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Lazos. por OtabearBajin

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Notas del capitulo:

Los personajes de Yuri!!! On Ice pertenecen a Sayo Yamamoto, Mitsuro Kubo y al estudio MAPPA.

Su cuerpo reaccionó con más rapidez de la natural debido a la adrenalina que lo recorría. Casi de inmediato tomó al líder del ejército por la manga de su uniforme y lo arrastró fuera del área de entrenamiento, haciendo correr al viejo hombre con torpeza entre las edificaciones que formaban parte de la aldea.

 

El silencio que invadía el lugar hizo que el joven rubio poco a poco fuera disminuyendo su ritmo, hasta que su acelerada carrera se vio reducida a pequeños pasos que apenas resonaban en el lugar.

 

— ¿Señor?, ¿es normal que haya tanto silencio? Se supone que apenas íbamos a avisarles a todos... — Yuri se sentía en cierto modo como un niño pequeño que busca la mínima explicación por las cosas que pasan a su alrededor, esa curiosidad más que nada la provocaba el miedo, que lentamente se había filtrado por todo su cuerpo, llenándolo de ansiedad e inquietud.

 

Esperando encontrar una respuesta por parte del hombre que lo acompañaba, el rubio lentamente se dio la media vuelta, más lo único que obtuvo fue otra punzada de pánico atravesando su cuerpo, seguido de un atronador grito que escapó de sus delgados labios.

 

Frente a él se hallaba una extraña criatura de color azul y grandes alas, con manos terminadas en filosas garras y dientes capaces de destruir hasta el mismo metal. Una sonrisa macabra se extendía por los deformes labios del monstruo, quien con un movimiento de mano apartó a Yuri con brusquedad, lanzando su cuerpo un par de metros lejos. Los ojos saltones color naranja de la bestia observaron con burla como el rubio impactaba con fuerza contra el piso, raspando la piel de su rostro y manos.

 

El adolescente se quedó durante unos segundos tendido sobre el piso, tratando de analizar todo lo que sucedía y utilizando todas sus fuerzas para evitar que el terror invadiera por completo su cuerpo. No podía perder el control en una situación así, no importaba que tan aterrado estaba, era su deber defender con uñas y dientes a su pueblo, hacer algo por ellos.

 

—Es un placer conocerte en persona, Yuri Plisetsky. Debo admitir que me decepciona ver que aún no te recuperas del suave empujón que te di, pero debo suponer que tu pequeño y frágil cuerpo de omega no te permite tener mejores condiciones. — el deforme ser poco a poco se fue acercando hasta el cuerpo tendido en el suelo del rubio, cambiando de forma con cada paso que daba. Las grandes alas se contrajeron hasta formar una delgada y pálida espalda, las garras desaparecieron, dando paso a un par de manos pequeñas y ligeramente callosas, los dientes redujeron su tamaño hasta desaparecer detrás de una boca de labios gruesos y blancos, casi sin color. Para este punto, Yuri había quedado anonadado, debajo del horrible cuerpo del espectro se hallaba nada más y nada menos que el cuerpo desnudo de una mujer con rasgos exóticos y llamativos, como la rasgadura que había al final de sus ojos, cosa que nadie en Vozdukh poseía. Una amenazante sonrisa de depredador cruzó sus labios y un fuerte olor a sangre inundó el lugar. Yuri cerró los ojos y soltó una maldición se hallaba frente a una alfa.

 

—Tú... —dijo casi sin aliento el chico de ojos verdes, abriendo con lentitud los ojos para luego clavar fijamente sus ojos en los de la mujer. Esta se arrodilló frente a él y acarició con suavidad su mejilla.

 

—Me presento, mi nombre es Min-so Park, creo que ya has escuchado hablar de mí. — susurró la fémina de negra cabellera, para luego tomar a Yuri por el cuello y ponerse de pie, dejando al rubio un par de centímetros sobre el suelo.

