Seunghyun sabía que Youngbae estaba muerto pero por alguna razón le tenía sin cuidado. También sabía que se encontraba prisionero pero esa era otra cosa que no le preocupaba en lo más mínimo, incluso cuando pequeños fragmentos de su consciencia agrietaban el encantamiento bajo el cual se encontraba su mente y podía sentirse a sí mismo – su yo real – marchitarse y esconderse bajo su nueva piel hechizada.
Desde que había sido hechizado lo perdió todo, pero no sentía el dolor que debía estar allí y por esa sola razón estaba agradecido con la bruja. Podía controlar sus acciones y pensar y sus emociones no parecían demasiado fuera de lugar para él, al menos mientras que su captor no estuviera cerca. En ese caso se encontraba completamente cautivado, incapaz de evocar una sola memoria sin su permiso, simplemente no podía.
La bruja mató al mejor amigo de Seunghyun, le secuestro y dejo vagar a los alrededores de la casa sin ningún propósito o la mera voluntad para poder marcharse. Él debería estar luchando por su vida. Debería estar tratando de liberarse.
Sabía que tenía que ser un hechizo que había sido puesto en él.
Y eso lo tenía sin cuidado. No podía importarle menos.
~
Jiyong se inclinó hacia adelante. Seunghyun no retrocedió.
"¿Sabes cómo matar a una bruja?"
"No."
No sabía. Ni siquiera podía mentir.
Jiyong sonrió y Seunghyun pudo sentir el encantamiento correr por sus venas y estrujar su corazón. Ese mismo hechizo lo hacía amar esa sonrisa o cualquier otra expresión en el rostro de Jiyong, en realidad.
"¿Quieres que te lo diga?"
Seunghyun había sido cazador de brujas por quince años pero nunca había oído hablar de una creatura que deliberadamente expusiera su punto débil. Allí tenía que haber algún truco, pero él quería saber cómo matar a una bruja. El conocimiento se había perdido hacía muchísimo tiempo e incluso ni los demonios más viles y antiguos en el abismo más profundo del inframundo podían recordarlo.
"Sí," respondió con sinceridad.
Jiyong volvió a sonreír y la mente de Seunghyun se incendió nuevamente.
"Primero, tienes que encadenarlos con cadenas hechas de hierro puro. Tiene que ser puro, ¿comprendes?"
"Sí."
Jiyong parecía complacido con eso. Seunghyun quería ver esa expresión en su rostro eternamente, o al menos eso es lo que el encantamiento le hacía desear.
"Buen chico."
Jiyong dio palmaditas en su brazo y Seunghyun sabía que no debería sentir deleite alguno ante el gesto.
Pero no le importaba, eso le tenía sin cuidado.
~
Jiyong no era impredecible. Seunghyun incluso lo consideraba bastante aburrido.
Todos los días se sentaba en la misma silla, bebiendo la misma cerveza inglesa aderezada con especias que bien podían ser belladona, leyendo los mismos libros una y otra vez. Cuando dormía lo hacía en la misma posición cada noche. Cuando despertaba, comía el mismo tipo de pan con el mismo tipo de lechuga en él, y bebía agua siempre del mismo vaso. Nunca cambiaba su rutina en lo absoluto.
Al menos no hasta que Jiyong le dirigió la palabra a Seunghyun, pero incluso entonces sus palabras fueron similares a las de unas cuantas noches atrás.
"¿Sabes cómo matar a una bruja?"
"No."
Seunghyun pensó que ya lo sabía, ¿acaso el hierro no los mataba? Pero el hechizo lo obligaba a decir la verdad, y aparentemente esa era.
"Te lo diré."
Ahora estaba seguro de que la magia no era suficiente para Jiyong y ahora quería jugar con su mente de diferentes maneras. ¿Quizá estaba aburrido?, teniendo una vida tan descolorida. ¿Quizá quería sentir la ilusión de la emoción que acompañaba una cacería?
Entonces tal vez sólo debería dejar ir a Seunghyun si quería tanto probar su propia sangre.
"Después de encadenarlos tienes que atarlos a un árbol muerto y derramar su sangre."
Seunghyun sabía que debería estar planeando como llevarlo a cabo.
Pero seguía sin ser capaz de hacer que le importase.
~
Si la magia era tan personal como había leído en los libros, Seunghyun creyó saber por qué todas sus emociones, aunque presentes, parecían inútiles... Jiyong era un ser tan vacío, sin expresión alguna que tuvo que afectarlo de alguna manera. Incluso cuando Jiyong reía o aplaudía con entusiasmo cuando una de sus pociones había funcionado o cuando algún hechizo realmente complicado y hermoso cobraba vida todo lo que resultaba era vacío, sin alma. No había luz en sus ojos, ni rubor en sus mejillas. Su sonrisa carecía de chispa.
Ni Youngbae ni Seunghyun sabían que se cruzarían con tan poderosa creatura. Cuando Xin los llamó y les dijo que tenía un trabajo para ellos, esperaron encontrarse con algo común, como de costumbre. Algunos hexbags, quizá una antigua maldición china lanzada en su dirección.
