Después de dejar el pueblo en llamas, Thor y su grupo se dirigían hacia el mar. Carol estaba algo preocupada por el otro grupo y se sentía algo culpable por su forma egoísta de actuar, pero odiaba sentirse tan vulnerable y asustada frente a gente que no conocía del todo bien. Sin duda, cuando viera de nuevo a Rhodes le pediría una disculpa.
Kamala se mantenía abrumada y confundida. Sentía que poco a poco perdía la cordura. Lo único que mantenía a flote su estabilidad era Sam, quien no dejaba de susurrarle palabras reconfortantes. Loki caminaba en silencio junto a Thor. Se miraban de rato en rato, preocupados el uno por el otro. Scott caminaba algo alterado, mirando a todos lados. Sentía que algo o alguien los observaba y para colmo los truenos no ayudaban en nada. Supervisor pudo notar el nerviosismo de su compañero y se acercó a él para golpearlo. Lang volteó con el ceño fruncido y empezó a quejarse sobre el reciente golpe. Supervisor fingió escuchar lo que le decía el castaño. De alguna manera, había logrado que Scott dejase de pensar en la situación actual y se concentrará en el golpe sorpresa que le había dado apropósito.
Pronto llegarían al muelle en donde desembarcaron, pero no había ningún bote cerca. Tendrían que dividirse de nuevo para cubrir ambos lados de la isla para ver si tenían suerte.
Thor, Loki, Kamala y Sam irían por la izquierda, mientras que Supervisor, Scott y Carol irían por la derecha. En cuanto se separaron los truenos empezaron a sonar más fuerte, incluso pudieron escuchar como uno caía por medio del bosque. Temieron por el otro grupo.
Loki quiso ir en busca de sus amigos, pero su hermanastro se lo impidió.
–Tenemos que permanecer juntos –le recordó el rubio. –Sé que estás preocupado por tus amigos, yo igual lo estoy por Janet –el pelinegro se tensó. Era obvio, claro que estaba preocupada por ella. Es su novia.
Loki deshizo el agarre y caminó en la dirección acordada, fingiendo perderse en el mar. Thor suspiró y la pareja que los veía suspiró con él.
Del otro lado, ninguno hablaba. De vez en cuando, Scott soltaba alguna incoherencia inaudible y el silencio volvía a reinar. Supervisor empezaba a ponerse tenso. Quizás era en vano el a verse separado. Si no había un bote en el muelle, ¿Por qué lo habría en otra parte? ¿Quién era tan idiota como para dejar su bote en cualquier lado sin miedo a que se le roben?
Scott pudo notar las muecas incomodas que hacía su amigo y lo empujó hasta hacerlo caer en la arena.
– ¡Pero que mierda te pasa, idiota! –se levantó como alma que lleva el diablo y se le fue encima. Listo para golpearlo.
– Yo solo… –se tapó la cara con los brazos. –Quería distraerte… –confesó. –Tu hiciste lo mismo por mí… –lo miró con agradecimiento, dejando de proteger su rostro.
Supervisor se levantó y ayudó al castaño en el proceso. No diría gracias, ya que ahora estaban a mano.
Carol los miraba con extrañeza y algo de envidia. Quería estar junto a James, pero las circunstancias los había separado. No. Ella los había separado. Su egoísmo la había hecho alejar a Rhodes de ella.
Sus ojos perdieron el poco brillo que les quedaba. Scott y Supervisor pasaron por ella, buscando todavía una forma de salir de ahí. Carol se sentía sola. Olvidada. Dejada.
– ¡Hey, Danvers! Apúrate o te dejamos –grito el encapuchado.
–Adelántense, tengo que… ir al baño –mintió.
Los dos chicos se miraron extrañados y le dijeron que esperarían, pero ella insistió. Supervisor rodó los ojos ante la extraña insistencia de su compañera, pero aceptó darle su espacio y se llevó del brazo a un Lang nada conforme. Unos pasos después, el oji gris le susurraría un <<Hay que darle su espacio>>. El castaño comprendió y se soltó del agarre para seguir en busca de un bote.
Sería la última vez que verían a la Carol Danvers que habían conocido.
Mientras tanto, con el grupo del bosque y la joven de cabellos negros. Las cosas no iban del todo bien. La peli negra había acordado encontrar a los amigos faltantes del grupo al que había salvado, para evitar repetir toda la historia.
– ¿Alguna idea de donde pueden haber ido? –todos negaron con la cabeza. –Vamos, esfuércense –rodó los ojos.
