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Saudade. por RocketFran

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-¿Entonces, Hoseok ssi?- habló el más bajo sacándolo de sus pensamientos. No esperaba tener tan cerca al chico de piel blanca, su mirada era fría y aunque era un poco más bajo, tenía un aura intimidante. -¿Te importaría tener una conversación conmigo?-

-Jimin- se sintió estúpido por decirlo, pero si YoonGi estaba ahí, entonces el menor debía estar cerca.

-¿Jimin?-

-¿Vino contigo?- comenzó a buscarlo por todos lados, con la esperanza de que estuviera escondido en algún lugar.

-No, ni siquiera sabe que has despertado- le informó el más bajo.

-¿Por qué quieres hablar conmigo?- no le encontraba sentido al encuentro con ese chico, de hecho nunca pensó que tendrían la ocasión de hablar.

-Porque quiero saber quién eres en verdad y si vale la pena que Jimin sepa que has vuelto- para Hoseok, YoonGi era la representación perfecta del hielo. -¿Cuándo piensas presentarte a él?-

-¿De qué hablas?-

-Has estado en coma por cuatro años, eso es más simple que llevar la carga que llevo Jimin todo este tiempo. Ahora despiertas y ni siquiera has hecho un esfuerzo por acercarte a él- las palabras del mayor le dolían.

-Tu no lo entiendes- empuñó sus manos tratando de mantenerse lo más sereno posible. -¿Él está bien, no? Te tiene a ti-

-¿Y con eso te quedas tranquilo?-

-Los vi, son felices ¿no?- el pálido se quedó callado ante la pregunta. –Jimin me pudo olvidar fácilmente, en cambio yo, lo perdí todo, mis sueños, mi vida y a él-

-Hablas sin saber nada, Jung- la tranquilidad en la voz del más bajo le molestaba, como si el tuviera la verdad en todo.

-¡Tú me lo quitaste!- escupió con rabia pero sin la valentía como para golpear al mayor.

-Yo no te quite nada, solo estuve cuando él me necesito. Jimin no te pertenece, ni a mí tampoco- declaró alzando la voz. –Él es libre de elegir-

-¿Y si se enterase de que he vuelto? ¿Si decide dejarte?- sostuvo la mirada del mayor por unos minutos y luego vio la leve sonrisa en el rostro de YoonGi.

-Él sabrá que es lo mejor- una respuesta simple y confiada. Hoseok frunció el ceño con ganas de partirle la cara al chico que tenía en frente.

-Piérdete, Min. Déjame en paz y si vuelves a aparecer frente a mí, lo lamentaras- pasó por el lado del mayor sin mirarlo a la cara, ni esperar una despedida. Chocó con su hombro un costado del más bajo y retomó su camino a casa, enfurecido.

-Me encargare de que Jimin no te vuelva a elegir- fue lo último que escuchó antes de dejar atrás al chico de piel blanca. Tuvo ganas de devolverse y encararlo otra vez, pero  era mejor ignorarlo antes que salirse de sus casillas. Él no era así.

Cuando llegó a casa lo único que hizo fue encerrarse en su habitación, por suerte NamJoon no estaba y Jin se había quedado en el restaurant, no llegarían hasta en un par de horas. Lanzó el bastón a un lado y cojeó hasta la cama, se recostó en ella y dejó salir todo, la rabia, la impotencia y sobre todo la tristeza. Soltó un sollozo, sentía las lágrimas caer por sus mejillas; no quería llorar, no quería parecer débil pero tampoco podía ocultarse en la máscara de felicidad que se plantaba cada mañana para convencerse a él y a los demás de que todo iba bien.

¿Por qué todo tenía que pasar ahora, cuando su vida había comenzado a llevar un ritmo normal? ¿Cuándo tenía un poco más de libertad para hacer lo que quería? Aparecía Min YoonGi y lo arruinaba todo, volvía a remover lo que se encargó de enterrar en lo más profundo de su ser. Venía a recordarle que Jimin lo había cambiado y olvidado, le restregó en la cara que jamás lo volvería a tener y eso le dolía en lo más profundo, un dolor tan intenso que podía derrumbar todo lo que había conseguido en esos meses. Se quedó acurrucado sobre la cama, mientras las lágrimas corrían por sus mejillas y empapaban la tela de las sabanas. Se estaba sintiendo cansado y sus parpados comenzaron a pesar, el llanto estaba haciendo un afecto somnífero en él y no hizo nada para evitarlo. Era mejor así, al menos no sentía el dolor.

