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Álbum por MrsHunter

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Notas del capitulo:

Esté vendría siendo como un Two-shot, algo así como paso con Serial Killer y Dark Paradise :)

 

[Me cansé de tu agridulce Tragedia. No es gracioso, cuando estoy sentado completamente solo y estas en frente de mi]

 

Como ya era costumbre, llegaba exactamente a las nueve de la noche con cinco minutos; No más, no menos.

La cena estaba servida. Se quitaba corbata y saco, dejándolos sobre el sofá blanco, caminando a pasos lentos y cansados hasta el comedor, sin dirigirme una mirada siquiera. Solo se sentaba y comía.

Al terminar, agradecía la comida, se levantaba y dejaba los trastos sucios en el fregadero, no sin antes beber un vaso completo de agua, caminando escaleras arriba hacía nuestro dormitorio.

Eran contadas las ocasiones en que me preguntaba respecto a mi día, o que yo intentaba indagarle a él.

Llevábamos ya tres años de conocernos, de los cuales dos fueron de noviazgo, y ahora, tenemos dos años viviendo juntos, pero a la vez no tan juntos. Era una situación difícil de contar.

Yo le amaba, amaba muchísimo, con mi alma y cuerpo completo, pero él vivía en un sueño imposible que jamás pudo realizar.

— ¿No te agrada la cena?—recuerdo que eran de las primeras preguntas que le hacía—.

—Claro que me agrada, todo está delicioso—respondía sin siquiera mirarme—.

— ¿Entonces qué sucede? ¿Te sientes mal?

—Es por el trabajo, me tiene algo estresado

Su familia eran unos reconocidos ingenieros, ya hasta tenían su propaganda, locales y demás cosas que algunas veces no entendía. Para mí era un trabajo muy bueno, bien reconocido y pagado, sin mencionar que divertido. Pero al parecer eso no le gustaba del todo a mi pareja.

—No me digas, ¿Realmente no te gusta?—No respondió y tan solo se llevo otra cucharada de puré de papa a la boca— Te dije que lo intentaras, parece ser divertido, me agrada tu uniforme, y se ve que siempre hay trabajo entretenido, y…

—Ya basta, no quiero hablar de eso. Sabes que no es lo mío

—Pero quizá con el tiempo…

—Con el tiempo nada. ¿Qué tan estúpido puedes ser?

Y después de tanto tiempo, sus ojos buscaron los míos, pero tan solo tenían aquel deje de molestia, o más que molestia diría yo, hasta parecía su mayor enemigo.

Dejo el plato a medias, se levanto muy enojado, botando la servilleta y los cubiertos, subiendo a la recamara que en ese entonces aun estábamos arreglando, recién nos mudábamos a esa residencia.

Desde entonces no tocábamos el tema. Nuestra relación se fragmento y ya parecíamos más unos completos desconocidos. Las esperanzas que tenía de, algún día, me pidiese matrimonio, un hogar y vida feliz, un futuro prospero; Todo eso se fue al desagüe, tal como el agua de los trastos sucios que ahora enjuagaba con tristeza.

Quería apoyarlo porque lo amaba, era todo para mí, pero ni siquiera él ponía de su parte. Intentaba siempre ayudarlo un poco, tenía carrera como Diseñador Grafico, un poco diferente a todo lo que un ingeniero realiza, pero aún así mi ayuda siempre la tenía, y tan solo me humillaba, o simplemente no me respondía, se encerraba en nuestra recamara, dejándome a mi fuera de ella.

[Tu mierda agridulce es una tragedia]

Sé que no es bueno trabajar en algo que no es de tu agrado, pero más de una persona lo ha hecho en la vida, algunos logran acostumbrarse y sacar provecho de ello, creciendo cada día más hasta volverse alguien importante.

Él tenía muchísima ayuda, entró al negocio familiar sin complicación alguna. Nunca tuvo que trabajar para pagar la colegiatura, útiles escolares ni materiales de proyecto; Eso me entristecía, porque a diferencia de él, que lo tuvo todo y ahora no lo aprovechaba, yo tenía que esforzarme al máximo para alcanzar lo que deseaba.

Suspire con cansancio y algo de molestia al escuchar el azote con fuerza de la puerta. Me había dejado fuera de la habitación de nuevo. Termine de acomodar todo en la cocina y fui hasta la lavandería. Menos mal que había aseado un poco de ropa por la tarde.

Elegí el conjunto de ropa más llamativo pero casual que me encontré. Mis facciones era muy juveniles, a mis veinticuatro años, parecía más un chiquillo de unos dieciséis o diecisiete.

Me vestí con algo de prisa, acomode mi cabellera castaña y di unos últimos vistazos más. Tome las llaves de la casa, un poco de dinero y me marche de ahí.

Ya no aguantaría más sus caprichos infantiles. Hacía de todo por apoyarlo, pero él me despreciaba.

Ahora era mi turno.


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