Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Sutil cambio por 1827kratSN

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Holis~

 

 

Había quienes tenían la fortuna de no intervenir en la defensa de la mansión y esos eran Chrome y Lambo. ¡Para nada! Eso era absurdo, ambos eran guardianes y tuvieron que soportar la tensión mientras echaban a los “invitados” de la mansión. La treta acabó en la noche y todos celebraban un triunfo más. Las risas, las curaciones, la mirada aprobatoria de Reborn quien revisaba el resultado del primer día, finalmente en paz, sin embargo, sus cuerpos estaban tan debilitados que cayeron dormidos en la sala. Y sin darse cuenta, seguían sin saber nada de cierto par de personas. Eso hasta la mañana siguiente en donde cierto joven omega de ojos verdosos se decidió a indagar un poco.

Lambo se escabulló hasta la cocina a la hora exacta, tomó la bandeja correspondiente al desayuno del décimo y se halló con una sorpresa magníficamente interesante. No era sólo una bandeja la que estaba destinada a ser llevada a la habitación del cielo, eran dos, las mismas que contenían exactamente lo mismo con la única diferencia en el jugo recién preparado. No necesitaban ser adivinos como para saber el destinatario del jugo de mora y el de naranja. Según las sirvientas, encontraron una nota con esas indicaciones desde la primera noche del celo del cielo. Claro, Lambo sonrió divertido porque sus sospechas fueron confirmadas en totalidad. Pidió al personal que mantuvieran el secreto hasta que todos esos días terminaran y aunque no era necesario, igual lo hizo, sólo para divertirse un poco

Obviamente Lambo no iba a poder llevar las bandejas por sí solo, así que buscó a su cómplice desde hace años: Nagi o Chrome como la llamaban todos. Ella lo ayudó con la otra bandeja, y con unas sonrisas cómplices, ambos subieron con las debidas precauciones para no ser descubiertos por los otros miembros de la familia. Dejaron las cosas en el suelo como las sirvientas solían hacer, dieron tres golpes a la puerta y se alejaron un poquito. Era el momento de la verdad. Agudizaron su oído tanto como les fue posible, pero la habitación del cielo estaba insonorizada, no había esperanzas de escudriñar algo. A menos que… cierta puerta se abriera sola, dejando que el aire se tornada pesado, con las feromonas del celo y… se mezclara con el perfume de alguien más. En ese momento los dos curiosos lo verificaron. Además, la mano que tiró de la bandeja y después de la otra era diferente a la del décimo. Más obvio no podía ser

 

 

—Bien hecho, Hayato-nii — rió Lambo acercándose a la puerta antes de que esta se cerrara

—Estoy feliz por los dos — sonrió Chrome junto al más joven

—¿Qué hacen aquí? — la cabeza de la tormenta apreció por la rendija, denotando sus despeinados cabellos, las mordidas en su cuello y que sólo llevaba una camisa abierta — largo — pero como era costumbre se enfadó con rapidez, frunciendo su ceño, y viéndose amenazante

—¿Necesitas algo? — Lambo gustaba de molestar a Hayato, obviamente iba a aprovechar el momento — Ropa limpia, condones, lubricante, toallas, un collar, unas esposas, ¡dime! — estaba aguantándose la risa, cosa que Chrome no logró

—Los voy a… — iba a darle una lección al mocoso, pero recordó cierta orden expresa que su amado Tsuna -sí, porque en esos días tenía prohibido llamarlo “décimo”-, le dio y apretó los dientes — cuando pueda me las pagarás, vaca estúpida

—Te matarán luego, así que disfruta — Lambo sonrió con malicia antes de levantarse y alejarse junto con Chrome

—Suerte — susurró la avergonzada niebla antes de agitar su mano en despedida

—En eso pensaré después — susurró Hayato para sí mismo… por ahora eso poco le interesaba. Debía volver a sus “obligaciones”  

 

 

Cierto hitman estaba sentado en la sala, bebiendo un café bien cargado y leyendo el periódico, aunque no le ponía mucha atención. Él se estaba riendo internamente por las numerosas peleas que se llevarían a cabo cuando Tsuna volviera a la normalidad, porque, obviamente, la nube y la niebla iban a enfurecer a tal punto en que detenerlos no sería nada fácil. Su orgullo como alfas se vio pisoteado y de qué forma. A Reborn eso le divertía, por eso regresó pronto de la misión encomendada, además, cuando Gokudera decidiera salir del cuarto del cielo, también le daría un buen ultimátum para que tratara bien a su alumno. Como extra, si es que por alguna razón un heredero salía de esos días de celo… pues… ya pensaría en qué hacer con ambos padres, porque eran cumplibles los dos, el uno por calenturiento y el otro por dejarse llevar

Días que pasaron lentamente para algunos, rápidos para otros. Tres días completos llenos de peleas, discusiones y un hitman divertido mirando todo en primera fila, aunque se daba el trabajo de detener todo cuando se les salía de las manos, pues quería tener una mansión cuando todo terminara. Lo demás que lo resolviera Tsuna.