 

-Hyung- abrió los ojos con lentitud, una luz incandescente golpeó su mirada, segándolo por unos instantes. Pero se acostumbró de inmediato, encontrándose con el rostro del menor cerca del suyo.

-Jimin- susurró adormecido. El más bajo acercó su rostro al del pelinegro, dejando un beso corto en sus labios. –Esta es una buena forma de despertar-

El menor soltó una risa suave y se alejó de su pareja, trató de detenerlo pero aún estaba medio dormido y su cuerpo no reaccionaba rápido.

-Acuéstate a mi lado- habló con voz patosa.

-No, tengo clases y tú tienes que ir a trabajar, si no te levantas ahora te perderás el desayuno y llegaras tarde- vio al menor desaparecer por la puerta y solo en ese momento se percató del olor a café que invadía la estancia. Se estiró con pereza y giró un par de veces en la cama antes de levantarse.

Se dio una ducha y se puso ropa cómoda para ir a trabajar, se lamentó el hecho de que el menor fueran tan desordenado, seguramente tendría que llegar a ordenar el caos que había causado el menor tratado de encontrar un conjunto que le convenciera, como todos los días.

Se encontró con su pareja en la cocina americana, con el desayuno dispuesto en su lado de la mesa, porque si, él tenía un lugar favorito donde sentarse.

-Jimin, ¿Cuándo te acostumbraras a ser más ordenado?- preguntó al chico que estaba de espaldas a él, sirviéndose una taza de café.

-Tal vez nunca, hyung- se giró con una sonrisa en su rostro. –A ti te gusta ordenar mi desorden-

-No, no me gusta- declaró mientras comenzaba a comer su desayuno.

-Te lo recompensare-no pudo evitar sentir un escalofrió con el tono coqueto que utilizó el más bajo.

-¿Ahora?-

-En la noche- el castaño miró su reloj, alarmándose y bebió su café de un solo trago. –Es tarde, me tengo que ir-

Vio como Jimin corría a buscar sus cosas, apareciendo nuevamente, acercándose a él y depositando un beso en sus labios.

-Te amo, Hobi. Nos vemos en la tarde- no pudo evitar soltar una risa suave cuando el menor desapareció por la puerta principal. Él aún tenía tiempo para terminar su desayuno con calma.

Cuando terminó, fue por sus cosas para ir a su trabajo. Cogió las llaves y su móvil para salir del lugar, dio un último vistazo a su piso, orgulloso de lo que habían formado y luego abrió la puerta para dirigirse al lugar donde trabajaba, deseando que el día acabara pronto para volver a ver a Jimin.

 

-Hobi, despierta- por un momento pensó que se trataba nuevamente del menor, pero la voz era demasiado grave para que fuera Jimin despertándolo. –Vamos, debes tener hambre-

Se levantó con lentitud, su cabeza dolía demasiado y sentía que explotaría en cualquier momento, las luces estaban apagadas y  la habitación estaría completamente en penumbras si no fuera por el destello del pasillo que entraba por la puerta. No sabía qué hora era, pero definitivamente ya era tarde, giró la cabeza para mirar a su amigo entre los molestos rayos de luminosidad.

-¿Estás bien?- sintió como tomaban su rostro y era examinado por su mejor amigo. –Eres un desastre, ¿estabas llorando?-

-Sí, no, no es nada, Nam- se zafó del agarre de su amigo pero eso no evitó que el más alto lo mirara preocupado.

-No me engañas, Hoseok-

-Déjame en paz- soltó, levantándose de la cama y caminando en dirección al baño pero fue detenido por el peli rosa.

-Fue solo una pesadilla, soñé con Jimin- sabía que era más que eso y que prácticamente le estaba mintiendo a su amigo, pero no quería decirle a los demás de su encuentro con YoonGi, o al menos no ahora.

-Ya veo- sabía que NamJoon no se había tragado esa excusa pero al menos sirvió para que no le preguntara nada más. Caminó hasta el baño para lavarse la cara, al mirarse al espejo entendió la preocupación de su amigo, tenía los ojos hinchados y rojos, las mejillas con el rastro de las lágrimas secas. Tomó un poco de agua entre sus manos y la vertió en su cara, el frío era refrescante y confortante, cuando consideró que estaba un poco más presentable, salió y se dirigió al comedor donde lo esperaban sus amigos.

La mesa estaba lista para que se sentaran, NamJoon se sentó en la cabecera, como siempre lo hacía y él se sentó al lado izquierdo, porque el derecho siempre era ocupado por el mayor de los tres. Al poco rato entró SeokJin con una bandeja que agarraba por las azas con guantes de silicona; la puso en medio de los tres.

