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Hasta verte de nuevo por Alei sama

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Notas del fanfic:

Bueno, esta ver les traigo un fic que estará inspirado en la continuacion de "ultimo deseo"

El tema a tratar ahora será la reencarnación. así que espero que disfruten de la lectura

tendrá aproximadamente 4 capitulos, por lo que este fic finaliará el martes a más tardar.

los personajes pertencen a Fujimaki-sensei, sólo los tome para una historia

"Porque pasar un día más contigo fue mi último deseo. Gracias. Te esperó en la otra vida para poder ser feliz contigo. Te amo.

Aomine Daiki"

 

Kise recordó al pie de la letra las últimas palabras de su novio grabadas en aquel gastado trozo de papel. Habían pasado 12 años desde que Aomine había muerto y siempre hubo una cosa que Kise jamás se dejó de preguntar

 

¿La muerte en verdad te concede un deseo justo antes de juzgar tu alma?

 

Kise estaba seguro de algo, pasar un día más con su amado no era suficiente.

Entonces una pregunta le llegó a la mente ¿Qué deseo pediría él?

 

"Yo pediría... "

 

Kise sintió su cuerpo totalmente entumecido, tenía frío, sus recuerdos eran bastante confusos, parecía estar perdido en un lapso de espacio y tiempo en dónde sólo recordaba su nombre y el nombre de la persona que más amaba.

 

Entonces abrió los ojos. Un techo blanco fue lo primero que admiró ante él. Con el cuerpo débil trató de incorporarse pero no tenía la fuerza suficiente en brazos y piernas. 

Comenzó a entrar en pánico. 

 

Completamente agitado comenzó a mirar todo a su alrededor y no había nada, ni una puerta o ventana. La habitación era inmensa y estaba totalmente iluminada con brillantes luces blancas, las paredes eran lisas de color blanco, incluso el piso de mosaico era blanco. 

 

Comenzó a arrastrarse por el suelo cuando se dio cuenta de que su vestimenta también era blanca. Una camisa de botones y un pantalón blanco de manta lo vestían. 

 

No comprendía nada.

 

Mientras se arrastraba por el suelo notó que sus muñecas y tobillos le dolían más que todo el cuerpo, cómo si alguien se los hubiera atado con fuerza. 

 

Negando con la cabeza comenzó a jadear tratando de recordar algo pero no podía, sus ojos comenzaron a inundarse con lágrimas y fue en ese momento que escuchó unas fuertes pisadas detrás de él.

 

Sus pulmones perdieron el aire en ese momento y se quedó totalmente inmóvil.

 

Las pisadas comenzaron a sonar con más fuerza, eso sólo significaba que la persona se estaba acercando a él.

 

Trató de callar los sollozos que se atoraban en su garganta mordiendo con fuera su labio superior y cerró con fuerza los ojos. Sólo bastaron 3 pasos más cuando el silencio volvió a reinar en la habitación. Kise comenzó a sudar frío y lo único que podía escuchar era su forzada respiración, armándose de valor abrió lentamente los ojos y lo único que pudo ver fue un trozo de tela negra. Tragó en seco y miró un tubo plateado justo a un lado de la persona que lo sostenía.

 

- ¿Puedes ponerte de pie?

 

Kise escuchó la voz del contrario y sintió un escalofrío en su espina dorsal.

 

- Tu cuerpo aún debe de estar congestionado. Pero en realidad no deberías sentir nada justo ahora. Inténtalo de nuevo.

 

Más que una sugerencia la última frase había parecido más una orden. Kise asintió con la cabeza y apoyó sus palmas en el suelo para impulsarse hacia arriba, pero era inútil, sus piernas parecían no responder a las órdenes que mandaba su cerebro.

 

- Parece que estás demasiado aturdido, tu cuerpo todavía está reteniendo los daños anteriores. Siéntate 

 

Kise rápidamente acató las órdenes del contrario y se arrastró hacia la pared más cercana para poder sentarse y recargarse en ella. Cuando tuvo la pared a sus espaldas, poniendo todas sus fuerzas en sus codos trató de mover sus piernas y así poder sentarse, pero como era de esperarse, no podía moverlas, con un esfuerzo sobrehumano logró sentarse gracias a toda la fuerza aplicada en sus brazos. Jadeante miró hacia el frente y se encontró con una enorme sombra, su corazón comenzó a acelerarse al mismo tiempo que subía la mirada, lo que tenía frente a él era a una persona de unos 2 metros vestida con una túnica negra, en su lado derecho, el tubo que había visto antes era solo el final de una enorme y afilada guadaña, y lo que parecía ser el puño de la persona era sólo una mano esquelética en dónde sólo se podían apreciar huesos, y cuando trató de mirarle la cara lo único que distinguió fue una parte de su capucha y una máscara dorada con forma de calavera.