Al cuarto día, cuando el fuerte perfume de duraznos se desvanecía en totalidad, la paz llegó. Para Reborn sólo fue cuestión de esperar en el pasillo correspondiente y planear lo que haría con los involucrados en ese celo. No tardó mucho para ver a su alumno salir aún en pijama, pero con el claro olor de un buen baño para quitar evidencias de lo ocurrido.

 

 

—¿Cómo te fue? — le dijo sin vacilación y Tsuna se tensó de inmediato

—Yo... bueno — tartamudeó, su lado normal había vuelto y la mirada de Reborn seguía dándole escalofríos. Soltó una risita avergonzada porque entendió las intenciones de Reborn

—Sé sincero… aunque tu boba sonrisa me lo dice todo, dame-Tsuna

—No sabía que… un celo con compañía era así de satisfactorio — sus mejillas rojizas mostraban vergüenza, reía nerviosamente y evitaba la mirada de su tutor, eterno al parecer

—Veo que lo dejaste exhausto — de refilón miraba el pasillo, nadie más que Tsuna salió de esa habitación

—No… no creo — dudó porque cuando dejó a Gokudera, éste mostraba evidencias claras de su descontrol — se está aseando

—Pensé que se bañarían juntos y ahora estarían como una pareja de recién casados — habló con expresión seria, pero el tono burlón se notaba

—No digas eso — suspiró Tsuna al escuchar un ruido fuera de la mansión, seguramente Ryohei entrenando — esto sólo fue… fue…  sinceramente no sé qué fue

—Vaya, me sorprendes… ya estaba preparando la boda — nunca dejaría de molestar a ese castaño

—¡Claro que no permitiré eso! — de pronto esa vergüenza pasó y dio paso a la seriedad que un jefe mafioso debía mostrar — soy demasiado joven para casarme. Aún tengo muchas cosas que arreglar y Hayato todavía está a prueba

—Me gusta cómo suena — la reacción de su alumno fue la que esperaba, estaba orgulloso, aunque jamás lo diría en voz alta — pero, ¿él lo sabe?

—Se lo dije — caminó por el pasillo junto a Reborn — además, no estoy seguro de nada, puesto que me dejé llevar por el celo

—¿Tendremos un heredero?

—¡Claro que no! — enrojeció de nuevo, pero se obligó a volver a estar en calma — ¿olvidas que me inyecto anticonceptivos cada tres meses? Tú mismo me exigiste que me protegiera ante cualquier imprevisto y ahora no ha sido la excepción

—Perfecto — hasta ahora la evaluación de Tsuna iba bien, tenía que seguir con la de Gokudera — ¿Y te marcó? — Reborn convirtió a Leon en una varita alargada y descubrió el cuello de Tsuna — veo que no

—Reborn, no soy tan… desprevenido — completó con serenidad — usé el collar obviamente — palpó su cuello. A simple vista no parecía existir nada, pero eso era un extra por parte de sus técnicos, los que le fabricaron un collar que imitara una “invisibilidad” — ya te dije que no me iba a arriesgar… aunque no hizo falta, Gokudera siguió mi orden de no morderme en esa zona — Tsuna respondía todo con sinceridad, caso contrario Reborn no lo dejaría en paz. Lo conocía  

—Entonces tuviste sexo hasta desfallecer, pero con madurez. Bien hecho — se acomodó la fedora para ocultar la leve sonrisa que formaban sus labios.

—Podrías por favor, no decirlo así… me siento raro

—¿Por qué?

—Me siento un cualquiera — dijo con preocupación mientras cubría su rostro con sus manos y suspiraba — ahora que estoy cuerdo… me siento diferente

—Sólo te has acostado con Gokudera — Reborn rodó los ojos, era la hora de reconfortar a su alumno, darle apoyo y animarlo para que no se dejase llevar por pensamientos fuera de lugar — y supongo que esa oportunidad que le estás dando es para tomarlo como pareja estable. Ya que has rechazado a todos los otros candidatos, yo diría que estás enamorado de tu guardián

—¿E-enamorado? — enrojeció de repente sintiendo su corazón acelerarse — yo no… no… ¡no sé! — se frustró agarrando sus cabellos

—Entonces sólo te gusta y ya — se burló — sigues siendo un dame. Debes aprender a reconocer tus propias emociones y preocuparte por la de los demás

—No quiero jugar con los sentimientos de Gokudera-kun… por eso… debo aclarar las cosas con todos

—Han destruido media mansión, date prisa — Reborn iba a patearlo, pero por primera vez le tuvo compasión — ¿te duele algo?

