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La caja de los recuerdos. por Rather be

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Notas del capitulo:

No me gusta dejar las cosas a medio hacer, asi que el ante ultimo, capitulo de esta historia. 

 

-Puedes acelerar de una maldita vez- elevó mi voz al tiempo que presiono mis rodillas que empezaron a temblar de una manera poco normal. Habia sentido miedo, cuando estuve encarcelada en el correccional de menores, una vez fuera me prometí no volver a sentirme ni acorralada ni asustada. Esta sensación de miedo e inseguridad, despertaba mi lado más violento, mas brusco, pero una vez tranquila, le pedi disculpas a Catherine. 

Catherine educadamente no dijo nada, María unas horas antes comenzó a sentirse incomoda, entonces le pidió que la dejara que se bajara del auto. Por suerte para ambas, la dejamos fuera de este asunto. Catherine no quería que María estuviera presente cuando fueras a visitar a Eva; todo su cuerpo se alivio, pero no salió de su modo defensivo ni un solo instante. Solo asentía con su cabeza ante cualquier comentario mio durante el trayecto. No pude sacarle demasiada información de esa manera. Estaba perdida, estancada en un mundo en el que no dejaba entrar a nadie.  Al menos ahora la entendía, entendía porque cuidaba a Eva.

Catherine se sentía abrumada, ambas lo estábamos. Era hora de terminar con todo esto.  

Una vez que la vi, postrada en aquella cama, mi cuerpo se contrajo peor, toda la habitación estaba en el más absoluto silencio, era una habitación con cortinas, sabanas, y ventanas blancas. Aquel color me enceguecía, Catherine me tomo de la mano, y me acompaño hacia donde estaba ella.

Evitaba prestarle atención a todas las maquinas conectadas a su cuerpo. E incluso a aquella simpatica enfermera a la que le pagaban 150 dolares la hora por estar a su lado. Trate de pensar en ella, ella y solo ella; era la que me importaba. 

Su cabello, su rostro, sus delgados brazos, e incluso esa apariencia tan en calma, me pusieron la piel de gallina. Queria escuchar su voz. Queria verla como la veía en mi casa, tan inquieta y tan molesta como me demostró que podia ser cuando le agradaba alguien.

Solte la mano de Catherine y me acerque, busque que nuestras manos se tocaran. Alce su mano y la deje reposando en mi rostro.

-ya estoy aquí- susurre mientras dejaba que mis lagrimas descendieran. –Prometi mi promesa, es hora de cumplas también la tuya- susurre mientras besaba su mano.

3 semanas antes.

-¡Timbre!- le grito a mi madre, mientras estoy preparando la cena.

Como el timbre no dejaba de sonar, y mi madre me grito-  ¿Malena puedes abrir la puerta tú?. Deje la cocina en fuego lento. Y me acerque hacia la puerta.

-¿Si?- dije mientras me secaba las manos en el delantal.

- Hola- dice Rebeca con una sonrisa y un poco nerviosa, ya que no dejaba de presionar sus manos entre sí.

-Hola, quieres pasar? Es que estoy preparando la cena y no quiero que se pase-

-Oh, descuida no es nada importante, puedo venir después…- dice evitando cualquier contacto visual posible. 

-Entra, cena con nosotros- dije tomando su mano y forzándola a entrar- Si quieres claro- pregunte con una sonrisa.

-Creo que no me dejaras ir de todos modos- dice divertida y con lanza una pequeña risita.

- Siéntate si quieres, ese es David y mi madre está terminando de realizar unas llamadas del trabajo en 5 minutos bajara, aunque siempre dice eso- dije riéndome. Rebeca sonríe mientras toma asiento. Cuando ve a David sentado en el suelo, mirando la televisión, se levanta y se acerca a él.    

-Hola David eres muy lindo…¿Cuántos años tienes?- David le muestra sus dos deditos llenos de plastilinas, Rebeca sonríe y me mira.

Al ser atrapada mirándolos a ambos, desvío la mirada un tanto avergonzada. Sentia algo por ella, pero no sabia como decírselo luego de nuestros primeros encontronazos.

 Hacia un par de dias que había hablado con Marcos en la escuela, el me había dicho que tenía que hablar con Rebeca y poner las cosas en clara; claro que decirlo es mucho más fácil que hacerlo.