No se habían esperado que Jiyong matara a uno de ellos con sólo una inclinación de su cabeza y dejara vivo al otro, pero no sin antes escucharlo gritar en agonía algunos segundos.
Jiyong ni siquiera tuvo que usar palabra alguna. Poseía tanto poder que no necesitaba vocalizar ningún hechizo que deseara conjurar.
"¿Sabes cómo matar a una bruja?"
"No."
Jiyong cantó algo, algo que sonó como un arrullo y una paloma voló a través de la ventana y se posó en su regazo. Seunghyun miró asombrado como el ave comenzó a mirar alrededor casi con curiosidad.
"Después de atarlos a un árbol muerto, tienes que arrancar su corazón y bañarlo en la sangre de un inocente."
Los dedos de Jiyong acariciaron las alas del ave y Seunghyun casi sonrío ante el afecto del gesto, tal respeto y amor contenidos en él.
Y luego Jiyong movió su mano a la cabeza del pájaro y rompió su cuello.
Pero Seunghyun ni se inmutó. No le importó.
~
La apariencia de Jiyong no coincidía con su alma, él lucia joven, juguetón y puro. Su hermoso rostro y cuerpo esbelto se conservaba en excelentes condiciones, perfecto, como si de una escultura de un príncipe o de un dios griego se tratase. Si Seunghyun lo hubiera visto en un bar o caminando por la calle, sin duda alguna se hubiera enamorado de él a primera vista. Había algo en él que parecía querer abrirse paso entre todo el vacío y a veces Seunghyun pensaba que podía ver a una persona diferente, lo que hubiera sido Jiyong de haber sido humano. Alguien tan puro como era malvado ahora.
Una vez escuchó a Jiyong gritar por lo que parecieron horas y el sonido estaba lleno de sufrimiento y pesar y un arrepentimiento tan profundo que Seunghyun pensó que el dolor lo desgarraría...
No lo hizo.
Jiyong irrumpió en la habitación que había sido destinada para Seunghyun y, pareciendo desesperado preguntó:
"¿Sabes cómo matar a una bruja?"
"No."
¿Alguna vez lo sabría? ¿Era posible, si quiera? O ¿Estaba siendo alimentado con mentiras?
"Te lo diré," dijo Jiyong, su voz era ronca. "Oh, te lo diré."
Miró hacia el techo, y luego hacia abajo, su cuerpo se sacudió como si algo lo hubiese poseído.
"Tienes que enterrar su corazón y prenderlo en llamas. El fuego tiene que consumirlo."
Seunghyun asintió y Jiyong se río y se río y continuo riéndose por al menos una hora, pero Seunghyun no podía estar seguro porque el tiempo no existía más, no en ese lugar, no cuándo se encontraba bajo el hechizo.
"Prenderlos en llamas," Jiyong dijo eventualmente "En llamas."
Acarició su cara suavemente y con cuidado y luego se retiró de la habitación.
"¡MENTIROSOS! ¡LADRONES!" Seunghyun pudo oír su voz desde el pasillo. "¡ME BEBERÉ SU MALDITA SANGRE!"
Hubo un ruido de un golpe sordo. Hubo más risas y más gritos y un aullido de algo que podría ser un lobo.
Pero Seunghyun no podía hacer que le importase.
~
Jiyong estaba en un muy buen humor al día siguiente. Cantó en un idioma que murió al menos hace medio milenio y bailó alrededor dejando chispas y pequeñas plumas por todas partes. Él besó una planta agonizante de su jardín y está volvió a la vida, floreciendo con hermosas flores de mil colores.
"Seunghyun, querido."
Seunghyun vino a él y le dejó acariciar su mejilla. La piel de Jiyong era cálida y suave, la esencia que llenó sus fosas nasales era la más dulce que sus sentidos jamás hubieran percibido.
"¿Sabes cómo matar a una bruja?"
"No."
Jiyong cerró sus ojos e inhaló, y cuando exhaló una nube de humo violeta escapó de su boca.
"Esparces sus cenizas, dejas que las consuma la tierra."
Jiyong se alejó y dio de palmaditas como un niño emocionado por jugar con un juguete nuevo. Algo gruñó en la distancia y cuando Seunghyun miró hacía esa dirección vio como las ramas de los árboles que rodeaban la propiedad de Jiyong se sacudían, cuando los miró por última vez ellos parecían menos verdes, menos vivos.
"Todos nosotros venimos de la Madre..." canturreó Jiyong "y a ella hemos de volver."
Dio un par de pasos hacia atrás y aplaudió nuevamente. De pronto, el jardín entero estaba lleno con el zumbido de montones de abejas y avispas. Seunghyun pensó que lo atacarían, pero ellas inmediatamente se dispersaron y comenzaron su búsqueda de las flores.
''La vida es hermosa, Seunghyun. ¿Por qué quieres saber cómo matarme? ¿Por qué querrías matar a alguien? ¡La vida es un regalo!"