—No… creo que Hayato usó sus llamas y me ayudó con mis heridas — sonrió levemente — ha sido muy considerado estos días

—Interesante — entonces sí lo pateó para que se apurara —. Gokudera puede ser el indicado

—¡Reborn! — reclamó por el dolor del golpe

—No te quejes y apúrate

 

 

Lo primero que Tsuna hizo fue descongelar a sus dos guardianes más problemáticos, pero no se quedó siquiera a escuchar las quejas o amenazas, pasó de largo porque debía revisar los daños en su mansión. Aun en pijama y un poco cansado, caminó a paso constante, memorizando los sectores y cosas que ya no estaban como las dejó. Se enfadó muchísimo cuando, al salir al jardín, ya no estaba la zona floral que su querida madre tanto adoraba y en vez de eso estaban manchas negras que reconocía como disparos pertenecientes a Xanxus. Gokudera se le unió después de un rato, ya formalmente vestido y dispuesto a seguir las órdenes en silencio de Reborn y Tsuna.  Hayato estaba anotando a quienes mandar las facturas de todo eso, Tsuna planeaba el castigo de los involucrados y agendaba las visitas a sus “pretendientes” que ocasionaron todo aquello. Vongola iba a estar muy ocupada en esas semanas  

Para Tsuna, decirle a su familia que pasó su celo con Hayato –para su sorpresa-, fue fácil, aguantar los reclamos e intentos de asesinato, eso fue complicado. Decirles a todos, incluyendo a su tormenta, que ahora tendría por pareja a Gokudera Hayato, eso sí fue difícil y arriesgado; no sólo por su propia vergüenza repentina o la felicidad infinita del mencionado, sino porque eso fue como la chispa que enciende la pólvora. La destrucción inició o al menos eso se planeaba cuando ya las tonfas, tridentes, dinamitas estaban a la vista, pero el cielo no estaba de humor como para que le arruinaran el post-celo, así que congeló a los agresores. A todos. El jefe quería paz, calma, descanso, sumándole a eso: estaba enfadado por los destrozos. Las tareas fueron asignadas con rapidez, las órdenes dadas sin opción a reclamo y con una mirada fría Tsuna terminó con la reunión familiar de esa mañana

La normalidad completa tardó unos días en llegar, pero al final, el que tenía la última palabra sobre su vida amorosa era Tsuna y él ya eligió a alguien como su compañero. Nadie podía discutir eso. Hayato entonces se volvió mucho más atento con lo que se refería al cielo de Vongola, el mismo que empezó a ver a su guardián de otra manera, algo más… personal. Sonrisas, palabras, sonrojos, detalles, tal vez escogió bien y por eso…

 

 

—Aquí están los candidatos para ser tu pareja — Iemitsu sonreía como cada mes desde hace como dos años, en donde llegaba a su misión especial como padre de Tsuna

—No de nuevo — suspiraba el castaño al entrar al comedor con sus otros guardianes pisándole los talones. Siendo el décimo segundo día después de su celo, ya todos estaban considerablemente bien, después de todo, unos resfriados no eran problema grave — papá… por dios, quita eso

—Claro que no. Mi pequeño Tsuna debe formar una familia y estos son los mejores candidatos para eso — decía observando las decenas de fotografías sobre la mesa, las mismas que estaban dispuestas en diferentes carpetas con la información necesaria del candidato — y yo debo evaluar a cada uno de ellos, para ver si cumple con los estándares  

—¡Papá! — reclamó indignado. Nadie podía obligarlo a elegir, mucho menos imponerle un matrimonio

—Tranquilo, juudaime — sonrió Hayato mientras brindaba una leve caricia en el brazo del castaño, el cual le devolvió el gesto — Iemitsu-san se está preocupando por usted… pero puede rechazarlos a todos si quiere — sonrió con malicia cuando vio las fotografías. Obviamente priorizaba su lugar como pareja de su amado décimo, cosa que al parecer Iemitsu desconocía  

—Falta alguien aquí — Reborn pasó junto a Iemitsu y dejó una capeta con una fotografía, la misma que era de Gokudera

—¿Qué? ¿Él? — el rubio se sorprendió al ver al mencionado — Pero pensé que su fidelidad no…

—No crees que esa fidelidad es sinónimo de que puede ser un gran esposo para tu hijo — Reborn estaba ayudando a su alumno y a su vez molestando al idiota que no sabía leer el ambiente