Esa misma tarde me presente en la casa de Rebeca, ya que ella se había ausentado a la escuela, y quería asegurarme si era cierto lo de su supuesta gripe o resfriado ahora no lo recuerdo bien.  Le lleve una botella de agua mineral y unas naranjas que supuse le asentarían bien en su resfriado.

Cuando me di cuenta estaba en su puerta, echa un puñado de nervios y un tanto inquieta. Abrí la puerta al tercer llamado, me recibió en pantuflas, recubierta de una ruana… y sanándose la nariz. Cuando me vio, cerró la puerta rápidamente…

-Rebeca, ya te vi, no hay de que avergonzarse- dije con una sonrisa.  

-No me da vergüenza que me veas asi- dice.

-Entonces que?- pregunto

-Eres a la ultima persona que quiero ver ahora- mi cuerpo se paralizo, mis manos se volvieron puños de repente y solo pude recordar aquella tarde en la que rechace sus sentimientos.

-Lo sé, por eso mismo yo tampoco quería venir- dije, sujetando fuertemente mi cabeza.

-Entonces que haces aquí?- pregunta dolida.

-María, me insistió que viniera- ella se ríe, luego permaneció en silencio.

-Tenía que traerte esto que le pediste- dije mirando el suelo. –me dijo que ella no podía- dije tocando mi frente sudorosa.

-puedes dejarlo ahí- dijo de manera cortante.

- lo siento- susurro al mismo tiempo que dejo la bolsa en la alfombra. – Siento que todo esto tenga que ser así- dije antes de ponerme en marcha.

Para cuando Rebeca abrió la puerta, me había ido ya corriendo del lugar.

Entonces ¿Cómo se arreglo nuestra relación desde aquel día hasta ahora que la veo sentada a mi lado comiendo espaguetis?, supongo que fue por Eva.

 Ella me habia dicho que si podia abrir mi corazon con mi familia, tambien lo haría con Rebeca, que si la amaba tenia que luchar por ella; e incluso que si me volvia idiota y la alejaba; me golpearía y no me dejaría dormir por la noche. Ademas fue una la que me propuso que hablara con mi madre al respeto; mi madre tomo la noticia demasiado bien para mi gusto y me ordeno a que llamara a Rebeca y que saliéramos algún dia, para arreglar nuestros tropezones. Claro que no lo hice, pero al menos estaba mas aliviada al respeto.

Una noche en la fiesta que organizo Marcos, nos encontramos, solo hablamos un rato; pero Eva que no recuerdo porque estaba ahí, me alentó a dejar mi orgullo de lado. Aunque basto verla bailando con el chico guapo del equipo de futbol para que mis esperanzas se fueran a la basura.

Quitando aquel bochornoso encuentro, el tacto que comenzamos a tener iba mejorando, ya no me evitaba como días atrás, ahora podíamos hablar de aunque sea el clima y de lo aburrido que habia sido la clase.

y con la ayuda que recibí de los chicos poco a poco todo empezaba a mejorar. Claro que  María y Marcos eran los intermediarios correspondientes de cada una, lo sé era ridículo ahora que lo pienso, pero así comenzaba a resultar asi que todos felices.  

Sabia que Rebeca me quería, pero no podia decírselo… y luego me burlaba de Marcos, maldito karma, en cambio Maria quien estaba de parte de Rebeca, no me pregunte ¿Por qué? Me facilitaba todo tipo de oportunidades para que mis celos se pusieran a fuego en mi carne. Rebeca es la chica más guapa de la escuela y no era secreto de nadie que el chico del salón continuo le tiraba los tejos. Pero que prácticamente me lo refregara en la cara, me ponía de muy mal humor.

Esto se volvió cada vez peor, cuando el chico ese empezó un enfrentamiento con otro, porque Rebeca le habia dicho que no. Era un chico con pocas pulgas y se lo agarraba con cualquiera porque si, imagínenselo cuando Rebeca lo dejo en ridículo frente a sus amigos como se puso el pavo.

El otro chico era conocido de Marcos, y entre una cosa y otra, Marcos quien se habia metido en el medio para sacar a su amigo, termino recibiendo un buen palo. Como se imaginaran, me meti, hacia semanas que veía como el pavo este les refregaba a todos cuanto quería a Rebeca, no iba a perder la oportunidad de darle un buen golpe.