 

Kise estaba en estado de shock.

 

El espectro comenzó a caminar hasta donde estaba Kise y se puso en cuclillas para estar a su altura apoyándose de su enorme guadaña. Con su mano izquierda apartó un poco su máscara para poder verlo directamente a los ojos.

 

Kise miró con detenimiento cada movimiento y lo primero que pudo ver fue una piel pálida en extremo, un mechón de cabello plateado y su ojo derecho color amarillo fosforescente, aquella persona le sonrió ampliamente y ladeó su cabeza a la izquierda.

 

- Normalmente me bombardean con miles de preguntas, ¿Quién eres? ¿Qué hago aquí? ¿Dónde estoy? Etcétera, pero tú, eres muy callado y obediente, y eso me agrada Kise Ryouta.

 

La voz del espectro resonó en toda la habitación y Kise tembló.

 

- ¿Quién eres?...-Kise preguntó con cautela- Yo... ¿Cómo llegué aquí?

 

Kise miró al contrario el cual había borrado la sonrisa de su rostro para poner un semblante serio. 

 

- ¿Yo? Yo soy la muerte - sombra le señaló con su mano libre - Y tú, estás muerto. Estás en el limbo de almas y ahora voy a juzgarte.

 

- Muerto...-Kise repitió las palabras de la muerte y una lágrima rodó por su mejilla.

 

- Kise Ryouta, famoso modelo en Tokio Japón, murió el 19 de Agosto a las 3:37 am gracias a un secuestro, múltiples fracturas en el cuerpo y ahogamiento en una zona costera en la ciudad de Akita.

 

- Secuestro... -Kise murmuró para sí mismo 

 

La muerte lo miró fijamente 

 

- Te recuerdo a la perfección, a ti y a Aomine Daiki, hace 12 años yo juzgué su alma y le di un último deseo. Ese chico logró cambiar en el último momento y salvó su alma de una condena.

 

- Aominecchi...- los ojos de Kise se inundaron de lágrimas de nuevo

 

- Kise Ryouta ¿Tienes un último deseo?

 

Los ojos de Kise se abrieron a más no poder.

 

'Mi último deseo también sería verte una vez más antes de partir'

 

Esas habían sido las palabras que había dicho hace 12 años cuando Aomine le había preguntado. Pero ahora que lo meditaba con detenimiento no era suficiente.

 

'Yo quiero una vida entera a su lado, no importa cómo, quiero verlo no sólo un día, ni un mes, ni un año. Quiero una nueva vida con él...' Kise pensó mientras una imagen de Aomine pasaba por su mente.

 

- Puedo pedir... Lo que sea, ¿verdad?

 

La muerte lo miró con seriedad y suspiró con aires de arrogancia mientras sonreía socarronamente.

- Adelante, te escuchó

 

Kise tragó en seco. Esa expresión era idéntica a la de Aomine en sus años en la escuela media superior, denotaba superioridad y confianza y él no estaba seguro si estaba permitido lo que iba a pedir.

 

Entonces Kise mirándolo fijamente al rostro se armó de valor y habló con claridad.

 

- Yo deseo conservar todos los recuerdos de esta vida y mis vidas futuras hasta encontrarme de nuevo con Aomine.

 

El silencio reinó en la habitación de nuevo.

 

La muerte cambio su expresión cuando terminó de escuchar el deseo de aquel chico rubio. Kise comenzó a sudar frío y a temblar inconscientemente, el ambiente se había hecho más frío.

 

- Sabes, Kise Ryouta ¿por qué te he dado un último deseo?

 

Kise negó con la cabeza

 

- Porque me pareció que tu alma seguía luchando por seguir en pie después de la muerte de Aomine Daiki. Pasaste 16 años de tu vida viviendo una desgracia tras otra. Viendo como año tras año me llevaba a tus seres queridos. Fuiste sabio al olvidar la absurda idea del suicidio y es por eso que te concedo esta oportunidad pero yo jamás imaginé que serías así de ambicioso al final.