—Pero yo me inclino por la sucesora de los…

—Papá — Tsuna levantó su voz cuando vio a la mujer que señalaba Iemitsu. Tenía un tic en la ceja izquierda, sus puños apretados y un aura no muy agradable, pero su padre ni se inmutaba — yo decidiré con quien casarme a futuro, cuando lo conozca bien, cuando esté seguro de mi decisión, cuando YO quiera

—Estoy pensando en tu futuro, hijo mío

—Entonces elimina esas dos carpetas — exigió Tsuna señalando a sus guardianes de la niebla y nube que se mostraban en un par de fotografías — los rechacé — ni siquiera miró a los mencionados, estaba siendo totalmente directo pues ya estaba harto de las peleas por su causa

—Kufufu… no sé la alondra, pero yo no me rindo… y menos ante un gato — Mencionó Mukuro mirando con ira a Hayato, después de todo, sin marca no hay nada seguro

—Pero son los más fuertes. Deberías reconsiderarlo, Tsuna — Iemitsu no se fijó en la mirada fría de su hijo o en la fúrica de Reborn

—Bien — Tsuna caminó hasta donde estaba su padre y sonrió con inocencia, pero los demás sintieron esa sed de sangre que Reborn logró instaurar en su cielo — lo pondremos así — Tsuna sonrió mientras miraba todas esas capetas sobre la mesa del comedor — elegiré con quien casarme… hoy

—¡En serio! Eso es fantástico, Tsuna — sonrió Iemitsu

—El que quede sano — Tsuna sonrió mientras estiraba su mano sobre la mesa

—¿A qué te…?

 

 

Silencio. Todos los presentes se miraron entre sí cuando la llamas de Tsuna aparecieron en su frente y en sus manos. Después sólo presenciaron una llamarada anaranjada que envolvió la mesa del comedor y causó que las fotografías empezaran a consumirse poco a poco, volviéndose negras al igual que todo papel existente. La luz iluminaba el rostro serio de Tsuna y la sonrisa ladeada de Reborn. La mesa ardió de igual forma y minutos después… sólo un rastro negro quedó ante la sorpresa de los Vongola  

 

 

—Nadie… no quiero casarme aún — Tsuna sonrió lleno de satisfacción antes de encaminarse a la salida

—Espero que te haya quedado claro, Iemitsu — sonrió Reborn mientras miraba la negra mesa ya inservible y en cuyo espacio no había ni una carpeta intacta — tu hijo decidió — el rubio no pudo siquiera decir algo, estaba en shock por la actitud de su hijo

—La tienes difícil, Hayato — bromeó Takeshi al ver las cenizas — ¿Cómo?

—¿No crees que el décimo es genial? — sonrió con sutileza mientras brillaba en felicidad — ¡es perfecto!

—Creo que su cerebro se quemó junto a su carpeta kufufu

—Hayato… ¿qué esperas? — Tsuna apareció de nuevo por la puerta, radiante, sonriente y con un leve rubor en sus mejillas — tenemos que irnos

—Sí, déci… — se calló al ver la advertencia muda del castaño, quien fruncía levemente el entrecejo — es decir. Sí, Tsuna — contestó con emoción. Hayato salió de ahí dejando a todos con la palabra en la boca y junto a él, Tsuna parecía volver a sus años escolares  

—¿A dónde…? — Ryohei iba a preguntar, pero fue interrumpido

—Primera cita oficial — pronunció Lambo antes de retirarse casi corriendo, no quería quedarse a ver la frustración de los demás — Chrome, vámonos a comer un helado

—Claro

—Me voy también — se excusaba la lluvia

—Yo entrenaré, ¡al extremo!

—Mi niño… me…

—Ya no es un niño, idiota

 

 

Claro que no eran unos niños, eran lo suficientemente maduros como para planear una cita. Se conocían tan bien que simplemente eligieron un lugar y todo fluyó sin más. Además… se habían vuelto bastante íntimos desde que el celo ocurrió y el estar juntos la mayoría del tiempo, les permitió entender que un beso podría volverse adictivo

 

 

FIN

 

 

 

 

 

Notas finales:

 

Me di cuenta que en el 5927 veo a Tsuna como el dominante, un uke dominante, y eso es tan hermoso por dios. ¡Sublime! Jajajaja

Siendo un dominante pude explotar las enseñanzas de Reborn y un perfil del cielo más acorde al mundo de la mafia, me divertí muchísimo

Espero que a quienes terminaron de leer este pequeño fic, lo hayan disfrutado tanto como yo

Muchos besos~

Las ama: Krat.

 

PD: Espero haberles sacado al menos una sonrisa, yo sí me reí we XD  


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).