-Hola, Hobi- saludó el castaño con una sonrisa en el rostro. -¿Estabas cansado?-

-Algo así- trató de devolverle la sonrisa lo mejor que pudo.

-Ya veo, entonces espero que esto te ayude a sentirte mejor- el mayor comenzó a servir los platos con ayuda de su pareja. A pesar de que era una situación cotidiana desde que le habían dado el alta, ese día se sentía totalmente ajeno a la cena que estaba degustando. Se sentía fuera de lugar y algo ido, la discusión con YoonGi aun lo tenía algo molesto y triste; el sueño que tuvo tampoco lo ayudaba, se había sentido demasiado real y confortable, sobre todo el departamento donde se desarrollaba.

-Hay algo que quiero preguntarles- su voz llamo la atención de los dos chicos que dejaron la comida para escucharlo.

-Adelante- le animó el mayor.

-¿Qué paso con mi departamento?- antes no se había preocupado mucho de eso, porque asumió que su ex pareja ahora viviría en él. Pero el hecho de pensar que Jimin había llevado a vivir a YoonGi con él, le dolía aún más.

-Nada, esta como lo dejaste la última vez- habló el peli rosa mientras volvía la atención a su comida.

-¿Nada?- no sabía cómo tomar esa respuesta. -¿O sea que nadie lo usa?-

-No, de vez en cuando voy a mantenerlo un poco, si yo no puedo va V o Kookie- explicó Jin.

-¿Jimin… no se quedó en el?-

-A él no le hacía bien estar ahí, ya sabes, era una carga emocional muy grande- en parte escuchar eso lo alivió un poco. -¿Por qué preguntas sobre eso?-

-Me gustaría ir- su amigo lo miró con inseguridad pero Jin lo calmó tomando una de sus manos.

-Está en todo su derecho, Mon- habló el mayor antes de que su pareja se negara, como si pudiera leer su mente. NamJoon suspiró vencido y solo asistió con la cabeza a la petición de su mejor amigo. –Puedes ir Hoseok, pero otro día, uno en el que acordemos ir con anterioridad-

-Está bien-

-¿Qué esperas encontrar en ese lugar?- preguntó el peli rosa, con una mirada preocupada.

-Un poco de lo que me fue arrebatado- su respuesta fue seria y el más alto sabía que su amigo estaba hablando en serio, debía admitir que desde ese momento se sintió ansioso por volver a entrar en el lugar que le había costado tanto esfuerzo.

 

Sentía que su cabeza iba a explotar en cualquier momento, hace días que un dolor de cabeza lo molestaba en los momentos donde necesitaba concentrarse más. Había pasado un par de horas encerrado en su estudio, frente a su portátil, esperando el momento en que la inspiración llegara y pudiera continuar con la novela que había empezado a escribir hace un tiempo, pero cada vez que intentaba avanzar algo, una terrible jaqueca lo atacaba, impidiéndole concentrarse en escribir.

Esa noche no era distinta a las demás; curiosamente su inspiración llegaba solo de noche, así que era común que dedicara un par de horas a teclear algunos párrafos, pero desde que los dolores de cabeza lo aquejaban, no podía avanzar. Soltó un suspiro agotado mientras masajeaba su sien para atenuar la molestia, no había tomado medicamentos y tampoco creía que lo haría en esa ocasión, puesto que los odiaba; prefería creer que al día siguiente ya no tendría el malestar.

Escuchó la puerta abrirse pero no fue necesario mirar porque sabía de quien se trataba, no se molestó en mirar a su acompañante solo sintió como algo era dejado sobre el escritorio.

-No puedes seguir así, Joonie- la voz suave del mayor parecía ser un alivio para su jaqueca. –Toma esto-

-Sabes que no me gustan los medicamentos- alejó la píldora que estaba al lado del vaso de agua que le había llevado el castaño. –Se me pasara, seguro solo necesito dormir-

-Llevas semanas así, NamJoon- le reprochó el mayor, no quería mirar el rostro de su pareja porque sabía que encontraría molestia en él y no le gustaba ver a Jin enojado.

-Lo sé, Jin. Pero sabes que…-

-NamJoon, toma la pastilla-esta vez no sonó tan amable como la primera, era el tono que usaba cuando no quería una respuesta negativa. Tomó la píldora y el agua para ayudarla a pasar, cuando le mostro al mayor que la había tragado. El castaño le sonrió feliz.

-¿Feliz?- SeokJin no le respondió, solo terminó con la distancia que separaba sus rostros para besarlo con suavidad. El peli rosa se dejó llevar por el mayor, últimamente no habían podido pasar tiempo  a solas; lo tomó de la cadera para sentarlo sobre su regazo y abrazarlo. El mayor le correspondió apoyando su cabeza en la del menor.