"Tú mataste a mi mejor amigo."
Jiyong río. Otro aplauso. Cientos de maripositas aparecieron de la nada.
"Lo hice, ¿verdad? ¿Y a cuántos mató él?"
"Matamos monstruos."
"No hay tal cosa como monstruos, querido. No matas a una serpiente por comerse a un gorrión, ¿verdad?"
"No."
Jiyong negó con la cabeza y su expresión se oscureció por un momento breve, pero entonces volvió a aplaudir. Seunghyun espero que algo más cobrase vida, que más flores florecieran y arboles crecieran, pero en cambio sintió una extraña corriente recorrer su cuerpo, penetrando y dejando una sensación de pérdida total.
Tristeza. Sintió cientos de años de tristeza.
"Dejare sangre y huesos y oscuridad por venir ‘dijo Jiyong ‘’Y dejare reinos en guerra cuando termine’’
Las palabras sonaron como una canción y un grito al mismo tiempo. Sonaron como olas en búsqueda de una inexistente orilla.
"Dejare torres y muros que no podrán ser derrumbados."
Jiyong se río de nuevo. Rompió el corazón de Seunghyun.
"Sin embargo, no seré yo sino mi madre llorando su hijo."
Seunghyun no entendió.
Pero no pudo hacer que le importara.
~
"¿Sabes cómo matar a una bruja?"
"No."
Jiyong suspiró.
"Tienes que realmente desearlo."
Seunghyun podría hacer eso. Seunghyun podría hacerlo solo si Jiyong lo dejará.
"Mis dioses me aman. La naturaleza me ama. La magia me ama. Pero ellos me odian."
Jiyong se levantó de su silla y caminó hacia uno de los muchos libreros de la habitación. Seunghyun se movió en el piso y miró una jaula en la mesa. No estaba ahí antes.
“Yo también los odio, tanto como ellos a mí. Humanos. Podría arreglarlos si quisiera, la humanidad, pero ellos tomaron todo de mí y lo pusieron en su contra. Podría crear, pero ellos me forzaron a destruir. ’’
Jiyong arrojó el libro a la chimenea. Las llamas que lo tocaron se volvieron negras.
"Eres una buena persona, en el fondo. Incluso podría amarte… Sólo que estoy demasiado cansado."
Pero Seunghyun no era capaz de hacer que le importara.
~
"¡Seunghyun! Ven aquí."
Seunghyun obedeció, más que todo porque no tenía otra opción, pero en realidad lo hizo casi voluntariamente esta vez. Algo estaba claramente mal. Había algo diferente en la forma que Jiyong pronunció su nombre.
Entró en la habitación que había visto un millón de veces. Jiyong estaba en su silla, como siempre, pero no había cerveza de belladona o libros, pero en su lugar había una paloma blanca en la jaula que Seunghyun había notado la noche anterior.
"¿Sabes cómo matar a una bruja?"
Seunghyun estaba preparado para decir ‘‘no’’, por lo cual la palabra que escapó de su boca salió ahogada…
"Sí."
Jiyong sonrió y dejó caer sus párpados.
"Vas a hacerlo. Ahora."
Jiyong agitó su mano y Seunghyun sintió la ira, el dolor, el odio- todo lo que había querido sentir durante esas semanas que había pasado en la casa de Jiyong. Explotó dentro de él y pudo realmente mirar a Jiyong por primera vez. Sentado casualmente en su silla, con sus ojos cerrados y su cara demacrada, el hombre que lo mantuvo prisionero por semanas y que mató a su mejor amigo.
Sintió lastima, también.
Jiyong no peleó. Jiyong no dijo una palabra, no hasta que estuvo atado a un árbol muerto en el patio y enfrentando a Seunghyun, quien estaba a segundos de arrancarle el corazón.
"Lo lamento, por lo que ocurrirá. Simplemente no pude soportarlo más. Tengo que morir."
Pero a Seunghyun no le importó.
~
Jiyong dejó sangre. El granizo que llegó ocho días después de su muerte fue despiadado.
Jiyong dejó huesos. Millones de pájaros cayeron del cielo y se estrellaron contra el suelo.
Jiyong dejó oscuridad. Las nubes sostenían el sol con fuerza y no lo soltaban.
Jiyong dejó guerra. Países que intentaron aprovecharse del caos y pelearon entre sí.
Jiyong dejó muros y torres. En las mentes de las personas, ahora solo había cautela y miedo incontrolable.
Aun así, nunca fue él. Seunghyun no pudo verlo hasta que lo sintió en su alma. La ira de los dioses, un dolor que no era nada en comparación con lo que había sentido cuando su padre, sus abuelos y Youngbae habían muerto. No podía compararlo con lo que sentía ahora cuando las personas a su alrededor morían, sufrían, rezaban a los ángeles por el perdón que nunca llegaría.
Nada podía detener a la Madre cuando estaba de luto por su hijo.
A Seunghyun le importaba ahora.