Si algo había aprendido en el correccional, era como defenderme y luego de dejarlo picado al chabón, me llevaron hacia la dirección donde dos oficiales nos esperaban para llevarnos fuera.

Mi madre me fue a buscar luego de que reflexionara sobre mis sentimientos encontrados. Así le decía ella, yo le diría, hasta que se me bajaran los humos. El punto era que me sancionaron y me tuve que quedar en casa, de niñera de mi hermanito hasta que una tarde. Esta misma tarde Rebeca apareció en mi puerta.

-¿Que estas haciendo?- dice Rebeca mientras abre la tapa de la olla.

-Pasta- repondo a la vez que giro mi rostro mientras busco el paquete de fideos- es lo mas fácil, y a David les gusta así que…- me acerco al mueble, Rebeca estaba de pie, entre el mueble y yo asi que…

-Disculpa- digo antes de percatarme lo cerca que estaba de ella, bajo la mirada y tomo el paquete, lo abro y lo lanzo hacia la olla. 

-¿Por qué hiciste eso?- dice mientras se cruza de brazos, sigue de pie, en el mismo lugar. 

-Si el agua esta hirviendo debo tirar los fideos- dije fingiendo demencia.

-No me refiero a eso, ¿Por qué nos hacemos esto?- pregunta abrazándose así misma.

- Es que no sé cómo comportarme contigo cerca, lo siento- digo dándole la espalda.

El silencio se hizo lentamente mas incomodo.

-Solo se tu misma cuando este cerca- dice tratando de tocar mi hombro.

-Rebeca no sabes como soy en realidad- dije alejándome un par de pasos de ella.

-No, no lo sé. Jamás me lo has dicho, al menos no todo- dice dolida.

-No se presento la oportunidad- dije recordando como Rebeca tras luego de un par de copas, se me declaró en su propia casa.

-Lo siento, apresure las cosas… solo pensaba…- dice cubriéndose el rostro.

-No fuiste la única- dije acercándome más hacia ella.

-¿Por eso interviniste en la pelea?- pregunta.

-No lo sé- digo evitando su mirada- tal vez, estaba enojada- dije tomando un tenedor y removiendo los fideos.

-¿Enojada?, parecía que disfrutabas golpearlo- dice con una sonrisa.

-Estás loca, solo le di lo que se merecía- dije evitando su mirada.

-¿Por lo que le hizo a Marcos?- pregunto al tiempo de que se acerca y me abraza por la espalda.

-No. No podía soportar verlo contigo- dije soltando la respiración contenida.

Me giro, al tiempo que siento que sus brazos aflojan mi cadera, me acerco a sus labios. Rebeca hace lo mismo, y nos besamos.

 -Oh, ¿Quien es esta chica tan guapa?- dice mi madre bajando por las escaleras, rapidamente nos alejamos ambas, Rebeca tenía un leve rubor, pero aun asi, permenecio con una sonrisa hermosa en su rostro.  

-¡Mamá! ella es Rebeca- dije acercando a ambas, una a mi derecha y la otra a mi izquierda. Ambas quedan frente a frente.

-Buenas noches, señora- dice Rebeca estirando su mano. Mi madre la abraza y luego la saluda en las mejillas. 

-Finalmente te conozco querida, eras tan nombrada por Malena que me preocupaba que aun no te conociera… me alegro que se lleven bien ahora – dice esto último giñando su ojo y con una leve sonrisa.

 -Mamá, deja de molestar, y ven a comer- dije sirviendo los platos.

Luego de cenar y de soportar las indirectas de mí madre, la lleve hacia su casa en mi bicicleta, Rebeca apretaba mi cintura y sonreía tanto como yo y en ese momento caí en cuenta de lo feliz que era. 

 Eva estaba en una maldita habitación de un hospital sola mientras yo sigo aquí, intentando ser alguien en la vida y disfrutando egoístamente de mi felicidad.

Me freno en seco en la esquina de su casa, ella que aun tenía una leve sonrisa en sus labios, se bajo, pero cuando me vio llorando se quedo muda.

