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Enamorando a mi papás por Charly D

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Es demasiado pronto para yo contarte que 
me enamoré... de ti. 
No vayas a pensar 
que soy un loco nada más 

Simplemente fuiste tú quien me trajo a este lugar. 
Y sé que es muy sincero, 
lo que tú me haces sentir 
son mis ganas de vivir.

 

Ven siéntate y dime que es real, 
que también me amas de verdad. 
Ven cuéntame que también has soñado, 
que camino contigo juntos de la mano.

 

 

Los demás chicos nos están mirando, pero el único que me interesa es él, siento que las piernas me tiemblan, es la primera vez que estando en esta banca siento estos nervios que me están matando, puedo ver sus ojos clavados en nosotros, en mí y yo lo miro a él, esa tan conocida sensación vuelve a apoderarse de mi cuerpo, aquellas mariposas de las que me habló la Raco se están moviendo como locas, hay una batalla campal en mi panza y el motivo lo tengo a unos cuantos metros de distancia.

 

Roger toca la guitarra bastante bien, se mira muy seguro, es obvio, aquí el único que está exhibiéndose como loco soy yo, pero bueno, el morro también se la está rifando conmigo, aunque técnicamente fue su idea. No paro de cantar, miro la hoja y canto, no me sé la letra y con estos nervios aunque me la supiera se me olvidaría. Mi carne se pone de gallina con cada paso que Noé da, nos mira, pese a que toda la escuela nos mira, pues es la hora de la salida, a mí solo me interesa él, me importa que él entienda que esto es por y para él.

 

Luego de unos largos, muy largos minutos, por fin la rola acabó, y como si de algo extraordinario se tratara, el niño popis se quedó mirándonos los instantes que duró la canción. Mi frente siento que suda, mis piernas siguen temblando, y estas cosas que me revolotean dentro no paran, al contrario están cada vez más y más locas.

 

-- ¡Muchas gracias! – el morrito dice muy contento mientras hace una reverencia, casi nadie le hace caso, pero se nota que es lo que menos le interesa. El burguesito sigue avanzando, desde que lo vi aparecer no le despego la mirada de encima, quiero que entienda que toda esta locura es para su deleite.

-- Hola – le sonrío lo mejor que puedo cuando está lo suficientemente cerca, apenas reparo que va acompañado, pero no es por el cara de huevo, es por su primo, creo que se llama Toño.

-- Hola – me sonríe… ¡Me sonríe! No me dice más porque se sigue derecho, no lo tomo a mal, al contrario… ¡Estoy que reviento de la alegría!

-- ¡Morro! – le grito jubiloso, estoy que no quepo en mí - ¡Me sonrió! ¡Me sonrió! Para estos momentos ya lo estoy cargando mientras lo abrazo, mi alegría se incrementa al instante, esa extraña sensación que he sentido desde que conocí al morrito se incrementó a la décima potencia, es como si algo familiar se instalara dentro de mí – Hijo… – digo en un tono de voz muy, pero muy tenue, apenas y me escuché yo mismo, no sé por qué pero desde el fondo de mi corazón me salió decir aquella palabra: hijo.

-- ¡Estoy feliz! – se aferra a mí, es muy difícil de explicar lo que estoy sintiendo en estos momentos, pero me siento como si estuviera con mis seres queridos, con mi familia.

 

 

 

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Vamos caminando rumbo a mi casa, mamá me dijo que invitara a Toño a comer, pues haría pollo empanizado, algo que vuelve loco a mi primo, mientras andamos yo sigo recordando lo que vi en la escuela, aquella mirada que no dejaba de seguirme, era como si con sus ojos me obligara a verlo, y yo caí en su truco hipnótico, no pude dejar de mirarlo.

 

-- Y le dije, si no me buscas me pierdes mi reina, así de simple, uno manda, ¿A poco no? – reacciono con esa última pregunta, no entiendo de lo que me habla porque sinceramente no le puse atención a su plática.

-- No, sí – le contesto pero el nota claramente mi respuesta.

-- ¿No me pusiste atención, verdad? – me ve con su cara acusadora.

-- Lo siento, venía pensando cosas.

-- En el porro aquel, el Ramín ese, ¿Verdad? – se sonríe pícaramente mientras me da un ligero codazo.

-- ¿Qué dices? – desvío la cara a otro lado, siento como el calor me sube a las mejillas.

-- No te hagas, si te quedaste como menso viendo a ese par que cantaba, la verdad estaba buena la rola, aunque nunca la había escuchado ¿La habrá inventado? Sepa la bola, aunque se notaba que el hippie estaba bien nervioso.

