Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Álbum por MrsHunter

[Reviews - 12]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

[Ojala pudiera encontrar a mi único amor verdadero esta noche. ¿Crees que podrías ser tú? ]

 

Le encontré un día lluvioso, vagando por las calles, algo sucio, lastimado y con un potente aroma a alcohol y cigarrillos.

Mi primera idea era robarle la plata que trajera consigo, pero el pobre chiquillo estaba demasiado desorientado, y por la pinta que traía encima, seguro que no tenía nada de valor para mí.

Murmuraba cosas incomprensibles, dirigiéndose a aquel callejón sin salida. Eran altas horas de la noche y el clima era muy frío.

Le seguí, cerciorándome de que nadie estuviese de curioso.

Se golpeo contra la pared y cayó de lleno al piso, maldiciendo y levantándose como podía.

— ¿Qué hace un niño tan tarde y lejos de casa?

—Cállate, ya no tengo casa

—Oh, el niño mimado huyo, ¿Un berrinche infantil?—Se le veía molesto, y cada vez más desorientado—.

—No es tú problema, ahora lárgate—su voz era algo rasposa, y soltaba un ligero vaporcillo debido al clima frío—.

—Y si el jovencito caprichoso no tiene casa, ¿Qué harás?

—Que te importa

Me divertía aquel chiquillo. Se recargo en la pared y se deslizo por el suelo, empapándose todavía más.

Así fue la primera vez en que lo vi, en que le permití trabajar para mí, cuando tuvo un techo y algo de dinero, alimento y vestimenta.

— ¿Hoy tienes trabajo?

—Algo así, hay que cobrar las deudas, lo sabes

Me puse mi chaleco antibalas y guardé armas en una mochila vieja y algo deteriorada, todo bajo la curiosa mirada de aquel chiquillo que, ya era todo un adulto a simple vista, nada que ver con el andrajoso borracho en un callejón sin salida, y su cuerpo desnudo sobre la vieja cama era un claro ejemplo del buen paso de los años.

—Te acompaño

—Es peligroso

— ¿Ya nos vamos?

Ignoro mis palabras y comenzó a vestirse, tomando un arma pequeña, escondiéndola en sus botas altas. Siempre era así, y me beneficiaba mucho el tenerlo a mi lado. Me debía muchas.

Se acercó a mi lado, poniéndose de puntillas, robándome un ligero beso que me encargue de intensificar.

Recorrí su cuerpo como si fuera la primera vez, aquella que robe hace varios años atrás. Lo poseía de una manera única, solo nosotros dos en esa vieja habitación que rentábamos en el lugar más asqueroso que pudiesen imaginarse, y que, pese a todo aquello, no era impedimento alguno para tomarlo todo del otro, una y otra vez, en los lugares que nos era posibles en toda la pequeña habitación.

Mordidas, besos y lamidas por todo el cuerpo ajeno. Incluso cada que nos vestíamos, no era necesario abotonar de más, o arreglarse por completo, después de todo siempre era lo mismo.

Una mirada bastaba para desnudarnos por completo. Entregando todo de nuestra parte, robando lo más que podíamos del ajeno. Disfrutando.

Todo era consentido, después de años esto ya era como marcas de propiedad, y ambos disfrutábamos de ellas, no había nadie más en nuestro pequeño mundo.

—Andando, ya nos atrasamos

—Claro, claro

Sonrío y salió primero del lugar, moviendo con coquetería su delicada cintura y proporcionado trasero.

Típico de él.


[Cariño, soy un sociópata.

Dulce asesino en serie, en pie de guerra, porque te amo un poco de más

Me deslizo sobre ti, en silencio.

Te susurro, ¿Soy lo que tu corazón desea?]

 

Estuvimos absortos en nuestro momento, que no fue hasta que salimos a la calle, en que me di cuenta de la lluvia que hacía aún más oscura aquella noche.

Lo vi por breves segundos, notando su perfil relajado, esperando un movimiento de mi parte; Y me recordó viejos tiempos.

—Vamos, quiero regresar cuanto antes—Y sabía bien lo que aquella sonrisilla significaba—.

—Igual yo…

Sin embargo no todo fue como me lo imaginaba. Justo cuando estábamos cobrando por la mercancía vendida, sirenas policiacas resonaron por todo el lugar. Estábamos atrapados.

Buscaba una salida rápida, no sin antes matar a los bastardos que nos tendieron la trampa.

 Las autoridades nos pedían salir cuanto antes del lugar, me parecía escuchar el ruidoso megáfono en mi oreja, pero seguro solo era la adrenalina del momento.

—Hay que huir, ¡Rápido!

Tuve eso que hacen llamar “corazonada”, presentimiento, justo en el momento en que acepte traer conmigo a mi chiquillo, porque sentí algo diferente. Y me di cuenta que toda tu vida depende de tiempo, segundos, momentos valiosos en que no se sabe que pueda pasar.

Subimos con rapidez las escaleras del lugar, buscando la terraza, y así, alguna esperanza de escape.

Quería llegar a casa, sí, casa, esa pequeña habitación asquerosa y mal oliente, que en compañía de aquel jovencito, me parecía el mismo paraíso.

Quería tenerlo entre mis brazos de nuevo, besarle y decirle que todo estaba bien, que fue lo mejor que le ocurrió a mi vida. Su presencia me cambio por completo.

Podíamos saltar hacía el otro edificio, parecía sencillo. Solo eso e iríamos a casa rápido, a amarnos como siempre lo hacíamos.

Pero tu sonrisa me quito las esperanzas por completo, notando como tu ropa se manchaba de a poco con ese tinte rojizo.

— ¡Arriba las manos, no se mueva o disparo de nueva cuenta!

No fui capaz de hacer otra cosa, solo me quedé ahí, inmóvil. Sintiendo las gotas de lluvia cada vez más fuertes y duras contra mi cuerpo. Notando como te desplomabas al suelo, cayendo cual delicado pétalo de rosa.

Buscaba una mirada tuya, otra sonrisa. Más yacías en el frio suelo.

Me esposaron y llevaron de regreso, y no hice nada más que ver atrás.

Ver atrás, y recordar el pasado. Atormentado por el cruel futuro que me esperaba.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).