– Quizás… –todos voltearon sus miradas a un pequeño castaño que recién despertaba. –Fueron al muelle… –se acurrucó en el pecho de Barnes, tratando de acostumbrarse a la poca luz que había.
Pronto amanecería, pero las nubes negras no desaparecían. La peli negra sonrió y bufó. –Tiene que despertarse el nene y dar la respuesta. Qué vergüenza –sonrió divertida. –Bien, iremos al mar –sentenció. Caminando con un leve cojeo y siendo seguida por el grupo.
Tony se mantenía entre los brazos de un preocupado James. Mientras que Rhodes se acercaba a tomarle el pulso. Empezaba a recuperar la estabilidad. Janet y Nath caminaban a paso lento para corroborar el buen estado de su menor amigo. Peggy quiso acercarse, pero no quería agobiar a su primo. Steve pudo notar la duda en los ojos de su enamorada.
–Si quieres hablar con él, no te prives –le aconsejo. –Él debe estar preocupado por ti… –dijo, casi gruñendo.
Carter agradeció las palabras de su pareja y detuvo su andar para que el pequeño grupo se acerque a ella. En cuanto se vio envuelta entre sus compañeros y Anthony, se acercó a este último para preguntarle cómo se sentía. Pero el castaño soló se escondió en el pecho de su protector. No tenía ganas de hablar, se sentía cansado y avergonzado. Peggy debía estar enojada, pero aun así se preocupada por él. Qué vergüenza. La castaña frunció levemente el ceño y quiso insistir, pero la mirada desafiante de Barnes la hizo desistir. Quizás más tarde su primo se sentiría mejor para hablar. Rhodes, Janet y Nath caminaban por detrás, siempre alertas.
Janet se sobó el brazo derecho ante un ligero ardor, no quiso avisar a nadie y siguió caminando cerca de su peli roja amiga. De igual forma, Carter sintió un extraño ardor en su hombro derecho que dejó pasar. Tony se mantenía ocultó en el pecho de Barnes, hasta que sintió un ardor en su pecho, pensó que era su corazón, aunque nunca le había ardido de esa manera. Como si quemara. Se acarició un poco el lugar y lo dejó pasar. Tratando de respirar pausadamente, creyendo que podría detener el ardor.
Encantadora, quien seguía casi al mismo ritmo a la peli negra, bostezó cansada. Quería saber que mierda había sido ese monstro de hace un momento y saber de sus compañeros, pero el sueño empezaba a jugarle una mala pasada. Se sintió desfallecer por un momento. Por suerte, Rhodes había notado el extraño comportamiento de la rubia y la asistió para evitar que caiga.
La oxigenada agradeció débilmente e insistió en seguir, pero los demás consideraron la idea de descansar. Acaban de ser atacados por una cosa en llamas. No solo había desgaste físico, también psicológico.
James se sentó con cuidado debajo de un árbol, sin separarse de Stark, quien empezaba a sentirse incómodo. Seguro pesaba mucho, últimamente se había estado comiendo muchas donas en las noches y el trago también sube mucho de peso. Cargarlo de manera nupcial debía ser una tortura para la pobre espalda del deportista. Se sintió algo apenado y quiso levantarse, pero Barnes lo aprisionó entre sus brazos.
–Descansa… –le susurró cerca al oído, tensando levemente al castaño menor.
–Yo… debo ser muy pesado… gracias por… cargarme todo este tiempo –ocultó su sonrojo entre sus manos.
James negó con la cabeza. Cada segundo era una tortura para él, porque no podía ni siquiera besar en la frente al castaño sin que fuera algo raro, ya que estaba desmayado. Además, su embriagante olor a canela y chocolate lo volvía loco. Necesitaba de ese olor para seguir cuerdo y con ganas de salir de esa isla para declararle su amor a los cuatro vientos. Sobre todo ahora, que el castaño casi corresponde a su beso. Sonrió, no dejaría que Stark se le escape.
–Eres más liviano de lo que crees –sonrió más para él que para el castaño.
Anthony se sonrojó y agradeció de nuevo. Sin embargo, de todas formas se levantó y se recostó al lado de su mejor amiga. Janet lo recibió con los brazos abiertos, dejando de lado a Romanof. Quien decidió hacerle compañía a un frustrado castaño.
–Eres muy obvio –comentó, mientras trataba de no ver de frente a su castaña.
–Tu igual –rodó los ojos.
Los castaños menores solo se mantenían abrazados. Había muchas cosas que decir, pero ninguna palabra les salía. Por lo que, prefirieron darse algo de calor.
