Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Enamorando a mi papás por Charly D

[Reviews - 9]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

 

 

No sé cómo, no sé por qué, pero hemos caminado y caminado, mis pies solos anduvieron el camino paso a paso, a pesar de que este sitio es completamente distinto a lo que yo conozco, estamos aquí, frente a este lugar: mi casa. Es un terreno lleno de maleza, está rodeado por una malla metálica, hay montículos de piedras y tierra, es un baldío por completo, en este sitio se edificará mi casa dentro de muchos años, por lo mismo, en este justo momento es un pedazo de tierra abandonado y sin una sola pizca del hogar que yo conozco. Mis ojos comienzan a picarme, tengo muchas ganas de llorar, quiero ir a casa, estar con mis papás, ya no quiero estar en este lugar donde nada de lo que soy existe.

 

-- Morrito... ¿Qué hacemos aquí? – mi papá quien se había mantenido en silencio durante un rato me preguntó con cierta confusión, lo podía notar, su ceño fruncido era prueba de ello.

-- Mi casa – mi instinto, eso que mi pá me ha dicho que sientes en la panza y se te va al corazón, fue el que me guio hasta aquí, miro a mi alrededor, hay unas cuantas casas, pero no todas las que conozco, la de mis vecinos apenas se está construyendo, la de mi amigo Dieguito aún no existe, como la mía – Mi casa… – tengo muchísimas ganas de llorar, este no es mi lugar.

-- ¿Estás bien, morro? – como no le contesto se posiciona frente a mí, ahora se nota preocupado.

-- Mi casa… mi – mi garganta se cierra, he estado mucho tiempo fuera, extraño mi vida tal cual es, despertarme tarde, que papá me destape y me regañe, que pá me haga panquecillos con miel, ir con mis amigos a los juegos de video, regresar y ver a mis papás sentados en el sillón de la sala mientras miran un serie en Netflix, extraño mi vida, a mi familia, chiquita pero amorosa, que cuando llegaba por las tardes me hacían un campito entre ellos para ver la tele los tres.

-- ¿Por qué lloras? – papá me mira sin saber qué hacer, por primera vez desde que estoy aquí lo miro con detenimiento, sus facciones son muy juveniles, pero es él, es mi papá, con muchos años menos pero es él, sus mismos ojos, su misma sonrisa, las mismas orejas un poco escondidas detrás de su cabello, es él, mi papá.

-- Ya me quiero ir a mi casa – por impulso lo abrazo, ya no quiero estar aquí, es la primera vez que estoy tanto tiempo sin ellos, y lo peor de todo es que no sé cómo volver.

-- Pues en eso estamos, Roger, te quiero acompañar a tu casa.

-- No están, ellos no están.

-- ¿Quiénes no están?

-- Mis papás, ellos no están en casa y no quiero estar solo – aunque deseara decirle la verdad nunca me lo creería, pero lo real era que no me apetecía estar solo.

-- Tranquilo, no llores – me abrazó con fuerza, como cuando los truenos me daban miedo y corría a verlo – No vas a estar solo, te vas conmigo, ya luego iremos a tu casa con tus jefes, esta noche te quedas otra vez conmigo, jálale morrito, que se hace noche – lo miro, está serio, pero no me dejará solo.

-- Gracias… papá – eso último se lo digo en voz baja, mis papás siempre estarán a mi lado.

 

 

 

°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°

 

Mi jefecita se extrañó de ver al morrito otra vez en la casa, pero luego de decirle que sus papás le dieron permiso se quedó más apaciguada. Durante la cena lo observé, es cierto lo que Lucy me dice, hace muchas cosas como yo, se sienta en el mismo estilo que yo, con la pierna cruzada y la izquierda encima de ésta, se rasca la oreja cuando algo lo apena, a la rebanada de pan que mi jefa le dio le quitó la orilla y lo comenzó a morder por las esquinas, aunque su mirada, esa no es para nada parecida a mí, esa más bien y es muy loco decirlo, pero me recuerda a Noé, esa forma tan peculiar de mirar es muy similar a la del burguesito guapo.