 

Por inercia, Yuri clavó con fuerza sus uñas sobre la huesuda mano de Min-so, pero en lugar de conseguir que el agarre se debilitara, la mujer apretó con más fuerza su delgado cuello, cortando por completo cualquier entrada de aire que tuviera.

 

—Es una lástima que un rostro tan bonito como el tuyo quede con hematomas y de color azul... Ah, pero este fue el único método que se me ocurrió en el momento, lindo. ¿Sabrás perdonarme, verdad? — Yuri dejó escapar un gemido de dolor junto con un par de lágrimas. Era su fin, lo sabía, aunque le hubiera gustado haber actuado de forma más rápida para haberlo evitado. El chico cerró sus ojos e inmediatamente los rostros de Viktor y su abuelo se hicieron presentes, ambos les sonreían con infinito amor y cariño, haciendo que el corazón de Yuri se relajara. Casi de inmediato los rostro de su madre y su padre aparecieron junto algunos de los recuerdos más preciados que tenía con ellos; la primera vez que lo llevaron a conocer el área de entrenamiento, la risa de Irina Plisetsky mientras intentaba cocinar unos pirozhki que sabía que serían terminados por el viejo Nikolai, los consejos y enseñanzas de su padre, el cual siempre le instruía que debía ser fuerte, sin importar si su naturaleza lo colocaba como alguien "débil."

 

Como pudo, Yuri sonrió, dispuesto a entregarse a las garras de la muerte, más algo lo impidió.

 

El estruendoso sonido de un rayo, seguido por el grito de Min-so y un fuerte olor a carne se hicieron presentes en el lugar. Yuri cayó descuidadamente al suelo, buscando desesperadamente aire para llenar sus pulmones y cuando lo consiguió fue capaz de darse de cuenta que era lo que estaba pasado. El rubio por fin había logrado contactar con su elemento, pero sorpresivamente este no era aire. El elemento de Yuri Plisetsky era el rayo.


El brazo derecho de Min-so, el cual había recibido todo el impacto de la descarga eléctrica que había producido Yuri, estaba cubierto por un espantoso color negro, producto de la carne quemada. Pequeñas hileras de humo escapaban de la piel carbonizada, dándole un aspecto bastante grotesco a la herida.

 

La mujer se hallaba tendida de lado contra el suelo, completamente inmóvil y con la mirada clavada en un punto fijo del paisaje. A pesar del aparente estado de defunción en el que se hallaba Min-so, Yuri no se sentía confiado y miraba desde lejos la figura de la mujer que minutos atrás casi le arrebata la vida.

 

Un repentino movimiento captó lo atención del chico de ojos esmeralda, se trataba de una extraña formación de carne que se aglomeraba sobre el brazo de la líder de la aldea de Artes Oscuras. La masa se movía de manera grotesca, cubriendo poco a poco la piel calcinada de la mujer, dejando a su paso una gran cicatriz irregular de color rojo pálido, completamente asquerosa. Yuri sintió que era capaz de vomitar hasta el estómago con solo ver eso.

 

—Maldición, ya muérete de una buena vez, vieja bruja... —susurró el menor con voz ronca, mientras frotaba con fuerza los lugares de su cuello donde sabía que tendría grandes moretones. Con mucha cautela y lentitud se fue acercando al cuerpo de la mujer, tratando de ser lo más silencioso posible; estando ya lo suficientemente cerca, Yuri iba a darle vuelta al "cadáver" de Min-so, pero un estruendoso alarido escapó de los labios de la mujer y esta rápidamente se puso en pie, tomando a Yuri de su camisa.