Más allá, estaban Encantadora recostada en el hombro de Rhodes. La rubia se había negado a recibir ayuda alguna, pero terminó por aceptar al sentirse mareada de nuevo. Quizás no había comido lo suficiente durante el día. James le invitó un poco de chocolate que tenía guardado, pensaba dárselo a Tony, pero el castaño parecía estar mucho mejor y la rubia empezaba a preocuparle seriamente.
Por otro lado, Peggy y Steve se mantenían callados. Estaban uno al lado del otro, pero no mantenían ningún contacto físico y menos de vista. Ambos centrados en quien sabe qué.
La peli negra los observó a todos, aburrida. Pero, comprendió que para ser la primera vez que ven un monstruo, se lo habían tomado bastante bien. Miró su reloj y bufó, era hora de seguir. A regañadientes de algunos, la caminata se retomó.
Barnes trató de cargar de nuevo a Stark, pero este prefirió caminar al lado de su avispa. Natasha rodó los ojos ante el apodo del castaño menor. Nadie le decía avispa a SU avispa. Janet pareció ignorar la clara molestia de la peli roja y tomó de la mano a su mejor amigo para comenzar a caminar.
Los ignorados se resignaron a caminar detrás de sus amores, siempre alertas alrededor.
Rhodes visualizaría pronto el mar. Los chicos se emocionaron y salieron corriendo hacia el lugar. La peli negra rodó los ojos. Que infantiles podían ser los turistas.
– ¿Chicos? –levantó una ceja, extrañado al ver a sus compañeros.
Todos voltearon a buscar al dueño de la voz. Encontrándose a Scott y Supervisor. Encantadora se tiró encima de ellos, llevándolos hasta la arena. Estaba realmente feliz de verlos con vida. Los otros dos se mantuvieron estáticos, algo extrañados y preocupados por la rara conducta de su amiga.
Los dos James se acercaron a ayudarlos a levantarse. Comentando lo aliviados que estaban de verlos con vida.
– ¿Dónde está Thor? –preguntó preocupada, Janet.
Supervisor la calmó, comentando que ellos estaban en la dirección opuesta. Ya para ese momento debían haberse rendido y regresarían al punto de encuentro. Van Dyne se sintió aliviada.
Encantadora no soltaba a ninguno de sus dos amigos.
– Lamento interrumpir su emotivo encuentro, pero hay que buscar a los otros para explicarles que sucede –bufó la peli negra. Supervisor se percató de la presencia de la extraña y miró con curiosidad a su amiga. Ella suspiro y dijo que era difícil de explicar.
El encapuchado se quedó intranquilo. ¿Qué había sucedido? ¿Por qué todos estaban tan sudados y sucios? Negó con la cabeza y recordó lo que le había pedido a su amiga. Encantadora le entregó su billetera y este buscó algo dentro de ella. Una foto. Scott y la rubia trataron de ver de quién se trataba. Eran los tres. Era una foto de hace meses, dónde los tres se habían encontrado “de casualidad” en un parque de diversiones.
Scott había ido porque quería algo dulce para comer, Supervisor había ido por un concurso de “quien come más rápido” y Encantadora había ido por una cita, aunque al final había sido plantada. Casualmente se encontraron y sin querer pasaron toda la tarde juntos. Había sido una buena tarde noche. Acompañaron primero a la rubia hasta su casa y luego Supervisor dejaría a Scott en la suya.
La rubia y el castaño se sonrojaron levemente al darse cuenta del detalle y se alejaron sin decir nada. Supervisor guardó la foto en su bolsillo y tiró su billetera al mar. Solo quería tener esa foto de recuerdo. Todos lo miraron extrañado, pero decidieron darle su espacio.
Scott pudo sentir como poco a poco el ambiente se tensaba. Volteo su mirada a sus compañeros y todos traían caras largas, incluso Encantadora. La peli negra volvió a llamar la atención del grupo de amigos, esta vez siendo más autoritaria. Había que ponerse en marcha, estar en un solo lugar podía ser peligroso.
Supervisor rodó los ojos y pensó en mandarla al demonio, pero Natasha se lo impidió.
–Avanza y no te quejes –lo miró seriamente, tratando de intimidar al oji gris. Supervisor rodó los ojos y empezó a avanzar.
Aunque no avanzaba porque la desconocida lo dijera, lo hacía porque quería. Encantadora alcanzaría a Supervisor para caminar junto a él, aunque fuera en silencio .Tony y Janet se acercaron a Scott, por qué se habían separado. El castaño comentó que querían cubrir más terreno. Bucky y Rhodes se mantuvieron cerca de los castaños. Peggy y Steve iban a paso lento, siendo regañados por la peli negra. Carter la miró con desprecio, siendo respondida de la misma manera.
