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All things grow, all things grow.. por lUZzz UzUMaKI

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Notas del capitulo:

Después de tres meses de locura total, de no poder dormir, de gritar incontrolablemente, por fin tengo algo de tiempo como para terminar esta cosa.

espero que lo disfruten.

 

Como siempre con mis trabajos les dejo las canciones que use para inspirarme.

 

alredy home - a great big world.

 

Chicago - sufjan Stevens

 

Estaba sentado en la cocina, hablando con su madre.

Nunca pensó que tendría la oportunidad de hacerlo de nuevo, pero la vida siempre lo sorprendía con cambios inesperados.

La escuchaba hablar y era como si nada hubiera cambiado, como cuando él era un niño y veía a su madre cocinar, cantando y moviéndose por la cocina con los diferentes instrumentos en las manos.

Sin embargo cuando volteaba alrededor era cuando lo notaba, las cosas habían cambiado de un modo drástico.

Eso le entristecía; pero sabía que sin esos cambios nunca hubiera podido conocer a las personas que ahora formaban parte de su manada.

De repente comenzó a sonar su celular, con el tono típico de Stiles. Sonrió, lo más probable era que su hiperactivo emisario ya estuviera aburrido de sus clases.

Cuando abrió el mensaje sintió como su cuerpo se tensaba, después de tanto tiempo de paz no debería hacérsele extraño que algo comenzara a pasar en Beacon Hills.

Volteo a ver a su madre y por un instante pensó en llevarla también.

Sabía que Deaton se llevaría una enorme sorpresa al ver a Talia Hale entrar a su clínica.

Sin embargo en cuanto ese pensamiento surgió fue aplastado por la voz de Stiles diciéndole que no era buena idea que nadie más que ellos supieran que Talia estaba ahí.

-Tengo que irme – dijo en voz baja, mientras se levantaba y tomaba su chaqueta.

-ten cuidado – respondió su madre.

Volteo a verla una última vez antes de salir de la casa.

Sabía que ella podría seguirlo si quisiera.

Esperaba que no lo hiciera.

Manejo al limité de velocidad por la ciudad, no le convenía encontrarse al Sheriff en ese momento.

Cuando llego con Deaton se encontró con el Jeep de Stiles en la parte de afuera. Ese auto era tan usado por la manda que ya olía como todos ellos. Sin embargo algo lo perturbo, superficialmente había un nuevo olor, que era familiar, sí, pero también apestaba como nada que Derek hubiera olido antes.

Entro a la clínica y se concentró en la voz de su manada.

-Vas a esperar a que Derek llegue para explicarnos que está sucediendo – Stiles, como siempre era lo primero que sintonizaba, porque hasta ese momento era la persona más importante para él.

-Creo que ustedes podrían explicárselo después, tengo cosas más importantes que hacer – Deaton. No sabía cuándo paso, pero el atisbo de confianza que sentía por el hombre se evaporo rápidamente, en esos momentos tenía que luchar todos los instintos que le gritaban que entrara ahí a proteger a su manada. Quería saber cuál era la respuesta de los demás.

-Pues entonces no tendrás que esperar mucho – dijo Erica.

Lo habían escuchado.

Tendría que haber sido más cuidadoso.

Abrió la puerta y se encontró directamente con el rostro sonriente de su rubia beta.

-¿Qué está pasando? – pregunto, acercándose a donde estaba Stiles.

Ni siquiera volteo a ver al veterinario, podía explicar lo que fuera, pero siempre confiaría más en la versión que Stiles tenía de las cosas.

-Algo en la escuela, aún no sabemos que es, solo sabemos que evita que los lobos escuchen el latido del corazón de las personas, y que sentimos como nos observaban todo el tiempo – dijo su emisario, posando una mano sobre su hombro.

Volteo a ver la habitación y fue cuando vio al chico hawaiano que era amigo de Jackson.

No había escuchado su corazón, ni lo había olido.

Sintió como el pánico comenzaba a crecer en su estómago.  Ese tipo de cosas nunca significaba nada bueno.

Si, había olido algo afuera, en el Jeep de Stiles, pero solo ligeramente, tanto que si no conociera tan bien esas esencias no lo hubiera distinguido.

Su mirada viajo a Deaton, quien los veía con una pizca de remordimiento y miedo que no esperaba.

-No hay mucho que pueda decirles – comenzó el veterinario – este tipo de seres no son muy conocidos en esta dimensión, casi nunca entran, y cuando lo hacen lo único que quieren hacer es causar caos, en ocasiones puede ser en forma de bromas, pequeñas cosas que vuelven locos a los humanos, sin embargo también pueden causar guerras, muerte y destrucción, dependiendo del ser que entre y cuánto tiempo lleve en este lugar – se acercó a donde se encontraba el adolescente y lo tomo del rostro, obligándolo a verlo – pueden tomar la forma que quieran, pero siempre prefieren tener recipientes, personas a las que todo el mundo considera buenas, de quienes no dudarían, aquellos a los que los demás van por consejo – lentamente volteo a ver a Stiles – se me hace extraño que aún no fueran por usted señor Stilinski –

Eso tenso a Derek y a la manada de inmediato, y si no se equivocaba todo en la habitación habían comenzado a escuchar el rítmico latir del corazón de Stiles.

-No se preocupe por eso, ahora más que nunca creo que es imposible que algo me posea – dijo Stiles sonriendo.

-Si eso es lo que cree señor Stilinski – continuo Deaton – nadie sabe exactamente como deshacerse de ellos, no hay muchos mitos, y la mayoría de las escrituras están en un idioma que muchos ya no hablan – el veterinario se acercó a su escritorio – por el momento creo que lo mejor es que mantengan al señor Malehani vigilado en lo que consigo a alguna persona que sepa leerlo – el tono de voz les dijo que ya había  terminado con ellos.

-vaya, eso nos sirvió tanto – comento Stiles en lo que salían de la clínica, los cuatro adolescentes iban frente a él. Boyd e Isaac tenían sus brazos sobre los hombros de Danny, para cualquier persona que pasara parecería como si estuvieran compartiendo un abrazo fraternal, sin embargo él sabía que era la  mejor manera de mantener a Danny bajo su control.

-Que esperabas de Deaton, siempre ha sido así de útil – señalo Isaac, mientras caminaba de regreso al Jeep.

- ¿entonces que vamos a hacer con Danny? – inquirió Boyd, deteniéndose unos metros antes de llegar al Jeep – Stiles dijo que no era buena idea tenerlo cerca de Talia, así que no podemos llevarlo a la casa, y no creo que a nuestros padres les haga mucha gracia que uno de nuestros compañeros se quede por más de tres días con nosotros – denoto, y como siempre tenía razón.

Busco la mira de Stiles, había tantas cosas que podían salir mal, sin embargo tenía que confiar en que su manada podía con todo lo que la vida le tiraría.

-Puede quedarse conmigo – dijo Stiles, haciendo que todos lo voltearan a ver.

Sabía lo que los demás estaban pensando, él también lo pensaba. No estaba seguro que fuera la mejor idea que un espíritu, cosa, lo que fuera, capaz de poseer a una persona se quedara en casa Stilinski.

-Stiles – empezó, pero fue detenido por la mirada dura de su emisario. Esa mirada hablaba de muchas cosas, cosas dolorosas que nadie más que ellos dos conocían, suspiro – si crees que puedes con ello confió en ti – termino diciendo, porque no le quedaba de otra, quería que Stiles continuara confiando en él.

La sonrisa que recibió en respuesta iluminaria hasta los días más obscuros.

Solo esperaba no estar cometiendo un error.

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Si esa cosa estaba poseyendo a Danny eso podía significar que podría estar poseyendo a otras personas.