-- Quién sabe – le respondí, me siento algo asustado, si Toño se llega a enterar de mi secreto seguramente se lo dice a mis papás y entonces estaré en serios problemas.

-- Bueno, bueno, ya, dejando de lado al porro y su monito cilindrero, que por cierto ese chamaco es el mismo que andaba diciendo mensada y media en la fiesta de la Raco, creo que está bien turulato el chavillo, a lo mejor y está loquito.

-- No le digas así, ese niño no está loco, tenle respeto que él no se está metiendo contigo – le digo sumamente indignado, es algo que me salió de repente, no me gustó que se expresará así de ese niño.

-- Disculpa, no pensé que te molestarás, hasta pareciera tu hijo – me dice y me detengo en seco ¿Mi hijo?

-- ¿Qué? ¿Pasó algo?

-- No, nada, nada – sería algo completamente imposible, ese niño no puede ser mi hijo, es matemáticamente imposible, yo no podría tener un hijo y menos de esa edad, aunque no puedo evitar emocionarme al recordar lo que Toño me acaba de decir ‘hasta pareciera mi hijo’, sonrío, ese niño mi hijo, y el hippie de Ramiro lo cuida como tal, padres de ese niño, nosotros dos… niego con la cabeza, esa idea es todavía más descabellada el hippioso vagabundo y yo padres de ese chiquillo… ¡Imposible!

 

-- Bueno, bueno… aprovechando que vamos a tu casa, y que pues podemos hablar a gusto y sin pájaros en el alambre, ya sabes, eres el más chévere de mis primos, y pues yo estaba pensando… – ya caigo, por eso tan comprensivo y tan habliche, ya se me hacía raro que no me hiciera preguntas cuando le dije que me acompañara a mi casa, de hecho aún no sabe que habrá pollo para la comida, este cretino.

-- No, sea lo que sea, olvídalo, tengo tarea, pocos ánimos y ni hablar de dinero, no, no y no – algo me va a pedir y de entrada se lo niego.

-- ¡Anda! No seas malo, te necesito, salí de la patada en los bimestrales, y tengo la cuerda aquí, mira, aquí – se posiciona frente a mí y simula que una soga lo ahorca – Si no me haces segunda mis jefes me van a negar todo hasta el año dos mil.

-- Y para eso falta muchísimo tiempo, así que te vas a secar, porque no a todo lo que digas – lo esquivo y sigo caminando.

-- ¡Por favor! ¡Por favor! Es que ese día es perfecto para declarármele a Vanessa, por favor, por favor, por favor – me suplica, miserable, sabe que con los asuntos del amor me pone contra las cuerdas, digo, que yo tenga una suerte horrible para ello no significa que todos deban padecerlo.

-- ¿Qué quieres? – con fastidio le pregunto.

-- Que vayamos a la fiesta de los disfraces anuales.

-- ¿Es enserio? – justo a lo que menos deseo ir, lo juro.

-- Ese día le pediré a Vane que sea mi chava, por fa, si no vas mis carceleros no me dejarán ir y perderé la oportunidad de pedírselo.

-- ¡Ay Toño! Tienes más primos.

-- Sí, pero no van en la misma escuela que yo y mis papás no les tienen la misma confianza que te tienen a ti, ¡Por favor! Y te debo una ¿Sí? – me mira esperanzado.

-- Me debes miles, por si no lo recuerdas, pero tengo un problema.

-- ¿Cuál? – espera expectante e impaciente.

-- No tengo un disfraz – le contesto, es cierto, no tengo.

-- Eso es algo que yo tengo solucionado, ya hasta lo lavé y está colgadito para que lo uses ese día – me contesta con autosuficiencia, ese cretino ya estaba preparado, que le dijera que sí era puro trámite, ya lo tiene todo listo.

-- ¡Eres un…!

-- Tranquilo, te aseguro que será el disfraz perfecto para ti, te lo prometo, ¿Entonces, vamos? – para asegurarse espera mi respuesta.

-- No tengo otra opción, pero como el disfraz que me hayas conseguido sea una de tus cosas feas, te olvidas de mi compañía y le diré a mis tíos que no te dejen libre hasta el dos mil diez ¿Entendido?

-- ¡Sí, sí, sí! ¡Te lo prometo! ¡Te juro que te gustará! ¡Sí! – pongo los ojos en blanco, ese primo mío está loco, pero si puedo ayudarlo a encontrar el amor lo ayudaré, ojalá algún día yo también tenga esa fortuna.

 

 

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Luego de la cantada, ¡Que le gusto a mi pá! Buscamos en su casa a la amiga de mi papá para entregarle la guitarra que nos prestó, yo creo que no le gusta estar en su casa porque llegando tomó a Ramín de la muñeca y lo llevó un parquecito cercano, hasta donde recuerdo ese parque, en mis días es como tres veces más grande y con muchos más juegos y plantas.