-Joonie, ¿puedo preguntarte algo?-

-Ya lo estás haciendo- el peli rosa rió cuando Jin lo golpeó suave por su respuesta. –Adelante-

-¿Has estado estresado por Hoseok, verdad?- a NamJoon le impresionó la facilidad con la que su pareja podía saber que le sucedía.

-No, no es eso- trató de sonar convincente, tanto para el castaño como para sí mismo.

-No me mientas-

-No diría que es estrés, es algo más parecido a la preocupación por su estado. Sobre todo luego de que preguntara sobre el departamento- sentía las caricias suaves que    Jin dejaba en su nuca, eso lo relajaba, siempre lo hizo y el mayor lo sabía.

-Lo preguntaría algún día, es un tema que habíamos hablamos. Sabías que en algún momento, Hoseok preguntaría por ese tipo de cosas- el castaño hablaba con suavidad, como si tratara de explicarle la situación a un niño pequeño. –Está tratando de recuperar su vida y encontrar respuestas, todo es muy confuso para él-

-Lo sé, Jinie. Es solo que ya no quiero ver como sufre cada vez que se entera sobre el pasado- sintió las manos de SeokJin tomando su rostro para que lo mirara.

-Estas siendo muy aprensivo con él, sé que lo ideal no es sufrir. Pero parte de la recuperación de Hoseok es eso, aceptar que no todo será perfecto- el peli rosa quería evitar que su amigo se expusiera a las cosas que lo pudieran hacer sufrir, pero las palabras de su pareja eran ciertas. Hoseok debía enfrentar los obstáculos y él estaba impidiendo que eso pasara.

-Todo es muy confuso, Jin- el dolor volvía a intensificarse, llevo una mano a su sien, masajeándola con suavidad.  Su mano fue apartada y sintió los labios del mayor en su frente, luego el castaño se acercó a su boca comenzando un beso suave que no podía rechazar.

Intensificó el beso y abrazó con firmeza al mayor para acercarlo más a él. Necesitaba la cercanía de SeokJin, el castaño se aferró al cuello del peli rosa dejando que tomara el control de todo.

NamJoon coló sus manos dentro del sweater que vestía el mayor, mientras   se separaba de sus labios para comenzar a atacar su cuello. Jin soltaba pequeños suspiros en su oído, demostrando que le gustaba lo que hacían y le incitaba a seguir con eso, buscando más contacto con su cuerpo. Soltó un leve gruñido cuando el mayor se separó de él apoyando las manos en su pecho, conocía la mirada que tenía y sabía que ya no había vuelta atrás. Las suaves manos de su pareja le acariciaron su abdomen bajo su camiseta antes de deshacerse de ella por completo, dejando su torso desnudo. La mirada de SeokJin era totalmente lasciva mientras se dedicaba a admirar el cuerpo del menor, sintió los labios del mayor en su cuello, repartiendo besos, lamidas y mordiscos suaves por el lugar. Jin sabía cómo dominarlo en ese sentido, sabía perfectamente que le gustaba y cómo, pero la silla de su escritorio le estaba pareciendo muy incómoda para corresponderle al mayor.

-Jinie, necesitamos un lugar más cómodo- la mirada del castaño chocó con él por unos segundos.

-Nuestra habitación está muy lejos- la queja de su pareja le hizo soltar una risa suave que fue interrumpida por un nuevo beso en sus labios.

-Tengo una idea- el mayor se levantó seguido por NamJoon que lo tomó de la mano y lo guió al sofá de tres cuerpos que tenía en la sala. -¿Crees que este bien?-

Jin solo sonrió en respuesta, quitándose su sweater con la camiseta que traía abajo. El cuerpo de su pareja era esbelto y su piel exquisitamente suave, nunca tuvo nada de que quejarse del mayor, aunque al castaño le asustara su facilidad para ganar peso, a NamJoon no le importaba porque para él, SeokJin era perfecto.

El mayor se acercó al peli rosa, empujándolo con suavidad para que cayera de espaldas en el sofá y se subió sobre su cadera. NamJoon suspiró por el roce de sus caderas, Jin se apoyaba en su abdomen mientras se movía contra su miembro, no lo soporto más y tiro del mayor para comérselo a besos, algo que el castaño no rechazo, dejándose dominar por la lengua conocida de su pareja.