No estaba seguro de esa teoría, y por eso aún no se la decía a la manada. Sin embargo mantenía los ojos abiertos, y al menos dos veces por día ponía en práctica la técnica que le había enseñado Talia.

No quería que nadie saliera lastimado.

Los días seguían pasando y Deaton no les decía nada, cada vez que preguntaban contestaba de la misma manera “aun no, esto es tardado” y los sacaba de la clínica antes de que pudieran discutir.

En esa ocasión estaban en la cafetería, esperando a Isaac, cuando vio a Scott y a los demás al otro lado del lugar.

De inmediato agarro el hombro de Erica, no importaba cuanto tiempo pasara, aun se sentía mal cuando recordaba las palabras de quien había sido su mejor amigo.

Erica lo volteo a ver con cara de estar a punto de asesinarlo cuando vio a los otros, de inmediato se tensó, estaba a punto de levantarse cuando Boyd puso una mano sobre su otro hombro.

-No estamos haciendo nada malo – les recordó.

Era verdad, no estaban haciendo nada malo, solo estaban esperando a que llegara Isaac para poder ir a almorzar a otra parte.

Cerró los ojos, necesitaba pensar en otra cosa.

Lo mejor que podía hacer era revisar que no hubiera más personas poseídas por aquel extraño espíritu.

Se concentró y cuando abrió de nuevo los ojos casi se cae de su asiento.

Mientras que Danny tenía apenas algún tipo de humo a su alrededor Scott, Lydia, Allison y otras dos personas habían casi desaparecido detrás de aquello.

No sabía cómo tomar aquella revelación.

¿Acaso todo lo que dijo Scott no fue por su propia voluntad? ¿Cómo era posible que no lo notaran antes?

Se levantó precipitadamente de la mesa, tenía que salir de ahí.

Corrió hacia su Jeep y se dirigió al único lugar en donde se sentía seguro.

Llego a la casa Hale y estaba a punto de bajarse del jeep cuando una horrible duda lo asalto.

¿Qué pasaría si Derek estaba igual que los otros?

Sintió como el oxígeno se le iba de los pulmones, no eso no, lo que fuera menos eso.

Sabía que su no salía pronto del jeep iba a terminar teniendo un ataque de pánico que no podría controlar, pero el miedo lo anclaba al asiento.

Estaba a punto de desmayarse cuando el rostro de Derek apareció frente a él. Y las manos grandes y conocidas lo tomaron por los hombros.

-¡Stiles! – ese tipo de preocupación no se podía fingir.

Aún tenía algo de energía, tal vez podría lograr ver si sus miedos eran infundados. Cerró los ojos y se concentró. Cuando los abrió de nuevo el rostro de Derek seguía frente al suyo, con los ojos preocupados y las cejas unidas en su frente.

Sonrió y levanto la mano, Derek seguía siendo Derek, su alfa, el único ser en el cual confiaba con su vida. La paso lentamente por el rostro conocido. Tantas cosas habían cambiado.

Antes de perder la conciencia pensó que tal vez lo que más habían cambiado eran sus sentimientos.

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Le comenzaba a preocupar la frecuencia con la que Stiles perdía la conciencia.

Sabía que su emisario no era ninguna damisela en peligro, pero eso no significaba que no necesitara ser rescatado de vez en cuando.

Se acurruco más al lado de Stiles y aspiro lentamente su aroma.

Entendía que no era la mejor de las ideas, pero necesitaba tenerlo entre sus brazos unos momentos, recordarse que estaba bien y que nada malo le iba a pasar, que él estaba ahí para protegerlo.

Poso su mano en la mejilla del chico, conforme el tiempo pasaba sus sentimientos por él iban creciendo, haciéndose más fuertes y más difíciles de negar, en ocasiones incluso llegaba a preguntarse qué pasaría si Stiles le correspondiera.

Pero sabía que todo eso no era más que un sueño, porque su emisario nunca podría verlo de esa manera.

Sin embargo, en momentos como ese, donde nadie podía verlo ni juzgarlo se daba el lujo de adorar a Stiles con la mirada, de soñar con otro tiempo, con otra historia.

De repente Stiles se movió, hasta quedar totalmente pegado a Derek, con la cabeza en su hombro y respirando el mismo aire.

Su respiración cambio un poco y así Derek supo que estaba despierto.

-¿Qué paso Stiles? – pregunto suavemente, comenzando a pasar su mano por el suave cabello del contrario, si le molestaba no dudaba que Stiles le diría de inmediato – tuviste un ataque de pánico en el auto, hace mucho que no tenías uno tan fuerte como para hacer que perdieras el conocimiento – masajeo lentamente el cuero cabelludo del chico, deteniéndose solo cuando Stiles apretó su camiseta - ¿Stiles? – volvió a cuestionar, en esta ocasión intentando que el adolecente lo mirara.

-Ellos también – fue la respuesta que escucho.

-¿Ellos? ¿Quiénes Stiles? –

-Ellos también están poseídos Derek, tal vez solo fue la posesión, tal vez no quería decirlo, tal vez todo este tiempo ha estado pidiendo ayuda y yo nunca lo he escuchado – la velocidad con la que estaba hablando Stiles no eran normal, parecía que estaba a punto de quedarse sin aire, y había comenzado a temblar.

Lo apretó más contra su cuerpo, e intento darle todo el confort que podría necesitar, en ocasiones aun se sentía increíblemente perdido en eso de ayudar a las personas a sentirse mejor.

Después de unos segundos en silencio él volvió a hablar.

-¿de que estas hablando Stiles? ¿Quiénes están poseídos? – cuestiono.

-Scott, tal vez Lydia, aunque no te podría decir sobre Jackson o Kira, Jackson siempre ha sido un idiota egocéntrico que hace que todos se alejen de él, y a Kira apenas la conozco –

-¿Poseídos? ¿Cómo? ¿Por qué dices eso? – se separó un poco de Stiles y clavo su mirada en los ojos de su emisario.

Sabía que había muchas cosas que no entendía en Beacon Hills, pero llegar hasta el punto de posesión, en todos los años que llevaba viviendo en aquel lugar nunca escucho hablar de nada parecido.

-tengo que hablar con Talia – fue todo lo que escucho como respuesta.

El chico se levanto de la cama, caminando rápidamente hasta la puerta, pero antes de salir de la habitación lo volteo a ver, con el rostro sorprendido y algo apenado.

-¿no me acompañaras? –

Y vaya si eso no hizo que su interior se llenara de mariposas.

-Siempre Stiles – respondió.

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La platica con la matriarca de los Hales había sido dura y larga.

Pero al menos ahora sabían que estaba sucediendo.

Y la razón por la cual Beacon Hills parecía ser un enorme faro para todo aquello que fuera sobrenatural.

Debió haberlo sospechado desde el principio.

¿Qué clase de emisario era si no podía sentir el pulso de magia que vivía en la tierra misma?

(No importaba que la razón por la cual se hizo un emisario fuera que esa magia lo hubiera elegido, que lo hubiera imbuido en todos aquellos secretos y suaves pulsos que se hacían cada vez más fuertes conforme entrenaba)

Haber sido poseído por el Noguitsune no fue una experiencia placentera, y si bien ahora estaba sanando, lenta pero seguramente, en ocasiones seguía teniendo pesadillas sobre lo que pudo haber pasado si alguien no lo detenía.

Por lo que Talia le había dicho la única forma de sacar aquella cosa del cuerpo de sus amigos era que algo incluso más fuerte entrara en ellos.

Y para que eso pasara primero tenía que someterse a Stiles. Hacer un contrato con él y lograr que le hiciera caso no importaba lo que pasara.

