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Bambino por Vampire White Du Schiffer

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Notas del fanfic:

Los personajes de KHR! pertenecen a Akira Amano, la "historia" que aquí se ve, salió de mi herido corazón. 

Notas del capitulo:

Es mi, muy breve, regalo de cumpleaños. El proceso de titulación me está tragando en tiempo. Tuve problemas para entrar a la página, de hecho entré bajo mi propio riesgo, porque vivo al límite 8D 

I.-

Entre las múltiples cosas que a Reborn le gustaban de Colonnello estaban, por ridículo que suene, la forma en que las manos encajaban perfectamente cuando lo abrazaba; el bigote de crema que evidenciaba café irlandés; la forma en que fruncía el ceño cuando tenía pesadillas; el sonido de su voz cuando, en cualquier tono, invocaba su nombre; las veces en que con todo lujoso cinismo incitaba sus celos para luego confesar que en este mundo no existía nadie equiparable a él. 

Por más cosas que no cabrían en una lista sino antes calificarse como desvergonzada, Reborn reconocía, muy a su pesar, que era estúpidamente difícil compartir todo eso con alguien que tiene los ojos carbón. 

—Pa... -tenía ganas de maldecir que fuese más rápida la apropiación infantil de la palabra Papá, pero era echarse sal a sí mismo, aun así, no evitaba sonreír discretamente cuando Colonnello sostenía al vástago con gesto suave y paternal y tampoco evitaba que le burbujeaba por dentro el jugo de los celos. Una réplica de sus ojos que en ocasiones podían arder hasta causarle desasosiego, miraban fijamente al rubio que le sonreía bobamente y hablaba con un tono igual de simple. 

—Estás consciente que es tu hijo, ¿no-kora?

—No sé en qué estaba pensando cuando me corrí dentro.

Colonnello sintió las orejas calientes, por una combinación peligrosa de vergüenza y enojo. 

—Si lo prefieres, te dejo totalmente libre para que disfrutes de correrte en cosa se te antoje, Idiota-kora. 

La brecha causada por el pánico desinfló el berrinche del moreno que se levantó en seguida. 

—Como si pudieras dejarme -desafió, dándose un golpe en su fuero interno. Sabía que debía abdicar pero su orgullo le impedía privarse el placer de tener la última palabra. 

—Suena a un reto muy tentador-kora -sonrió confiado —¿Qué dirían los demás cuando se enteren-kora? Que sólo querías cogerme como macho, presumirme a tu antojo y luego sufrir ataques de inseguridad porque le presto más atención a una criatura en pañales -miró hacia el cunero donde el niño se entretenía viéndolos discutir. 

—Te lo prohíbo. 

—Especifica, ¿dejarte o acusarte? De cualquier forma me vale un comino. -replicó, y aquí era cuando el moreno sintió el pinchazo procedente de la razón, decidió guardar sabio silencio —Y si continúas con tu rol de imbécil me iré con mi madre... o con la tuya-kora. -la risa le brotó sincera -, que estoy hablando en serio-kora. 

—No puedes 

—¿Por qué no?

—Me amas más de lo que odias estas escenas. —contestó y se descubrió en una trampa. 

—Allí lo tienes, no eres el centro de mi vida pero te gusta colocarme dentro del vórtice de tornado que me aísle de todo lo demás... y aun así estoy aquí, jugando a la casita contigo ¿Quién dice que el método socrático está pasado de moda? 

 

 

 

 II.-

—¡Pero mira qué lindo es! -la voz era miel escurriendo y eso no era desagradable cuando el objetivo de empalagosos halagos es el hijo propio.

 Colonnello sostenía al niño por las costillas teniéndolo en su regazo, haciendo presentación general en lo que sus compañeros intentaban no parecer ansiosos por ser primero en obtener la atención del nacido. Quien tomó la delantera, como el rubio esperaba, fue su sobrina política, Unni cuyos dedos índice y pulgar se entretenían a lo grande pellizcando la mejilla regordeta. 

—¿Puedo cargarlo?

—Ni lo preguntes-kora -con sumo cuidado le tendió al pequeño que protestó con un casi imperceptible puchero. Estaba a unos segundos de desatarse en llanto cuando la jovencita, en dulce modo le dijo:

—¿Quién es el bebé más hermoso de este mundo? -entonces percibió que esta persona no guardaba tan malas intenciones. 

—No sé por qué, pero siento que se parece a Reborn en todo el concepto -dijo Fon riéndose. 

—Llámenme loco -Skull se inclinaba para tener a la cara al bebé que gorjeaba en el pecho de Unni —, pero creí que sería más sorprendente. 

—¿A qué te refieres-kora? -inquirió con cautela. 

—A lo que dijo Fon, tiene toda la cara de él -retrocedió con cierto apremio al notar que el tono de su voz había disgustado al niño —, quiero decir, no se parece a ti. 

—Ah -respiró aliviado —, yo me conformé con que no heredó la mirada asesina de su padre-kora 

—La irá forjando conforme pase el tiempo -replicó Verde, sentado en una esquina más alejada que cualquiera. 

—Ciertamente se diría que el verde siempre estuvo destinado a ser tu color, casi parece poético -contestó Reborn apareciendo en medio del marco de la puerta. 

—¡Reborn! No esperábamos verte hoy -rumió Skull 

—Creí que no se te había convocado -se atrevió a morder el científico. 

—Tuve que enterarme de manera extraoficial 

—¿El puto localizador-kora?

—Tu exclusivo y siempre útil,  localizador. 

—Dame un respiro-kora -se quejó, por dentro complacido de verlo antes de lo previsto. 

—Lamento tener que aparecer sólo para llevarme al propósito de esta reunión, supongo que entenderán que no he visto al Bambino en veinte días.

—Tú no lamentas nada. -increparon todos al mismo tiempo.

—Tienen razón. Parte de mi reforma como padre se basa en conceder, ocasionalmente, comportamientos políticamente correctos. Nos vamos -miró hacia su sobrina y a su hijo, que en un arrebato de alegría agitó los bracitos, pidiéndole asilo. Fue en ese momento cuando todos  petrificados dieron fe del cambio en el bebé: en lugar de cabello oscuro y ojos negros, las hebras comenzaron a clarearse al igual que los ojos. El resultado, después de digerido, les resultó obvio. Cuando estaba con Colonnello, el niño adquiría los rasgos característicos de Reborn; ahora, el producto de la relación de ambos tenía ojos azules y cabello con destellos rubios. 

El científico sintió burbujear una insana envidia dentro de sí.


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