El peli rosa podría seguir besando a Jin por todo el tiempo que le quedaba de vida, era una de sus cosas favoritas, pero las prendas que aún tenían puestas le estorbaban y estaba seguro de que a su pareja también. Con la ayuda del mayor se deshizo de los pantalones y ropa interior, quedando completamente desnudos. Se dejó hacer por los besos que repartía por su cuerpo, el chico parecía quererlo devorar por completo; dejaba marcas por todo los lugares donde sus labios tocaban, pero sin llegar a tocar su necesitado miembro en ningún momento. Podía sentir su entrepierna doliendo y llamando por atención pero Jin no se dignaba a prestarle la atención necesaria, provocándolo casi de una manera tortuosa.

Tomó al mayor por la cintura, cambiando de posición en un movimiento rápido, dejando al castaño bajo su cuerpo. SeokJin no tuvo tiempo de resistirse al cambio, pero tampoco lo hubiera hecho, porque le gustaba cuando NamJoon se ponía así de desesperado.

-Ya has jugado mucho conmigo, Jinie- habló en el oído del mayor con una voz ronca. Pudo escuchar el leve suspiro que soltó Jin; buscó sus labios para volver a besarlo mientras su pareja lo acercaba con un abrazo y acariciaba su nuca. Acarició con delicadeza el esbelto cuerpo del mayor, mientras sus gemidos morían en su oído, lo que lo incitaba a seguir con más. Deslizó su mano hasta la entrepierna de su pareja, agarrándolo con firmeza, haciendo que el mayor soltara un gemido más sonoro. –Es mi turno-

Comenzó un masaje suave mientras observaba directamente a los ojos del castaño, los gemidos de SeokJin aumentaban con cada caricia de su mano. El mayor trató de callar sus gemidos poniendo su brazo sobre su boca; NamJoon apartó el brazo de su pareja, quería escuchar todo lo que saliera de su boca, sobre todo, su nombre entre jadeos y gemidos. Se acercó, uniendo sus labios otra vez mientras aumentaba la velocidad del masaje; podía sentir la respiración agitada de Jin contra sus labios y el líquido pre seminal se escurría por su mano. Sabía que su pareja estaba cerca, así que detuvo su mano y la acercó a la entrada del mayor para prepararlo, pero su mano fue alejada.

-Hazlo de una vez- habló ronco el mayor.

-Pero debo prepararte-

-No, te quiero ahora- Jin se acercó nuevamente a su rostro depositando un beso demandante mientras volvía a rozar sus caderas con las del más alto. NamJoon entendió que su pareja iba en serio; tomó un poco del líquido pre seminal del castaño para lubricar su miembro y fuera más fácil entrar en el mayor. Se acomodaron para que el peli rosa tuviera un fácil acceso al lugar.

-Perdóname si duele, amor- susurró en el oído de Jin, mientras se introducía con suavidad. El mayor se aferró a su espalda y mordió el hombro de su pareja para acallar sus gemidos. Cuando estuvo complemente dentro, quiso esperar para que el chico se acostumbrara pero Jin comenzó a mover sus caderas, indicándole que no iba a esperar; así que comenzó un vaivén lento, disfrutando el roce que tenían sus pieles cada vez que embestía al castaño. Su nombre comenzó a salir de los labios de SeokJin, pidiendo por más, el mayor estaba completamente bañado en sudor, al igual que él.

A medida que aumentaba la velocidad de las embestidas, sentía como si sus pieles ardieran juntas; las manos del mayor acariciaban su nuca, enredándose en su cabello y jalándolo levemente. Acercó una de sus manos a la erección del castaño para atenderla nuevamente, tratando se seguir el mismo ritmo que él llevaba. El mayor estampó sus labios en los de él, en un beso errático e interrumpido por los gemidos de ambos, mientras se llamaban constantemente, como si no se pudieran encontrar.

Jin lo abrazó, acercándolo más mientras besaba y lamía su cuello, el peli rosa sentía como las gotas de sudor se deslizaban por su rostro y espalda, pero también sentía un calor desesperante que se posó en su vientre y las descargas que cruzaban su espina dorsal, le hubiera gustado seguir así toda la noche pero su cuerpo tenía un límite y SeokJin no lo ayudaba a contenerse. Primero sintió la humedad en la mano con la que envolvía el miembro, su pareja pronuncio su nombre antes de venirse entre ellos; la contracción que causó el climax del mayor hizo que solo necesitara un par de embestida para soltar todo dentro de él, en un gemido ronco, con el nombre de su pareja.

Se recostó en el pecho del castaño para recuperarse, siendo recibido por los brazos del mayor, quien depositó en beso en su cabello.

-Me encantas- susurró Jin, el peli rosa sonrió ante la declaración del mayor.