Obviamente él no estaba nada de acuerdo con aquel plan.

No quería tener nada que ver con todo eso de la posesión de nuevo, muchas gracias.

Sin embargo…

Esos eran sus amigos, y ahora ellos también estaban sufriendo todo aquello que le paso a él.

-¿Qué piensas? – Escucho la suave cadencia de la voz de Derek detrás de él, sintió como su cuerpo se relajaba completamente al saberse cerca al alfa.

-En si realmente tengo que hacer esto – desde que supo que es lo que tendría que hacer su cerebro estaba en un continuo estado de excitación y de miedo – sé que si logro hacerlo voy a poder ayudar a los demás, salvarlos, hacer que las cosas vuelvan a ser lo que eran – se quedó callado unos segundos – pero no estoy muy seguro de que eso suceda –

Sintió como una mano se posaba en su hombro, anclándolo, recordándole que ya no estaba solo.

-No importa lo que decidas Stiles, sabes que nosotros vamos a estar ahí para ti  – Siempre diciendo lo que necesitaba oír. Derek era la persona que parecía saber exactamente lo que necesitaba justo cuando lo necesitaba.

-¿Esta mal que a pesar de que ya sabemos todo esto aún sienta resentimiento contra Scott? – tenía miedo de escuchar la respuesta, pero sabía que tenía que hacerlo, así que simplemente se preparó para el golpe emocional.

El silencio se extendió por unos segundos.

-No sé qué decirte Stiles, no sabemos que tanto fue lo que hizo aquella entidad, si realmente está controlando a Scott o si simplemente le da ideas y es su decisión actuar con respecto a ellas – comenzó Derek, pasando lentamente su mano por la espalada de Stiles – lo único que sabemos es que Scott te dijo todas esas cosas y ha estado buscando una forma de hacerte daño, sin embargo fue tú mejor amigo por mucho tiempo, creo que aquello que resientes es no haberte dado cuenta de que algo andaba mal –

Por eso amaba a Derek.

Y estaba tan jodidamente acabado, porque sabía que en ningún momento un ser tan generoso y perfecto como Derek Hale correspondería sus sentimientos.

A menos que sintiera algún tipo de culpa por ellos.

Por eso más le valía quedarse callado, guardar todo aquello que el alfa le hacía sentir para sí, no necesitaba ser otra persona en la larga lista de aquellas que le hicieron daño a Derek.

-¿Crees que debería hacerlo? –

-Creo que es tú decisión Stiles, nosotros no somos nadie como para forzarte a hacerlo o no – sintió como una de las manos llegaban a la parte trasera de su cuello, y se quedaba ahí, simplemente sosteniéndolo – solo has lo que creas correcto –

Sintió el suave rose de unos labios sobre esa zona sensible y se derritió un poco más contra el alfa.

En ocasiones le gustaría poder imaginar que podría pasar si las cosas fueran diferentes.

Si tan solo tuviera una oportunidad.

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Nervioso.

No estaba nervioso.

Estaba aterrorizado.

No quería que Stiles volviera a tratar con cualquiera de aquellas cosas.

No deseaba ver de nuevo la mirada perdida y obscura que venía junto a la posesión.

De tan solo pensar en que las cosas pudieran salir mal, en que tendrían que matar a Stiles, en tan siquiera tener que hacerle daño, sentía como su cuerpo y sus instintos se rebelaban contra esa idea.

Pero más que nada entendía que aunque quisiera nunca podría detener a su emisario.

Era demasiado testarudo.

Así que solo podía hacer una cosa.

Estar ahí, no importaba lo que pasara.

Y si todo salía mal, acabar con la amenaza antes de que cualquier otro lo hiciera.

Nadie más que él tendría las manos manchadas de sangre.

Cerro los ojos y dejo escapar un profundo suspiro, antes de cerrar un poco más su agarre en el cuerpo suave que estaba recostado sobre él.

-No voy a dejar que nada te pase – susurro en forma de promesa, para Stiles, y para el mismo.

No tenía otra opción.

Todo debía salir bien.

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Dormir con Derek se había convertido un hábito.

Descansar ambos en la misma cama, y despertar enredados el uno al otro.

En ocasiones en el loft, en ocasiones en su casa, pero siempre juntos.

Esperaba que eso no se detuviera en un buen tiempo, que incluso cuando Derek se consiguiera una persona con la cual pasar la vida, de repente siguiera apareciendo en su casa, metiéndose bajo las mantas y apretujándolo contra su cuerpo.

Un sueño imposible, lo sabía.

Por eso disfrutaba de esos suaves momentos en la mañana, en donde uno no está ni dormido ni despierto, si no en un entre sueño, en un lugar en donde no había problemas si pasaba sus dedos lentamente por el rostro conocido  para luego dejar pequeños besos por allí y por allá. En donde se podía permitir desear aún más.

Pero siempre despertaba por completo, y recordaba que la realidad no era lo que él hubiera querido.

Sin embargo no se quejaba.

Aunque fuera por momentos aún tenía aquello que más quería al lado suyo.

Sonrió un poco antes de levantarse, aún faltaba una semana antes de que pudiera realizar el ritual para poder llamar de nuevo a aquel espíritu japonés. Estaba nervioso y la verdad… aterrorizado.

No sabía si podría ganar de nuevo contra aquella cosa.

O si iba a querer hacerlo cuando se encontrara fuera de la realidad.

Pero sabía que tenía que hacerlo.

No podía dejar que más personas sufrieran por algo que los habían obligado a hacer, por algo sobre lo cual no tuvieron control en absoluto.

No importa cuánto hubiera dolido para él.

Se metió en la ducha y dejo que el agua lavara sus temores.

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Tres días más.

Solo tres días más y sabrían si Stiles era lo suficientemente fuerte como para sobrevivir otro encuentro contar el Noguitsune.

Sabía que no podía acapararlo en aquellos momentos.

Pero eso no evitaba que se sintiera nervioso al pensar que podrían ser los últimos días de Stiles. Todos parecían estar en constante movimiento, haciendo cosas que parecían normales a las personas que no conocían lo sobrenatural.

Los betas sacaban a Stiles a varias partes, al cine, a las albercas, a cualquier lugar en donde pudieran estar cerca de él, en donde pudieran tocarlo. Ellos eran los que intentaban hacerlo feliz, pequeños y grandes detalles, necesitaban saber que Stiles iba a estar bien. Que tendría la fuerza suficiente como para poder vencer a esa cosa.

Que regresaría a ellos.

Por eso él intentaba no interrumpir en aquellos momentos.

No importaba que tanto quisiera poder pasar ese tiempo solo con él.

Después de todo, si los betas tenían los días, él tenía las noches.

Tenía las palabras susurradas en la madrugada y los largos y elegantes dedos de Stiles apretados contra los suyos. Poseía las miradas suaves y los toques que eran más íntimos de lo que nunca lo había esperado.

Así que a pesar de que los betas pasaban todo el día pegados a Stiles él no les reclamaba ni se sentía apartado.

Porque aún tenía esos momentos solo para él.

Pero conforme el tiempo pasaba toda la manada se iba juntando, ya no para salir; si no simplemente para quedarse en el loft, pegados los unos contra los otros, intentando buscar una manera de luchar aquel miedo que con cada minuto iba creciendo.

En esos momentos siempre se aseguraba de apretar más a Stiles contra él.

Si las cosas salían bien, talvez seria el momento de por fin darle voz a sus sentimientos.

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Sentía el terror en lo profundo de su alma.

Volver a tratar con aquel ser que les había hecho tanto daño.

Ver de nuevo aquella deformidad que incluso después de tanto tiempo aún seguía infiltrándose en sus pesadillas. Escuchar la voz que le había hecho dudar de la realidad misma.