 

—Maldito mocoso, encima de ser omega posees uno de los 5 elementos prohibidos. — gruñó la fémina, con su pesado y apestoso aliento golpeando el rosto del rubio. —Lilia Baranovskaya nos acusó de utilizar artes prohibidas de la magia y muchos de mis habitantes tuvieron que dejar de lado la hechicería, pero ella tenía dentro de su aldea a un pequeño omega con un elemento que jamás debió existir, ¡ustedes deberían ser los que están bajo constante vigilancia y amenazas por parte del líder! Me encargaré de matarlos a todos y luego usaré su sangre para hacer ofrendas a la Diosa Oscura. Prepárate, pequeño omega, porque tú serás el primero.

 

—Ni lo creas, anciana. Si para salvarme y salvar a Vozdukh debo rellenarte de rayos, estoy dispuesto a hacerlo. — el chico de ojos esmeralda casi de inmediato alzó uno de sus brazos con el codo al frente y lo clavó con fuerza en el rostro de Min-so, escuchando como el hueso de la nariz crujía bajo su piel.

 

La mujer cayó sentada de forma pesada, golpeando con fuerza el suelo. Grandes gotas de sangre bajaban por su nariz hasta dar con su barbilla, más eso no la detuvo y con un impulso se abalanzó nuevamente sobre Plisetsky, chocando con violencia el cuerpo de ambos.

 

Una serie de golpes fueron soltados por ambos combatientes, algunos impactando sobre el rubio, rompiendo su labio inferior y dejando morado su ojo derecho, y otros sobre Min-so, inflamando su pómulo izquierdo y provocando que el sangrado de su nariz aumentara.

 

Luego de algunos minutos, ninguno de los dos cedía, aunque era más que obvio que el cansancio y el dolor recorrían cada fibra de su cuerpo. Una patada por parte de Yuri hizo caer nuevamente a la mujer de cabello azabache, pero rápidamente esta movió su pierna izquierda y lo hizo chocar contra las del rubio, provocando que también cayera, golpeándose el costado izquierdo de su cuerpo. Con mucho esfuerzo, el menor se acercó hasta donde estaba la mujer y se sentó a horcajadas sobre ella para empezar a repartir fuertes golpes contra su rostro. Durante unos segundos Min-so se mantuvo tratando de contener los golpes de Plisetsky, sin saber cómo escapar de esa situación, pero una magnífica idea cruzó su mente.

 

—Quod magicae habeantur praeterita dominationis pertinet ad me, animo me arcum. Entregate sine omni resistencia acquisisset phantasmata decepturus est cor tuum, quod perdere. — Murmuró con voz espectral Min-so Park, mientras detenía el puño del rubio y clavaba sus ojos marrones en los verdes de Yuri. Una mueca de terror atravesó el semblante de Plisetsky al observar como los ojos oscuros de la mujer bajo él se tornaban de color blanco hueso, casi confundiéndose con la esclerótica.

 

— ¿Qué estás diciendo? — el corazón del rubio empezó a latir con fuerza, casi como si quisiera escapar de su pecho. Sentía miedo, mucho miedo. Jamás en su vida se había enfrentado a algo así.

 

—Vota mea cor tuum ad infirma et lapsum. ¡Deficere Yuri Plisetsky! — el desgarrador grito de la mujer lo hizo quitarse de encima de ella y alejarse un par de centímetros. Estaba a punto de echar a correr, cuando una voz conocida lo detuvo.

 

— ¡Yuri! — su hermano, Viktor, corría hacia él con parte del uniforme roto y un rastro de sangre seca bajando desde el lado derecho de su cabeza. Yuri iba a advertirle que huyera de ahí, que estaban en peligro, pero un golpe extremadamente repentino y fuerte impactó contra su cabeza.

 

Lo último que vio Yuri Plisetsky antes de caer inconsciente fueron los macabros ojos de Min-so Park, observándolo con burla.

Notas finales:

¡Segundo capítulo, espero les guste! Aclaro que lo que dijo Min-so Park está en latín, pero no tiene una traducción del todo correcta (gracias, traductor de google)

En fin, hasta el próximo capítulo, besos.~


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