-Te amo, Jin- declaró, levantando su rostro para besar con lentitud lo labios de su pareja. –Siempre sabes cómo alivianar mi carga-

-Nunca te dejaría llevar una carga tan pesada solo-

-Lo sé. Eres lo mejor que me pudo haber pasado en la vida- besó la mejilla de Jin mientras soltaba una risa suave

-Eres un hombre maravilloso-

Volvieron a besarse, esta vez sin apuros, solo aprovechando el momento de intimidad en el que estaban, por un momento NamJoon quería concentrarse solo en su relación. SeokJin tenía ese efecto en él, era su equilibrio y en ese momento no se imaginaba una vida sin el mayor.

 

Una suave caricia en el pecho lo sacó de la pesadilla que lo acechaba, abrió los ojos con lentitud, encontrándose con el rostro de su pareja. El menor lo observa algo preocupado y entendió porque, su cuerpo estaba sudado y su respiración agitada; no solía soñar o tener pesadillas, solo caía en un letargo profundo hasta el siguiente día, pero esa vez decidió tomar una siesta apoyándose en las piernas de Jimin, no era algo fuera de lo común, no era la primera vez que usaba al menor como almohada, pero si era la primera vez que tenía una pesadilla teniendo al peligris cerca de él.

-Tranquilo, hyung. Ya paso- trató de controlar su respiración, su pareja había abierto los primeros botones de su camisa, supuso que fue porque lo vio sudando. -¿Qué clase de pesadilla tuviste?-

Miró por unos segundos el rostro del menor, en su sueño Jimin parecía ajeno a él, como si no lo conociera de nada. –La peor de todas-

-¿Quieres contarme?- levantó su mano para acariciar la mejilla del chico, tenía miedo de que se esfumara en cualquier momento, que el sueño, en realidad, fuera tenerlo a su lado.

-Jimin, ¿me amas?- solo dejo que las palabras salieran sin pensarlo. No solía hacer ese tipo de preguntas, pero desde hace un tiempo, tenía miedo de perderlo y todo se debía al regreso de Hoseok.

El menor se quedó perplejo y entendía el por qué. En el tiempo que llevaban juntos, el nunca había preguntado algo como eso; Min YoonGi no era inseguro, se caracterizaba por su personalidad recta e inflexible, sabia de lo que era capaz y casi nunca cometía un error. Pero ahora pensaba en el día en que Jung decidiera reaparecer en la vida del peli gris y temía que eso tuviera repercusiones.

-¿Tan aterradora fue esa pesadilla como para que me preguntes eso?- la voz del menor era suave, jugaba con su flequillo, despejando la frente del pelinegro.

-No le temo a nada- mentía, le temía al fantasma de Jung Hoseok que habitaba el corazón de Jimin.

-Te amo- respondió el más joven, acercando su rostro al del mayor, depositando un casto beso en sus labios.

-¿Más que a Hoseok?- Jimin lo miro sorprendido, pasaron un par de segundos antes de que se dieran cuenta de lo que había preguntado. –Yo... Lo siento… Fue una pregunta estúpida, Jimin. Ignórala-

-Nunca habías preguntado algo como eso. Nunca habías hablado de Hoseok- se levantó del regazo del menor, parecía ensimismado. Se sintió terriblemente mal, sabía que para Jimin no era un tema fácil.

-Por favor, olvídalo-

-De todas formas responderé tu pregunta, hyung- la voz del peli gris era seria, al igual que su semblante. YoonGi se golpeó mentalmente por lo que había causado su descuido. –No te amo más que Hoseok-

Su corazón se detuvo, se congeló al escuchar las palabras de su pareja, con su voz neutra, sin ninguna vacilación, confirmaba algo que en lo más profundo de su corazón, sabía.

-No puedo compararlos, YoonGi. No son en nada parecidos, Hoseok y tú. Así que no puedo decir que ame más a Hoseok o a ti, hyung- explicó el menor, se acercó al pelinegro, tomando el pálido rostro entre sus manos. –En este momento, te amo a ti y eso es lo único que debería importar-

El peli gris acercó su rostro al del mayor, dándole un tierno beso esquimal que saco una pequeña risa a YoonGi. Junto sus labios con los del menor, en un beso casto, sin ninguna intención de volverse apasionado, como las primeras veces que se besaron.

-Gracias-

 

No quería parecer nervioso ese día, sobre todo porque iba a hablar con el chico que había conocido hace un par de semanas y no había tenido ningún tipo de contacto luego de eso. Caminaba con el leve cojeo y apoyándose en su bastón, el pedazo de madera que le obsequio NamJoon había sido de gran ayuda los últimos meses, sobre todo para lograr la completa independencia para movilizarse a donde quisiera.

