Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Drabble. por Eliann

[Reviews - 8]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Kaito odiaba cuando caía el otoño a diferencia de muchos, el otoño significaba que ya vendría el invierno con eso él se congelaría del frío, ya que vivía en un granero, Kaito no conocía a sus padres de hecho lo dejaron tirado en algún rincón, la criada de una familia rica lo recogió a partir de los siete años comenzó a vivir en el granero junto con los caballos.

Y allí estaba en el bosque recogiendo leña para la chimenea que nunca vería y no sentiría durante el frío invierno, el gélido aire le calaba los huesos su ropa eran muy ligera, tal vez ese invierno si moriría pero realmente no era que le doliera así no molestaría a nadie ya.

 

Hasta que observo una gran llamarada de fuego, cualquiera se fuera congelado donde estaba porque una llamarada de ese tamaño solo significaba una cosa un dragón estaba cerca pero Kaito no sintió miedo al contrario se acercó, hasta que lo observo de cerca un magnifico ejemplar de dragón de color negro y cuyas escamas resplandecían en morado al ser reflejadas por el sol, estaba luchando con un grupo de caballeros a los cuales todos destruyo parecía una gran masacre.


La sangre manchaba la tierra los caballeros estaban desmembrados o calcinados y el olor a carne quemada era fuerte, cuando acabo con los soldados la mirada del dragón y la de él se enfocaron su cuerpo sintió un escalofrío trago saliva, los ojos violetas de la criatura estaban atentos a los suyos, Kaito sabía que podía matarlo de un solo mordisco pero hace tanto que no le temía a la muerte, dejo caer la poca leña que había recogido para acercarse de manera lenta al dragón, el feroz ser no se movió de su lugar y el niño logro tocarlo sus escamas eran tan cálidas y su piel estaba tan fría.

Escucho un ligero gruñido la larga cola del animal lo termino alzando para acabar en la espalda cerca de aquellas enormes alas, ¿moriría? no lo sabía ¿qué pasaría? tampoco le importaba, se acostó en su espalda sintiendo la calidez que le generaba y allí estuvo tranquilo.


Ahora que habían pasado diez años pensaba que aquello que había hecho cuando niño era una total y completa locura, en primera por haberse acercado a un ser tan letal como lo era un dragón en segunda porque en ningún momento tuvo miedo.

Pero allí estaba en otro otoño acercándose a la cueva del dragón porque era mejor pasar los días en la cueva cálida que le pertenecía al dragón que pasarlos en el granero a pesar de que sus jefes se enojarían con él por perderse otro invierno y de seguro lo lacerarían con el látigo no le importaba en realidad, sus brazos, piernas y espalda tenían heridas procedentes de sus congéneres y ni una sola procedente del letal y feroz animal cuya cueva visitaba casi todo los días y en la cual se hospedaba los otoños e inviernos.

-Bienvenido de vuelta –le hablaron Kaito sonrió rápidamente se había dado cuenta de su presencia –

 

-Estoy de vuelta –Expreso, sintió el olor de algo que se cocinaba para adentrarse más a la cueva allí en una olla estaba hirviendo un caldo – ¿qué es?


-Lagarto –menciono –


-¿eso no es canibalismo? –Ironizo para que el dragón le mirara de manera seria –bromeo, huele bien.


-Recogí algunos de esos vegetales que tanto te gusta traer –comentó mientras observaba como el joven se acercaba a la olla hirviente –No sé en qué momento pueda estar listo.


-le falta poco –pronuncio con una sonrisa –hiciste esto por mi ¿eh? –El dragón se encogió de hombros –Gracias Gakupo.


-Desbaste toda una aldea consiguiendo esos vegetales además de que me traje algunos animales de ganado –Kaito rio –


-Nunca dejarás de hacerlo ¿eh? –Volteó a mirarlo aquella característica forma casi humana que el dragón solía utilizar estando con él, exceptuando las grandes alas en su espalda, los colmillos y sus afiladas garras podía parecer un humano, sus ojos también cambiaban de color volviéndose zafiros pero igual de salvajes que todo de él –


-Yo solo fui por vegetales ellos me atacaron los destruí simple y fácil –Le restó importancia –


La cueva que le pertenecía al dragón era grande, al fondo de esta había diversos tesoros porque a Gakupo le llamaban mucho la atención las cosas brillantes, objetos hecho de plata y oro además de diamantes, más al fondo estaba el ganado que él había dicho encerrados en una jaula que el mismo Kaito tiempo atrás había construido por el mismo motivo Gakupo solía traer presas vivas y era un desperdicio perderlas.


-¿Puedes bajar la olla? –Habló para que el dragón se levantara alejando la olla del fuego –

Comieron en completo silencio disfrutando la compañía del otro, Gakupo a veces le contaba a Kaito las cosas sobre el universo que él sabía Kaito lo escuchaba atentamente porque apreciaba más la compañía de Gakupo que de sus semejantes, pero Gakupo no le permitía estar tanto tiempo con él porque Kaito debía estar con los suyos.

Los dragones eran seres solitarios los cuales se unían en grupo en muy raras ocasiones y dependiendo de qué tipo de dragón eran, Gakupo era un dragón de lo más raro solo había pocos de su especie y eran desdeñados por los otros, eran de la clase de dragones que podían tomar forma humana, pero conocido por ser los más peligrosos, en muy raras y contadas ocasiones venían caballeros a acabar con el dragón que habitaba esa cueva terminando como los anteriores muertos.

Llegando a la montaña se podían apreciar distintos cuerpos de guerreros ya muertos por intentar derrotar al dragón que allí vivía, algunos tenían siento de miles de años y aunque decían que los dragones devoraban humanos eso era mucha mentira, a Gakupo no le gustaba la carne humana prefería de otros animales.

Aunque Gakupo no se lo permitía al final Kaito termino quedándose con él todo el tiempo, porque él no deseaba estar con las personas que lo maltrataban constantemente y le hacían sentir poca cosa por haber sido abandonado, nunca conoció a sus padres y nunca sintió el amor luego de haber conocido al dragón.

Sentirse protegido por alguien.

Sentirse querido y cuidado.

No había sensación más reconfortante que la que tenía estando al lado del dragón mientras paseaban por el bosque en busca de agua y algunos frutos.

Aunque el dragón no sabía lo que era el amor lo que sentía por ese joven de grande ojos azules era eso pero no le había dado nombre.

Y aunque Kaito nunca había recibido amor sentía que esa palabra era lo que descría aquel sentimiento que le generaba el dragón.

En la profundidad del bosque puedes ver a un dúo muy extraño de un dragón junto a un humano.

La llegada del otoño solo significaba que dormiría arropado entre las grandes alas de un enorme dragón y eso no era tan malo.

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).