 

Estamos los tres en los columpios, uno en cada uno, yo a la izquierda, mi papá en medio y Lucy a la derecha, yo me columpio poquito, pero ellos ni se mueven están platicando.

 

-- ¿Y qué tal les fue? ¿Lograron lo que querían? – se le quedó mirando a Ramín.

-- Fue mucho mejor, mucho mejor – se sonrió como menso, así recuerdo que era, una vez, yo debía tener como ocho años, mi papá y yo mirábamos la tele en la sala, él estaba sentado en el sillón y yo recargado de él, recuerdo que mi pá se peinaba para ir a una cita con sus amigos, esa tarde yo me quedaría con Ramín, cuando se acercó para preguntarnos cómo se veía yo le dije que bien, pero papá se le quedó mirando como menso y justo ponía esa cara que tiene en estos momentos, se notaba que estaba perdidamente enamorado de mi pá.

-- Esa carita dice mucho, carnalito, se ve que no te fue bien, te fue súper – la chica se rio.

-- Es que… me dijo ‘hola’ y me sonrió, me sonrió a mí, se quedó escuchando la canción hasta que acabó, ¿Te des cuenta de eso? ¡Toda la canción! – Ramiro se notaba muy emocionado, mientras me columpio me siento feliz, todo salió bien.

-- ¿En verdad crees que entre tú y ese higadito pueda pasar algo? - ¿Le dijo higadito a mi pá?

-- Yo creo que… que… ¡No sé! Todo puede pasar.

-- Quiero que entiendas algo, él y tú son muy diferentes, él es de un mundo y tú de otro, vamos, él es un principito y tú un vagabundo, yo creo que no funcionaría algo entre ustedes, entiende, ese fresita está muy alto para ti, y tú no eres de su clase o de su círculo, ese higadito queda mejor con otro higadito como él, el tal Carlos por ejemplo.

 

No, eso no, no, no y no…

 

-- Eres una mentirosa – detuve mi columpio – Eso nada tiene que ver – los dos me miraron sorprendidos, no había intervenido en su plática, pero ya no pude evitarlo - ¿Y qué tienen que ver sus diferencias? ¿Para estar juntos deben ser iguales? ¿Deben pensar igual, sentir igual o hasta vestir igual? No, cuando las personas se quieren solo se quieren y ya, no importa si son pobres o ricos, si son príncipes o vagabundos, solo importa lo que sienten aquí, en su corazón – con mi puño apreté esa parte de mi pecho – Y mis papás siempre han querido enseñarme que para el amor no importa si es entre un muchacho y una muchacha o entre dos chicos, solo importa que se quieran y deseen estar juntos, y tú no puedes impedir que ellos dos se quieran solo porque son diferentes. Tú no puedes impedir que mi familia se ame porque así es la realidad, y por más que estés amargada y nadie te quiera, ellos sí, y aunque uno sea un fresa como le dices y el otro un vago se quieren y eso es todo, así que no vuelvas a decir esas cosas – para ese instante ya estaba llorando como bebé.

-- Roger – mi papá me miraba sorprendido.

-- No era necesario que fueras tan claro, aunque tienes razón – la chica se levantó del columpio y caminó sin voltear – Luego nos vemos – sin más se fue del parque.

-- Lo siento – me disculpé, creo que me pasé de la raya.

-- No te preocupes, a Lucy le hacía falta que le abrieran los ojos, y nunca creí que un niño como tú le dijeras esas cosas, hay que dejarla sola un rato, vente morro, vamos a tu casa, tus papás deben estar preocupados.

-- Ah, sí – ni si quiera saben que estoy afuera.

 

 

 

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-- ¿Ah? ¿Qué me pasa? – sin poder evitarlo me desplomo en el suelo del lugar, me siento muy mareado, unas inmensas ganas de vomitar se hacen presentes, todo me da vueltas, subo mi mano derecha para poder tocarme la frente pero algo me asusta, mi piel se ha vuelto muy clara, demasiado clara, parece transparente, ¡Me estoy haciendo transparente! ¡Estoy desapareciendo! Volteo y no veo por ningún lado ni a Ramín o Noé, mi respiración me falta, no… no quiero desaparecer, siento un sudor frío recorrerme la frente, mis papás acaban de pelear… Mi vida está en riesgo… Estoy desapareciendo de este mundo…

 

 

 

 

 

CONTINUARÁ…

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

El último párrafo es un adelanto del próximo capítulo.

 

Gracias por su lectura, si quieres seguir esta historia en wattpad pica la liga.


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