 

-- ¿Quién podría dejarte solo a ti morro? ¿Quién tendría esa mala entraña de abandonar a un angelito como tú? – nuevamente él está en mi cama, dormido y yo en el suelo, cuando lo vi llorar lleno de tristeza porque sus jefes lo dejaron solo, me dio tanto coraje que de tenerlos enfrente los hubiera pateado, Roger es un niño que se ve que es muy apegado a su familia, se le nota la inocencia hasta en lo que habla, tiene casi mi edad pero él es un niño, yo lo veo así, es increíble pensar que lo cuido más que a mi hermanita, siento que así es como mis papás nos cuidan a nosotros, ese morrito vino a poner mi vida en un montón de cosas raras, ni yo sé lo que me pasa, lo único que entiendo es que lo debo cuidar porque así debe de ser – Descansa morro, mañana será otro día – y no sé por qué razón desde dentro de mi ser sentí las ganas de decirle: hijo.

 

 

°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°

 

 

Hoy ha sido un día muy ajetreado, Toño logró su cometido, mañana lo acompañaré a la dichosa fiesta esa. El hippie se portó muy bien conmigo, ahora que me pongo a recordar mi jornada. Su mirada me ha dejado bastante pensativo, nunca ni en mis más horrorosos sueños habría pensado que antes de dormir dedicaría momentos al porro ese antes que a Carlos.

 

-- Me defendió – sonreí como tonto, Ramiro me defendió del traidor de Carlos – Cara de huevo – me tapé la boca como si deseara no haberlo dicho – No, eso es grosero, pero fue tan divertido – suspiré, el hippie puede ser creativo – La canción, se escuchaba muy bonita, ¿La habrá escrito él?  Era preciosa, y me miraba a mí, mientras cantaba no dejaba de mirarme – siento como si a mis brazos les comenzara a pasar una corriente eléctrica, como dice el populacho: siento la carne de gallina, y todo es por culpa del Ramín ese - ¡Ay no! – me vuelvo a tapar la boca y en el colchón me encojo, siento mis mejillas calientes, un extraño crujir en mi estómago se comienza a sentir, sería una locura total… ¡Total! Solo una persona en este mundo ha hecho que mi corazón lata parecido a como lo hace en este momento y ese es el cara de huevo, digo, Carlos – No podría ser, eso no podría ser – hundo mi cara en la almohada, como si de ese modo pudiera dejar de sentir lo que estoy sintiendo, como si pudiera dejar de pensar lo que estoy pensado, el hippie viéndolo desde otra perspectiva no es tan feo, ¡Ay qué miedo! Mejor dormiré, total mañana no iré a clases.

 

 

°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°

 

 

Esos rayos me incomodan, hago muecas, pues la cobija es tan delgadita que no tapa bien mi cara. No quiero levantarme, he dormido tan bien que desearía no tener que levantarme y enfrentar al día de hoy, no sé pero tengo la impresión que algo pasará.

 

-- Morro, ten – mi papá me da una pieza de pan dulce – Dice mi jefecita que no te levantes tan tarde, y que te diera el pan que quedó, que desayunes y si quieres más que me digas y ya voy por más.

-- Sí, gracias – sonrío, trato de ver la hora, pero el cuarto de Ramiro es un desastre, no tiene reloj y tampoco celular para verla – ¿Qué hora es?

-- Las nueve – me contesta mientras levanta unos pantalones que estaban en el suelo.

-- ¿Y no has ido al colegio? – le pregunto con miedo de que me arrastre a la escuela.

-- Nel morro, hoy es la fiesta esa de los disfraces, y como solo íbamos a tener las dos primeras horas pues casi nadie va.

-- ¿Cuál fiesta? – me interesa mucho ese asunto.

-- Pues la de la prepa, a algún pomadosillo se le ocurrió la idea hace unos años de hacer una fiesta de disfraces y desde entonces cada año hacen su guateque ese, pero la neta me da mucha flojera, solo los burguesillos y fresas van a esos rollos – me dice mientras hace lo que no creo: levantar su tieradero.

-- ¿Hacían fiestas de disfraces? – en mi época ya no, es más nunca había escuchado que eso se hacía.

-- Si.

-- ¿Iremos?

-- Nel, eso es para lo riquillos esos de la escuela.

-- ¿Riquillos? ¿Esos a los que les dices fresa?

-- Esos meros.

-- ¿Y Noé va a ir? – con mi sonrisa de mono le pregunto.

-- ¿Qué estás pensando?

-- Pues que si Noé va, tú puedes ir también ¿No?

-- No, no, no, olvídalo, eso no, yo no voy a esas cosas.

-- Pero piénsalo, él y tú pueden pasar un rato buena onda.

-- No, no, esas fiestas son de flojera.

-- ¡Anda! Vamos, podemos ir y estar un rato, y luego luego nos vamos, ¿Sí?

-- No.

-- ¡Sí! ¡Por favor! ¡Vamos!

