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V.I.P por Lady Wifi

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Notas del capitulo:

Hola, ¿que tal?

 

Tercer capítulo, espero que les guste y ojala que los dioses del wifi me acompañen para poder subir de una vez el capítulo 4 más tarde que lo estoy editando ya.

 

Aclaratoria: En algunos capítulos hay más frases de canciones de k-pop que en otros, incluso hay un capítulo que es casi completo una canción, porque pues...así se dio la trama, pero todos tienen algo, aunque sea poco.

 

Disculpen cualquier error ortográfico.

 

PD: En este capítulo hice referencia a la canción al grupo de k-pop BTS y su cancion "Good Day" (Traducida/Adaptada al español) la cual no me pertenece.

 

 

"¿Podemos hablar?"

 

Pov Joon Hyun

 

Recuerdo haber escuchado una suave voz cantándome antes de que unas inmensas ganas de llorar se apoderaran de mí. Afortunadamente, una cálida mano comenzó a acariciarme el cabello con ternura, y aunque eso podría parecer algo muy normal para cualquiera, para mí era una experiencia completamente nueva, ya que nadie había tenía ese gesto conmigo antes, lo cual, despertaba una inmensa curiosidad en mí, por saber quién se había tomado la molestia de hacerlo, si ni siquiera mi madre lo había hecho.

 

No. Seguramente lo había soñado.

 

Pero ahora, ese buen sueño había terminado, y en su lugar, estaba un intenso dolor intermitente, instalado del lado izquierdo de mi cabeza. Era tan fuerte, que me despertó de golpe, lo cual era una hazaña porque casi nada lograba algo como eso. Cuando decía que dormía como un tronco no mentía para nada.

 

Abrí los ojos con pesar y la luz solar impacto sobre mis pupilas como si de un ácido se tratara. Incluso lagrimee un poco. Tuve que esperar y parpadear varias veces para poder acostumbrarme un poco a ese nivel de iluminación. ¿Desde cuándo mis ojos eran tan sensibles?

 

Me incorpore en mi sitio y me di cuenta de que estaba en mi habitación, la pregunta que rondaba mi cabeza era… ¿Cómo había llegado hasta ahí?

 

Lo último que podía recordar con lucidez, era a mí mismo, tomando cerveza en el piso de la cocina con mi portátil y luego…una planta, aunque eso último sonara extraño y sin sentido y no tuviese nada que ver con el tema. Por alguna razón tenía eso en la cabeza.

 

No quería moverme de mi sitio. Mi cuerpo se sentía pesado como para hacerlo. Supongo que después de todo tomar alcohol luego de una decepción amorosa no era la mejor opción de todas y los libros y las películas me habían estado engañando por años. Pero en fin, el dolor era tan insoportable que me quite la colcha de encima y me levante lentamente de la cama, intentando no hacer mucho esfuerzo ya que la cabeza me estaba dando vueltas. Incluso me frote las cienes mientras caminaba al baño a buscar el botiquín en donde tenía los analgésicos.

 

Sin embargo, una vez que lo encontré, y lo revise de arriba abajo dos veces, me di cuenta de que los jodidos analgésicos no estaban ahí.

 

¿Por qué no estaban ahí?

 

-¡Ahh, ¿dónde están?! – Me quejé.

 

No recordaba haberlos cambiado de lugar, y estaban casi nuevos, así que a menos que mi yo ebrio hubiese intentado matarme de una sobredosis por depresión, era imposible que me los hubiese terminado ya, además era mucho más inteligente que eso y a todas estas, estaba vivo así que esa idea estaba descartada.

 

Quizás si los había cambiado de sitio y era mi cabeza la que no quería recordarlo en este momento, después de todo tenía resaca, no podía pensar con claridad. Así que decidí volver a guardar el botiquín y no prestarle demasiada atención a mis “analgésicos perdidos” Seguramente tenía más en la cocina.

 

Hasta que note en el espejo del baño, un par de detalles, que había pasado desapercibidos.

 

Y que par de detalles.

 

-Pero que… - dije mirando instintivamente hacia abajo, para detallar la camiseta que llevaba puesta – Esta…esta camisa no es mía – reconocí de inmediato - ¡¿Y qué…que me pasó en la cabeza?! – dije escandalizado quitándome el apósito que tenía pegado a la frente, dándome cuenta que tenía una pequeña herida con sangre seca justo ahí - ¿Qué rayos?

 

Tuve que recostarme en la pared del baño para no colapsar allí mismo.

 

¿Qué había pasado conmigo? ¿Cómo me había herido en la cabeza? y la pregunta más importante de todas… ¿de quién rayos era la camisa que tenía puesta?

 

-Ahhh… ¿porque no recuerdo nada? – pensé en voz alta.

 

¿Así es como se sentían esas personas de las series de suspenso de TV que me gustaban cuando amanecían de repente sin un riñón?

 

Afortunadamente no tenía más heridas en el cuerpo.

 

Muchas ideas comenzaron a formarse de repente también, por ejemplo, si tenía puesta una camisa que no era mía, significaba que el dueño estuvo conmigo dentro de mi apartamento, ¿pero cómo había entrado? ¿acaso yo se lo había permitido o había sido a la fuerza? ¿Y si era por eso que estaba herido?

 

¡¿Por qué rayos no recordaba nada?!

 

-No, no, no.

 

Casi podía imaginar mi pobre apartamento desvalijado sin un solo mueble en la sala, y me dio un mini infarto solo de pensarlo. Mis ahorros de toda la vida estaban ahí. Incluso lo pensé más de dos veces antes de salir del baño para ir a la sala. Afortunadamente cuando por fin salí y mire que aparentemente “todo” estaba en su lugar, algo desordenado pero en su lugar, respire profundo y me deje caer en el sillón pasando una mano por mi cabello intentando calmarme.

 

-Ahhh…cálmate Joon Hyun. Todo esto tiene que tener una explicación lógica – me dije a mi mismo – Solo tienes…que buscarla, así que…tranquilo….respira.

