Capítulo 1: Deseo
Yuri se encontraba sumergido en su computador, debía perfeccionar su ensayo, debía sacar el mejor puntaje. En la universidad sólo tenía un objetivo y era salir con honores, no había más. Mientras seguía escribiendo y borrando para volver a escribir, en su concentración no escuchó la puerta abrirse. El azote de está lo hizo alejar la vista de la pantalla. Un pelinegro lo miraba desde la entrada con un claro enojo.
—¿Por qué haces tanto escándalo, Jean? Necesito concentración y eso me la da el silencio, trata de no hacerlo de nuevo —dijo Yuri.
—¿Es en serio, Yuri? —soltó una pequeña risa. —Sólo vas a decir eso.
Yuri volteó a verlo con cierta confusión.
—¿Me estás jodiendo, Plisetsky? —rio más fuerte. Yuri ahora estaba más fastidiado que confuso, no sabía qué había hecho mal, pero la actitud del canadiense le estaba haciendo enfadar.
—Habla claro, Jean.
—¿Quieres que te recuerde que hoy teníamos una cita?
El rubio lo miró molesto. —¿Me estás haciendo perder el tiempo porque olvidé una cita? Jean, tenemos mucho tiempo para eso y además estoy haciendo cosas más importantes que ir por allí jugando a la parejita —y decidido a ignorar esa estúpida discusión, Yuri regresó su atención a la computadora.
Grave error.
—Para tu información no era una cita cualquiera, Yuri —comentó más molesto Jean al ser ignorado. —Era la cita de nuestro puto aniversario que al parecer no es importante para ti.
Estaba bien, Yuri lo había olvidado, pero no podía ser tan grave, ¿cierto? Se podía solucionar, si, tan sólo si Yuri Plisetsky supiera pensar antes de hablar.
—Oh, lo lamento Jean, podemos hacer esa cita de nuevo otro día, en verdad necesito terminar esto, es importante para la clase y… —un fuerte golpe se escuchó detrás de él, claramente había sido la mesita que se encontraba en la entrada.
—¿Crees que podría hacer esto de nuevo? Yuri, era una maldita sorpresa para ti, estuve ahorrando todo este tiempo para llevarte a un lugar medianamente lujoso, un puto restaurante en el cual gasté cada maldito centavo para que se hicieran las ocho de la noche y no llegaras, para que te estuviera esperando como imbécil más de una hora —Jean levantó la voz. —¿Acaso esa mierda es más importante que tu novio? ¿O sólo lo haces porque quiere impresionar al estúpido de Viktor!
—¡Cállate, Jean! No lo hago porque quiera impresionar a Viktor, y si fuera así sería obvio ya que es mi maestro.
—Vamos Yuri, desde que Katsuki apareció no has hecho más que tratar de conseguir de nuevo la atención de ese viejo.
—¿Y si es así qué? Mierda, Jean, deja de joder —Yuri estaba llegando a su límite y la mención del japonés y Viktor no lo calmaba más. —Sólo eres mi novio, no mi maldito mundo o la persona en la que debe girar siempre mi atención.
—Soy tu novio y creo que merezco un poco de tu atención —susurró Jean, no podía creer que eso pasara el mismo día de su aniversario. —Sólo te pido un poco de…
—Basta Leroy, estoy harto de tus quejas, entiende que hay cosas más importantes que tú. —Yuri no fue consciente de sus palabras hasta que terminaron de salir de su boca. Un poco preocupado volteó a ver a Jean, se sorprendió al verlo con un semblante serio, pensó que quizá estaría llorando.
—Claro, yo nunca podré ser más importante que Viktor —oh, Jean sabía que estaba cruzando la línea, pero ya nada podía detenerlo. —Sólo recuerda que él prefirió a Katsuki por mucho, Yuri.
Yuri se levantó de manera brusca y gritó. —Vete a la mierda Leroy, si ser tu novio iba a ser tan malditamente molesto desearía nunca haberlo sido, no, desearía nunca haberte conocido.
El rubio sin pensarlo tomó su chaqueta y salió del departamento azotando la puerta. Cuando ya llevaba un tiempo corriendo detuvo su carrera y miró a su alrededor, Jean no lo seguía. Más adelante había un parque, así que prefirió encaminarse hacia ese lugar que volver al departamento donde seguramente se encontraría con Jean.
Pasada una media hora decidió regresar, era muy tarde y podría ser peligroso. Seguía enojado con Jean, odiaba que hablara de ese tema, y seguía pensado que podía evitarse todas esas peleas y disgustos solo si no lo conociera, hasta Jean sería más feliz si no se conocieran, desearía…
—¿Realmente crees eso?
Yuri volteó rápidamente hacia el lugar donde provenía la voz, encontrándose con una señora de unos ochenta años vestida de una forma muy anticuada. La ignoró, tal vez era una vieja loca y ya, a esa hora era normal encontrarse con ese tipo de gente.
—¿Por qué me ignoras? Haré realidad lo que quieres. —Rio fuerte.
Yuri sólo trató de seguir su camino hasta que sintió que alguien jalaba de su chaqueta. —Él nunca te conocerá. —Yuri volteó asustado, pero no había nada detrás de él, ni siquiera la anciana.
Sin pensarlo mucho corrió de regreso al departamento, no encontró a Jean, sin tomarle importancia fue directo a su habitación.
...
La luz de la mañana hizo que abriera sus ojos y suspiró tras pensar que hoy tenía que enfrentarse a su estúpido profesor, al cerdo de Katsuki y al imbécil de su novio.
De camino a la universidad se cruzó con Otabek, quien lo vio y supo que estaba muy molesto aunque no le pregunto nada, era lo bueno de tener un amigo como él, pensó Yuri.
De alguna forma empezaron una conversación y se enfrascaron en ella hasta que vio al tonto canadiense pasar enfrente de él, todo estaría relativamente bien si no lo hubiera visto con la zorra de Isabella, que si bien era la mejor amiga de Jean no evitaba que Yuri la odiara, él sabía que esa mujer tenía sentimientos románticos por SU novio, lo cual la convertía en una zorra para sus ojos.
Sin pensarlo dos veces, como era muy regular en Yuri, se encamió hacia ellos dispuesto a interrumpirlos, pero su decisión creció al ver como Isabella rozaba de una forma muy íntima el brazo de Jean.
"Perra" pensó, "maldita perra."
Cuando logró alcanzarlos sostuvo el brazo de Jean, alejándolo de ella y miró de forma sombría a Isabella. —¿Podrías dejar de tocar de esa forma a MI novio?
La mirada de asombro de Isabella si se lo esperaba, tal vez un poco la mirada de sorpresa de Otabek que lo había seguido cuando observó que caminaba más rápido. Pero lo que no esperó fue la confusión en la cara de Jean y menos que se soltara tan bruscamente de su agarre, sin dirigirle la palabra se acercó a Isabella, a la cual abrazó por los hombros.
—¿Qué crees que haces? —Preguntó un muy molesto Jean.
—¿Qué hago? Estoy tratando de dar a entender a esa zorra que no debe insinuarse tan descaradamente al novio de otra persona —exclamó Yuri.
—Yo no soy tu novio.
Yuri rio pero Jean parecía hablar en serio, eso lo preocupó un poco. —Mira Jean, sé que sigues molesto por lo de anoche, pero fueron palabras que dije porque estaba muy furioso, además de que tú no debiste mencionar a Viktor y…
—Disculpa, pero no sé de qué hablas —Jean habló con calma. —No sé quién eres.