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Drabble. por Eliann

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Él realmente no lo entendía, no lograba hacerlo, a veces la mente solo se le nublaba a veces no tenía recuerdos a veces solo estaba en blanco.
Aquellos recuerdos se veían tan lejanos, aquellos donde él estaba con sus padres, aquellos de su graduación, donde conoció y como conoció a su pareja.

Como si no fuera él.

Tal vez no era él.

Porque no tenía emoción alguna cuando veía a sus padres se sentía tan vacío y el brillo en los ojos de ellos le decía que ellos sentían lo mismo como si no miraran a su hijo.

Entonces llegaba a una encrucijada cuando miraba a su pareja, aquella que le sonreía, no lo entendía y aun no sabía el hecho de porque lo soportaba a veces solo aspiraba reteniendo el mayor aire posible en sus pulmones para liberarlo calmándose ¡Porque no le agradaba! no le agradaba el hecho de como ella lo trataba como si solo fuera una mascota o su sirviente personal dándole órdenes y más órdenes a cada instante, hora y momento del día.

No podía estar lejos porque siempre le preguntaba dónde estaba y sabía que ella algo le ocultaba.
Sus besos él lo sentía tan secos, tan áridos las caricias no transmitían ningún calor.

Su trabajo no le gustaba quería hacer otra cosa como cantar, tocar la guitarra e incluso pintar.

Pero a veces cuando tenía la oportunidad de estar en el patio de su hogar sin que su pareja le molestara se acostaba mirando al cerezo y pensaba un poco en ella, en sus cabellos rosas como los cerezos y en sus ojos azules como el cielo.
Pero ese pensamiento él lo despreciaba porque nunca lo había sentido suyo, era como si alguien más pensara por él.

Tal vez estaba muy cansado con su vida pero al mismo tiempo sentía que su vida era demasiado corta.
Hace unas semanas atrás había conocido a un chico casualidades de la vida cuando intentaba escapar un instante de su vida, se tropezó con él, cuando vio esos ojos azules como el mismo mar tan brillantes como si fuera un pedazo del cielo nocturno algo en su ser cimbro, su mente se quedó en blanco y no sabía que decir, el chico se disculpó con él y se retiró.

Luego de eso se encontraron de tropiezo varías veces, en el centro comercial, en el parque, en una tienda de música hasta que de tantos encuentros que parecían una extraña cadena de aquello a lo que llaman destino decidieron hablarse allí sentados en una heladería notando todas aquellas cosas que tenían en común.
Así se hicieron amigos.

Suspiro miro hacia la pantalla que reflejaba las distintas llamadas que había tenido ese mismo día.

Su madre, su hermana, su padre, sus amigos, su pareja, todos lo habían llamado constantemente, tenía mensajes de todos, en esos instantes un pensamiento único pasaba por su mente lanzar el celular por la ventana quedándose en su soledad ¿por qué no lo podían dejar en paz? ¡¿Por qué tienen que estar constantemente alguien a su lado?! Era como si estuvieran al tanto de un niño, estaba obstinado de eso.
De sentir que no lo dejaban respirar.
Todos le hablaban del trabajo, del trabajo y del trabajo ¡Como si él no lograra hacer nada más en su vida! Habían cosas más interesantes que hacer como salir, disfrutar de la naturaleza, de una playa, una piscina, un picnic ¡Pero es que hasta su pareja quería que él tuviera su cabeza metida en el trabajo! Por eso fue que saco dinero en efectivo y se quedó en un hotel.

Quería sentir paz y tranquilidad, quería hacer más cosas en su vida que solo cuentas, cuentas y más cuentas.
Se sentía sofocado sin saber por qué razón, una inmensa irritación y ganas de llorar lo ahogaban.
Su celular volvió a sonar y el insistente sonido solo hacía que aquellos deseos de aventarlo se volvieran más grande hasta que observo quien era, la única persona que no pertenecía al grupo de sus amigos aquella que sentía que lo entendía contesto.

-Hey Gakupo ¿Cómo estás?

-Kaito te necesito ahora, ¿no tienes nada que hacer? –le interrumpió –

-Uh, no, en estos momentos no –Contestó – ¿Qué pasa?
-Solo…solo te necesito, te mandaré mi dirección por mensaje ¿está bien? –murmuro –

-¡Si! No te preocupes iré para allá –Con aquello colgó –

Gakupo le envió el mensaje donde estaba la dirección del hotel y la habitación en la que se encontraba, dejo el celular nuevamente en la cama, el cual por una larga hora no dejo de sonar constantemente hasta el punto de que la batería pronto se vería agotada, tocaron a su puerta al observar por la mirilla era Kaito.

Sintió un ligero alivio recorrer su cuerpo al verle abrió la puerta para dejarle pasar y cuando estuvo dentro del cuarto la puerta cerrada antes de que su acompañante formulara una palabra lo abrazo, abrazo ese cuerpo unos centímetros más pequeño que el suyo, se aferró como si su vida dependiera de ello, escucho algunas palabras de Kaito preguntándole; ¿Qué pasaba? entre pasos torpes lo guio a la cama dejándose caer con el joven sobre él aun abrazándolo.