 

Y como si mis plegarias hubiesen sido escuchadas por algún tipo de dios, divise con la mirada, justo frente a mí, encima de la mesa, un papel doblado que no recordaba antes ahí, un vaso de agua y también mi frasco de analgésicos perdidos, los cuales brillaron a mi vista con estrellitas alrededor porque de todo lo que estaba ahí, eran lo que más necesitaba.

 

Me deje caer sobre la alfombra para quedar a la altura de la mesa y sin pensármelo dos veces destape el frasco de analgésicos y me lleve dos a la boca pasándolos con un trago de agua de la que estaba en ese vaso.

 

Luego de eso, agarré el papel doblado que estaba justo al lado de ellos y comencé a leerlo, quedando atónito con lo que decía.

 

-No, no, no…esto tiene que ser…una mala broma.

 

 

Hola Joon Hyun

Primero que nada, no entres en pánico, ningún loco, ladrón, asesino en serie entro a tu apartamento, tan solo he sido yo, y que conste que no soy nada de eso y que te he pedido que me abrieras la puerta tú mismo, pero en tu estado de ebriedad no podías, así que no le diré a nadie que tu contraseña es “jamón”

 

No vayas a pensar mal, te he visto dando gritos desde tu balcón diciendo que “una planta de atacaba” y como eso no es nada normal, supe de inmediato que no estabas bien, así que vine a ayudarte. Lamento no haber llegado antes pues ya te habías golpeado en la cabeza quien sabe con qué, de todos modos he usado tu botiquín para eso.

 

Disculpa que dormí en tu sillón y que no me quedo a explicarte en persona, tuve que irme a trabajar, pero cuando quieras te diré lo que no recuerdas, y tú tranquilo que no has hecho nada malo, te perdono por todo: por gritarme, golpearme, vomitarme la mano, y también por besarme.

 

Espero que no tengas demasiado dolor de cabeza al despertar, pero por si las dudas, te dejo agua y analgésicos, aunque prefería que fueras a revisarte con un médico, hice lo que pude pero tal vez requiera de un profesional.

 

Te prohíbo que vuelvas a tomar alcohol así en lo que te reste de vida, y la próxima vez, por lo menos asegúrate de recordar mi nombre ¿si?

 

Envíame un texto cuando revivas

 

ATT: JH (Tu vecino de enfrente)

 

 

-¡AHHHHHHHHHH!  - grité contra uno de los cojines del sillón - Tiene que ser una broma, tiene que ser una broma, ¡tiene que ser una jodida broma!

 

Empecé a caminar de lado a lado halándome el cabello con frustración. No solo había estado en mi apartamento y me había visto probablemente en uno de los momentos más…deplorables…de toda mi vida, sino que también le había golpeado, vomitado e incluso… ¡lo besé!

 

¡LO BESE!

 

¡¿Cómo pude hacer algo así y porque demonios no recordaba nada?!

 

-Ok…calma…respira…calma – me dije a mi mismo dándome cuenta de que estaba hiperventilando – AHHHHHHHHHHHHHHHH… ¡¿QUÉ HARÉ?!

 

¿Con que cara iba a ver de nuevo a ese chico? Ni siquiera nos conocíamos y ya…ya había pasado algo así. Lo peor de todo es que aunque intentara excusarme e incluso disculparme, que era lo más sensato luego de todo…eso que decía la nota, ¿qué podría decir sobre algo que no recordaba?

 

-¡¿Por qué me pasa esto a mí?! – me quejé al aire lanzando los cojines del sillón y pataleando haciendo una…rabieta. Si a veces hacia rabietas ¿y qué?

 

Luego de levantarme del sillón y de acomodar nuevamente los cojines en su sitio. Regrese a mi habitación y revise mi móvil, en donde tenía otra vez 800 cosas de “desgraciado” y de “traidor” en mi bandeja de entrada, que solo eliminé e ignore sin darle demasiada importancia. Todo lo contrario a la hora, que me cayó como un balde de agua fría encima.

 

¡Es tardísimo! – me quejé dándome cuenta de que eran las 4 de la tarde y yo apenas me estaba levantando cuando tenía un ensayo que entregar al día siguiente, y de un libro que ni siquiera había ojeado la primera vez.

 

Ahora sí que iba a reprobar.

 

Me di una ducha rápida, e hice algo de limpieza a mi apartamento, ya que el día anterior había hecho un horrible desastre en la sala y también en la cocina que necesitaba arreglar. Un par de bolsas de basura después, todo estaba nuevamente como antes.

 

Ojala así de fácil pudiese ordenar el desastre emocional que era en este momento.

 

Me hice una gran taza de café con vainilla, y me senté en el sillón con mi portátil en las piernas esperando que tuviese por lo menos una mínima chispa de inspiración para escribir algo del ensayo. Pero no, por más que leía páginas y páginas del libro y tomaba notas, todo estaba casi tan desordenado como mi vida. No podía escribir en base a algo así.

 

Cuando mi frustración fue demasiada, decidí que era momento de despejar la mente un poco y comer algo, ya que una de las cosas que me desconcentraba, eran los gruñidos de mi estómago, que al parecer, de pronto había recuperado las ganas de comer y me pedía a gritos comida, como si en vez de un órgano vital lo que tuviese ahí adentro fuese un león enjaulado.

 

No puedo describir la decepción que sentí cuando al abrir el refrigerador, me di cuenta de que estaba…prácticamente vacío. Quería comerme un sándwich, pero no había pan y tampoco había lechuga, tomate o mermelada aunque sea para ponerle adentro. Lo único que había, además de agua y una lata de cerveza, la cual no quería ni siquiera mirar, era…una zanahoria.

 

Sí. Solo una jodida y mísera Zanahoria.

 

¿Era un conejo acaso?

 

No tenía apetito de pizza o de algo que pudiese pedir a domicilio, además de que no podía quedarme sin provisiones, pues los días de semana, no me quedaba nada de tiempo para ir a comprar. Necesitaba llenar urgentemente mi refrigerador, así que no tenía otra opción.