Enfrentar de nuevo los hechos que lo habían hecho quedarse más roto.

Cerro los ojos con fuerza, podía sentir como las personas que estaban a su alrededor emitían aquel calor reconfortante. Recordándole que a pesar de todo lo que había pasado ellos estaban dispuestos a seguir a su lado.

Cuando abrió de nuevo los ojos se encontró con la mirada verde de su alfa.

En pocas horas se enfrentaría de nuevo al demonio japonés. Sentía como el corazón estaba a punto de salir de su pecho; entendía que ya no era la misma persona que había pasado aquella experiencia anteriormente, pero el nerviosismo podía con él. Por eso buscaba algo que le diera la capacidad para mantenerse tranquilo en la mirada de su alfa.

Y los ojos verdes estaban clavados en los suyos.

En ellos no había miedo, no había duda, como si Derek supiera que no importaba lo que pasara él saldría victorioso.

Y  vaya, como quisiera creerle.

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Cuando sus ojos se encontraron con los de Stiles supo que no había tiempo para mostrar temor.

Eso no era lo que el chico necesitaba.

Solo necesitaba que alguien estuviera ahí con él, que le sostuviera la mirada, que le diera al menos algo de la confianza que el merecía.

Así que mantuvo su mirada en aquellos orbes color miel, simplemente brindándole todo el apoyo que podía en silencio.  

Quería decirle tantas cosas, abrazarlo, mantenerlo cerca de él, no dejarlo ir, hacerle saber que tal vez era la persona más importante para él, que no importaba que pasara Derek nunca lo abandonaría. Sin embargo, en aquel momento no podía, aun no era el momento para que todo eso saliera de sus labios.

Tenía que esperar un poco más.

Y seguir teniendo fe.

Cerro los ojos y entrelazo sus dedos con los de Stiles.

Todo era cuestión de seguir teniendo fe.

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Sentía como el terror se iba apoderando de su cuerpo lentamente.

Ese era el momento.

Derek y los betas lo habían acompañado hasta ese lugar, y antes de que entrara lo habían sostenido con fuerza, como intentándole hacerle recordar que lo iban a estar esperando, aspirando su aroma y anclándolo a la realidad.

Cuando se separó un poco sintió como una parte de su humanidad de quedaba con ellos.

Antes de que pudiera dar un paso hacia adentro sintió como Derek lo tomaba entre sus brazos, y como el alfa lo apretaba contra su cuerpo como tantas otras veces había pasado en ocasiones anteriores.

-Vas a volver con nosotros Stiles, no tienes permitido perderte ahí, recuerda – sintió como su cuerpo reaccionaba a esas palabras.

Su vínculo con Derek, el vínculo que los unía como Alfa y Emisario parecía brillar conforme más tiempo pasaba en los brazos del mayor.

Dejo escapar un suspiro tembloroso y separo su cuerpo de aquel agarre que parecía querer mantenerlo anclado a ese lugar.

Ojos castaños se encontraron con ojos vedes, sabía que no podía prometer nada…

Pero que lo torturaran de nuevo si no hacia todo lo posible para poder volver con las personas que eran más importantes para él.

Dejo que sus brazos cayeran a sus costados, y supo que Derek entendió el gesto cuando lo soltó.

Les dedico una última mirada a aquellos que eran el tesoro más preciado para él.

Sin voltear atrás y con pasos decididos llego al Nemeton.

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Ver como la figura de Stiles se iba haciendo más pequeña conforme más se acercaba a aquel maldito lugar hacía que si estomago se revolviera.

Él no debería estar ahí de nuevo.

Nadie de ellos debería tener que acercarse a ese maldito lugar más de lo necesario.

Y si por el fuera nadie tendría que hacerlo de nuevo jamás.

Volteo a ver a sus betas, podía oler su preocupación, su terror, sus ansias.

Que no daría con tal de poder decirles que todo iba a estar bien.

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Llego a la base del Nemeton, y ya podía sentir como su piel se sentía pequeña en su cuerpo.

La magia del lugar era tan poderosa y tan antigua que con cada ocasión que respiraba podía sentir como iba penetrando lentamente en su cuerpo.

Aun tenía miedo de que algo malo pudiera pasar.

Aun temía que el Noguitsune pudiera ser más fuerte que él.

Pero con cada nuevo paso que iba dando se iba sintiendo más seguro.

Había pasado más de un año desde la ultima vez que vio al demonio japonés.

Y en ese año muchas cosas cambiaron.

El era más fuerte.

Ya no era el chico asustado que sentía que no tenía nada que ver con aquellas personas a su alrededor.

Ahora tenía un lugar al cual pertenecer.

Sonrió.

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Horas pasaron.

La ansiedad que sentía en su pecho no se aplacaba por más que intentara pensar en la fuerza de la naturaleza que ahora era Stiles.

Confiaba en él con su vida.

Pero no sabía si podía confiarle la propia.

Suspiro de nuevo y continuo caminando.

Tenía que tener un poco más de fe.

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-vaya, vaya, no esperaba verte de nuevo – aquella voz.

Sintió como un escalofrió le recorría la espalda.

-No era mi intención hacerlo – comento mientras comenzaba a caminar a donde se encontraba atrapado aquel ser.

El lugar en donde se encontraban era muy parecido al que se vieron por primera vez.

Paredes blancas, pisos blancos,  y mucha iluminación.

Lo único que había de diferente en esta ocasión era la jaula.

Cuando Deaton le había dicho que habían acabado con el Noguitsune no le creyó.

Y tuvo una buena razón para no hacerlo.

Uno simplemente no acaba con un ser como ese.

Así que no se sorprendió al verlo en aquella jaula, una representación de lo que en algún momento debió haber sido el Nemeton, grande, poderoso, y letal.

No quería acercarse más de lo necesario.

-Aunque no lo fuera, estas aquí, dime Stiles, ¿aun te siguen gustando los acertijos? – con cada nueva palabra la voz de aquel ser parecía subir una octava, y al final de la oración parecía estar al borde de un grito.

Quería dar un paso atrás.

Pero sabía que si lo hacía aquella cosa vería el miedo que aun habitaba en su interior.

Y tenía que ganarlo. Su deber era conseguir el poder que se encontraba debajo de aquella podredumbre, aquello que aquel ser no sabía cómo controlar.

Lo necesitaba para poder ayudar a sus amigos.

Fijo su mirada de nuevo en el ¿rostro? de aquel ser.

Había ira, dolor, sufrimiento, desesperación, irritación, desdén. Todo tipo de emociones negativas.

Cada una de ellas le decía exactamente lo que debía saber.

En aquel momento él era más fuerte.

En aquel momento, no había forma en que aquella cosa pudiera detenerlo.

Porque estaba en control. 

Sonrió

-Claro que me siguen gustando los acertijos – levanto su mano y…

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Sus oídos estaban atentos a cualquier cambio en el latir del corazón de Stiles.

Si algo sucedía tenía que estar ahí.

Pero el fuerte latido seguía ahí, manteniéndose controlado, manteniéndose estable.

Sin algún cambio que le causara miedo.

Stiles estaba siendo fuerte.

Sonrió un poco.

Sabía que solo era cuestión de tener algo de fe.

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El poder fluía de su cuerpo, libre, como nunca lo había hecho en todo el tiempo que había estado aprendiendo a usarlo.

El Noguitsune seguía en aquella celda, atrapado y gritándole obscenidades, diciéndole en la voz más alta que nunca creyo escuchar cómo Stiles era una persona inútil, como nadie quisiera estar con el, como la manada lo estaba usándolo para su beneficio.