– Peggy… –el rubio la miró con preocupación. –Tranquila, sé que todo esto es una locura, pero… –trató de calmarla y quiso poner una mano en el hombro contrario, pero está se lo impidió.
–No trates de decirme lo obvio –frunció el ceño. – No puedo tranquilizarme sabiendo que esa cosa podría matarnos… podría matarlo –miró de lejos a su primo.
Steve frunció el ceño. ¿Qué tan importante podía ser Stark en la vida de Peggy? ¿A caso lo amaba? Y si era así, ¿Por qué jugaba con él? Rogers trató de encontrar un motivo real para la desesperación de su enamorada por proteger a Anthony. Pero sentía que ninguna era tan significativa como para que la castaña se pusiera, incluso, de mal humor.
– ¿Qué significa Tony para ti? –preguntó fuerte y claro a una Carter que se encontraba a muchos pasos de él.
La castaña volteo su mirada confundida. ¿A qué venía esa pregunta? Todos voltearon por la curiosidad. Incluso la peli negra detuvo su andar, aunque algo cabreada por detenerse.
Carter suspiró molesta y se volteo para continuar el camino. Todos miraron extrañados la reacción de Margaret.
– ¿A caso lo amas? –se atrevió a preguntar.
Todos abrieron los ojos como platos ante la impresión. Margaret volteo de nuevo su mirada hacia su enamorado. Frunció el ceño y le respondió.
– No es tu problema lo que yo sienta por Anthony –bufó.
Steve negó con la cabeza. Eran enamorados. ¡Claro que era su maldito problema!
Tony se tensó ante el ambiente pesado que se había formado. Quiso intervenir, pero Janet y Bucky se lo impidieron.
Steve iba a lanzar más preguntas de nuevo, pero una voz al fondo de ellos lo interrumpió. Eran Loki, Thor, Sam y Kamala. Los chicos habían decidido dar la vuelta al no ver ningún bote a los lejos, pero al regresar no encontraron a sus amigos, así que decidieron ir por ellos.
– ¿De qué nos hemos perdido? –preguntó sonriente, Thor.
Janet no dudó un segundo en tirársele encima y llorar. Loki se preocupó y Nath rodó los ojos. Kamala se acercó a Supervisor para preguntar por Carol al no verla entre ellos. Sam saludó a Bucky y este lo abrazó al verlo sano y salvo. Steve y Peggy no despegaban su mirada del otro.
– ¿Qué pasó? ¿Por qué Janet llora, tú me abrazas y esos dos no dejan de mirarse con odio? –preguntó preocupado el moreno.
Bucky bufó. Tratando de explicarle más o menos de que iba a esa pequeña riña.
– ¡BASTA! –lanzó un disparo al aire, asustando a todos. –¿Ya están completos, no?
Rhodes se atrevió a hablar –Falta Carol –respondió preocupado. Mirando a los del otro grupo.
Scott y Supervisor comentaron que ella había pedido algo de espacio y que quería ir al baño. Pero de ahí, no supieron más. Quizás se había perdido. James se preocupó aún más. Con esa cosa suelta, Carol corría peligro.
Janet balbuceaba cosas incoherentes, que ni Thor ni Loki pudieron descifrar. Tony empezó a temblar, mirando a sus mejores amigos en busca de apoyo, pero todos estaban ocupados. Entonces, con algo de vergüenza, se acercó a Bucky y se puso detrás de él, apoyando su cabeza en la espalda contraria. Barnes se tensó ligeramente, pero se sintió feliz de ser de confianza para el castaño. Paso sus manos por la cintura del menor, tratando de abrazarlo en la posición en la que se encontraban.
Encantadora dio un gran silbido, llamando la atención de todos. –Hay algo que necesitan saber… –miró a la peli negra. –Y nosotros, los que vivimos un momento horrible, necesitamos respuestas –Todos se callaron y asintieron. –No sé qué le habrá pasado a Carol, pero si queremos ir a buscarla al bosque, lo mejor será saber bien a que es lo que nos enfrentamos –suspiro cansada. Quería irse a casa.
La peli negra agradeció la ayuda y les pidió que se pusieran en un círculo, de esa manera sería más fácil mirar a todos y que todos escuchen con atención la verdad.
–Seré breve, después iremos por la que falta –suspiro. –Primero que nada, mi nombre es… –sonrió divertida. –BLACK MOON/ESMERALDA/RYUUSEI BOY.