 

La muerte trató de contener una carcajada que se ahogó en su garganta.

 

- ¿Estás seguro de que quieres pedir ese deseo? Tu alma pasará por más vidas, conocerás nuevas personas, tendrás diferentes nombres, tu aparecía cambiará y sobre todo, morirás de diferentes maneras, unas más crueles que otras, no sabes que te espera más adelante y yo no sé hasta cuando lo volverás a ver. No podrás disolver este deseo hasta que se cumpla.  Quizá nunca te topes con él de nuevo ya que eso no depende de mí.

 

Kise lo miro con seguridad.

 

- Estoy seguro, quiero hacerlo.

 

La muerte sonrió de nuevo y se puso de pie.

 

- Los humanos jamás dejan de sorprenderme, de acuerdo, que así sea. Nos veremos constantemente. 

 

La muerte lo miró por última vez antes de golpear con fuerza el suelo con su guadaña.

Un fuerte temblor en el suelo causo en Kise la pérdida de consciencia total, sentía como su cuerpo perdía fuerza e impactaba de lleno en el suelo.

 

Veía un fondo negro, pero en el centro había un resplandor blanco, Kise no entendía nada simplemente sintió como su cuerpo daba una enorme bocanada de aire y comenzaba a respirar de nuevo. No podía escuchar nada con claridad, no podía ver y sólo escuchaba balbuceos a su al rededor. Su cuerpo no parecía obedecerle y no podía hablar o gritar, lo único que podía escuchar con claridad era un chillido agudo.

 

En ese momento lo capto, había renacido de nuevo  y era un bebé. Kise entendió que debía vivir vida tras vida de principio a fin. La gente parecía hablarle en un idioma que no entendía y justo ahí, comprendió que ya no era japonés.

 

Kise fue llevado a una cámara de incubación. Era duro, no podía respirar por su cuenta y un delgado tubo se metía por su nariz hasta su garganta. Los doctores parecían estar muy ajetreados, al parecer  algo no andaba bien.

 

La luz artificial le daba calor a su cuerpo, sentía un vacío, movía sus manos buscando algo que sujetar, pero no había nada. Días después Kise sintió un calor externo tomando su mano, había un guante plástico de por medio pero al tocar eso sintió paz.

 

"Recuerdo esto, cuando los bebés prematuros están en mal estado de salud son llevados a las incubadoras, y las mamás sólo podían verlos detrás del vidrio y ellas metían su mano por medio de un guante para poder tocarlos, entonces lo que estoy sujetando es la mano de mi mamá..."

 

Kise escuchó una suave voz lejana que cantaba tranquilamente. Su respiración fue dificultosa y después ya no pudo aspirar nada.

 

Escuchó un grito ahogado en la lejanía y miles de voces a su alrededor. Sintió como le arrancaban el tubo de la garganta y comenzaban a presionarle el pecho para reanimarlo. 

 

El aire no regresaba. Kis despertó de golpe y miró el mismo techo color blanco. Dio una enorme bocanada de aire y buscó a la muerte.

 

- Regresaste demasiado pronto.

 

Escuchó unas palabras a sus espaldas y el rubio se levantó rápidamente del suelo para mirarlo.

 

- ¿¡Qué demonios fue eso!? - le reclamó Kise - ¡mi vida duró un par de días!

 

La muerte le arrojó un par de papeles frente a él para que los leyera.

 

- Naciste en España. Eras una niña, con apenas 7 meses de gestación eras demasiado prematura, tus pulmones no estaban bien desarrollados, tu madre tenía un esposo fumador, el humo del tabaco que aspiró durante el embarazo fue lo que te mató. Tu nombre fue Ashley. Moriste 6 días después de tu nacimiento.

 

Kise leyó todos los papeles y suspiró derrotado.

 

- Vida tras vida... Yo… 

 

- Regresarás aquí y tomarás la forma que tienes ahora, un hombre de 38 años, rubio y de ojos dorados. Hasta que encuentres a Aomine Daiki.

 

Kise sonrió ladinamente y asintió con la cabeza.

 

- Vamos de nuevo 

Notas finales:

Gracias por leer!

Nos leemos Despues!


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