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One Night Stand por Aomame

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One Night Stand


Beso II

El despertador sonó con mayor estridencia de lo acostumbrado. Steve se giró en la cama para apagarlo de un certero manotazo. No había sido un despertar perfecto. Le dolía el brazo, las heridas en otros lados, y tenía la sensación de haber dormido profundamente, y eso lo ponía no de muy buen humor. Porque, uno, un soldado debe estar alerta todo el tiempo y dos, Tony se había ido sin que se diera cuenta.

Se sentó en la cama y se frotó el rostro con las manos, a ver si así, era capaz de despertar como era debido. Después, se levantó y buscó alguna prenda suya, encontró la más importante: su bóxer, y con sólo eso encima salió a la sala.

Su esperanza de ver a Tony ahí, se desvaneció al ver a su mejor amigo sentado en el borde de la isla mientras bebía un jugo de naranja y cambiaba de canal al televisor.

—¡Hey, buen día!—Bucky levantó las cejas pícaramente— ¿Buena noche?

A Steve se le escapó una sonrisa.

—Lo que se ve no se pregunta, amigo mío—dijo e hizo reír a su amigo.

—Tu novia fugitiva—se burló Bucky— dijo que tenía algo urgente que hacer.

El capitán lo miró brevemente y asintió. Esas palabras habían subido su ánimo. Y terminó por desechar los pensamientos que habían querido instalarse en su mente como unos gusanos oportunistas. Tony se había tenido que ir temprano, no estaba huyendo de él, ni se había arrepentido. Bueno, eso último era una suposición suya. Una esperanza nada más.

—Tu venda es un desastre—dijo Bucky con la vista en la pantalla, era claro que había notado la herida enrojecida de su brazo cuando pasó a su lado, directo al refrigerador.

—La arreglaré más tarde—murmuró Steve.

***

Tony se había ido, había dejado dicho que tenía algo que hacer con urgencia. Pero eso no decía que volvería. Y Steve no se quedaría tan tranquilo esperando. De pronto, sentía que el tiempo estaba devorando el mundo detrás de él, y lo acechaba. Una especie de prisa le picaba la psique con insistencia, no lo dejaba en paz.

Tenía el día libre, varios días libres en lo que se recuperaba de sus heridas, y Bucky se había ofrecido, extrañamente, a encargarse del papeleo habitual después de una misión. Así que no tenía nada más que hacer que una sola cosa: establecer qué tipo de relación tenía con Tony, o si, más bien, podía aspirar a tener una relación con él.

Se le ocurrió que Tony había ido a las oficinas de su propia empresa, ¿dónde más, si no? Por lo general, el ingeniero tenía juntas y cosas que tratar ahí con urgencia, porque siempre olvidaba que tenía que hacerlas hasta el último momento. Para su gran fortuna, tenía a Pepper de su lado o hace mucho que aquel emporio tecnológico se habría ido al garete. Tony tenía suerte de tener a Pepper. Y pensar eso, entristeció un poco al capitán.

Sabía que no podía dejarse dominar por pensamientos derrotistas, ni debía compararse con los amores de Tony, era una tontería. Pero no podía evitarlo del todo.

Arribó a Industrias Stark oficinas centrales, cerca de la hora de la comida. Maquinó en su mente mil maneras para decirle a Tony que lo invitaba a comer. Eso, claro, si ya no estaba ocupado.

La recepcionista no discutió con él los motivos de su visita, lo conocía bastante como para saber a quién iba a ver, además, de que el señor Stark había llegado no hace mucho. Con paso tranquilo, pero inquieto por dentro, Steve, se dirigió a las oficinas ejecutivas, donde Tony debía estar.

Caminaba hacia ahí, cuando vio a Tony salir de un pasillo en dirección a la sala de juntas. No había notado que Pepper iba delante de él, ni le dio importancia, hasta que vio que Tony la detenía a la mitad del camino y le decía algo. Steve frunció el ceño, pero sus pensamientos eran imprecisos; no tenía idea de lo que estaban hablando, y por la posición en la que estaban no podía hacer el intento de leer sus labios. No tuvo que hacerlo de todas maneras, lo que fuera que se hubieran dicho, fue breve y fue sellado con un beso. Steve paró en seco y alguien se estrelló contra él. Pidió disculpas a la pobre secretaria que corría apurada con documentos en la mano, y después, sin pensarlo, dio media vuelta y salió del edificio.

Una vez más, los pensamientos negativos inundaron su mente. Pero no quería pensar. No importaba si Tony seguía con Pepper, si la había besado, si... no importaba. Hablaría con él. El problema era que, ahora, su plan se había desmoronado. No tenía palabras y ciertamente, no se sentía bien.

Sólo se le ocurrió un lugar al cual ir después de lo que vio, después de sentir como si le patearan en la boca del estómago y maldijera esos aparatosos sentimientos que habían llegado de la nada: un bar.

***

Primero, sin embargo, se dirigió a SHIELD. A pesar de ser Bucky quién se haría cargo de los reportes, él tenía que firmar documentos. Se encontró con su amigo ahí y discutieron brevemente algunos detalles de los reportes. Luego, llegó Fury para darles las gracias, muy a su manera, claro, pero al menos lo había hecho; y aprovechó para pedirles consejo sobre otra operación que tenían en planes. Todo ese tiempo, Steve estuvo distraído, estaba, pero al mismo tiempo, no estaba; y eso no pasó desapercibido para Bucky.

—¿Qué tienes?—le preguntó cuándo por fin se libraron de Fury, y Steve había tirado de él hacia la calle que desembocaba en el bar.