Era irónico que en algún momento aquellas palabras le pudieron haber hecho daño.

Pero ahora sabia mejor, entendía mejor.

-No importa lo que hagas Stiles, siempre vas a terminar lastimándolos, vas a terminar matándolos, como lo hiciste con Allison, como lo haces con Scott… - aquellas palabras aún seguían doliendo, abriendo una herida que sabía que aun no estaba cerrada del todo.

Pero no iba a dejar que algo así terminara con la concentración que había conseguido.

Tenia que ser tan fuerte como Derek pensaba que era.

Cerro los ojos.

Solo tenía que ser un poco más fuerte, más capaz, solo tenía que confiar en los lazos tan fuertes que lo unían con la manada.

Que lo unían con las personas que eran más importantes para él.

Cuando abrió los ojos supo que no había forma de detenerlo, que no importaba lo que intentara aquel retorcido ser, el iba a ser más fuerte.

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Sintió como la energía se reunía alrededor del lugar en el que se encontraban.

Como si algo la estuviera jalando.

Como si alguien la estuviera llamando.

Y vaya si eso no lo hacía sentirse orgulloso.

Saber que su emisario, que su compañero, el dueño de todo lo que era él podía ser tan poderoso era algo que causaba que su pecho se hinchara de orgullo, de posesión y de deseo.

Cuando Stiles saliera de aquel lugar lo primero que haría sería por fin rendirse a ese poderoso deseo que lo quemaba por dentro.

Lo tomaría en sus brazos y…

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-Podemos hacer un trato Stiles, sabes que no puedes destruirme, yo puedo ayudarte, hacerte más poderoso – sonrió.

Eso era justo lo que necesitaba.

Bajo su mano y dejo que aquella criatura respirara un poco.

-quiero que escuches muy bien lo que tengo que decir – comento en voz alta – no podrás hacer nada contra mí, no podrás hacer nada contra mi manada, no podrás hacer nada contra la ciudad en la que vivimos – sabía que eran demasiadas condiciones para ese ser, pero tenía que asegurarse de que aquellos que eran importantes para él no salieran dañados por alguna estupidez – a cambio de eso podrás causar todo el caos que quieras contra aquellos que considere enemigos, podrás dañar, ejecutar, y torturar – eran cosas con las cuales el nunca estaría cómodo, pero sabía que en ocasiones se necesitaban.

En especial con el mundo en que vivían.

Siempre iba a haber alguien que estuviera detrás de ellos.

Siempre iba a haber una nueva amenaza.

Y si tener a aquel ser a su comando lo ayudaba  a mantener vivos a sus amigos.

Entonces que así fuera.

El Noguitsune se le quedo viendo unos segundos, como si estuviera considerando su oferta.

-¿Qué te hace pensar que podrías controlarme? –

Era una pregunta valida.

Y el no sabía la respuesta.

Pero algo muy dentro de él le gritaba que podría hacerlo.

Que no importaba que tanto lo intentara aquella cosa, nunca iba a ser capaz de liberarse de la correa que le pondría.

-no lo creo – dijo – lo sé –

Levanto de nuevo la mano, y cuando el Noguitsune se encogió en la jaula supo que tenía razón.

Y que desde aquel momento en adelante aquella cosa le pertenecía.

Bajo la mano lentamente y se volteo a donde sabía que estaba la salida.

-en algún momento llamare por ti, y esa jaula no será capaz de contenerte, saldrás de nuevo, pero si piensas, aunque sea por un momento en huir, rogaras por estar en esa celda de nuevo –

Y con eso salió de aquel lugar.

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Cuando sintió la presencia de Stiles cercana a ellos casi suelta un grito de alegría.

Y lo hubiera hecho si no hubiera sido por que los demás de la manada lo hicieron por él.

Stiles lo había logrado.

Y ahora venía hacia ellos.

Volvía a donde pertenecía.

De inmediato abrió sus brazos, no sabía si correr hacia el chico que lo volvía loco, o si esperar a que llegara a él.

Esas preguntas se respondieron de inmediato cuando sintió como un cuerpo golpeaba contra el suyo, de inmediato cerró sus brazos sobre aquella figura e inspiro un poco de aquella fragancia que lo volvía loco.

-estas bien, lo lograste, pudiste hacerlo – susurro una y otra vez contra el cabello de Stiles.

Los demás se les unieron ni un minuto después, pegándose contra ellos como si de lapas se tratasen.

Todos respiraban con dificultad, como si estar separados aunque hubiera sido por tan poco tiempo les causara dolor físico.

Así se mantuvieron un rato, todos en contacto, buscado recordarse que se encontraban bien.

Cuando llego el momento de separarse, él no dejo ir a Stiles, simplemente paso una mano por su cadera y lo atrajo más a su cuerpo.

Porque se había prometido que en cuanto volviera a ver a Stiles lo tomaría como suyo.

Así que se inclinó un poco y rozo suavemente sus labios contra la frente del chico. Después, al notar que no había una reacción adversa se inclinó un poco más, y poso sus labios en los parpados que se encontraban cerrados.

Desde pequeño su madre siempre le decía que había diferentes formas de demostrar el amor.

De mostrarle a esa persona especial, que tan importante era para ti.

Y una de ellas eran los besos.

Si, un beso en los labios era un gran signo de intimidad entre una pareja.

Pero había algunos que tenían más importancia.

Un beso en la frente, en los parpados, en las mejillas, en el cuello, en el pecho…

Un beso en cada una de las partes del cuerpo que más amabas de esa persona.

Por eso se dedico a basar cada una de las partes que amaba de Stiles.

Cada uno de sus lunares.

Esos lugares que tenía sospecha que lo harían reír como histérico (y estaba en lo correcto).

Cada beso tenía un significado para él, y esperaba que Stiles lo entendería de esa forma.

 Por eso no se detuvo hasta que por fin había llegado a los labios.

Sin embargo, antes de hacerlo se separó un poco de aquel tibio cuerpo, y rio cuando noto como este lo seguía.

Antes de por fin tomar esa pecadora boca tenía que decirle al chico lo que quería.

Lo que esperaba.

Más, al ver como el emisario abría sus ojos supo que no  había necesidad.

Stiles entendía.

Siempre lo había hecho.

Así que sonrió, como lo había estado haciendo desde que aquel hiperactivo adolecente le permitió ser una de las personas de su círculo más cercano.

Y por fin dejo que aquel pulso magnético que parecía vivir bajo su piel tomara el control.

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Besar era algo que le causaba curiosidad.

Un beso podía significar mil cosas.

Amor, cariño, afecto.

Traición, dolor, una despedida.

Todo dependía de quien y en qué momento era otorgado.

Por ejemplo, sabía que aquel beso que estaba recibiendo solo podía significar una cosa.

Que sus sentimientos eran correspondidos, que no importaba que pasara, todo iba a estar bien porque por fin estaban juntos.

Como siempre debieron de haberlo estado.

Como lo estarían a partir de ese momento.

Así que cerro de nuevo los ojos, y dejo que sus brazos se movieran hasta estar envueltos en el poderoso cuello del alfa, sosteniéndolo contra sí, permitiendo que sus cuerpos entraran en mayor contacto.

Dejo que sus labios se abrieran bajo el suave toque de la lengua de Derek, que con cada instante que pasaba se fueran abriendo con más hambre.

Con más deseo.

Con ganas de ser devorados, y de devorar.

Sintió como su pulso se hacía más rápido, su respiración aumentaba de ritmo, todo su ser parecía estar pendiente de aquel beso.

Como si aquella fuera su única salvación, su redención.

Y vaya si él no daría su vida por poder continuar de aquella manera con Derek.