Por un momento dudo en ir, el tema de YoonGi y Jimin aún no salía de su cabeza, sabía que no dejaría de pensar en eso fácilmente, pero NamJoon y Jin insistieron en que tomar las clases sería bueno para distraerse de ese tipo de cosas. De hecho, el mayor estaba tan feliz de que volviera a intentarlo, que decidió darle el día libre para hacer el papeleo tranquilo.

Podría haber llegado a la academia hace unos treinta minutos pero optó por el camino largo para pensar si de verdad estaba seguro de lo que iba a hacer. Ahora estaba frente a la puerta de vidrio de la academia, veía gente entrar y salir, algunos en grupos, conversando y riendo mientras cargaban bolsos o mochilas. Quería entrar pero era como si algo lo tuviera pegado en la acera, estaba tan nervioso que no podía dar el único paso que necesitaba para entrar al lugar. Y hubiera sido así por mucho más tiempo de no ser por una mano que tocó su hombro y lo asustó, haciendo que saltara.

-Wow, lo siento, lo siento- reconoció al dueño de la voz aunque este se estaba riendo. –No quería asustarte, solo te vi demasiado concentrado mirando la puerta-

-Kai, por favor, no vuelvas a hacer eso nunca más-le suplicó al chico que estaba a su lado.

-¿Viniste para tomar alguna clase?- la voz del más alto sonaba entusiasmada.

-La verdad es que si- se sentía un poco avergonzado de ser descubierto tan rápido.

-¿Eso quiere decir que tu doctor lo permitió?-

-Sí, pero dijo que debía empezar con algo suave y no exigirme demasiado- Kai sonrió por lo que había dicho Hoseok. Lo tomó de la mano y lo guió dentro del lugar, llegando a un gran mesón de recepción donde había dos chicas que atendían al público, hablaban con otros y veían los horarios de clases e inscripciones. Los presentes hicieron una leve reverencia al ver al chico castaño aparecer.

-JongIn sii, ¿necesita algo?- una de las chicas se acercó a ellos.

-Sí, quiero inscribir a mi nuevo amigo, pero lo haré yo mismo, gracias- se situó tras el mesón al lado de las chicas. El pelinegro veía como varias personas que pasaban cerca se comían al más alto con la mirada, tanto mujeres como hombres, pero el chico parecía ignorar ese hecho.

-Bien, Hoseok ah, te haré una ficha, necesito tus datos- le dictó todo la información que necesitaba para hacer su inscripción, debía admitir que se sentía bastante ansioso por volver a bailar, había esperado ese momento por mucho tiempo. Cuando el más alto terminó de teclear lo último en la computadora, imprimió el documento y le entregó una copia al pelinegro, junto con otra cosa. –Esta es tu tarjeta de alumno-

Hoseok, recibió el pequeño carnet, lo miro por unos segundos, emocionado por lo que significaba tener una tarjeta como esa. -¿Eso es todo? ¿Ahora puedo bailar?-

-Puedas bailar todo lo que tú quieras- le sonrió el más alto.

-Pero debo tomar una clase, elegir un estilo- alegó el pelinegro, sabía cómo funcionaban las academias de baile.

-Esta vez no, te deje con alguien que conoce muchos estilos y podrá ir a tu ritmo-

-¿Podría conocer a esa persona?- Hoseok miraba a todos lados, buscando al que sería su profesor. Vi algunos cuadros en la muralla, con los que parecían ser todos los profesores y las profesoras con los que contaba la academia, el primero era uno de Kai. – ¿Es algunos de ellos?-

El chico castaño rió. –Puede ser, ¿quieres adivinar?-

Volvió analizar los cuadros, ningún rostro, sin contar el de Kai, era conocido para él. Cada foto tenía una inscripción en metal bajo el marco con el nombre de la persona y el estilo  que dominaba. Se paseó por cada uno de ellos, pensando quien podría ser la persona la cual le ayudaría a bailar.

Luego de unos minutos se decidió por uno. -¿Podría ser ella? La profesora de Street Dance-

-Podría ser- rió el más alto. –Pero no. ¿No crees que comenzar con Street Dance es muy violento?-

-Puede, pero era lo que practicaba antes del accidente-

-Ya veo, lo tendré en cuenta- Hoseok lo miró extrañado, tal vez no era esa chica pero en algún momento, cuando comenzara a avanzar, Kai lo dejaría tomar esa clase.