Kaito levanto la mirada, cuando admiro aquellos ojos llorosos cerro los ojos, apoyo la cabeza en el pecho de Gakupo devolviendo aquel abrazo, no supo cuántas horas se quedaron allí el celular se había apagado por que la batería se descargó de tantas llamadas.

-Gakupo ¿Te sientes mejor? –Pregunto levantado nuevamente la mirada –

-Sí, un poco –Contestó –

-Es sobre… ¿lo que pasa con tu familia? –murmuro ya él sabía de todo lo que estaba perturbando la mente de su amigo, escucho un suspiro con un ligero; Sí –

-Quiero escapar Kaito, quiero irme lejos, quiero que no sepan de mí… solo… no sé porque tengo estos pensamientos, es como… como si ellos no fueran mi familia, como si no fueran mis amigos, como si ella no fuera mi pareja desde hace ya siete años –Susurro –Como si todos fueran desconocidos… no siento amor hacia mi familia.

Kaito realmente no podía comprender los sentimientos de su amigo ni mucho menos sus pensamientos pero aun así le apoyaba y a veces le aconsejaba –No creo que sea lo correcto se preocuparan por ti.

-Pero siento que no tengo vida –respondió –Que solo quieren que trabaje y ya, no me dejan hacer nada más, no puedo estar ni en el patio de la casa hasta que ella o alguien más me encuentra y me regresa a hacer el trabajo.

-Pero ¿lo has hablado con ellos? –se acomodó un poco para mirarle –

-Ya lo he hecho, incansablemente, pero… ya te he dicho muchas veces la respuesta…siempre es la misma –Hizo una mueca –Siento que no puedo más.

-Yo quiero ayudarte –Kaito se acomodó sus rostros estaban muy cerca y el corazón de ambos se encontraban latiendo a gran velocidad, la mirada zafiro se encontraba admirando detalladamente esos mares azules de su acompañante, su acompañante se había quedado silencio se relamió los labios de manera instintiva tragando saliva, Gakupo alejo su mano derecha de la espalda de su amigo para acariciar su mejilla –

-La única persona que quiero en mi vida eres tu Kaito, la única persona en la que confió –Acariciaba lentamente la mejilla que se estaba tornando de un color rosado por la vergüenza–La única persona que me ha arrancado una sonrisa en tanto tiempo, la que me hace sentir paz y tranquilidad, eres tú –luego de aquellas palabras lo beso, era un beso lento, suave, como si no desearan arruinar el aire que los envolvían se aferraron más al cuerpo del otro, como si fueran tenido sed por años y al fin se le diera la tan preciada agua –

-Gakupo –Se separaron lentamente tomando nuevamente aire y cuando el nombrado iba a repetir la acción su acompañante se alejó –yo… no pienso que sea lo correcto –murmuro –tú… tienes tu pareja y esto… esto…no –pero le callo con otro beso, se resistió por un momento pero aquellos labios eran demasiado tentadores como para negarse a ellos –Hablaremos. . . –Nuevamente lo alejo logrando respirar –Con tu familia… los dos…y si…nada se soluciona.

-Me iré… me iré y no regresaré, haré de mi vida lo que deseo –Expreso –pero… ¿me acompañarías?
Kaito sabía que aquello era arriesgado, que podía perderlo todo, pero aquella adrenalina que corría en su interior, su corazón latiendo de manera tan agitada, esa mirada zafiro tan penetrante y es que desde que se tropezó con él por primera vez sintió una extraña magia recorrerle el cuerpo, porque él le creaba una sensación que allí donde estaba es donde debe estar –Si…lo haré.

Gakupo sonrió mostrando una sonrisa que solo Kaito le sacaba, lo abrazo y soltó un suspiro dejando caer sus hombros como si todo el peso que sentía en ellos ya no estuviera, al igual que obtenía el debido aire para respirar, porque Kaito era para él un soplo de vida, desde que se hicieron amigos era aquello que aminoraba la gris, lúgubre y sombría vida que llevaba, ¿para qué negarlo? No lo dudaba estaba enamorado de él y sabía que en el momento en que no se negó a aquel beso el joven sentía la misma atracción hacia él.

-Vayamos a casa y hablemos con ellos entonces –Se levantó tomando su celular que se encontraba apagado –
Kaito asintió para acompañarlo, en el mismo auto de Gakupo se fueron cuando ingreso a su hogar inmediatamente fue recibido por su pareja y padres, que le pedían una explicación de por qué había desaparecido así y la razón de la que no contestara las llamadas, pero cuando vieron a Kaito detrás de él todo empeoro, su pareja gritaba ¿Qué quién era? ¿Y qué hacía con él? Todo se volvió un viaje de gritos de un lado hacia el otro, nadie entendía nada.