Por continuar con aquella sensación de estar completo,  de por fin haber encontrado todas las piezas que lo hacían ser él.

Dejo escapar un suspiro entre besos y sonrió.

No importaba lo que pasara a partir de ese instante.

Sabía que podría con todo.

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Besar a Stiles era como respirar después de estar mucho tiempo bajo el agua.

Era como encontrar una galaxia a plena vista, que nadie más parecía notar, así que solo te pertenecía a ti.

Era como poder recordar todas aquellas hermosas cosas que su familia hacía sin sentir el dolor de la perdida.

Besar a Stiles era justo lo que necesitaba para recordar que las cosas estarían bien.

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Tenían que separarse en algún momento, ver lo que lo betas tenían que reportar, escuchar como Deaton les daba muy poca información que ellos pudieron conseguir de una manera más sencilla, comenzar a trabajar en un plan que les ayudara a luchar contra aquellas cosas que estaban poseyendo a sus amigos.

Pero el cerebro de Stiles no podía pensar en nada de eso.

Lo único que podía procesar era la suavidad de los labios que se encontraban contra los suyos.

Siempre había pensado que besar sería una actividad que encontraría aburrida.

Tener que concentrase en una sola actividad por tanto tiempo, sentir tan cercana a una persona…

Si, eso no funcionaría para él.

Sin embargo, sentir aquel tipo de intimidad con Derek era algo de lo cual nunca intentaría huir.

Derek era su persona especial.

Se transformó en su primer pensamiento en la mañana.

En su último pensamiento en la noche.

En aquella persona a la cual le quería decir todo.

Sus éxitos, fracasos, miedos, todo aquello que lo hacía ser quien era.

Y ahora, al sentir como aquello labios acariciaban los suyos, no pudo evitar dejar salir un suspiro.

Las cosas por fin estarían mejor que bien.

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La única razón por la cual se separó de aquel cálido cuerpo, fue porque escucho como Erica se aclaraba la garganta.

Varias veces.

Seguidas.

Fuertemente.

-Miren chicos, no es que no estemos felices de que por fin hayan dejado de lado la tensión sexual que los había estado ahogando desde que Stiles se unió oficialmente a la manda, pero si vamos a tener que verlos así de pegados todos los días entonces vamos a tener que pensar seriamente en unirnos a otra manada – dijo la chica, parada a pocos centímetros de ellos, como si hubiera estado dispuesta a separarlos físicamente si hubiera tenido que.

-vamos Erica, nos amas demasiado como para tan siquiera pensar eso – comento Stiles, con una sonrisa tonta.

Él había sido quien la puso ahí.

Esa sonrisa era su culpa.

No podía evitar sentirse algo orgulloso de eso.

-Sí, los amamos, pero si cada vez que vayamos al loft nos vamos a encontrar con ustedes dos besuqueándose en todas partes, entonces creo que lo mejor es que no lo hagamos –

- Erica, no es como si fuera normal que ellos nos encontraran besuqueándonos en todas partes… oh espera – y era en momentos como esos en los cuales recordaba por que adoraba tanto a Isaac.

El chico sí que sabía cómo ser sarcástico.

-Bueno, ahora que por fin comenzaron a respirar de nuevo ¿Qué sucedió Stiles? ¿Ya tienes control de esa cosa? ¿estás bien? ¿Qué vamos a hacer con la manada de Scott? –

Sintió como el orgullo llenaba su pecho, ver a Erica preocuparse de esa manera por Stiles, notar como los demás betas reaccionaban de esa manera cuando uno de los suyos se encontraban en peligro era signo de que habían crecido, que ya no eran los mismo tontos adolecentes que mordió en un momento de desesperación.

No escucho lo que Stiles contestaba, pero entendía que no necesitaba hacerlo.

Su emisario tenía los mejores planes.

Era la persona más capaz que conocía.

Y por fin, después de mucho tiempo, podía decir que le pertenecía completamente.

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Escuchar a Erica formular algunas delas preguntas que rondaban en su cabeza no lo molesto como en algún momento lo hubiera hecho.

Lo hizo sonreír e intentar separarse un poco del cálido cuerpo de Derek, cosa que el alfa no dejo, ya que en cuanto noto lo que quería hacer apretó más los brazos que se encontraban en su cadera.

Sintió como su sonrisa se ampliaba, siempre había sospechado que Derek sería una persona posesiva.

Eso no debería hacerlo sentir bien.

Pero bueno, no es como si alguien supiera que encontraba esos pequeños gestos como algo tierno.

Después de todo, Derek había sufrido lo suficiente como pagar los pecados de más de dos vidas.

Y él intentaría hacer todo lo necesario para que su alfa nunca tuviera que sufrir de esa manera, para que tuviera una vida feliz, por fin llena de todas aquellas cosas que el destino le había quitado cuando Kate Argent entro a su vida.

Aun no sabía si estaban juntos, si lo que el mayor quería con él era una relación, o si tan solo era una reacción por el gran estrés bajo el que se encontraban.

Fuera lo que fuera el estaría ahí para Derek.

Lo sostendría en los momentos que lo necesitara.

Tomaría su mano y no la dejaría ir hasta que se lo pidieran.

Lo besaría con desesperación y hambre, con el deseo de fundir sus almas tan juntas que nadie pudiera saber de quién era cual.

Lo aconsejaría cuando lo necesitara.

Guiaría a aquel alfa hasta la absoluta felicidad.

Porque no se merecía nada menos que eso.

Pero antes de hacer todo eso tenía que responder a las preguntas de Erica.

-Esto bien, y dentro de lo que cabe, tengo control del Noguitsune, aunque no de la misma manera en la que Crowley lo tiene de los hell hounds – al notar como los demás lo miraban como si le hubiera salido una segunda cabeza dejo escapar un suspiro – no entiendo cómo es que aún no han visto Supernatural - ¿tú ya lo viste verdad Derek? – volteo a ver al alfa con esperanza, pero al ver como este sacudía su cabeza en negación no pudo evitar dejar salir un nuevo suspiro. Estaba algo decepcionado de ellos – Bueno, entonces para ponérselos fácil, no es que tenga control sobre las acciones del Noguitsune, pero al menos ahora sabe que si intenta hacer algo fuera de las reglas que le di, entonces tendremos problemas – termino, y dejo que su mirada viajara por el rostro de los betas.

En cierto sentido, tenía la abstracta noción que iba a encontrar miedo en alguna de sus miradas.  No entendía la razón, ya que su cerebro sabía que no existía razón alguna para que los betas le temieran.

Sin embargo, solo encontró aceptación y orgullo en los ojos de las personas que lo rodeaban.

Si en aquel momento, pequeñas chispas azules salieron de sus manos, bueno, aun se encontraban contra el fuerte cuerpo del alfa, así que nadie las noto.

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Sintió el suave calor de la magia contra su piel.

Parecía que el hecho de que nadie en la manada hubiera cuestionado a Stiles lo hizo un poco más que feliz.

Sonrió.

Hacer feliz a Stiles ahora más que nunca era una de sus prioridades.

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-En cuanto a Scott, tenemos que hacer que todos estén en un mismo lugar, en otros momentos les hubiera dicho que es mucho más sencillo atacarlos uno por uno, pero en esta ocasión la ventaja que tenemos a nuestro favor es la sorpresa – se quedó en silencio unos segundos – y lo mejor que podemos hacer es aprovecharla al máximo – hacer eso sería sencillo, aquellas cosas nunca esperarían un ataque directo, mucho menos de algo tan poderoso como lo era el Noguitsune.

Sonrió.

