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Rosa negra por LithiumVk

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Prólogo

¿Te gustan las flores? –Una voz infantil resonó por todo el lugar. La luz del sol mañanero ocultaba mi vista del intruso niño que invadía el jardín privado de mi madre, pero pese a eso no moleste absoluto.

Sí. –Respondí con toda la inocencia que un niño de 6 años pueda tener.

Eso es genial. A mí también me gustan mucho. Me llamo Zinnia. –Extendió su pequeña mano hacia mientras una sonrisa se refleja en su rostro. –Soy tu nuevo vecino.

Mi nombre es Hibisco. –Tome su mano y en eso una sonrisa se forma en mi pequeño rostro. – ¿Serás mi nuevo amigo?

A partir de ese momento mi vida estaría llena de travesuras y felicidad, hasta que yo mismo decidí darle un final.

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CAPÍTULO I

Las primeras gotas de lluvia comenzaron a inundar el lugar. Los paraguas se fueron despegando uno por uno hasta forma una especie de nueve negra, que junto al llanto de los presentes combinaban perfectamente con el acto fúnebre.

Cuando el padre termino su ceremonia pude observar como algunos de los presentes arrojaban rosas a la tumba como signo de despedida, otros simplemente se marchaban puesto que lo que antes era una ligera lluvia se había convertido en una torrencial tormenta.

Espere un rato hasta que la última persona se marcharse para acercarme a lo que ahora era una fosa ocupada con un cuerpo sin vida. La lluvia ya había empapado mi traje y el frío ya se coloca hasta mis huesos. Divise una vez más la rosa roja intenso que sostenía en mi mano, se veía tan insignificante y mucho más si era para él. Estaba a punto de romperme ahí mismo cuando Una voz triste y a la vez nostalgia me hace darme vuelta.

¿Eres Hibisco? ¿Hibisco Velare? –Puedo observar a una señora delgada, pequeña, su piel tan blanca como la recordaba, sus largos cabellos negros mostraban una que otra cana y en su rostro se marcaban algunas arrugas, indudable signo de sus años vividos. Pero de lo que estaba seguro era que si quitaba esos lentes obscuros podría ver unos hermosos ojos verdes, el mismo color que lo de él.– ¡Eres tú! ¡Oh, gracias a Dios!- Sin importarle mojarse me abrazo fuertemente dejando caer algunas lágrimas sobre mi hombro, sólo pude corresponderle luego de unos segundos.

Señora Dalia es hora de irnos –No fue hasta que hablo que repare en ella, una mujer alta, esbelta, muy hermosa de abundantes rizos dorados sostenía un paraguas hacia ambas. -Algunos amigos aún desean darle sus condolencias. La señora Dalia se separó lentamente de mí mientras limpiaba algunas de sus lágrimas.

Me alegro que hayas podida venir. Por favor pasa por la casa en cuanto puedas.-Se dio la vuelta para seguir su camino al auto que la aguardaba mientras que yo sólo me quede de pie bajo la lluvia. La mujer que la iba acompañando me dirigió una mirada que no supe identificar antes de subir alto, tuve un mal presentimiento. 

Observe el auto marcharse hasta que lo perdí de vista, no sé cuánto tiempo estuve allí hundido en mis pensamientos hasta el sonido de mi celular me saco de éstos; era mi asistente, al parecer debía asistir urgentemente a una reunión inesperada.

Mi vida siempre fue una mierda, pero tú siempre estuviste ahí para mí. Me apoyaste en todo, en cambio yo te falle. Te abandone. -Las lágrimas que escurrían por mi rostro se confundían con la lluvia.- Lo siento, de verdad lo lamento -Mis piernas flaquearon al punto de no poder sostenerme, tuve que sostenerme del filo de la fosa para no caer dentro, pero la rosa que sostenía no tuvo la misma suerte, había caído dentro.

Estuve allí por no sé cuánto tiempo, no me importaba ensuciarme de barro, en estos momentos ya nada me importaba. En estos momentos me sentía tan vació y miserable.

Ya había anochecido, la tormenta había dado a un cielo despejado cubierto de estrellas, hacia tanto frío que podía ver mi propio aliento; al final me sentía un ser tan patético, yo le había alejado de mí. No, estaba equivocado, yo me había alejado de él.

Me levante de la fría tiene mientras limpia mi rostro, había faltado a la reunión y mi celular no dejaba de sonar; ya era hora de irme.

Este será nuestro adiós -Una sonrisa tonta se escapó de mis labios-. Es irónico que esta sea la segunda vez que me despido de ti pero más doloroso darme cuenta que esta vez no intentarás detenerme. -Me di media vuelva-.  Nos veremos pronto, Zinnia.

Camine sin rumo fijo para nunca más volver a ese lugar.

                                               

 


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