 

Tenía que ir al supermercado.

 

No estaba haciendo demasiado frio aun, y pensaba ir a ese que estaba a la vuelta de la esquina. Así que solo tome mi tarjeta de acceso, mi billetera y salí de mi apartamento pensando en todas las cosas que quería comprar, entre ellas pan obligatoriamente, café, mermelada y más jugo de manzana, además de algo de cereal para desayunar y lo necesario para hacer panqueques.

 

Camine a paso lento y cuando llegue al supermercado, tome un carrito y comencé a ir por los pasillos buscando lo que iba a comprar. Todo iba bien hasta que comencé, como siempre, a recordar tonterías innecesarias, entre las cuales figuraba la última vez que había venido a comprar cosas por este mismo pasillo con Dae…con “el traidor” para hacerle el desayuno a…”el desgraciado” y como nos habíamos comprado un montón de galletas de avena solo porque él las amaba y estaban en oferta.

 

Aun no podía creerlo.

 

Las lágrimas amenazaron con salir de mis ojos, pero las contuve lo más que pude.

 

-No, no vas a llorar – me dije a mi mismo – Eres más fuerte que eso Joon Hyun.

 

No quería ponerme a llorar en pleno supermercado, ya había pasado suficiente vergüenza por un día. Además…no iba a estar llorando por siempre, tenía que continuar con mi vida, porque el mundo seguía girando, con o sin esos dos, aunque luego de ver la clase de personas que eran, creo que “mi mundo” estaba mucho mejor sin su presencia.

 

Compraría mis provisiones como cualquier persona, regresaría a mi apartamento y al día siguiente me concentraría en vivir una nueva etapa. Sí, eso haría. Me concentraría en mi carrera como escritor, me conseguiría un nuevo y mucho mejor amigo, y quizás otro novio más fiel, porque no. El pasado se queda atrás y yo solo miraría hacia adelante.

 

-Mirare hacia adelante – dije tomando un frasco de mermelada de fresa – Como que me llamo Jung Joon Hyun.

 

Tal vez lloraría un par de veces más en el intento pero estaba decido a no seguir lamentándome porque eso solo hacía mis días malos, realmente malos, así que a partir de este, solo días buenos.

 

Y decir eso…me hizo recordar algo...que no sabía dónde había escuchado antes.

 

Una canción.

 

-“Te digo…quiero verte” – musité intentando el resto – “Un día…bueno viene” - ¿Eso siquiera era una canción? - ¿Dónde…donde he escuchado algo como eso?

 

Y de repente….PAM

 

-¡BU! – alguien me dio un susto de muerte.

 

Yo me sorprendí tanto que di un brinco en mi sitio haciendo que el frasco de mermelada se me cayera de las manos.

 

Cerré los ojos, solté un pequeño gritito de susto y espere que este impactara en el suelo partiéndose en mil pedazos y que tuviese que disculparme con la dueña y pagar lo que había roto.

 

Yo siempre tan torpe.

 

Pero…eso no sucedió. Nunca hubo ningún ruido porque el frasco no llego a tocar el suelo.

 

-Uff…tienes suerte que tengo muy buenos reflejos – escuche que dijo la persona frente a mí.

 

Cuando abrí los ojos de nuevo…nada más y nada menos que…él…de todas las personas del mundo…mundial, estaba agachado frente a mí, con el frasco de mermelada entre las manos, a solo centímetros de haberse roto en pedazos, pero… ¡eso no me importaba ahora!, porque de solo recordar lo que había escrito en aquella nota, hacía que me muriera de la vergüenza y que la sangre subiera hasta mi cabeza como un jodido volcán.

 

Estaba muerto de la vergüenza. Trágame tierra y nunca me escupas.

 

-Yo…pe-perdón – Me disculpe sin saber si era por haber dejado caer el frasco de mermelada o por…todo lo demás – Gra-cias – musite dándome la vuelta rápidamente antes de que él se levantara -  ¡Qué horror! ¡¿Por qué a mí?!– pensé colocando las manos encima de mis calientes mejillas.

 

-Eso estuvo demasiado cerca – escuche que dijo pero fui incapaz siquiera de levantar el rostro pues prefería mirar con detenimiento mi carrito de compras -¿Joon Hyun? – me nombró intentando que lo mirara, pero lo menos que yo quería hacer era eso.

 

-¿S-Si? – respondí mirando esta vez hacia el techo.

 

-¿Estás…estás molesto conmigo? – preguntó haciendo que me mordiera la lengua para no decir: ¿Molesto? No, lo que estoy es muerto de la vergüenza porque te grite, golpee, bese y quien sabe que más y no lo recuerdo pero ni un poco.

 

-N-No – respondí mirando cualquier cosa menos a él – No estoy…molesto… ¿porque crees…eso?

 

-Umm… ¿tal vez…porque no me estas mirando a la cara cuando me hablas…como si…me evitaras? – Ok, chico listo o yo soy muy malo disimulando. Piensa rápido.

 

-A-Ahh…no es eso, es que…las…lámparas…de aquí…me gustan mucho - ¿Es enserio Joon Hyun? ¿Las lámparas? ¿Es lo mejor que puedes hacer?

 

-¿Ahh sí? – Dijo en un tono de voz que de inmediato reconocí como “a mí no me engañas” - ¿Y porque mirabas hacia el suelo entonces?

 

-Ehhh…porque…el piso…es lindo…también – Ahh… ¿acaso esto…puede ponerse peor?

 

-El piso…es lindo también – repitió en un tono ronco que interprete como ¿crees que soy estúpido?

 

Si yo estuviera en su lugar me golpearía.

 

Qué bueno que él no tomó esa decisión.

 

-¡Auch! ¡Auch! ¡Auch! – Me quejé – Du-Duele.