-Entonces, solo es cuestión de juntarlos a todos, ¿y lo demás te lo dejamos a ti? – cuestiono Isaac, Stiles no se había dado cuenta de cuando se había acercado lo suficiente como para poner una mano en su hombro, pero como siempre, el beta parecía sentirse increíblemente orgulloso de su capacidad para escabullirse sin que nadie se diera cuenta.

-Pues no creo que esas cosas se vayan sin dar pelea, y mucho menos teniendo en cuenta los recipientes que se consiguieron –

-Un alfa verdadero, una banshee, varios hombres lobos y un humano que tiene conocimiento sobre lo que ronda en la noche – comento Boyd con voz cansada – no entiendo por qué siempre están buscando a los seres con características tan peculiares, y en parte agradezco nunca estar en contacto directo con alguno de ellos –

Si hubiera sido cualquier otra persona Stiles se hubiera quedado con la boca abierta al escuchar la forma en la que Boyd hablaba, pero en cierto sentido ya conocía al taciturno beta.

Sabía que debajo de toda esa fachada Zen existía un chico tan sarcástico como los otros dos.

-Lo importante ahora es acabar con esto, mañana en la mañana vamos a tener una reunión sobre lo que vamos a hacer con la manada de Scott y los posibles planes que podemos implementar – hablo Derek – pero por ahora quiero que vayamos al loft, todos necesitamos un descanso y algo de tranquilidad –

Stiles sonrió un poco, descansar no sonaba nada mal en ese momento.

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-Podemos ver una película cuando lleguemos, llevo esperando todo el mes para poder ver de nuevo Guardianes de la galaxia, ¡quiero ver a ese baby Groot! – Erica había sido la única que había decidido irse con él. Los otros dos se subieron al Jeep de inmediato, y le gritaron que convencerían a Stiles para que los llevara a comprar algo de comida chatarra – Vamos alfa, oh alfa, no tienes que poner esa cara, se que en este momento preferirías estar comiéndote a Stiles, pero también tienes que pasar algo de tiempo de calidad con tus queridos y adorados betas – sabía que tenía razón, pasar tiempo con los betas era lo que hacía que una manada fuera unida.

Pero acaba de besar a quien probablemente era su alma gemela.

Y si los tres adolescentes estaban en una habitación con ellos, entonces lo único que podría hacer era tal vez abrazarlo, para su brazo por su hombro, atraerlo hacia sí y depositar una nueva caricia en aquella perfecta piel.

-Oh por amor a todo lo que sea sagrado – interrumpió sus pensamientos Erica – no se lo que estabas pensando, pero tienes que seguir haciéndolo, creo que nunca olí algo tan delicioso como lo que estabas emitiendo en este momento –

Sintió como su cara se enrojecía.

-cállate Erica –

- lo que digas, oh, alfa –

¿Por qué sus betas no podían ser un poco más respetuosos?

No era mucho pedir.

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Derek Hale lo había besado.

Sus labios habían estado en contacto.

Incluso por un momento hubo acción de lengua.

-No te puedes desmallar ahora Stiles, estamos en medio de la carretera y no tengo ninguna intención de ir cargando tú pesado trasero de aquí hasta el loft – la voz de Isaac lo arranco de su estado catatónico.

Pero ¿Cómo querían que se concentrara si Derek “Sourwolf” Hale lo beso como si fuera lo mejor que le hubiera pasado?

-Stiles, entendemos que apenas estas procesando lo que sucedió, y si necesitas detenerte por un instante para que tú cerebro lo racionalice entonces no tenemos problema alguno – y esa era una de las razones por las cuales Boyd era su favorito.

Salio de la carretera y poso si cabeza contra el volante.

Eso realmente sucedió.

No era su mente engañándolo.

No era una ilusión creada por el maldito demonio japonés.

Derek lo quería.

Derek quería estar con él.

Quería sostenerlo, abrazarlo, besarlo, y tal vez, tal vez, tener algo más con él.

Sintió como una risa histérica quería escapar de su garganta.

Ya no tenía que estar pensando en todo lo negativo, en las oportunidades perdidas ni en los obscuros instantes en los que la soledad amenazaba con aplastarlo.

Por fin encontró una persona a la cual volver.

De repente, una mano estaba en su espalda.

No se dio cuenta de cuando comenzó a llorar.

Pero estaba tan feliz.

-Se que es mucho que procesar, pero sabes que nosotros siempre vamos a estar aquí contigo, no importa lo que suceda – de repente ya no solo era una mano, sino un cuerpo completo pegado a su espalda.

No entendía como Isaac había logrado hacer eso.

Pero estaba realmente agradecido de que lo hubiera hecho.

Tomo un respiro y dejo que el calor del tibio cuerpo de su amigo se transmitiera.

Tal vez tenían razón.

Quizás por una vez las cosas en aquella ciudad por fin estarían bien.

Se tomo unos segundos más para respirar.

Y encendió de nuevo el jeep.

Aún tenía cosas que hacer.

Y lo más probable era que Isaac y Boyd aun quisieran llegar a comprar chucherías.

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Llegaron al loft un poco más rápido de lo que hubiera querido, pero no podía soportar un minuto más de la tortura a la cual Erica llamaba música. (Iggy Azalea es una artista que no todos comprenden Derek!)

Así que en cuanto llegaron al estacionamiento apago el carro y casi le arranco el celular de las manos a su beta.

Una cosa era soportar los constantes comentarios sobre su felicidad.

Y otra muy diferente era escuchar más tiempo aquellos infernales sonidos.

Como alfa, tenía que poner una línea. Una que ninguno de los betas debían de cruzar.

Y eso siempre sería con respecto a la música.

Apretó con fuerza el celular que tenía en la mano.

-Si lo rompes me vas a tener que comprar otro y voy a poner música de Justin Bieber solo para joderte ahí –

Olviden cualquier comentario positivo que hubiera hecho sobre sus betas.

Son monstros disfrazados de buenas personas.

-ve subiendo al loft, al menos si quieres haber elegido las películas que veremos antes de que lleguen los demás –  sabía que a Erica nunca le molestaría ver cualquiera de las películas que los demás eligieran, pero la chica tenía una especial obsesión con escoger primero.

-¡y tú te quedaras aquí como buen papá preocupon a esperar a que mamá y lo demás niños vuelvan! - 

No es como si eso fuera algo malo.

Durante muchísimo tiempo pensó que nunca llegaría a tener nada de eso, una familia, una persona a la cual amar, un lugar al cual llamar hogar.

Y ahora, años después de ese evento que cambio su vida para siempre, estaba ahí, esperando a que la única persona que podría amar volviera, mientras escuchaba como Erica hablaba con su madre, poniéndola al tanto de todo lo que había pasado.

Y todo eso por el simple hecho de que se había negado a abandonar a Stiles.

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Después de ese pequeño desastre, las cosas fueron extrañamente bien, llegaron a la tienda, compraron las cosas que necesitaban y se encaminaron de nuevo al loft.

En donde Derek los esperaba en la entrada.

por un instante pensó que las cosas se iban a poner realmente incomodas entre ellos, que Derek se iba a arrepentir o que le diría que solo fue un impulso, pero nada de eso sucedió, el alfa, como siempre, solo se acercó y le quito las bolsas de las manos, el único cambio fue el suave beso que deposito sobre sus labios y las apenas susurradas palabras.

-bienvenido –

Nadie lo podía culpar si se hubiera transformado en un charco de baba, como no hacerlo tras tan perfecta bienvenida.

Pero se recuperó rápidamente, tenía toda una noche que disfrutar con las personas que quería más que a la vida misma.

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Decir que la noche fue un éxito sería poner las cosas cortas.

Si, antes se divertía con la manada, adoraba tenerlos a todos juntos bajo su techo, pero durante muchas ocasiones en la noche tenía que detener sus manos de ir un poco más allá, de atraer a Stiles más a su cuerpo.