-Si no es ella, no sé quién podría ser-

-Él, parece un buen candidato- el castaño señalo uno de los cuadros, siguió con la mirada donde estaba apuntando Kai. No pudo evitar impresionarse al ver el rostro que señalaba, resultaba ser la foto del mismo JongIn.

-¿Tu serás mi profesor?- no podía creer lo que el más alto trataba de decir, parecía ser una broma de su parte.

-¿No es una buena idea?-

-Claro que lo es, pero debes estar ocupado con otras cosas como para ser mi profesor- Kai palmeó suavemente su hombro al escuchar sus palabras.

-Tranquilo Hoseok ah, tengo tiempo suficiente para dar un par de clases a la semana. Deberías sentirte más honrado- bromeó el más alto. –Además se el ritmo que necesitas llevar, no queremos que tengas otra lesión-

-Aún estoy impresionado, no lo tomes a mal, por favor- se inclinó en una reverencia respetuosa, pero fue tomado por los hombros, siendo levantado nuevamente.

-No seas tan formal- rió Kai. Hoseok solo asintió con la cabeza; miró a un grupo de alumnos venía llegando, hablaban y reían felices, de seguro tendrían clases en ese momento.

-¿JongIn sii, crees que podemos empezar hoy?- sentía miedo de la respuesta que tendría el más alto, tal vez no estaba en sus planes comenzar ese mismo día.

-Claro que si, veré si tengo alguna sala disponible- sonrió ante el solo hecho de pensar en pisar una sala de baile. El castaño se acercó a una de las chicas que lo recibió con una sonrisa, hablaron un rato y luego volvió rápido hacia él. –Tengo una sala disponible, vamos. Por cierto, Hoseok, solo dime Kai-

El más alto tomó al pelinegro de la mano y lo guió por el pasillo que daba a la sala que ellos usarían; en el camino, Hoseok pudo ver las demás clases que se estaban desarrollando y no podía estar más entusiasmado. Sentía su corazón latir a mil y la ansiedad comenzaba a carcomerlo.

Cuando llegaron a la sala entendió que solo serían ellos dos, no le molestaba en absoluto, por ahora le gustaba mantener su situación en secreto. El lugar tenía un ventanal donde se podía ver el pasillo y los demás podían ver que sucedía dentro, sabía que en algún momento los demás alumnos se acercarían a mirar que pasaba en esa sala, sobre todo si veían que el mismo director de la academia la usaba.

El lugar era amplio, el piso de madera estaba bien cuidado y las paredes eran de un blanco pulcro, eso le daba más luminosidad al lugar, además tenía un reproductor de música de última generación. Kai se acercó al aparato, preparando la música que usarían, cuando la suave melodía comenzó a sonar en toda la habitación, su cuerpo comenzó a vibrar con la música que inundaba  el lugar; vio como el más alto comenzaba a moverse al compás de la tonada y él solo estaba de pie en medio del lugar, inmóvil, aunque sabía lo que tenía que hacer. El castaño ocupaba todo el espacio que tenía alrededor y Hoseok podía jurar que hace mucho que no veía a alguien seguir la música de esa manera.

La mano que tenía el bastón temblaba, sostenía el mango con fuerza pero era inevitable el temblor cuando se sentía tan ansioso. Veía como Kai solo se dedicaba a bailar, como si nada más existiera y él quería unirse; soltó el bastón, que cayó con un sonido seco al suelo y dejo que su cuerpo creara.

Como si no hubieran pasado los años desde la última vez que había bailado, comenzó a seguir el ritmo que la canción le brindaba, lo dejaba fluir por sus extremidades, al principio con movimientos toscos y torpes, arrastrando su pierna en algunos lapsos y tropezando en otros, pero eso no le impedía seguir, porque estaba sediento, sediento de baile y era una sed que lo había acompañado desde el momento en que despertó del coma o incluso desde antes.

Ya no existía nada para él, el dolor se había ido; YoonGi, Jimin, la sensación de haberlo perdido todo, el martirio se había extinguido para dar paso a la felicidad. No sabía por cuanto tiempo había estado moviéndose, hasta que Kai se cruzó frente a él con una sonrisa, sabía que sus movimientos eran la mayoría torpes, pero no quería detenerse, quería seguir así para siempre, hasta que su cuerpo no pudiera más.

Estaba llorando, lloraba mientras bailaba y no podía controlar su emoción, porque estaba feliz, a pesar de que no bailara como antes, a pesar que debía cargar con su pierna que no era cien por ciento funcional. Era feliz.

-¿Tenías algún sobrenombre, Hoseok?- preguntó el más alto, alzando la voz sobre la música. Sin dejar de bailar.

-Soy J-Hope-


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