-¿Mamá viste mi mochila por algún lado?- le pregunto elevando la voz desde la cima de la escalera.
-¿Qué?- grita mi madre desde afuera de la casa. Al darme cuenta de que esta conversación iba a durar mucho tiempo, comienzo a buscarla.
-¡Nada!- vuelvo a gritarle para dejarla que continue con lo suyo.
Una vez que la encuentro, retiro mis cosas y comienzo a hacer los deberes, estaba aburrida y tenia todo un choclo de ejercicios de matematicas que no se harian solos.
Luego de dos horas y media, y mi cerebro frito, decidi que lo mejor seria descansar la vista al menos un rato.
Tome un trozo de papel y un lápiz, y salí al patio donde teníamos un gran espacio verde en la zona delantera de la casa, me recosté sobre el césped, a la sombra de un gran árbol y comienzo a escribir. Tenia la extraña mania, desde que una vez me dijeron que podia llegar lejos. No tenia nada en mente, por lo que comencé haciendo círculos y dibujitos a los lados. Hasta que de la nada me brota la idea de escribir una historia de un pianista y su amor no correspondido. Lentamente y con extremo cuidado desarrollo la idea del desamor, hasta que el mas triste final se presenta.
-¿Por qué tuviste que asesinarlo?- me pregunta una voz a mi espalda.
-¿Por qué tienes que aparecer asi?- pregunto buscando el rostro de Eva.
-Oh disculpa, ¿Prefieres que arrastre cadenas y que me lamente por las noches?-
-No- dije guardando mis hojas.
-Lo sabia- dice con una sonrisa. Quise reirme de las ocurrencias de Eva, pero no lo hice.
- ¿No tienes sentido del humor?- frunci mis ceño ante tal pregunta. –Por eso no tienes amigos- susurra Eva antes de que la mandara a… desaparece sin dejar rastros, bueno en fin que sabrá ella de amigos.
Siempre fui una chica arisca, sin amigos en cantidad, apasionada a la ciencia ficción y a las novelas de terror. Jugaba al hockey en mi anterior ciudad donde tenia en el equipo a una de las 2 amigas que tuve desde la niñez. Con el tema de la mudanza y demás no pude mas que despedirme y prometer que volveríamos a hablarnos, pero mi celular jamás sonó, que hipócrita es la gente a veces.
…
-¿Qué es lo que maquinea tanto esa cabeza?- me pregunta Eva ingresando lentamente a la sala a través del techo.
-Nada que quieras saber fea- dije sacándole la lengua y encendiendo la tele.
-¿Disculpa?- pregunta Eva claramente molesta. –Repitelo niña mimada- me reta.
-Fea- resalto cada una de las letras que forman la palabra, a Eva se le forma una vena en la frente.
-y tú que pechos planos- dice frunciendo la nariz. Por mi parte solo permanezco en silencio. -Oh te di en el peor lugar?- ella se rie malvadamente antes de desaparecer.
Pareciamos dos niñas, y eso de momento no me desagradaba. Mi madre entra por la puerta de la casa. Yo me habia quedado en casa cuidando a David hasta que ella regresara. Al verla, mi turno de niñera gustosamente terminaba. Vamos que tampoco era tan mal ver los dibujos animados todo el dia, pero ya hasta David estaba harto. Quien al ver a su mami, se le iluminan los ojos.
-¿Quien es el bebe mas lindo del mundo?- pregunta mi madre al levantarlo en brazos, para llenarlo de abrazos y besos.
Como yo aun permanecí de pie en su radio de visión, mi madre me invita al abrazo familiar.
-No, no- digo antes de que David me agarre del cabello. –Traidor- refunfuño antes de quedarme inmóvil.
…
Al dia siguiente después de volver del colegio, hambrienta y cansada, soy interceptada por Eva. Que a estas alturas ya no me movía ni un pelo, si es que alguna vez lo hizo.
-¿Sin suerte hoy tampoco?- pregunta desde la puerta de la sala.
-No puedo ir golpeando a la gente para que se haga amiga mia- digo buscando una botella de agua.
-No- se rie- pero tampoco parece ser que lo intentas- dice ahora cada vez mas cerca mio.-Eres linda con tu familia, porque esquivas tanto el afecto?- pregunta Eva a mis espaldas cuando abro la heladera. Retiro un emparedado e ignoro vilmente su comentario. ¿Por qué la vida me castigaba de esta manera? Al sentir como Eva me seguía por la casa, me detengo.
-¿Qué quieres que diga?- pregunto en voz alta, Eva se queda sonriéndote a mi lado, le doy un mordisco a mi almuerzo, y enciendo la tele.
-Puede que yo sea un fantasma que vaga por este mundo, pero tu eres una muerta andante tambien- dice Eva poniendo entre el televisor y mi visión, ella infla sus mejillas; continuo ignorando sus palabras.
- ¿Que es lo que te aterra tanto de este mundo?, mirame soy un fantasma que habla contigo por el amor de dios- dice moviendo su cabellera con desganas.
-Te preguntaría lo mismo, sino fuera porque no me interesa- dije terminando mi emparedado y llevando el plato al fregadero.
-¿Te rompieron el corazón es eso no es asi?- pregunta Eva levitando sobre la mesa de la cocina.
-No quiero hablar de eso- dije agarrando mi celular y las llaves de la casa. –Voy a dar un paseo- sentencie antes de cerrar la puerta tras mi.