Dejé la reja abierta por si ese señor quería entrar pero se negó a hacerlo, decidió quedarse en la entrada a esperar. Le resté importancia y entré a mi hogar. Di un par de golpes a la puerta, a los pocos segundos fue abierta por la bonita pelinegra de nombre Milk, teniendo un vestido crema que le sentaba muy bien y le hacía lucir sumamente adorable a mis ojos. Le sonreí y ella me devolvió la sonrisa al instante.
—Goku... volviste. Pensé que llegarías más tarde.
Reí nervioso— Pues... digamos que me topé con alguien conocido.
Continuó con su sonrisa. Aparté la mirada de sus ojos cuando escuché algunas pisadas que se detuvieron hasta donde nos encontramos. Quien vino era Bulma, mi hermana mayor por no sé cuántos años, venía con otro conjunto de ropa, uno más... formal o mejor dicho, coqueta.
— Onii-chan, que milagro verte temprano —alcé mi hombros y dejé caer en gesto de que no me importaba.
— Oigan —ambas voltearon antes de desaparecer de mi vista—...u-un chico vino conmigo... ustedes lo conocen bien, supongo.
Bulma, en especial, arqueó la ceja en confusión. A fin de cuenta terminaron saliendo de la casa para ver de quien hablaba. Tomaba el mismo paso que ellas, así que teníamos el mismo panorama de las cosas. A unos treinta o cuarenta centímetros de la rejilla se notaban unos cabellos negros danzando con la brisa que pasaba.
Ellas, al verlo, noté como se paralizaban hasta la punta de los cabellos. Incluso dejaron de respirar por ello. Ese hombre volteó a verme y en algún momento de eso, sentí que igual quería estar como ellas, paralizado. No pasó tanto cuando dejaron de quedar como vil estatuas para poder iniciar con sus tartamudeos.
Por ellas, me siento muy avergonzado.
— V-vegeta-sama... —murmuraron y unas grandes sonrisas se plantaron en sus rostros.
Él las miró de pies a cabeza y por lo que casi noto... levantó levemente, muy levemente una de sus comisuras en una sonrisa... una muy pequeña.
— No puedo creerlo —exclamó Milk— Eres Vegeta... e-eres más atractivo en persona... —le miré de reojo, sus mejillas se pintaron de carmín de la misma forma que la peliazul.
El hizo un breve movimiento de cabeza, diciendo un "si".
— Oh, déjenos presentarnos señor...
— No soy tan mayor, posiblemente solo les llevo unos 4 años —interrumpió y tal vez fue idea mía, o ese tono de voz fue más profundo y provocativo...
No pude evitar suspirar a lo bajo. En un lapso muy corto, la mirada de él conectó con la mía, la aparté en un instante... la mano me tiembla.
— Tiene razón... mi amiga aquí es Milk y yo, la linda peliazul, soy Bulma. —rió por alabarse a ella misma.
Vegeta dio un par de pasos a ellas, por encontrar detrás de mi hermana, retrocedí unos cuantos pasos sintiéndome un poco intimidado... sus cabellos en forma de flama le daban más altura y sus facciones maduras daban la impresión que todo el tiempo estaba enojado... lo hacía lucir atractivo... creo.
— Es un honor conocerlas —les tomó de las manos y les beso las mismas en un gesto de caballerosidad—. ¿Sería una molestia invitarlas a pasear?
Si ellas pudiera, habían brincado de la emoción y gritado de la alegría pero para mantener las apariencias sonrieron al mismo tiempo. Unas grandes amigas que hasta el galán comparten entre ellas. En ese momento en que se perdían en la mirada tan tentadora de él, yo me sentía excluido... no es la primera vez pero tampoco me sirve rezar para que sea la última.
— Goku... —levanté la mirada algo ¿alegre? pasó por mi mente que igual podría unirme a la cita, supongo...— volveremos más tarde, duerme temprano.
O tal vez no...
Solo me quedé observando como ese hombre... señor... chico, se llevaba a las únicas personas con las que me sentía cómodo compartir mi tiempo.
Una vez más, me quedo solo.