Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Drabble. por Eliann

[Reviews - 8]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

A veces odiaba el paisaje de mi hogar, no recuerdo muy bien mi pasado o como llegue aquí, dicen que todos llegan por pecados, mi alma fue consumida a tal forma que se deformo en la criatura que soy ahora.

 

Es extraño, soy diferente a los demás mis características son más humanas que las de los demás, exceptuando mis cuernos que aún son pequeños, orejas puntiagudas, alas de un plumaje tan negro como el carbón y una larga cola, la maestra dice que soy una abominable creación.

 

Odio el calor que se siente aquí que puede consumirte y la lluvia de cenizas que son cadáveres cayendo del cielo, desprecio a las criaturas que han intentado devorarme en el valle de la gula y a aborrezco a las mujeres extrañas que viven en la ciudad de la lujuria aquellas que me admiran como si yo fuera su mismo maestro.

 

Cuando voy en el pasaje de avaricia encontrándome con aquellas pequeñas abominaciones de niños no bautizados, siento una muy rara sensación el maestro de la corte no está, me pregunto ¿dónde estará? nunca lo llegue a conocer pero me genera una muy extraña sensación.

 

La maestra dice que yo no vaya al exterior, aunque siendo sinceros no muchos hacemos a oídos los que nos dicen, me quede mirando la puerta hacia el mundo exterior a lo lejos podía escuchar a Soberbia riéndose de mí diciendo que yo no podía hacer algo así.

 

Sin pensarlo dos veces abrí la puerta no dejaría que esa chica presuntuosa se riera de mí, las puertas se cerraron rápidamente detrás de mí, trague saliva mientras mis ojos se adaptaban a la oscuridad parecía una cueva, pero esta era distinta a la de mi hogar se sentía fría, era una nueva sensación a mis pies descalzos, al salir de la cueva la luz cegó momentáneamente mis ojos, escuchaba el ruido como el de un río, extraños canticos que no se oían a lamentos, tenía un olor distinto, no olía como el valle de la gula, vomito, viseras y carne en descomposición, no olía como a del soberbia, a carne quemada, no olía como al pasaje de avaricia a restos descompuesto… no olía a cenizas ni azufre.

 

Y eso, eso era extraño seguí caminando saliendo de la cueva pude sentir lo que era ¿pasto? pero era de color verde, el de jardín de pereza es rojo como la sangre, había cosas aquí que yo no conocía y escuche una melodía, una melodía que me atrajo, me acerque para encontrarme con un joven tenía una piel blanca, cabello azul, largas pestañas de color azul, sus labios eran rosados, él tenía alas pero a diferencia de las mías esta eran de un color blanco inmaculado.

Me le quede mirando con curiosidad ¿Cómo diría la maestra? él es horripilante.

Su mirada y la mía se encontraron me asuste momentáneamente y siento que él también lo vi en sus ojos, me quede completamente inmóvil admirándole, entonces pareció tranquilizarse y me sonrió vaya su sonrisa es realmente horrible hace que aquello llamado corazón que late en mi pecho se acelere.

 

Nos quedamos así lejos uno del otro en lo que parecía ser un jardín de flores de variantes colores hasta que la noche nos alcanzó entonces él se fue y yo me regrese a la puerta, la maestra me regaño pero lo ignore.

 

Al día siguiente quería verle y eso hice, al día siguiente de ese, no me importaba si la maestra me regañaba o los pecados que quedaban lo hacían y buscaban castigarme aunque yo me les escapaba, la suerte de tener unas alas tan poderosas es que a pesar de que enviaban a sus murciélagos ellos jamás me atraparían.

 

Me encontré haciendo lo mismo durante cinco años, visitando ese valle de flores para ver a aquella criatura completamente horrible escuchando su canto abominable sin dirigirle palabra alguna, escapando de la prisión de la maestra, de los monstruos que enviaba gula, de los murciélagos de soberbia, de las mujeres con manos de tijeras de envidia, salía aunque la maestra me lo tenía prohibido.

 

Porque así yo lo quería.

 

Porque no podían detenerme.

 

Y porque jamás lo harían.

 

Porque yo necesitaba ver a ese chico horrible.

 

Se había convertido en una necesitad para mí, pero por meses no le pude ver, me quede sentando solo en ese jardín esperando a que viniera, pero no lo hacía.

 

Hasta que un día mientras tenía los pies metidos en el río para sentir el frío del agua cristalina, escuche su voz, me levante repentinamente volteando hacia dónde provenía, necesitaba verle como si al hacerlo me quitaran la gran sed que sentía por saber de su existencia.

Nuestras miradas se encontraron nuevamente y me sentía tan pero tan feliz de verle, mi pecho subía y bajaba por mi acelerada respiración, pero no dejaba de sonreír quería ir hacia él y abrazarle pero me quede allí mirándolo, mirando a ese chico horrible de grandes ojos azules como el océano, de alas tan blanca como la nieve de invierno y piel como el color de las perlas.

 

Anhelaba tanto que él me hablara que me abrazara que corriera hacia mí, entonces sus ojos perdieron su brillo y comenzó a acercarse a mí, comencé a retroceder por miedo hasta que sentí que sus brazos se enredaron en mi cuello y sus labios se posaron sobre los míos, mi cuerpo estaba completamente tieso, no podía moverme y no sabía cómo reaccionar, conocía de ello por el valle de la lujuria pero jamás me llamo la suficiente atención.

