazul menor.
- Si – contestó Matt con una sonrisa boba en su rostro.
- Nosotros también debemos irnos Tai – le dijo el pelicobrizo como una madre reprochando a su hijo.
- Entonces vamos – respondió Taichi feliz.
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Después de un rato Takuya y Kouji señalaron sus manos, el otro par se miró las suyas y por fin notaron que las tenían entrelazadas.
- Eh... perdóname... no de di cuenta – se iban tratando de excusar ambos al mismo tiempo por lo que los menores empezaron a reír al unísono.
- Mejor vamos – dijo el peliazul tomando a su amigo.
- No nos iremos a quedar aquí, ¿verdad Tai? – dijo el castaño menor a su acompañante.
- Si mejor nos vamos – dijeron Matt y Tai extremadamente rojos.
- Bien, hasta luego Takuya – se despidió Kouji.
- Nos vemos luego – respondió el saludo y así cada pareja se fue por su lado.
Cuando llegaron al hotel empezó el interrogatorio.
- Oye Tai.
- ¿Si? – dijo tontamente el moreno.
- ¿Por qué estabas tan agarradito de Yamato, eh?
- No... lo... recuerdo – dijo Taichi poniéndose muy rojo.
- ¿Cómo que no lo recuerdas?
- No, no lo recuerdo, esa parte la tengo borrada, solo tengo en la mente cuando me dijo su nombre y... ¿cómo sabías que se llamaba Yamato?
- Me lo dijo Kouji.
- ¿Kouji Minamoto?, ¿el chico que conociste ayer?, ¿estuviste todo el viaje con él? – ahora era Tai el de las preguntas y Takuya se puso rojo.
- Eh... si – respondió al fin – Pero no me cambies el tema.
- Ok, solo que recuerdo como te dije antes de que nos presentamos y nos quedamos pegados con la vista y no se como llegamos a estar tan juntos.
Mientras tanto, en un hotel cercano al del primer par.
- ... y es así como mi suerte me favoreció y estuve con Takuya todo el viaje – contaba Kouji feliz.
- Que suerte tienes!.
- Tu también la tuviste – le dijo pícaramente el menor.
- ¿Por qué lo dices? – preguntó inocentemente el rubio con carita de “yo no fui pero si fui”
- Tai no está nada mal – le dijo maliciosamente – pero no da para que vayan tan rápido – entonces el peliazul comienza a reír descontroladamente ente el potente sonrojo del rubio.
- Pero si no hicimos nada – dijo el rubio haciendo pucheros – “desgraciadamente”
- ¿A no?, ¿y por qué ibas tan cogidito de la mano con él?
- No se en que momento lo hice, solo recuerdo haberme quedado mirándolo y nada más.
- Yo creó que te enamoraste.
- Si – dijo tontamente Yamato.
- Ah, por cierto, en la noche me quedé de reunir con Takuya, ¿vienes?
- No se, creó que mejor...
- Takuya ira con Tai – dijo rápidamente el menor.
Al rubio se le iluminó el rostro - ¿a qué hora?
- A las nueve en el parque, es hay donde nos encontraremos – dijo Kouji feliz.
- Y soy yo el que va rápido, ¿no? – preguntó el rubio como tratando de desquitarse.
- Pero por lo menos como él y yo todavía no tenemos nada entonces no nos cogemos de las manos – le dijo con aire burlón – “Aunque ya quisiera” – pensó – Además, fue Takuya quien me propuso e insistió y yo tuve que aceptar.
- Que sacrificio verdad.
- Pues ¿qué crees?
- Bueno ya, será mejor que descansemos para podernos quedar con ellos hasta tarde.
- Bien – entonces ambos se recostaron a descansar un poco, una agitada noche les esperaba.
 

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