Pero ahora no tenía que hacerlo.

Por fin tenía la posibilidad de ser feliz con la única persona que le importaba.

Y no la iba a desperdiciar.

Así que paso la noche entera pegado a Stiles, robando besos cada vez que podía, estando siempre en contacto, abrazándolo, mordiéndolo, jugando con él. Y haciendo a sus betas vomitar por la “ternura” que causaban.

Y si esa fue la primera noche que durmió con el conocimiento de que Stiles le pertenecía, y de que él le pertenecía a Stiles, bueno, no podía haber algo que lo hiciera más feliz.

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La mañana llego demasiado pronto.

Aunque no se iba a quejar… demasiado.

Pues al despertar ese día se encontró como era ya costumbre, con el rostro del alfa a pocos centímetros del suyo, y dejo que sus manos vagaran por el rostro conocido.

Ya no tenía que inventarse mundos paralelos, ya no tenía que creer en otros universos, lo que más deseaba por fin estaba frente a él.

Y nada lo iba a detener con tal de proteger aquello que más quería.

Sabía que le había dicho a los demás que la mejor forma de enfrentarse con la manada de Scott era juntándolos a todos. Pero tenía otra idea.

No sabía si funcionaria.

O si caso podría llevarla a cabo.

Pero valía la pena intentarlo.

Así que lentamente se levanto de la cama, intentando hacer el menor ruido posible, tomo sus pantalones del piso y se los puso de nuevo.

Sentía como la magia corría por sus venas, y sabía que con una sola llamada el Noguitsune estaba a su disposición.

Sonrió.

Y estaba bastante seguro que esa sonrisa asusto a alguna de las personas que pasaban por ahí.

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Cuando despertó Stiles no estaba en la cama.

Eso no lo asusto, al menos no en un primer momento, pero cuando se dio cuenta que no podía escuchar el sonido de su corazón en ningún lugar dentro del loft se levantó de inmediato de la cama.

Y justo al lado de almohada había una nota.

Sourwolf:

No te prometo que todo está bien, pero creo que tengo controlada la situación, confía en mi ¿quieres?

Stiles.

¿Por qué siempre el muy idiota iba y se metía en situaciones como esas?

¿Qué acaso no aprendía?

Su primer instinto era agarrar las llaves del auto y salir corriendo detrás de Stiles, protegerlo de cualquier cosa a la cual probablemente estuviera a punto de enfrentarse.

Pero…

Al mismo tiempo, él había visto el alcance de los poderes de su emisario.

Tal vez, tal vez solo debía dejarlo hacer las cosas a su manera.

Aunque eso no significaba que le iba a gustar.

Se puso el primer pantalón que encontró y tomo las llaves del camaro.

Yo:

Voy a ir a casa de Scott, si no estas ahí hablando civilizadamente con él hare que los betas preparen la cena de mañana, dándole a Erica todo el poder sobre los spagettis, estas advertido.

Sabía que era una amenaza vana, pero si no hacía algo se iba a volver loco.

Antes de irse le dedico una mirada  a su madre, quien parecía estar muy interesada en una revista que estaba al revés.

Soltó un suspiro.

Ese iba a ser un largo día.

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El texto de Derek le llego unos minutos antes de que llegara a la casa de Scott, e hizo que una sonrisa se instalara en su rostro.

Todo iba a estar bien.

Simplemente lo sabía.

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Antes de ir a la casa de Scott fue a uno de los tantos restaurantes que había en la ciudad, la mejor opción que tenía en ese momento era distraerse.

Y que mejor manera de hacerlo que escogiendo el desayuno para todas las personas en su manada.

Entro al restaurante y dejo que los familiares olores lo distrajeran por unos momentos.

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Melissa le abrió la puerta, y parecía tan feliz como extrañada de verlo ahí.

-¡Stiles! ¿Cómo es que casi nunca te veo por aquí? – mientras ella hablaba el se concentraba, tenía que ver si alguna de aquellas horribles cosas habitaba en el interior de la persona que había considerado una madre por mucho tiempo.

Cuando abrió los ojos lo único que encontró fue el rostro preocupado de Melissa y una pequeña luminiscencia que parecía provenir de ella.

-Es solo que he estado pasando más tiempo con Derek Ms. M, no se preocupe, por cierto ¿Scott está aquí? –

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Una hora y media después se encontraba enfrente de la casa McCall, con los nervios de punta y los instintos a flor de piel.

Salió del camaro y lo primero que escucho fue la voz de Scott, quien parecía estar  ¿pidiendo disculpas?

Sonrió, como casi nunca lo hacía.

Parecía que después de todo no tenía mucho de lo que preocuparse.

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Después de enfrentarse de nuevo contra el Noguitsune tener una lucha de voluntades contra eso que estaba poseyendo a su mejor amigo había sido como un paseo por el parque.

La parte más difícil fue lo que sucedió después, encontrase de nuevo con los ojos de Scott llenos de confianza y de cariño.

Se había sentido como un golpe en el hígado.

Y más cuando el rostro de su mejor amigo cambio, como si se hubiera dado cuenta de algo, y si, parecía que recordaba todo lo que dijo mientras era vasija de aquella horrible cosa.

Así comenzaron las disculpas.

Cuando Derek llego estaba más que dispuesto a arrancarse el cabello antes de tener que escuchar como Scott se disculpaba de nuevo.

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Después de Scott los demás fueron fáciles.

Aunque no dejaba de sorprenderle la fuerza de voluntad que tenía su emisario.

No creía que muchas personas pudieran hacer lo que el estaba haciendo, y mucho menos con la facilidad con la que lo hacía.

Pero eso lo hacía aún más bello.

Cuando hasta el último de aquellos espíritus había sido “exorcizado” (-Tienes que ver más supernatural Derek - -para que rayo quiero hacer eso! -) todos se dirigieron al loft.

Por qué ahora venía la parte más difícil.

Aprender a convivir.

De nuevo.

Sintió como una mano se aferraba a la suya, y volteo a ver a Stiles, quien lo estaba mirando con esos ojos inquisitivos tan suyos. Se inclinó un poco y deposito un nuevo beso en los labios de quien esperaba fuera su novio.

-¡¿Qué?! ¡¿Cuándo sucedió eso?! – y la voz en pánico de Scott valió cada segundo de risa que tuvo que sostener.

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Un año después.

Yo:

Sé que dije que estaba listo para esto, pero no creo que esté listo para esto, no quiero que Talia se vaya.

De: Derek

Stiles, ya lleva más de un año aquí, y ya no puede enseñarte nada, tanto Cora como yo ya tuvimos nuestro tiempo con ella, creo que es el mejor momento para que pase de nuevo al siguiente plano.

Yo:

Detesto cuando te pones razonable.

De: Derek

Lo sé, Scott y los demás vienen a cenar, ¿alguna orden en específico para esta noche?

Yo:

Si, no dejes que Jackson este cerca de Danny, estoy bastante seguro que está intentando seducirlo, y no podemos dejar que nuestro querido hacker caiga tan bajo. Y espérenme para cenar, no creo que esto se tarde mucho.

De: Derek

Siempre Stiles, siempre.

Y Stiles sabía que no solo se refería a la cena.

Por que las cosas siempre crecían.

Todas las cosas crecían.

En especial esos sentimientos que parecían hacer explotar su pecho.

Le sonrió una última vez al celular, lo guardo y dirigió sus pasos al Nemeton.

Aun había cosas que hacer.

Notas finales:

Si gustan dejar algun comentario, sugerencia, queja, no duden en hacerlo.

 

con amor

 

Luz.


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