—Nada.

—¡Vamos, Steve! ¡Puedes mentirle a todo el mundo, menos a mí!

Steve lo miró falsamente resentido, y no habló hasta que estuvieron sentados frente a la barra del bar. Le contó lo que había visto y sobre su propia lucha interna por mantener la esperanza, pero cada vez, confesó, le resultaba más una batalla perdida.

—Pero no has hablado con él—puntualizó Bucky y le dio un sorbo a su cerveza, ni a él ni a Steve les hacía efecto el alcohol, pero el sabor les gustaba.

—Lo sé—Steve también bebió, y pensó que ojalá estuviera Thor ahí con ellos y llevara su elixir mágico, ese si le había hecho sentir efectos de embriaguez.

—Bueno, habla con él. O seguirás dando vueltas.

Steve asintió, estaba de acuerdo, pero, le dijo que no ahora, no en ese momento. Hablaría con Tony cuando estuviera más tranquilo. Bucky estuvo de acuerdo.

—Para mí—le dijo—, es un mal entendido.

No había motivo para pensar algo diferente, no para Bucky, que sabía cómo estaban las cosas entre esos dos, mejor que ellos mismos.

—Se besaron, Bucky, ¿cómo puede ser eso un malentendido?

—Tal vez, ella lo besó a él.

Steve le concedió eso, pero por más que quiso recordar los detalles del beso que vio, no podía decir quien besó a quien, o si fue cosa de ambos.

—Le llamaré más tarde—resolvió y sintió que Bucky le palmeaba el hombro como si le dijera "buen chico".

Su plática derivó a temas menos personales, y se detuvo cuando Sharon hizo acto de aparición en el bar. Y ya que quería hablar con Steve, Bucky se disculpó diciendo que tenía que terminar con sus benditos reportes, y le recordó a su amigo que tenía "algo" que hacer y que no debía dejarlo pasar.

***

Sharon se sentó en el banco que Bucky dejó libre y pidió un gin tonic. Steve le miró apoyando la mejilla en su mano, con cierto aburrimiento en la mirada, o tal vez, era resignación, fuera lo que fuera, la rubia lo notó.

—¿Te sucede algo, Steve?

Éste negó y se irguió en su asiento, al tiempo que tomaba su tarro de cerveza para darle un trago.

—¿De qué querías hablar conmigo?—preguntó a cambio y decidió poner su mejor cara.

—¡Ah!—Sharon sonrió—Quería darte las gracias por la carta. Me ayudó mucho, aunque no lo creas.

—¿De verdad?

—Sí, ¡estoy dentro del programa!

—¡Hey, felicidades!—Steve le sonrió y le dio un breve abrazo como parte de su felicitación.

Sharon también sonrió, aunque más ampliamente. Estaba realmente contenta con su asignación y sólo había alguien con quién deseaba compartir su éxito.

—Steve—le llamó al tiempo que se acomodaba un mechón de cabello tras la oreja—, mi oferta sigue en pie, ¿sabes?

El capitán frunció el ceño, no comprendía a que se refería, se lo hizo saber y ella lo miró como si no quisiera decirlo.

—Sobre venir conmigo—dijo bajito y le dio un sorbo a su bebida, para hacer un poco de tiempo—. Podrían ser como vacaciones para ti. Te las mereces ¿sabes?

Steve sacudió la cabeza.

—Ya hablamos de esto, Sharon.

—Lo sé, pero siempre estoy esperando que cambies de opinión.

Él rio suavemente.

—Tienes a alguien aquí, ¿verdad? —Sharon lo miró atentamente.

Steve asintió con un suspiro.

—No va muy bien, eh.

—No va—contestó él—, al menos por ahora.

—Así que hay esperanza.

—Sí, claro, siempre la hay.

—¿Lo ves? Por eso es que espero por ti.

—No lo hagas, además, soy muy anciano para ti.

Sharon rio divertida por ese pequeño comentario. Y después, estiró la mano para alcanzar la mejilla de Steve.

—Déjame despedirme al menos.

Steve levantó la vista interrogante, pero antes de que pudiera siquiera decir algo más, ella lo besó. Fue un beso breve y cuando terminó, Sharon sonrió.

—Ya puedo irme—concluyó.

Steve no supo que decir, ni se preocupó por ello, porque sintió como si algo tirara de él, una especie de impulso que le pedía voltear a su costado. Al tiempo que volteaba, escuchó un estornudo, y vio, sin duda alguna, a Tony yéndose. ¿Qué hacía Tony ahí? Se preguntó, pero lo que lo llenó de pánico fue pensar que éste había visto ese beso. Se puso de pie, dispuesto a ir en pos de él, pero al hacerlo sintió la mano de Sharon contra su brazo.

—¿Qué sucede?—le preguntó ligeramente asustada.

—Tengo que irme— no agregó más, le dijo al barman que añadiera los tragos a su cuenta y salió en busca de Tony.

No lo vio a simple vista entre las cabezas de los agentes y civiles que atestaban el bar a esa hora. Lo buscó con la mirada, pero sólo lo pudo ver cuando abrió la puerta del bar y salió a la calle. Él estaba de pie en el borde de la acera, temblaba ligeramente, tal vez, por el frío.

—¡Tony! —lo llamó.

Y éste volteó. 

Notas finales:

Wola! Espero que les haya gustado!

 

Ahora sí estamos al borde del final. 

Perdón por hacerla de emoción XD

¡Nos estamos leyendo! 

<3

Continuará...


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