 

Sus ojos estaban tan vacíos carentes de brillo no eran como aquellos que me atraían cual embrujo y le empuje lejos de mí, pero intento acercarse nuevamente y me aleje emprendí el vuelo y él hizo lo mismo, no sabía lo que pasaba y no me gustaba pero de manera acelerada me aleje de él.

 

Me fui a la puerta y me encerré la maestra me miro sorprendida de porque había regresado antes del anochecer, mi vida ya le importaba todo al fin y al cabo yo iba a cumplir dentro de tres años 18, le pregunte si algo podía pasar cuando yo deseaba mucho algo ella suspiro y sonrió.

 

-Eres una de mis más grandes abominaciones ¿Crees que no sería así? –Me respondió –Tú eres parte del pecado de la lujuria  Sateriasis Venomania, él quiso escaparse junto con Avaricia, yo no podía permitir eso, Lujuria se sacrificó por Avaricia para que él pudiera escapar incinere su alma hasta que se deformo volviéndote lo que eres ahora, tu poder es mayor al de Venomania en gran medida así que cuando deseas algo con vehemencia y le miras a los ojos.

 

-Caen en el veneno de Venomania –Ella asintió sonriendo –

 

-Así es –me palmeo la cabeza sonriendo mientras se marchaba –

 

-¡Cómo detengo eso! ¿Cómo hago que no funcione? –pregunte –

 

-¿por qué querrías? –Hice una mueca desviando la mirada ella volvió a suspirar –No le mires, véndate los ojos, no dejes que su mirada se enfoque en tus ojos y ya.

 

-Entiendo –Iba a alejarme pero la maestra me detuvo –

 

-Espera un momento –Habló –Ven conmigo.

 

Ella comenzó a hablarme sobre cosas que realmente no me interesaba hacer y que debía de manera obligatoria, torturar a los seres humanos y hacerlos caer al pecado, me negué pero me amenazo con que iba a arrastrar a aquel horrendo chico hacia nuestro mundo yo me aterre porque alguien como él no debía de estar aquí y acepte porque no quería verle sufrir.

 

Un sentimiento de derrota llego en mí, como si la maestra me hubiera arrancado las alas y no lograra volar más, abrí aquella puerta para que me adentrara a aquel valle lleno de rosas y poder ver nuevamente a mi chico horrendo allí estaba y me sonrió.

 

-Volviste –por primera vez me hablo –pensé que no regresarías… lo de esa vez, yo no sé qué me paso.

 

-No fue tu culpa –respondí –Fue mía, fueron mis ojos ellos te indujeron.

 

-¿puedes hacer eso? –me pregunto –

 

-Para ello fui creado mi nombre es –Guarde silencio él no debía de saber mi nombre, alguien como él no debería pronunciar el nombre de alguien como yo –Lujuria.

 

-¿Lujuria? –Él se levantó para retroceder –Eso es un pecado.

 

-Lo sé –Respondí –no me temas por favor.

 

-Eres malo –baje la mirada –

 

-No…no bueno para eso fui creado pero yo –me tomé el pecho un momento –Siento que… que… ¡ah! me generas cosas que desconozco como la sensación descomunal de poseerte o de verte o de tenerte entre mis brazos y nunca dejarte ir, me aceleres el corazón y siendo como…como lombrices en el estómago ¡Y yo no tengo eso en el estómago! y…y… ¡No sé qué me hiciste! pero…pero quiero que estés a salvo, por eso está será la última vez que te vea.

 

-¿qué? –Me miro desconcertado –todo esto es demasiado precipitado…

 

-Yo lo sé… lo sé, es solo que –suspire –No sé cómo lidiar con esto porque jamás lo había sentido –me le acerque y no retrocedió entonces le robe un beso y aproveche arrancando una de aquellas blancas plumas –me quedaré con esto de recuerdo –me aleje para que me tomara la mano –

 

-Eso es cruel –susurro –no me dejaste hablar a mí…de que yo también siento las mismas cosas por ti.

 

-Suspire –es cruel para ambos pero la maestra no me permitiría nada y si no te dejo te asesinara yo no voy a permitir eso.

 

-¿te sacrificas por mí? –murmuro –

 

-No sería la primera vez –Respondí para abrir mis alas y emprender el vuelo –

 

Yo ya no merecía volver a verlo ni estar a su lado y mientras más me adentro a los confines del pecado más miro aquella pluma blanca tocando mis labios y recuerdo los suyos, a veces sin poder evitarlo te observo allí en el valle recogiendo flores o haciendo coronas de flores, cantando con aquella hermosa voz sé que sabes que te veo y con solo ver esa sonrisa cuando te observo tengo suficiente para saciar esta sed, para no corromperte.

 

No sé lo que siento.

Lo desconozco y está bien.

No planeo darle nombre.

Ni buscar un significado.

 

Solo sé que jamás me cansaré de mirar a ese horrendo ángel en el valle de las flores y saber que cuando le miro él también es feliz.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).