 

-Eres…malo…. ¡malísimo!…mintiendo – dijo halando mi mejilla con fuerza - ¿Acaso no te enseñaron a respetar a tus mayores?

 

-¿Q-Que? – repetí confundido mientras intentaba zafarme de su agarre.

 

-Dijiste que el piso era lindo mientras estaba tratando de hablarte – Se quejó – Eso quiere decir que prefieres el piso que a mí.

 

-Yo…no…dije… ¡au!

 

-Malvado – dijo soltándome por fin.

 

-¿Malvado yo? – Repetí casi ofendido - Yo no te hale la mejilla como si fuera de chicle.

 

-Y yo que pensaba no subir tu video a YouTube.

 

-¿Qué? – dije de inmediato mirándolo con una expresión de horror. Ohh si, ahora si pude mirarlo de frente.

 

-Ahh… ¿ahora si tengo tu atención no? – dijo con sarcasmo.

 

-¿De qué…video estás hablando? – pregunté horrorizado con esa idea.

 

-Tienes razón – dijo ignorándome mientras miraba hacia arriba – Esas lámparas no están mal.

 

-¡Dime! – Exigí - ¿Cuál video?

 

-¿Este piso…será de granito o de mármol? – comentó como si yo no estuviese hablándole para nada. Él, sí que me sacaba de quicio.

 

-¡Ji Ho! – me quejé.

 

-¡Ohh! Incluso recordaste mi nombre – dijo sonriendo inocentemente como si no hubiese mencionado minutos antes, que tenía un video de mí de uno de los momentos más bajos de toda mi vida - Las maravillas de YouTube. Buena plataforma ¿no?

 

-¿Me vas a decir…de que video estás hablando…o no? – pregunté casi frustrado perdiendo la paciencia.

 

-¿Me…vas a decir que te pasa…o no? – devolvió la pregunta.

 

-¡Deja…de hacer eso! – me quejé

 

-¿Hacer……que?

 

-¡Usar…lo que…digo en mi contra! – expliqué.

 

-“Todo lo que diga puede…y será usado en su contra” – enunció la advertencia Miranda - ¿Nunca has escuchado eso?

 

-Pero eso…es para las personas que han sido arrestadas.

 

-¿Enserio? A mí me parece más una ley de vida – dijo encogiéndose de hombros.

 

-Y a mí me parece, que estas…un poco chiflado.

 

-Claro, porque soy yo quien adula las lámparas y el piso de los supermercados cuando voy a comprar.

 

¡SUFICIENTE!

 

-¡¿Y que querías que hiciera?! – Dije harto de la incómoda situación – ¡Uno no puede simplemente entablar una conversación con alguien a quien hace pocas horas…! - dilo solo dilo y ya - ¡Golpeo…vomito…grito…y todo el resto de las cosas…vergonzosas de la lista que escribiste, de las que ahora incluso hay un…jodido video!

 

El me miró fijamente logrando que me avergonzara aún más…el doble…o el triple de lo que ya estaba.

 

Inhala…exhala…inhala…exhala…inhala…exhala.

 

-¡Y Deja de mirarme, ¿quieres?! – dije escondiendo el rostro entre mis manos.

 

-Tu…no tienes sentido del humor, ¿verdad?

 

-¿E-Ehh? – articule confundido.

 

-No existe ese video del que te hable, solo te tomaba el pelo – explicó dejándome de piedra. ¿Era enserio? ¿Cómo podía jugar con algo como eso? – Soy una buena persona, no se me ocurrió hacerte un video, pero gracias por darme ideas para la próxima vez.

 

-No habrá una próxima vez – dije con firmeza – Es más, yo ni siquiera tomo alcohol.

 

-Me imagino, 5 cervezas no es suficiente para perder la razón así – Incluso sabía cuánto había tomado. ¿Cómo sabía eso?

 

-Ohhh…perdone usted…su excelencia del alcoholismo – dije con sarcasmo.

 

-Estás perdonado hijo mío – respondió en el mismo tono logrando que yo me cruzara de brazos y le dedicara una mirada de ¿te estas burlando de mí? – Vale, vale…no me mires así, tú has comenzado.

 

-¡¿Yo?!

 

-¡Claro que sí! Has sido que el que se ha puesto a mirar como un loco las lam…

 

-Si mencionas algo de las lámparas y el piso…- lo interrumpí - Te juro que voy a empezar a gritar y a decir que quieres asaltarme o que eres un pervertido – advertí.

 

-¡¿Qué?! – Dijo horrorizado - ¡¿Por qué?!

 

-¡¿Por qué crees?! Sigue burlándote y verás.

 

-No me estoy burlando – respondió – ¿O acaso has dicho algún chiste?

 

-Ahhhh – solté un suspiro. ¿Por qué tenía que ser tan desesperante?

 

-¿Quieres un chiste? – Preguntó de golpe haciendo que yo rodara los ojos – Te diré un par de chistes…y sobre alcohol para no salirnos del tema.

 

-Ay no, por favor…

 

-Haber... ¿qué le dijo un alcohólico…a otro alcohólico? – preguntó logrando que yo ladeara la cabeza lleno de confusión. ¿Enserio iba a decir chistes ahora? – Deja de tomar tanto que te vez borroso – terminó de decir dejándome doblemente confundido. ¿Qué rayos estaba tratando de hacer? - ¿Ehh? ¿Qué tal?

 

-Es…es peor chiste…que me han dicho en toda…la vida – respondí con una expresión seria.

 

-¡Espera! no me juzgues aun…que tal este: ¿En qué se diferencia un árbol de un alcohólico? – Ok, no podía ser peor que el primero – En que el árbol empieza en el suelo y termina en la copa y el alcohólico empieza en la copa y termina en el suelo.

 

-Ok, retiro lo dicho. ¡Este! ha sido el peor chiste que me han dicho en toda la vida.

 

-Uno más…uno más, y si no te ríes…tienes todo el derecho de gritar y decir que soy un pervertido para que me saquen, ¿va? – Dijo muy seguro de sí mismo.