-- No.

-- Anda y yo consigo que hables a solas con Noé.

-- ¿Cómo? – me mira con interés.

-- Que vayamos y puedo lograr que tú y pá, digo, Noé hablen un rato.

-- No, de todos modos, ni disfraz tengo, así que olvídalo – se dio la media vuelta, pero no voy a dejarme ganar.

-- Eso ya lo estaba pensando.

-- ¿Qué?

-- Tengo tu disfraz perfecto, algo que tienes de sobra y te quedará muy bien – sonrío con alegría, iremos, y como que me llamo Roger que esos dos se encontrarán, ya lo verán, ya lo verán.

 

 

°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°

 

 

No puedo creerlo, le hice caso a Toño y me siento muy apenado, cuando mis papás me vieron salir de casa vestido así no sabía dónde esconder la cara por la vergüenza que sentí, es algo que no pienso perdonarle al cretino este. Caminamos y siento que la gente nos mira con burla, él va muy quitado de la pena, pero yo me siento como un bicho raro, como si fuera en centro de atención, aunque tal vez exagero un poco.

 

-- Esa chava no se me va a ir, hoy le diré que sea mi novia y así seremos felices para siempre – el zopenco me dice alegremente, él va con un disfraz muy simple de Batman, el antifaz y una capa, eso es todo.

-- Te odio, Toño – le digo y seguimos avanzando a la escuela.

-- Relájate, ese traje te queda chévere.

-- ¿Lo crees? – le pregunto con ironía.

-- Sí, te queda justo.

-- Eres un tonto – me busco un disfraz según él muy apropiado para mí, un pantalón y una playera ajustados color azul, botas de tono café, junto con un chaleco rojo con piedras de colores, y en la cabeza una corona dorada, mi disfraz: un príncipe.

-- La verdad te queda bien, no te quejes.

 

 

Llegamos a la escuela, en el salón de usos múltiples es la fiesta, ya son las seis de la tarde, me parece raro, cada año hay más gente, no quería venir porque seguramente Carlos estará aquí con su chica, pero todo sea por la familia. Miro hacia todos lados, los asistentes están disfrazados, nos vemos extraños, pero es una fiesta muy popular por eso tiene éxito cada año, aprovechan estudiantes de otras escuelas para venir, eso es lo malo, nos mezclamos con mucha gente, ni modo.

 

 

Espero que hoy sea una noche linda, no deseo pasar por situaciones tristes, espero que ese mentiroso de Car… ni bien acabé de pensarlo cuando lo que no deseaba pasó.

 

-- ¿Qué tal? – con un impecable traje de catrín y colgando de su brazo esa chica vestida como princesa, Carlos llegaba con su novia, Estela. Ambos saludaban a todos los que se topaban, he de reconocer que esos dos se ven muy bien, hacen una pareja envidiable, tal como debe de ser, él no nació para estar conmigo, sino con ella, con una princesa.

 

Me doy la vuelta y me encamino al área donde se encuentra Toño con sus amigos y los míos, no quiero ser testigo de la felicidad de él, el chico que me rompió el corazón, él no es para mí y debo aceptarlo aunque duela el pecho así de feo.

 

 

°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°

 

 

Estamos entrando a este lugar, la neta si por mi hubiera sido me largo a echarme un porro con la Raco o cualquier otro carnalito, pero este morro tiene buen verbo y me convenció, estamos aquí, listos para no sé qué, según él hoy será una noche especial, yo me siento como completo idiota, supuestamente me disfrazó, aunque creo que es así como todos me ven a diario. Me puso un saco de mi jefe, esos que ocupa cada que va a unos quince años, un sombrero todo anticuado, es pequeño y de color negro, como el saco, un pantalón de los que uso y mis inseparables converse, con un poco de una pintura de mi jefecita me pintó de prieto los cachetes, según Roger vengo disfrazado de vagabundo, como a él no le encontramos un disfraz pues se tuvo que venir así, aunque su ropa con esas caritas que tiene pintadas ya es algo rara.

 

-- ¿Y luego qué hago acá? – le pregunto con aburrimiento, ni he bien entrado y ya me quiero ir.

-- Aguarda, aguarda – noto que el morrito hace gestos como buscando entre la gente, no reconozco a muchos porque vienen con máscaras o demasiado pintados, se ven raros - ¡Allá! ¡Allá, papá! – grita y yo volteo ¿Le habla a su papá? ¿Su jefe vino a esta fiesta de morros? Volteo para ver si lo tengo parado a un lado pero no, ¿Papá?