  -¿Qué pasa? Malena ¿Qué pasa?- dice presionando mi brazo derecho. De repente de un golpe brusco suelto su agarre, y me lanzo sobre ella.

-¿Qué mierda estoy haciendo aquí contigo mientras la veo morir a ella?- dije sin escuchar mi voz.

-¿Ella? Malena, quien es ella… Auch… me estas lastimando- dice Rebeca tratando de liberarse de ¿Mi agarre?

 -Ella esta sola y me necesita, y tu solo te interpones en mi camino- dije con rabia, al tiempo que mis manos se dirigen hacia su cuello. – ¿Por qué me haces esto? ¿No he sufrido suficiente ya?- pregunto mientras presiono su clavícula.

-Me estas asustando… ¡Malena ya- basta!- gritando y pataleando Rebeca, empieza a llorar.

Mi cuerpo se relaja, y vuelvo en sí, pero cuando caigo en cuenta de mí alrededor, tenía a Rebeca llorando y golpeándome. Rápidamente la libero, pero no entendía nada, que estaba haciendo? Me quito de encima de Rebeca, pero rápidamente siento un golpe en mi cabeza.

Antes de caer inconsciente veo a Catherine con un palo de madera en las manos.    

Cuando abro los ojos, estaba adolorida, cada musculo de mi cuerpo ardía y tenía un hambre poco normal.  Miro alrededor y veo a Catherine, quien estaba de pie a mi lado.

-Mis sospechas eran ciertas, hice bien en seguirte anoche… ¿Recuerdas qué paso?- pregunta tomando asiento y apuntándome con una lámpara en los ojos. 

-Solo por trozos- digo evitando la luz enceguecida- ¿Rebeca donde esta ella?- pregunto rapidamente.

-ella esta bien, peor no quiero que vuelvas a verla… ¿Entendido?- dice Catherine en tono amenazante.

-Pero yo no hice nada- me defiendo de algo que no entendía.

-Anoche trataste de matarla- dice Catherine sin inmutarse.

-¿Qué? Imposible… yo…no- no podia hablar un nudo en mi estomago, me impedía siquiera respirar.

-Tu no fuiste, pero se quien lo hizo…-

-¿Eva?-

-Como…?

-Tenia mis sospechas, pero ahora lo entiendo… todo este tiempo era Eva, la que… Cuando ni bien me había mudado a esta casa, sentía unas terribles ganas de salir corriendo, me abrumaban esas ansias de destrucción, hasta el punto de que lo único que me tranquilizaba era hablar y pasar tiempo con Eva. Descarte la idea, por muy absurda que sonara ya que era normal hacia menos de 4 dias que había salido del correccional. También me parecía extraño que la única manera en la que David parecia mucho mas tranquilo era cuando estaba fuera de la casa. Y tambien ahora que lo recuerdo no era casualidad entonces todas aquellas veces en las que me despertaba y no sabia que habia sucedido la noche anterior.

-No se llama Eva, Malena, ella se llama Alegría. Leíste su diario recuerdas? Cada trozo de ese libro, es verdad; pero su inconsciente el cual se manifiesta frente a ti, también lo es. El deseo de encontrar aquella persona que permaneciera a su lado mas alla de la muerte; aun esta sin completarse.

Aquel deseo, que empezo como algo dulce, cobro una magnitud cada vez mas espeluznante, el deseo, se convirtió en posesión, de la cual derivan los celos, obsesión e incluso puede provocar la muerte. La muerte de aquella persona que aleja a la victima de sus garras.

-Pero que podemos hacer?- pregunte desorientada.

- Puedes hacerlo, convénsela de que abandone este mundo en paz, antes de que su alma se pierda. No quiero desconectarla, ya que su espíritu deambulara igualmente por este mundo, pero convénsela a un acuerdo, puede permitir una salida mejor. Ella te va a escuchar a ti, yo lo he intentado todo, pero cada vez es peor. Hace años casi perdí a alguien que amaba, no voy a permitir que lo vuelva a hacer. Sus deseos egoístas, tienen que tocar fin.

-  Esta bien, algo se me ocurrirá- dije poniéndome de pie. Cerre mis ojos y respire profundamente.

continuara...

Notas finales:

Gracias por su paciencia y por leer.

 


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