 

-Ok, prepárate para que te digan que todo será usado en tu contra entonces.

 

-Va. Si beber alcohol…te hace alcohólico… ¿qué te hace beber fanta? – preguntó mirándome fijamente.

 

-¿Me…estas…preguntando?

 

-Aja – asintió.

 

-Ehm… ¿no sé? – respondí sin siquiera pensarlo un poco porque de seguro era una tontería.

 

-¡Te hace…FANTAS-TICO! – dijo levantando los brazos y haciendo una pose tan…absurda, que solté un gruñido intentando ahogar la risa.

 

-¡JA! ¡TE REISTE! – Dijo señalándome con el dedo.

 

-No, no me…

 

-¡Ajaja! Te reíste, te reíste, te reíste – celebró caminando de lado a lado de formas extrañas aumentando mis ganas de reír aún más.

 

-No me reí por el chiste, me reí porque haces tonterías graciosas. Eso no cuenta.

 

-No trates de hacerme trampa ahora, ¿eh? – Me advirtió con la mirada entrecerrada – Ahora tienes que comprarme algo.

 

-¡¿Qué?!

 

-¡Claro! Es una compensación por hacer reír al señor “no tengo sentido del humor”

 

-Ya veo. Así que desde un principio solo querías que te comprara algo ¿no? – Dije cruzándome de brazos – Bien, pues…toma – dije tomando lo primero que vi en el anaquel con una expresión seria – Disfruta tu premio – y luego de eso comencé avanzar con mi carrito de compras por el pasillo.

 

-¡Wow! – Escuche que dijo detrás de mí – Siempre…siempre he querido esto.

 

-¿Ahh…sí? – dije intentando no prestarle demasiada atención o comenzaría a reírme y perdería la seriedad que intentaba poner a la situación. Es que hacía unas expresiones muy graciosas.

 

-¡Claro! Jamás imagine que alguien…me obsequiaría un…paquete de hojas de lechuga surtida - ¿Qué…? Jajaja… ¿Que rayos?

 

-¡Basta! No me hagas reír – me quejé sin poder aguantar la risa – Estoy…tratando…de ser serio.

 

-Se nota – dijo él rompiendo en carcajadas también – Súper…serio. ¿Qué se supone que haga con esto Joon Hyun?

 

-¡No lo sé! – Exclamé riendo con ganas, incluso al punto de tener que sujetarme el estómago – Ensa-lada.

 

-JAJAJAJAJA.

 

Hacía tiempo que no me reía al punto de que se me salieran las lágrimas y él lo había logrado tan fácil que tenía que darle crédito por eso. Creo que luego de tantas lágrimas de tristeza, unas cuantas lágrimas de felicidad no me iban a hacer daño ¿o sí?

 

Estuvimos hablando de otras cosas más, mientras yo tomaba cosas de los anaqueles, y cuando tuve todo lo que necesitaba, fui hasta la caja para pagarlo todo, en donde estaba nada más y nada menos que un viejo amigo de la secundaria, Jae Bum

 

-¡Joon Hyun, no puedo creer que estés aquí! – dijo al verme con una sonrisa.

 

-¡Lo mismo digo! – Respondí con la misma emoción – Siempre…siempre compro aquí y jamás te había visto.

 

-Ahh es porque comencé apenas esta semana – explicó mientras comenzaba a registrar los productos para decirme cuanto debía pagar –  Estudio fotografía y necesito algo de dinero para comprarme otra cámara, además de que mi compañero de apartamento se mudó y estoy viviendo solo ahora, así que…aquí me vez.

 

-Ya veo.

 

-¿Y tú cómo estás? – Me preguntó sin dejar de hacer su trabajo.

 

-Pues…sumergido en libros como siempre – respondí – Ya me conoces.

 

-¿Y dónde está tu amigo? Umm…creo que era… ¿Dae Hyun? – preguntó presionando una especie de tecla nula que hizo que mi expresión cambiara por completo.

 

-S-Sí. Así era, y no…no lo sé – respondí intentando sonar lo más normal posible para que no indagara mucho al respecto – Ya…ya no somos…amigos.

 

-Ohh ¿enserio? – Dijo sorprendido - Recuerdo que ustedes eran…como inseparables o algo así.

 

-Somos dos – musité con amargura.

 

-¿Cómo dices? – preguntó.

 

-Ahh…nada, dije que… ¿cuánto te debo? – pregunté cambiando por completo de tema.

 

-Pues…antes de eso quisiera preguntarte si…también vas a pagar todo lo que él metió en tu carrito mientras hablábamos.

 

Cuando gire hacia la dirección en la que Jae Bum señalaba, vi que estaba Ji Ho comiéndose tranquilamente un paquete de galletas de avena mientras observaba hacia arriba con detenimiento, aunque dejo de hacerlo cuando se percató de que nuestras miradas estaban sobre él.

 

-¿Qué? – Preguntó devolviéndonos la mirada como si no hubiese hecho nada – No estoy viendo las lámparas Joon Hyun, lo juro – y dale con eso.

 

-No pienses que voy a comprarte todo esto – dije refiriéndome a las cosas extras que estaban en mi carrito de compras.

 

-¿Por qué no? – Preguntó – Eso, equivale al mismo precio de la bolsa de ensalada que tú mismo me regalaste – explicó dejándome con la boca abierta. ¿Acaso bromeaba?

 

-¿Bromeas? Eran hojas de lechuga.

 

-Lechuga gourmet -  ¿Qué? ¿Eso existía? – Puedes ir a comprobar el precio si quieres o preguntárselo a él – dijo señalando a Jae Bum el cual solo asintió con la cabeza dándole la razón sorprendentemente – Como no soy una tortuga, he decidido comprar todo eso por el mismo precio que la lechuga. Eso debería ser válido ¿no?

 

-No. No lo es.

 

-Lo es. Yo gane – alegó - Tengo derecho a escoger mi propio premio o…modificarlo.

 

-¡Ni siquiera competíamos!