Gakupo subió furioso a la habitación, Kaito intento calmarlo, la pareja y padres de Gakupo estaban alterados, todo se había tornado extraño de un segundo para otro, Gakupo caminaba de un lado al otro en su habitación decía palabras sin sentidos y varios improperios, Kaito lo miraba intentado tranquilizarlo.

-Debo irme, quiero irme, no deseo estar más aquí –miro a su acompañante el cual suspiro asintiendo levemente –

-Si ves que es lo mejor, hazlo –Murmuro, Gakupo le observo un momento el rostro decaído de su amigo, se acercó levantando su barbilla –

-Sé que quieres ayudar Kaito, sé que deseas que todo vaya mejor, pero las cosas no irán como yo deseo si no hago los debidos cambios -Expreso –Yo necesito hacer esto, no, en mi corazón siento que debo hacerlo.

-Está bien, hazlo –Comentó –pero dale unos últimos días a tu familia para verte ¿sí? no te vayas así como así.

-Eres el más bello ángel que he conocido –Sonrió dejando un beso en la frente –

-Tú también eres una maravillosa persona Gakupo –Correspondió su sonrisa, luego de un rato Kaito se retiró, para sus familiares Gakupo se encontraba mucho más calmado, no lo habían visto así en bastante tiempo, ese chico realmente hacía un cambio en él –

Cuando le prohibieron volver a hablar con Kaito, Gakupo no dijo nada guardo silencio.
Su familia y amigos lo veían más calmado, tranquilo, hacia su trabajo, no se escapaba, nada.

Como si de un momento a otro fuera perdido el espíritu rebelde que él estaba teniendo y eso vaya que les hacía mantener aliviados.

Hasta que un día que muchos temieron y el motivo por el cual jamás le dejaban solo llego, Gakupo encontró algo que no debía de encontrar.

-¡Como pudieron hacerme esto! ¡¿Cómo?! –Exclamo enojado – ¡Mantenerme oculto esto!

-Gakupo…

-¡No me llames así! ¡Gakupo está muerto! –Vocifero – ¡No soy más que un clon! ¡Una copia barata de ese hombre que ustedes querían en sus vidas! Y yo haciéndome malditos líos mentales pensando que nada encajaba ¡¿Pero cómo demonios se suponía que yo encajara si jamás seré ese tipo?! ¡¿Cómo diablos siquiera quisieron que yo fuera un muerto?! Demonios.

-Escúchanos

-¿Escucharlos? ¡¿Escucharlos?! ¡Escucharlos una mierda! ¡No voy a escuchar nada! ¡En más estoy cansado de todos ustedes! ¡Estoy cansado de esta vida miserable! ¡Estoy cansado de no encajar! ¡Estoy cansado de estos recuerdos que no son míos! ¡Estoy hastiado de todo! ¡¿Saben siquiera cuantas veces he pensado yo en matarme por su maldita culpa?! Aunque claro de seguro mi muerte no les importaría porque podrían crear otro estúpido Clon, de seguro el próximo que creen será mucho mejor que este defecto que tiene presente –La traición, el enojo, la irá era presente en su rostro, no dijo nada más solo se fue de allí dando un portazo –

El auto de Gakupo iba a gran velocidad hasta que se detuvo de golpe, sus manos temblaban y lágrimas salían de sus ojos –un clon…solo un simple clon de un hombre muerte…solo eso…. ¡Solo un clon de un muerto! ¡Una maldita y desdichada copia barata! –Se miró en el espejo y odio su reflejo ese rostro no era suyo ¡Esos recuerdos no eran suyos! ¡Él no tenía nada! ¡Él no había logrado nada!

Cuando llego con Kaito no dijo nada solo se dejó caer en el sofá soltando un largo suspiro -¿Estás bien? –le pregunte el joven de mirada azulina como el mar –

-Cerro los ojos un momento y asentía levemente –si –logro salir de sus labios tan suave, tan exhausto –Kaito… tú… ¿me quieres?

-Si –Contestó –

-¿por quién soy? ¿Por cómo soy? ¡¿Me quieres a mí?! –pregunto esa mirada zafiro estaba tan llena de dudas y desesperación –

-Te quiero, porque desde que te conocí me atrajiste, porque algo siempre me llevaba hacia ti, te quiero porte tienes una personalidad maravillosa, por cómo eres conmigo te quiero Gakupo por esas y muchas cosas más –Expreso abrazándolo, el hombre allí correspondió su abrazo aferrándose a él, porque en ese instante se sentía más desesperado que nunca antes –

-Kaito yo, hare una nueva vida y comenzaré de cero, pero ¿puedo comenzar de cero contigo? –el nombrado solo beso su frente sonriéndole, aceptándolo en silencio –

él no sabía si decirle a Kaito, que su nombre no era Gakupo Kamui… que ese hombre no existía, pero él no era Gakupo Kamui y solo llevaba ese nombre, porque eso calificativo no hacía quien realmente era él alguien mucho más distintos, con gustos distintos, con deseos distintos, con metas distintas, ambos eran personas muy diferentes…

Se quedaría con el nombre pero sabía que él jamás sería el mismo.


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