-- ¿A quién le hablaste? – lo miro sonriente, por curiosidad dirijo mis ojos a donde él observa y me doy cuenta, es como un cuadro de esos bonitos que hay en el museo, el fresita es todo un príncipe, se ve re bonito el condenado, se le ve un poco triste, es lo único que lo hace ver medio apachurrado, pero fuera de eso es el disfraz perfecto para él: un príncipe de cuento.

-- ¿Lo ves? ¿Lo ves? ¡Está allá! ¡Es un princeso! – parece un niño chiquito, saltando de la emoción, hasta parece más feliz que yo.

-- No, es un príncipe, un princeso no, un príncipe, y uno muy bonito – sonrío, es lo más bonito que he visto hoy, quiero acercarme, pero no sé si deba, ¿Y si lo asusto? ¿Y si me dice de cosas por ser un vagabundo mugriento? No me muevo, no me atrevo.

-- ¡Anda vamos! – Roger me jala de un brazo pero no doy un paso

-- No, no quiero ir.

-- ¿Por qué?

-- Porque no – me doy la vuelta, me voy a ir, soy un cobarde, quizás y Lucy tiene razón, un príncipe como él no es para un vago como yo, doy un vistazo para atrás y noto que un catrín se acerca a mi príncipe, creo reconocer al cara de huevo ese, Carlos.

 

 

°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°

 

No, no, no… mi papá se está yendo, miro al frente y mi pá está hablando con ese chico que tiene una ropa extraña, ¿Qué les pasa? Volteo nuevamente a donde estaba mi papá y ya se perdió, hay tanta gente que no sé por dónde se fue, no, esto no puede estar pasando, ¿Se habrán peleado sin que yo me diera cuenta? ¿Discutieron? ¿A qué hora? ¿Por qué no están juntos? ¿Qué pasa? Sin saber por qué, me estoy comenzado a sentir mal, muy mal, es como cuando estaba enfermo de la panza… Me siento muy pero muy mal.

 

-- ¿Ah? ¿Qué me pasa? – sin poder evitarlo me desplomo en el suelo del lugar, me siento muy mareado, unas inmensas ganas de vomitar se hacen presentes, todo me da vueltas, subo mi mano derecha para poder tocarme la frente pero algo me asusta, mi piel se ha vuelto muy clara, demasiado clara, parece transparente, ¡Me estoy haciendo transparente! ¡Estoy desapareciendo! Volteo y no veo por ningún lado ni a Ramín o Noé, mi respiración me falta, no… no quiero desaparecer, siento un sudor frío recorrerme la frente, mis papás acaban de pelear… Mi vida está en riesgo… Estoy desapareciendo de este mundo, seguramente se pelearon y por eso no se quieren ver, voy a… voy a… todo se vuelve negro y no sé qué más ocurre.

 

 

 

°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°

 

 

Estoy en la entrada, siento mis manos temblar, de último minuto me rajé, me dio miedo lanzarme con el fresita, pero… no sé, siento unas ganas brutas de ir a verlo, ese Carlos estaba con él, ¿De qué hablarán? ¿Lo estará molestando como el otro día? Aprieto mis puños de solo imaginar que ese cara de huevo le esté haciendo algo a Noé, no puedo dejar que lastime a mi príncipe, a lo mejor y no quiera nada conmigo, pero no puedo dejar que nadie le haga daño, vale gorro, es mi príncipe y lo defenderé.

 

°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°

 

 

Hace un momento Carlos se acercó a mí, dejó a su novia un momento con otras de sus amistades, me separó de mi grupo para hablar conmigo, según él en buenos términos, estoy a su lado, y no sé por qué, pero una inmensa angustia se está apoderando de mí, no es por hablar con este chico, es una angustia diferente, algo que no había experimentado en toda mi vida, es como un miedo desconocido.

 

-- Luces bien – me dice acercándose a mí porque el volumen de la música no me deja escucharlo.

-- Gracias – guardo silencio, este sentimiento sigue creciendo, ¿Qué es?

-- Te notas preocupado, ¿Estás bien?

-- Sí, no es nada, ¿De qué quieres hablar? – trato de zanjar el tema para no darle más peso a esto que estoy sintiendo dentro de mí.

-- Quería hablar contigo de algo serio – mira a su costado para cerciorarse que no lo escuchen – Yo sé que esto que sentimos es algo indebido, que está mal, y sé que deseas que esté a tu lado, pero solo hay una forma.

-- ¿De qué hablas?