 

-Eres…un mal…perdedor Joon Hyun.

 

-Y tú…un…un…tramposo.

 

-No se dé qué me hablas – Dijo acercándose a la puerta de cristal - Te esperare afuera mientras cuido esto por ti- comentó señalando una bolsa de plástico llena de cosas. ¡ERAN MIS COMPRAS!

 

-¿Q-Que? ¿Pero...cuándo…?

 

-Tranquilo. Solo saldré corriendo con esta bolsa si la situación lo amerita.

 

-Arrrg – gruñí - Rufián – musité.

 

-¡Oí eso! – exclamó mientras aun cruzaba la puerta.

 

Ok, nota mental. Él sabe cómo poner todo a su favor. Lo tendré en cuenta las próximas veces.

 

-¿Ese…es tu novio? – preguntó Jae Bum de golpe.

 

-¡No! – Negué casi de inmediato – No, claro que no.

 

-¿Seguro? – Dijo con una sonrisa de picardía.

 

-¡Ja! Muy…muy…MUY…seguro – dije recordando que hace apenas pocas horas le juraba amor eterno a un imbécil y no estaba interesado en nada ni en nadie en este momento…sin ofender a Ji Ho - Ni siquiera nos conocemos.

 

-Si tú lo dices – respondió con un tono de incredulidad - Parecen muy cercanos, es más…tienen química de pareja.

 

-¡¿QUE?! – Ohh no Jae Bum, hare de cuenta que no dijiste eso – ¡Definitivamente no!

 

-Bueno, bueno…no te alteres así. No está para nada mal, y parece muy alegre y divertido.

 

-Si – afirme completamente de acuerdo - Demasiado para mi gusto.

 

-Si tú…lo dices…

 

-Hablando de eso… ¿esa tal…lechuga gourmet…de verdad existe?

 

Una vez que termine de pagar todo, incluyendo las cosas extras, salí del supermercado encontrándome a Ji Ho con mi bolsa de compras sentado en la acera esperando por mí mientras seguía comiendo galletas.

 

Al menos no había huido con mis cosas.

 

-Oye tú – dije para llamar su atención - ¿Tratas de causarte un coma diabético o algo así?

 

-Claro que no, estás galletas ni siquiera son dulces – respondió – Prueba una y verás.

 

-Lo sé, las he probado antes – respondí comenzando a caminar – Eran las galletas favoritas de Dae… - intente pronunciar pero hasta su nombre me costaba pronunciarlo – De alguien que conozco.

 

-¿De Dae Hyun? – preguntó de pronto haciendo que me detuviera en seco. ¿Cómo sabía su nombre?

 

-¿Cómo…?

 

-¿Cómo lo sé? Ohh es que ayer te quejaste mucho de él, quien quiera que sea. Lo mencionaste unas....20 veces tal vez...y a otra persona…cuyo nombre se me olvidó – mejor así.

 

-L-Lo…lo siento – me disculpé.

 

-No hay problema – respondió - Sabes soy bueno escuchando o al menos eso me han dicho, así que…si alguna vez quieres hablar al respecto, vivo en frente…o puedes gritarlo mientras haces una rabieta en el balcón eso también puede funcionar – bromeó.

 

-Lo tendré en mente…aunque…no creo que quiera…hablar de eso…nunca más – comenté mirando hacia el suelo – He decidido dejarlo atrás y solo…continuar.

 

-Continuar es bueno – comentó – Si no arrastras una pesada piedra contigo.

 

-¿Una piedra? – dije confundido.

 

-Si, una piedra. Si realmente quieres continuar, debes terminar definitivamente con…”eso” y entonces olvidarlo. Si solo lo dejas atrás, te perseguirá porque nunca finalizo, solo lo dejaste ahí y…algún día volverá.

 

Si, probablemente tenía razón. Tenía que finalizarlo por completo, pero es que no sabía si tenía  la energía suficiente para hacerlo. Ya Hyun Su sabía que no quería saber nada de él, eso estaba más que claro, pero ¿y Dae Hyun?

 

¿Qué haría con él?

 

-Es más fácil decirlo que hacerlo – respondí.

 

-Me imagino, pero tarde o temprano pasará. Tendrás que enfrentarlo.

 

-Lo sé. Irónicamente ese tarde o temprano, seguramente será…mañana.

 

-¿Mañana?

 

-Si…ehhh…verás, he estado estos dos días en mi apartamento, rechazando llamadas y mensajes de todo el mundo, como si fuera mí…fortaleza impenetrable. Pero mañana es lunes, la rutina continúa, debo ir a la universidad y hacer lo que hacía antes de…todo – dije pensando en lo horrible que eso sonaba - Dae Hyun…era mi mejor amigo, todo lo hacía con él, y ahora no está, así que cada vez que haga algo…solo y triste…lo recordaré todo y me pondré a llorar como idiota. Incluso vive cerca de la universidad, y tanto de ida como de vuelta debo pasar muy cerca de ahí, así que rezare para no encontrármelo en la calle porque no sé qué haría entonces. Tal vez correr.

 

-Eso suena duro – dijo él en un tono triste – ¡Pero…! - comenzó a decir en un tono mucho más alegre pasando su brazo por encima de mi hombro para que volviéramos a caminar – Ahora me tienes a mí, y…nadie está solo y triste cuando yo estoy, ¿ok?

 

-Aja…solo se pierde la paciencia muy rápido, pero nada más.

 

-Hare de cuenta que no dijiste eso – comentó haciéndome reír - Ahh no te he dicho pero, tengo una motocicleta llamada Phoebe y como la gente importante como yo trabaja después de las 7, puedo llevarte y traerte si quieres – propuso – Y si vemos a ese tal Dae Hyun por casualidad…lo atropellamos y ya.

 

-Umm…gracias…pero no me convences, además, puedo ir a pie a la universidad, son solo…40 minutos a paso lento y…nadie saldrá herido.

 

-No me importa, te digo que te voy a llevar ida y vuelta.