-- Que podemos ser ‘amigos’ a escondidas, tu sabes, sin que nadie lo sepa, tú y yo, mientras llevamos una vida normal, nadie tiene por qué saberlo – No puedo creer lo que acabo de escuchar, ¿Qué seamos algo extraño a escondidas?

-- ¿Te está molestando, Noé? – sin que lo viéramos el hippie de Ramiro apareció, lo miro, su disfraz le queda perfecto, como vagabundo.

-- ¿Qué quieres? ¿No te das cuenta que estamos hablando?

-- Si me doy color, pero no sé si el príncipe quiera hablar contigo – me dijo príncipe y me hizo sonrojar, tengo una mezcla de sentimientos en estos momentos, por un lado la decepción por lo que Carlos dijo, por otro este revoloteo en mi estómago por cuestión de ver a Ramiro y por otro, esta angustia que sigue creciendo dentro de mí.

-- Lárgate – Carlos está molesto, se le nota en la cara.

-- ¿Y si no me voy, qué? – el otro, muy erguido lo está mirando retadoramente.

-- Te voy a partir la cara, vagabundo asqueroso.

-- Pues va, pégame un guamazo, como que quieres ¿No? Pégame, cara de huevo. ¿Qué esperas? ¡Pégame! – le alzó la voz, Carlos se mueve, le va a pegar.

-- Espera Carlos – pero sin esperarlo ninguno, el puño de Ramiro fue más rápido, le rompió la nariz a su contrincante.

-- Vuelve a molestar al fresita y dos más como este te esperan – lo miro, no quería que Carlos le pegara a Ramiro, pero ahora que fue al revés siento que todo está en orden.

-- Ya por favor, no más – me pongo en medio de ellos, Ramiro de pie mirando al suelo, donde quedó Carlos con la nariz rota – Nunca, ¿Me escuchas?, jamás me voy a esconder, ni por ti, ni por nadie – señalándolo con el dedo le digo con toda la rabia que me hizo sentir su propuesta, hablándole de amor a Estela o cualquier otra, mientras que a mí me esconde para sacarme cuando pueda y quiera, jamás, eso no va a pasar.

-- ¿Estás bien? – me pregunta ese hippioso, le sonrío y él a mí, para esos instantes ya una bolita se había acercado para ver el pleito que se había hecho, Carlos sabía que llevaba las de perder, lo único que pudo hacer fue lo de siempre, huir de mí y de lo que siente, al menos espero que haya quedado todo claro.

-- Sí, ¿tú lo estás? – apenas me iba a responder cuando su varonil sonrisa y respuesta fueron borradas por un joven se acercó.

-- Ramín, pícale mano, el morrito con el que siempre andas se acaba de desmayar, se pegó bien feo en la choya, parece muerto.

-- ¿Qué? – la angustia que sentía se disparó por completo, no supimos cómo pero corriendo y quitando estorbos de nuestro camino llegamos donde debíamos. Cuando vi a Roger tirado en el suelo, inconsciente sentí como si mi alma se saliera de mi cuerpo, un terror desconocido se apoderó de mí.

 

 

°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°

 

Morrito, estoy en el suelo, a su lado, se ve muy blanco, parece muerto.

 

-- ¡Hey! Morrito, despierta, abre tus ojitos, muévete, despierta – me acomodo en el suelo y lo pongo en mis piernas para recostarlo – Roger, despiértate que tenemos que irnos – pero el niño no abre sus ojitos.

-- ¿Qué tiene? ¿Qué le pasa? – a mi lado Noé se encuclilla para palmear los cachetitos blancos del morrito – Despierta nene, abre los ojos – su voz temblorosa hace notar que quiere llorar.

-- No sé qué le pasa ¡¿Quién le hizo esto?! ¡Voy a matar a quien le haya hecho esto! – estoy desesperado, el morrito no abre sus ojos.

-- Roger, despierta hijo – vuelvo mi vista a Noé, está llorando ya, le acaba de decir hijo, y entiendo que no solo yo siento esto en mi corazón.

-- Despierta… hijo – un par de lágrimas también se escapan de mis ojos, no sé por qué, pero desde el fondo de mi ser siento el impulso de volverlo a llamar así, hijo, y ahora que Noé está a mi lado es como si todo estuviera completo y en su lugar – Despierta Roger – siento su carita fría, es como si estuviera muerto…

 

 

 

CONTINUARÁ… 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

¡Próximo capítulo, el final!

Gracias por tu lectura, si quieres seguir esta novela wattpad pica la liga.

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).