 

-No, Ji Ho…

 

-La…la…la – me ignoro por completo aumentando el paso.

 

-¡O-Oye!

 

-¡De malagradecidos está el infierno lleno! – y de pronto estaba corriendo…y con mis bolsas.

 

-¡No corras! ¡No me hagas correr! ¡Dame mis cosas!

 

Al final llegamos a mi complejo de apartamentos y me devolvió mis compras con la condición de que lo dejara llevarme y traerme al día siguiente, a lo cual accedí solo porque quería mis cosas de vuelta. Yo entre para subir a mi apartamento y él cruzó la calle para irse al suyo.

 

En poco tiempo me prepare por fin mí necesitado sándwich y salí al balcón para escucharlo tocar como siempre, aunque antes de hacerlo, me envió un mensaje diciéndome “cuidado con la planta” quien sabe porque. Algún día tenía que preguntarle qué había pasado con ella porque yo también la había tenido en mente últimamente y algo me decía que él sabía la razón.

 

Cuando terminó de tocar, encontré inspiración para escribir el ensayo del libro que discutiríamos al día siguiente, y aunque logré terminarlo mucho más rápido de lo que pensaba para lo atrasado que estaba, no pude dormir muy bien que digamos y solo di vueltas en la cama esperando que llegara la hora de levantarme, la cual fue mucho antes de lo normal ya que luego de solo una hora máximo de sueño que logre conciliar, estaba tan despierto como si me hubiese tomado 20 tazas de café cargado.

 

Me di una ducha fría, y en vez de ponerme la ropa que siempre uso para ir a la universidad, en su mayoría suéteres y pantalones deportivos en colores muy neutros por no decir netamente negro y gris, decidí cambiar y optar por unos jeans desgastados muy pálidos, una camisa de cuadros de leñador rojo intenso que se veía a kilómetros, y…eso sí no podía dejar, mis fieles mocasines negros, los cuales ya debo sustituir porque de tanto uso están a punto de decir adiós. Son tan cómodos.

 

Satisfecho con mi outfit, seque un poco mi cabello con la secadora de pelo y lo deje al descuido, casi siempre trataba de alisarlo lo mejor posible pero hoy sentía que eso no era necesario, además cuando me mire al espejo se veía bastante bien, o al menos no se notaba que estuve como una magdalena durante los últimos dos días.

 

Desayune algo ligero y mientras preparaba mi mochila, le mande un par de mensajes a Ji Ho, recordándole que iba a llevarme por decisión propia. Aún no era tan tarde, pero yo siempre llegaba muy temprano, eso me ayudaba a conseguir asientos cerca de la ventana. Sin embargo cuando note que no respondía decidí que lo mejor sería llamarlo y  más vale que no estuviese durmiendo.

 

-¿Diga? – respondió del otro lado de la línea.

 

-¿Dónde estás? – Pregunté - Llegaré tarde torpe.

 

-Ya voy para allá cariño, es que había tráfico - ¿Cariño? ¿Perdón? ¿Desde cuándo tanta confianza?

 

-No me digas cariño y… ¡¿cuál tráfico si vives en frente?!

 

-Bueno, bueno ya…es que sonaste como esposa molesta, además aún es temprano, madrugue solo por ti.

 

-Y yo no te obligué, tú dijiste que querías hacerlo…oh espera…de hecho me obligaste a dejarte hacerlo – recordé.

 

-Lo sé y la verdad es que…tuve problemas con nuestro medio de transporte original, y…tuve que sustituirlo por otro.

 

-¿Qué? – Dije horrorizado con la idea - ¿Cuál?

 

-Tu tranquilo, me estacionaré justo en frente en 5 minutos, espérame ahí, ¿vale?

 

-V-Vale – respondí para nada convencido.

 

Tome mis cosas y salí de mi apartamento rumbo a la planta baja esperando que esa “sustitución” de medio de transporte no fuese un monopatín o una bicicleta rosada y escarchada, toda rara como Ji Ho, porque si, él es agradable y todo, pero a la vez es muy raro a tal punto que creo que le faltan un par de tornillos en la cabeza…o tal vez la caja completa, por eso, estaba a expectativas.

 

En fin.

 

Cuando llegué a la puerta de mi edificio, salí a la calle y el aire fresco me golpeo en la cara. No había muchas personas en la calle aun, y no era raro, apenas faltaba como media hora para las 7 de la mañana. Mire en todas las direcciones y no vi a Ji Ho por ninguna parte.

 

-Si llego tarde esperándolo, le voy a lanzar un zapato.

 

Saque el móvil de mi bolsillo, y estaba a punto de llamarlo de nuevo, cuando escuche un corneteo que llamo mi atención de inmediato.

 

Y no era solo el sonido de la corneta, sino…el lujoso auto del cual provenía. Nada más y nada menos que un deportivo negro, brillante por todos lados, como si fuese recién comprado y con el motor rugiendo como…como… ¡no lo sé! ...algo jodidamente genial.

 

-No. Tiene que ser una broma.

 

De pronto la ventana del copiloto se abrió dejando al descubierto a Ji Ho, aunque tuve que parpadear varias veces para poder creer que era realmente él, en el puesto de…conductor…y del deportivo de mis sueños.

 

¿Acaso lo había robado?

 

-¿Un…deportivo? – fue lo que atine a decir acercándome a la ventanilla - ¿Y qué le pasó a la…supuesta moto en la que me ibas a llevar?

 

-Pues…ya vez – dijo acariciando el tablero del auto – Es un Transformers, a veces es moto, a veces es deportivo y a veces…un robot gigante.

 

-Que buen chiste. ¿De quién es este auto? – pregunté para nada convencido con subirme sin saber primero la procedencia.

 

-Como que de quien…pues mío Joon Hyun – respondió con seguridad.

 

-¿Se lo robaste a alguien? Porque no quiero que la policía me llame de golpe para interrogarme sobre el deportivo negro súper lujoso que fue reportado por un multimillonario extranjero.

 

-No lo robe, te digo que es mío – insistió - ¿Uno no puede tener un deportivo ahora?

 

-Claro que puede tenerlo, vendiendo su casa y todas tus cosas para pagar apenas la inicial, disfrutarlo un tiempo y luego tener que devolverlo por no poder cubrir el resto, quedándote sin nada – respondí – Amo este tipo de auto, ¿crees que no he tratado de comprarme uno antes? Es casi imposible.

 

-¿Y cómo es que yo tengo uno?

 

-Es lo que te estoy preguntando.

 

-¿Quieres subir ya Joon Hyun? Luego no me culpes si llegas tarde.

 

-Bien – accedí abriendo la puerta y ocupando el asiento del copiloto sintiendo un fresco y adictivo olor a nuevo – Solo porque es el jodido auto de mis sueños y creí que jamás tendría la oportunidad de subirme a uno…LEGAL – resalté lo último colocándome el cinturón.

 

-¡Pues deseo concedido! – Exclamó – Y siéntete libre de leer los papeles que están en la guantera. Te aseguro que todos y cada uno dicen mi nombre y no el de ningún millonario extranjero. Este bebé es pura sangre, sudor y lágrimas propias.

 

-¿Y seguro que no tienes hipovolemia? – pregunté embelesado mirando lo bonito que era todo.

 

-No y trata de no…babear la tapicería porque se lava en seco…o al menos eso dicen las etiquetas.

 

-JA-JA-JA – reí sin gracia mientras le dedicaba una mirada de muerte, aunque no pude mantenerla mucho tiempo porque arrancó y todo comenzó a vibrar debajo de mí.

 

Era tal y como pensaba que sería. Una maravilla hecha carrocería.

 

Ojala el camino hubiese sido más largo.

 

A pesar de que fuimos por el camino largo, en menos de diez minutos ya estábamos frente a la universidad y apenas mire la fachada todo mi ánimo se vino al piso. Como siempre, mi tristeza tenía nombres y apellidos y es que la última vez que había corrido por esa larga fila de escaleras, las cosas eran muy diferentes a cómo eran ahora. Apenas era el primer día en el que debía incorporarme a la rutina, y estaba bien que quizás algunas cosas me los recordaran, pero…

 

¿Cuánto tiempo más iba a tomarme aceptarlo todo?

 

Solo eran unas escaleras. A este paso iba a terminar yendo a terapia.

 

-Cambia esa cara – dijo Ji Ho de golpe sacándome de mis pensamientos.

 

-¿C-Cual cara? – Respondí haciéndome el desentendido – No estoy…haciendo ninguna cara.

 

-Esa cara de..........no importa, solo pon una cara feliz – dijo sonriendo señalándose a sí mismo – De propaganda de Colgate, como esta.

 

-¿De verdad vas a venir por mí? – pregunté cambiando la conversación.

 

-Ahh… ¿ahora si quieres que venga por ti? – dijo con ironía.

 

-¡Tú lo dijiste, no yo!

 

-Vale, vale, es cierto, lo dije – admitió - ¿A qué hora debo venir?

 

-A las 4 – respondí – Quizás salga un poco antes, pero como vez hay suficientes escaleras para sentarse a esperar.

 

-Ok, a las 4…o un poco antes, anotado – dijo haciendo un saludo militar.

 

-Gracias por traerme, ahora ve a devolver el auto antes de que lo choques, ¿bueno? – bromee.

 

-¡Que es mío! – se quejó haciéndome reír.

 

Luego de despedirme de Ji Ho, tome aire y comencé a subir escalón por escalón, decidido a enfrentar el día como cualquier otro…porque eso era, solo un día más.

 

El salón seguía como siempre todos cuchicheando quien sabe que por todos lados. Afortunadamente logre encontrar el último asiento del lado de la ventana que quedaba. La  clase transcurrió como cualquier otra, la señora Yang reclamándome por haber entregado el ensayo en último minuto pero felicitándome por la redacción, y varios interesados en leer lo que había escrito, aunque a mí no me parecía muy impresionante que digamos, mientras que otros me asesinaban con la mirada como queriendo decirme “tienes a la profesora comprada, lo sabemos”

 

La hora del almuerzo llegó tan rápido, que a pesar de haber desayunado solo cereal, decidí no ir a la cafetería. No tenía ánimo para hacer filas y tampoco tenía apetito, otra cosa que me hacía recordar tonterías ya que era en momento así que “mi ex mejor amigo” me mensajeaba diciéndome que las dietas eran para modelos de revista. Ahora es cuando me preguntaba si lo decía en el buen sentido o en el malo.

 

Mientras llegaba mi próxima clase, decidí pasarme por la biblioteca para tomar algún libro prestado. Hace tiempo que no leía nada por mi cuenta por falta de tiempo libre, pero ahora, no quería tiempo libre, porque lo único que hacía era ponerme a pensar cosas que no debía, así que mientras más ocupado estuviese, mejor, y la única manera que se me ocurría por el momento era, leyendo un buen libro.

 

Me paseaba por los estantes de la sección de fantasía, mientras decidía que libro escogería para llevarme. Quizás sería bueno probar alguna saga, o una trilogía para tener un par de días mi mente ocupada pensando en las continuaciones, el final y en finales alternativos porque no.

 

Y todo iba bien………hasta que…

 

-J-Joon Hyun…

 

Escuche la voz…de la persona que menos quería ver este día.

 

-Joon Hyun… ¿podemos…hablar?

 

La pregunta era... ¿podría hablar con él?

 

 

CONTINUARA…

 

Notas finales:

Hasta que por fin el "traidor" decidió aparecer ¿que opinan al respecto?

 

Espero sus opiniones las cuales usaré para mejorar.

 

Nos leemos pronto...

 

XOXO

 

"Este fic es completamente de autoría propia. Se prohibe cualquier tipo de copia o divulgación sin mi autorización. Cualquier parecido a otro fic es solo coincidencia"

 


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